Capítulo 27

PARQUE NACIONAL CAPÍTOL REEF, UTAH. 44 horas tras la modificación.

El Parque Nacional Capitol Reef se encontraba al norte del Monument Valley, en el centro de las Rocosas. En aquella época del año estaba completamente desierto. De hecho, en pocas semanas, las puertas se cerrarían ante la llegada de las nieves del invierno. La falta de gente y la soledad del lugar eran los dos motivos por los que Turcotte lo había escogido como punto de encuentro. Aquel punto ponía una separación bastante grande entre ellos y Dulce.

Pasó por delante de la oficina del responsable del parque nacional y prosiguió el camino. En el primer lugar de acampada distinguió una camioneta. Kelly estaba fuera, con un arma paralizante en la mano vigilando la furgoneta. Se relajó al verlo bajar. Al final de la zona de acampada había un camino de hormigón que bordeaba la parte superior de un precipicio. Proporcionaba una bonita vista panorámica de las montañas circundantes, o lo habría hecho si el sol hubiera salido ya.

– ¡Qué alegría verte! -exclamó Kelly.

– ¿Qué tal están todos? -preguntó Turcotte estirando los brazos.

– Johnny está seminconsciente. Cuando está consciente tiene delirios. No sé qué le hizo esa gente, pero no fue nada bueno. Von Seeckt está durmiendo ahí dentro. Nabinger examina las fotografías del hangar de la nave nodriza.

– ¿Ha conseguido algo? -preguntó Turcotte.

– ¿Y tú qué tal? -preguntó Kelly como respuesta-.

¿Qué ocurrió? ¿Qué había en el subnivel uno?

– Realmente no lo sé -respondió Turcotte con sinceridad y de forma vaga. Fue a la puerta lateral y entró, seguido por Kelly.

– ¿Qué ha conseguido? -preguntó al arqueólogo.

– Será mejor despertar a Von Seeckt -repuso Nabinger-. Querrá oír esto.

Von Seeckt necesitó varios minutos para despertar del todo, luego todos se arremolinaron alrededor del profesor Nabinger, que sostenía una libreta repleta de señales escritas en lápiz.

– Lo primero que tienen que tener en cuenta es que mis conocimientos sobre la runa superior son muy rudimentarios. Tengo un vocabulario muy pequeño sobre el que trabajar y, además, aquí hay símbolos que, aunque creo que significan lo mismo que otros símbolos semejantes procedentes de otras fuentes, presentan algunas diferencias en su modo de marcación. El otro problema es que los símbolos que representan lo que llamamos verbos son muy difíciles de adivinar a causa de las variaciones de tiempo verbal, lo cual modifica el símbolo básico.

»Además del simple descifrado de los símbolos y lo que las palabras pueden significar -prosiguió Nabinger-, el trabajo con escrituras ideográficas plantea un problema adicional. Los antiguos egipcios llamaban a los jeroglíficos medu metcher, que significa "palabras de los dioses". La misma palabra jeroglífico, que es de origen griego, se refiere especialmente a las pinturas en los templos. A nosotros, hoy en día, nos resulta difícil comprender un idioma que fue desarrollado para explicar hechos religiosos y míticos…

– Espere un segundo. -Turcotte estaba cansado y había tenido una noche muy larga-. Ahora está hablando de jeroglíficos. Céntrese en la runa superior y lo que dicen.

Nabinger también estaba cansado.

– Explico todo esto para que podáis situar las traducciones en el contexto adecuado. Sería erróneo por nuestra parte imponer nuestra propia cultura e ideas a algo que fue escrito por una cultura con unos valores y unas ideas totalmente distintas. -Señaló las fotografías-. Y en este caso se trata de algo que parece corresponder a una cultura alienígena. No sabemos si su percepción de la realidad es la misma que la nuestra.

– Estamos volando en sus naves -apuntó Turcotte-. No podemos estar tan lejos. -Pensó en la pirámide y en aquel resplandor dorado y mentalmente reconsideró su última afirmación.

– Pero no es sólo esto -agregó Kelly-. ¿No nos dijo antes que la runa superior fue, al parecer, la precursora de todos los lenguajes escritos de la humanidad y probablemente sirvió de punto de inicio de ellos? Por lo tanto, si las raíces son comunes, tenemos que ser capaces de entenderlo mejor que si fueran totalmente alienígenas.

– Sí, sí -convino Nabinger-. Pero se trata sólo de una raíz común para que yo pueda descifrar algo de este texto. Esto es…

– Profesor, es tarde -dijo Turcotte, poniendo una mano en el hombro de Nabinger-. Todos necesitamos dormir. Pero antes de hacerlo hemos de decidir cuál será nuestro próximo paso. Para hacerlo hemos de conocer lo que usted tiene, tan bien como usted haya sido capaz de obtenerlo.

– De acuerdo -asintió Nabinger-. En la caverna había dos piedras principales. Son las dos en las que me he centrado hasta el momento. Hay otras que estudiaré mañana. Esto es lo que tengo. Observen que he escrito signos de interrogación junto a ciertas palabras. Eso significa que no estoy totalmente seguro de…

– ¡Limítese a mostrárnoslo! -dijo Turcotte.

