Capítulo 10

Briony caminó con renuencia detrás de varios árboles grandes. Le había pareció una buena idea venir a pedirle ayuda a Jack, pero la realidad era muy diferente de lo que pensaba. Podía cortarle el aliento con una mirada provocativa, pero cuando hablaba, quería estrangularle. Y por alguna razón no parecía tener problemas para tocarla demasiado íntimamente. Tendría que recordarle que incordio era.

Nunca había estado sin sus hermanos cuidando su espalda. Estaba separándose deliberadamente de ellos porque temía fueran asesinados por protegerla. Ladeo la barbilla. No podía perder su resolución ahora. El peligro hacia su familia y amigos era demasiado real. Tenía que ser fuerte. Briony puso ambas manos sobre su estómago, deseando que estar lo suficientemente avanzada para poder sentir moverse al bebé. Una vez que pasase, no se sentiría tan sola y vulnerable.

– ¿Briony? -la llamo Jebediah-. ¿Estas bien?

Se quitó la ropa y envolvió su cuerpo con la camisa de Jack. Su olor la envolvió, golpeando sus sentidos por lo que no pudo evitar inhalar bruscamente.

– Estoy bien, Jeb -mintió, cuidando mantener su voz sin temblar mientras recogía su ropa. ¿Cómo puede solo su olor hacerme desearlo?

Lo que sea que Whitney le hubiera hecho era terrorífico por su intensidad.

No miró a Jack mientras caminaba de vuelta hacia los dos hombres y le daba sus cosas a su hermano.

– No te preocupes por mí. Encontraré la manera de estar en contacto con vosotros.

Jebediah la miró. Por un horrible momento pensó que había lágrimas en sus ojos.

– ¿Estas segura de que esto es lo que quieres, dulzura? Juro que podemos encontrar una manera mejor de protegerte.

Briony sacudió la cabeza. Si su hermano se venía abajo, lloraría un río. Se mantuvo rígidamente.

– No con ustedes estando en peligro.

– Dale tus pendientes -la orden vino de detrás de ella.

Demasiado cerca. Jack la aturdió hasta que sintió el calor de su cuerpo. Sintió su aliento caliente en la nuca.

Briony se puso rígida pero no se volvió, sus palmas cubrieron los pendientes, sujetándolos contra ella.

– Pertenecieron a mi madre. Significan un mucho para mí.

– Dáselos. Puedes tenerlos de vuelta mas tarde.

Iba a llorar. Parpadeó furiosamente mientras se quitaba los pequeños diamantes. Jebediah cerró su puño fuertemente alrededor de ellos mientras se inclinaba para besarla.

– Cuidaré de ellos, Bri.

Ella asintió, asustada de hablar, mordiéndose el labio para retener las lágrimas. Quería aferrarse a Jebediah, al amor y el confort de su mundo familiar. Ahora, cuando necesitaba más a su familia y amigos, la empujaban a un mundo de incertidumbre, de miedo. No quería tener miedo a Jack o a su reacción a él, pero lo tenía.

Jebediah abrazó a su hermana, acercándola para susurrarla en la oreja.

– No tienes que hacer esto, dulzura. Somos familia. Te cuidaremos nosotros mismo.

Jack oyó el suave ruego, oyó el pequeño sollozo que trató de suprimir, y su estómago se revolvió duramente. No había sentido la emoción. Se había entrenado a si mismo para no sentir nada, y ahora estaba ahí de nuevo, y tal como antes, tenía el mismo vínculo con ella, la misma avalancha de emoción cruda que estuvo cerca de arruinarlo hacia meses. Puso una restrictiva mano o tal vez estaba consolándola, honestamente no lo sabía, pero si ella lloraba, temía romperse por dentro.

– No ayuda prolongar el adiós, Jebediah. Sal de aquí y hazlo más fácil para ella -su voz fue brusca, demasiado brusca.

La sintió tensarse bajo sus dedos, y dio un vistazo rápido y sofocado sobre su hombro. Definitivamente había lágrimas en sus ojos. Su corazón dio un vuelco. La violencia era su mundo. Su primera reacción fue romper algo, la siguiente era empujarla al refugio de su cuerpo.

