Capítulo 13

– ¡Maldita sea! También soy una victima. -Insistió Don-. Usted no tiene la menor idea de cómo ha sido.

– No ha querido enfrentarse a la música. Si Whitney le drogó o no, y es probable que lo hiciera, usted todavía tomó parte en la violación de una chica de trece años y la dejó embarazada.

– Ella no tenía a nadie. Whitney me dijo que era una chica de la calle que esa noche trató de robarnos.

– Creo que probablemente ella no tenía a nadie para protegerla. Whitney deseaba los genes. El resto de ella era un inconveniente. La debió de haber encontrado en otro viaje, reconoció que tenía capacidad psíquica y la «compró», justo como hizo con las otras. Probablemente le ofreció dinero para permanecer en un agradable cuarto caliente y ella esperó allí, pensando que había hecho un buen trato, un lugar para quedarse y comida para comer. Infiernos. Por primera vez en su vida, no estaba en la calle. Y entonces Whitney te la llevó.

– No lo recuerdo.

– No quiere recordar. Y puede haber tanteado el terreno para tratar de expiar su culpa acerca de lo que le sucedió a ella, pero tiene suficiente dinero y suficientes contactos para encontrar a cualquiera persona en el mundo. No quiso que nadie hiciera preguntas acerca de por qué esa chica era importante para usted.

– Ella está muerta. Whitney me dijo que estaba muerta.

– Y quiso creerlo.

Don le miró con furia.

– No creo que alguien como usted tenga derecho a juzgarme. ¿Piensa que no puedo echarle una mirada y saber que es un asesino?

Si quería hacer que Kadan se sacudiera, se equivocó. Kadan sabía exactamente lo que era, frío como hielo y dispuesto a hacer el trabajo.

– Entonces nos entendemos el uno al otro -dijo, su voz ajustada más bajo-. Aunque hay una diferencia. Sé que soy un bastardo y que no me merezco a Tansy. Lo admito completamente tanto para mí mismo como para ella. Voy a tomarla porque soy egoísta, y trabajaré cada día de mi vida para hacerla feliz, y al final de nuestros días, espero que ella no tenga ninguna razón para lamentarlo. Usted finge ser un buen tipo. Se engaña a si mismo y a su familia. Y dejó a esas niñitas con un loco para poder continuar con su vida del modo en que usted quería.

– Le estoy diciendo que él las estaba dando en adopción. El daño a ellas ya había sido hecho.

– No dio a la mayor parte en adopción. Las está usando en su programa de cría.

Hubo otro silencio de asombro. Kadan podía decir por la expresión del hombre que el golpe no era fingido.

– ¿Está seguro de la información?

– Sí. Y también había otras chicas.

Ryland se removió por primera vez.

– ¿Qué hay de Lily? Usted tuvo que haber sabido que mantuvo a Lily. -Su voz era muy baja, casi un susurro, pero su tono era pura amenaza.

Don comenzó, su mirada saltó al hombre que no podía distinguir con claridad en las sombras.

– Él fue bueno para Lily.

– Experimentó con Lily. ¿Qué piensa que le hizo a ella cuando se descubrió lo de él? ¿Cuando él le permitió creer que alguien lo asesinó? ¿Lo sabía, verdad, que estaba vivo?

Don asintió.

– Alguien en lo alto, alguien verdaderamente relacionado le quería muerto. Sabían que estaba realzando a soldados de las Fuerzas Especiales y pensaron que era una abominación. Peter quería súper armas para su país. Él no sabía quien era, pero habían hecho varias tentativas de matarlo y golpearían a sus soldados. Me dijo que habían asesinado por lo menos a uno de ellos y tenía miedo por los otros. Tenía que desaparecer hasta que supiera quiénes eran sus amigos.

Ryland se movió otra vez, como si fuera a seguir con el tema de su mujer, pero lo dejó ir. Había sido el blanco de los asesinatos por la facción que pensaba que los experimentos de Whitney eran abominaciones. Había visto morir a varios de sus hombres y él apenas había escapado con vida.

Sabe más de lo que nos está diciendo, envió en silencio a Kadan.

– Fuimos encerrados en jaulas -dijo Kadan-, en el centro de investigación de Whitney. Éramos los hombres que Lily ayudó a escapar.

– Su padre quería que ella les ayudara a escapar. Me dijo que la había colocado en esa posición con la esperanza de que pudiera hacer lo que él no podía -dijo Don apresuradamente-. A pesar de todos sus pecados, quería que todos los soldados en los que había trabajado sobrevivieran y sirvieran a su país.

– ¿Supo él quién lo deseaba muerto? -preguntó Kadan.

