PARA AHORRAR TIEMPO, EVE ASIGNO A DOS DETECTIVES para recuperar el juguete de peluche de la escena del crimen y entregar – en mano- al laboratorio. Ella quería seguir adelante en la posible relación con la empresa de seguridad.
Cuando entró en la casa, dio a Summerset una breve mirada. -¿Por qué no trae un droide con uno de esos trajes de director de la funeraria y lo pone en el hall de entrada? Sería más vivo. -
– Entonces echaría de menos sus intentos diarios de ser ingeniosa.-
– Sólo tengo que intentarlo ya que el objetivo se presenta siempre en medio.- Ella subió por las escaleras, complacida. Idiota, pensó. Bastante bueno.
Ella fue directamente a su oficina, arrojando su chaqueta en el camino hacia su escritorio para comprobar las entradas.
La larga lista de nombres de Peach Lapkoff demostraba lo rápida y eficiente que era la mujer. Eve deseó tenerla en la nómina. Peabody había llegado a través de una lista de proveedores dentro de la ciudad que llevaba todos los elementos en cuestión, y añadió una nota de que ella estaría en el campo verificando.
Leyó la lista de lugares de Seguridad Plus en Manhattan, los datos sobre el técnico que había trabajado en MacMasters, y luchó contra la impaciencia cuando no vio nada de Yancy antes de que tuviera el café.
Con él, rodeó su mesa. -Una conexión, sólo un vínculo sólido, eso es todo lo que necesito. Si no pudo acceder a la casa y al sistema antes de la noche del asesinato, todavía podría caminar a través de él, ¿no? Eres tan cuidadoso, tan preciso. Trabajando para la empresa puedes acceder a los datos sin necesidad de venir a la casa. O tal vez eres lo suficientemente bueno para introducirte en ella desde el exterior. -
Se dio la vuelta y volvió hacia atrás.
– Yo no lo creo. No creo eso. Plantea demasiadas variables. Pero tal vez no tuviste que hacerlo porque la víctima te dio suficiente información acerca de la disposición. Eso no es tan preciso, no tan detallado, pero sería suficiente-.
Ella se detuvo, tomó café, enrollando los dedos de los pies, hacia sus talones. -Tal vez no hay problema técnico para que podamos encontrar, ya que podría ponerlo a prueba por su propia cuenta. Sólidas e-habilidades, pero no un genio. Si fueras un e-estrella, podrías haber encontrado una manera de evitar las cámaras sin tocarlas, sin dejar señales, con un mando a distancia antes de entrar, pero había que hacerlo desde el interior, para poner el virus y corromper el disco duro. El sistema es demasiado bueno para tus habilidades. -
Ella ladeó la cabeza mientras siguió estudiando el tablero. -Me pregunto, me pregunto… ¿No te cabrea que seas bueno, pero no brillante? No eres lo suficientemente excepcional como para evitar las cámaras de seguridad. No eres los suficientemente excepcional como para pasar el bloqueo de seguridad de MacMasters' -el enemigo. ¿Tienes que meterte debajo de su piel? Apuesto a que, sí, apuesto a que es una mierda para ti. Porque es lo suficientemente rico, lo suficientemente inteligente, lo suficientemente cuidadoso para tener lo mejor, y no puedes deslizarte a través de lo mejor. -
Ella trabajó para tratar de encajar algunas de las nuevas piezas, luego se sentó, pies levantados, ojos cerrados, tratar de pensar.
Ser un cliente es la forma más inteligente, la forma más segura, pensó. Pero los sistemas buenos son caros. Y requieren de una casa privada para su instalación.
Pero no tiene que ser su hogar. Un amigo, un pariente de un cliente. Pensó en nuevas preguntas y se sentó a darle la lata a Feeney de nuevo. Su entrante sonó y le entregó la lista de empleados y clientes, -con un negativo de referencia cruzada- hecho por Roarke.
Cotejó -las listas con los nuevos datos de Columbia, y chocó con otro negativo.
Molesta se paró para caminar. -Tú estás ahí, tú estás ahí, hijo de puta.-
Rodeó, caminó, se sentó, lo trabajó de una docena de formas diferentes desde una docena de puntos de vista diferentes.
Y mientras ella trabajaba, Karlene Robins murió.
