Capítulo 14

– Oh eres un ángel -Ken se inclinó a través de la mesa y le plantó un beso a Briony-. ¿Quién diría que a esta mujer le gustaba cocinar? Cásate conmigo ahora mismo. Escapemos juntos.

– Aléjate de ella -dijo Jack suavemente. Él tomó un bocado de suave tortilla en su boca-. Tuve la sensatez para preñarla, así que simplemente retírate.

– Buen alimento y una mujer hermosa no han mejorado mucho tu carácter -se quejó Ken-. Y tener un bebé no ha mejorado tu lenguaje tampoco.

– No un bebé -corrigió Jack-. Dos.

Briony rió suavemente, sacudiendo la cabeza hacia él. Había una nota de orgullo en su voz que no se molestó en ocultar. Una totalmente extraña con sus resistentes facciones con cicatrices.

– Eres tan engreído.

El sonido de su risa se deslizó sobre su piel como dedos recorriendo sus terminaciones nerviosas aun revolviendo su cuerpo en otra erección. Él podría sentarse enfrente de ella cada mañana, bebiéndose su pelo enredado y sus ojos brillantes, su risa soleada. Incluso si Ken deliberadamente lo provocaba haciéndole ojitos a ella

– Bien, si vas a insistir en gemelos cada vez que me embarace, esto es una trampa -dijo ella y se estiró para verter café en la taza de Ken

– Aún así tu café es grandioso -dijo Ken

Las cejas de Briony se alzaron juntas en un fruncimiento.

– ¿Cómo podría saberlo? Cada vez que trato de tomar una taza, tu hermano lo arroja al fregadero.

Jack levantó el libro que tenía abierto en la mesa.

– Esto dice, justo aquí, que la cafeína no es buena para ti o para el bebé. Y necesitamos fruta fresca, no zumo ¿Tienes alguna idea de la cantidad de calcio que necesitas?

Ella le arrancó el libro de la mano y lo arrojó a través del cuarto con suficiente fuerza para golpear la pared.

– Tienes que dejar de leer de ese Libro de Satán. Estás claramente comenzando a obsesionarte.

– ¡Rebelión! -Ken le sonrió abiertamente-. Yo sabía que ocurriría. No puedes meterte con el café de una mujer, Jack. Mira, cariño, si te casas conmigo y cocinas tres comidas por día con un bocado o dos a diario, te dejaré tener todo el café que desees.

– Cuan bueno es que me lo permitas… -Briony pateó sus espinillas bajo la mesa-, sólo aparentas ser el hermano dulce y afable, no me casare contigo, así que tendrás que cocinar.

– Eso no es cierto -Ken protestó frotándose la espinilla y tratando de parecer patético -. Aun estoy creciendo y todo lo que me ponen por aquí son listas de trabajo -sacó una pequeña libreta y se la lanzó a su hermano. No hay combustible para moverme.

– Ella no va a cocinarte tus comidas, Ken así que deja de lloriquear -Jack le lanzó una mirada a Briony-. Te dije que lloraría.

– Engatusar -Ken corrigió-. Engatusar suena mucho mejor que lloriquear.

Riéndose Briony sacudió la cabeza

– Los dos están locos ¿así qué puedo caminar por el patio ahora?

– Solo tenemos un juego de alarmas -dijo Ken-. Pequeños estroboscopios que se encenderán para alertarnos si alguien intenta romper los parámetros. Es bastante seguro.

Jack la miró con alarma.

– ¿Planeas dar un paseo hoy?

Ella asintió con la cabeza.

– Si tengo tiempo, me gustaría hacer un poco de limpieza y buscar algunas cosas para la cena.

Él sacudió la cabeza.

– No tienes que hacerlo.

– Idiota -Ken silbó, tomando una servilleta y arrojándola hacia su hermano-. ¿Estás loco? No lo escuches, Briony si quieres cocinar, hazlo de verdad.

– Me gusta cocinar, Jack, es algo que siempre me interesó hacer, nunca tuve la oportunidad de hacerlo mucho pero ahora tengo varios meses para intentarlo.

– Te compré algunas libretas de bocetos el otro día -dijo Jack-, los dejé en el cuarto grande sobre la mesa de café junto con otros útiles de dibujo.

– ¿Lo hiciste? -los ojos de Briony se encendieron-. Gracias por recordarlo.

– Él ha estado mirando toda la mañana un libro de muebles -le confió Ken-. Piensa que puede hacer una cuna mejor que la que puedas encontrar en otra parte, y probablemente puede hacerlo. Créetelo o no, mi hermano tiene un don para eso -había una nota singular de orgullo de la voz de Ken.

