Capítulo 3

Kadan suspiró.

– Vamos a tomarnos las cosas de una en una. ¿Qué tienes para comer? Soy un cocinero bastante bueno.

La boca de Tansy se secó. No podía mantener la calma con la ráfaga de adrenalina. Él iba a obligarla a irse con él. Tansy saltó de su silla y anduvo a través del terreno a dónde guardaba sus víveres, necesitaba hacer algo para esconder sus pensamientos. Tenía que haber un modo de escapar. Ella conocía la montaña como la palma de su mano. Si saliera de su vista, podría escapar y esconderse. Si él realmente tenía un horario ajustado, no tendría tiempo para buscarla. Pero tenía que hacer esto paso a paso y sin pánico.

Ella volvió desde la nevera portátil y lo encontró a centímetros de su cuerpo. Era tan silencioso que no lo había oído acercarse. Y algo peor, tampoco lo había sentido. Estaba acostumbrada a sentir la energía que irradiaba de la gente, pero con él no había nada en absoluto para advertirle que estaba cerca. Se dio cuenta de que estaba reteniendo el aliento. Inhaló y se llenó los pulmones con el olor de él. Profundamente en su interior, su cuerpo chisporroteó y ardió de una forma desconocida. El miedo relució a través de ella, no ante la perspectiva de que este hombre intentara forzar su conformidad, sino porque tan severo e intimidante como era, él llenaba sus sentidos y mente con un calor sensual que no podía ignorar.

Tansy depositó las verduras en sus manos. El pulgar de él le rozó la sensible piel del antebrazo, un largo contacto que tenía que ser deliberado. La mirada de ella saltó hacia la de él.

– No me gusta que me toquen.

– Entonces no deberías tener una piel tan hermosa -contestó él, sonando completamente impenitente y para nada perturbado por su reprimenda, cuando, en realidad, estaba conmocionado por permitirse bajar la guardia con ella tan rápido y actuando fuera de lo acostumbrado.

Tansy negó con la cabeza.

– No intente coquetear conmigo, no cuando ha subido hasta aquí decidido a arrastrarme de regreso al infierno.

Una lenta sonrisa cambió todo su rostro, suavizó cada severa línea, iluminó el azul de sus ojos, y cambió su boca de una insinuación de crueldad a una de pura sensualidad.

– Dulzura, si estuviera coqueteando contigo lo sabrías. Esa es la pura verdad, tanto si quieres oírlo como si no. -Y tocarla le había sacudido hasta el infierno.

No fue la sensación de unas cuantas mariposas, sino la de toda una bandada de ellas volando en su estómago.

– Estaba coqueteando -dijo ella de modo acusador, mirándolo con el ceño fruncido.

La sonrisa de él se ensanchó mientras se giraba y se dirigía hacia la pequeña mesa donde tomó la tabla de picar de ella junto con el cuchillo.

– Quizás. Un poco. Pero es cierto que tienes una hermosa piel.

– Gracias. -Tansy encendió la cocina a gas y puso el agua para el arroz-. Tengo trabajo esta noche. Y no puede venir. Espantará a mi puma.

– Ella te sigue. Encontré su rastro junto al tuyo por los árboles, bajo la cascada. Es peligrosa, Tansy.

– El mundo entero es peligroso

– Pronuncia mi nombre.

Ella tomó con los dientes su labio inferior y se encogió de hombros.

– Kadan, entonces. ¿Por qué es importante?

Sus oscuros ojos azules se posaron sobre ella.

– Me importa, por eso.

La forma en que manejaba el cuchillo con eficacia, cortando las verduras para saltear mientras ella sacaba una sartén del arcón cerrado con llave donde guardaba las ollas, parecía fascinarla. Se dio cuenta que ella no podía dejar de observar los movimientos de sus manos, tan rápidos que parecían borrosos, cada golpe era deliberado, y quizás él se estuviera pavoneando un poco. Molesto por comportarse como un niño con su primer amor, Kadan se obligó a concentrarse en su misión.

– La primera vez en que ayudaste a la policía a encontrar a un asesino en serie, tan sólo tenías trece años. ¿Qué demonios te hizo hacer tal cosa? -preguntó él-. Especialmente cuando el coste era tan alto para ti. -Él se dio la vuelta para mirarla-. Tú haces más que simplemente coger un objeto y saber lo que una persona estaba pensando y sintiendo, eres una empática. ¿Por qué una adolescente se pondría a sí misma en una situación tal como rastrear asesinos? Eso no tiene sentido para mí. ¿Y cómo tu familia pudo permitirlo? El pensamiento se vertió antes que él pudiera censurarlo.

La cabeza de ella se alzó y lo fulminó con la mirada, demostrando que ella podía captar sus pensamientos.

– Mi familia entendió mis motivos, y a diferencia de usted, ellos creen en el libre albedrío.

– Entonces, también eres telepática. Por lo visto este talento no fue destruido en tu cabeza en aquel accidente de montañismo.

Ella ni siquiera parpadeó, pero le dirigió una mirada de censura desde debajo de sus largas pestañas.

