Capítulo 20

Jack tocó el hombro de Briony y pasó la mano hacia arriba por su brazo para poner los dedos alrededor de su nuca. Ken y él no solían practicar tales ascensos, pero los habían usado en ocasiones para escapar de enemigos, pero nunca había estado tan tenso en una situación como en esta. Jack Norton no tenía la piel húmeda y pegajosa, las palmas sudorosas, o un estómago revuelto en combate. Era infame pues corría hielo por sus venas y tenía completo dominio sobre sus emociones cuándo trabajaba, pero ahora todo había cambiado. Briony. Masajeó su cuello y se apoyó contra ella, absorbiendo el raso caliente de su piel.

¿Qué es eso?

Ella giró la cabeza para mirarle, sus oscuros ojos de chocolate se llenaron con tal intensidad de amor que el estómago pareció volvérsele del revés.

Maldita sea, Ken, ¿los hombres se vuelven completos idiotas con respecto a las mujeres? Me siento como un tonto cada vez que me mira así.

Jack más que tonto se sentía humilde e indigno, pero sobre todo, había una parte de él que estaba asustada. Si ella le dejaba, entonces le arrancaría el corazón y lo que quedaba de su alma. Tarde o temprano las gafas rosadas se le caerían, dejándole desnudo y vulnerable para su escrutinio. Vería dentro de él, no sólo la negra violencia siempre hirviente bajo la delgada superficie de hielo con la que él la cubría. No, vería al monstruo verdadero, el que no sentía, no podía sentir.

La simpatía de Ken se movió en su mente. Ken sabía que él sentía la misma furia, y el mismo desapego. El monstruo era un legado de su padre de quien nunca se librarían, y cualquier mujer en sus vidas tendría que vivir, justamente como lo hacían, con ese demonio indecible.

Ken dejó caer una mano en el hombro de Jack y miró hacia los árboles. No podemos permanecer en un claro como este. Serán unas buenas de diez a doce horas aún con la mezcla de equipos para recogernos. Tenemos que encontrar refugio y una posición defendible.

Jack inclinó la cabeza y ayudó a Briony a levantarse. Se movían rápido en fila india, quedándose entre los árboles y la maleza, con cuidado para no hacer ruido. Por la noche, cualquier sonido se transmitía, y no se podían permitir que el enemigo cayese sobre ellos. Necesitaban cubrir tanta distancia como fuera posible. Tan pronto como estuvieron a una buena milla de los acantilados, comenzaron a forzar el paso, trotando ahora, durante bastante tiempo, comiéndose el terreno a grandes pasos.

Cada músculo del cuerpo de Briony se sentía cansado, pero era satisfactorio saber que no sólo había usado el entrenamiento del circo para escapar de los hombres de Whitney sino las mismas técnicas y habilidades que él había suministrado. Aún ahora, sus realzados músculos trabajaban como una máquina, transportándola rápido sobre la tortuosa área, y su vista le permitía ver en la oscuridad cuando pocos podrían moverse tan rápidamente. Y todo era debido al experimento de Whitney y la educación en la que él había insistido para ella.

Trotaron por dos horas, descansaron, y corrieron otra vez, esta vez desacelerando bajo los árboles y maleza más gruesa mientras comenzaban a bajar cuesta abajo. Obviamente Jack y Ken tenían en mente un lugar en concreto. Se refugiaron a unas cien yardas de un claro. Se escondieron agachados en un lugar que tenía un montón de escondites, con peñascos, árboles, y maleza, pero más importante aún, las depresiones en la tierra proporcionaban un elemento añadido de protección.

– Descansaremos aquí y esperaremos -dijo Jack-. El equipo ya viene, y si nos quedamos callados, entonces merecidamente podríamos tener suerte.

Los hombres empezaron a crear un refugio, una caverna de varitas de leña y hojas donde podrían tumbarse y descansar mientras esperaban. Cuando el amanecer veteó el cielo, Briony sintió la tensión aumentar y trató de esconderlo. Jack se tumbó a su lado, sus dedos entrelazándose con los de ella, y en el lado contrario, Ken parecía dormitar.

¿Cómo puede hacer eso? ¿Simplemente irse a dormir cuando estamos siendo cazados como animales?

Jack se volvió para acariciar con la nariz su cuello. Conserva la energía, nena. Eso es de lo que siempre se trata. Descansa mientras puedes. Estamos lo suficientemente seguros durante un par de horas. Tienen que creernos fuera, dónde estuvimos, antes de que nos puedan encontrar. La acercó más, la mano presionando su cabeza contra el hombro hasta que ella se relajó. Briony no tuvo ni idea de cómo, pero fue a la deriva hasta dormirse.