Jack le eché una mirada reprobadora y entonces atrapó la expresión en el transparente rostro de Briony. Lo miraba como si el sol se levantara y se pusiera con él. Su expresión movió algo en su interior y lo incomodó. Ella tenía una idea equivocada sobre él. Una parte de él lo amaba y la otra parte -la parte sana- lo odiaba y lo condenaban a un infierno. Había principios de amor en sus ojos. Entre Ken y Briony se sentía como un fraude, lo mataban con su fe en él.

Se levantó abruptamente, estuvo cerca de derribar la silla para quitarla del camino y le tomó la barbilla con la mano, no había tenido intenciones de tocarla o incluso buscarla pero no pudo detenerse.

– Permanece cerca de la casa -le advirtió bruscamente y se inclinó para acariciarle la boca con la suya.

El calor llameó al instante, en el momento en que sus labios flotaron plácidamente contra la suave curva de los de ella. Su mano se deslizó hasta la nuca, inclinando la cabeza para tener un mejor ángulo, así su lengua pudo ahondar profundamente, probando, acariciando, explorando su increíble boca. Se alejó abruptamente -su instinto de conservación lo detuvo- presionó su frente con la de ella respirando profundamente.

– Recuerda una cosa, si decides que quieres casarte tendrá que ser conmigo.

Briony lo observó salir batiendo las puertas de la cocina tras él. Sus cejas se elevaron cuando ella se volteó hacia Ken.

– Cierra la boca, cariño, ese es Jack tratando de ser romántico y fallando miserablemente. No dejes que se escape con esa mierda tampoco. Si va a pedírtelo, haz que recorra todo el camino. Ya sabes, hincando en una rodilla, luciendo estupido.

Briony casi se ahoga.

– Eso es cruel Ken.

Él se inclinó para acercarse a ella.

– Si lo haces Briony, avísame primero para que lo grabe en video. Podría chantajearlo por el resto de su vida.

– Nunca se ha puesto de rodillas por nadie -apuntó ella tomando los platos y llevándolos hacia el fregadero-. Eso nunca pasará.

– Podrías equivocarte, Señorita Jankins -Ken empujó la silla y sujetó su sombrero-. Creo que por ti él haría lo que por nadie.

Briony lo miró salir por la puerta de atrás y caminar por el sendero hacia la tienda, tomando la misma dirección que Jack. Ella suspiró y giró, supervisando la gran cocina con su piso de madera y grandes ventanales. Le parecía hermoso, los espacios abiertos de par en par, lucía -y se sentía- como su hogar.

Miró hacia atrás de la ventana, su vista buscaba a Jack

– ¿Por qué me siento tan cerca de ti? ¿Por qué siento como si te conociera mejor de lo que te conoces tú?

Puso los platos en el fregadero y vagó por la casa, explorando varios cuartos. Era obvio para ella que los dos hombres habían planificado cada sección de la casa con cuidado. El estilo de Ken era claramente diferente al de Jack -aún había toques aquí y allí que le recordaban a su gemelo. Le gustaban los adornos y la música del oeste, y también tenía un gabinete de armas al lado de su cama y el otro en su oficina -tal como lo tenía Jack. Jack tenía montones de libros por todas partes.

Briony recuperó el libro de embarazo y lo llevó a su oficina. Se detuvo en la entrada con el ceño fruncido. La oficina estaba terminada, paredes en su lugar, un hermoso y único en su clase escritorio que sospechaba que Jack había construido, los montones de papeles, y una caja que contenía un ordenador nuevo. Al lado de la caja estaba otro cartón que contenía papel, pero este estaba abierto y había una columna tan larga como su brazo de de papel extendido a través del escritorio y sobre el piso. Se acercó a examinar los apuntes escritos a mano.

Dos separados garabatos masculinos, uno expresando en términos muy crudos que Ken podría meter el ordenador en algún sitio imposible de empujar y que Jack no abría la cosa. Ken contestó con una larga disertación sobre ordenadores siendo una necesidad para su nueva aventura empresarial y Jack podría simplemente salir de su cueva y dejar de causarle dolor de estomago. El resto de las notas era un argumento diario en curso sobre quien encendería el ordenador y lo corriera. Ken era firme en que esto era trabajo de Jack ya que él iba a tener tratar con toda la gente real, y Jack declaraba que absolutamente no tocaría la máquina bajo ninguna circunstancia.

Briony sacó el ordenador de la caja y encontró que este era un modelo muy decente, uno que seguramente podría ser usado para el tipo de negocio que Ken quería intentar. Pasó la siguiente hora ensamblándolo y conectando varios cables y terminales con pilas de reserva y protectores de línea y finalmente con la impresora. Dudaba si Jack en realidad lo usaría, pero cargó programas de software que Ken había comprado para ello de todos modos.

Hundiéndose en la silla, abrió el libro de embarazo, y observó cada capítulo con cuidado antes de alcanzar un marcador indeleble negro de un cajón del escritorio. Con mucho cuidado y precisión borró cada referencia a la cafeína que se podría haber encontrado en el libro.