– Por lo visto no.

Ella se mantenía serena bajo fuego, tenía que concederle eso.

– ¿Así que cuántos talentos posees?

Ella se encogió de hombros.

– ¿Cuántos tiene usted?

Él le dirigió otra sonrisa.

– Buena chica. No le dices demasiado al enemigo. -Él calentó una pequeña cantidad de aceite y salteó las verduras cortadas-. No lo soy, sabes.

– ¿Mi enemigo? Quizás no, pero estoy escuchando todo lo que dice, y creo que está preparado para usar la fuerza, para intentar obligarme a rastrear a su asesino.

– Realmente no guardas tus garras, ¿verdad?

– ¿Por qué lo haría? Subió aquí con su propia agenda. Realmente no le importan cuáles son mis motivos para no cooperar. Mis motivos no son importantes para usted, y con total sinceridad, yo tampoco lo soy. Mientras haga el trabajo, eso es lo que le importa.

Kadan suspiró.

– No tengo más opción en esto que tú. Tengo órdenes. Tansy, y gente va a morir si no detenemos esto.

– ¿Cómo le hace esto diferente de Whitney? Por lo que sabe él estaba siguiendo órdenes. Es un científico y trabaja para el gobierno. Él podría haber estado bajo órdenes para desarrollar la guerra psíquica; de hecho, para dirigir sus experimentos en ustedes, tuvo que haber convencido a alguien influyente de que podía hacerlo. Ellos tenían que haber sabido de sus primeros experimentos.

Él permitió que la primera oleada de rabia lo bañara y se disipara mientras levantaba la sartén del fuego y sacudía las verduras. Colocándolas de regreso en la cocina, añadió una pequeña cantidad de salsa de soja, lo que le otorgó un poco más de tiempo para ser capaz de mantener su expresión exactamente igual.

– He sido más que sincero contigo. Insultarme no va a ayudar en algo.

Ella levantó una ceja.

– No lo tome como un insulto. Creo que es una pregunta legítima. Como yo lo entiendo, su programa de Caminantes Fantasmas posee una autorización de alta seguridad. Son un secreto del gobierno, tan secreto que si no puede averiguar quién está matando a la gente, querrán eliminarlos a todos. ¿Quién tiene esa clase de poder, para jugar con las vidas de las personas, y decidir si viven o mueren? No veo que sean muy diferentes de su asesino. Y quizás Whitney sólo estaba cumpliendo sus órdenes, como está usted haciendo ahora.

Tal vez ella estaba acercándose demasiado a la herida. Por supuesto que todos ellos habían especulado sobre que varios de sus superiores habían intervenido en su creación. Whitney no podía haberlo hecho solo y aún estaba trabajando para el gobierno, apoyado por alguien, porque estaba evitando cada esfuerzo para capturarlo o destruirlo. Tenía amigos en los altos cargos.

– Supongo que tienes un punto. Hay alguna posibilidad de que Whitney esté siguiendo órdenes, pero lo que está haciendo es un error en todas las formas que considero siquiera empezar a contarte.

– Y si llegara la orden para eliminar a uno de sus compañeros Caminantes Fantasmas, ¿lo realizaría porque le ordenaron hacerlo?

Él retiró las verduras del fuego y se dio la vuelta completamente para encararla, su cara mostraba duras líneas. Los ojos eran severos y fríos, el azul volviéndose casi negro, enfocados y hambrientos como el puma.

– Habría una guerra como nadie ha visto jamás.

Un escalofrío de miedo se deslizó por la columna de ella, pero le cayó mejor por eso. Él no estaba bromeando, y hasta ahora, estaba bastante segura de que le había dicho la verdad sobre todo. Estaba muy segura que él quería decir lo que insinuaba… él iría a la guerra por o con sus amigos. Ella le otorgó una concesión entonces, una parte de ella, porque él le había revelado una parte de su personalidad.

– Mis padres siempre me decían que era especial. Que mi talento era un regalo enorme, no una maldición, y que podía hacer cosas que nadie más podía hacer por alguna razón. Comencé a rastrear a asesinos en serie cuando tenía trece años porque creía que era lo que se suponía que debía hacer con mi don. Oí sobre alguien abandonando los cuerpos de muchachas cerca de escuelas y pensé, yo puedo detenerlo. Así que lo hice.

Su voz era tranquila, lejana; ninguna expresión cruzó su rostro. Kadan reconocía el instinto de supervivencia cuando lo veía. Tansy se había despojado de su pasado y sencillamente recitaba los detalles, como si estos le hubieran pasado a alguien más… y quizás era así. Sus experiencias con toda seguridad debieron haber cambiado a aquella joven e inocente muchacha. Y le estaba entregando algo de ella misma, quisiera o no admitirlo.

– Debe haber sido difícil, sobre todo siendo una empática y tan joven. ¿Whitney te ayudó a prepararte?

Tansy frunció el ceño.

– ¿Cómo me habría ayudado?

