Capítulo 9

Ryland Miller no era en absoluto lo que Tansy había esperado. Él era definitivamente una fuerza a tener en cuenta, duro, con cicatrices y fornido como un luchador. Sus acerados ojos grises parecían ver directamente a través de ella, su pelo oscuro se derramaba en ondas rebeldes sobre la frente, pero su sonrisa era amable. Ella había salido de la ducha, vestida con poco maquillaje y el pelo todavía húmedo, para encontrarse a Ryland sentado con Kadan, cómodamente.

Kadan alzó la vista, y algo en su energía la dejó helada al principio, pero entonces él sonrió y se puso de pie, y ella inmediatamente sintió un cambio en su interior, un ablandamiento. Kadan tomó su mano y tiró de ella hasta situarla bajo su hombro con una mano deslizándose posesivamente alrededor de su nuca mientras él hacía las presentaciones. La expresión de Ryland pasó de especulativa a conocedora, y ella tuvo que esforzarse para impedir el sonrojo.

– Ryland está casado con Lily Whitney. Acaban de tener su primer hijo -dijo Kadan.

Tansy tuvo problemas para evitar que su cara mostrara cualquier cosa salvo un interés cortés. Todavía encontraba difícil de creer que un amigo de Kadan pudiera estar casado con la hija de Whitney.

Echó una mirada a Kadan, pero como siempre, su expresión aportó poco.

Puedes confiar en él.

La expresión de Kadan podría ser distante, pero su calidez se vertió en su mente. Ella se las arregló para mantener la sonrisa y cabeceó ante las presentaciones, conservando sus manos enguantadas detrás de la espalda. Detestaba usar los guantes ahora que había estado durante meses en las montañas, y un breve tiempo con Kadan, sin ellos. Era como si hubiera ido de la libertad de vuelta a la prisión, aunque incluso a ella le parecía una analogía melodramática. No podía evitarlo. Sentía sus dedos ceñidos y aprisionados, deseando salir del hacinamiento.

Tres hombres esperaban en la sala de estar, todos se pusieron de pie cuando ella entró. Ryland Miller podría no parecer un hombre en quien se pudiera confiar; de hecho, parecía un hombre de pocas palabras pero de mucha acción, a pesar de eso había una firmeza en él que le resultaba atrayente. Podía sentir el respeto e incluso una cierta amistad en la mente de Kadan dirigida al hombre. ¿Qué llevaría a un hombre fuerte a casarse con la hija de Whitney? Kadan estaba bloqueando una cantidad considerable de la energía, pero estaba permitiendo que se deslizara la suficiente, y ella fue consciente de que Ryland tenía talento psíquico también.

– Este sinvergüenza desaliñado es Raoul «Gator» Fontenot. Va a intentar apartarte de mí con su encanto.

Gator sonrió abiertamente como un crío.

– Ma’am [6], tengo una pequeña bruja en casa y ella se quedaría con mi cabeza si pensara que ando coqueteando -dijo, arrastrando las palabras con su acento cajún y le guiñó un ojo, reafirmando que ella estaba segura aunque su sonrisa pudiera y probablemente derritiera corazones.

– ¿Es Gator alguna especie de apodo?

– Sí, ma’am. En las Fuerzas Especiales a menudo nos damos los unos a los otros motes apropiados. Kadan es «Bishop [7]», Rye es «King», y Sam, uno de nuestros miembros de equipo, es «Knight». -Gator le sonrió, su voz arrastraba las palabras como la melaza en un domingo-. Yo no juego aburridas partidas de ajedrez, cariño, pero lucho con caimanes.

Kadan traspasó a su amigo con una acerada y penetrante mirada.

– Tú sigue coqueteando con ella y vas tener bronca con Flame. Esa mujer es la única persona que puede ser más perversa que yo.

Tansy le lanzó a Kadan una perspicaz mirada. Por regla general él podía leer las mentes de la gente. Estaba bastante claro que Gator podía coquetear, pero que era definitivamente un hombre de una sola mujer.

Sí lo es, estuvo de acuerdo Kadan, pero es bueno para ellos que sepan lo que hay.

La mano de él se deslizó desde su nuca al hombro, sus dedos le rozaron sel cuello, acariciando con pequeños ataque ligeros como plumas, pero que ella sentía hasta la punta del pie.

Tipo duro. Ella hizo el equivalente mental de poner los ojos en blanco, no queriendo revelar que hasta el toque más ligero podía afectarla del modo en que lo hacía. Escalofríos de reconocimiento le pusieron le piel de gallina y bajaron por su columna.

Kadan simplemente se encogió de hombros, su expresión severa y ojos fríos lo decían todo a sus amigos.

La sonrisa impenitente de Gator se ensanchó, centelleando sus dientes blancos.

– Flame es la mejor mitad de mí y seguro que mantiene mi vida interesante.

