– ¿SUERTE?- EVE ECHO HACIA ATRÁS SU SILLA, sonriendo. -¿Suerte que EDD mató el virus? ¿O que sabemos lo que llevabas la víspera de Año Nuevo cuando tomaste el ID de Darian Powders? Yo sé dónde compras los zapatos que llevas, Darrin, y la cantidad que pagaste por ellos. La mochila, también, y la sudadera de Columbia que tenias cuando engañaste a Deena en la primera reunión en el Parque Central. -
Ahora, ella sonrió, deliberadamente, recostándose de una manera que transmitía burla casual. -Yo sé qué clase de airboard utilizas, y exactamente donde te montaste, con Deena, en una tarde lluviosa en mayo.-
– Eso es mentira.-
No parecía asustado, todavía no, pensó Eve. Pero se veía perplejo, y apenas un poco desafiante.
– Tú sigue pensando eso, imbécil.- Peabody casi gruñó las palabras, e hizo pensar a Eve que ella tendría que enseñarle a su nuevo -malo- policía para sintonizar de nuevo.
– Yo sabía lo que parecías cuando fuiste a la conferencia de prensa, el día después de violar y estrangular a Karlene Robins. Drew. Se tu nombre, donde naciste, oh, y el nombre que utilizaba tu madre cuando fue presa en Chicago.-
Allí, pensó Eve, dio en el blanco. La rabia hervía en los ojos. La quitó, rápidamente, tenía que darle eso. Pero ella la había visto y era el gatillo que necesitaba.
– Somos más inteligente que tú, Darrin. Tuviste suerte en el memorial, no hay duda. Pero, caramba, parece que tu suerte se acabó. Al igual que a tu madre Prossy, en ese fracaso en Chicago. -
– Usted debe tener cuidado.-
– ¿Sobre qué? Estás clavado. Tienes algunas habilidades con la electrónica, pero son promedio. Tú no pudiste encontrar una manera de puentear las cámaras o bloquearlas, no pudiste eludir el sistema sin estar dentro. ¿El virus? -
Ella alzó los hombros, se estiró perezosamente. -Fue un buen intento, mantener a nuestro e-equipo entretenido por un rato. Pero el hecho es que un e-novato tiene más habilidad que tú. Pero claro, has aprendido la mayoría de ellas de tu padre. -
– Bueno, eso depende.- Peabody se encogió de hombros. -No estamos seguros si Vicente o Vance Pauley es su padre. Su madre tuvo con ambos explosiones. -
– Correcto, correcto.- Eve asintió mientras Darrin apretaba la mandíbula. -Me pregunto si su madre lo sabía, ya que jodió con los dos. Pero, bueno, podría haber sido otra persona por completo. Ya que era una puta. -
– Cierra esa boca de mierda.-
– ¿Quieres cerrármela, Darrin? ¿Como se la cerraste a Deena, a Karlene, cuando les pusiste una almohada sobre el rostro después de que las violaste? Me pregunto, cuando las estabas violando, al mirar sus caras cuando las golpeabas y las desgarrabas, ¿veías a tu madre? ¿Es así como te corres, Darrin? ¿Pensando en mamá, y cómo realmente la querías joder? -
Ella no se inmutó cuando luchó para levantarse. Sus manos se cerraron en puños cuando el plomo de las esposas chocó contra el perno.
– ¿Quieres darme un golpe? Eres un cabrón incapaz de defenderte, ¿no? Supongo que sabes cómo Deena y Karlene se sentían. Debes estar decepcionado de no poder ver luchar a la madre de la Juez Mimoto, oírla gritar. O a Elysse Wagman, -dijo, mirándolo a los ojos al repetir los nombres de sus otros objetivos.
– Los hemos encontrado a todos-, dijo Peabody, acumulando el desprecio. -Así de afortunados somos. -
– Ahora ya no serás capaz de terminar el enfermo homenaje a tu puta madre.-
Él puso sus manos debajo de la mesa, trató de levantarla, de moverla, pero Eva y Peabody simplemente hicieron contrapeso del otro lado.