– Alguien de muy arriba en la cadena alimenticia. Quienquiera que sea trabaja en la Casa Blanca y Whitney no le podía tocar. Afortunadamente, Peter tiene muchos amigos que le cubrieron y le ayudaron a continuar su trabajo…

– Su programa de cría -dijo Kadan-. El único en que quiere que Tansy participe.

Don sacudió la cabeza.

– Él no desea que ningún daño le sobrevenga. Lo sé. Cuándo se enteró de que su enemigo estaba formando una coalición para aniquilar a sus soldados, insistió en que empleara a Fredrickson para proteger a Tansy. Alguien llegó a Fredrickson.

– Fredrickson trabajaba para Whitney -indicó Kadan-. No importa que le de la vuelta, no va a convertir a Whitney en un santo así como no puede tolerar el hecho de que le permitió seguir experimentando con niños. Experimentó en su propia hija, y lo mantuvo mientras ella crecía. Usted lo permitió. Y empleó a Fredrickson bajo sus órdenes. Sus órdenes eran tomar a Tansy si ella descubría alguna vez lo que pasaba. Ella le hizo la pregunta equivocada y Fredrickson hizo su trabajo. Iba a llevársela a Whitney.

– Sé que él es un bastardo, pero la habría mantenido a salvo.

– La habría obligado a tener relaciones sexuales con un hombre tanto si quería como si no, exactamente como usted forzó a esa adolescente a tener sexo con usted.

Kadan permaneció absolutamente inmóvil, una estatua tallada en piedra. Incluso su inmovilidad parecía una amenaza.

La cara de Don se desmoronó.

– Maldito, me está dejando sin nada.

– La habría entregado. -La voz de Kadan era tan fría como hielo.

Kadan, advirtió Ryland suavemente, temiendo claramente lo que su amigo podría hacer.

Kadan no se reconocía. El pensamiento de Don Meadows contemplando el entregar a su hija a un hombre como Whitney después de haber visto los experimentos, la violación de una chica adolescente, su mujer golpeada por Fredrickson…

– ¿Todo para qué? -preguntó Kadan suavemente-. Para mantener su imagen y su dinero, su pequeña y fácil vida. Habría entregado a Tansy a una vida de esclavitud.

– ¡No! ¡Maldito, no! -Don negó la acusación-. La quería a salvo de la coalición. Ellos son mucho más fuertes. Se han establecido a sí mismos y están tratando de matar a cada soldado y mujer que se sabe que han sido realzados.

– ¿Y usted cómo sabe esto? -La voz de Kadan era todavía fría, todavía remota, como si no tuviera una opinión clara de si iba a tirarse a través de la cama y desgarrar o no la garganta de Don.

– Whitney tiene amigos que le dieron el soplo, y me dijo que Tansy necesitaba estar en un piso franco. Tuvimos una terrible pelea sobre eso. Le dije que yo podría proteger a mi hija.

– Fue entonces cuando contrató a los mercenarios.

Don frunció el ceño.

– Fredrickson encontró a Watson para mí, y ellos contrataron hombres que podían mantenerla segura.

– Eran hombres de Whitney. Cuando Tansy hizo la pregunta equivocada, hicieron lo que Whitney les ordenó. Fueron a asegurarla inmediatamente y a llevarla con ellos. Estaban dispuestos a torturar a su mujer para conseguirla.

– Fredrickson nos dijo que había un asesino a sueldo tras ella. -Don miró a Kadan directamente a los ojos-. Dijo que un asesino fue enviado a matarla.

– Dos hombres aparecieron en las montañas. Pensé que iban detrás de mí. ¿Cómo sabría cualquiera de ellos que Tansy estaba realzada?

– Trabajaba con la policía y el FBI resolviendo asesinatos en serie. Ha habido una serie de asesinatos que un periodista especuló que estaban conectados, y su nombre salió. No se lo contamos porque no queríamos trastornarla, pero el periodista sabía que ella era fotógrafa y sugirió que estaba en la Sierras. Dio a entender que estaba ayudando al FBI con los asesinatos. El artículo incluso daba un informe acerca de su hospitalización y que quizá contaminaba las pruebas.

Un escalofrío atravesó el cuerpo de Kadan. Si alguien había desenterrado información sobre Tansy e informado de ello, el rastreador de élite con que se había topado accidentalmente tendría su identidad. Respiró profundamente.

– Déme un nombre y el periódico.

– ¿Qué? ¿Lo matará también? -preguntó Don, una insinuación de amargura, mezclada con sarcasmo, se arrastró por su voz.

