CAPITULO OCHO

LOS POLICÍAS VEN LO QUE OTROS NO. Caminaron a través de lo peor de lo peor, y Eve sabía que el equipo que se había reunido podría caminar sin pestañear.

Y todavía nadie hablaba. Le parecía que nadie respiraba mientras el video se reproducía en la pantalla.

Vio, desde donde estaba parada, que Jamie bajaba la vista, vio temblar su cuerpo. Y vio a Peabody tomar su mano. Sus nudillos se pusieron blancos -y debía haber enterrado los huesos de Peabody uno con otro-, pero ella no se inmutó.

Y con esa conexión, el muchacho levantó la mirada y observó de nuevo el resto de la pesadilla de su amiga muerta pasar.

Él sería un buen policía, pensó. Dios le ayudara, sería un buen policía.

Incluso cuando la pantalla quedó en blanco, y se silenció la música viciosa, nadie habló. Eve dio un paso al frente de la sala.

– Va a pagarlo-. Su tono era de furia helada, lo necesitaba, lo necesitaban. -Voy a decir esto en primer lugar, y quiero que todos en esta sala lo crean. Para que lo sepan en sus entrañas. Él va a pagar por Deena MacMasters.

– Ella tenía dieciséis años. Le gustaba la música. Era tímida, le iba bien en la escuela y tenía un círculo pequeño, cómodo de amigos. Tenía ideales, esperanzas, y quería ayudar a hacer una diferencia. Ella era virgen, y eso le fue robado con saña. Le robaron su vida, sus esperanzas e ideales con saña. Antes él la obligó a decirle al padre que amaba que él era el culpable, que lo odiaba por ello. A partir de ahora no hay ninguna razón para que el padre lo sepa, para que vea lo que hemos visto. El contenido de este disco no debe ser discutido más allá de los miembros de este equipo hasta que se indique lo contrario. -¿Preguntas?-

Sin embargo la sala quedó en silencio.

– Feeney, usted y su e- equipo analizará el disco y seguirán trabajando en juntar las piezas del disco duro de nuevo. Quiero que desentierren los archivos, correos electrónicos, notas, todo lo que la víctima puso en la unidad D y C en abril. Cualquier búsqueda que hizo, todo lo que hizo en la época en que conoció al UNSUB. Es posible que desde entonces lo haya eliminado, o puesto todos los datos relativos a la reunión en algún archivo críptico. Sabemos que el asesino no encontró nada, así que nada ha sido eliminado. Tal vez vamos a ser más afortunados. -

Cogió su café. -Baxter, tú y Trueheart repitan el escrutinio en la zona. Es probable que el asesino estuviera cerca de la casa, el barrio, antes del sábado, incluso antes de los primeros meses. Encuentren a alguien que vio a un chico bien parecido que podría pasar por uno de diecinueve años en esa cuadra, frecuentando un cyber café local, un 24/7. Tengo una lista de los lugares favoritos de la víctima. Échale un vistazo. -

– Sí, señor.-

– Estoy trabajando en los casos de MacMasters, tienen unos pocos posibles. No suena para mí, pero vamos a verlo de todos modos. Cuando haya terminado el escrutinio, vas a meterte allí. -

Cogió un archivo adjunto con el disco y se lo entregó a él. -Te voy a buscar ayuda en eso-.

– ¿Por qué no vamos empezando a trabajar en ello, Teniente. Podemos tocar a cualquiera que tenga algo de espacio para ello. -

– Muy bien. Lo dejo para ustedes. Mientras tanto, Peabody yo vamos a sondear la zona del parque donde la víctima dijo haber conocido al asesino. Después de lo cual, nos encontraremos con MacMasters aquí y tratamos de afinar la búsqueda para volver a sus casos.

– Conexiones-, dijo. -Las conexiones entre MacMasters y el asesino, el asesino y Deena, el asesino y un testigo, perpetrador, víctima, sospechoso, o persona de interés en los archivos de MacMasters. Si el asesino no está ahí, alguien que importa o que le importaba a él está. Nosotros debemos encontrar la conexión. -

– Si es el asesino,- dijo Baxter, -debería ser bastante fácil estrecharlo por su edad. Incluso si él tiene una cara de niño, tiene que tener menos de veintiséis o veintisiete -para pasar por uno de diecinueve años. Podría ser alguien que tuvo algunos problemas difíciles por ilegales-.