– Frustrante, ¿no?- comentó Eve. -El estar indefenso. Estar controlado. -
Sus músculos temblaban por el esfuerzo, pero se estiró hacia atrás, se sentó de nuevo. -Si usted me tiene clavado, ¿por qué estamos perdiendo el tiempo con todo esto?-
– Es por esto que nos pagan. Por lo tanto, si tienes prisa, ¿por qué no lo dices todo para ponerlo en el registro? -Le preguntó Eve. -Sabe que lo deseas. Tiene que ser satisfactorio alardear de lo que hiciste, como te las arreglaste para conseguirlo. Te puedo dar un poco de trampolín. Tú has estado acechando a tus objetivos desde hace meses, investigándolos, planificándolo. Infiernos, tú has estado pensando en ello durante años. Toda tu vida, básicamente. Pienso que escogiste empezar con Deena porque era el más fácil. Sólo una niña, una tímida chica -virgen- fácilmente deslumbrada por la atención, excitada por la idea de un novio secreto. Utilizaste la conexión de Columbia. Habías ido allí, por lo que conocías el campus. Y como su amigo Jamie Lingstrom va allí, un pequeño trabajo de campo y podías tirar algunos nombres que ella reconociera. Bajar sus defensas. -
Se encogió de hombros.
– Si tú piensas que vamos a ofrecerte un trato, igual que a tu madre cuando fue capturada con ilegales y por prostitución hace veinte años, te equivocas.-
Darrin mostró los dientes en una sonrisa cruel. -Usted puede decirle a MacMasters que su preciosa hija era una prostituta. La estuve jodiendo por semanas. -
Eve miró a Peabody. -¿Dijimos que este imbécil tenía alguna inteligencia?-
– Lo hicimos. Él seguro está probándonos que le demostremos que está equivocado, ya que sabemos, de manera concluyente, que la única manera de poner su polla patética en Deena era drogándola, reteniéndola, y violándola. -
– Todo lo que había que hacer con su madre era pagarle.-
– Cállate la boca. Usted no sabe nada-.
– Ilumíname. Explícame por qué las personas involucradas en el arresto de tu madre en Nueva York hace veintiún años son responsables de su muerte en Chicago hace diecinueve años. Ayúdame a dar ese salto, Darrin. -
– Fue ese policía de mierda la que le arruinó. Le tendió una trampa. -
– ¿MacMasters la arruinó?-
– Plantó los ilegales en ella, la chantajeó para tener relaciones sexuales con él, como una violación. Luego lo cubrió, dijo que ella era puta. Mi madre era la mejor timadora que había. -
Eve cambió de tono, poniendo un toque de admiración en él. -Ella tenía habilidades para la identificación.-
– Podía ser cualquier persona que quisiera, tomar lo que quería tomar. ¿Y qué? Nadie resultaba herido. -
– ¿Qué hay de la gente que estafaba? ¿Qué hay de Vicente Pauley? -
– Marcas-. Se encogió de hombros de nuevo. -Si son lo bastante tontos para tomar, se los toman. ¿Vinnie? Él siempre ha sido un idiota, siempre ha estado celoso de mi padre, siempre quedó en segundo lugar por él. Mi madre necesitaba un lugar donde quedarse cuando estaba embarazada de mí y mi padre fue injustamente en la cárcel. Sólo durmió con ese imbécil por mí. -
– ¿Es eso lo que te dijo?-
– Ella nunca hablaba de ello, de nada de eso. Lo que le pasó la arruinó. Tomó su vida antes de que los policías la entregaran a los sementales de Chicago. Antes de que la mataran. -
– Interesante-. Arrugando la frente, Eve hojeó los papeles en el archivo sobre la mesa. -Nada de eso está en mi archivo. ¿De dónde sacaste esa información? -
– Mi padre me lo contó todo. La forma en que le quitaron la vida antes de matarla, la forma en que destrozaron a nuestra familia porque la policía la chantajeó para tratar de conseguir los productos para ellos. -
– Así que… la policía de Chicago chantajeó a tu madre para infiltrarse con los sementales.-
– MacMasters lo preparó. Ella consumía cuando salió de la cárcel, y él utilizó eso. Lo hizo con esa juez corrupta, y la hizo hacer de comadreja para él o la volvería a enviar adentro-
– Pero ella murió en Chicago.-
– Trató de escapar, de llevarme lejos, pero la siguió, y la puso con la policía de Chicago.-
– Debió haber estado muy obsesionado con ella para tomarse todos esos problemas.-
– Esa es la forma en que fue.-
– Tu padre te dio toda esta información.-
– Él me tenía que criar por su cuenta, porque la mataron. La humillaron, la encerraron lejos, la violaron. Ella era hermosa, y la mataron. -
– Y la amaba-, dijo Peabody, con un toque de simpatía. -Ella se sacrificó por ti.-
– Ella vivía para mí. Teníamos una buena vida. No se tenía que jugar por las reglas de nadie más. -Darrin apretó los puños sobre la mesa. -Ella era libre, y hermosa. Es por eso que MacMasters la quería, por qué la forzó. Entonces tuvo que cubrirse. Hicieron que esa perra me lleve lejos. -
– Jaynie Robins -.