– Nunca te interpongas entre una mujer y su café, Jack -murmuró en voz alta.

Briony se echó para atrás con una sonrisa satisfecha antes de examinar el libro otra vez, esta vez leyendo con mucho más diligencia, oscureciendo todo lo que no aprobaba y haciendo sus propias anotaciones en los márgenes, antes del cerrar el libro y dejarlo en el dormitorio de Jack. Lo dejó sobre su aparador, exactamente donde él estaría seguro de encontrarlo. Riendo, volvió a la cocina para hacer el almuerzo de los hombres

Encontró a los hermanos en el ala del Ken de la casa, en su cuarto de baño, terminando de colocar los últimos azulejos, discutiendo uno con el otro, de manera parecida a las notas sobre el ordenador. Ambos hombres devoraban los emparedados y la limonada mientras ella inspeccionaba el gran cuarto

– Esto es bello, Ken… a ambos les gusta tener espacio.

Ken cabeceó.

– Pensamos mucho sobre lo que necesitábamos antes de diseñar la casa -le sonrió-. Por supuesto no habíamos considerado niños.

– Bien, la segunda recamara fácilmente puede ser convertida en cuarto para el bebé -señaló ella-. El cuarto aún no está listo en el ala de Jack, pero no parece como si tomara mucho dejarlo listo antes de que llegue el bebé.

– Bebés -corrigió Jack-. Vamos a tener dos.

– No pienso en eso -ella le regaló un fruncimiento de seño-, uno es todo lo que puedo asimilar por ahora, así que para de decírmelo, el doctor podía equivocarse.

Jack alzó una ceja.

– Vimos dos corazones y escuchamos dos latidos, no creo que exista mucha duda nena.

Briony lo miró airadamente y se alejó.

– Vuelve al trabajo.

El sentimiento de estar en casa permaneció con ella a lo largo del día mientras hacía el lavado y examinó a fondo la despensa para tener idea de con que podía hacer las comidas. Cuando pudo hizo unas listas de todo lo que pensó que podrían usar, para que la próxima vez que uno de los gemelos fuera a la ciudad pudiera recoger más provisiones. No importaba cuanto se dijera que no se acomodara en este lugar -y con este hombre- parecía encajar.

La puesta de sol era espectacular y Briony salió a la terraza para verla. Ambos hombres estaban en el taller en ese momento, trabajando en algo que ella aun no podía ver. Tenía bastante certeza de que Jack estaba comenzando la cuna y hacía planes para otro cuarto en su ala por terminar.

Briony bajó del pórtico e inhaló el ligero viento, tomando el crujiente aire de montaña en sus pulmones. La casa estaba inmaculada y la cena se cocía a fuego lento. Incluso se las había ingeniado para hacer una tarta para el postre. Se sintió a salvo y segura. Jack y Ken la dejaron sola para hacer lo que deseara mientras ellos se dedicaban a sus asuntos. De vez en cuando, Jack tocaba su esencia rozando su mente con alguna anécdota sobre Ken, y esto la hizo sentir aún más una parte de él -el lazo que los gemelos compartían- como si ella realmente pertenecía ahí.

Se encontró a sí misma riendose otra vez del día y la parte mas extraña fue que aunque realmente perdió a su familia, no había ningún dolor, no había ninguna migraña, no se forzaba a hacer cosas que dolían como el infierno. Podría ser feliz aquí en este lugar. Era feliz.

Briony exploró el patio delantero primero, observando donde habría puesto flores si la propiedad fuera suya. Había dos lugares realmente buenos, y a un lado de la casa había un jardín ya plantado en largas y cuidadas filas. Cercando el área, para mantener afuera a los ciervos y otros animales, y podía ver que tenía un sistema de riego, alimentado por un arroyo

Nunca había pensado que Jack y Ken tuvieran un jardín pero ella tendría que tenerlo. Probablemente ellos podrían vivir en las montañas por meses -quizás años- sin necesitar nada de fuera.

Empezó a correr, disfrutando de la sensación de sus músculos mientras se estiraban. Dos veces salto sobre las ramas bajas de los árboles, solo porque podía. No era de extrañar el por qué los hombres amaban estar aquí arriba.


– Es momento de dejarlo -dijo Ken-. No puedes trabajar toda la noche, de todas maneras Jack, tienes una mujer y ella no está aún en tu bolsillo.

– ¿Qué significa eso?

– Significa que tendrás que hacerle un poco de cortejo hermano, tu sabes, de hecho ser agradable.

– ¿Realmente estás disfrutándolo, no es así? -demandó Jack dándole una última pasada a la madera asentada sobre la mesa. Levantó la cabeza y súbitamente corrió sujetando el rifle tras la puerta

– ¿Qué diablos? -Ken emprendió a correr para alcanzar a su hermano.