La mente de Tansy estaba corriendo con la idea de los temas y los apodos en las Fuerzas Especiales. Cada pieza de marfil del juego había sido tallada obviamente para un asesino. Si fueran militares y Caminantes Fantasmas, no podría ser tan difícil encontrar sus apodos. Solo que no había muchos Caminantes Fantasmas si lo que decía Kadan era cierto. ¿No sería simplemente una cuestión de pasar por los equipos y enterarse de cómo se llaman los unos a los otros?

Ella echó un vistazo hacia el comedor. Sólo podía vislumbrar la larga mesa desde la arqueada entrada que conducía a éste. No había figuritas sin guardar. Todas las pruebas estaban de vuelta en la habitación de guerra, y apostaría hasta su último dólar a que la puerta estaba bien cerrada con llave.

No hay manera de que mis equipos sean en modo alguno responsables, y yo habría reconocido los nombres. He trabajado con todos los miembros de ambos equipos. No, éste es un equipo de fuera, dirigido por Whitney o alguien más. Están relacionados con Whitney; no hubo duda en mi mente ni siquiera antes de que tú encontraras al Titiritero con la corrupción de Whitney sobre él.

Tansy dejó escapar el aliento lentamente. Whitney no había estado contento con el funcionamiento en unos cuantos hombres; había realzado a otros, y obviamente sus perfiles psicológicos no habían mostrado que éstos fueran peligrosos, o tal vez fuera porque eran los que él había elegido. Y eso daba mucho, mucho miedo. Ella volvió la cabeza y miró a Kadan.

Tú lo sabías. Desde el principio, lo sabías

Él no miró a la mujer, pero su mente rozó la de ella. Tengo sospechas. Conozco a estos hombres y al resto de mi equipo. Son capaces de matar, pero no de asesinar por placer. Estos asesinos lo hacen para divertirse. Esto es literalmente un juego para ellos.

– Kadan -habló el tercer hombre. Su voz era tranquila, pero inmediatamente captó la atención-. Si tienes algo para compartir sobre todo esto, hazlo. He estado viajando sin parar y quiero llegar a casa y ver a Dahlia. No me gusta estar lejos de ella durante demasiado tiempo.

Era obvio que el hombre era consciente de que Kadan y Tansy se estaban hablando telepáticamente. Ella lo examinó. Tenía aquella misma calma en él que Kadan. Era alto, con largo pelo negro como la medianoche, piel atezada, y los ojos verdaderamente negros. Así como los ojos de Kadan eran tan azules que podrían parecer negros, este hombre tenía ojos del color de la obsidiana

– Nicolas Trevane -le presentó Kadan-. Disculpa, Nico, todavía estamos revisando las cosas. Los padres de Tansy han sido tomados como rehenes. Creo que Whitney está implicado, y que tenía un Caminante Fantasma presente en la casa con los cautivos. Quieren que Tansy se entregue o planean matar a sus padres. Ella tenía veinticuatro horas. Ya han pasado ocho.

Los tres hombres miraron de la cara de Tansy a la de Kadan. Gator sonrió abiertamente otra vez, en esta ocasión bromeó con voz cansina:

– Doy por hecho que esto no es una opción.

Kadan deslizó la mano por la curva del trasero de Tansy y luego pasó el brazo alrededor de su cintura.

– No.

Simple. Directo. Así era Kadan

Tansy suspiró.

– Dibujé un plano de la casa. Tenemos un túnel de escape, pero Fredrickson lo sabe.

Con el brazo ceñido alrededor de ella, Kadan mostró el camino hacia el comedor, donde extendió varios papeles sobre la mesa.

– La propiedad es considerablemente grande y probablemente esté bien custodiada. Por suerte, Tansy conoce la localización de todas las cámaras y las ha señalado para nosotros.

Kadan retrocedió para permitir que los hombres estudiaran el plano de la casa y la finca, completado con tanta información como Tansy pudo recordar; dónde estaban habitualmente apostados los guardias, dónde estaban localizados los perros y las cámaras. Él movía la mano de arriba abajo por la curva de su columna, saboreando la sensación de su femenino contorno.

Tansy le lanzó una severa mirada. Él no la miraba, aparentemente tampoco le estaba prestando atención en absoluto, varias veces se inclinó sobre la mesa para indicar detalles a Ryland y a Gator, debatiendo un plan de entrada y extracción. Ella trató de escuchar, encontrar la manera en que sus mentes funcionaban maquinando, pero la mano de él la estaba distrayendo. Varias veces él deslizó la palma sobre su vestido de tela vaquera, moldeando sus nalgas, con el pulgar trazando caricias de fuego mientras su mano la acariciaba.

No. Los otros hombres tenían una vista demasiado aguda como para no advertirlo. No era tanto el que ella se opusiera a que lo viesen acariciarla, era su reacción lo que la estaba avergonzando. La enardecida respiración que no podía frenar completamente. El endurecimiento de sus pezones. Su toque la afectaba, no importa lo ligero que fuera.