– En el bolsillo de MacMasters, al igual que el resto de ellos. Trataron de mantenerme lejos mi padre, pero él luchó para hacerme volver. Le prometió a mi madre que él se ocuparía de mí. -
– ¿Y el supervisor Robins, la APA, el juez, el resto?-
Su cara se puso fría otra vez, otra vez en blanco. -Eran todos responsables, de una manera u otra.-
– Así que tú y tu padre trabajaron para que tú vengaras a tu madre, para que los que le hicieron daño lo pagasen.-
– ¿Por qué deberían salirse con la suya? ¿Por qué tienen que hacerlo sus vidas, sus familias?-
– Así que tu padre, -Vance- eligió el orden. Eligió a Deena como el primer objetivo, la primera muerte. -
– Lo decidimos juntos. Somos un equipo, siempre hemos sido un equipo. -
– Así uno podía hacer algunas de las investigaciones, acechar a un objetivo mientras el otro trabajaba a otra. Muy eficiente-.
– Somos un equipo-, repitió Darrin. -Siempre hemos sido un equipo.-
– Además, él podría ir a Colorado a investigar a la APA, mientras tú te quedabas aquí para trabajar a Deena. ¿Cómo decidieron matar a la hermana allí, y no la madre, por ejemplo? -
– Por el amor de Cristo, a la hermana en Nueva Jersey. Es geografía básica. -
– Hizo el anteproyecto de acecho allí entonces, ¿no? Hasta el contacto. -
– ¿No le digo que somos un equipo? Él empezó en el campo y el trabajo electrónico, reunió los datos, entonces yo… -Su rostro apretado. -No voy a decir nada acerca de mi padre.-
– Muy bien. Protégelo como tu madre. Se baja, camina. Hay un déjà vu. Sólo que no te vas a ir por un año y medio como lo hizo ella. Vas a estar lejos por dos cadenas perpetuas, sin posibilidad de libertad condicional, con el extra de veinticinco por la intención de la señora Mimoto-.
– Mucho tiempo-, comentó Peabody, -cuando entras tan joven. Ya sabes, Dallas, apuesto a que Vance preparó coartadas para sí mismo cada vez que el niño se fue a matar. Ese es su patrón. -
– No importa, el viejo no tiene ninguna bola. Tenemos al pez grande aquí, y él puede flotar y nadar a la orilla solo. -
– Si crees que voy a vender mi padre, estás loca. Y nunca lo encontraran. -
– No podría importarme menos. Eres todo lo que necesito, Darrin. Eres joven, y eso me da ganas de cantar y bailar. Porque eso significa que vas a estar en una jaula, en una roca fuera del planeta durante aproximadamente un siglo. Vas a tener un muy, muy largo tiempo para pensar, para averiguar cómo has sido atornillado. -
– ¿Crees que me asusta? Valió la pena, sólo por ver a MacMasters allí de pie, y a su hija muerta en una caja. Es mejor, incluso mejor, porque ahora sabe por qué. Él sabrá por qué, todos los días que respire, que mató a su propia hija el día que mataron a mi madre. -
– Te voy a dar el bono. Hacerlo sufrir aún más. Camina con nosotros a través de lo que le hiciste a Deena. -
Sus labios temblaron en una sonrisa. -Tenías razón. Ella fue fácil. -
La puso enferma, volvió su estómago una masa cruda, sacudida de repulsión. Ella lo había visto, la mayor parte de ello, en su cabeza ya. Pero ahora hablaba para el registro, transmitiendo todos los detalles. No, deleitándose con ellos, notó Eve. De alguna manera su pragmático -paso a paso- era peor que su alegría.
Él había hecho lo que tenía que hacer. Lo que creía, para lo que había sido preparado.
Cuando terminó sobre el asesinato de Deena y Karlene, su marco y las intenciones de asesinar a los otros, él se echó hacia atrás, con los ojos fijos en Eve en voz baja.
– ¿Es eso suficiente para ustedes?-
– Ya hemos terminado. Esto te llevará de nuevo a una celda. El tribunal nombrará a un abogado para ti si no seleccionas un abogado propio-.
– Yo no necesito un abogado. No necesito un juicio. Sus leyes no significan nada para mí. Soy joven, como usted dijo. Con el tiempo voy a encontrar mi camino, mi camino de regreso. Y voy a terminar lo que empecé. -
– Seguro que lo harás.- Eve se levantó. -Registro apagado. Peabody, conseguir a alguien que lleve a Darrin de vuelta a su jaula. -
Esperó hasta que Peabody salió. -Te configuró, Darrin, este hombre que adoras. Torció tu mente desde el momento en que eras un bebé, para poder cubrir sus propias acciones, tal vez su propia culpa. Te configuró, como a tu madre, su hermano. Él puso a tu madre, aquí en Nueva York, y otra vez en Chicago. Porque quería dinero rápido. Porque él quería que ella haga el trabajo. Porque él era y es un cobarde. -
– Eres una puta mentirosa.- Escupió en ella, con esa sonrisa viciosa.