Briony al principio se mantuvo alejada de él, pero mientras su hermano dejaba caer los brazos con resignación, clavó los dedos en el brazo de Jack que rodeaba su cintura, casi como si por sujetarlo pudiera impedirse seguir a Jebediah.

– Te quiero, Bri -dijo Jebediah.

– Yo también -se ahogó y presionó una mano contra su boca para evitar decirle que había cometido un terrible error.

Jebediah miró a Jack por mucho tiempo, como si memorizara cada detalle de su cara.

– Sabes que nunca la habría traído aquí a menos que pensase que estuviera en verdadero peligro.

Jack asintió.

– Lo sé.

– Si algo le pasa, su tú le haces daño de alguna manera, Jack, y eso incluye romperle en corazón, me importa una mierda si eres el peor culo alrededor, te cazaré.

– Lo sé.

Jebediah continúo mirando a Jack por un momento más y entonces tocó el brazo de Briony antes de girarse.

Briony se mordió nerviosamente el labio mientras veía a su hermano desaparecer entre los espesos árboles que les rodeaban.

Jack la sintió temblar. Sintió el dolor. Lo golpeó como pocas cosas podrían. Tenía el loco deseo de cogerla en brazos y llevarla hasta la casa.

– Vamos a la casa donde se está más caliente.

– Todavía no -no podía moverse.

Mientras se quedase donde estaba, separarse de su familia no era una realidad. No podía respirar, el pánico se extendió, su garganta se cerró, deteniendo la entrada aire hasta que se ahogó, luchando por permanecer viva. Estaba sola.

– Respira -la mano de Jack subió, los dedos se curvaron sobre su nuca, masajeándola tiernamente.

– No puedo -dio un paso hacia su hermano.

– Seguro que puedes; solo estas teniendo un pequeño ataque de pánico. Deja salir el aire y entrar de nuevo a tus pulmones -deliberadamente la giro para enfrentarle, para evitar que mirara el punto por donde su hermano había desaparecido. Colocando su mano en su pecho, respiro profundamente, disponiéndola a seguir su dirección, capturando su mirada con la propia-. Eso es. Estás bien. No podrán quitarnos nuestro bebé, Briony. No puedo ser el mejor hombre del mundo, o el más fácil para convivir, pero cuido de lo mío.

Briony lo miró, pareciendo más vulnerable y desolada de lo que posiblemente podía saber. Jack la abrazó y la mantuvo, ofreciéndole el único consuelo que sabía como dar. No era un hombre de palabras; nunca lo había sido. Cada cosa que decía salía mal.

Apoyó su frente contra su pecho.

– Tengo miedo. No creo que estuviera tan asustada antes, ni siquiera en el Congo.

– ¿De mi o de Whitney? -sus dedos acariciaron su pelo porque no pudo evitarlo. Su olor era imposiblemente femenino, una mezcla de flores, lluvia y aire libe. Estaba hecha para cenas con candelabros y sábanas de satén, no para el final del mundo en medio de la salvaje montaña.

– No lo sé -dijo Briony honestamente.

– Te sacaré de esto -dijo-, te doy mi palabra.

Ella no sabía que nunca se marcharía una vez que diera su palabra, o que moriría para proteger a su niño nonato y a su madre. No quería examinar su reacción con Briony tan minuciosamente. No se sentía bien al pensar que ella era parte de un experimento y que ambos no eran más que marionetas en un escenario, pero no podía detener la gran atracción física hacia ella, o la manera que respondía emocionalmente.

El temblor en su cuerpo se ralentizo y levantó la cabeza, con determinación en su cara.

– Vacilé al venir aquí, no solo por lo que paso entre nosotros, sino porque sabía que te pondría en peligro. Solo puedo disculparme por eso, pero sabía que cuando el bebé creciera, no sería capaz de defenderme. Si no quieres hacer esto, ahora es el momento de decirlo. Todavía puedo coger a mi hermano y estarás fuera de esto, libre y tranquilo.

Una débil sonrisa tocó sus labios, pero no alcanzó sus ojos.

– Te advertí que no iba a dejarte dos veces. Estás aquí. Resolveremos las cosas.

– Estoy aquí así que puedes protegernos. Puedo aprender habilidades de supervivencia, no hay otra razón. Me dejaste claro que no eres un hombre que quiera a una mujer y a un hijo alrededor, que eso era un incordio. Ahora que ambos sabemos que la atracción fue forzada para producir objetivos…

– ¿Qué?

