XIV. LOS «XENDRAS» Y EL «CONSEJO DE LOS 24 MAYORES»

– Entrar en un «xendra» es como penetrar en un «pasillo» donde lo único que puedes apreciar es luz…

»Eso fue lo que vi y eso fue lo que todos vimos durante aquellas semanas de julio.

Interrogué al resto del grupo que acompañaba a Sixto Paz en nuestra conversación y todos respaldaron las palabras del joven.

Pero, ¿qué demonios eran un «xendra»?

Uno de los peruanos me extendió una revista argentina -creo que 2.001- y me señaló una fotografía. En ella se veía un paisaje montañoso, y en la falda de una de las colinas, una mancha blanquecina en forma de semicírculo.

– Esto es un «xendra» -comentó-. En una ocasión fue fotografiado en Argentina, pero nadie supo de qué se trataba. Nosotros, al verlo ahora, lo hemos identificado al momento. El fotógrafo -no sabemos cómo- se encontraba muy cerca de este «xendra» y disparó su máquina, al parecer pensando que se trataba de un ovni.

– Pero quizá tú preguntas qué entienden los seres del espacio por un «xendra». Cuando nosotros solicitamos una respuesta concreta, los «guías» nos respondieron: «Los "xendras" pueden considerarse como orificios interdimensionales creados en forma artificial y que obedecen a mecanismos de acción vibratoria.»

»En otras palabras -prosiguió Sixto-, algo así como una proyección luminosa, generalmente provocada por una o varias naves que permanecen a poca distancia del lugar, y que permite el «traslado» -por emplear una palabra comparativa- de nuestra imagen a cualquier otro lugar.

Quedé pensativo, tratando de imaginar uno de aquellos «orificios interdimensionales». Pero, sinceramente, no pude sostener la imagen por mucho tiempo. Y pregunté más confundido que antes:

– Pero, ¿cómo pueden…?

– Para ellos resulta sencillo. No podemos olvidar que su tecnología va miles de años por delante de la nuestra. Además, y debido a su alto nivel mental, estos seres gozan también desde que nacen de un sexto sentido que les permite, entre otras cosas, separar con absoluta normalidad su «cuerpo vital» -formado por ondas electromagnéticas- del llamado cuerpo físico visible.

»Para ellos, por tanto, no resulta penoso proyectar sus imágenes o las de otros cuerpos o seres allí donde lo deseen.

– Para estas operaciones -señaló otro de los miembros del «IPRI»- suelen dedicar unas naves muy concretas y que creo ya te hemos detallado en otra ocasión. Me refiero a las astronaves con forma de «salchicha» y que pueden posarse en tierra sin necesidad de soporte alguno.

Me volví hacia Sixto Paz y le rogué continuara su relato inicial. Aquel en el que -por primera vez- un miembro del «IPRI» lograba penetrar en un «xendra».

– …Fue emocionante -afirmó Sixto-. Todo el miedo y la sorpresa que me habían llenado durante segundos desaparecieron en el mismo instante en que -siempre en compañía de mi «guía»- me adentré en aquel largo y cegador pasillo luminoso. Y mi miedo se transformó en una sensación de descanso y felicidad. Fue como cambiar el desasosiego y el terror por la paz, por la calma.

»Dentro del «xendra» no había nada. Sólo luz. Una luminosidad blanca constante que me confundió.

«Interrogué a «Oxalc», y éste contestó:

»-El «paso al xendra» responde a varios objetivos. En ellos recibiréis una enseñanza superior, en relación con la misión. En otros momentos se os abrirá el camino de las naves o de planetas que interesa conozcáis.

»Y así fue. Durante las cuatro semanas de julio, un total de 12 personas del grupo fuimos adiestrados en el «paso de los xendras». Y nos familiarizamos con las imágenes de algunos de los «guías» y pudimos «pasar» en proyección a sus naves e, incluso, cuatro de nosotros fuimos proyectados a dos de sus mundos: «Apu» y «Ganimedes».

Aquellas afirmaciones de Sixto Paz se presentaban en mi mente tan apasionantes como fantásticas. Pero, a pesar de mis graves dudas, decidí continuar. Y el grupo prosiguió:

– …Juan Acervo, Alejandro Oré Tippe, David Rodríguez Reaño, Marina Torres, Guillermo Duffo, Rosita Paz, Eduardo Elias, Enrique Betancurt, Oscar González, Adolfo Perret y Carlos y Sixto Paz Wells pudieron conocer así, mediante el «paso a los xendras», el interior de sus discos, y en el caso concreto de Acervo y los hermanos Paz Wells los mundos, las ciudades, las sociedades y la forma de vivir de los habitantes de «Ganimedes» y «Apu».

– Al principio -continuó Sixto Paz- fuimos adiestrados unos pocos. Y éstos condujeron al resto al interior de cada uno de los «xendras» que los «guías» habían especificado. Porque no todos los «xendras» son iguales… Los que utilizan para el «paso» a las naves difieren de los empleados en la «proyección» a los planetas. A estos últimos los denominan «xendra IV» y los definen como «un paso intergaláctico no dimensional específico, según ajuste de referencias de estructuras fisiológicas positivas».

»No nos preguntes su significado porque nosotros tampoco alcanzamos a interpretarlo. Nos hemos limitado a darte la definición que ellos mismos nos han proporcionado.

– ¿Y han seguido produciéndose nuevos «pasos a xendras»?

– Sí, aunque ahora ya no tienen el mismo carácter de prueba. Ahora los emplean para una ampliación de nuestros conocimientos, así como para la revisión de la marcha de la «Misión RAMA».