En el loft, se volvió a comprobar y verificar los detalles. Había conectado su salida del edificio antes de hora, y había enviado a su novio un texto muy dulce para que no se pueda preocupar. Se vistió, luego colocó sus herramientas, así como su enlace, su PPC, y su libro de notas en su bolsa. Una vez más, apagó las cámaras, cargó su virus.
Salió del edificio y se dirigió a casa.
El trabajo policial, pensó Roarke, era sangrientamente tedioso. No tenía dudas de que estaría haciendo mucho más de él muy pronto. Pero cuando entró en la casa, determinó que no estaría haciendo nada de eso hasta que él hubiera tenido una comida decente y una hora para eliminar la e-basura de la cabeza.
– Este es un cambio-, comentó Summerset. -¿Vienes a casa tarde para la cena sin previo aviso, y pareciendo molesto y cansado?.-
– Entonces no me tientes para insultarte como Eve lo hace.-
– Ella está en su oficina, y lo ha estado desde que llegó a casa. ¿Hay algún progreso? -
– No lo suficiente, para tenerlo en cuenta-.
Él continuó y la encontró donde había pensado que lo haría, en su escritorio inclinada sobre los datos y el café.
Se levantó cuando él entró, pero él señaló con el dedo para detenerla antes de que hablara. -Vamos a tener una comida ya que todo lo que has tenido es café y una barra de chocolate.-
Ella parpadeó, y luego señaló que había olvidado deshacerse de la envoltura. -Necesito saber si…
– Te diré lo que hay que decir, pero yo también quiero algo de comida.-
– Está bien.- Se le ocurrió que él había tenido menos sueño que ella, y hacía malabares entre su trabajo y el suyo. -Voy a conseguirla.-
Levantó las cejas. -¿Lo harás ahora?-
– Sí. ¿Qué tal un filete? Probablemente necesitemos refuerzo-.
– Yo muy bien podría.- Él se acercó, le acarició el pelo. -Gracias por eso.-
Mientras ella fue a la cocina, abrió una botella de vino. Deliberadamente, le dio la espalda a su tablero de asesinato para mantenerlo fuera de su cabeza durante unos minutos. Un poco de tiempo de facilitación de descanso, pensó mientras bebía.
Sus cejas se levantaron otra vez cuando trajo la cena para dos en una mesa, cuando había asumido que comerían en su escritorio.
– Vamos a comer cerca de las ventanas-, dijo, y asintió con la cabeza al vino mientras empujaba la mesa hacia ellos.-Me vendría bien un vaso de eso.-
Sirvió una segunda copa, luego se acercó a ella, le rozo el hoyuelo poco profundo en su barbilla y la besó. -Hola, teniente.-
– Hola Civil. Vamos a tomar un respiro. -
– Yo podría tomar uno casi tanto como puedo comer la carne roja.-
– Está bien.- Se sentó, hundió su tenedor en una de las ensaladas que había programado con él en mente.-Fui a ver a Louise en su nuevo lugar.-
Ahora sus cejas se levantaron hasta arriba. Eres una caja de sorpresas,
– Yo pase cerca de allí de todos modos, y… Bueno, pensé que no estaría, así que sólo dejaría una nota y conseguir, ya sabes, algo de crédito.-
Mirándola, escuchándola, se rió por primera vez en horas. -Nunca cambies-.
– Bueno, debería haber trabajado, pero ella estaba allí. Plantando flores, ¿Quién lo imaginaría? -
– Asombroso-.
– No tengo que comer sarcasmo para reconocer el sabor. De todos modos, tuve que entrar y pasar por el lugar. Que debo decir que se parece a ellos. Suave, sofisticado y actual. Ella parecía feliz, el tipo de persona que contagia en un radio de diez pies. -Ella metió la ensalada en la boca para acabar de una vez. -Al igual que un virus en el aire.-
– Dios, tonta romántica. No es extraño que te adore. -
Ella le ofreció una sonrisa. -Así que, mientras yo estaba infectada, ella estaba hablando de que se iba a quedar en un hotel la noche antes de la boda porque ella no quiere que Charles la vea antes, y ella tiene que ser frotada, pulida y pintada. Le dije que debía quedarse aquí. -
– Ella debe hacerlo, por supuesto.-
– Y entonces le dije que probablemente querrá sus amigas con ella. Yo no sé de dónde vino. Solo salió de la infección estrafalaria de felicidad. No fue hasta que estuve a cierta distancia, y era demasiado maldita tarde, que me di cuenta de que una de esas mujeres era Trina. Tiene que serlo. Así que ahora he abierto todo a un montón de mujeres con la manía de la boda, una de las cuales vendrán a mí, oh sí, ella, con la porquería y la cosa pegajosa-.