– ¿No te he dicho esa parte? Aparentemente Whitney quería un súper soldado, nuestro bebé. Ha estado tratando de manipularnos para que estuviéramos en el mismo sitio al mismo tiempo. Se suponía que iría a Colombia cuando estuviste allí, pero no lo hice, por eso pagó al festival de música una gran suma de dinero para inducirnos a estar allí. Una vez que nos encontramos, lo que hizo para atraernos físicamente haría el resto.

– Hijo de puta.

– Luther dijo que querían al bebé y me querían para la continuación de su programa de cría. Se había ofrecido para ser el donante, por eso tú podrías ser fácilmente prescindible.

– Creí que estabas tomando la píldora.

– Y lo hacía. Whitney suministro todo mi cuidado médico, y fue el doctor Sparks quien me dio las píldoras. Me eran enviados como un reloj. El archivo decía que eran placebos. Lo siento, pero no lo sabía, y ahora estamos en esta situación, ambos vamos a tener que lidiar con ello. Ahora que sabemos que solo es sexo, ambos podemos protegernos contra cualquier enredo.

Por un breve momento, la diversión llameó en sus ojos.

– ¿Podemos?

– Si -Briony se alejo de él consciente de estar desnuda bajo la camisa y de lo cual él también era consciente. Podía verlo en sus ojos. Tembló-. No tengo ropa.

– Tengo algunas cosas que puedes ponerte, y mañana iré a la ciudad y te conseguiré algunas cosas para salir del apuro hasta que me puedas hacer una lista.

– ¿Hacerte una lista? -repitió-. Soy capaz de comprar por mi misma. Tengo dinero.

– No quiero que te vean por la ciudad a menos que tengamos que ir por el bebé. ¿Y estamos hablando de dinero en efectivo o de tarjetas de crédito?

– Traje bastante dinero en efectivo. Esta en mi monedero -giró dando dos pasos hacia el bosque antes de que la cogiera por el brazo para detenerla-. Llama a Jeb de vuelta. Se lo di a él.

– No necesitamos tu dinero.

– No hay un micro en mi monedero -protestó-. Lo comprobé. No soy estúpida, solo estoy embarazada -por otro lado, se sentía estúpida por quedarse embarazada. Jack era virtualmente un extraño, y con control de natalidad o no, debería haber sido más cuidadosa. No se atrevía a permitir que su cuerpo invalidase su cerebro de nuevo. Era parte de un experimento. Nada entre Jack Norton y Briony Jenkins era real o alguna vez lo sería-. Necesito ese dinero.

– No, no lo necesitas -había un tono definitivo en su voz.

– Mira, no voy a quedarme tirada aquí sin ropa, sin dinero y sin vehículo. No soy una prisionera. Tengo que tener una forma de salir si esto no funciona.

Jack suspiró, con expresión sombría.

– No soy un hombre que discuta. Esta es la segunda vez que te lo digo y voy a seguir recordándotelo.

En un momento estaba delante de él, al siguiente se volvió para correr, abriendo la boca para llamar a su hermano. Jack la cogió en sus brazos, una mano cubriendo su boca fuertemente, su brazo mordiendo duramente su cuerpo justo debajo de sus pechos. Todo fue rápido, el calor llameo, envolviéndolos a ambos, la necesidad era fuerte, tan primitiva que fue todo lo que podía hacer para permanecer sobre sus pies; su cuerpo, por propia iniciativa se derritió contra el de él. Trató de morderle la mano, el instinto de conservación fue más fuerte que su miedo a la venganza.

– Para -siseó, su boca tan cerca de su oído que sintió sus labios moverse contra el lóbulo de su oreja-. Vas a conseguir matar a alguien.

Dejó de luchar y él quito la mano de su boca pero no la dejó ir, presionando su cuerpo más cerca del de ella. Estaba duro como una roca, su cuerpo sin nada que darle, ningún punto suave, y su erección parecía despiadada, un bulto grueso y grande presionado fuertemente contra su carne.

– No es real. Es solo química -dijo Briony desesperadamente. Su propio cuerpo dolía, humedecido, los pechos demasiado llenos y los pezones demasiado duros. La lujuria se enroscó despiadadamente, espesa y necesitada, haciendo que su cuerpo palpitase y su útero se apretase-. No es real.