– Hay ejercicios que puedes hacer para reforzar cada uno de los dones que posees y formas de aprender a combatir los efectos de usar energía psíquica. Hubiera creído que Whitney te los había enseñado.

– No, no me enseñó nada. Él me estudió. Si había una forma de combatir la explosión de impresiones de los objetos, con toda seguridad nunca me lo dijo. Claro que yo llevaba guantes, pero los sentimientos, en particular las emociones que eran violentas, a menudo se filtraban a pesar de las precauciones. A Whitney le gustaba observar el dolor de otras personas. Eso le ayuda con el propio.

Todo en él se calmó. Ella había revelado una información importante sin siquiera saber lo que le estaba dando.

– ¿Qué dolor?

– Él usa el dolor de las personas para ahogar el suyo. Creo que su dolor se origina desde la percepción de abandono, verdadero o no; él se siente muy desligado de todos aquellos que lo rodean. Siente rabia hacia sus padres y profesores, personas que no reconocieron su genio. Es muy patriótico y siente cólera hacia algunos miembros del gobierno que no comparten su visión, porque cree que él es más inteligente y que deberían escucharlo. Todo esto le causa dolor, pero no lo reconoce por lo que es. No puede conectar con alguien.

– Él tiene una hija.

Ella asintió con la cabeza, mordiéndose el labio inferior pensativamente, frunciendo el ceño mientras lo hacía.

– Lily. Hablaba de ella algunas veces, y cuando lo hacía, podía sentir una ráfaga de emoción en él, pero no se parecía a la de mis padres cuando me tocaban. No era en absoluto como lo que pudiera identificar alguna vez como amor paterno. La ve como una extensión de sí mismo. Es un megalómano. Tiene el absoluto convencimiento de que es superior a todos los demás y que nadie estará a la altura de sus capacidades excepto quizás Lily… o sus hijos.

Kadan cabeceó.

– Es una evaluación imparcial del doctor Whitney.

– ¿Está seguro que aún vive? Mis padres… bien, mi padre siempre… insistió que lo tratáramos como un doctor, pero no lo he visto desde que fue supuestamente asesinado.

– ¿Qué clases de cosas te hizo?

– Le dijo a mamá y a papá que estaba ayudándome con los dolores de cabeza, pero nunca se marcharon o ni siquiera disminuyeron. Sobre todo me hacía reconocimientos físicos, realizaba un montón de preguntas, estaba muy interesado en si yo tenía sexo o no, y tomaba muchas muestras de tejido y sangre. Él también revisaba durante mucho tiempo mis ojos. Estaba muy interesado en el hecho de que casi siempre tengo que llevar gafas oscuras y por qué veo tan diferente a los demás.

Kadan también estaba muy interesado en si ella tenía sexo o no, pero se imaginó que este no era el mejor momento de preguntarle.

– ¿Qué es diferente en la forma que ves?

Tansy se encogió de hombros, pero no hizo comentarios.

Kadan lo dejó pasar.

– ¿Te inyectaba?

Ella asintió con la cabeza.

– Dolían como el infierno. -Ella frunció el ceño-. Sabe, no siempre lograba alejarme de él, de la forma en que lo hago con muchas personas. No con él, exactamente, con sus cosas. A veces, cuando toco objetos, puedo leer mucho sobre una persona, pero era más difícil con él. Por supuesto, en aquel tiempo intentaba llevar guantes a todas partes a las que iba.

– No has sentido nada aún cuando tocaste un objeto que yo he tocado, ¿verdad? -preguntó Kadan-. Soy un ancla, lo cual significa que puedo apartar la energía psíquica de ti. También puedo cubrirnos de cualquier energía e impedir que otros sientan la nuestra.

Él añadió con destreza las verduras al arroz y tomó los platos que ella le alcanzó para servir la comida.

– Mis talentos vienen bien en misiones en las que tenemos que ocultarnos del enemigo.

– Pero no son útiles rastreando asesinos en serie -observó Tansy.

Él asintió

– Soy bueno en la resolución de rompecabezas, y una vez me encuentro en la dirección correcta, lo encontraré, pero necesito un poco de ayuda.

El corazón de Tansy saltó. Ella nunca podía permitirle que le inspirara un falso sentido de seguridad.

– Lamento no poder ser esa ayuda, Kadan, pero no puede ser. Sé que debe tener todos los pequeños y desagradables detalles de mi hospitalización. Ellos no podían llevarse todas esas voces, las de las víctimas… o las de los asesinos. ¿Tiene alguna idea de cómo es oír los gritos y sentir los últimos y desesperados pensamientos de alguien todo el tiempo, y quiero decir todo el tiempo? ¿Conocer detalladamente la mente de un asesino? ¿El delicioso y pervertido placer que él saca de de coser a puñaladas a alguien, o enterrarlos vivos? -La puerta en su mente crujió siniestramente y los susurros crecieron. Ella respiró hondo, se controló a sí misma y la cerró de golpe-. Ya está trayendo de regreso esos días y ni siquiera he intentado ayudarle.

– Puedo contener la mayor parte del vertido psíquico que se dirige a ti.