– ¿Por qué iba a mentir? Tú te preguntarás con el tiempo. ¿Vance Pauley? Es un usuario. -
– Usted no sabe una mierda.-
– Más de lo que puedas imaginar-, dijo, pensando en los primeros ocho años de su vida. -La razón por la que estoy diciéndote esto es porque en algún momento de las largas décadas, el tiempo que estarás en esa jaula de concreto, vas a pensar en ello. Vas a pensar, y te preguntarás, y tal vez te darás cuenta de la verdad. Realmente espero que te des cuenta de la verdad. Porque te hará sufrir. Tu padre mató a tu madre. -
– Eres una mentirosa.-
Ella se limitó a menear la cabeza. -No gano nada con mentirte. He cerrado este caso, y está terminado. Tú tendrás mucho tiempo para pensar en eso.-Se volvió hacia la puerta, asintió con la cabeza a la par de los uniformados que entraron. -Lleven a esta mierda sin valor de regreso a su jaula. -
Eve se quedó donde estaba, se llevó las manos a la cara. Se la frotó duramente como si fuera a depurar una película de recuerdos feos.
Se volvió hacia MacMasters cuando abrió la puerta. -Siento que haya tenido que escuchar eso.-
– No sé. Ella era mía, y yo necesitaba saber… todo. Lo necesitaba saber. Vas por el padre ahora. -
– Sí, voy.-
Él asintió con la cabeza. -Esto es suficiente para mí, tiene que ser. Estoy teniendo un permiso. Mi esposa y yo necesitamos tiempo. Ella me pidió que le pidiera disculpas. -
– No hay necesidad.-
Su rostro era insoportablemente triste, insoportablemente cansado. -No, para ella. Le ruego que las acepte. -
– Entonces lo hago.-
Él asintió de nuevo. -Adiós, teniente.
– Adiós, capitán.
Ella hizo una copia de la grabación, reunió a sus archivos. Cuando entró en su oficina, Roarke se apartó de la ventana.
– Esto se está volviendo un hábito. No sabía que estuvieras aquí. -
– No he estado aquí mucho tiempo. Solo el suficiente para haber escuchado lo último de eso. -Vino a ella, le acarició la mejilla. -Es difícil para ti. Feo oírlo, ir paso a paso en lo que le hizo a esa chica, y a la joven. -
– No va a ser lo peor. Siempre hay algo peor. -Por un momento sintió en su interior lo que había visto en los ojos de MacMasters. Una tristeza insoportable. Un cansancio insoportable. -Algo así, como él. Te hace darte cuenta de que nunca hay un límite para la crueldad. -
– ¿Dallas?- Peabody vaciló en la puerta. -Sólo quería decirte que me gustaría escribir esto. Mira, estaba en observación como lo solicitaste, y va a redactar sus conclusiones. -
– Bien. No te preocupes por el papeleo. Vete. Tengo algunas cosas que debo tratar. Hazme un favor y ve a cuidar de la cosa de Louise. Lo que queda del ensayo, el resto de ella. -
– Podemos llegar tarde. Ella lo entenderá. -
– Sí, lo hará. Pero no tiene sentido. Ve. Si tú te ocupas yo no me sentiré culpable por haber llegado tarde. -
– Está bien. Será bueno sacudirme esto, simplemente dejar todo esto fuera y hacer algo… brillante. -
– Sí. Voy a estar una hora o dos más. -Ella dejó escapar un largo suspiro cuando el eco de los pasos de Peabody se alejó. -Brillante. No estoy de humor para estar brillante. Ordenador, mostrar el mapa de Manhattan, Lower West. -
– ¿Por qué?-, Preguntó Roarke cuando el ordenador empezó a trabajar.
– No escuchaste todo. Él me dio al viejo. Me dio conspiración para asesinar, conspiración para intentarlo. No estoy seguro de que se diera cuenta. Él no me dio el nido. No directamente. Pero él dijo que él caminaba a su casa. Después de que él matara a Karlene, él caminó a su casa. -
Se frotó las rocas de tensión en la parte posterior de su cuello. -Y el café. La go-taza. Los Cafeterías Hotz están por todo el lugar. Pero pensando, no caminaba de un lado de la isla a la otra, cogió el café entre su nido y la escena. Probablemente, más cerca de su nido. Y el nido va a estar a una distancia razonable para caminar desde la galería-.