La mano de Kadan serpenteó tan rápidamente que fue una mancha. Agarró a Don por la garganta, cortándole el oxígeno y casi poniendo al hombre en pie. Don se quedó sin respiración, jadeó, se puso rojo y luego morado, rogando desesperadamente que los dedos de Kadan le soltaran. Miró fijamente sus ojos impasibles.

– Kadan. -Ryland dijo su nombre. Bajo. Firme. Ninguna inflexión. Lily conseguirá toda la información que necesitamos sobre el periodista. Déjale ir.

Kadan dejó caer a Don con repugnancia y giró lejos de él, paseando por la habitación, mientras el hombre tosía y arrastraba aire a sus pulmones.

– Me alegro de que lo encuentre divertido -acusó Kadan a través de los dientes apretados-. Yo lo encuentro desagradable.

Don utilizó los talones para empujarse contra la cama y sostenerse.

– Maldito sea -se atragantó-. No sabe lo que habría hecho en mis zapatos.

Kadan se agachó al lado del hombre, mirándolo directamente a los ojos.

– Habría matado a Whitney en el momento que me mostró la grabación. Él le tenía violando a una niña. Le robó a su niña. La torturó, experimentó con ella, y continuó haciéndoselo a otras niñas. Tuvo a un hombre golpeando a su mujer, y créame, Fredrickson habría ido hasta el final, incluyendo matar a Sharon. Watson ciertamente trató de poner una bala en su cabeza…

Don se cubrió la cara con las manos.

– Yo no mato personas.

– Quizá no, Meadows, pero está dispuesto a dejar a un monstruo suelto por el mundo para poder mantener su precioso mundo intacto. -Kadan casi se ahogaba de repugnancia-. Y usted empleó asesinos y les permitió permanecer en su casa.

Es débil, Kadan, no malicioso.

Que se joda. Habría entregado a Tansy a Whitney para proteger su mundo. Kadan se paró bruscamente otra vez y puso distancia entre él mismo y Don. Ya no se fiaba de sí mismo. Quería romperle el cuello.

– ¿Dónde está Whitney? Y no me diga que no conoce cada uno de sus escondites, porque ha tenido veinte años para reunir información. Un hombre como usted tiene archivos de las personas.

– Whitney tiene lugares por todo el mundo. Tiene más dinero y más conexiones de las que usted puede imaginarse. No pude golpearle. Y por lo menos él no está tratando de matarle. Vuestro enemigo es su enemigo. Y él es el único hombre capaz de proteger a Tansy. Yo no puedo hacerlo, y no creo que usted pueda tampoco.

– Veremos. Quiero su archivo sobre Whitney.

Don se encogió de hombros.

– No servirá de nada.

– Lo quiero.

– Está en mi casa. Tengo una caja en mi oficina bajo el suelo donde lo guardo. La que está en la pared es para que los ladrones piensen que están consiguiendo información útil.

Kadan había terminado. No podía soportar estar en presencia del hombre un minuto más.

Rye, hazte cargo. No puedo mirarle más. Envía a alguien a por el archivo.

– Me llevo a Tansy conmigo. Usted permanecerá aquí con mis hombres y no sea lo bastante estúpido para darles problema.

– Whitney soltará el video.

Kadan giró los ojos fríos hacia el hombre, lo miró de arriba y abajo, y luego sacudió la cabeza.

– Todavía no lo pilla, ¿verdad? Él no soltará el video. Tiene tanto que perder como usted. El gobierno y el ejército todavía lo consideran un buen tipo. No va a arriesgarse por una pequeña venganza. Tiene lo que quiere de usted. Sus genes. Ahora vendrá a por Tansy y tendrá que pasar por encima de mí para llegar a ella.

– ¿Qué hay de mi mujer?

Kadan dejó caer la temperatura varios grados simplemente mirando fijamente al hombre.

– No deseo causarle dolor a su mujer, señor Meadows. Usted es libre de seguir mintiéndole, pero se lo contaré todo a su hija. Yo no tengo intención de engañar a mujer.

– ¿Va a contarle que ha amenazado mi vida?

Kadan sonrió, y no había ningún humor en la sonrisa.

– Tansy tiene acceso a mi mente. No creo que vaya a estar muy sorprendida de nada de lo que yo haga.

– Es un santurrón hijo de puta. -Don se puso de pie, la cara roja y retorcida de ira-.Va a decirle a mi hija que ella es el producto de una brutal violación. Va a decirle que ha sido engañada durante años, destruyendo todo lo que ama y en lo que cree, y luego se sentirá bien consigo mismo porque es un estupendo hombre honrado.