Ella volvió la cabeza y se quitó las gafas, mirándolo directamente a los ojos.

– No, no puede, no y me hará rastrearle. Tendría que sentirle, adentrarme en su mente para hacer lo que me pide. Usted y yo sabemos que no puede sacarlo de mi cabeza una vez que este allí.

Kadan odiaba que tuviera razón. Y odió más que tuviera que usar guantes. Ella lo había tocado y no había sentido nada, él la había protegido, pero ella no confiaba en él y por una buena razón… sinceramente, ella no podía. Tenía que llevarla con él. Había días en que su trabajo apestaba, y éste era uno de ellos.

– Siéntate y ven a comer. Puedes hablarme sobre ese puma. Ella está ahí fuera observándonos ahora, puedo sentirla contemplándonos.

Tansy tomó el plato que le entregó cuidadosamente, incluso con los guantes, para evitar tocarlo.

– Tiene curiosidad por usted. Probablemente no ha visto a nadie más en meses. Y su guarida está cerca. Debe dar a luz en cualquier momento. -El entusiasmo destelló en su voz-. Espero conseguir grandes tomas. Si tengo suerte, ella podría cambiar de idea y usar la cueva que he equipado para filmar el acontecimiento, aunque hasta ahora la ha estado ignorando.

– ¿Por qué no la persuades?

– No puedo hacer eso.

– La detuviste cuando atacaba. Si ella hubiera querido hacerlo, podría haberte causado graves heridas, pero no lo hizo -indicó él-. Debes tener algo de control sobre ella.

Tansy se sentó bruscamente en un tronco y le indicó que podía tener la silla que ella había traído.

– Tal vez, pero lo que señala no se parece a eso. Tengo afinidad con los animales, siempre la he tenido. Pero realmente no hablo con ellos, no telepáticamente.

– ¿Estás segura?

Ella se mordió el labio inferior. A él le gustaba ese labio inferior y se encontró mirando fijamente cuando sus pequeños dientes lo mordisqueaban.

– «Empujo» un poco para conseguir que hagan lo que quiero, pero no es una cosa consciente. -Ella tomó un pedazo del salteado. El hombre sabía cocinar-. No está mal.

– Instinto de supervivencia.

Él tenía arrugas alrededor de los ojos, diminutas líneas que demostraban que los entrecerraba mucho. Sus largas pestañas eran gruesas y oscuras, ayudaban a cubrir la expresión de sus oscuros ojos azules.

– Nunca he tenido miedo a los animales -dijo Tansy-. Siempre me ha gustado estar alrededor de ellos. Puedo tocarlos y no encontrarme en alguna otra parte.

– ¿Qué significa eso? -La voz grave de Kadan se deslizó en su mente como suave mantequilla-. ¿Encontrarte en alguna otra parte? ¿Qué quieres decir con eso?

Su expresión se cerró inmediatamente y ella se encogió de hombros.

– Cuando toco objetos, el mundo se estrecha y me encuentro en un túnel, como en un mundo alternativo. Todo se dobla y tuerce y la energía está allí, conservada para mí como en una grabación, sólo que estoy allí, sintiendo todo lo que pasa, sin importar que esté sucediendo. -Ella lo miró a los ojos otra vez-. Todo. Lo que sea. Si engañas a tu esposa y te sientes culpable, estoy allí contigo. Si estás preocupado por un niño enfermo, o por el pago de la hipoteca de tu casa, siento el miedo directamente junto contigo.

– Si esa persona está enamorada…

– Entonces yo también.

Kadan se obligó a alejar su mirada de la inconsciente súplica de sus ojos excepcionalmente coloreados. Nudos se apretaron en sus tripas, duros y apretados, haciéndole sentir en el infierno por hacer su trabajo. Él creía en lo que estaba haciendo o no habría venido a buscarla. Los despiadados asesinatos tenían que ser detenidos. Y si no lo eran… si los personajes sin rostro por encima de ellos continuaban creyendo que los Caminantes Fantasmas eran los responsables de esos asesinatos, nunca se arriesgarían a que el polémico programa saliera alguna vez a la luz. Kadan no se hacía ilusiones sobre sus vidas. Los Caminantes Fantasmas, él y sus amigos, eran prescindibles. Aún peor, eran algo que el gobierno deseaba barrer bajo la alfombra como ropa sucia. Serían enviados a una misión suicida, o eliminados silenciosamente.

Él juró por lo bajo y enfocó la mirada en el bosque circundante, estudiando los árboles y maleza como si cada trozo del follaje le intrigara. Sinceramente, todo lo que veía era la mirada en los ojos de ella.

– ¿Por qué mierda ya no tienes tu talento?

Tansy suspiró.

– Es complicado. Realmente no puedo hacer más ese trabajo. No puedo separar las emociones y las voces, así que no miento cuando digo que no tengo el talento. Una vez corrió la voz de que había tenido un accidente de montañismo me dejaron en paz en su mayor parte. Mi padre maneja todas las llamadas que llegan, y creo que ahora que ha pasado bastante tiempo la mayoría de las personas me han olvidado. -Ella esperó hasta que él la miró-. Desearía que usted lo hubiera hecho.