No me digas jamás que no puedo tocarte. En cualquier momento. En cualquier lugar. Sonó como una orden. Grave. Firme. Una enronquecida y aterciopelada promesa de represalia de índole sexual, que envió una ola de calor golpeando a través de su cuerpo y humedeciendo sus bragas.

Pero Tansy estaba en su mente y su carencia de emoción la afectaba. Él estaba desconectado. Aislado. Agua helada fluía de nuevo por sus venas. La asustaba de esa manera, tan distante que no parecía ser consciente de ninguna de las emociones que una persona normal tendría. Sólo era su mano en ella, la forma y textura de ella, el olor de ella, lo que alojó un asomo de sentimiento fluyendo a través de él. Él se aferraba a aquella pequeña conexión, pero no parecía darse cuenta de que era él quien la estaba haciendo.

Como para asegurarse de que ella entendía, su mano se movió sobre sus caderas y subió por su tórax, deslizándose a lo largo del costado de su pecho, retrocediendo hasta su nuca. Los dedos apretaron hasta que ella giró la cabeza. Él se inclinó. De manera despreocupada. Haciéndose cargo. Tomándose su tiempo. Retándola a desafiarlo y apartarse. Si ella no hubiera sentido aquel pequeño destello de necesidad en él podría haberle dado una patada en la espinilla y decirle que se fuera al diablo, pero, en cambio, se quedó ahí de pie quieta y aguardando el toque y el sabor de él. Había un aura de intensidad sexual rodeándolo, y en el momento en que estaban cerca, su absoluto magnetismo abrumaba su instinto de conservación y ella parecía que sencillamente se le entregaba, atraída como una polilla a la llama.

Él tomó su boca suavemente, en absoluto como la amenaza de su mente. Ella probó su hambre y supo que su necesidad por ella era elemental y profunda y más allá incluso de su entendimiento.

Desvuélveme el beso

Ella no estaba segura de por qué él la necesitaba tanto. ¿Certeza? Parecía tan completamente confiado que apenas podría creer que se sintiese en modo alguno amenazado por la presencia de los otros hombres. Esto no cuadraba con su carácter. Los brazos de ella se deslizaron alrededor de su cuello y abrió la boca para él, sintiéndolo dentro de sí, acariciando y degustando con aquella misma suavidad que tanto la desarmaba.

¿Estás bien? Ella le tocó la mejilla.

Él levantó la cabeza y le sonrió. Sin problema.

Ella no estaba segura de creerle, pero él ya se estaba inclinando sobre los dibujos. Indicándoles a los demás la puerta con las cámaras y los guardias.

– Este puesto siempre está vigilado. Acantilados en la parte de atrás de la casa y serían difíciles de escalar, pero no imposibles desde el lado del océano. Fredrickson está obligado a vigilar un acceso desde ese lado así que es muy probable que aumente los guardias allí.

– ¿No pensarás que él se va a creer que voy a entrar directamente y me voy a entregar? -preguntó Tansy esperanzada.

– Tenemos que asumir que él sabe que fui a buscarte y que estás conmigo. No usaste la radio para llamar a tus padres, llamaste desde una línea no detectable y segura. Fredrickson lo sabrá. Estará preparado para un equipo de asalto.

– Entonces la entrada por los acantilados no va a ser un buen plan.

– Podemos esperar a que Tucker e Ian hagan un informe, pero demos por hecho que no -dijo Kadan. Su mirada se cruzó por un breve segundo con la de Ryland.

El hombre moreno aflojó sus hombros un poco.

– Podría tomarme un poco de café, Kadan. ¿Tienes algo por aquí?

– En la cocina -dijo Kadan.

– Lo traeré -dijo Tansy, contenta por tener algo que hacer. La planificación de asaltos no era su fuerte-. ¿Alguien más quiere algo?

Kadan esperó hasta que Tansy hubo anotado sus órdenes y dejado la habitación. Mantuvo la voz baja.

– El paquete se espera que sea hostil. Hay un lazo con Whitney. Quiero sacarlos discretamente a una casa de la que solo nosotros sepamos y mantenerlos bajo custodia. Si no nos dicen lo que necesitamos, tendré una charla privada con ellos.

Ryland se movió inquieto, su mirada ojeando hacia la cocina.

– Kadan. No si ella es tu elección. Yo me ocuparé de esto.

Kadan sacudió la mano.

– Mi mujer. Mi responsabilidad. Puedo vivir con ello.

– Ella no será capaz.

– No tengo ningún problema en hacer cualquier cosa que sea necesaria para mantenerla segura, y ella nunca lo sabrá.

Nico se encogió de hombros.

– Son tus razones, Kadan, pero las mujeres tienen un modo de averiguar cosas que tú no quiere que sepan, y cualquiera de nosotros haría el trabajo por ti. Sólo danos la orden.

– Lo aprecio -dijo él bruscamente, pero no eludiría su responsabilidad. No cuando se trataba de la seguridad de Tansy, y especialmente porque eran sus padres y ella los quería. Si fuera por eso, él lo haría tan rápida, indolora y humanamente como fuera posible.