Ella despertó para encontrarse con que Jack y Ken se habían ido. Se puso derecha, mirando alrededor, palpitándole aceleradamente el corazón. A lo lejos podía ver a Ken manifiestamente de pie en el claro, hablando suavemente por la radio. Jack era más difícil de divisar, pero comenzaba a saber sus métodos, y buscó arriba, en los árboles y las rocas, sabiendo que protegería a su hermano. Pensó que le había visto en un árbol, pero parpadeó, y cuando trató de verle más de cerca, no estaba allí. Casi se murió de miedo cuando le puso una mano en el hombro.

El familiar rifle estaba en sus brazos y su cara se veía sombría. Ken regresó, y tenía una expresión similar en su cara.

– Mierda, Jack. Lo siento. Ha sido mi error -Ken negó con la cabeza con fastidio-. Dimos por supuesto que al estar realzados, si envían a cualquiera contra nosotros las oportunidades aumentan al ser sólo físico, pero Whitney envió a alguien con habilidades psíquicas también. Debería haber considerado esa posibilidad.

– No había forma de saberlo -Jack se encogió de hombros mientras se ponía en cuclillas al lado de su hermano-. No tuvimos alternativa. Teníamos que usar la radio para hacer venir a nuestra gente. No pierdas el tiempo tratando de culparte a ti mismo. Debieron detectarnos, Ken, y tú lo sabes. Tenemos que movernos, y rápido -le tendió una botella de agua a Briony.

– ¿Qué sucedió? -preguntó Briony.

Destapó la botella y bebió rápidamente. El agua estaba caliente, pero era bienvenida de todos modos. Tapó con el tapón la botella y se la ofreció a Ken.

– Tuve que usar la radio para saber dónde estaba el equipo de extracción, pero Whitney envió a un experto en comunicaciones, un “tejedor”. Pueden repasar las frecuencias casi tan rápido como la computadora más rápida, y pueden oír cualquier cosa trasmitida. La gente de Whitney sabe exactamente dónde va a recogernos el helicóptero, están en camino, y llegarán primero.

Jack juró suavemente.

– ¿A cuanto está nuestro equipo de extracción, Ken?

Ken negó con la cabeza.

– Treinta largos minutos. Estaremos muertos para entonces.

Briony agarró la mano de Jack.

– ¿Qué hacemos?

– Pelearemos. No tenemos alternativa, cariño; Tenemos que pelear. Si no los mantenemos a distancia, entonces nos atropellarán en minutos y eso sería como tirar el guante, cariño, nada menos. Whitney va a dejar caer a su equipo entre nosotros y el único punto de extracción y obligarnos a abrirnos paso a la fuerza. Se abalanzará sobre nosotros con todo lo que tiene porque ahora está asustado. Hay una posibilidad de que vosotros salgáis precipitadamente de sus manos. Una vez que alcancemos a Lily, no podrá acercarse a ti.

Cerró los ojos brevemente tratando de decírselo a ella. No la podría proteger de esto y tenía que dejar la mente abierta a ella para comunicarle órdenes.

La mano de ella rozó su cara. Leyó fácilmente su desasosiego, pero estaba insegura del por qué la miraba con tal aprensión.

– Hemos llegado hasta aquí, Jack. Vamos a hacerlo.

– Lo sé. No dejaría que nada te ocurriese, es solo que tengo que hacer todo lo posible para protegerte, no importa lo que cueste.

Se quedó con la mirada fija en sus ojos grises, leyendo una súplica de que lo entendiera. Briony se apoyó en el besándole.

– El coste no debe incluir ni un arañazo en tu cuerpo. Ya tienes suficientes cicatrices. Ten un poco de cuidado, Jack -levantó la cabeza para sonreír a Ken-. Tú también. Simplemente salgamos de esto y vallamos a donde quiera que vamos. ¿Dónde vamos?

Los hermanos intercambiaron otra mirada, casi desesperados. Obviamente no había entendido lo qué Jack había estado tratando de decir. Sólo podía esperar que no le volviese la espalda con horror cuándo descubriese al Jack real, el que mantenía oculto.

– Nos encaminaremos hacia Lily Whitney, el lugar del que te habló Kadan -explicó desagradablemente-. Ella enviará a una tripulación de limpieza a la casa; haremos las reparaciones necesarias y estableceremos un mejor sistema de alarma. Tendremos que convertir nuestra casa en una fortaleza si regresamos.