Jamie negó con la cabeza. -Simplemente no encaja. Si hubiera estado en cualquier basura, o fuera un usuario real, ella lo hubiera sabido y rechazado. Ella sabía qué buscar allí. Nunca saldría con una cabeza química. -

– Estoy de acuerdo con eso.- Eve asintió con la cabeza a Jamie. -Sumado a ello, alguien que hizo el disco duro no va a pasar por uno de diecinueve -especialmente con la hija de un policía. Sin embargo, lo comprobamos. No descartamos nada ni a nadie. -

Hizo una pausa, y luego apretó el siguiente botón. -Jamie, creo que lo has visto o reunido con él.-

– ¿Qué? ¿Por qué? ¿Dónde? -

– Tú conoces a Darian Powders.-

– Dar, seguro.- Su rostro perplejo pasó directamente al choque. -¿No creerás que Darian-

– Está limpio-, dijo Eve rápidamente, -pero creo que es una de las conexiones. Su identificación fue robada, seguramente durante una fiesta en su suite dormitorio en la víspera de Año Nuevo. Tú estuviste allí. -

– Yo… sí. La fiesta rock de Dar y Coby. Conozco a los dos, fui a clases con ellos un tiempo. Tuvieron una fiesta importante para la víspera. -Su rostro se endureció, y le pareció a Eve que las manchas de insomnio debajo de sus ojos se oscurecieron. -¿Él estaba allí? ¿Estás diciendo que el tipo que mató a Deena estaba allí? -

– El tiempo suficiente, si no me equivoco, para robar la identificación de Powders.-

– Pero Deena conocía a Dar -bueno, casi. Lo suficiente como para reconocerlo. Si este hombre utilizó su identificación y ella la vio… la clonó, -dijo con disgusto. -Si es bueno y tiene acceso al equipo y los programas adecuados, podría haber clonado el ID, ajustado lo suficiente, para poner su propia foto y sus datos.-

– Las huellas básicas tendrían que coordinar-. McNab frunció el ceño ante eso.-Para clonar y falsificar, tendrías que mantener los ajustes al mínimo.-

– La misma escuela, el mismo cumpleaños-, continuó Eve. -Probablemente la misma altura y la misma contextura dentro de lo razonable. Él tiene que conocer el campus, la rutina, tal vez iba allí, o trabajó allí. La conexión de Columbia era una buena táctica para ganarse la confianza de Deena. Vas allí, Jamie, él lo estaba planeando, y él conoce un poco a Darian. Su nombre de todos modos. Él necesitaba una identificación para mostrarla cuando estaba con ella, ir a los videos o clubes. Tienes que pensar, ponerlo en tu cabeza y empezar a pensar en la fiesta. Antes de la fiesta, después. Ver si puedes recordar a alguien que andaba alrededor, en la periferia, mezclado, pero sin hacer mucha socialización. Él no quiere hacerse notar, no quiere dejar una buena impresión. -

– Fue un atasco. No conocía a la mitad de la gente que estaba allí. Yo-

– Él no se habría quedado mucho tiempo, -pero apuesto que lo suficiente para ver, para ver si llevaste a Deena. Esto era el negocio para él. No era diversión, fue un propósito-.

– Voy a tratar. Bueno, voy a tratar-.

– Él habría estado en otros lugares a donde ibas. Un club, la biblioteca, un cybercafé, un restaurante. Tus ojos pasarían directamente sobre él. Él es sólo uno de la multitud. Piensa en cualquier momento que estuviste con Deena entre enero y abril. Deja que hierva a fuego lento en tu cabeza, y quiero saber si se te ocurre algo. No importa qué tan pequeño o vago sea. -

– Está bien.-

– Trata de llegar a el-, ordenó Eve.

Cuando la sala aclaró, Whitney se acercó a Eve. -A menos que haya objeciones me gustaría estar cuando hablas con MacMasters-.