Tansy volvió con una colección de tazas, azúcar, y crema. Kadan le quitó la bandeja y la colocó en la mesa.

– ¿Cómo va eso? -Ella echó un vistazo a su reloj-. ¿Y para cuándo nos marchamos?

– Creo que estamos a punto, nena. Te quedarás en el piso franco en el que situaremos a tus padres. Dejaré un par de mis hombres allí contigo.

Ella lo miró frunciendo el ceño, sacudiendo la cabeza rápidamente.

– Para nada. Eso no fue nunca parte del plan. Voy contigo. Si algo sale mal, tengo que estar allí para…

– No -pronunció la palabra con calma, su voz tan baja que era apenas audible, aunque cortó como una hoja de afeitar, exigiendo conformidad inmediata.

Tansy tiró para apartarse de los dedos que habían colocado suavemente alrededor de su muñeca como un brazalete… salvo que en lugar de alejarse, sintió los dedos apretados como grilletes, impidiéndole moverse a cualquier parte.

– No sacrificarás tu vida por la de ellos. Esa nunca ha sido una opción. -Su voz susurró como terciopelo, pero restalló como un látigo, azotando a través de su mente quemando su decreto en el cerebro de ella. Él hizo un pequeño esfuerzo por ablandar la orden con una explicación.

– No podemos llevarte al combate, serías un estorbo.

Éste era el otro lado de Kadan. Inamovible. Sus ojos azules ahora eran casi negros, insondables, imposibles de descifrar. Su expresión distante.

Los otros tres hombres deambularon por la habitación, haciéndola sentirse más vulnerable que nunca. Ella no podía estar a solas con él, no cuando su mente sostenía la de ella, determinado a obligarla a hacer su voluntad.

Tansy se quedó muy quieta, negándose a luchar contra su agarre. Kadan era enormemente fuerte, y no conseguiría escapar de él hasta que quisiera dejarla ir. Si a él le apetecía ser frío y distante, bien, ella también podría hacerlo. Trabó la mirada con la de él rehusando ser intimidada por su lado peligroso. Él usaba la imagen de un guerrero como una piel, encajada natural e impresionante. Quizás este era más el verdadero Kadan que el de su cama, pero no podía dejarle que viera que su estómago se había retorcido en nudos y que su corazón latía demasiado rápido.

– Por suerte, no soy militar ni estoy bajo las órdenes de nadie.

Él no cambió de expresión, pero ella juraría que una sombra se desplazó a través de su cara. Su corazón saltó un latido. Iba a tener señales de dedos en la parte interna de su muñeca.

– ¿De verdad?

Él dijo dos palabras. Sólo dos. Un suave sondeo que envió miedo rozando por su columna vertebral tanto si ella quería estar controlada como sino. ¿Por qué? Después de todo, ¿qué iba a hacer él?

Se encontró que no podía apartar la mirada de la suya. Los ojos de él se oscurecieron incluso más. Algo caliente llameó en las profundidades hasta el negro completo, sus ojos ardían con llamas azules.

Ella aguantó la respiración mientras él le llevaba la mano a la parte delantera de sus vaqueros y frotaba su palma contra el grueso bulto allí.

Estás corriendo un gran riesgo nena, discutiendo conmigo cuando no puedes ganar, pero el resultado es el infierno de una cruel erección.

Él se inclinó más cerca, su lengua dando golpecitos sobre su oreja. Los traeré a casa para tu seguridad. Es una promesa, Tansy.

Él no iba a garantizar más que eso, pero si examinaba su mente, podría ver que su palabra era oro. A menos que sus padres ya estuvieran muertos, él encontraría un modo.

Él la había desarmado completamente con un aliento. Aquella pequeña promesa. Tal vez si ella no hubiera sido capaz de tocar su mente, sentir su convicción, su compromiso total de devolverle sus padres, habría apartado su mano. En cambio, se quedó quieta con el corazón latiendo demasiado rápido y su cuerpo y mente perteneciéndole a él tanto si ella quería como si no.

Una parte de ella odiaba el modo en que la volvía débil, pero desafío y discusión parecían estúpidos. ¿Qué conseguiría? Al final, ella sería una carga para ellos si iba. Eran un equipo y estaban acostumbrados a trabajar unos con otros. Conocía el trabajo en equipo, y un intruso podría arruinar fácilmente su ritmo y desbaratarlo todo. Y podría conseguir que sus padres, o el equipo, fueran asesinados.

Tan sólo deseaba que todo lo que él decía no sonara como una orden. Peor, odiaba que hubiera una parte de ella que se volviera suave, resbaladiza y caliente al sonido de su voz cuando él hablaba de aquella manera. Estaba loca de todas formas por sentirse atraída por un hombre que no era en lo más mínimo civilizado.

Los dientes de él le mordieron el lóbulo de la oreja. No puedes reprocharme que te proteja.

Ella cerró los ojos mientras él se frotaba contra su mano, insegura sobre como alcanzarlo cuando lo sentía tan distante de ella. ¿Es esto todo lo que hay entre nosotros? Química explosiva.