– Dime lo que quieres que haga -dijo Briony.

Había tanta confianza en sus ojos, que Jack tuvo que apartar la mirada. Esto era una batalla, una guerra total, y no iba a ser bonita. Allí estaban los tres en contra de un helicóptero lleno de soldados. Ken y Jack habían limitado munición y armas, y cada bala iba a tener que ser una presa.

El sonido de un helicóptero aumentó en fuerza mientras los hombres de Whitney se acercaban.

La infantería tomando posiciones a las nueve y doce en punto, informó Ken.

Jack le dio a Briony una pistola y varios cargadores de munición. No desaproveches esto, nena. Dispara a matar. Atrapó su barbilla, mirándola a los ojos. ¿Me entiendes? Dispara a matar. Ken y yo te escudaremos de las repercusiones. No las emocionales, eso era imposible, pero harían lo que pudieran.

Helicóptero descendiendo. Lo podían ver gravitando sobre la gruesa arboleda de árboles, el viento azotando las hojas y las ramas cimbreándolas. Gruesas sogas cayeron del portal abierto y varios hombres empezaron a descender rápidamente hacia la seguridad de los árboles.

Briony ahogó un grito de alarma cuando se oyó el primer disparo, seguido estrechamente por un segundo y luego un tercero. Jack la alcanzó y tiró bruscamente de ella hacia abajo para que se colocase inclinada en la tierra entre los dos hombres. Tres de los soldados descendentes cayeron instantáneamente, chocando violentamente contra las pesadas ramas. Ken serenamente abrió fuego con un cuarto disparo, y Jack mató a un quinto soldado. Ocurrió tan rápido que ella no hizo más que mirar, pistola en mano.

El helicóptero viró en un esfuerzo para proteger a los soldados restantes. Ambos Jack y Ken dispararon haciendo huir al pájaro mecánico, colocando sus disparos con cuidado y precisión. Casi inmediatamente el negro humo onduló y el helicóptero se salió fuera de control.

¡Ve! Jack la tiró bruscamente hacia atrás, empujándola rumbo al claro. Quédate a cubierto pero moviéndote hacia delante.

Corrieron varios pies y soldados repentinamente pulularon a su alrededor en la tierra. Por un momento, Briony se desesperó, pues le parecía imposible penetrar a través de sus líneas, pero luego Jack lanzó una granada y la tiró a la tierra, cubriéndola con su cuerpo mientras el mundo explotaba alrededor de ellos. Rápidamente, estaba de pie, disparando desde la cadera y corriendo con ella otra vez.

Briony se percató de que ambos hermanos escudaban su cuerpo con el de ellos mientras corrían, y anticipaban donde estaba el enemigo y lo que hacía. La experiencia en la batalla real contaba más que la que había logrado al entrenar. Cuando apuntaba, uno de los hermanos ya había disparado. Continuaron avanzando, lanzando explosivos, disparando a los soldados, siempre en marcha. El humo formaba remolinos espesos alrededor de ellos, y los hombres gritaban de dolor. Era la primera vez en su vida que estaba en una situación real de combate, y era horrible.

Un hombre la atacó por detrás, y Jack se aproximó rápidamente, cuchillo en su puño, rajando rápidamente la garganta del soldado mientras él caía con Briony. La sangre salpicó sobre ellos, pero el hombre ni parpadeó. Simplemente la puso de pie y continuaron corriendo. Estaba en la mente de Jack y esperaba miedo por ella, horror por lo que tenía que hacer, pero sólo había calmada determinación, ninguna emoción, como si fuera la máquina aniquiladora que Luther le había llamado.

Briony enlazó su mente con la de Jack para seguir su indicación. Su vista se aclaró, y ella apuntó y disparó, preparándose sicológicamente para la violenta reacción a la violencia. Cuando nada pasó, escogió otro blanco y disparó otra vez. La batalla se enardeció rápida y furiosa, mientras se inmovilizaban.

Estoy bajo de municiones, informó Ken.

Joder. Yo también. Tendremos que conservarlas e ir mano a mano. Briony, permanece fuera de la pelea si es posible. Jack les hizo señales hacia delante, y se apresuraron con rumbo al claro.

¡A tu izquierda, a tu izquierda! advirtió Ken mientras sonaba un disparo. Al lado de ella, Ken vaciló, tropezó, y cayó.