– No, señor, nada que objetar. -

– Nos encontraremos de nuevo aquí entonces. Mientras tanto, déme una asignación. -

– ¿Señor?-

– Todavía soy un policía. Todavía sé cómo hacer una carrera.- Dijo él, entonces pareció sujetarse. Hizo un gesto apartando las palabras y habló con más calma. -Yo puedo hacer trabajo de campo, tocar puertas, correr probabilidades, perseguir una pista. Usted es la primaria, Teniente. Déme una asignación. -

– Ah…- La yuxtaposición la descolocó. Whitney daba las órdenes. Pero había dejado lo suficientemente claro que necesitaba hacer más que eso. Tenía que participar. -Tengo una pequeña lista de posibles, obtenida del archivo de las amenazas de MacMasters. Para ser honesto, señor, no creo que vayamos a golpear ahí. -

– Pero tiene que ser objeto de seguimiento. Me lo llevo. -

– La mayoría, si no todos se pueden hacer desde el escritorio. Si alguno de ellos hace pop, entonces-

– Yo me acuerdo cómo se hace. Voy a encontrar algún lugar cercano para trabajar. -

Ella vaciló, sólo un instante. -Le invito a utilizar mi oficina, y mi escritorio aquí, Comandante-.

Un leve destello de diversión encendió sus ojos. -También sé de la santidad de una oficina y escritorio. Tal vez haya otro lugar en esta casa suya donde me pueda instalar. -

– Por supuesto. Voy a ver que Summerset se encargue de eso. -Tomó los archivos de disco de su escritorio. -Esto debería ser todo lo que necesita. Peabody y yo estaremos de vuelta antes de las 9:00. -

– Buena caza-, dijo, luego se volvió a estudiar su tablero de asesinato.

– Vamos a dividirnos-, le dijo Eve a Peabody. -Tomemos zonas, mostremos la imagen de la víctima a cada corredor, paseador de perros, niñera, intermitente, chico, octogenario, y durmientes de la acera.-

– Alguien la va a recordar porque era un cliente habitual. Él es otra cosa -, comentó Peabody.

– Alguien lo vio, y los vio juntos en el primer encuentro. Esperó dos meses a partir de entonces para el asesinato. Los recuerdos de las personas se desvanecen. Vamos a impulsar de nuevo al foco. -

Se detuvo en la base de la escalera donde Summerset, con la cara flaca impasible, vestido de negro, esperaba con el gato regordete a sus pies.

– El Comandante Whitney necesita de una oficina. Él va a estar trabajando aquí esta mañana. -

– Yo me ocuparé de él.-

¿Eso es todo? Pensó. ¿Ninguna observación inteligente, ninguna burla? Ella comenzó a analizar su falta de humor mordaz, cuando se dio cuenta de que él sabía lo que estaban trabajando. La violación, la tortura y el asesinato de una joven, ya que su niña había sido violada, torturada y asesinada.

No habría burlas entre ellos por el momento.

– El Capitán MacMasters debe llegar a las 9:00-, continuó en el mismo tono uniforme. -Si no vuelvo, puede llevarlo a mi oficina, e informar al comandante.-

– Entendido. Su vehículo está listo. -

Ella asintió con la cabeza, salió a la mañana hermosa, cálida. ¿Si Deena nunca hubiera conocido al muchacho que había conocido como David, estaría partiendo hacia el parque en esta mañana de verano cálida? ¿Podría estar ya corriendo por el camino, golpeando los pies al ritmo de la música que se reproducía en sus oídos?

Inhalar, exhalar, pensó Eve, en el comienzo de otro día cualquiera.

Ella se sentó al volante, condujo hacia las puertas.

– ¿Cómo lo lleva Jamie?- Preguntó a Peabody. -Necesito saber si debo acelerar de nuevo sus funciones.-

– Creo que él lo está capeando. Es duro para él -, agregó Peabody,- pero lo va a sobrellevar. Habló mucho de su última noche. Es bueno para él, además me da otra imagen de ella para agregar a mi cuenta. O de cómo Jamie la veía, de todos modos. -

– ¿Es diferente? ¿Su imagen de la tuya? -

– Algo sí. En realidad él no la veía como una chica, como a las demás mujeres. Ella era una amiga, una compañera. Esto me hace preguntarme si ella sentía lo mismo, o si eso era frustrante para ella. Puede ser una perra ser la chica en la que el chico solo piensa como una amiga. -

Peabody se movió, volviéndose hacia Eve. -Me pregunto si esa era una situación habitual para ella, que -quiero decir- si ella estaba acostumbrada a que los chicos la vean de esa manera. Así que tal vez se resignó a verse a sí misma de esa manera. No una chica a la que los muchachos miraban, y querían estar con ella. -

– Hasta este tipo.-

– Sí. Éste la miraba a ella, quería estar con ella o le hacía pensar eso. Y creo que fue diferente con este tipo a causa de eso. Es lo que sucede cuando sales con un tipo, sobre todo a esa edad, especialmente la primera vez. Y por todo lo que decía, creo que este fue su primer gran flechazo. Su primera cosa seria, así que ella sería diferente-.