– Es jodidamente real, cielo, quiero levantarte, envolver tus piernas en mi cintura, y enterrarme profundamente dentro de ti justo aquí. Ahora mismo -su voz se puso áspera-. Puedo saborearte en mi boca, tú olor con cada aspiración que hago. No me digas que no es lo mismo para ti. Es real y ambos lo sabemos.

Ella luchó otra vez, no había control en la fiera atracción física que se arqueaba entre ellos. Era eléctrica, consumiéndolo todo, crujiendo en el aire alrededor de ellos, la intensidad era tan fuerte, que la giró en sus manos, su boca bajó feroz sobre la suya. Estaba perdida, las olas de necesidad eran tan poderosas que pensó que podría morir si no le tenía.

Su lengua barrió su boca, y no había nada gentil en su beso. Era puramente dominante, tomando el mando hasta que Briony fue barrida en un mundo de sexualidad cuando sus manos vagaban posesivamente bajo su cuerpo y luego ahuecó sus pechos bajó su camisa, encontrando su suave piel desnuda.

Jack bruscamente separó su cabeza, jurando elocuentemente.

– Para. Para de llorar. Maldita sea, Briony. No te he hecho daño. ¿Por qué demonios estás llorando? -sus manos enmarcaron su cara y miró los ojos húmedos y pestañas agrupadas antes de agacharse para probar sus lágrimas.

Incluso ese pequeño gesto era increíblemente íntimo, sexual, su boca trazó el camino de sus lágrimas. Sintió el toque ligero de sus labios en su cara recorriendo a través de todo su cuerpo.

– Para -suplicó otra vez, más amablemente-. Vamos cielo, estas cansada. Tal vez fui un poco duro, pero no podría hacerte daño.

Briony no había sido consciente de que estaba llorando. Solo era consciente de su cuerpo, tan insatisfecho, tan necesitado. El ansia por Jack era como una garra terrible que la desgarraba por dentro, incluso mientras su cerebro le gritaba una advertencia, le gritaba que ella no le importaba a él o él a ella. Un hombre loco había llevado a cabo un experimento y ellos eran el resultado. Dos persones en celo como los animales. Estaba disgustada consigo misma.

No podía culpar a Jack Norton, incluso si quisiese que él asumiera la responsabilidad, cosa que ella no quería. No podía evitar su reacción a ella más de lo que ella podía reprimir la suya hacia él.

– ¿No ves lo que nos ha hecho? Nos lo ha quitado todo. No tendremos nunca una oportunidad de tener familia. El amor y el matrimonio ni todas las cosas que importan en la vida. Una vez que estemos lejos el uno del otro, ¿crees que esto va a parar? ¿Esta ansia terrible? Es una adicción. Nos ha manipulado para que seamos adictos el uno al otro. No puedes decirme que no has pensado en ello día y noche desde que te marchaste. Nos ha quitado la vida y nos ha hecho animales estúpidos.

Jack la empujó en sus brazos y la apretó enérgicamente contra si, envolviendo sus manos alrededor de la cabeza mientras sollozaba contra su pecho. El sonido desgarró su corazón y causó estragos en sus emociones normalmente inexistentes. Demonios. La mujer lo iba a convertir en un ser débil. Apoyó la cabeza en la de ella, sujetándola fuerte.

– Para, cielo. Te vas a poner enferma. Nada de eso importa ahora. Estamos aquí y podemos hacer de nuestras vidas lo que queramos. No va a tener a nuestro bebé -puso la boca contra su oído y susurro-. ¿Me oyes? Nunca nos va a quitar a nuestro bebé y experimentar con él.

Levantó la cabeza para mirarle.

– Lo siento. Deben ser las hormonas. No suelo llorar como una niña.

Sus dedos se enredaron en su espeso cabello. Parecía tan desesperada, sus ojos demasiado grandes en su cara, todavía nadando en lágrimas. Por años pensó que toda la gentileza había sido expulsada para siempre de él, pero estaba allí, escondida profundamente dentro, rebelándose tan rápido como cada instinto protector. Lo que quiera que Whitney les hubiera hecho tenía que ver con sexo e ir junto con el deseo, pero para Jack, la relación con Briony se estaba desarrollando como algo totalmente diferente. Sus sentimientos por ella eran cada vez más fuertes y reales que la necesidad de sexo. Briony se las había arreglado para pasar sus defensas y encontrar la chispa de pequeña humanidad, de ternura que nunca había sabido que existiera.

