Me surgió una palabra como un pájaro espantado por un niño: transido. Supe que me sentía transida. En su acepción como participio pasivo del verbo transir significa «pasado», «terminado», «muerto». Es un verbo anticuado. Hoy usamos el adjetivo: aquejado por el hambre, la fatiga o el dolor. «Pero yo me siento transida en participio pasivo», pensé. «Además, las palabras son irreales: puedo caminar transida como si este término, transido, transida, hubiera sido inventado por mí. Puedo escribir: "Carmen del Mar caminó desnuda y transida con los ojos alzados hacia la luz y los pies a escasos centímetros del suelo", y esto que escribo se desvanece en el aire pero deja una sonrisa de sentido, y al escribirlo lo vuelvo real, como mi muerte».
Me palpé el pañuelo atado al cuello. Me estrangulaba un poco. Sólo un poco. Seguí caminando hasta el final de la Trocha y llegado este punto me aburrí de transirme. Me dolían los pies y empezaba a estar harta de contemplar mi propia miopía, así que emprendí el regreso a casa.
En casa faltaba algo: usted. La recorrí tal como iba, sin desmontar el artificio de los zapatos horrendos, oyéndome taconear como una yegua: fui del salón al despacho, y del despacho a la cocina, de la cocina al saloncito, del saloncito al cuarto de baño y del cuarto de baño a los dormitorios, waiting, panting, my eyes glowing like the eyes of cats; abrí la despensa y el armario empotrado del pasillo; me asomé al patio de atrás y al huerto de delante; exploré el muro. Todo vacío, ni rastro de usted. Después pensé: «La solución es simple: usted quiere matarme, ése es su único interés, así que no tiene sentido que esté si yo no estoy, porque no podría matarme en mi ausencia. No podría, por ejemplo, matarme en mis libros, matarme en mis apuntes, matarme en mi ropa, matarme en mi televisor, matarme en mi pijama, matarme en mi perfume. Es necesaria mi presencia para que usted logre lo que se propone, que es mi ausencia. Ahora bien, usted podría acecharme. Pero eso iría por completo en contra de sus principios, ya que lo que quiere usted es matarme, tan sólo, no acecharme.» Si todo va bien, la cosa debería ocurrir de la forma siguiente: