RAPA NUI,(ISLA DE PASCUA).
La vista desde el borde del Rano Kao era espectacular. Las olas chocaban contra las rocas a miles de metros por debajo y el mar se desplegaba hasta el horizonte, de forma que el sol que se ponía provocaba cientos de chispas en las crestas de las olas. Lo único que molestaba la vista era la silueta de un portaaviones situado a diez kilómetros de la costa.
Pasó un avión cargado con otro grupo de políticos. El grupo operativo del Abraham Lincoln se encontraba disperso por la isla y el aeropuerto local estaba repleto de aviones de llegada. Turcotte se agachó y tomó una piedra, que hizo saltar arriba y abajo en la mano. Kelly estaba a su lado.
Von Seeckt y Nabinger todavía estaban en la caverna, estudiando el ordenador del guardián. Poco después de explicarles la historia, Nabinger encontró el control que abría un pasillo que conducía al borde del cráter. Los demás empezaron a llegar y la doctora Duncan los conducía hacia abajo para mostrarles lo que habían encontrado.
Nabinger se había comunicado de nuevo con el guardián. Había tanta información… Teoría de la medicina, física, astronomía, también las instrucciones para pilotar la nave nodriza. Todo estaba ahí.
– ¿Y ahora qué? -preguntó Turcotte.
– Estamos sentados sobre la historia más grande del siglo,-dijo Kelly-. ¡Qué diablos! La historia más grande de los últimos dos mil años.
Ella y Turcotte habían visto el cuerpo de Gullick. Turcotte le había explicado a Kelly su teoría de que Gullick había sido controlado por la pirámide descubierta de México. Que Gullick la había activado y la había puesto en marcha, pero luego la pirámide había tomado el control. Ahora todo cuadraba y Kelly pronto abandonaría el lugar para hacer su trabajo y contar al mundo la historia.
– Echo de menos a Johnny -dijo ella-. Esta historia es más suya que mía.
– Su muerte no fue en vano -dijo Turcotte.
– Ayudó a arrojar luz sobre el acontecimiento más importante de nuestra historia -corroboró Kelly.
Turcotte tiró la piedra hacia el océano y vio cómo desaparecía.
– Estoy pensando en aquel comandante alienígena de hace tantos años. Aspasia. Sobre la decisión que tuvo que tomar.
– ¿Y? -preguntó Kelly
– Tuvo que tener un buen par de cojones. -Turcotte se puso en pie-. Y tomó la decisión correcta. Era la que tenía que ser.
– No conocía ese lado filosófico tuyo -dijo Kelly.
– Todo esto tenía que ocurrir. Te lo aseguro. Sin embargo -Turcotte miró hacia el mar-… no sé si hemos tomado la decisión acertada de continuar ahí abajo con el guardián. No sé si todo esto es para nosotros; este conocimiento, esta tecnología están por delante de nuestros tiempos. He estado hablando con Von Seeckt. Dice que todavía le están dando más poder al guardián, lo están poniendo totalmente al día.
– Pareces… -Kelly dudó.
– ¿Asustado? -dijo Turcotte mirándola. Ella asintió-. Lo estoy.