Jack no quería pensar con detenimiento en como sus emociones habían empezado a mezclarse con la química violenta que chisporroteaba entre ellos, pero sabía que era peligroso para un hombre como él encariñarse con alguien. No era normal y nunca sería normal, no importaba cuanto deseaba ser diferente. Había dejado de querer ser diferente hasta que se había alejado de Briony.

– Solo estas cansada -murmuró.

– Me gustaría decirte que lo siento por estar embarazada. Debería haber sido cuidadosa. Nunca se me ocurrió que podría intimar con alguien, sin hablar de que pierdo la habilidad para pensar en algo tan importante como la protección. No tenía ni idea de que las píldoras no fueran reales.

Jack sintió el alivio barriendo su cuerpo. Ella intimando, incluso pensar en que pudiera intimar con otro hombre podría haber hecho que el otro hombre muriera. Tomó aire y lo dejó salir lentamente para impedir que sus pensamientos fueran en esa dirección. Recorrió hacia abajo con los dedos su cara solo porque tenía que tocarla.

– La idea de que intimes con otro hombre es algo que no estoy dispuesto a considerar.

Briony vaciló, frunciendo el ceño.

– No puedo estar alrededor de mucha gente sin que me afecte psíquicamente. No parezco poder desarrollar las barreras que otra gente tiene para mantener fuera los sonidos y las emociones, y lo he intentado -inclinó la cabeza hacia atrás, mirándole, se trago las últimas lágrimas, determinada a recuperar el control-. Cuando estoy contigo, es más fácil. Mi mente puede descansar. Estoy tratando de entender lo que Whitney me hizo, y espero que puedas explicármelo mejor de lo que lo hizo el archivo. No entendía ni la mitad.

– Definitivamente ayuda que sea un ancla y pueda filtrarte todo -igual que su hermano. La idea de que Ken pudiera filtrar para ella igual de bien vino de ninguna parte, y se avergonzó de la ráfaga de adrenalina que surgió en su cuerpo tan deprisa. Lo que quiera que Whitney les hubiera hecho para juntarlos era potente y peligroso-. Atraigo las emociones y los sonidos de ti a mí.

– ¿Pero cómo? He tratado todo tipo de ejercicios porque he tenido que actuar con mi familia en público, pero era demasiado doloroso. Terminaba con dolores de cabeza terribles. Si puedo averiguar como lo haces, tal vez puedas enseñarme a sobreponerme al dolor antes de que el bebé llegue -su breve descripción no empezaba a describir la agonía por la que pasaba antes de cada actuación, y estaba asustada por pensar que si tenía al bebé, no sería inmune a la angustia del niño.

Jack retiró hebras perdidas de cabello de su cara.

– Pareces cansada ahora y tienes dolor de cabeza, ¿verdad?

Ella se encogió de hombros.

– Llorar como un niño no ayuda. Estuve confinada en un sitio pequeño con Jeb por horas. Está realmente asustado por mí y salía de él en oleadas.

Jack comprendió que había pasado horas en un avión también. Y era increíblemente honesta con él. No había esperado que fuera tan comunicativa. No confiaba en él o en sí misma. Las sombras en sus ojos le decían eso. Cada vez que la tocaba, se ponía rígida por un breve momento, aunque estaba tratando de esconder lo incómoda que estaba.

– Déjame llevarte hasta la casa -la instó.

Briony presionó las dos manos contra el estómago protectoramente. El bebé era la única persona que tenia, su único aliado, la única familia. Ya podía encontrar comodidad en presencia del niño.

La mano de Jack se tensó alrededor de su muñeca.

– Me gusta que seas telepática -adoraba la intimidad de su comunicación con ella. Era familiar para él. Jack y Ken habían usado la telepatía desde que podía recordar y era familiar para él.

Ella retorció la muñeca en una tentativa sutil para que la dejara ir. No pareció notarlo.

– Soy un montón de cosas -dijo-. Ahora mismo, cansada es la cosa número uno que soy. Necesito descansar -necesitaba desesperadamente estar sola.