– ¿Olvidarte?

Ella asintió, deseando que simplemente se marchara y fingiera no haberla visto nunca.

Una punzada de alerta se deslizó por la columna de Kadan y reaccionó al instante, un reflejo automático, precipitándose hacia ella, alejándola del tronco, hacia atrás, sus manos tirando del cuerpo más pequeño de ella hacia el suyo, para protegerla mientras los lanzaba sobre la pequeña cornisa para luego rodar cuesta abajo. Captó el crujido de la bala al impactar en el árbol detrás de su cabeza, donde él había estado sentado, seguido del retumbar del rifle. Ella fue con él, manteniendo su cuerpo apretado contra el suyo para que rodaran con facilidad. Las rocas y la maleza tenían que dañarla mientras pasaba sobre ellas, pero guardó silencio.

Haciendo un alto, él le indicó que permaneciera agachada y se escabullera en la densa arboleda y maleza detrás de ellos. Ella no hizo preguntas, sino que se quedó boca a bajo, impulsando su cuerpo hacia atrás, buscando con los dedos del pie un asidero en la tierra que la ayudara a arrastrarse para ocultarse. Kadan retrocedió junto con ella, deslizándose entre la maleza como si hubiera nacido allí, sacó una pistola de la bota y se la puso en la mano con un suave movimiento.

¿Sabes cómo usar esto?

Ella parpadeó hacia él, pero no debería haber estado impresionada. En el momento en que sintió el peligro, él se había conectado con ella, de modo que lo sintiera también. La intrusión en su mente había sido tan suave como él sacando la pistola y poniéndosela en la mano. Ella afirmó su confianza. Ambos eran telépatas, y de alguna manera eso la hizo sentir menos sola… menos apartada de los demás. En realidad nunca había encontrado a otro ser humano con poderes psíquicos.

Permanece a cubierto. Voy a cazar.

No quería que Kadan la dejara. Él parecía firme y seguro, y exudaba absoluta confianza. Supongo que eso no es algún cazador furtivo cazando ilegalmente.

No con ese rifle. Permanece a cubierto.

Él ya estaba alejándose de ella y le tomó cada gramo del autocontrol que tenía abstenerse de extender la mano y aferrarse a él.

Estarás a salvo, la tranquilizó Kadan con implacable confianza. Él no tenía ninguna otra opción, salvo tener éxito. Era un francotirador, y había rastreado a Kadan hasta este lugar, lo cual quería decir que alguien muy importante no quería que Kadan tuviera éxito en la resolución de los asesinatos. No era que aquello fuera toda una sorpresa; alguien había deseado que el programa de los Caminantes Fantasmas desapareciera y todo eso implicaba muerte desde el inicio… y que alguien trabajaba en la Casa Blanca. Los Caminantes Fantasmas habían sido incapaces de identificar de quién venía la amenaza, así que no había ninguna posibilidad de eliminarlo, pero si Kadan salía con vida de esto, estarían un paso más cerca a la solución del rompecabezas. No muchas personas sabían que había sido enviado.

Él rodeó el campamento de Tansy, manteniendo su distancia, y la cabeza baja. El movimiento atraía la atención, y él no quería mostrar parte alguna de su cuerpo a un francotirador, o siquiera revelar su posición. Quienquiera que hubieran enviando tras él sería bueno.

Se permitió una sombría diversión. Pero ellos no serían bastante buenos, porque en un mundo en el que se mata o se muere, existían pocos hombres como él. Llevaba ropa que reflejaba las imágenes alrededor de él, haciéndolo casi invisible. Él se mimetizó, cambiando el color de su piel como un camaleón para mezclarse con su entorno. Y luego comenzó a moverse con la cautela de un lobo.

Subió, dirigiéndose a una zona alta, continuó moviéndose alrededor de manera que pudiese llegar detrás de su cazador. Sólo hubo un disparo, y el francotirador habría cambiado de posición inmediatamente, pero una vez que Kadan encontrara el rastro, sería capaz de seguirlo.

Se estaba arriesgando abandonando a Tansy. No porque el francotirador pudiera alcanzarla; Tansy era demasiado inteligente para delatarse. Pero había estado preparando su mente para huir, y conocía la montaña. Había estado pasándoselo en grande en las Sierras durante meses. Tendría confianza en sí misma y era demasiado lista para regresar al campamento. Suspiró. Tendría que encontrarla otra vez después que eliminara a su enemigo.

Permaneció pegado a la tierra, siguiendo su camino por el bosque, hasta que finalmente este cedió paso a los grandes cantos rodados de granito y prominentes acantilados. No había mucho follaje, pero se mimetizó con la roca y se movió a un paso estable, no demasiado rápido para atraer la atención, pero lo bastante rápido para ubicarse detrás del francotirador. El hombre se estaría moviendo hacia el campamento de Tansy, tomando la ruta más corta, todo lo cubierto que fuera posible. Querría tener el trabajo hecho lo más pronto posible, y esto significaba que tenía que estar en marcha.