Kadan lanzó la silla que había sido colocada bajo el pomo de la puerta contra la pared con la suficiente fuerza para aplastarla en varios pedazos. Abriendo de un tirón, salió a zancadas de la habitación, atemorizado del frío en sus venas y en su mente. Necesitaba ver a Tansy. Tocarla. Cerciorarse de que estaba bien. Solo quería sostenerla y mantenerla a salvo. Maldito su padre y su debilidad. Decírselo todo destruiría su mundo. No decírselo dejaría una sima inmensa entre ellos.

Tucker e Ian vinieron corriendo por el vestíbulo hacia él, las armas desenfundadas. El choque de la silla había sido lo bastante fuerte para alertarlos de posibles problemas. Kadan sacudió la cabeza y siguió moviéndose hacia la otra parte de la casa, donde Tansy dormía. Siguió caminando sin siquiera darse cuenta de lo que estaba haciendo, empujó la puerta y se quedó allí, enmarcado por la puerta, bebiendo la visión de ella mientras yacía durmiendo.

La habitación estaba a oscuras, con sólo un pequeño pedacito de luz derramándose por las cortinas de la habitación. El aire todavía tenía una insinuación de canela, y su estómago se tensó mientras respiraba profundamente. El cabello estaba esparcido a través de la almohada, una cascada de seda de oro blanco que le rompía el corazón. Parecía tan joven cuando dormía, inocente y dulce, como si todas las cosas malas de la vida todavía no la hubieran tocado. Suspiró suavemente y se giró, estirándose… ¿hacia él? Esperaba que fuera por él. Esperaba que él representara algo bueno en su vida a pesar de todo lo que había sucedido.

Cruzó la habitación con pasos silenciosos y se agachó a su lado.

– Cariño. Necesito que despiertes para mí. -Bajó la cabeza y dejó un rastro de besos sobre su cara. Las manos resbalaron bajo la manta para encontrar las curvas de la tibia piel de raso-. Abre los ojos.

Ella parpadeó, las medialunas gemelas de gruesas pestañas aletearon mientras su cuerpo se removía bajo las mantas, moviéndose completamente hacia sus manos.

– Hola. -La sonrisa de ella le sacudió, llenándole de bienvenida. Con algo suave e invitador-. ¿Ya es por la mañana?

Sonaba tan soñolienta… tan sexy. El cuerpo de Kadan se tensó más. No pudo evitar acunar el leve peso de los senos tibios y suaves en sus manos, o deslizar los pulgares sobre sus sensibles pezones.

– Tenemos que irnos.

– Necesito un par de horas más de sueño.

Él le acarició la garganta con la nariz, recorriendo un camino de besos hacia la curva de su pecho.

– Puedes dormir en el coche, cariño. Necesito que te levantes ahora.

Ella gimió suavemente en protesta.

– Está oscuro.

– Lo sé. Vamos. Ven conmigo.

Los dedos tiraron las mantas abajo justo un poco más, exponiendo el seno al aire más frío. Le lamió el pezón, luego atrajo el seno a la boca y succionó, deslizando el brazo alrededor de su cintura para empujarla completamente hacia él. Ella se sentía suave y maleable en sus brazos, ofreciéndose a él del modo en que lo hacía.

Kadan cerró los ojos, saboreando el momento, el conocimiento de que ella se le entregaba por completo. Subió hacia la garganta besándola para encontrar su boca, perdiéndose allí durante unos pocos minutos. Ella le daba todo, sin ninguna vacilación, sin reservas. No había resistencia, no cuando se abría para él y lo tomaba en su interior. Apretó la frente con la suya, compartiendo el aliento.

– Siento despertarte, Tansy. Sé que estás cansada, pero nos estamos quedando sin tiempo en este asunto. Tus padres están a salvo aquí y necesitamos volver para poder hacer el trabajo.

– Pensaba que tendría tiempo de ver a mamá y papa. No los he visto desde hace semanas -protestó Tansy-. Y después de lo que sucedió…

– Lo sé. Pero necesito que vengas conmigo ahora.

Ella retrocedió y buscó en su cara, él no sabía qué buscaba. ¿Qué podría decir cuando quería arrancarle el corazón a su padre? Todo lo que dijera la rompería en pedazos.

Tansy estudió la cara seria de Kadan. Tan severa. Tan dura. Tan inflexible. Parecía peligroso, pero cuando la tocaba, las manos eran suaves y su boca la amaba tanto si lo sabía como si no. Algo estaba mal. No los asesinatos. Esto no era por los asesinatos. Ella respiró hondo y lo dejó salir, envolviendo los brazos alrededor de su cuello para que él pudiera sentarla.

– Estás molesto.

El amor en su voz lo sacudió. Como si le importara. Como si importara que él estuviera molesto. Si él lo estaba, era en su nombre, no en el de él. La levantó en sus brazos.