– ¿Cómo?-

– Bueno, no tan tímida, -no con él. Él la hace tan feliz. ¿Y una niña, a esa edad, con un chico universitario saliendo con ella? Todo palpita y le estremece. Ella está lista para hacer lo que quiera, ir donde quiere, creo, -o al menos fingir- que le gusta lo que a él le gusta. Ella va a hacer de ella misma lo que ella piensa que él quiere. Me imagino que esa es una de las maneras por las que consiguió mantener todo esto oculto. Tanto es así que apenas le dijo a su mejor amiga algunos detalles reales. -

– Si no eres lo que quiere, ¿por qué está haciendo eso contigo?-

– Esa lógica -y confianza en sí mismo, -sólo se aplica a la primera oleada de romance, sobre todo a los dieciséis años. Sólo tienes que recordar cuando tenías esa edad. -

– No me importaba nada de eso cuando yo tenía dieciséis años. Todo lo que importaba era salir del sistema y entrar a la Academia. -

– ¿Tú sabías que ibas a ser policía cuando tenías dieciséis años?- La idea golpeó a Peabody como casi inconcebible. -Yo estaba obsesionado con la música, las estrellas de video, y con January Olsen, cuando tenía dieciséis años.-

– ¿ January Olsen?-

– Un muchacho realmente adorable con el que tuve un flechazo.- Podía suspirar cariñosamente ahora. -Pensé que íbamos a COHAB, criar a dos niños adorables, y hacer un importante trabajo social y cambiar el mundo. Si alguna vez realmente me miraba o pronunciaba mi nombre. ¿Tú no tuviste un January Olsen? -

– No, lo que significa que es más difícil para mí entrar en su cabeza de lo que es para ti. -

– Bueno… supongo que en algún nivel Deena y yo éramos almas gemelas. Al menos cuando yo tenía dieciséis años. Un poco tímidas, torpe con los chicos, pero amigos casuales con muchos. Yo planeaba hacer un gran trabajo. ¿Lo de su aspecto? Su madre y la vecina notaron que se ocupaba más. Eso es un signo seguro de que hay un hombre. -

Peabody comenzó a marcar los puntos con los dedos. -Más preocupación de su persona, su guardarropa. Eso es definitivamente un chico. Dos, no estaba viendo a Jamie tanto, algo en lo que él no pensó hasta ahora. Él está ocupado con la escuela y sus amigos de la universidad, por lo que no debió pensar mucho cuando ella le dio excusas algunas veces cuando le preguntó si quería comer una pizza o ver un video. Ella fue ganándose su tiempo para el hombre, cortando algo de su grupo básico.

– Y la tercera -, agregó Peabody. -Un descanso o un poco de distancia de su grupo. Tú quieres que tu grupo principal conozca al chico, pero otra parte de ti se preocupa. ¿Qué pasa si no les gusta? Así que lo mantienes para ti misma, como una manera de evitar la posibilidad. -

– Es muy malditamente complicado-.

Sabiamente, Peabody asintió con la cabeza. -Ser un adolescente es el infierno, la miseria y la alegría salvaje. Gracias a Dios es sólo una década de todos ello. -

Su propia adolescencia no había sido tan infernal o miserable como su primera década. Pero Eve lo entendió.

– Ella fue astuta y lo reservó.-

– Eso fue, en cierto modo, una rebelión. Sólo que ella estaba muy tranquila al respecto -, agregó Peabody. -También estoy inclinada a pensar que a Jamie no le gustaría la cosa sobre este tipo, o sería duro con eso, actuaría como policía con ella. Y ese tipo de rebelión no estaba en ella. No creo que él esté equivocado.-

– Todo esto nos está diciendo qué tipo de máscara llevaba. No es lo que está debajo de el. Se la ha sacado ahora. No hay más necesidad de ella. -

Ella vio en una ranura ilegal, activó la luz de servicio.

– Esto es peor que lo de Coltraine.-

Eve salió, no dijo nada mientras Peabody caminaba a su encuentro.

– La conocíamos.- Sus ojos, oscuros y atribulados, buscaron la cara de Eve. -Ella era una de nosotros. Y salía con Morris. Yo no creo que alguna vez un trabajo golpeara tan duro como ese. ¿Pero esto? La hija de un policía, una chica así, ¿matarla así? Y yo la conocía. Es peor-.