Kadan sorteó varios cantos rodados dentados, buscando una forma de subir de manera que tuviera una mejor vista del área que rodeaba el campamento de Tansy. Una roca gigantesca se elevaba por encima de varias losas de granito, superpuestas precariamente una encima de otra, algunas permanecían inclinadas y otras se alzaban desde el centro como grandes torres. Él las tocó con las yemas de los dedos y encontró una hendidura. Era todo lo que necesita para escalar. Subió lentamente, como una araña, aferrándose a la pared de la roca cuidadosamente, para no perturbar la tierra y rocas sueltas en su camino a la cima.

Él poseía cerdas microscópicas en las almohadillas de los dedos y al final de cada cerda existían miles de filamentos diminutos, o puntas, demasiado delgados como para detectarlos bajo la longitud de onda de la luz visible. Ni siquiera sus compañeros Caminantes Fantasmas comprendían por qué podía pegarse a cualquier superficie, incluso el techo, pero una simple cerda podía levantar casi veinticinco kilos. Podía soportar el peso de todo su cuerpo con una sola mano. Le había tomado mucho tiempo aprender a usar su capacidad «de andar» sobre cualquier superficie, incluso colgando boca abajo, pero las semanas de entrenamiento habían valido la pena. Podía pegarse y despegarse al menos diez veces por segundo mientras trepaba muros.

Ahora se movía despacio, pero generalmente podía subir la vertiente de la roca en minutos. Adherirse era bastante fácil. Despegarse era un poco más problemático, pero había aprendido la técnica con el tiempo, hasta que pudo moverse con increíble velocidad cuando era necesario. Lamentablemente, a menudo llevaba un par de finos guantes para cubrir el hecho de que las almohadillas de sus dedos eran diferentes. Las cerdas microscópicas eran hebras, invisibles pero sentidas. Él sabía lo que Tansy sentía al tener que ocultar siempre sus diferencias. Había aprendido a vivir con las extrañas almohadillas y aceptar las cosas que podía hacer con ellas, después de la primera ola de rabia al descubrir que había sido alterado tanto genéticamente como psíquicamente. Si el enemigo de los Caminantes Fantasmas en la Casa Blanca supiera que todos los hombres y las mujeres en el programa habían sido realzados genética y psíquicamente, Kadan estaba seguro que la orden de destruirlos a todos ya hubiera sido emitida. O quizás lo sabía y pensaba en ellos como abominaciones y por eso estaba tan decidido a librar al gobierno de sus servicios. Kadan había oído el término aplicado a ellos antes.

Una vez sobre el bosque, se tumbó y realizó un reconocimiento cauteloso del área debajo de él. Estudió cada sector. Tansy se habría adentrando más en los bosques bajo él. Se necesitarían algunos minutos para que la impresión pasara, y luego aprovecharía la oportunidad de huir de allí. Él suspiró, sabiendo bien que tendría que rastrearla otra vez.

Kadan eligió la ruta que sería la mejor opción para el francotirador e invirtió pacientemente unos diez minutos observando a la maleza moverse. El viento aumentaba en fuerza mientras la noche avanzaba, y las agujas de los árboles y las hojas en los arbustos comenzaron a balancearse suavemente. Todo en él se tensó. El francotirador se movería con el viento.

El movimiento, justo al sur del campamento de Tansy, atrapó su atención y se concentró allí, captando vislumbres de una desdibujada oscuridad moviéndose detrás de los árboles antes de desaparecer. Soltó el aliento. Tenía al hombre ahora, y rápidamente trazó un rumbo para interceptarlo. Justo cuando empezaba a moverse, captó un destello de algo sobresaliendo desde detrás de un tronco de árbol bastante grande. Estudió la forma con cuidado, deseando no haberse desprendido de su equipo. Podría haber usado sus binoculares ya que sospechaba que la extraña forma era lo que comúnmente se conocía como «cáncer de árbol», parte de un cuerpo que sobresalía desde detrás del tronco que indicaba que un francotirador había montado su puesto y estaba esperando que su observador le marcara una distancia.

El corazón se le contrajo dolorosamente. ¿Por qué demonios habían establecido un puesto? ¿O para quién?

¿Tansy, dónde estás? No es ninguna broma. Hay dos de ellos. Necesito saber tu posición para saber que estás segura.

La telepatía en distancias largas siempre era inestable, sobre todo uniéndose con la misma longitud de onda de alguien con quien no era muy familiar. A menudo el tiempo de respuesta podía ser de segundos, o incluso minutos, de demora. Contó cada latido de su corazón, preguntándose si ella estaba siendo obstinada o escondiéndose de él. Preguntarse si sabía que mientras más se comunicaran, más fácil sería el íntimo contacto de mentes. Ella no querría eso. Ella no lo querría correteando alrededor de su cabeza. Ya tenía a demasiados intrusos allí.