– Alguien disparó la alarma justo dentro del grupo de árboles a la izquierda de la casa -dijo Jack lanzándole el rifle a su hermano mientras él apretaba el paso. El indicador comenzó a parpadear-. Asegúrate de que Briony esté a salvo, ve al túnel y espérame.

Ken atrapó el arma en el aire mientras corría dirigiéndose rápidamente hacia la casa. Atravesó las puertas gritando el nombre de Briony mientras escuchaba el anillo de ecos a través de las habitaciones vacías y su corazón se hundió cuando se volvió para seguir a su gemelo.

No está aquí Jack, se ha ido.

Durante un momento Jack pensó que un torno le oprimía el corazón. El dolor se esparció a través de su pecho -real, físico-. Su vientre se retorció en un duro y acalambrado nudo. ¡Maldición! ¡Briony! ¡Contéstame ahora! siguió corriendo, permaneciendo en las sombras de los árboles, usando el olor, respirando profundamente miedo por ella, la cólera de que no había estado vigilándola más de cerca.

¿Qué ocurre Jack?

El sonido de su voz tocando su mente como una caricia fue casi más de lo que podía comprender. Por un momento casi no pudo créelo y continuar corriendo. Usaba una gran velocidad tal que era una figura borrosa destellando a través de la arboleda. Las armas eran sólidas en sus manos, tan familiares que parecían parte de él y todo el tiempo su mente trabajaba, planificando su estrategia para descubrir al intruso y desterrar la amenaza. Entonces comprendió -supo que estaba viva, supo que no la habían atrapado. De hecho sus piernas se debilitaron en reflejo -algo que nunca le había pasado en la vida.

Ponte a cubierto; ve a los árboles y mézclate con tu entorno. Permanece muy quieta. Ken ira a por ti. Su voz era dura, como los impulsos de su corazón. Ella tenía mucho que responder y esto no iba a ser agradable. Condenada por hacerle sentir el terror, por hacerle perder el equilibrio por un instante.

Briony no hizo preguntas. El frió helado de su voz la previno -Jack estaba más que enfadado con ella. Miró hacia la derecha y la izquierda para asegurarse de que estaba sola. Y subió a las ramas bajas de un árbol. Escalando rápidamente al pabellón más espeso, cambiando colores para mezclarse con el follaje. Llevaba un pantalón beige y una camiseta gris suave y beige. Esperaba que los colores neutros ayudaran a camuflarla entre las densas hojas.

No era que olvidara que estaba en peligro -era sólo que se sintió segura- estúpido, estúpido error. Había acudido a Jack Norton por lecciones de supervivencia. Y tenía la impresión de que iba a recibir una que nunca olvidaría. No había nada políticamente correcto en Jack, era muy capaz de violencia extrema, pero nunca jamás, ni por un instante pensó que pudiera lastimarla y ¿de dónde venía esa confianza?

Briony se aplastó contra el árbol, tratando de figurarse cómo y por qué estaba con Jack ¿Por qué encajaban tan bien? Porque ella sabía lo que ellos eran -aun cuando él no- y ella se aferraría a eso cuando él viniera a ella ferozmente enojado por su estupidez.

El viento era más fuerte en el pabellón, y ella inhaló, esperando coger el olor de cualquier intruso y calcular donde estaban Jack y Ken. A Jack, lo descubrió enseguida, moviéndose rápidamente hacia ella. Había algún otro, alguien que no se bañaba a menudo y olía como a animales, sudor acre y suciedad

Hay un hombre justo al sur de ti Jack.

Su advertencia no fue necesaria. Jack sabía la ubicación precisa del hombre vagando por su propiedad. Y sabia por el olor quién era, silbó y señaló a Ken que girase alrededor y se pusiese detrás del intruso. Quédate donde estas, no quiero que te vea.

Ken se movió hacia la posición, adaptándose a las altas ramas del árbol, rifle en mano, el ojo en la mira. Es el viejo Brady.

Jack juró por lo bajo. Podría ser una trampa, podría ser que ese bastardo usara a un anciano desvalido, vigila tu espalda Ken y mantén un ojo en Briony.

Estoy cuidando tu espalda, se cuidadoso. Lo cogeré si tengo que hacerlo

Jack apretó los dientes para evitar insultar a su hermano. Tomó una profunda inhalación y la dejó ir, dejando que el hielo remplazara la descarga de adrenalina a través de sus venas. Haremos esto de acuerdo al libro Ken. No tenemos opción, ella es primero, tu vas después yo sacaré al enemigo y tu protegerás a Briony.

Tú serás padre Jack, tu vida…

No me jodas argumentando esto conmigo, ve al objetivo primario y provee protección.

