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SHEILA

La señorita Wright lo sabía.

Desde el principio ya sabía quién era yo. Quién era ella en realidad. Me siguió el juego, sabiendo que iba a morir. Cassie Wright estaba dispuesta a follarse a seiscientos saca-leches para hacerme rica.

Créetelo. Otra cosa a la que el día de hoy no se reduce para nada es a una cuestión de realidad.

¿Qué hace uno cuando toda su identidad queda destruida en un solo instante? ¿Cómo reacciona uno cuando toda la historia de su vida resulta estar equivocada?

Menuda zorra.

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