Entonces ella estaba allí, inundando su mente con su presencia. Su cuerpo reaccionó a tan cercana proximidad, a la dulzura de ella, a la femenina ráfaga de calor y seda. El sabor a canela explotando en su boca. Había miedo, determinación, incluso coraje, aunque ella no se reconociera como valerosa. Sobre todo estaba llena de preocupación, no por él, ciertamente no por ella misma, sino por el puma.

Él gimió en voz alta. Ese jodido gato. Ella se había lanzado frente a un arma por el animal. Él debería haber sabido que ella no cambiaria su resolución de mantener seguro al animal.

Me dirijo hacia la guarida del puma.

¿Te diriges al sur de tu campamento? Él sabía la respuesta antes de que las palabras se formaran en su mente. El observador estaba bordeando hacia el extremo sur del campamento de Tansy. Quizás vio huellas anteriores, o quizás algo que ella había hecho le había señalado al hombre su presencia entre la maleza, pero el observador la estaba rastreando.

Sí, estoy en el terreno más áspero, y circundando el área para encontrar un camino en el granito que me permita acercarme más a su guarida. Tengo un refugio allá arriba, y puedo impulsarla a ir a ponerse a salvo si ellos se acercan. Ellos no detectaran el refugio.

Su voz todavía tenía el pequeño retraso que a menudo acompañaba una nueva conexión, pero ya se sentía más familiarizado con ella, su mente adaptándose de manera que ellos fueran con precisión en la misma frecuencia. Pocos eran tan experimentados como lo era él, y nunca había encontrado a nadie inexperto capaz de usar la telepatía tan suavemente como él, pero aunque ella enviara sus pensamientos de un modo ligeramente diferente a él, era definitivamente experta.

No quiero que te muevas. Permanece justo donde estas, aunque ellos se acerquen. Voy a llamar su atención lejos de ti…

¡No!

Envió una instantánea y firme repulsa de su idea, y él inmediatamente captó la imagen de un policía empujándola y cayendo, sangre en el pecho. Él había leído los informes, tantos de ellos, remontándose a sus años adolescentes, y ese caso en particular había sido depravado y sangriento y tuvo su efecto en todos. Habían perdido al policía y ella se había sentido tan rota por ello, y esto había sucedido en los primeros años de su carrera de rastreo.

Inhaló, lo dejó salir, respirando por ambos. Escúchame, Tansy. Tengo habilidades que nadie más tiene. Soy un Caminante Fantasma. Las cosas que puedo hacer, tanto psíquica como físicamente, me dan una enorme ventaja. Y he tenido más formación que la mayoría de los hombres que conozco que hacen esto. Él ya estaba en marcha, calmándola mientras aprovechaba el barranco de granito para atajar hacia el francotirador.

Esta vez se movió rápidamente, usando las almohadillas de sus dedos para permitirse subir y luego bajar. Si se hubiera desecho de sus botas, habría ido de cabeza aún más rápido, pero sólo usó la fuerza de la parte superior de su cuerpo y las yemas de los dedos para cruzar el muro de granito, moviéndose a velocidad suicida, cruzando losa tras losa. Varias veces resbaló en las grietas, cogiéndose gracias a las yemas de sus dedos.

Tanto el francotirador como el observador deberían haberle apuntado ya, pero la esperada bala no llegaba. No cometió el error de bajar la velocidad; casi saltaba a través de las paredes de roca, zigzagueando y moviéndose de arriba a abajo.

Lo huelo cerca de mí.

Su corazón brincó otra vez. La adrenalina se derramó en su cuerpo. Él miró abajo y vio la superficie de otra gigantesca losa de granito. Ésta tenía varios trozos más pequeños que sobresalían de ella. Era el camino más rápido para bajar, pero significaba un salto bastante largo. Tendría que dejarse caer desde donde estaba, aferrarse a una roca a través y bajo él, a una distancia aproximada de metro y medio, y luego saltar para atrás, haciendo otro salto de metro y medio.

Quédate allí. Llamaré su atención.

Él se dejó caer, rozando deliberadamente con el codo contra tierra y rocas sueltas, enviando un alud tierra abajo. El espacio entre los cantos rodados era amplio, pero las yemas de sus dedos se aferraban y lo sostenían. El segundo salto ya estaba planeado en su mente, y dio la vuelta y saltó, mientras una bala golpeaba el granito junto a su hombro izquierdo. Esquirlas de piedra se incrustaron en su brazo. Pero ya estaba en el aire, avanzando por la superficie bajo él. Tan pronto como aterrizó se dejó caer a tierra, rodando para ponerse a cubierto. Siguió rodando, cayendo en la maleza más gruesa para luego continuar.

Dos balas más golpearon la tierra a su derecha y justo delante. Serpenteó de regreso a la maleza mucho más tupida, cuidando de no mover las ramas. Una vez en los pequeños túneles hechos por los animales y los restos atrapados en la maleza, reptó, usando los codos y los dedos de los pies para propulsar su cuerpo a lo largo de la tierra, recorriendo el camino hacia donde el francotirador había establecido su rifle.