Su corazón, pensó Roarke, siempre iba a ganar sobre su sentido de conservación a la hora de los que le importaban.
– Pero por pensar en el amigo acumulas crédito.-
– Yo no sé si vale la pena. Además… -
– Asesinato-, dijo cuando ella se calló. -Ya me has dado un respiro, y carne roja. No tienes que parar de hablar de ello. -
– Te veías cansado e irritable, y casi nunca lo estás. Ese es mi trabajo. -
Pensó en Summerset que dijo -molesto y cansado- y sintió el ceño fruncido agarrar antes de que pudiera detenerlo.-Estaba ambas cosas.-
– Estas mejor ahora.-
Se rió de nuevo. -Me tienes ahí. Me gusta el trabajo electrónico por regla general, sobre todo cuando hay un reto. Pero esto es como tratar de desenredar un ovillo de un hilo a la vez. -
– Tal vez no lo necesite. Tengo otros hilos, y los estoy atando. Yancy está trabajando en su rostro. Tengo varios puntos de contacto, y cuando le clave uno, habrá otros. Creo que puede estar en el e-negocio, o puede pagar un montón de juguetes. Incluido el mismo sistema de seguridad involucrado. Es tu sistema. Lo actualizas regularmente. -
– A medida que la tecnología surge, hay mejoras, opciones, sí. A un cliente se le daría la opción de añadir una o todas de las características nuevas o mejoras. -
– Lo qué hizo MacMasters, en marzo. El momento es muy, muy bueno. Un par de semanas más tarde, Deena se encuentra con su asesino. No puedo conectar al asesino o MacMasters al técnico que hizo las actualizaciones, pero va a ser uno, o él o la empresa. Seguridad Plus-.
– No es mía. Tenemos una oferta de servicio y mantenimiento a empresas y clientes y tienen la opción de elegir entre ellos, o por su cuenta y riesgo, con un independiente. Seguridad Plus es una organización sólida, y un centro de servicio para la mayoría de los sistemas tope de la línea. -
– Pero ha actualizado el sistema de marzo.-
– Lo puedo ver.-
– Mientras estás en ello, ¿puede ver quien ha comprado el mismo sistema que MacMasters en los últimos seis meses? Año-, corrigió ella. -Un año más, y tendría las mismas mejoras que en marzo. Ha pasado mucho tiempo en este proyecto. Habría recibido actualizaciones, también. Consiguió cada una de ellas.
– Te advierto que vende muy bien a un cierto nivel de clientela, y la mayoría busca las actualizaciones. -
– Algo va a cruzar con el tiempo. El sistema, su trabajo, su educación, su rostro, su motivo. Va a cruzar. -Sé muy bien que se va a cruzar. -Entonces va a cruzar una y otra vez. Luego, vamos a tomar la cuerda de la pelota y empujar hacia abajo su garganta. -
– Espero poder ayudar con eso. Por la niña, sus padres, por ti. Y por el mismo hijo de puta egoísta que comprometió mi sistema. -
– Todas buenas razones.-
– Voy a buscar los datos para ti. Puede tardar un poco. -
Ella tomó otro sorbo de vino. -¿Por qué no establecer una carrera y búsqueda, y vamos a terminar el respiro con un baño?-.
El inclinó la cabeza. -¿Un baño? ¿Es un eufemismo? -
– Tal vez-.
– Voy a prepararlo.-
Le gustaba el agua, era buena, era una fuerte nadadora -tanto literal como eufemísticamente. Necesitaba lo físico para compensar las horas y horas de pensar. Tal vez si paraba de pensar por un ratito, iba a volver a ello con más claridad.
Demasiado hilos, decidió. Tenía que encontrar uno, obtener uno para agarrarlo. Cuando lo estirara, el resto se desmoronaría.
Y, admitió, ella seguía pensando.
Ella no se molestó en ponerse un traje, y en cambio se desnudó en la humedad, el calor perfumado, y se zambulló en el agua azul profunda. Sintió que él se lanzaba a su lado, y emergía cuando comenzó a cortar el agua. Ella conocía su naturaleza competitiva. Él emparejó su ritmo, se empujó a sí mismo- y pronto se emparejaron en velocidad y habilidad en el agua.