Jack cambió de dirección hacia él, pero giró de regreso para hacer frente el ataque que venía desde su izquierda, un hombre grande, moviéndose rápido, cada pieza realzada. Luther. Salió de la maleza, su cuerpo borroso a medida que aceleraba hacia ellos.

Huye, Briony. Llega al borde del claro y quédate a cubierto hasta que el helicóptero llegue. Era Ken el que le daba la orden.

Jack y Luther chocaron duramente, manos golpeando fuera las armas mientras trataban de derribarse el uno al otro. Eran como dos osos enormes, Luther rugiendo, Jack silencioso mientras peleaban con puños y pies.

Vete de aquí Ken. Jack sonó calmado, al mismo tiempo que daba una patada redonda que tiró a Luther a tierra. Luther comenzó a rodar y se puso de pie, enjuagándose la sangre de la sien. Le miró y sonrió.

Briony dio vueltas, tratando de alcanzar a Ken. Sal cagando leches. Ella rasgó su camisa y se encorvó a su lado, metiendo la pistola cargada a la fuerza en sus manos. Todavía tengo otro cargador. ¿Cómo de malo es, Ken?

Sangro como un cerdo apaleado.

No podemos consentir eso. Encontró la herida de entrada, en lo alto de su muslo. No se veía bien para ella. Cogió un cinturón y un palo e hizo un rápido torniquete, la contorsión apretada para interceptar el flujo de preciosa sangre. Unos cuantos minutos más, Ken, y tendremos ayuda.

Ponme de pie. Puedo hacerlo. Sería embarazoso si Jack tuviese que cargarme fuera de aquí.

Briony sintió una fuerte oleada de adrenalina cuando le ayudó, pero su cuerpo se encogió, casi arrastrándola al suelo. La pistola corcoveó en su mano dos veces, el sonido ensordecedor. Sería más bochornoso si tuviese que llevarte yo. De pie, Ken. Tenemos que conseguir salir ahora. Usó su voz más severa, sintiendo como se le escapaba mientras vacilaba hacia la inconsciencia. Jack contaba con ella confiándole a su amado hermano y no le fallaría. Le puso un brazo alrededor y lo levantó.

Ken hizo un esfuerzo hercúleo, apoyándose en ella, la pistola disparando conforme ellos mitad corrían, mitad cojeaban hacia el claro donde aterrizaba el helicóptero. Briony le llevó hasta el límite de la vegetación arbórea, y cuando vio al equipo de Caminantes Fantasmas brincando del helicóptero, se sentó con Ken.

– Necesita un médico ahora mismo. Pierde sangre.

– Entra en el helicóptero, Briony -pidió Kadan.

Era el lugar más seguro en la montaña para ella y los bebés, pero aún no lo consideró necesario. En lugar de eso, cambió de dirección sin titubear y corrió a toda velocidad de regreso a Jack.

La encarnizada batalla entre los dos fuertes hombres se desarrollaba adecuadamente combatiendo mano a mano. La pelea era la cosa más brutal que había presenciado alguna vez, dos hombres dando puñetazos y patadas, haciendo literalmente cada cual lo imposible por hacerse pedazos el uno al otro.

Estaba en la mente de Jack y sentía su mortífera determinación. Estaba fuera de la pelea, pero su implacable propósito no lo hacía. No tenía otro pensamiento que matarlo allí. Iba a hacer pedazos con el pie el pecho de Luther y lo hizo. Briony oyó crujir los huesos mientras Luther caía al suelo.

Su estómago dio bandazos con el sonido. No le mates, mi hermana. Nos puede conducir hacia mi hermana.

Aún respirando con dificultad y jadeando, Luther era letal, sacó una hoja larga, un afilado cuchillo de su bota y lo hizo subir hacia la barriga de Jack. Jack saltó hacia atrás, dando vueltas, y fue a matarlo. Briony cerró los ojos, pero escuchó el puñetazo mientras Jack dirigía el puño con cada pedazo de fuerza realzada directo al cráneo de Luther, haciéndolo pedazos. Un segundo puñetazo se abrió paso a la fuerza por la cara de Luther, haciendo más pequeña su nariz y las órbitas de sus ojos astillas pulposas. Fue una metódica, brutal, y deliberada muerte, y ni una vez la mente de Jack gritó para detenerse.

Se arrodilló al lado del cuerpo y la contempló. No me disculpo por quién soy. O puedes vivir conmigo o no puedes hacerlo. Pero contenía su aliento. El terror le privó de la habilidad para respirar. Si ella le dejaba, entonces su vida no tenía valor.