Roarke se puso detrás de ella, le dio al cuello y los hombros un buen masaje, duro. -Entonces te van a gustar los datos que te traje. -
– ¿Qué datos?-
– Del el sistema de seguridad. No, trata de relajarte por maldito minuto-, ordenó. -Vamos a aflojar un par de estas rocas de aquí. He estado corriendo varias corrientes de datos al respecto, añadiendo algo que al equipo de investigación de Nadine se le ocurrió. Y lo refiné a cerca de una docena de clientes más, suponiendo que te gustaría ver algunos-.
– Eso es bueno. Excelente. Los datos -, añadió. -El problema del hombro no es tan malo tampoco.-
– Sólo hago mi trabajo. Así, ahora está un poco mejor. -Dando un paso atrás, sacó su PPC. -Si añadimos el elemento geográfico a los datos que tengo… No tenemos una docena, sino… uno.-
Sus ojos se iluminaron con un propósito. -Dame eso-.
– Este es mi trabajo, también.- Lo sostuvo fuera de su alcance. -Una empresa Peredyne en el West Village.-
– No es un individuo, no son las iniciales de costumbre. Sólo la P, que podría ser por qué me falta él. -
– También puede ser porque Peredyne aparece en la lista como un brazo de Iris Sommer Memorial-.
– Es inteligente. Bueno, tú eres más inteligente ya que lo encontraste. Tengo que correrlo para asegurarme de que no es…
– Ya lo estoy haciendo-, le dijo. -Y… no está incluido en Nueva York como una empresa. Se trata de un caparazón dentro de un caparazón. -
Se volvió, salió corriendo al bullpen. -Baxter-.
– Buen trabajo, Dallas.- Él le dio un guiño, un saludo. -Me encanta ir a la cabeza del rollo.-
– Tú no vas al rollo. Sala de conferencias, en cinco minutos. Trueheart, con Baxter. -
– Pero…
Ella simplemente se volvió y sacó su nuevo comunicador de su bolsillo mientras se movía. -Feeney,- dijo. -Hemos encontrado el agujero del bastardo. Sala de conferencias. Ahora. -
– Yo quiero jugar-, le dijo Roarke.
– Te lo has ganado.- La tomó antes de que ella lo agarrara, la besó, justo en frente de un pasillo lleno de policías. En cambio, ella le envió una sonrisa feroz. -Tráeme un tubo de Pepsi, ¿si?-
En menos de noventa minutos, Eve tuvo la bonita casa de ladrillo en el West Village cubierta. Policías vestidos de civil estaban sentados en una mesa frente a un restaurante pequeño, encorvado en los vehículos, paseando por las aceras. Eve compró un perro de soja de un carro de deslizamiento manejado por Jenkinson.
– Algunos de ellos dan consejos-, dijo. -Yo mantengo lo de los consejos-.
– No quiero oír hablar de eso.-
– Tal vez él escapó, Teniente.- Él le dio el perro.
– No hay razón para hacerlo. El hijo no hizo una llamada, no le habló todavía. Si lo piensa, hace la demanda, lo podemos aplazar. Por lo que Pauley sabe, el fruto de sus lomos de mierda está ocupado matando a una anciana. -
Roarke tomó el segundo perro, caminó alejándose con Eve. -Yo podría entrar fácilmente en el lugar.-
– Sí, y eso es lo que vamos a hacer si no se muestra en una hora. Tenemos nuestra orden. Pero como los sensores muestran que el lugar está vacío, prefiero esperar-.
Mordió al perro. -Esperamos hasta venga, hasta que la zona esté más cerrada. Que no tenga ningún lugar para correr. Jesús, la casa de Louise está sólo una cuadra de distancia. Yo prácticamente pasé por este lugar hace unos días. Podría haber pasado al hijo de puta en la calle. -
Roarke le tomó la mano, entrelazó los dedos con los de ella. -Parte de nuestra cubierta,- dijo él con facilidad.
– Claro. Él no está en casa porque está en algún lugar donde puede ser visto, donde pueda comprar algo, pedir un recibo con la hora marcada. Por si acaso. Siempre ha estado cubriendo su propio culo. -
Un tema difícil para una bonita noche de verano, pensó Roarke, pero necesitaba hablar de ello. -¿Por qué moldear el muchacho como un asesino?-
– Tal vez no tenía que moldearlo tanto. No tengo ni idea. Eso es para Mira o alguien como ella. Yo supongo que tal vez se lo comió él un poco. Tal vez fue su manera de darle vuelta, no sólo para ser un héroe para Darrin, sino para que él pudiera creer lo que estaba vomitando. Todos los demás tiene la culpa, todo el mundo tiene la culpa. Hay que castigarlos. -
– ¿La razones son importantes para ti?-
– No. No creo que lo sean. -
– ¿Dallas?-
Se dio la vuelta, vio a Charles Monroe, el futuro novio, sonriendo mientras corría hacia ellos. -Mierda-.