Golpearon la pared al mismo tiempo, se giraron y corrieron de vuelta. El ritmo, rápido, duro -golpear empujar golpear- fue su trabajo. Imposible pensar cuando cada músculo trabajaba a su capacidad máxima, cuando el corazón comenzó a latir con fuerza por el esfuerzo.
A las cinco vueltas todavía estaban -golpe a golpe-, patada a patada.
Empujó un poco más, y un poco más todavía, cortando el azul profundo, de ensueño, extendiéndose por un centímetro, mientras que el agua voló por la fuerza de las tijeras de las piernas. Un poco más rápido, un poco más duro, buscando la velocidad y el poder, ella vio su cara borrosa mientras se inclinaba para tomar aire.
Una vez más, pensó, de nuevo, y curvó su cuerpo, empujó sus piernas para tocar la pared. A su lado, de cierta manera, como una sombra, golpeó a través de la claridad, la frescura, el azul del agua.
Perdió la cuenta del número de vueltas, de tiempo, de todo, salvo el movimiento, el ritmo, la presión física pura y el placer de estimularse a sí misma, y a él.
Desafío y movimiento, piel y agua, velocidad y necesidad.
Y cuando él la agarró, cuerpo resbaladizo y húmedo, a mitad de camino, ella estaba lista para él.
Se buscaron, sus bocas se juntaron, frescas del agua calientes de hambre. Con mordiscos rápidos, frenéticos, respondió a la urgencia del beso, mientras su corazón acelerado presionaba contra el suyo. Ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura, demasiado desesperada para preocuparse si se hundían como piedras.
– Ahora.- Ella se volvería loca si no era ahora.
Ella lo capturó mientras él la agarraba por las caderas, y sus las caderas se hundieron, exigiendo más, tomando más. Cuando él le dio más, empujando su espalda contra la pared, apoyándola, su cabeza cayó hacia atrás en un solo grito ahogado.
Fuerte, elegante, pensó mientras hacía estragos en su cuello. Y siempre ardiente. El amor y la lujuria, la necesidad y el placer se arremolinaban en su interior cuando el agua se arremolinó en la tormenta de su apareamiento.
Con él, de nuevo con él, latido a latido, demanda a demanda, en esta última vuelta frenética de la carrera. Ella se encadenó a él, los brazos y las piernas cerradas como cadenas mientras la boca se fusionaba a la de él una vez más.
Y fuerte y elegante, ella se estremeció contra él cuando los condujo a los dos hasta el final.
Bajó la frente a su hombro, a continuación, logró agarrar el borde cuando ella comenzó a deslizarse. -Ten cuidado.- Apenas pudo murmurar él. -O nos van a encontrar mañana boca abajo flotando en el agua.-
– Está bien.- Pero se acurrucó contra él. -Necesito un minuto.-
– No solo tú. No tenía ni idea de que nadar unas vueltas hiciera tan intenso el juego previo. -
– Mi idea-.
– No, tú has recogido el crédito por sexo y crédito como amiga en el mismo día.-
El sonido que hizo fue medio risa, medio suspiro. -Louise estaba nerviosa por la boda, porque todos los detalles sean perfectos. Tiene gráficos y líneas de tiempo y me dijo que ella es una ruina de los nervios y no esperaba estar así.-
– Es un día excepcionalmente importante-.
– Sí, pero le dije que está nerviosa por las minucias, porque ella no está nerviosa por el matrimonio, por Charles, por lo que están haciendo y por qué. -
Él le rozó su mejilla mientras se retiraba para estudiarla. -Tú eres la sabia.-
– No estaba nerviosa acerca de los detalles de las cosas de la boda cuando nos casamos. Apenas les presté atención, te las dejé todas a ti. -
– Así es.- Le besó la punta de la nariz. -Pero entonces tú estabas distraída por un asesino en serie.-
– No, eso no es todo. Quiero decir, sí, eso fue un factor. -Retiro su pelo, seda negra mojada, lejos de su cara. -Pero me di cuenta que no estaba nerviosa por las minucias porque yo estaba nervioso sobre el resto. Por el matrimonio, lo que estábamos haciendo y por qué. Yo creía que era la parte loca de eso, -tú, yo, el matrimonio. -Ella tomó su cara entre las manos, lo miró a los ojos. -Estoy muy contenta de haber estado equivocada. Tú eres mi feliz compañero.-
Él se apretó a ella, todo fue para ella. -Así es, tampoco tú estás sola.-
Atrapó sus labios una vez más, más suave ahora, más dulce. Luego retrocedió. -Ya basta de esto. El respiro ha terminado. -
Ella se movió libre, sacó la cabeza de la piscina para salir. Cuando él salió, ella le arrojó una toalla.