– Voy a llevarte al coche. Nos dirigimos de vuelta a la otra casa.

– Estoy desnuda. No puedo ir en coche desnuda -protestó.

Los ojos azules se deslizaron sobre ella, oscuros como la medianoche.

– Sí, puedes. Arrímate a mí, te mantendré caliente.

Ella se contoneó y él la soltó.

– Sólo me tomará un minuto vestirme y empacar, pero Kadan -ella esperó hasta que la miró-, cuando estemos en el coche, me vas a contármelo todo.

– No te gustará, cariño. Asegúrate de que es lo que quieres de verdad.

Ella le agarró por la nuca, se puso de puntillas y le besó.

– Es lo que quiero. -Se giró y se puso una camisa, sin preocuparse por la ropa interior.

Kadan la observó a través de sus medio cerrados ojos: los movimientos elegantes y eficientes, la falta de vacilación mientras caminaba a través de la habitación, delante de él para recuperar sus vaqueros. La amaba. Las palabras estaban en su mente, pero no lograban llegar a la boca. Pero su alma se movió. Lo sintió.

Tansy le sonrió.

– Estoy lista.

Él caminó a través de la habitación, zancadas largas y determinadas que quizás hubieran intimidado a otra persona, pero ella se mantuvo firme, mirándolo simplemente. Le agarró la cara entre las manos y la besó otra vez. Contándoselo. Diciéndoselo sin palabras. Amándola.

Dejó que su mano resbalara de manera posesiva por el hombro, luego el brazo hasta que pudo entrelazar los dedos con los de ella.

– Hagamos esto. -La atrajo bajo su hombro y atravesó la casa.

Tucker e Ian estaban esperando en la puerta trasera. Tucker se inclinó para besarla en la frente.

– Cuidaremos de tus padres -le aseguró-. Nadie sabe que están aquí, así que no tendremos problemas.

– ¿Lo comprobarás con nosotros? -preguntó ella ansiosamente.

– Hecho -le dijo Ian.

– Gracias, a los dos -dijo Tansy.

– Os lo debo -añadió Kadan con voz brusca.

Abrió la puerta del lado del pasajero para Tansy, que se deslizó en el asiento. Tirando la bolsa atrás, Kadan se deslizó detrás del volante y estiró la mano hacia la llave. Instantáneamente las puertas traseras se abrieron y Ryland, Gator y Nico se amontonaron en el asiento trasero.

Kadan miró por el espejo retrovisor a sus serias caras.

– ¿Qué creéis que estáis haciendo?

Ryland se encogió de hombros.

– Cubrirte el culo, como siempre.

– Tengo que hacer esto solo, pero aprecio la oferta.

– De ninguna manera nos vamos… -dijo Gator-. Estás hasta las orejas en este lío y vamos a respaldarte en tu juego de la manera en que siempre lo hacemos, hermano, tanto si quieres como si no.

– Este es uno de esos clasificados…

– Sandeces -dijo Ryland-. Tienes a la chica. ¿Crees que no encajé las piezas en el minuto en que el viejo mencionó los asesinatos? Sospechan de nosotros, ¿verdad? Por eso la has arrastrado hasta aquí, para ayudar a limpiar nuestros nombres. Están tras nosotros, ¿verdad?

– ¿Quién coño son ellos? -preguntó Gator.

Ellos son los que han estado tratando de exterminarnos desde el principio. Una vez se descubrió que Whitney hacía súper soldados, la tecnología valía miles de millones para otros países -explicó Ryland-. Con nosotros muertos, nadie puede secuestrarnos e intentar diseccionarnos y conseguir respuestas por libre. Nadie puede encontrar a Whitney y conseguir la información, así que tienen que encontrar una manera de sacarnos al descubierto, donde tienen una mejor oportunidad de matarnos. Si los Caminantes Fantasmas son acusados de asesinato, no va a haber juicio, ¿verdad, Kadan?

Tansy enlazó los dedos con los de Kadan.

– No vamos a permitir que eso suceda. -Ella habló con confianza suprema-. Soy una rastreadora de élite. Los encontraré y Kadan llevará la prueba a Washington.

– Nunca he oído sobre una rastreadora de élite -dijo Gator-. ¿Qué es lo que haces?

Nico se inclinó hacia delante sobre el asiento y había respeto matizado con admiración en su voz.

– Eres la chica de los asesinos en serie. Rastreas asesinos utilizando tu mente.

Ella le sonrió.

– Esa soy yo.

– ¿Cómo demonios haces algo así? -preguntó Ryland.

Ella se encogió de hombros.

– Todos vosotros hacéis cosas excepcionales. Es un don.