Un soldado corrió hacia ellos, saltando sobre un leño caído. Sin pistola y su camisa rota y ensangrentada, pero ella sospechó que era realzado. Jack parecía exhausto mientras se arrodillaba al lado de Luther, contemplándola con una expresión oscura, insondable. Briony no vaciló, alcanzándole, sacudió con fuerza el cuchillo del puño de Luther. Cambió de dirección y lo lanzó con un suave movimiento, usando la fuerza como nunca lo hizo. No me disculpo por amarte. Puedo vivir con todo lo que eres, Jack, y aún más.

Él se quedó con la mirada fija en su cara, allí en medio de la sangre y la muerte, con el corazón golpeando y la boca desencajada. Te amo absolutamente, Briony, y estoy de rodillas. Así es que nos casamos, ¿bien? Pero decídete rápido antes de que nos disparen.

Sólo Jack lo preguntaría, si es que a eso le podías llamar pregunta, en el centro de un campo de batalla, con un hombre totalmente muerto a sus pies. Eres idiota. Levántate y salgamos de aquí. También te amo, y por supuesto que me caso contigo. No voy a dejarte escapar.

La atrajo hacia él y aplastó su boca con la suya. Cambiaron de dirección y corrieron hacia el helicóptero y los resistentes hombres que miraban, armados hasta los dientes, desplegándose para cubrirles.

– ¿Está bien? -le preguntó Jack al médico conforme examinaba a su hermano descansando sobre el suelo, vendado a bordo-. ¿Cómo de mala es la herida?

– Vivirá. Ha perdido un montón de sangre, pero le hemos hecho una transfusión -le reconfortó el médico.

– Es agradable verte entero, Jack -les dijo Kadan-. Lily estará feliz de verte, Briony. Te considera una hermana.

Briony hizo un pequeño sonido de desesperación. Jack se hundió hacia abajo, tirando a Briony en sus brazos. Ella prontamente se echó a llorar. Él movió su cuerpo para ocultar sus lágrimas a los demás. Una vez que estuvieron a bordo, el helicóptero se elevó y dio una ancha vuelta, balanceándose sobre los árboles para elevarse un poco más alto. El humo empañaba el aire, y muy por debajo de ellos parecía un campo de batalla. Briony enterró su cara en su pecho, débiles sollozos destruyendo su cuerpo. Los dedos enredados en su pelo mientras la agarraba, mirando sobre su cabeza a su hermano.

– Estamos seguros ahora, Briony. Con todos nosotros guardándote, él no te puede tocar -murmuró apaciguadoramente, acariciando su pelo.

– Pero ella no está segura, mi hermana. Sin Luther, no hay forma de encontrarla. Está completamente sola y no puedo acercarme a ella -Briony se cubrió la cara con las manos. Marigold en ese mismo momento podría estar rezando por que Briony viniese pero sería imposible. Su única esperanza de encontrar el laboratorio de Whitney había sido Luther-. Sé que era necesario, Jack, no me entiendas mal, tuviste que matarle, pero me siento tan perdida.

– Escúchame, cariño -atrapó su barbilla y la obligó a mirarle a los ojos, ojos que eran lisos y tan fríos como el hielo, ojos que podían calentarla como el sol de la tarde-. Nunca falto a mi palabra. Es cuestión de honor. Encontraremos a tu hermana. Removeremos cielo y tierra si tenemos que hacerlo, pero la encontraremos, y se la quitaremos. Tienes mi palabra.

Ken puso la mano en su hombro, ignorando el semblante ceñudo del médico.

– Estoy hasta el final, Briony. Somos familia. Nos mantenemos juntos. Lograremos sacarla.

Briony se enjuagó las lágrimas y miró de uno al otro. Eran duros y toscos y podía ser difícil vivir con ellos pero no los cambiaría por nada. Inclinó la cabeza.

– De acuerdo. Bueno, entonces. La encontraremos juntos -porque creía en ellos-. Te quiero, Jack. Muchísimo.

– Infierno, vaya momento para decirlo, nena -estamos en un helicóptero rodeados por hombres y hay poco que pueda hacer acerca de eso ahora.

Briony sonrió a pesar de las condiciones. Lo que quise decir fue en el plano emocional, idiota, no sexual.

No digas sexual, me pondrás duro, caliente.

Ken suspiró. Callaros, vosotros dos.

Jack y Briony miraron a Ken, luego se miraron entre sí, y estallaron en risas.

Загрузка...