– Como un respiro, fue excepcional.-
– Sí, bueno, vale la pena hacerlo. Se podría pensar eso. -
Roarke envolvió una toalla alrededor de su cintura. -Y nuestra transición se ha completado.-
– Bueno, mi cabeza se despejó. Creo que es bueno en lo que hace-cuidadoso. No quiere demasiada atención. Pero él es el hombre confiable, el que realiza el trabajo sin la fanfarria. La gente diría, oh sí, el asesino es un bastardo fiable. Apuesto a que odia eso-.
– ¿Por qué?-
Tomando una bata ella caminó hasta el ascensor. Se puso ropa cómoda para el resto de la noche. -Porque es mejor que eso. Mejor que ellos. Es joven, es guapo, encantador, eficiente, inteligente y hábil como para llegar a esto, o conseguir que alguien más llegue a este e-virus que tiene a todos los obsesionados de la informática perplejos. -
– No estamos confundidos-, corrigió Roarke un poco molesto mientras iban hacia el dormitorio. -La investigación sangrienta está en curso y estamos siguiendo todos los caminos de mierda-.
A pesar de que le causó gracia oírle citar la línea de costumbre del departamento -con la adición del irlandés- se encogió de hombros. -El punto es lo mismo. Él no va a estar en la gestión, ni siquiera en los mandos medios a menos que requiera llevar una etiqueta con su nombre. Él será el secretario o técnico o trabajador que en su perra vida conseguirá el trabajo que OT le da. Si le piden un trabajo, lo hace, pero se molesta cuando su jefe o compañero de trabajo o supervisor toma todo o la mayor parte del crédito. -
En el dormitorio se puso la ropa interior. -Y él lo odia, la forma en que debe odiar no ser capaz de derrotar la seguridad de MacMasters desde el exterior.-
– ¿Eso crees?-
– Sé que es así, porque yo te estoy mirando a ti. Tú estás cabreado porque ha hecho algo que no has sido capaz de averiguar. Sin embargo-, añadió, sin molestarse en disimular una sonrisa cuando los ojos azules centellaron. -Es frustrante-.
– Tú lo estás haciéndolo más-, murmuró Roarke.
– Estás trabajando en eso. Pero el punto es, que este tipo de persona está dentro de un caparazón, un traje que tiene que usar que probablemente no le encaja muy bien. Las pequeñas cosas se oponen a un buen ajuste. Dejando el vaso, haciendo el video, pasando horas para matarla, y hacerlo dentro de la casa. Hay formas más sencillas, más seguras, pero tiene que presumir un poco. -
Intrigado, Roarke siguió vistiéndose. -¿Y qué tiene que ver todo esto con lo que dices?-
– Bueno, añadiendo a que él es joven, y que va a influir aún con su sentido de paciencia y control, va a cometer más errores. Tal vez sólo unos pequeños, – pero los va a hacer. Y voy a poder utilizar su necesidad de arrojar ese juicio ordinario, cuando lo tenga en una entrevista. Él querrá decírmelo.
– ¿Y ahora?- Ella se pasó una mano por el cabello húmedo. -Me dice que si trabaja para Seguridad Plus, es uno de los obsesos de la informática. Dondequiera que él trabaje, lleva a casa un sueldo decente, pero maldita sea, no es suficiente para pagar ese sistema. Tiene que ser un geek para el fabricante o una empresa de servicios-.
– Pediré a Caro que me consiga los nombres de todos los varones menores de treinta años que trabajan para alguna filial-. Dijo refiriéndose a su terrible secretaria. -El resto de los geeks los he estado corriendo durante todo el día. Ninguno de ellos se destaca, y ninguno se ajusta a tu perfil-.
– Los perfiles pueden estar equivocados. Ese fue un buen trabajo, obten los datos, dárselo a EDD. -
– Tal vez voy a pedir un aumento.-
– Te acabo de dar uno.- Ella le lanzó una sonrisa, y salió de la habitación.-Me gusta más una compañía de servicio. Está más de acuerdo. Servicio, no creación. Ninguna salpicadura -.