Él se giró hacia la casa, tirando de su muñeca para que le siguiera.

– Mantente en este camino.

– ¿Tienes trampas en tu propiedad?

Se encogió de hombros.

– No me gustan las visitas.

– Eso es ridículo. Algún campista podría accidentalmente tropezar con tu tierra sin darse cuenta de que no es parte del bosque nacional.

– ¿Por qué no notarían las doscientas señales que Ken puso por todas partes?

Había un rastro de humor en su voz, pero sus rasgos permanecieron sin expresión.

Ella le dirigió una pequeña sonrisa.

– ¿Un niño perdido?

– Si un padre pierde a su hijo en el camino hasta aquí, el niño está mejor sin ellos.

– ¿Muertos mejor? -se quedó absolutamente quieta, estudiando su cara, su corazón golpeando demasiado rápido-. Si realmente crees eso…

La diversión se arrastró en sus ojos brevemente, pero se fue tan rápido que no estuvo segura de haberla visto.

– Nada letal. Solo algo divertido para hacer sonar la alarma y que retrasarían a cualquier vecino que quisiera tomar prestadas las herramientas.

El alivio se cernió sobre ella.

– Estoy segura que pasa a menudo. No me tomes el pelo con eso.

Además de Ken, no había bromeado con nadie que pudiera recordar, pero se sentía bien. Solo teniéndola allí se sentía bien.

– Jebediah me dijo que Ken era tu gemelo idéntico. ¿Se parece mucho a ti?

– No -la voz de Jack se tornó brusca. Era casi como si pudiera leer su mente incluso con las barreras en alto-. Es más encantador. Te gustará -su estómago se retorció de nuevo.

Dijo la verdad. Ken era duro, pero siempre había sido el gemelo social, el que era más reflexivo y agradable. La gente gravitaba naturalmente hacia Ken, y era más sensible que Jack. Jack respetaba y admiraba a muy poca gente; Ken estaba en lo alto de la lista. No había considerado que Briony pudiera poner a Ken en lo alto de su lista.

Realmente vaciló, parándose abruptamente en el camino que se dirigía hacia la casa. No podía sentir celos de su propio hermano. No podía concebir tal cosa. Briony estaba confundiendo su pensamiento si estaba llegando tan lejos.

¿Qué es? Ken lo alcanzó del modo en que lo había hecho desde que estaban en pañales. Cuando uno estaba en problemas el otro lo sabía inmediatamente.

No lo sé. Tengo que resolver algunas cosas.

¿Estás enfadado por lo del bebé? ¿Estás absolutamente seguro de que es tuyo?

Jack miró la cara de Briony. Parecía tan joven. Tan inocente. No había estado con otro hombre más de lo que él había estado con otra mujer, y ahora eso no iba a pasar para ella, porque no podía permitirlo, incluso si era lo correcto dejarla a ella y al niño irse. Es mi bebé. Había una satisfacción total en su voz. Resonó en su mente tan fuerte que su gemelo no podría fallar en entenderlo.

– ¿Puedes sentir lo que siento? -preguntó Briony en voz alta.

– Si lo intentara.

– No lo intentes -él odió la forma entrecortada que tenía de hablar. Tan brusca que era descortés. Divertida, nunca lo había considerado antes. La mayor parte del tiempo, le dejaba la fineza a Ken. La gente evitaba a Jack como él los evitaba a ellos.

– Y, Briony, si la química es la misma entre Ken y tú, mantente alejada de él.

– No lo será.

– ¿Cómo lo sabes?

– Estaba en el archivo. Le usaron de cebo para atraerte al Congo. La orden era capturarle a toda costa.

– ¿Eso estaba en el archivo? -Su voz fue dura-. ¿Decía algo despellejarlo vivo? ¿Cortarlo en pequeños pedazos?

Ella le miró. No había expresión en sus duros rasgos, pero tembló a pesar de todo.

– ¿Eso es lo que le hicieron?

Sonó comprensiva. Compasiva.

– Como dije, no te intereses en él. No está en el mercado para una mujer.

– ¿Cómo tu? No necesitas advertirme. No tienes que preocuparte que no me voy a poner tonta ni romántica -le aseguró Briony mientras cortaba todo contacto, enderezando sus hombros-. Dejaste perfectamente claro que no teníamos nada excepto sexo. Nada emocional. Soy una chica grande. Puedo manejar las cosas por mi misma. Es mi elección tener el bebé, y me siento realmente mal tenerte que pedir protección. No soy lo suficientemente estúpida para enamorarme de tu hermano y complicar el error.