Se moría de deseo por él, pero eso no era suficiente. Ya no. No cuando había estado en su mente. No cuando pudo quitarse los odiosos guantes y tocar su piel.

No para mí, le aseguró él.

No podía imaginarse estando con otro hombre, querer tocarlo, o tener sus manos por doquier sobre ella. Las cosas que a él le apetecían con ella parecían incorrectas con cualquier otro y tan intensamente correctas con él. No tenía ni idea de por qué, tan sólo que aún no estaba preparada para alejarse de él.

Jamás. Deliberadamente él le apartó la palma de la mano del frente de sus vaqueros y hundió sus dientes en el centro, raspándola de un lado a otro mientras sus ojos nunca abandonaron su cara.

Ella tragó saliva con fuerza.

– No puedes dirigirte a mí de esa manera. No soy uno de tus soldados.

– No me dirijo a mis soldados de esta manera. Sólo a ti. Estoy de pie frente a ti.

– Quiero estar a tu lado.

Él mantuvo la mirada de ella cautiva mientras su lengua se arremolinaba sobre el centro de la palma de su mano, jugueteando, recordando, haciendo que subiera su temperatura cuando ella necesitaba estar fría.

– No puedo darte eso ahora mismo, Tansy. Sólo puedo darte lo qué y quién soy, ahora mismo en este instante. Tengo que protegerte, porque esto és quien soy. Tienes que decidir si puedes o no vivir con ello. Si puedes amarme, y no sólo a un trozo de mí, porque la parte más grande de quién soy es el hombre que está de pie frente a ti. -Le besó la palma y cerró sus dedos alrededor de ella-. Incluso si pudiera envolverme en bellas mentiras, nunca sería capaz de lograrlo. No sé cómo ser algo más.

Su voz era la misma. Confianza absoluta. Suave terciopelo. Rozando sobre su cuerpo y atormentando el interior de sus muslos con excitación. Pero en su mente, donde él no conocía, donde nunca miraba, había un borde de desesperación, una convicción de que era imposible para ella amarlo. Captó un atisbo del compromiso de él hacia ella, de su intención de sujetarla a él con cualquier medio que tuviera tanto tiempo como pudiera.

Él haría de cada momento juntos memorable, el sexo incomparable, y haría cualquier cosa que estuviera en su poder para hacerla feliz mientras la mantenía segura. Todo estaba ahí para que ella lo viera. Pero aquella parte de la mente de él era la única parte en la que ella podía sentir calor. Y aquel lado caliente y compasivo de ella, la necesidad de calmar y ayudar a otros, al instante se entregó a él, aun cuando reconocía que él podría ser igual de peligroso, o más, que aquellos que ella cazaba.

Ella inspiró y soltó el aire, luego se inclinó para rozar su obstinada mandíbula con un beso.

– Sólo intenta con un poco más de ahínco no ser tan mandón conmigo.

Él no respondió. Los demás estaban volviendo, uno tras otro, parecían desinteresados cuando ella sabía que debían estar muy absortos. Instintivamente sabía que Kadan nunca les había mostrado fascinación por otra mujer. Tenían que estar algo preocupados, pero eran muy educados, volviendo a sus asuntos como si nada hubiera pasado.

– Cuando hiciste la llamada y nos dijiste lo que necesitabas, Lily encontró una casa cerca de la hacienda de los padres de Tansy -dijo Ryland-. Si conseguimos pasar el área arbolada y aprovechamos el desfiladero para fugarnos a través del terreno más duro, tenemos menos probabilidad de ser pillados.

– Hay un Humvee en el garaje. Las llaves están en todos los coches -ofreció Tansy-. Por supuesto también tiene un dispositivo de rastreo. Es la bomba. Papá lo ha conducido por el desfiladero montones de veces.

Gator se encogió de hombros cuando lo miraron.

– Es pan comido. Es nuestro.

– Entonces los sacaremos con eso y los llevaremos a la casa segura -dijo Ryland-. Gator, comprueba la mejor ruta directa. Nico cubrirá nuestra retaguardia.

Kadan entrelazó sus dedos con los de ella.

– Ian y Tucker están reconociendo la hacienda ahora mismo. Nos darán el Intel [8] más actualizado tan pronto como sea posible. Cuando regresen a la casa segura, esperarán a que les llevemos a Tansy. -Se llevó los nudillos de ésta hasta la boca, distrayéndola del pánico con un raspado de sus dientes-. Tendrás que quedarte fuera de vista. Mis tripas sienten que Whitney estaba vigilando a tus padres, y cuando su tapadera fuera reventada, Fredrickson tenía órdenes explicitas de capturarte y detenerte. Los hombres que vinieron por mí en las montañas estaban intentando matarme. Si Whitney les envió, me querían fuera del camino para así poder hacerse contigo.

– Si eso es verdad, Kadan -dijo Ryland-, esto no encaja con el programa de cría de Whitney. Él os querría a los dos, no sólo a Tansy.