– Él sabe eso-, dijo Eve. -Él sabe que es peor que cualquier cosa. Él quiso que lo fuera, se aseguró que lo sería con el vídeo. Y él está pensando que escapó limpiamente, sacudiéndose de eso. Vamos a probar que está equivocado, y lo vamos a llevar adentro. -

– Sí. Muy bien-. Peabody hizo rodar sus hombros. -Supongo que es una forma de hablar.-

– Es un hecho. Ve hacia el norte. Voy a tomar hacia el sur. -

Un día de paseo, pensó Eve. Bolas de nubes de algodón blandas se extendían en un perfecto y delicado cielo azul. El aire esparcía la fragancia de las flores y arbustos en flor que no podía nombrar, arremolinándose en la isla. Hierva verde, extendida como una alfombra debajo de los árboles altos y majestuosos. La pared de ellos y los arbustos florecidos dejaban fuera el ruido, el ritmo, la prisa de la ciudad y abrían una puerta a un mundo tranquilo y verde.

El estanque brillaba como una joya en estado líquido bajo el arco del puente con el reflejo de los árboles y las nubes de ensueño que empañaban su superficie.

La gente se sentaba en los bancos, bebiendo de go-tazas, hablando entre sí o en enlaces, consultando a sus PPCs. Trajes de negocios, sudaderas, vestidos de verano, harapos de mendigo se mezclaban en el conjunto ecléctico que era Nueva York, incluso en el verde.

Niñeras y padres de familia profesionales aprovechaban el tiempo y empujaban a niños y bebés en extraños dispositivos con ruedas o los transportaban en arneses extraños. A lo largo del camino los corredores con sus auriculares de botón, auriculares, e-pods de fitness, vestidos con pantalones cortos de colores suaves o pieles mostrando cuerpos ya tonificados.

Se imaginó a Deena a lo largo del camino marrón, su vida extendida delante de ella como la hierba verde, verde brillante y las islas de flores. Hasta que se detuvo para ayudar a un chico.

Ya que estaba más cerca, Eve se acercó primero un grupo de adultos con niños -cautelosamente.

Ella miró al grupo en general. -NYPSD. ¿Han visto a esta chica? -. Levantó la foto de Deena.

Consiguió automáticamente un montón de sacudidas de cabeza. Uno de los niños -de la edad que juzgaba tenía Bella de Mavis, la miró con esos ojos inexpresivos de muñeca que Eve encontraba espeluznantes mientras chupaba afanosamente el chupete que alguien había pegado en su boca.

– Tal vez ustedes la hayan visto-, dijo Eva. -Ella corría aquí por las mañanas, a estas horas, varios días a la semana.-

Una de las mujeres, con un muy pequeño niño de cabeza redonda sujeto al frente, se acercó más. Eve tuvo que esforzarse para no inclinarse hacia atrás cuando el niño agitó los brazos y las piernas como un metrónomo humano.

– He estado aquí casi todos los lunes y miércoles desde mayo. No la he notado. ¿Qué hizo ella? -Ella levantó la cabeza con una mirada ávida, con miedo. -Esta parte del parque se supone que es una zona segura, al menos durante el día.-

– Ella no hizo nada. ¿Alguien más? Podría haber corrido aquí más habitualmente a principios de la primavera. Marzo, abril. -

Más sacudidas de cabeza, pero Eve notó que una de las mujeres le daba una mirada más intensa.

– ¿Usted ha la visto?-

– No estoy segura. Creo que tal vez. Pero no fue en el parque. No creo. -

– Alrededor del barrio-, dijo Eve, -en una tienda, en la calle. Tal vez más de una vez, si ella le resulta familiar. O tal vez usted habló con ella. -Miró a los dos niños montados en tándem en el carro. -Le gustaban los niños. Déle otra mirada. -

– Creo que… Sí. Claro. Ella es la que me ayudó. -

– ¿Le ayudó?-

– Tenía todas estas diligencias. La mujer para la que trabajo, a veces no se acuerda que sólo tengo dos manos, ¿sabe? Tenía a los dos niños, Sterling y el pequeño Max. Sterling se maneja por sí mismo. Y yo tenía que recoger un vestido para ella, hacer la compra, y además, ella quería flores. Lirios. Así que estaba cargada, y, de repente Sterling grita, me apuñala el oído. -

Ella cambió su mirada a una de las otras mujeres y tuvo una sonrisa de comprensión.