– ¿Qué demonios están haciendo por aquí? Salí de su casa hace menos de una hora. Pensé que había grandes planes para las damas esta noche. -
– Hay. Debería estar haciendo algunas cosas… ahora. -¿Qué demonios, pensó, era una buena cobertura. Sólo algunos amigos hablando en la calle. -No es tu cuadra.-
– No. Estoy caminando un poco por algunos nervios. Mañana… es-.
– No te ves nervioso para mí-, comentó Roarke.
No, Eve estuvo de acuerdo. Parecía estúpidamente feliz, al igual que Louise. Y elegante a pesar de la camisa y pantalones casuales.
– Imagino que el ensayo salió bien. Lo sentimos sobre la necesidad de sustitutos-.
– No hay problema, y nos fue muy bien. Por lo que yo puedo decir. -Él se rió un poco. -Yo quiero que sea perfecto para ella. Me sorprendí a mí mismo controlando la previsiones meteorológicas cada diez minutos de camino a casa, y una vez que llegué allí. Así que salí. Deben venir, vamos tomar una copa, sálvenme de mi obsesión por el tiempo. -
– No podemos. Estoy en un operativo, y lo estoy viendo-, dijo. -Mantengan las posiciones. ¡Déjenlo cruzar la puerta, a continuación, muévanse!-
– ¿Qué?-
– Sigue hablando-, le dijo a Charles. -Roarke, habla con Charles.-
– ¿Has hecho tus planes de luna de miel?- Roarke preguntó agradablemente incluso cuando sus ojos seguían al hombre que paseaba por la acera con una bolsa de compras.
– Ah, sí. Vamos a la Toscana-.
– No mires a tu alrededor, Charles. Habla con Roarke-.
– Nosotros… tendremos un chalet allí un par de semanas. Entonces…
– Fue genial verte.- Eve le dirigió una gran sonrisa, alzando la voz cuando Pauley se acercó a su puerta del jardín. -Ojala tuviéramos más tiempo, pero tenemos que… ¡Vamos!-
Ella corrió, cogió la puerta que Pauley dejó para desplazarse y la cerró detrás de él. Y presionó su arma a la parte posterior de su cuello. -Usted no quiere moverse.-
Diez policías armados rodearon el patio, apuntando con sus armas. La bolsa que Pauley sostenía cayó al suelo, rompiendo el contenido.
– ¿Qué está pasando? ¿Cuál es el problema? -
– Las manos detrás de su espalda. ¡Oh, por favor, dude. Por favor, trate de correr o resistir. Dame una excusa-.
– Estoy cooperando.- Puso las manos detrás de su espalda, y Eve le esposó. -No quiero ningún problema. No lo entiendo. -
– Entonces voy a explicar.- Ella se lo tiró todo a la cara. -Vance Pauley, está bajo arresto por conspiración para cometer asesinato, dos cargos, y conspiración con intento de asesinato, un cargo. Usted tiene el derecho a guardar silencio. -
– Yo no-
– Cállese. ¿No le acabo de decir que usted tiene el derecho a permanecer en silencio? -Terminó la versión revisada del Miranda, y luego dio una patada a los fragmentos de vidrio en el suelo. -Compró un brebaje de primera. Creo que planificó una pequeña celebración para cuando su hijo llegara a casa esta noche. Lo que pasa es que no vendrá a casa, por el resto de su vida. Y se volcó sobre ti, papá. -
Él se puso pálido y sus ojos se volvieron oscuros y enojados. -No sé de lo que está hablando. ¿Dónde está mi hijo? Tengo derecho a…
– Le di todos los derechos que usted va a conseguir. De tal palo, tal astilla. Cuando llegó el momento de la verdad, cubrió su propio culo. -
– Eso es mentira. Nunca habría dicho nada contra mí. -
Ella sonrió. -Lleva a este pendejo delirante a la Central. Regístralo en la cuenta cargada y lo meten en una jaula. Hablaremos pronto, Vance. Muy pronto. -
Se volvió hacia Roarke y a un fascinado Charles. -Ahora tú y los e-geeks pueden eludir la seguridad. Por los números, la gente -dijo ella en voz alta. -Quiero que registren de arriba a abajo, por dentro y por fuera. Embólsenlo, etiquétenlo y regístrenlo. -
– Bueno-. Charles le sonrió. -Este fue sin duda un emocionante paseo por el barrio.-
– Hacemos las calles más seguras para los recién casados. Me tengo que ir. Nos vemos a la mañana.