– No es fácil -dijo con brusquedad Kadan-. Acabó en el hospital la última vez. – Se llevó su mano a los labios-. No lo hagas sonar como pan comido.

– Ayudaron a mi familia.

– Estabas dispuesta a hacerlo antes de que ayudaran a tu familia.

Se le subieron los colores, coloreándole las mejillas.

– No es diferente. No lo hagas diferente.

Ryland le tocó el hombro.

– Lo apreciamos, Tansy. Deberías habérnoslo dicho, Kadan. Podríamos haber ayudado.

– Estoy bajo órdenes. El general me llamó, me explicó la situación y me dijo que lo aclarara rápidamente. Así que encontré a Tansy.

– Bien, ahora has conseguido alguna ayuda. Vamos contigo.

Había un ramalazo terco de un kilómetro de ancho en Ryland… en todos ellos. Kadan supo que simplemente le seguirían, ahora que sabían lo que estaba haciendo. Eran lo bastante tenaces para eso-. Encuentra al periodista. Tansy tiene que manipular un par más de objetos. Creo que podemos encontrar por lo menos al equipo de la Costa Este.

– ¿Equipo?

Kadan explicó la teoría de que los asesinatos fuesen un juego.

– Tansy espera hacer un perfil de cada uno de los jugadores y quizá conseguir una pista sobre cómo se juega y quién está en él.

– ¿Crees que esta coalición, la que nos desea muertos, está detrás de los asesinatos? -preguntó Ryland.

Kadan sacudió la cabeza.

– Mi instinto me dice que simplemente se están aprovechando de ello. La coalición que Meadows mencionó les tiene una gran manía a los Caminantes Fantasmas -dijo Kadan-. Tenían que haberle dado algunos detalles al periodista, sabiendo que los haría correr. Averiguó que Tansy estaba trabajando en las montañas y les dirigió directos a ella. Y enviaron a un par de asesinos tras ella. Pensé, en aquel momento, que iban detrás de mí, pero no sabían que estaba allí hasta que empezaron a rastrearla. Mala suerte para ellos.

– Localizaremos a tu periodista y averiguaremos quién le puso tras el rastro -dijo Ryland-. Y luego te encontraremos en la otra casa. Y Kadan… -Esperó hasta que Kadan encontró su dura mirada-. Mejor que estés allí.

Kadan le hizo una débil mueca y saludó.

– Comprendo. Y agradezco la compañía.

Gator hurgó en el bolsillo mientras Nico abría la puerta.

– ¿Quieres un chicle, Kadan? Son de canela. -Tiró una caja de chicles en el asiento delantero.

Kadan se atragantó. Si fuera posible que se ruborizara, lo habría hecho. No se atrevió a mirar a Tansy mientras sus amigos salían del coche. Solo encendió el motor, puso el vehículo en marcha y se alejó, echándoles una ojeada por la ventanilla abierta mientras iba hacia la calle.

Tansy apoyó la cabeza contra el asiento mientras recogía la pequeña lata y la giraba una y otra vez antes de dejarla caer en el asiento.

– Lo tomo como que tienen un sentido del olfato realzado. ¿Te han estado haciendo pasar un mal rato?

Podría haber jurado que había diversión en su voz, pero cuando le echó un vistazo bruscamente, parecía seria e inocente, lo que levantó su sospecha aún más. Se metió la lata en el bolsillo, no queriéndola fuera como un recordatorio de sus amigos y su olfato sumamente desarrollado, o de su pésimo sentido del humor.

– Se la devolveré. ¿Por qué no vuelves a dormir? Pondré algo de música.

Encendió el reproductor de CD. Las voces de Tucker e Ian salieron de los altavoces, cantando desafinadamente.

Quiero vivir con una chica de canela…

– Bastardos. -Apagó el reproductor inmediatamente.

Tansy se echó a reír.

– No creo que vayan a ganar ningún concurso.

– Lo siento si te avergüenzan.

Ella se inclinó y le acarició el brazo con la barbilla.

– ¿Por qué estaría avergonzada? ¿Lo estás tú?

– Infiernos no. Me importa una mierda si nos interrumpen, pero no quiero que estés incómoda. -Se mostró inflexible.

Ella se encogió de hombros.

– No voy a sentirme avergonzada por tener sexo contigo, Kadan. Me gusta tener sexo contigo. Me gusta como me haces sentir y especialmente cómo te hago sentir. Así que déjales decir lo que quieran. No me molesta.

Ella quería decir eso. Él sintió una oleada de orgullo, de admiración, de que ella le pudiera pertenecer. Ni siquiera estaba seguro de cómo había sucedido, pero maldición, estaba agradecido.