Sus ojos estaban oscuros e insondables. No podía leer su expresión, pero había algo casi predador en él, algo frío, oscuro y muy peligroso. Podía sentirlo emanando en olas. La miró sin parpadear, y supo que no se perdía nada en absoluto. Su corazón estaba latiendo casi fuera de control. Cada respiración que dio. Las gotas de sudor se formaron en su frente goteando hasta sus pechos. La manera en que sus labios estaban secos y sus palmas sudadas. No había nada oculto a sus sentidos aumentados, y ella no lo intentó. No se disculparía por su miedo.

– Mantente detrás de mí.

En el momento en que le dio la espalda, tiro de los faldones de la camisa, asegurándose de que la cubrían adecuadamente. Con alguien más, podría haber pensado que la estaba forzando a vestir su camisa para hacerla sentir más vulnerable, pero Jack ya era muy consciente de su sexualidad. No la necesitaba desnuda bajo su camisa para ser consciente de ella como mujer. Era realista con eso, incluso demasiado.

Briony se aclaró la garganta.

– Preferiría no encontrarme con tu hermano hasta que estuviera vestida. Estoy muy incómoda.

– Lo preferiría así también -dijo, sin una mirada sobre su hombro-. Te conseguiré ropa ahora mismo.

Mantente fuera de la vista, Ken hasta que le consiga la ropa. Tiene el nuevo ejército de Whitney detrás de ella y no quiero arriesgarme con los micrófonos.

¿Whitney? Creí que estaba muerto.

También yo. Ken. Jack vaciló.

Estoy aquí.

No seas muy encantador. No quiero que se enamore de ti

Hubo un silencio mortal. Jack juró por lo bajo. Ken era el tipo de hombre del que todas las mujeres se enamoraban. Pocas mujeres echaban un segundo vistazo a Jack, y si lo hacían, se alejaban rápidamente. Ni una vez, en todos los años juntos, le había advertido de una mujer.

¿Estás bien conque ella esté aquí?

No la quiero en ningún otro lugar.

Eso no es lo que he preguntado. Sabes como eres. ¿Es seguro que esté aquí? Persistió Ken.

Maldita sea, como demonios voy a saberlo. Está aquí. No se va a marchar, así que tendremos que encontrar la manera de vivir con ello.

¿Ella no quiere irse o no la quieres dejar irse?

Ese era Ken, yendo al corazón del problema. Ken le conocía, conocía cada marca oscura de su alma. Jack no contestó, llevando a Briony a través de los árboles hasta el jardín delantero. Se paró repentinamente cuando vio la casa.

– Es preciosa. Nunca se me ocurrió que habría una casa real en este lugar. Es perfecta.

Secretamente satisfecho por el sobrecogimiento apreciativo en su voz, se encogió de hombros casualmente.

– Ken y yo lo construimos juntos. Somos propietarios de unos dos mil cuatrocientos acres, y la propiedad es completamente auto-suficiente. Tenemos acres de tamarack [3] y abetos, y si alguna vez necesitamos hacer algo de dinero, podemos talar algunos de ellos. También tenemos una mina de oro. El abastecimiento de agua de la propiedad es alimentado por la gravedad. No necesitamos subir la energía a la casa. El sistema hidroeléctrico proporciona la energía a las baterías, y solo usamos una pequeña cantidad de la energía disponible para nosotros.

– Parece una cabaña de troncos pero es enorme.

– Sobre unos tres mil pies cuadrado. Ken tiene un ala de la casa y yo tengo la otra. Compartimos la cocina, el comedor y las grandes habitaciones. El garaje casi dobla el espacio, así tenemos la habitación para expandirla en oficina si queremos hacerlo.

– ¿Por qué oficinas?

– Ken piensa que vamos a dirigir un campamento para hombres de negocio aburridos para practicar habilidades de supervivencia.

– Esa no es mala idea.

– Realmente requiere hablar con ellos.

Briony se río. Era la primera vez que escuchaba su risa desde que la dejó unos meses atrás, y el sonido recorrió su espina dorsal como dedos acariciadores.