Kadan se encogió de hombros.

– Tal vez mis genes simplemente no son de tan alta calidad como los de Tansy.

– Ha estado todos estos años detrás de mí -indicó Tansy-. ¿Por qué ahora?

– Esa es una pregunta excelente. Vamos a averiguar si alguien tiene la respuesta a eso -dijo Kadan, su voz cambió de ligera a severa, como si la idea misma de alguien tratando de quitársela colocara un filo homicida a su estado de ánimo.

– No necesito a dos hombres para hacerme de canguro, Kadan. A lo largo de los años mi padre siguió añadiendo seguridad a la hacienda, y no creo que cuatro hombres vayan a ser suficientes. Solíamos tener personal de seguridad contratada, pero en el último par de años, Watson, nuestro jefe de seguridad ha hecho unos pocos cambios.

– ¿Watson? -Kadan giró la cabeza bruscamente-. Nunca lo mencionaste antes. ¿Quién es Watson?

– Benny Watson. Se hizo cargo de la seguridad para papá hace aproximadamente dos años, cuando papá decidió reforzar el asunto.

– ¿Por qué sustituyó tu padre su destacamento de seguridad?

– Papá y mi madre realizan mucho trabajo fuera de casa. La mayor parte de su investigación es clasificada. Él se puso muy nervioso después de una historia que salió sobre ellos en Newsweek. Sencillamente quiso asegurarse de que nadie podría llegar a ellos o a cualquiera de los proyectos en los que estaban trabajando.

– ¿Fredrickson recomendó a Watson a tu padre? -preguntó Ryland-. Generalmente dos Caminantes Fantasmas trabajarían en una asignación juntos, y uno de ellos es un ancla. Me hubiera sorprendido si Whitney hubiera adjudicado a Fredrickson para que se infiltrara solo en tu casa.

Tansy frunció el ceño.

– Francamente no sé mucho sobre él. Fredrickson es parte de la familia. Él vivía en la casa, comía con nosotros, hasta pasaba tiempo con nosotros algunas tardes y veíamos películas. Watson estaba siempre en segundo plano. Nunca se dirigió a mí. Siempre pensé que él me consideraba como un dolor de cabeza.

– ¿Recibiste alguna mala vibración de él o de Fredrickson, como si pudieran tener capacidades psíquicas? -preguntó Kadan.

Tansy sacudió la cabeza. La mirada penetrante de Kadan encontró la de Ryland por encima de su cabeza, sólo durante un breve momento.

– ¿Watson incrementó la seguridad en la casa?

Ella asintió con la cabeza.

– Durante varios años sólo contamos con una compañía de seguridad local, pero Watson les despidió a todos y trajo a un grupo diferente. No se relacionaban nunca con nosotros, pero siempre fueron educados. Yo les decía hola y les preguntaba qué tal les iba. Ellos contestaban brevemente y se encargaban de su trabajo. Eso fue aproximadamente al mismo tiempo que trajeron a los perros.

– ¿Le preguntaste a tu padre por qué? -preguntó Kadan.

Ella sacudió la cabeza, su mirada titubeó apartándose de la de él. Retiró su mano y hasta retrocedió un paso.

– Yo estaba en medio de algunos problemas acuciantes propios, y si mi padre decidió que necesitábamos o no seguridad añadida realmente no le di importancia. -Sonó como a la defensiva hasta para sus propios oídos y se movió alejándose más de él, fuera de alcance, no queriendo preguntas… o compasión.

Ella había sabido que estaba perdiendo la cabeza. No había dormido en semanas, por miedo a cerrar los ojos, aterrorizada de ahogarse en sangre. Los susurros nunca cesaban. Las voces hablaban noche y día, y las imágenes desagradables que la perseguían se agolpaban en su mente. Se sentía cubierta de aceite, incapaz de extraer un aliento limpio. No había alivio, ningún Kadan que la besara y acariciara hasta que su visión se enfocara únicamente en él, hasta que su cuerpo se convirtiera en suyo, hasta que su mente estuviera tan llena de calor y afecto y desesperada necesidad que no hubiera ningún espacio para algo sucio.

– Mi madre es muy frágil, Kadan. Siempre tratamos de protegerla. Es una mujer brillante, y demasiado humanitaria. Las cosas pueden abrumarla muy fácilmente. La traición de Fredrickson la habrá devastado. -Tomó aliento-. Podría no ser capaz de salir andando de ahí. -Se obligó a mirarlo por encima del hombro-. Y tú la asustarás.

Realmente odiaba confesarle aquello, pero su máscara inexpresiva y fríos ojos aterrorizarían a su madre. Ella no quería herirlo, o presentar a su madre de manera negativa, pero no debía haberse preocupado. Kadan ni siquiera parpadeó, encogió sus poderosos hombros como si le importara muy poco cualquier cosa que su madre pensara sobre él.

– La sacaré.

– Estoy diciendo que ella podría ponerse histérica -admitió Tansy.