Por primera vez en su relación de trabajo Ken dudó. Jack medio retrocedió otra orden y continúo corriendo, hasta que estuvo a un par de yardas del intruso. Usaba el color del bosque en su piel y sus ropas reflejaban su entorno así que era casi imposible verlo. Se congeló en su lugar, sin hacer ningún ruido, esperando que el viejo montañés fuera a él. Ken no tenía otra opción que proteger a Briony y dejar el blanco a Jack

Brady O`connor había vivido en el bosque más de treinta años, había vivido mayormente en una cueva varias millas al este de los límites de la propiedad Norton. Vivía de atrapar animales y comer raíces. Algunas veces acudía a Jack y a Ken cuando tenía hambre, principalmente durante el invierno o cuando estaba herido y necesitaba ayuda médica, no hablaba mucho y hasta donde Jack sabía, él tenía poco contacto con cualquiera fuera de la montaña.

Si él no está solo, ellos son buenos, no puedo ver a nadie. El bosque está quieto; animales y aves en sus asuntos, yo digo que está solo, reportó Ken.

Jack no pudo detectar la esencia de otro ser humano a través del desgarrador olor que Brady emanaba. Esperó hasta que el hombre estuvo casi enfrente de él antes de dar un paso fuera de las sombras.

– Brady que te trae por aquí.

El viejo se detuvo, retrocedió con un respingo.

– No te había visto ahí Jack -los apagados ojos fueron de derecha a izquierda-. ¿Esta Ken por ahí? Él dijo que tenías algo extra del jardín este año.

Se lo dije hace tres semanas, confirmó Ken cuando Jack le pasó la información.

– Podríamos arreglar una bolsa de comida para ti Brady -dijo Jack-. ¿Has visto a alguien en las últimas semanas? ha estado tranquilo aquí.

El viejo sacudió la cabeza.

– Viajeros y excursionistas no suben mucho. Cosa buena. Demasiada condenada gente si me preguntas.

El radar interno de Jack centelleó a la carga.

Demasiada condenada gente Ken, compartió la respuesta con su hermano. No me gustó la manera como lo dijo

Ni a mi, quédate con él, Jack yo le traeré las provisiones.

La hoja yacía contra la muñeca de Jack donde no podía ser vista. Estoy en posición, hazlo rápido y saquémoslo de aquí. Le indico el suelo.

– ¿Te gustaría sentarte y esperar a Ken?

– No tengo café.

– Él te lo traerá -de nuevo Jack envió la información a Ken

– Ahora que lo mencionas, he visto a alguien curioseando por las cascadas hace un par de días creo que ellos tomaron mis provisiones, me escondí en el sótano de raíces -el viejo se rió de su propio chiste, su sótano de raíces era de hecho una red de raíces en una pequeña caverna junto a las cascadas.

– ¿A quién has visto curioseando por ahí Brady? ¿Qué parecían buscar?

– Gran tipo, hablaba realmente bajo como tú lo haces.

– ¿Buscaban algo?

Brady se encogió.

– Sólo quería saber acerca de alces. Dijo que era cazador pero no estaba cazando alces.

– ¿Cómo lo sabes?

– Hay pistas en todas partes pero él no las miró, creó que tomó mis provisiones, ví una pista parcial en la cueva y era suya y esta era realmente suya maldito ladrón.

Las provisiones son la gota usual.

– Le echaré un vistazo Brady. Mientras tanto tome lo que Ken le dará y vaya a su sitio de invierno. Ken dejará la bolsa para usted en el lugar habitual. Si el tipo grande quisiera decirles a los Guardabosques donde está, ellos no serán capaces de encontrarlo.

Brady cabeceó y refunfuñó para si. Intercambiaron algunas bromas más y Brady se retiró, Jack lo siguió cuidando mantenerse fuera de su vista, mientras Ken recuperaba a Briony.

Ella saltó de las ramas de un árbol, aterrizando encogida, con la mirada tocando los duros ángulos y planos de la cara de Ken mientras confirmaba.

– Estás enojado conmigo.

Le tomó la muñeca y comenzó a caminar llevándola con él.

– Estoy condenadamente molesto, pero más enojado con el imbécil, así que puedes respirar tranquila, no te descabezare como mereces.

– ¿Estás enojado con Jack?, pero yo hice esto, nos puse en esta posición, no él.

– No, él solo se aseguro que me alejara de dónde nadie va dispararme mientras él corre todos los riesgos, es tiempo de que se deje de esa mierda.

El aliento se le atoró en la garganta.

– Debí tener más cuidado, lo siento Ken, ni siquiera tu debiste estar en peligro por que quería dar un paseo.

Antes de que Ken pudiera responder, Jack vino a grandes pasos por el patio, se movía rápido, fluidamente como una musculosa máquina de pelea, la cara oscura por la ira.