– Has dejado la habitación esta noche.

– ¿Lo sabías?

– Por supuesto que lo supe. Me gusta tenerte acurrucado a mí alrededor, y en el momento que me dejaste, me sentí sola. Fuiste a ver a mi padre, ¿no es cierto?

– ¿Cómo lo has sabido?

– No estabas satisfecho con sus respuestas. Él conocía los experimentos de Whitney, ¿verdad? Me lo habrías dicho enseguida si no lo sabía.

– Lo siento, cariño. -Enlazó los dedos con los suyos y le llevó la mano hasta su corazón-. De verdad. Quería que fuera diferente para ti.

Ella estaba silenciosa, miró fijamente por la ventanilla unos pocos minutos antes de respirar hondo y mirarlo.

– ¿Mi madre?

– Ella no tiene la menor idea. Despreciaba a Whitney. Podía leer su mente, pero no puedo leer la de él. Me aseguré de que durmiera durante nuestra conversación. No quería causarle más pena de la que ya ha sentido.

– ¿Cuál fue su explicación?

– Si te la digo, Tansy, voy a contarte la historia entera. Estate muy, muy segura de que quieres saberla -le advirtió.

– ¿Tan malo es?

– Sí. -Mantuvo la posesión de la mano cuando ella intentó apartarla bruscamente. Él no iba a dejar que sucediera. Su padre le había hecho daño, no él.

– ¿Iba a entregarme a Whitney?

– Maldita sea, eso no es justo.

– Golpearon a mi madre. Él haría lo que fuera por mi madre. Si creía que le iban a hacer daño, me entregaría y nunca miraría atrás. -Se giró hacia Kadan. Las luces de los coches que se acercaban jugaban sobre su cara y luego la dejaban en sombras-. Sé que me quiere, Kadan, pero ha sido siempre después de mi madre.

– ¿Y eso está bien para ti?

– Crecí sabiendo eso. Era normal. No sé cómo es para un niño que no es adoptado, pero… -Las palabras se desvanecieron. Él estaba tan quieto. Su mente estaba quieta, incluso mientras ella la tocaba. Le dio vueltas a las piezas del enigma una y otra vez en su cerebro. Era buena resolviendo enigmas. Las cosas hicieron clic en su lugar. Y el clic no fue lo que había esperado. Negó con la cabeza-. Recuerdo estar en el laboratorio de Whitney. Era horrible. Había tanto dolor. Había otras niñas allí y enfermeras. Él tenía ese pequeño cuarto insonorizado adonde nos llevaba. Algunas de las chicas tenían convulsiones y todas teníamos hemorragias nasales. Él simplemente lo grababa todo, con esa sonrisita remota y extraña en su cara. Si fruncía el entrecejo, estabas en problemas. Incluso recuerdo el día que me llevó a ver a mis padres por primera vez.

– ¿Los dos juntos? -preguntó Kadan.

– No. Solo mi padre. Recuerdo la manera en que me miraba fijamente. Se estiró para tocarme y yo me estremecí alejándome. Llevaba guantes, pero era tan difícil controlar las impresiones y hacían que me doliera la cabeza así que no quería que me tocara.

– Cómo te estaba mirando.

Ahí estaba otra vez, esa nota. Una pieza del enigma. Él quería que ella lo viera por sí misma, pero ella seguía dando vueltas lejos de la verdad. Apretó los dedos en los de él, queriendo fuerza. Estaba preguntando por la verdad. Le estaba causando pena insistiendo en que se la contara, pero ella no quería ver todavía. Detuvo los recuerdos.

Había estado tan asustada. Todas las chicas tenían miedo. Un par de enfermeras trataban de consolarlas, pero nunca alrededor de Whitney. Él las miraba como si fueran insectos, y no quería que las enfermeras las «mimaran». Un par de chicas eran aparentemente desafiantes, y eso le hacía duro y cruel. Incluso de niña reconocía la mancha de la locura, aunque no le podía leer realmente.

Y entonces las chicas empezaron a desaparecer. Whitney nunca respondía cuando se atrevían a preguntar adónde había ido alguna de las chicas. Cuándo la sacó del laboratorio, había estado aterrorizada, su imaginación se desbocó. No sabía como era el mundo exterior y era tan grande. Enorme. El cielo daba miedo, los coches también, los ruidos la agobiaron. La arrastró a una habitación y la empujó hacia un hombre que había estado sentando calladamente en una silla de oficina.

