I. LA NOTICIA

A finales del mes de agosto de 1974 una noticia procedente del Perú causó asombro entre todos aquellos que, de alguna manera, se interesan por la vida en el Universo.

He aquí el escueto texto, difundido por la Agencia de noticias:

«Lima (Efe). – Cinco miembros del Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias han establecido contacto con un ovni procedente de «Ganimedes», el mayor de los satélites naturales de Júpiter, reveló ayer a Efe el presidente de dicha Institución, Carlos Paz García.

»Los integrantes del "IPRI" partieron el lunes de la semana pasada hacia Marcahuasi, altiplanicie situada a unos 90 km de Lima y a una altura de 4200 m, permaneciendo allí hasta el jueves, 22 de agosto, trayendo importante material de grabación y fotografías, aseguró Paz García. Material que está siendo analizado actualmente por miembros del "IPRI".

»Paz García señaló que el grupo indicado viene estando en contacto con los extraterrestres desde hace ocho meses.»

La noticia, como digo, dejó perplejos a muchos. Otros, como es habitual en estos casos de avistamientos de ovnis, se encogieron de hombros o se limitaron a sonreír burlonamente…

Sin embargo, en el fondo de los corazones, yo apostaría a que casi la totalidad de los que entonces acertaron a leer la noticia se plantearon siquiera fugazmente la posibilidad de que «aquello» fuera realidad.

Desde hace muy pocos años los casos de avistamientos y aterrizajes de ovnis se repiten a miles por el mundo. Nuestro propio país ha sido y sigue siendo constante escenario de estas apariciones. Pero ahora, la noticia procedente de Perú venía a romper todos los esquemas que sobre el tema ovni se habían trenzado en las revistas y libros especializados. «¿Extraterrestres en contacto directo con un grupo de personas concretas?»

En realidad, sólo había una forma de despejar tan formidable incógnita.

Así que, a las pocas horas de extenderse la noticia por el mundo, LA GACETA DEL NORTE -periódico al que pertenezco- decidió enviarme a Perú.

El objetivo era uno y concreto: investigar y recoger una información de primera mano. Directa. Exhaustiva.

Por fortuna, los periódicos españoles van adoptando frente al tema de la vida en el universo una postura cada día más seria y consciente. Los medios de difusión, en definitiva, han comprendido que la vida es una realidad casi monótona en el cosmos.

Pues bien, a lo largo de dos semanas, recogí para los lectores de mi periódico las opiniones, experiencias y escalofriantes afirmaciones del grupo de peruanos que afirma estar en contacto telepático con seres de mundos como «Apu», «Orion», «Atlas», «Ganimedes», «Calisto», etc.

Una treintena de miembros del «IPRI» fue narrándome, paso a paso, la sensacional aventura.

Ante mi asombro, estos estudiosos de la Exobiología -desde ingenieros a universitarios, amas de casa o simples funcionarios públicos- expusieron el porqué de su contacto con extraterrestres. Porque la comunicación -según ellos- no tiene nada de casual. Obedece, sencillamente, a una misión programada desde hace 100 años y que los mismos extraterrestres han denominado «Misión RAMA».

Pero, ¿quiénes son estos seres del espacio? ¿Cuál es su origen, cuál su nivel mental y físico? ¿Qué es y qué representa lo que los miembros del «IPRI» denominan «Confederación de Planetas de la Galaxia»? ¿Qué han revelado a los distintos grupos que -así dicen- se mueven ya en todo el mundo y que, al igual que el del Perú, están en comunicación con los seres del espacio? ¿Qué es la «Misión RAMA»? ¿Cómo son sus mundos y cómo sus ciudades, su sociedad y su concepto de Dios…?

Todas estas preguntas y otras muchas me fueron contestadas con amplitud por los miembros del «IPRI». Y puedo asegurarles que las respuestas -recogidas en dos semanas de grabaciones magnetofónicas- fueron sobrecogedoras.

Tras ocho meses de contacto telepático con los seres del espacio -ratificado, según me concretaron los miembros del «IPRI», con decenas de pruebas físicas y ante numerosos testigos-, los peruanos me resumieron así su increíble experiencia:

«UNA FORMIDABLE CATÁSTROFE ASOLARÁ LA TIERRA MUY PRONTO. ELLOS LO SABEN Y TIENEN PRISA POR AYUDARNOS…»

Como ya afirmé cuando tracé una síntesis de esta desconcertante noticia, sé que muchas personas se extrañarán e, incluso, se escandalizarán al leer las afirmaciones de los miembros del «Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias». Sé que lo que aquí se diga no tocará fondo en aquellos que sólo saben mirar hacia sí mismos, sin comprender que la grandeza del hombre está, precisamente, en su capacidad de elevación hacia el cosmos. Es decir, hacia ese Dios o Amor que llena todos y cada uno de los átomos del universo. Un Dios o «Profundo» -cpmo lo llaman los extraterrestres- del que precisamente procedemos todos.

Pero no adelantemos acontecimientos.

Pocas horas después de que la noticia se propagase por España, me encontraba ya volando sobre el Atlántico, rumbo a Lima.

Y es curioso. Las dudas -no me cansaré de repetirlo- iban ganando terreno en mi mente.

Le daba vueltas y vueltas a la noticia…

«…Seres de otros mundos están en contacto con varios miembros del "IPRI" desde hace meses.»

¡Y esta comunicación tiene lugar mediante un proceso telepático! No acertaba a comprender. Y las interrogantes se sucedían en mi cerebro, cargando de nubarrones mi ya incierta fe en aquellos extraterrestres.

«¿Quiénes eran en realidad estos seres del espacio? -me repetía una y otra vez-. ¿Qué querían? ¿Por qué habían elegido Perú para estas comunicaciones? ¿Qué podía haber de cierto en todo aquello?»

Recordé mientras viajaba hacia el continente sudamericano que, en anteriores reportajes a lo largo del país -y en unión de mi gran compañero de venturas y desventuras, Fernando Múgica-, siempre habíamos tropezado con casos muy parecidos entre sí: testigos de todas las edades y niveles culturales y profesionales que en las más diversas circunstancias habían observado e incluso fueron «perseguidos» por ovnis o extrañas naves… Pero todo quedaba siempre en eso, en el formidable susto y en la visión de los aparatos o -con mucha suerte- de algunos de sus tripulantes.

Sin embargo, ahora, todo resultaba distinto.

«Seres de otros mundos -repiqueteaba la noticia en mi cabeza- están en contacto con varios miembros del "IPRI"…»

Y no sé bien por qué se cruzaron en mi mente algunas de las palabras de don Manuel Osuna, el gran ufólogo sevillano:

«…Es posible -nos había dicho- que sólo se trate de una hipótesis, pero creo que esta nueva casuística de los ovnis, con sus descaradas y repetidas apariciones, obedece a algo más que a un azar. Creo que está llegando el momento del primer y masivo contacto con los tripulantes de esas naves de otros mundos.

»La gente está tomando conciencia de que la vida no es un lujo de la Naturaleza, que tienen que existir millones y millones de astros habitados en la inmensidad del firmamento…»

No obstante, como digo, mis dudas crecieron y crecieron.

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