– Soy te di un buen servicio y recuerdo claramente las salpicaduras.-
– Bueno ahora incluso hacemos bromas sexuales.-
– Es lo justo. Eve, podría ser un consultor independiente, un cerebro de confianza, un solucionador de problemas. El campo es amplio y abierto. Él puede no trabajar para alguna empresa. -
– Mierda. Mierda. -Ella caminó. -Eso sería aún mejor para él, ¿no? Alguien que viene, arregla las cosas, o da consejos, pero en realidad no hace el día a día. Es perfecto. Maldita sea. Voy a trabajar a través de todo de nuevo, pieza a pieza. Añadir los datos que me consigas, mezclarlo con los datos de Columbia. Entonces-
– Una cosa que no has considerado,- interrumpió Roarke. -Es joven, inteligente, hábil, y no tiene escrúpulos. Hay otras formas para alguien como él de ganar dinero, lo suficiente para comprar un sistema de alto vuelo y la residencia para ponerlo. Robando. -
– ¿Robarlo?-
– La antigua y gran e-tradición. Hackear cuentas, desviar fondos. Manteniendo ese nivel medio, también, nada demasiado grande. Él sabe cómo usar la ID de otra persona para obtener lo que quiere. El robo de identidad es un negocio rentable si tienes talento. -
Se frotó las manos mientras sopesaba la idea. -Corre el riesgo de ser atrapado, pero está dispuesto a arriesgarse. Es cuidadoso y mantiene el riesgo bajo. ¿Por qué trabajar, o trabajar muy duro, cuando sólo puede tomar? Se trata de un ángulo. Es una buena idea. -
Su mesa de enlace sonó incluso mientras se dirigían a su oficina. Ella atendió, y escaneó el lector rápido. -Yancy, dame algo bueno.-
– Tuve un segundo período de sesiones con cada uno de los testigos. Tuve que darles, y darme un descanso entre ambos, pero sé que tenemos que impulsar. Creo que tengo algo, o algo parecido. Lola está más segura que Marta, pero…
– Muéstramelo-.
– Un momento. Ninguno de ellos le vio a los ojos, a causa de las gafas. Estas y la parte de la gorra escondían su rostro. He proyectado lo más probable, la probabilidad es de ochenta y siete y cambio, para esas características. Los ojos, las cejas, la frente. Marta tiene una idea de la frente, la cara superior cuando se quitó la gorra, pero-
– Muéstrame-, exigió Eve.
– Va en camino, en la pantalla y en copia impresa, proyectada y con gorra y gafas.-
Ella se inclinó sobre su unidad, estudió las imágenes que aparecieron en la pantalla dividida. Roarke se dirigió a las impresiones que salían de la ranura.
Joven, pensó. A principios y mediados de los veinte por su calibre policía. Hombre caucásico, atractivo, con incluso algunos rasgos femeninos. Nariz pequeña y recta, labios gruesos, ojos dulces, párpados un poco pesados. La cara era ovalada, casi clásica, y el cabello oscuro, desgreñado a la moda.
Estudió la imagen con ella, donde las características estaban oscurecidas por la gorra y las gafas. Y asintió con la cabeza.
– Me diste uno muy bueno, Yancy.-
– Si estás segura con él, lo podemos enviar a los medios-.
– A ningún medio de comunicación. Solo a los miembros del equipo por ahora. Es probable que vaya al memorial de la víctima. No quiero alertarlo, asustarlo y que huya. Manda esto a los demás miembros, con un candado. Voy a iniciar una búsqueda de imágenes, a ver si puedo identificar al hijo de puta. -
– Buena suerte-.
– Tú me diste más que suerte. Esto podría hacer la diferencia. Envíalo, Yancy, y vuelve a casa. -
– Puedes contar con ello.-
Cuando Yancy apagó, Eve consideró sus opciones, a continuación, se puso en contacto con Jamie.
– Dallas, Hey.-
– Te voy a enviar una imagen,- dijo sin preámbulos. -Toma, y búscalo en Columbia. Yo voy a enviarte los datos. Quiero empezar a utilizar su programa de imagen, a ver si me puede conseguir una coincidencia-.
– Es él-.