Para horror de Briony, los hombres se lanzaron, caras duras, mandíbulas, ojos grises tan turbulentos como una tormenta de relámpagos. En ese momento parecían exactamente como poderosos guerreros antiguos igualmente parejos

Ken lanzó su puño a Jack, un duro aguijonazo en la cara, Jack apenas reparó en ello y cerró ambas manos con fuerza en el pecho de su hermano. El golpe meció a Ken pero dio un paso acercándose, no alejándose, mirando fijamente a los ojos de Jack.

– Vete al infierno -Jack rompió-. No cambias los procedimientos en medio de una misión, hacemos lo de siempre, es como permanecemos vivos, sabes eso, pon tu cabeza en su lugar.

– No me esconderé detrás de ti nunca más, Jack si algo va mal…

– ¿Qué clase de basura estas diciendo? Has estado cuidando mi espalda mi vida entera no escondiéndote detrás ¿toda mi vida se irá el infierno?, ¡y tú!…-la cara de Jack giró hacia Briony, con furia en todas las líneas de su cuerpo. Avanzó hacia ella, sus dedos le sujetaron los brazos como un torno-. Nunca olvides que estás en una situación de combate, ni por un minuto ¿me entiendes? podrías haber muerto o haber causado la muerte de alguien -puntualizó cada palabra con una dura sacudida-. Esto no es un juego Briony, alguien te quiere en un laboratorio, dónde podrían experimentar, no solo contigo sino con nuestros hijos.

Ondas de miedo, no de enojo, salían de él. No comprendía que usaba su furia azotándose en rabia para librarse del sentimiento de terror que su desaparición le causara, ella sintió un estremecimiento recorrer por su cuerpo y vio que él estaba pálido bajo su bronceado, la mayor parte de él, pudo ver el terror por ella detrás del frió glacial en sus ojos ahumados.

– Lo sé, lo siento -dijo encontrando su mirada fijamente, esperando que él supiera que ella entendía-. Siento haberte asustado, seré más cuidadosa Jack.

Bajó los brazos como si lo quemara alejándose de ella, y sacudió la cabeza.

– Condenada, no hagas eso, no me mires de esa manera -se alejó dos pasos más de ella.

Lo miraba con algo muy cercano al amor en sus ojos, desarmándolo, haciéndolo sentir desnudo y vulnerable, sin una salida para el terrible miedo que puso en él.

Miedo. Sentía la bilis en su boca, retorciéndose en sus tripas hasta que su único recurso fue la acción de quitárselo. Se dio la vuelta y la dejó dirigiéndose al taller y a su bolsa de entrenamiento, algo que podría golpear hasta que sus manos estuvieran ensangrentadas y estuviera demasiado condenadamente cansado para pensar más.

– ¿Por qué lo golpeaste Ken? -preguntó Briony.

– Porque él valora mi vida más que la suya.

– ¿Y tú no sientes lo mismo por él?

– Yo no te tengo a ti y a los bebés, debería de considerar eso ahora entes de ponerse en la línea de fuego.

– No creo que eso vaya a cambiar, y no entiendo, era solo un viejo -le dijo Briony a Ken-. No debería estar tan enojado.

– Piensa Briony, siempre tienes que pensar, el viejo viene aquí a menudo por comida o si necesita atención medica, lo conocemos y lo dejamos entrar en nuestra propiedad. No es exactamente correcto nunca, ha estado solo mucho tiempo, pero es un hombre decente. Si Whitney quiere averiguar dónde estás, ¿qué mejor forma que usar a Brady? Él nunca sabría que ellos lo usan. Colócale una videocámara y dale la idea de que tiene que vernos, y ellos tienen un espía en el campo enemigo.

Se llevó la mano a la garganta.

– ¿Crees que harían algo como eso no es así?

– Whitney ha visto nuestros archivos, Briony no es entupido, porqué arriesgarse enviando hombres sin asegurarse de que estás aquí y observar la disposición también ¿notaste que no lo trajimos hasta la casa? Nunca lo llevamos hasta la casa. Le damos alimentos y provisiones, pero no en la casa eso ellos no lo sabían.

– Que terrible es vivir así, ¿no crees que es ser un poco paranoico?

– Hemos obtenido objetivos en casi cada país en el mundo, Briony, y no importa que tan secreto sea nuestro estatus, nuestros nombres se han filtrado un par de veces en el pasado. Alguien viene por nosotros de tanto en tanto. Esto es nuestro modo de vivir, y si vas a quedarte -tiene que hacerse tu modo de vivir también.

– ¿Y el bebé?

– Bebés -corrigió-, aprenderán, les enseñaremos.

– Esto es lo que él quiso decir cuando dijo que yo sería una responsabilidad -ella alzó la vista hacia Ken-, ¿él sabía que alguien podría usarnos para perseguirlo, verdad? ¿Si ellos nos capturaran y torturaran, él haría cualquier cosa para recuperarnos, verdad?