– Así que estoy tratando de lidiar con él, y estoy haciendo malabares con las cosas para poder guardarlas en el coche, y esta chica, -ella es-me llama y viene corriendo rápidamente. Tenía a Mister Boos. -

– ¿A quién?-

– Mister Boos, el oso de Sterling. Ve-. Ella hizo un gesto al muchacho en el segundo asiento de la silla de paseo en tándem. Estaba sentado lanzando miradas de sospecha a Eve y agarrando un oso de peluche azul brillante con los oídos destrozados y una expresión de asombro en su cara.

– Es mío-gritó Sterling, y mostró los dientes en desafío.

La mujer dio vuelta a los ojos. -Si él no puede tener a Mister Boos, la vida no vale la pena. Lo había dejado caer, o tal vez lo lanzó, y yo no había notado. Así que ella lo recogió y se lo trajo, y en ese momento Max comenzó lamentarse por Sterling. Ella preguntó si podía darme una mano, y le dije que sólo necesitaba unas seis más o algo por el estilo. Hice que Sterling le diera las gracias por salvar a Mister Boos, y le dije que sólo tenía que ir alrededor de otra cuadra. Y ella dijo que se iba por ese camino, y que iba a llevar la bolsa del mercado si quería. Fue muy amable de su parte. -

– Caminó con usted.-

– Sí, lo hizo,- La mujer, que debía tener un radar de niños, dando vueltas en la cabeza señaló con un dedo de advertencia un segundo antes de que Sterling pudiera seguir adelante y darle una paliza a su hermano pequeño con el señor Boos.

El se paró, con una sonrisa angelical y una mirada satánica en sus ojos. Eve se preguntó si estaría dándole caza en unos veinte años.

– Lo siento, es el aburrimiento. ¿Dónde estaba yo? Oh sí, esta chica. Ella me ayudó con las bolsas, me acompañó hasta el edificio. Ella fue muy amable, y educado en realidad. Una gran cantidad de chicos de esa edad, ni siquiera te ven, usted sabe lo que quiero decir. Hizo reír a Sterling, dijo cuánto le gustaban los niños. Cuidaba a un par de gemelos, me acuerdo que dijo, así que sabía que podían dar mucho trabajo. -

¿Cuándo fue eso? -

– Lo sé exactamente porque al día siguiente fue mi cumpleaños. El cinco de abril. -

– ¿Estaba sola?-

– Eso es correcto. Caminando a casa desde la escuela, dijo. Tenía una mochila, creo. No estoy segura de eso, de verdad. Pero la vi un par de semanas más tarde. Tal vez un mes o seis semanas. No lo sé. Estaba lloviendo, -el cielo acaba de abrirse, y yo estaba corriendo para llevar a los niños a casa. Eso fue en la Segunda, en algún lugar entre la Quincuagésima y Quincuagésima quinta. Porque había llevado a los niños al Museo de los Niños que está allí para un programa. Ellos tenían un espectáculo de magia. -

– ¿Hablo usted con ella?-

– No, yo me apresuraba a llegar a la parada de autobús, porque el maxi iba a llevar la silla de paseo en tándem, y estaba lloviendo a cántaros. Yo no quería caminar todo el ancho de la ciudad bajo la lluvia con los niños. Pero la vi y la saludé y traté de llamar su atención. Pero ella y el chico simplemente se subieron a un airboard y se fueron.-

– El chico-, repitió Eve y sintió el cosquilleo.

– Estaba con un chico, y se reían. Ella parecía muy feliz. Mojada, pero feliz. -

– ¿Le dio usted un vistazo a él, al muchacho?-

– Ah… Algo así. Fue sólo por un minuto. -

– Conceptos básicos. Altura, peso, color. -

– Bueno, caramba, no estoy segura.- Empujó su pelo, se mordió el labio. -Más alto que ella. Creo que somos de la misma altura, y era más alto. Claro, ella estaba abrazada a su hombro cuando saltó al tablero, porque enganchó sus brazos alrededor de él, impulsándose para poner la barbilla en el hombro. Pensé que era dulce. Por lo tanto, no sé, unos seis pies, supongo. Delgado. Quiero decir que no tenía nada sobre él. Como ya he dicho estaba lloviendo por lo que su camisa estaba toda mojada. Un chico blanco. Parecía blanco. Oh sí, se quitó la gorra y se la metió en la cabeza. Eso fue dulce, también. Tenía el pelo castaño. Marrón, un poco enmarañado, como… no sé. -Ella golpeó la mano un par de pulgadas debajo de sus orejas.