Nabinger mostró la primera página y la colocó bajo una lámpara de poca luz. Leyó:

«El jefe,(?), nave/barco negativo,(?), volar; motor/potencia,(?), peligroso; todas las señales negativas/malas,(?) y tiene que ser; negativo/paradas,(?); ha de ser pronto.»

– Esto tiene que hacer referencia a la nave nodriza -dijo Von Seeckt-. La palabra «negativo» con el signo de interrogación de la primera línea… ¿no sabe con seguridad qué significa esa palabra?

– Es un verbo -dijo Nabinger-. Podría ser «no puede», «no debe» o «no podrá».

– Eso no es muy importante -apuntó Turcotte-. Quiero decir, ¿qué pasa si esa maldita cosa se rompe? ¿No se podría decir «no podrá»? ¿Y si los alienígenas se quedaron y su triple plan A no contemplaba la Tierra? Tal vez por eso esa cosa no debería ponerse en marcha.

Kelly puso una mano en el hombro de Turcotte.

– ¿Lo ves? Has dicho «no debería».

– Difícil, ¿verdad? -dijo Nabinger.

– Sí -admitió Turcotte, rascándose la barba de tres días que llevaba-. Ya lo veo. De acuerdo, continúe.

«Los demás,(a)??? no quieren estar; salir antes de llegada,(b)???,(c)???; se mantiene firme; no contaminación/interferencia,(?) con,(palabra igual a humanos); hay que permitir el curso natural.»

– ¿Alguna idea de lo que iba a llegar? -preguntó Kelly. Todavía tenía la mano en el hombro de Turcotte.

– Es un símbolo especial. Uno que no había visto antes -dijo Nabinger-. Por el conjunto básico del símbolo diría que representa un nombre propio: un nombre concreto. He asignado a cada símbolo no identificado una letra distinta, que he colocado delante de los signos de interrogación, para mostrar que no se trata de la misma palabra. Como verán en la próxima página, uno de los símbolos de nombre se repite.

– Así que decidieron dejarnos solos -dijo Kelly.

– Pero evidentemente eso no ocurrió -dijo Von Seeckt-. La bomba tuvo que entrar en la pirámide de algún modo.

– Sí -corroboró Nabinger-. Y también la runa superior tuvo que dispersarse por el planeta. De alguna forma los hombres captaron algo de aquello. Probablemente porque no funcionó del modo en que lo habían planificado. Por lo visto, no todos estuvieron de acuerdo en quedarse en la Tierra. -Nabinger pasó la última página, y luego leyó:

«Decisión tomada en reunión,(c) ¿???; se prepara para implementar; desacuerdo; batalla; otros,(d)??? vuelan y huyen; cambio ha llegado; ha terminado; deber es,(e)????».

– ¿Así que lucharon entre ellos? -sugirió Kelly.

– Eso parece -dijo Nabinger.

– Y al final cumplieron su deber -dijo Turcotte.

– Pero no del todo -corrigió Von Seeckt -. Todavía hoy nos enfrentamos a las repercusiones.

– Tal vez sea una pregunta idiota -dijo Turcotte-. Pero, ¿por qué la gente que construyó la nave nodriza dejó sus mensajes en tablas de piedra?

– Porque quien fuera que fue abandonado aquí sólo tenía eso para trabajar.

– Esto es fabuloso -dijo Kelly-. Más fabuloso incluso que lo que hay en el Área 51. Esto significa que la historia no es la que pensamos que fue. Vaya, la evolución no es lo que pensamos. ¿Sabéis cómo puede afectar esto a la gente? ¿Y la religión? Y…

– No. -Von Seeckt no estaba de acuerdo-. Esto no es más fabuloso que lo que está ocurriendo en el Área 51. Ese es el problema principal. Porque en tres días intentarán hacer volar la nave nodriza, y la advertencia de la gente que abandonó la nave nodriza es que no hay que hacerlo. Tenemos que pararlo.

– Tengo otra pregunta tonta -dijo Turcotte. Los otros tres esperaron-. ¿Por qué Gullick tiene esa maldita prisa por volar la nave nodriza? Esto es lo que me intriga desde el principio.

– No lo sé -admitió Von Seeckt-. También me preocupó desde que se le ocurrió la idea de la cuenta atrás para hacerla volar. Era ridículo. Quería hacerla volar incluso antes de efectuar una serie de pruebas básicas en ella.

Turcotte notó un martilleo en el lado derecho de la cabeza.

– Hay algo que no funciona bien en todo esto.

– Desde que estuvieron en Dulce a principios de este año -dijo Von Seeckt-, todo cambió.

Turcotte pensó en la pirámide, en las cubas, en el resplandor dorado, en la pequeña esfera que destruyó el helicóptero en el que viajaba en Nebraska. Demasiadas piezas que no encajaban. La única cosa que tenía por cierta era que todo aquello lo sobrepasaba.

– Primero durmamos un poco -sugirió Turcotte-. Todos estamos cansados y después de unas horas de descanso podremos pensar mejor. Decidiremos qué hacer por la mañana. Todavía tenemos cuarenta y ocho horas.

Загрузка...