– Es lo que tenemos. Esto está bloqueado, Jamie. Nadie más que tú, o McNab si lo necesitas. No es para cualquiera de tus e-amigos-.
– Lo entiendo. Ya lo sé. Voy a trabajar, Dallas. -
– Voy a conseguirte la autorización. Buen trabajo-, dijo, y luego dejó escapar un suspiro y una vez más llamó a Peach Lapkoff.
– Bueno, teniente, estamos llegando a ser las mejores amigas. -
– Pido disculpas por interrumpir su noche. Tenemos una imagen, y se la estoy enviando a Jamie a la universidad, como un consultor experto, civil, para trabajar con su programa de imágenes. -
– ¿Ahora?-
– Ahora. Necesito que autorice esto, Dra. Lapkoff, y que lo mantenga confidencial. No puedo permitirme el lujo de una fuga. -
– Yo me encargo de eso personalmente.-
– Estás haciendo mi trabajo más fácil.-
– Mi abuelo no esperaría menos.-
– Ella lo está haciendo bien,- murmuró Eve mientras cortaba la transmisión. -Así que.- Ella asintió con la cabeza a las imágenes en la pantalla. -Ahí lo tienes, cabrón. Ahora, ¿quién eres? Computadora, iniciar la búsqueda y encontrar todos los datos individuales de las imágenes actuales, comience con residentes de Nueva York. -
Reconocido. Iniciando…
– Búsqueda secundaria: la misma imagen, misma Directiva, para con los estudiantes enlistados en el archivo Lapkoff-Columbia-C-.
Reconocido. Iniciando búsqueda secundaria…
– Podría tener suerte allí, lo encuentran en la lista corta antes de que Jamie haga la mitad de Morningside Heights. Muy bien. Ahora, mientras los datos se están corriendo, puedo añadirlo a la mezcla y…
Él le apartó, tocó una serie rápida de teclas. -Terminó, hace unos minutos. Y sí, hicimos una actualización en su sistema la tercera semana de marzo. ¿Quieres una búsqueda en tercer lugar, con estos datos?, lo hago. -
– Afirmativo-.
Ordenó él mismo el trabajo. -Yo diría que es hora de más café, y tendría que ir al laboratorio para tener el mío.-
– No es necesario-
– Ese no es el punto, ¿verdad? Yo no voy a dejar que un sinvergüenza me venza. Llévalo, teniente, y así yo seguiré. -
Ella consiguió su propio café, y luego agregó los dos bocetos a su tablero. A medida que su equipo trabajaba, rodeó el tablero y consideró la teoría de Roarke. Piratería o robo de identidad. Un chico tendría que perfeccionar su oficio, ¿no? Y una versión más joven del hombre en su tablero podría haber cometido un par de errores. Resbalar un poco, aprender todos los detalles.
Una mancha pequeña en su registro como menor, reflexionó. Podemos añadirlo, sí que podemos. Podemos añadir esa posibilidad. Tal vez de vuelta a casa, siempre que la casa fuera el infierno.
Palos cerca de la verdad, ella recordó. Él le había dicho a Deena que había tenido un pequeño encuentro con la ley sobre ilegales. Tal vez las había tenido con delitos cibernéticos en cambio.
Dejó que el equipo continuará su búsqueda y se sentó con su PPC para ejecutar penales, por delitos menores, con los datos que había acumulado de Roarke y Columbia.
No le sorprendió encontrar tantos. El policía en ella se sorprendía más cuando alguien conseguía pasar por la vida sin una mancha o una multa o una detención.
Ella comenzó el laborioso proceso de análisis, eliminando, separando los posibles. Una vez más, perdió la noción del tiempo, y casi dejó caer su tercera taza de café cuando su vínculo sonó.
– Dallas-. El rostro de Jamie le dijo lo que quería oír. -Lo he conseguido. Creo que lo tengo. Es una coincidencia de noventa y siete punto tres de probabilidad. Es de cinco años atrás, y sólo tuvo un semestre y medio, pero…
– Mándamelo. En la pantalla, ahora, -le ordenó mientras la transmisión zumbaba.- Ella se quedó mirando la foto de identificación. -Buen trabajo, Jamie. Apaga todo lo que tienes allí, limpia la búsqueda. -
– Es él, ¿no? Es el hijo de puta que mató a Deena-.