– ¿Qué color de ojos, rasgos?-

– Realmente fue sólo por un minuto. Ni siquiera. ¡Oh, tenía anteojos. Los chicos los usan, incluso cuando llueve, para verse fríos. Era lindo. Pensé, es bueno que ella tenga un novio lindo porque realmente me ayudó a salir ese día. -

¿Algo más? ¿Su ropa, el airboard? ¿Usaba joyas? -

– No lo sé. Fue un minuto. -

– ¿Quiere trabajar con un artista de la policía? Usted puede recordar más. -

La alarma brilló en su rostro, y las mujeres a su alrededor empezaron a murmurar. -Yo apenas lo vi, y mi jefa… Además, no quiero meterla en problemas. Ella realmente me ayudó a salir. Es una buena chica. -

Eve pesó las opciones. Los medios de comunicación tendrían la historia por la tarde, si no la tenían ya. Estaría en la tapa de todos modos. -Le ayudó a salir. Ella fue asesinada la madrugada del domingo. -

– Oh, vamos. No, no me diga eso. -A medida que su voz se puso aguda, los niños en el tándem comenzaron un duelo lamentos.-Oh, Dios mío.-

Inmediatamente las otras mujeres se acercaron, tocándola, reuniendo a sus hijos o cargas un poco más cerca.

– El hombre con el que la vio puede tener información. Es importante que lo encuentre. -

– Apenas lo vi, y estaba lloviendo. No lo sé. Era una buena chica. Ella era sólo una niña. -

– ¿Cómo se llama?-

– Marta. Marta Delroy. -

– Marta, su nombre era Deena. Deena la ayudó. Ahora usted puede ayudarla. Lo voy a arreglar con su empleador. -

– Está bien.- Ella sacó un pañuelo de uno de sus bolsillos. -¿Qué tengo que hacer?-

Después que Eve hizo los arreglos, tomó la información del empleador de Marta, una de las otras mujeres tomó la palabra.

– Usted dijo que corría aquí en las mañanas, a estas horas. Es posible que desee hablar con Lola Merrill. Ella corre casi todos los días ahora que su hija empezó el preescolar. Por lo general se acerca a hablar después de que termina. Rubia alta, gran complexión. Es probable que ya haya corrido esta mañana. -

– Gracias.-

Dejó a las mujeres, sacó su enlace para hacer los arreglos para que su artista favorito tomara a Marta, y luego llamó a Peabody.

– Yo estaba a punto de llamar-, le dijo Peabody. -Creo que tengo algo. Una mujer piensa que la vio a principios de mes. -

– ¿Alta, rubia, de gran complexión?-

– Jesús, ¿tienes una super-visión?-

– No, pero tengo una confirmación y un testigo propio. Obtén la declaración de Lola, luego quiero que ella trabaje con Yancy lo antes posible. Voy a arreglar con Yancy. Mantenla allí unos minutos. Voy en camino. -

Se puso en contacto con la Central, añadió un segundo testigo a Yancy mientras caminaba hacia la zona de Peabody. Vio a la rubia, y tuvo que aceptar que su complexión dentro del traje negro de correr con ribetes de color azul brillante era excepcional.

– ¿Lola Merrill?-

– Es correcto.-

– Soy la teniente Dallas, compañera de la detective Peabody. Apreciamos su ayuda. Dígame lo que vio, y cuando lo vio-.

– Hace unas semanas, a mediados de abril, creo, porque todavía era muy rápido a esa hora de la mañana, y los narcisos acababan de estallar. Veía a la chica un par de veces a la semana. Tenía buena forma, buena resistencia. Nos saludamos con un movimiento de cabeza, la forma en que se hace. -

Lola dobló un tramo del tendón de la corva. -Nunca hablé con ella. Ese día la vi con este muchacho. Tenía un aspecto encantador el muchacho. Fuera del camino, sentados sobre la hierba. Él tenía su zapato, y estaba frotándose el tobillo. No me detuve porque parecía que lo tenía, y se reían. -

Se enderezó, tiró de su pierna detrás de ella para estirar los cuadriceps. -Seguí adelante, y se habían ido cuando terminé. Fue la primera vez que lo vi, y no lo vi desde entonces. Le estaba diciendo a su pareja que no la he visto por ahí últimamente, tampoco. -