– Voy a estar allí. Ah, dile a Louise, cuando la veas, dile que no puedo esperar.-
– Voy a hacer eso.-
Ella lo tomó sola. Ella no veía ninguna razón para mantener a cualquiera de los equipos en el reloj por más tiempo. Con una caja grande, entró en la entrevista.
– Registro encendido-, comenzó.
– Esta es alguna clase de equivocación ridícula. No he pedido un abogado -todavía-, porque no quiero que sea más complicado. Ahora, exijo ver a mi hijo. -
– No. Cállate y escuche, porque esto realmente no va a tomar tanto tiempo. Y tengo cosas que hacer. Hemos confiscado todos tus aparatos electrónicos, y ya tenemos todos los datos acumulados de Deena MacMasters, Karlene Robins, Charity Mimoto, Elysse- bueno, ya sabe quienes son. Usted mantiene excelentes registros de su investigación, documentación en vídeo. Oh, sólo por el placer de hacerlo, estamos lanzando los cargos de fraude de identidad y todo eso. Trajimos su taller, también. Además, dispone de ilegales. Sólo continúa apilando, Vance-.
– Mire, usted no entiende.- Abrió las manos, un perfecto hombre de razón. -Tengo que ver a mi chico. Tengo que asegurarme de que todo está bien. Usted… algo anda mal con él. Me temo que podría haber hecho algo. Él podría haber hecho algo horrible. He tratado de cuidar de él, pero él ha…
– ¿Crees que voy a comprar esa mierda?- Dejó que su ira saliera, sólo saliera, y lo arrastró fuera de la silla. -Asqueroso hijo de puta. Usted lo hizo, y ahora lo deja freírse. Al igual que lo hizo con ella. Para salvarse. -
Ella casi le echó hacia atrás en la silla. -No tiene idea de lo que me gustaría hacerte, con mis propias manos. Así que no me jodas. Usted hizo un monstruo de él. Usted violó su mente, lo llenó de odio, desprecio y mentira. ¿Por qué la gente como ustedes, padres como usted hacen eso a sus hijos? -
Ella se apartó, se miró en el espejo de dos vías. Su corazón latía demasiado rápido, y sus manos querían temblar. Se estaba escapando de ella, pensó. No podía dejar que se escapara de ella.
Levantó una mano, puso la palma en el cristal. Un espejo en un lado, una ventana del otro. Y se imaginó la palma de Roarke presionando la suya.
Él la conocía, se recordó. Todo lo que había. Él estaba allí, y él seguiría estando allí. Podía manejar esto. Ella podía manejar cualquier cosa.
Bien, pensó. Estoy bien.
Por un momento, miró sus propios ojos. -Ella no lo quería tampoco, o no lo suficiente. Era… secundario para a ella. Se trataba de usted. -Estable de nuevo, se volvió. -Ella le protegió y usted dio una mirada hacia atrás cuando prescindió de ella. Y cuando tenías a los Sementales sobre tu cabeza, se la ofreciste. Ella era secundaria para ti, después de tu propio culo. Ella era alguien a quien utilizar. Eso es todo lo que era para usted. Una moneda de cambio-.
– Eso no es cierto.- Lo dijo despacio, con engrosamiento de la voz, los ojos tomando un brillo. -Yo amaba a la madre de mi hijo.-
– Ni siquiera puedes decir su nombre. Usted no sabe qué nombre utilizar. Él nunca tuvo uno-, añadió. Ni ella tampoco. No la nombraba para que ella siguiera siendo nada. -Él nos dijo todo.-
– Él no haría eso.-
– Oh, sí, lo hizo.- Algo de su fatiga vino encima, por lo que lo utilizó y lo miró en una especie de aburrimiento. -A su manera retorcida, estaba haciendo usted un héroe.- Ella volvió, se inclinó hacia abajo. -Él se jactaba de usted, Vance. De cómo le enseñó todo, se lo contó todo. Cómo encontraron sus objetivos juntos. Cómo hizo el acoso, la investigación, que compartió con él. Cómo usted lo planeó todo.