– Te protegeríamos a ti a y los niños. No podrías estar más segura con nadie más. Jack y yo, ambos estaríamos entre tu y cualquiera que trate de dañarte.

– ¿Pero quién vigilaría para ustedes? He traído mas peligro sobre ustedes de más formas de las que imaginé.

– Jack y yo somos familia, siempre seremos familia, siempre velaremos uno por el otro, si tú y los pequeños viven aquí, eres parte de esa familia así de simple.

– ¿Estás de acuerdo en tenerme aquí, revolviendo tu vida, Ken?

– Diablos si, tú lo haces feliz, no puedo recordarlo feliz -una suave sonrisa curvo su boca, pero no encendió sus ojos-. Y puedes cocinar, ¿hiciste la cena o no? -había una nota de esperanza en su voz.

El fantasma de una sonrisa, que hacia juego con la de él se extendió por su cara. No podía culpar a Jack por estar enojado con ella. No había pensado que vagaba por los bosques sola, pero debía haberlo hecho, y ciertamente no había considerado que Whitney podría usar a un viejo medio loco montañés para engañar. Pero lo recordaría y nunca saldría de su mente de nuevo. Ella aprendería sus modos, era lista, rápida y fuerte y deseaba pertenecerle a Jack.

– Pondré unos biscuits en el horno, y mientras limpiamos ya estarán listos -ella dudó -. ¿Vas a llamar a Jack?

– No, tú. Cuando la cena este lista, solo llámalo, no le dejes pensar en esto, ya pasó, terminó.

– Realmente lo siento Ken.

– Lo sé cariño, no es un modo fácil de vivir y Jack debería darte un pequeño respiro, pero no lleva bien el miedo y tú lo asustaste.

– Lo sé.

Ken colocó su brazo alrededor de ella y caminó a la cocina

– ¿No temes que él se enoje más?

– ¿Por qué te pase el brazo? Tendrá que aprender a vivir con ello, siento afecto por ti, y voy a demostrarlo, Jack es parte mía, él te ama y tú lo haces feliz, créeme, siento afecto por ti, solo por eso, pero no es sexual, y él debería averiguar con que puede vivir y con que no -le dejó caer un beso en la frente-. Es bueno para él ver que no es tan malo como piensa que es.

Briony se lavó las manos y puso los biscuits en el horno.

– Te preocupaba que viniera a vivir con ustedes al principio, puedo sentirlo.

Ken se encogió.

– Jack es, Jack. No se sabe nunca como va a reaccionar a algo. Esta es una situación completamente nueva para nosotros, y francamente no sabía como iba a reaccionar. Él siente las cosas mucho más profundamente que la mayoría de la gente, o no siente en absoluto. Es un rasgo difícil para él tener que vivir con eso.

Briony tomó un baño rápido y se vistió con suaves pantalones y una blusa con la que le gustaba dormir, después regresó apresuradamente a la cocina a sacar los biscuits antes de que se quemaran. Le tomó mucho trabajo juntar valor: la cena esta lista Jack, ven a comer, trató que no le temblara la voz, trató que sonara normal, pero sabía que Jack se daría cuenta que estaba alterada. No podía hablarle telepáticamente y él no saberlo.

Ken aspiró el aire con apreciación.

– Estoy enamorándome locamente de tí Briony.

Ella forzó una sonrisa al colocar el pote de guisado en medio de la mesa.

– Espero que la mujer que al fin consigas sepa cocinar.

Por un instante su sonrisa se apagó pero se recuperó rápido.

– Como vamos a vivir juntos podría enseñarle.

– Que suerte la mía -escuchó la puerta abrirse detrás de ella y supo inmediatamente que Jack había entrado al cuarto. Había estado golpeando la pesada bolsa, olió sudor, sangre y el fuerte olor masculino que lanzó a sus hormonas cuesta arriba. Sintió vértigo, su mirada saltó a la de él, su corazón golpeando en la garganta.

– Huele bien -comentó Jack, sus ojos grises observándola de cerca, cruzó directamente hacia su lado sin dejar de mirarla.

Jack mantuvo su mirada cautiva, Briony se sintió hipnotizada por él, estaba hipnotizada. Su corazón latía tan fuerte que tuvo miedo de tener un ataque pero no se atrevió a levantar la mano para presionar su pecho, temblaba también tan fuertemente para ocultarlo, él inclinó la cabeza hacia ella y acarició sus labios inmóviles una, dos veces.

– Lo siento nena, estaba más enojado conmigo que contigo, debí darte instrucciones más especificas de a dónde puedes o no puedes ir, siento haberte asustado -la beso de nuevo tan suavemente que su corazón hizo un gracioso pequeño salto mortal y alas suaves rozaron el interior de su estómago.

– ¿Qué le has hecho a tus manos? -tomó sus muñecas y giró sus manos para inspeccionar sus nudillos

– Estoy bien, déjame limpiarlas para la cena.