– ¿Le dio un buen vistazo a él?-

Lola se encogió de hombros. -Yo no estaba prestando mucha atención. Yo estaba golpeando mis endorfinas. Pelo marrón, enmarañado. Lindo. Un buen calzado. Me di cuenta de los zapatos. Es algo que hago. -

– ¿Qué tipo de zapatos?.-

– Anders Cheetahs- la línea superior. Blancos con el logotipo de la marina. -

– ¿Color de ojos?-

– Gafas. Muchos corredores usan gafas o lentes. Y una gorra. Una gorra de béisbol. Me di cuenta de eso. Ah, y tenía una sudadera de Columbia. Fui allí, así que la reconocí. -

Eve cambió la mirada a Peabody, vio el mismo sentido de satisfacción que sentía. -La Sra. Merrill está muy feliz de trabajar con el artista de la policía, -dijo Peabody.

– Es muy emocionante, pero no sé la cantidad de ayuda que puedo dar. Yo apenas lo miré. -

Suficiente, pensó Eve, cuando terminó su circuito del parque, lo suficiente para darse cuenta de su pelo, sus zapatos, la gorra, la camisa. Yancy obtendría el resto, cualquier otra cosa que estuviera enterrado en el subconsciente.

– Fuimos afortunados-, dijo Eve mientras se alejaban. -Malditamente afortunados.-

– En serio, una puta suerte. Dos testigos con un barrido, y dispuestos a trabajar ambos con Yancy. -

– Gorra, gafas -más difícil de conseguir algo sólido del rostro. Él fue inteligente allí, pero no tan inteligente para ir con otros zapatos para su fin. Probablemente trató de impresionarla allí. La sudadera fue su apertura, su conexión. Podemos esperar que alguien más le haya visto en el East Side, como mi testigo lo hizo. Y se reunieron más de dos meses antes del asesinato. Él debe imaginarse que nunca los pondremos el uno con el otro.

– Claro, tal vez ella mencionó conocer a este tipo en el parque, y que lo ayudó. Pero después de que él trabaja en ella, todo es secreto. Él no conoce a las chicas de su edad, ella tendría que hablar de ello con su amiga. Ahora tenemos una sombra en vez de un fantasma. -

– Cerca de seis pies, complexión delgada, cabello castaño, blanco, joven. No mucho de una sombra todavía, pero más de lo que teníamos hace una hora. -

– Una vez que Yancy trabaje con ellos, tendremos más-.

Giró hacia las puertas de su casa. -Mientras hablo con MacMasters, comienza con los zapatos. Toca a alguien en la división para que te ayude con eso. El que no está enterrado en un activo. Yo apuesto a que eran bastante nuevos, los compró sólo para conocerla. Y vamos a empezar a buscar en la zona donde Marta los vio. Ve si puedes averiguar qué día el Museo de los Niños de East Side tuvo un espectáculo de magia, y hubo una tormenta. Podemos marcar el día en que el testigo los vio. Pon a alguien en eso, enfócate en los locales de música, videos, salones de juego, lugares donde los adolescentes se pueden juntar. -

– En eso.-

– Dile a Summerset que te instale en alguna parte.- Estacionó, salió del coche. -No va a ser su barrio tampoco. Él no quiere que alguien lo vea, lo pare, le hable. No cuando estaba con ella. Sólo ellos dos. -

Ella entró, simplemente sacudió el pulgar hacia Peabody cuando Summerset apareció.

– El capitán MacMasters la está esperando en su oficina. El Comandante Whitney está con él. -

Ella no dijo nada, pero se puso en marcha.

– Su vestido está listo y será entregado hoy.-

– ¿Mi qué?-

– Su vestido para la boda de la Dra. Dimatto. A Leonardo le gustaría verlo puesto, en caso de que requiera más arreglo. -

Eve abrió la boca, la cerró, e hizo algunos sonidos guturales. -Está bien. Está bien. Basta con colocarlo donde quiera que ponga las cosas cuando llegue aquí. -

Vestidos, accesorios, bodas. Por el amor de Dios. ¿Se suponía que tenía que llamar a Louise, informarle sobre el vestido?

Por el amor de Dios, pensó de nuevo.

Tendría que esperar. Ahora mismo estaba a punto de hablar con un padre que sufría sobre la investigación del asesinato de su hija.

Todo lo demás tendría que esperar.


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