– Hubo una ocasión -señaló otro de los miembros del grupo- en la que llegamos a contemplar hasta tres «xendras» juntos. ¡Fue hermoso!

– Por cierto, y ahora que recuerdo, ¿qué ocurrió aquel primer sábado de julio con el resto del grupo que no entró en el «xendra»?

– Una vez en el interior -continuó nuevamente Sixto- y después de sostener una conversación telepática con mi «guía», éste me indicó que iba a asistir a algo importante. Y sin saber cómo, me vi en otro lugar que no era el «pasillo» luminoso del «xendra». Era también un lugar muy iluminado en el que había 24 seres. Pero, ¡oh Dios!, no eran seres como «Oxalc» o como los hombres…

»Eran los «24 Mayores o Mentores», según supe por «Oxalc». Aquellos 24 seres, muy distintos entre sí, estaban sentados a lo largo de una especie de mesa. Eran los 24 ancianos o sabios, por llamarlos en un lenguaje terrestre, que dirigen en la actualidad la «Confederación de Planetas de la Galaxia». Ellos habían sido designados para velar, dirigir y planificar el desarrollo de los planetas que se mueven en este rincón del Universo. Su grado de perfección y sabiduría es tal que han sido elegidos por la totalidad de los millones de mundos para dicho cometido.

»Y entre aquellos 24 Mayores o Mentores había uno -según supe después- que forma parte de la «colonia» existente en «Ganimedes».

»Pero sus formas eran muy distintas a las de nuestros «guías». Creo que de no haber sido por la total y misteriosa bondad que irradiaban me habría desmayado. No eran formas humanas…

»Los «guías» nos han explicado muchas veces que la vida no es igual en el Cosmos. Nosotros estamos apoyados en unos sistemas concretos y que nuestros científicos han calificado acertadamente como el sistema de la proteína del agua. Pero otros miles y millones de seres igualmente inteligentes no son así. Y yo pude verlo en aquel «Consejo» de los llamados «24 Mayores o Mentores».

»Y al regresar a Lima todos reflexionamos sobre la sabiduría y prudencia de quienes habían programado la «Misión RAMA», puesto que los «guías» designados para tal cometido eran de formas similares a las nuestras. Quizá no hubiera sido posible si los extraterrestres asignados para rescatar a la raza humana hubieran dispuesto de esquemas físicos diferentes al nuestro…

»Pero había algo más en aquella «visión» del «Consejo de los 24 Mayores». Y me llamó tanto la atención que pregunté su significado. En mitad del «Consejo» pude ver una canastilla de flores sencillas y hermosas. Flores que yo nunca había visto antes, pero que me emocionaron por su belleza. Y mi «guía» respondió:

»-Ésa es la representación de lo que ustedes denominan Dios, y que nosotros, en la Galaxia, llamamos «Profundo».

«Aquella canastilla repleta de flores y que se encontraba situada en mitad del «Consejo de los 24 Mayores o Mentores» de la Galaxia era la representación que hacen los seres del espacio de Dios o el «Profundo», como ellos lo designan.

»-Pero, ¿por qué?, pregunté de nuevo. ¿Por qué representan a Dios con una canastilla de flores?

»-Porque Dios -tal y como ustedes lo llaman:- es la sencillez, el amor y la belleza. ¿Y dónde mejor representado todo ello que en la Naturaleza? El «Profundo» es un Dios de amor. Un Dios que lo llena todo porque todo en el Universo fue creado por Él.

«Cuando algún tiempo después -no sabría cuánto- me vi de nuevo en el desierto, cuando comprendí que la prueba había concluido, me sentí como un niño. Y mi espíritu, tampoco sé por qué, estaba lleno de dicha y de paz. En aquel instante, el grupo se acercó a mí y comenzó a interrogarme…

»Todos deseaban saber qué había sucedido. Por qué había desaparecido de pronto y por qué se había esfumado igualmente aquella «burbuja» luminosa.

»Pero cada uno iba a vivir por sí mismo lo que yo acababa de conocer a través del «xendra».

Mientras observaba detenidamente la fotografía que uno de los miembros del grupo me había facilitado al comienzo de nuestra charla, recordé algo que meses antes -en otro de mis viajes por el sur de España- había escuchado de labios de Osuna:

– …Y aquella noche, en uno de los cortijos próximos al pueblo de Rodana, los perros de la finca comenzaron a ladrar desesperadamente. Cuando llegaron los amos al lugar descubrieron aterrados una especie de «rectángulo» de luz que se levantaba inmóvil sobre el suelo.

Y antes de que se me fuera de la mente, comenté este hecho con los miembros del «IPRI».

– A veces -respondieron-, según nos han comunicado, las naves efectúan pruebas de proyección en lugares apartados. Y puede que algunas personas hayan podido descubrir dichos «xendras». Éste fue el caso, por ejemplo, de la fotografía que tienes en las manos.

– Pero regresemos a vuestras «conversaciones telepáticas» en el interior de dichos «xendras». ¿Sobre qué trataron?

– No podríamos resumírtelas en una tarde, ni en un día, ni siquiera en un mes. Porque fueron cientos de preguntas. Sin embargo, sí hubo una que todos -y de forma individual- planteamos a nuestros «guías». Una pregunta que, en el fondo, todos nos la hemos hecho alguna vez a nosotros mismos. Y que quizá por eso te interese por encima de todas las demás.

– ¿Y cuál es esa pregunta?

– Todos, en algún momento, quisimos saber qué era y qué significaba Dios para los extraterrestres…

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