Minutos después pudo sentir la violenta energía llegándole en ondas. El hombre estaba sudando; el viento llevaba su olor. Kadan deslizó el cuchillo de su bota, transfiriéndolo a sus dientes mientras se arrastraba hacia el francotirador.

El hombre observaba por su mira, explorando el área, tratando de conseguir una pista de Kadan, y Kadan podía sentir la conmoción del hombre por su velocidad cuando había bajado la pared de granito. Incluso aunque el francotirador hubiera visto el salto de Kadan con sus propios ojos, obviamente estaba empezando a pensar que se lo había imaginado. Las sombras de la noche se habían alargado y crecido, y la ropa refractaria y la coloración de su piel lo habían hecho prácticamente imposible de ver hasta que se movió. El francotirador había disparado por instinto, pero ahora dudaba de si mismo.

Kadan soltó el aliento, protegiendo su energía psíquica automáticamente. No tenía la impresión de que el francotirador fuera un Caminante Fantasma, producidos a partir de la lista de Whitney de candidatos psíquicos rechazados, pero él siempre pecaba de precavido. Tenía que acercarse. Mucho. Se movió otra vez, ésta fuera de la maleza. Él estaba más expuesto, confiando en el sigilo, su ropa refractaria y la piel cambiada para mantenerlo invisible. Moverse centímetro a centímetro le permitió no llamar la atención del francotirador, aunque más de una vez, cuando el hombre contemplaba sus alrededores, pareciera mirarlo directamente.

Kadan cesó todo movimiento hasta que el francotirador se colocó detrás de su rifle una vez más y realizó una cuidadosa revisión alrededor de la densa maleza. Una vez que el tirador estuvo ocupado, arrastró su cuerpo más cerca, apenas si respiraba, sin permitir que una simple hoja crujiera bajo su peso.

El francotirador se arrodilló al lado del árbol, con un ojo otra vez en su mira y Kadan se alzó, aún invisible, sosteniendo hacia abajo la hoja de su cuchillo. El francotirador se dio la vuelta y Kadan lo golpeó, eliminando al hombre rápida y eficazmente, haciendo todo lo posible para matarlo limpiamente. La sangre salpicó a través del tronco y sobre el rifle. Kadan retrocedió, evitando las brillantes manchas rojas. Esperó unos momentos antes de agacharse, sin expresión, y comprobar el pulso. Limpió la hoja y luego revisó las manos del francotirador, esperando conseguir una huella digital. No le sorprendió encontrar que las huellas habían sido quemadas. Este hombre era un asesino a sueldo y no se le echaría de menos en ninguna parte. Más que probablemente habría sido declarado muerto hace algunos años. Era un fantasma sin nombre y hogar.

Kadan sacudió la cabeza. Ésa no era la vida que quería para los Caminantes Fantasmas. Dejó todo justo donde estaba, sin siquiera tocar el arma.

¿Kadan? La voz de Tansy vaciló.

Estoy bien. ¿El observador se ha alejado de ti?

Sí, se ha ido. Regresó corriendo al campamento. Ella vaciló. No siento una ola de violencia. No puedo decir lo que pasó.

Kadan deslizó el cuchillo en su vaina y se ocultó de regreso en la maleza. El observador vendría directamente a él.

Sólo quédate allí y déjame ocuparme de esto.

Sintió la duda en ella y sacudió la cabeza. Él había interrumpido su paz sólo por buscarla. Ella sabía que tenía la intención, de una u otra forma, de llevarla con él. Ahora había traído a dos hombres que los querían muertos. Ella no iba a quedarse para ver lo que sucedía. Estaba cansado. Necesitaba dormir con desesperación. Ni siquiera sabía la zona horaria en que se encontraba, pero iba a tener que perseguir a Tansy.

Estoy demasiado jodidamente cansado para jugar. No te vayas.

Hubo un pequeño silencio y luego sintió que ella se movía en su mente. La misma impresión de calor y seda, y quizás ahora una pizca de fuego junto con el sabor a canela en su boca. Sí, había pasión bajo toda esa frialdad. Alguien que era capaz de ofrecerse a la edad de trece años para rastrear a brutales asesinos en serie debía sentir pasión por la vida.

¿Realmente esperas que me quede?

Su voz rozó cada terminación nerviosa, tensando su cuerpo cuando él tenía que permanecer en absoluto control. Si Whitney había diseñado a sus soldados para trabajar en parejas, seguramente no había tenido en cuenta el efecto que la mujer correcta podía tener en el cuerpo de un hombre.

Desearía que al menos tuvieras la consideración de escucharme hasta el final.

Hubo otro pequeño silencio.

Lo hice.

Había determinación en su tono.

Ahora Kadan podía oír al segundo hombre. El crujido de hojas cuando rozó los arbustos. Su respiración que llegaba en cortos jadeos. El observador de repente cesó todo movimiento. Él no había llegado al cuerpo, pero el rifle no se alzaba donde debería estar. Debía haber tenido un vislumbre del barril sobresaliendo de la maleza, yaciendo en la tierra.

Kadan se agazapó, listo para saltar, confiando en que su ropa y piel lo camuflaría.

Загрузка...