– Lo pillé, nena. No tienes de que preocuparte. -Su voz la calmó, aquel mismo terciopelo caliente que la hacía sufrir de necesidad. Ahora se sentía acariciada y tocada, aunque él estuviera al otro lado de la habitación.

El teléfono sonó. Kadan lo agarró rápidamente y escuchó, garabateando notas mientras quienquiera que estuviera en el otro extremo hablaba. Curiosa, Tansy se volvió al lado de Kadan, muy consciente de los otros hombres arrimados alrededor de la mesa. Llevaba puestos los guantes, pero aún así, evitó tocar sus tazas de café o cualquier otra cosa que los hubiera visto manipular. Éstos eran hombres de violencia y cada uno de ellos había matado. Habría captado algunas impresiones tanto si quería meterse en ellos como si no.

No eran silenciosos en su mayor parte, ni innecesariamente habladores. De vez en cuando, Gator estallaba en una risa abierta y daba un codazo a uno de los otros con un comentario de broma, pero permanecían absortos en sus planes, aprendiendo de memoria el plano, la disposición de la casa y la seguridad.

– Tucker e Ian están de vuelta en la casa segura. Nos toca. La seguridad cerca del acantilado se ha más que doblado, e Ian dice que parece que hayan introducido algunos mercenarios. No son guardias de seguridad contratados, eso seguro. Todos ellos se comportan como militares o ex-militares. -Kadan atrajo el plano de la hacienda y comenzó a marcar X en varios puntos.

Tansy miro por encima de su hombro, observando el número creciente de X rojas con consternación. Había demasiadas. Cuatro hombres contra tantos guardias entrenados. No sólo entrenados, hombres probablemente entrenados en las Fuerzas Especiales. La respiración se le quedó atascada en los pulmones.

Kadan. Aspiró su nombre asustada, sin intención pero con el terror aferrado con fuerza.

Él iba a salvar a sus padres cuando ni siquiera confiaba en ellos, arriesgaba su vida por ella. No quería eso de él. No quería usarlo de esa manera, usar la parte fría y dinámica de él que siempre exigía justicia o venganza.

Ella sintió el aleteo de calor en su mente crecer y florecer hasta que él la llenó de… él

Kadan, no puedes. Mejor hazlo de otra manera.

Kadan se separó del mapa de la hacienda, apartándose de los otros hombres que estaban discutiendo varios planes y bajó la mirada hacia ella, a sus enormes y asustados ojos. Ella tenía miedo por él. Esto lo golpeó tanto como lo sorprendió… que alguien pudiera preocuparse por él. Y era genuino. Buscó su mente, porque incluso con la sombría mirada del miedo por él en su cara y en sus ojos, no podía creérselo del todo.

Maldita sea, Tansy. Me estás volviendo del revés.

Sabía que su voz era demasiado brusca. Que estaba gruñéndole para evitar tirar de ella hasta sus brazos y sepultarse en el refugio de su cuerpo. Para evitar revelar que ella lo había consumido y que no era nada sin ella. No conocía ningún otro modo de mostrárselo, no sabía cómo decirlo; solo tenía sus manos y su boca y su polla. No había palabras dentro de él, y si su cuerpo no pudiera conquistarla, no pudiera dejarle ver que la estaba amando con cada toque, cada golpe, estaba condenado. Realmente condenado.

Dio un paso hacia ella, agobiándola incluso aunque sabía que no debería, necesitando su calor cuando dentro él era tan frío como el hielo. Sus venas eran hielo, ríos de él, pequeños chips flotando como residuos en la superficie. Él podía sentir el frío profundamente en su interior, la piedra que era su corazón, el espacio que nunca estuvo lleno, nunca caliente, a menos que el calor de ella lo rodeara. Puso las manos sobre sus caderas, aquella dulce curva que sólo podría ser Tansy. Deliberadamente llevó sus palmas bajo el dobladillo de su camiseta hasta aquella pequeña tira de piel desnuda. Descansó sus manos allí, dejando que su calor lo impregnara, sintiéndolo verterse en su corazón y su alma y derretir el hielo de sus venas.

Por suerte, ella no se alejó de él, compartiendo su cuerpo incluso en una habitación llena de desconocidos. Él la amó aún más por aquel sacrificio, por dejar a un lado su vergüenza por él. La mirada de ella se aferró a la suya.

– ¿Qué voy a hacer contigo, Kadan? -murmuró ella suavemente.

Él sabía que su pregunta no tenía nada que ver con el sexo, pero le llenó la mente con una gráfica respuesta, completa con descriptivas imágenes… ella tumbada desnuda en su cama, su boca y manos por toda ella, la polla sepultada profundamente en el interior de ella… y sin embargo, para él, realmente, sinceramente, su respuesta no tenía nada y todo que ver con el sexo.

Ella se sonrojó, echó un vistazo a los otros hombres, que estaban contemplando los dibujos, sin prestar ninguna atención, y sacudió la cabeza.

– No quiero que vayas.