Ella tropezó y alzó la mirada hacia el hombre. Era alto y estaba en forma, con pelo de oro blanco, y cuando volvió los ojos hacia ella tuvo miedo de moverse. Sorpresa. Una absoluta sorpresa se registró en la cara de él. Por un momento algo revoloteó en su mente. ¿Reconocimiento? Pero nunca lo había visto antes. Ella pensó… pertenezco. No había sabido lo que era un padre antes de ese momento. Ahora lo sabía. Se humedeció los labios y echó un vistazo a los rasgos duros como piedras de Kadan.

– Es mi padre biológico. -Continuó mirándole-. Dime cómo.

Se lo contó entonces, todo, sosteniendo su mano, con voz suave, una compasiva caricia, el pulgar acariciando de aquí para allá el dorso de su mano.

Ella mantuvo la cabeza baja, el largo cabello derramándose alrededor de la cara de manera que él no podía verle la expresión, pero estaba en su mente, tratando de rodearla con calor, con amor, con todo lo protector en él. Ella permanecía muy quieta, incluso en su mente, como si tuviera miedo de que si se movía, se rompería.

Cariño. Él respiró palabras cariñosas, tentado de parar el coche al lado de la carretera y sostenerla apretadamente. Aunque ella no lo quería, sin embargo podía leerlo. Necesitaba tiempo para asimilar lo que le había contado.

– ¿Estás absolutamente seguro?

– Me lo dijo él mismo.

– ¿Mamá no sabe nada de esto?

– No. -Se llevó su mano al mentón y frotó la mandíbula de aquí para allá en un esfuerzo de consolarla.

– Bien. No quiero que lo averigüe jamás. -Lo miró entonces y él vio el crudo dolor en sus ojos-. ¿Puedes averiguar si mi madre biológica está realmente muerta?

– Whitney tiene archivos, y Lily tiene acceso a ellos utilizando alguna complicada puerta trasera al ordenador que no entiendo. Le pediré que empiece a mirar. Si tiene registros sobre ti, y apuesto cualquier cantidad de dinero a que los tiene, los encontrará.

Ella le sujetó la mano más fuerte. Él la sintió en su mente.

– ¿Le mataste? ¿Por eso tuvimos que salir tan rápidamente?

– Quise -admitió tranquilamente, deseando poder sentir remordimiento o vergüenza. El hombre era su padre-. Por un minuto pensé que podría. Pero creo que él se ha castigado más de lo que yo podría nunca. Y te quiere, Tansy. Ciertamente ama a su mujer.

– No me digas que me ama. No me quiere.

– Te sientes así ahora mismo, cariño, cuando mires atrás a los años que tuviste con él, sabrás que no podría falsificar la manera en que te trató. Te amaba.

– Pero no quiso arriesgar lo que tenía para salvar al resto de las chicas, o para averiguar si mi madre biológica estaba viva o muerta o incluso asesinada por Whitney. -Los dedos se cerraron en un puño en la camisa-. Hubiera hecho que Fredrickson me entregara a Whitney si hubiera vuelto.

– No habría tenido elección. Fredrickson estaba dispuesto a matar a todos para llevarte de vuelta a Whitney.

– No habrías querido matarlo si hubiera estado tratando de salvar a mi madre. Habrías comprendido. Hay más que eso.

No sabía que decir para aliviar su dolor, y maldijo su falta de palabras cuando ella necesitaba… algo.

– Lo siento, Tansy.

Deseaba poder tomar su dolor en sí mismo. Habría hecho cualquier cosa por ella, pero en vez de eso, sólo podía sentirse impotente.

– Puse una almohada allí entre los asientos para que pudieras tumbarte si querías. -Deseaba que cerrara los ojos y descansara. Tenían un largo día por adelante y estaba agotada.

Tansy no contestó, pero puso derecha la almohada y se acostó, la cabeza contra su cadera. Él deslizó ligeras caricias en su pelo mientras conducía a través de la noche. No durmió durante mucho tiempo. Él había tenido miedo de que llorara, pero cuando no lo hizo se sintió peor.

En su mente, Tansy se retiró de él. Aún conectado como estaba, podía sentir cómo se acurrucaba en un rincón tan lejos de él como fuera posible, demasiado dolida para confiar en algo o alguien. Y no podía culparla. Don Meadows había sido su héroe, el hombre que la rescató de Whitney, y todo el tiempo él había estado guardando el secreto oscuro de Whitney.

Kadan condujo durante la noche, manteniendo una mano en ella, insistiendo en la única conexión cuando ella estaba tan lejos. Le tomó un par de horas llevarla a un sueño irregular. Cuando llegaron a la casa, ella estaba en un sueño mucho más profundo, y él fue capaz de llevarla dentro y ponerla en la cama. Él se estiró a su lado y finalmente cerró los ojos, envolviendo ambos brazos alrededor de ella para mantenerla segura, incluso en sus sueños.

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