41

¡Dios santo qué frío! La cubierta de nubes se ha abierto un poco y, por lo menos durante un rato, ha parado la lluvia. El edificio de delante ha sido iluminado por una serie de brillantes focos que relucen desde el suelo y hacen que parezca una maldita catedral gótica o una fortaleza. Aunque ahora lo puedo ver con mayor claridad, sigo sin tener ni idea de su utilidad. ¿Se trata de un centro de cuarentena? Nada de esto tiene sentido. Si nos han traído aquí para matarnos, ¿por qué no lo hacen? ¿Para qué perder todo este tiempo y esfuerzo para tenernos en fila y recoger los cuerpos? Para algunos de los pobres bastardos que están conmigo en la fila una bala en la cabeza sería una liberación. Pero ¿quizá todo esto va precisamente de eso? ¿Quizá lo que quieren es que suframos?

Después de horas de inactividad, ahora hemos dado tres súbitos empujones hacia delante. Esta vez he contado el número de pasos que he dado. Creo que nos hemos movido un centenar de pasos hacia delante. La lógica dice que un número similar de personas acaban de desaparecer en el edificio delante de nosotros.

Otro convoy de camiones recién descargados pasa atronador a nuestro lado. Otros pocos centenares de personas se añaden al final de la cola.

El ruido de los camiones se pierde rápidamente en la distancia pero ahora puedo oír algo más. Puedo oír un avión, y el sonido de sus poderosos motores, muchos kilómetros por encima de nosotros, hace que me dé cuenta de qué silencioso se ha vuelto el resto del mundo. El avión se mueve a una velocidad increíble. Debe ser un caza o algo por el estilo. Estoy atento a no hacer ningún movimiento repentino para levantar la vista al cielo, pero no puedo evitarlo. Manteniendo la cabeza tan quieta como me es posible y sólo moviendo los ojos, escruto los cielos. Y lo veo. Un borrón de metal oscuro que corre a una velocidad fenomenal, cruzando el horizonte de derecha a izquierda. Incluso algunos de los soldados se han distraído mirándolo.

Ahora hay un segundo ruido. Un rugido apagado que puedo sentir a través del suelo, bajo mis pies. Este ruido viene de una dirección diferente. Parece girar y cambiar con el viento antes de volverse más fuerte y definido. Procede de nuestra espalda. Miro y veo que un solo rayo de luz corta a través de la oscuridad kilómetros por encima de nuestras cabezas, volando hacia el caza en la distancia. ¿Se trata de otro caza? ¿Un misil?

Sólo dura unos segundos pero el momento parece eterno. Veo cómo la luz blanca en el cielo se aproxima al caza y se precipita sobre él, derribándolo con una precisión increíble. Durante un segundo una gran bola de fuego que se expande con llamas naranjas queda colgada en el cielo cárdeno. Todo ello ya ha desaparecido cuando nos llega el rugido atronador de la explosión.

Avanzamos de nuevo.

Estoy unos cuantos metros más cerca del edificio pero, por una vez, lo que me está esperando allí no es lo que ocupa mi pensamiento. Intento explicarme lo que acabo de ver. Sin tener en cuenta quién volaba en el avión y quién lanzó el misil, se trataba de un ataque consciente y decidido, y esto finalmente me da un pequeño rayo de esperanza. Alguien, en algún sitio, sigue combatiendo.


Загрузка...