La cogió de la mano, y tiró de ella hasta que lo siguió fuera de la habitación.

– No creo que vayan a matar a tus padres después de la fecha límite de veinticuatro hora, Tansy, pero podrían herir a uno de ellos. Y si los trasladan, eso haría el rescate mucho más difícil. Una vez los trasladen, podrían hacerles cualquier cosa. Tenemos que ir ahora.

– Entonces utiliza a los otros dos hombres. Yo estaré bien. Sé que son parte de tu equipo. Han visto la disposición de la hacienda. Déjales ir contigo.

Una mano le acunó la nuca y el pulgar de él se deslizó sobre su mandíbula en una pequeña caricia.

– Si algo te pasara, Tansy, no tendría mucho sentido nada de esto. No estoy tan lejos de ese borde yo mismo. Y tú lo has visto. No finjas que no lo has hecho. Habría una matanza como la que nadie ha visto nunca. Me niego a correr riesgos con tu vida… o mi honor. ¿Queda claro?

Ella tragó saliva con fuerza, las lágrimas quemaban detrás de sus párpados.

– No quiero que te pase nada a ti o a tus amigos.

– Esto es lo que hacemos, nena. Y tengo que conseguir alguien para que venga a casa. No podría pifiarla ahora. -Él se inclinó y cogió una lágrima de su cara con la lengua-. No tengas miedo por mí. Quiero que recojas todo lo que vayas a necesitar por si acaso tenemos que movernos rápido. Mantendremos esta casa como una base, pero tendremos que irnos en el momento de la notificación. Quiero estar en la siguiente escena en cuanto recibamos aviso.

No quería ningún error: ella no iba a quedarse con sus padres. Ella estaría con él.

Tansy asintió con la cabeza.

– Viajo ligera, Kadan. Estoy acostumbrada a esa vida, ¿recuerdas?

Él no quiso recordar el horror en su mente, y a buen seguro que no quería que ella lo recordara tampoco.

– No será como eso. No les dejaré que te quiten el alma de nuevo.

Ella reposó la frente contra la suya. Al menos él lo entendía. Sus padres habían tratado de comprenderla, pero era imposible cuando no podían saber lo que estaba pasando en su cabeza. Simplemente no pienses en ello, Tansy, chiquilla, le había dicho su padre. ¿Por qué no puedes sencillamente apartar las cosas malas de tu cabeza y tener buenos pensamientos? había intervenido su madre. Como si de alguna manera, si, sencillamente, ella lo intentara, detendría a los asesinos y víctimas que se clavaban en su cabeza y succionaban su alma.

Alzó la vista hacia Kadan. Parecía tan fuerte. Invencible. Plantado entre ella y el mal. Creía en él. Creía en esa confianza tranquila, en la resolución implacable que encontró en su mente, pero sobre todo, en el hielo que corría a través de sus venas y su mente y su corazón. Porque él podría igualar movimiento a movimiento a los asesinos, como jugadores en un tablero de ajedrez, y no podrían derrotarlo con su inmoral y malévola crueldad mientras la tenían a ella. No podrían comerlo vivo y controlarlo. Y él estaba erguido frente a ella.

– Realmente tenemos una posibilidad de detenerlos, ¿verdad? -preguntó ella.

– Lo haremos.

Tansy asintió con la cabeza.

– Bien entonces. Estoy contigo.

– Entonces vayamos a recuperar a tus padres.

Kadan le apretó la mano y la dejó ir. No habría más contacto con su mente hasta que estuviera hecho. Quizás una vez, quizás una vez más cuando él la besó en despedida y la dejó con sus guardias en la casa segura al otro lado del estrecho desfiladero de la casa de sus padres, pero eso sería un lujo. Ella no podía estar en ninguna parte cerca de él cuando se marchaba a una misión… especialmente a esta misión. Porque si sus padres estaban de algún modo involucrados con Whitney, cumpliría su promesa: Ella los vería una vez más, y luego ellos desaparecerían.

Kadan todavía estaba en posesión de su teléfono móvil, un hecho que ella había olvidado hacía tiempo, y esperaba que permaneciera de esa manera, porque no había modo de que lo recuperara hasta que este asunto estuviera terminado. Por precaución, no había ningún teléfono en la casa segura donde estaba resguardando a Tansy, así si las cosas salían mal no podría intentar llamar y hacer un trato con Fredrickson, cambiando su vida por la de sus padres. Ian y Tucker tenían instrucciones estrictas sobre lo que hacer si la misión se venía abajo. Sacarían a Tansy del área rápido, esa noche. Tenían la droga necesaria y la usarían si llegaba la hora de la verdad.

Kadan había dado órdenes de que no debían informarla, sólo drogarla y sacarla. Podían tratar con la pena y el enfado más tarde, pero no permitirían que Whitney pusiera sus manos sobre ella. Tansy no iba a terminar en su macabro programa de cría, no si Kadan podía hacer algo al respecto, y ésta era una promesa que se había hecho a sí mismo.

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