– Y aunque yo no tenía todo -en el expediente…-
Ella comenzó a tirar objetos fuera de la caja. -Discos -con datos sobre las dos personas que asesinó, la mujer que intentó matar hoy mismo, la que planeaba matar la semana que viene, y así sucesivamente. Sus familias, sus costumbres, su trabajo, sus amigos. -Muy a fondo.-
Ella sacó montones de fotos. -Imágenes del mismo, -incluyendo las que él tomó de Deena y Karlene después de que había terminado con ellas, para poder compartir el triunfo con usted. Hay más. Hay mucho más. Es sólo un maldito banquete de pruebas. Conozco a un fiscal que va a estar derramando lágrimas de alegría. -
– Puedo hacer un trato.- Hizo un gesto con las manos, como un político, pensó, haciendo hincapié en un tema de conversación. -Hay muchas cosas que no sabe. Le voy a dar información-.
– Vaya, eso es una buena oferta. Pero, no, gracias. Tengo más de lo que necesito, y por Dios, que ha sido un día largo ya. Sus impresiones están en todas estas cosas. Por todas partes. -
Él pasó una mano sobre su boca. -Yo estoy mostrando arrepentimiento. Él me metió en esto. Él es mi hijo, y necesitaba mi ayuda. Yo lo crié por mi cuenta, solos él y yo. Y perder a su madre de la forma en que lo hizo,… nos marcó. Yo le iba a hablar de entregarse, para obtener ayuda. -
– ¿Sería eso después de haber matado hoy a la madre de la Juez Mimoto, o tal vez después de uno o dos más?-
– Yo no sabía nada de lo de hoy. Acerca de Mimoto. Yo… pensé que estaba en el trabajo. Realiza trabajos de consultoría para Biodent, es un analista de datos. Pensé que estaba en el trabajo. -
– Jesús, Vance.- Hizo una pausa, dejó escapar una carcajada. -Eres tan completamente atornillado. Has registrado el golpe de hoy en tu agenda como una maldita cita con el dentista. -
– Yo no podía detenerlo.-
– ¿Usted sólo va a seguir tirando esta mierda en la pared hasta que algo se pegue?-
– Nunca he matado a nadie. Eso tiene que significar algo. Le ayudé, claro. Bueno, le ayudé a prepararlo, pero eso es todo. Y estoy arrepentido. Usted me puede dar un descanso. Yo nunca maté a nadie. -
– Sí, lo hizo.- El cansancio desapareció, el aburrimiento se volvió furia helada. -Y si pudiera, me gustaría cargarle con el asesinato de Illya Goleta, y con un niño de cuatro que murió y se convirtió en lo que quería que fuera. Lo único que conseguirá de mí es la recomendación de que lo coloquen en una jaula en otro sector de Omega, para que nunca tenga contacto con su hijo. Porque el va a averiguarlo tarde o temprano, le di un comienzo el día de hoy. Y una vez que lo haga, él va a usar su talento en usted Así que ese es el descanso que le daré, Vance. Usted vive. -
– Yo quiero un abogado-.
– El sujeto ha pedido representación. Fin de la entrevista. -
– Tengo dinero-, dijo cuando ella comenzó a cargar la caja. -Tengo un montón de dinero escondido. Seguro. Puedo hacer que valga la pena si se pierde esa evidencia. -
– ¿En serio? Mi tiempo vale mucho. -
– Cinco millones de dólares.-
– ¿Así que, si altero esta evidencia para que baje, me da cinco millones de dólares?-
En efectivo-.
– Gracias.- Ella golpeó la solapa. -Supongo que no se dio cuenta de mi grabadora. Vamos a añadir intentar sobornar a un agente de policía a la tirada-.
– Gritó mientras ella salió, invectivas feas que eran música para sus oídos. -Lleven esta evidencia abajo.- Ella pasó la caja al uniformado que esperaba. -Y usted puede tomar a esa bola de pus. Él quiere un abogado. -
Ella siguió caminando. Roarke la encontró con un tubo de Pepsi.
– Dios, que se sentía bien. Ahora me siento bien. -Ella rompió el tubo y bebió. -Ahora brillante suena bien.-
– Peabody llamó para comprobar. Le dije que creía que estabas atando las cosas. Yo vine para decirte que Trina te está esperando. -
– Mierda. Eso es malo viniendo de ti. -
Caminó con ella. -Lo hiciste bien. Tú… lo diezmaste-.
– ¿Estuviste en observación? Yo… te sentí. -
– ¿Dónde más podría estar?-
Esta vez, ella le tomó la mano, entrelazó los dedos con los suyos. Palma con palma, pensó. Él estaba allí. Él siempre lo estaría.
– Sé que suena raro, pero cuando empecé a tratar con él, con el padre, te sentí. Creo que se puede decir que me apoyé en ti. Me ayudó a mantenerme estable. -
Se llevó la mano a los labios. -Tú y yo vamos a ir a buscar algo de eso brillante.-