– Ya veo. ¿De que hiciste la casa? Adoro la forma en que parece una cabaña de troncos.

– Los troncos son de pino blanco del oeste. Los encajamos con la técnica suiza y usamos aceite para el acabado. La mina original está todavía en la propiedad, también la primera cabaña construida.

– ¿De verdad tienes una mina de oro?

Metió un mechón de pelo detrás de su oreja, sus dedos se demoraron contra su piel.

– Hay oro aquí arriba, aunque Ken y yo nunca lo hemos buscado. Tenemos toda la vida salvaje y las truchas de las corrientes que necesitamos y somos completamente independientes cuando estamos aquí. No hay teléfono, así que nadie puede llamarnos.

– Jebediah dijo que todavía estás de servicio. ¿Cómo se ponen en contacto contigo si te necesitan?

– Por radio. Tenemos un helicóptero si lo necesitamos y un pequeño avión en el aeropuerto.

– Bien, tu casa es absolutamente hermosa e inesperada. Creo que eres un artesano en secreto.

Él se movió hacia el porche, inexplicablemente complacido porque a ella le gustara la casa. Era un santuario, sereno y simple, un lugar que pocos encontrarían alguna vez y menos se atreverían a entrar.

– La carretera esta fuera de servicio en invierno, pero tenemos motos de nieve.

– ¿Qué usáis para calentaros?

– Madera. Hay mucha.

– Adoro el porche. Especialmente me gusta la galería. Siempre me han gustado las terrazas cubiertas, y la tuya es perfecta -Briony tocó el pasamano y caminó en el porche. Adoraba la casa, pero ahora que estaba a punto de entrar, su corazón latía salvajemente. Le llevó todo su coraje esbozar una sonrisa tentativa y actuar como si entrase en casas masculinas con nada más que una camisa todos los día de la semana-. Es gracioso, con todas las advertencias sobre ti, Jack, tienes más una casa que la mayoría de la gente. Y eso me sorprende. Es preciosa.

– Está muy aislada. A la mayoría de las mujeres no les gustaría estar aquí arriba.

Briony se encogió de hombros.

– La mayoría de las mujeres pueden estar alrededor de la gente sin problemas. A mi me gusta la soledad. Y nunca he tenido la oportunidad de estar en unas montañas como estas. Es especialmente hermoso por la noche.

– Mañana, te enseñaré algunas alarmas o trampas explosivas en la propiedad por si sales a caminar, no te metas en problemas.

Giró los ojos.

– ¿Podemos solo decir paranoia?

– Prefiero usar el término preparado.

La condujo por la cocina. Vio una estufa y un frigorífico, pero poco más mientras la apresuraba a través de la casa, bajando a un gran hall para empujar una puerta abierta y caminar hacia atrás para que entrase.

Su olor estaba en todas partes. Ella le miró, vacilando, su útero se apretó, y pudo sentir el calor lento moviéndose a través de su cuerpo.

– ¿Tú habitación?

Jack tomó aire. Esto iba a ser un infierno muy difícil para ambos más lo que había pensado al principio.

– ¿Dónde más? Te conseguiré algo para dormir y algo para que te vistas mañana por la mañana -cruzó hacia el aparador y sacó un par de pantalones con cordones. Nunca se los había puesto. Ken había intentado vestirle por años pero hasta ahora se había resistido, prefiriendo sus vaqueros y sus ropas de camuflaje-. ¿Tienes hambre? Puedo conseguirte algo.

– Estoy verdaderamente cansada, Jack. Me gustaría darme una ducha si no te opones e irme a la cama.

Porque no podría enfrentarlo más. Mirarlo dolía. Y su cuerpo estaba fuera de control. Estaba avergonzada por su perdida de control. Más que cualquier cosa, quería estar sola donde pudiera echarse las mantas sobre la cabeza y llorar donde nadie pudiera oírla.

Jack abrió la puerta del cuarto de baño privado. Su olor ya se mezclaba con el suyo. Una vez que estuvo en el baño, él no le dio respiro y no le importó. Ella tenía su plan de mantenerle a distancia. No iba a dejar que eso sucediese. Briony Jenkins iba a tener que aprender a vivir con él. No sería fácil, pero no había alternativa, no iba a permitir que escapase de lo que obviamente había entre ellos.

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