Ella miró los ojos cansados y furiosos de Jamie. -Hiciste un buen trabajo-, repitió. -Vamos a vernos por la mañana. Vete a casa. Duerme un poco. -
Ella sabía que quería discutir, era evidente en su rostro. Pero él sacó un-Sí, señor. -
Cortó la transmisión y luego se volvió a la pantalla para estudiar otra cara joven y atractiva.
– Hola, Darrin Pauley. Eres un hijo de puta. -
En el laboratorio, Roarke se trenzaba en una lucha. Había agarrado la cola amorfa del fantasma y estaba luchando para mantenerlo. -¿Lo ves?-, Exigió.
En una pantalla de pared, los ojos de Feeney se redujeron a rendijas. -Lo veo, ¿tengo ojos, no?. Es necesario volver a calibrar el bypass, entonces-
– Estoy muy jodido para hacer eso.- Roarke giró hacia otra computadora, introdujo otro código.
– Puedo pelear desde aquí.- En otra pantalla, McNab se movió. -Si agarramos la parte de atrás desde aquí…
– Sigue trabajando para mejorar, espetó Feeney. -Ya lo tengo.-
– Roarke-.
– ¡Ahora no!- Le disparó Roarke a Eve, y a los dos hombres en las pantallas de pared.
– Jesús, una pared geek-, murmuró. Entonces vio a otra imagen, una sombra en las sombras.
– Lo estás sacando.-
– Lo hemos conseguido, pero con las uñas ensangrentadas. Calma. Si no puedo bloquear esto, tendremos que hacerlo todo de nuevo. -
Mientras miraba, la pantalla comenzó a desdibujarse con puntos blancos. Oyó a McNab decir: -¡No! Maldita sea, ¡no! Es otra cepa. Jesús-.
– No esta vez-, espetó Roarke. -El patrón está allí. Invierte el código, cada secuencia. -
Eve podía ver el brillo de sudor en el rostro de Feeney, escuchar la férrea determinación en la voz de Roarke.
Los puntos en la pantalla se desvanecieron.
– ¡Lo hicimos!- gritó McNab.
– No del todo, sin embargo,- la voz de Roarke sonó un poco aliviada. -Pero lo hicimos sangrientamente bien.-
No sabía lo que estaban haciendo, pero la sombra que pantalla brillaba que parecía se desvanecería. Luego se estabilizó, se silenció.
– Cerrado- dijo McNab. -Hemos encerrado al hijo de puta. Le sacudimos al maldito. -Él saltó para arriba en una danza de la victoria.
– Cristo-. Roarke se inclinó hacia atrás. -Me vendría bien una pinta.-
– Me vendría muy bien tener una, también. Buen trabajo, para cada uno de nosotros maldición -, dijo Feeney.
– Ah… ¿qué es eso?- Cuando Eve hizo un gesto a la sombra, todos los ojos, en la pantalla o en la sala, se volvieron a mirarla.
– Rompimos el virus-, le dijo Roarke. -Hemos reconstruido esta imagen distorsionada de los píxeles. Realizamos un milagro sangriento. Y no, no es eso. Eso es todo por ahora. -
– Vamos a empezar a mejorarla, definirla, limpiarla-, le dijo Feeney, luego tomó un largo trago de una botella de cerveza. -Va a tardar horas, tal vez un día, pero está ahí, y lo podemos sacar. Y ya que estamos haciendo eso, tenemos la secuencia y la codificación de bloqueo para obtener el resto de ella. Vamos a ser capaces de ver al hijo de puta caminando justo en la puerta.
– Eso va a ser el límite a la misma. Mientras tanto, gracias a Jamie, tengo un nombre, y un punto de origen. Darrin Pauley, edad veintitrés años. Según los datos declarados vive en Sundown, Alabama, al sur de Mobile, con su padre, Vicente Pauley. No tengo ninguna conexión de un Pauley con MacMasters-todavía, pero encaja a la perfección, hasta su sonrisa tímida. -
– Él no es más de Alabama que mi culo-, dijo Feeney.
– No, pero su padre lo es. Le corrí, y él tiene trabajo remunerado, vive con su esposa y su hija de doce años de edad, en Sundown-.
– Podría ser un ciego-, sugirió Feeney.
– Podría, pero el parecido es notable. Él tiene que ser entrevistado, ahora, y cara a cara. -
Roarke miró al equipo que había empezado a disfrutar de nuevo. -Supongo que vamos a Alabama esta noche. -
– Supones correctamente.-