– Lo haré -dijo Briony decididamente conduciéndolo a su ala de la casa-. La próxima vez que decididas retarme envuélvete las manos.

– ¿Retarte? -las cejas de él se alzaron, no iba a admitir que había cierta satisfacción el golpear hasta que sangrara, ella ya tenía suficiente para condenarlo.

Dejó que lo lavara y la aplicara crema antibiótica en sus heridas, disfrutando de la manera en que lo tocaba, sus manos suaves y sus ojos tímidos, en los estrechos confines del baño, con su limpia esencia envolviéndolo, su cuerpo brincaba fuera de control, constriñéndolo y pulsando la sangre engrosando su entrepierna.

– Voy a tomar un rápido baño antes de la cena, y esta noche, Ken lavará los platos. Necesitas descansar -habría optado por una ducha fría, pero dudaba que sirviera para algo.

Briony notó cuando se dirigía del dormitorio a la cocina que el libro del bebé estaba sobre la cama y marcado. En algún momento durante el día él debió de haberlo recuperado del aparador y había estado leyendo con avidez de nuevo. Ella rió para si misma secretamente complacida. Esperaba que él encontrara sus comentarios adicionales

Todo el tiempo que había estado atendiendo los nudillos de Jack pensaba en pasarle las manos sobre su pecho y vientre, descendiendo para sentir el duro bulto de su muy evidente erección. Amaba lo que podría hacerle y la mayor parte del tiempo ella lograba bloquear el pensamiento de que el Doctor Whitney había orquestado la intensidad de la química entre ellos.

Evitó los ojos Ken cuando ella se sentó.

– Vaya sonrisa.

– Nunca lo había escuchado disculparse, desee grabarlo sólo para volver a verlo más tarde y saber que no me he vuelto loco, él podría ponerse de rodillas y proponértelo -dijo Ken-. Y por cierto los biscuits estaban grandiosos, si Jack no viene pronto, me los comeré todos hasta el último -para probar su punto remojo uno en la salsa.

Briony sacudió la cabeza.

– ¿Cómo sobrevivían antes de que viniera aquí?

– No lo sé, no eres sólo un ángel, eres una diosa, una mujer debería saber cocinar solo para ser calificada como mujer.

Briony se ahogó con la leche.

– Y tú crees que tu hermano es machista, realmente Ken voy a arrojar toda la comida a la basura por ese cometario ¿por qué no aprendes a cocinar?

– Puedo cocinar, lo he hecho, solamente que no puedo hacerlo así -dijo Ken-. Y por supuesto soy machista pero no es mi culpa

– ¿Si?

– No, Jack nació primero y comparte mis genes, no lo puedo remediarlo si me infectó dentro del útero.

Briony rompió a reír.

– Debí saber que esa sería tu excusa.

Jack se detuvo en la entrada, apoyando la cadera contra la jamba, secándose el pelo mientras escuchaba a Briony y Ken lanzándose bromas, ella sonaba feliz, cómoda en su relación con Ken, de hecho, Ken podía hacer eso, a él le gustaba genuinamente la gente y a la gente les gustaba él. Briony había pasado de sus cicatrices y pareció ver al hombre que Jack veía, uno que era respetado y amado, Jack podía ver que Ken estaba relajado e incluso feliz en compañía de Briony.

Jack examinó sus sentimientos de cerca, quizás había una punzada de celos, pero no por la risa compartida y la manera en la que parecían volverse cercanos, si no por que Ken era mejor y ella merecía lo mejor.

Briony estaba buscando la cafetera cuando él se detuvo camino al cuarto.

– Claramente estipula que nada de cafeína.

La mirada de ella saltó a su cara.

– No, no lo hace, leí el libro entero y no está en ningún sitio, tendrás que leerlo de nuevo.

– Tú lo harás -sacá un marcador rojo del bolsillo y lo levantó-. Este libro es la última edición, con un nuevo e importante texto.

Le lanzó una pequeña sonrisa tímida por la intimidad compartida

Ken alcanzó otro biscuit y un cuchillo se deslizó por el aire para clavarse en la mesa a media pulgada de una de sus manos.

– Retrocede ladrón de biscuits.

Briony elevó los ojos.

– Grandioso Jack, será mejor que no hagas eso delante del bebé.

– Bebés -la corrigieron ambos hombres.

– Maravilloso sonido envolvente -se quejó Briony.

Jack sacó la hoja de la mesa y la deslizó en la funda de su cinturón.

– Ella dijo que perdí la cabeza hermano, ¿alguna vez me has visto perder la cabeza?

Ken tosió en su servilleta, casi ahogándose y Jack tuvo que darle pequeños golpes en la espalda, la mano de Jack se detuvo en el hombro de su hermano y lo apretó brevemente antes de sentarse.

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