Nunca podré traicionarte.
Nunca podrás separarte de mí.
Eternamente enamorado, en esta vida y la siguiente.
Eres mi mismo corazón.
De Dominic para Solange
Cesaro vio venir a Dominic y Solange y salió a su encuentro en un caballo negro. Con el equipo de gaucho completo, era una vista impresionante. El caballo debajo de él hacía cabriolas. Esbozó una sonrisa cautelosa en señal de saludo.
– ¿Va todo bien? -llamó.
Dominic negó con la cabeza.
– Podemos haber descubierto un complot contra Zacarías, Cesaro. No estamos seguros, pero me gustaría discutirlo contigo. Sabes más acerca de este rancho y del pueblo que cualquier otra persona, me imagino.
Cesaro se bajó fácilmente del caballo, conservando las riendas.
– Por supuesto. Sólo tiene que decirme lo que necesita.
– Los no-muertos están reuniéndose cerca de este lugar y su gente está en peligro. Los no muertos buscarán sangre cada noche. Debido a que hay muchos, se llevarán muchas vidas. Pueden tomar cualquier forma, hombre o criatura, incluyendo murciélagos. ¿Cómo de preparados estáis en caso de que vengan?
– Cada casa está protegida, pero hay que proteger el ganado -dijo Cesaro.
– Entraron en la casa la otra noche -le señaló Solange a Dominic, sin querer desmentir la declaración de Cesaro y herir su orgullo. Como mujer, a él no le gustaría que la protesta viniera de ella.
– Perdóname -Dominic se inclinó ligeramente-, pero ¿cómo hizo el vampiro para entrar en la casa principal la otra noche? Atacó a la joven Marguarita. ¿Hiciste averiguaciones?
Cesaro frunció el ceño, se quitó el sombrero y se rascó la cabeza.
– No puedo creer que tal cosa sucediera. Ella nunca invitaría a nadie a entrar en la casa, y sabía que estaba a salvo dentro. Don Zacarías ha dado instrucciones precisas y todos las seguimos exactamente. Cada familia que reside aquí sabe que es cuestión de vida o muerte. Nadie abriría la puerta a los no-muertos. A cualquiera.
Zacarías también los habrá protegido a todos de la compulsión, razonó Solange. Todos los hermanos protegen así a sus familias. Alguien abrió la puerta y dejó entrar al vampiro. Alguien de aquí está trabajando para los vampiros.
Dominic dio vueltas a la declaración de Solange una y otra vez en su mente. Todavía no se sentía todo correcto. Le faltaba algo.
– Me gustaría examinar a Marguarita, y discutir esto contigo, Cesaro. Tal vez podrías presentarme a las personas que trabajan aquí.
La ceja de Cesaro se alzó. Él era responsable de los hombres y mujeres que trabajaban para los hermanos De La Cruz.
– ¿Cree que tenemos un traidor?
Dominic eligió cuidadosamente sus palabras. La mayoría de las personas que trabajaban en los ranchos De La Cruz estaban relacionadas de alguna manera.
– Sólo quiero asegurarme de que todo el mundo esté a salvo.
Cesaro volvió la cabeza y lanzó un silbido. Inmediatamente un adolescente saltó y tomó las riendas, con los ojos curiosos, pero no hizo preguntas. Cuando Cesaro le hizo un gesto para que se alejara pareció decepcionado, pero se llevó el caballo hacia los corrales.
Dominic bajó la mirada a la cara de Solange y a la pregunta en sus ojos. Ella había estado en su mente cuando tocó al muchacho. Había podido ver la barrera de Zacarías firmemente en el lugar. Si un mago se las hubiera arreglado de algún modo para tomar posesión de uno de los trabajadores, habría tenido que atravesar aquella barrera.
¿Marguarita? ¿Podría ella haber sido poseída y que le hubiera abierto la puerta?
Dominic negó con la cabeza. El no muerto trató de entrar en su cabeza y no tuvo éxito. La interrogó y aunque yo sentí la fuerza de la compulsión en su voz, ella se negó a darle información.
Siguieron a Cesaro a la casa. Dominic se deslizaba en lugar de caminar, a pesar de que parecía estar caminando con su paso fácil, fluido y grácil, y prestó atención a Cesaro mientras éste identificaba a los trabajadores que pasaban. No quería correr el riesgo de que pareciera que estaba examinando la mente de todas las personas del rancho. Todo el mundo parecía protegido.
La casa onduló cuando entraron. Dominic se detuvo bruscamente.
– ¿Ha estado Zacarías aquí?
– No quiso irse estando los no-muertos caminando en la noche. El ganado está inquieto y anoche perdimos varios por los chupasangres. Cayeron desde el cielo. Dos de mis hombres apenas escaparon con vida. Zacarías regresó inmediatamente después de eso y reforzó la protección en cada casa. Nos dijo que no vale la pena morir por el ganado y que quería a sus hombres en el interior por la noche.
– Y, sin embargo, es de noche y estáis vigilando al ganado.
Cesaro frunció el ceño.
– No podemos dejar que sean sacrificados. Esto es lo que hacemos. Lo que somos. Estamos tomando precauciones. Si hay una perturbación, todos volvemos al interior de inmediato. Tenemos instalados albergues para nuestra protección.
Dominic intercambió una larga mirada con Solange. Estos hombres eran feudales a su propia manera. Tenían un trabajo del que se enorgullecían y no iban a abandonar su ganado con los vampiros arrasando cerca de sus hogares.
– Marguarita ha empeorado -dijo Cesaro-. Le subió la temperatura y apenas podía respirar. Don Zacarías debió sentir que se estaba muriendo y vino para tratar de sanarla otra vez. Pasó mucho tiempo con ella y luego se marchó. Él no descansa aquí. Dijo que sería demasiado peligroso para todos nosotros.
– Tal vez tenga razón -reconoció Dominic. Había un toque de culpa en la voz de Cesaro, como si estuviera avergonzado de que Zacarías pensara que no podían protegerlo mientras dormía-. Los no muertos le temen y ellos no saben que yo estoy aquí. Creen que él es el único que se interpone entre ellos y lo que quieren. Intentarán matarlo por cualquier medio. -Miró a Cesaro a los ojos-. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? Lo hace porque sois su familia. Hará todo lo posible para protegeros, incluso de sí mismo.
Cesaro exhaló un suspiro.
– Entiendo. Es nuestro deber servirle y protegerlo también. Esto no me parece correcto.
– Tiene suerte de tenerte -dijo Dominic con una pequeña reverencia.
Pregúntale si alguien los visita regularmente, tal vez alguien que no trabaja para Zacarías pero que coge prestados sus vehículos de vez en cuando, solicito Solange.
Dominic empujó una sonrisa en su mente. Por supuesto que ella daría con la pregunta correcta. La amaba aún más cuando entendía el modo en que estos hombres pensaban y actuaban, y no se molestaba por ello. Se sentirían mucho menos inhibidos discutiendo el funcionamiento de la hacienda con un hombre que con ella. Él era un carpato, como la familia para la que trabajaban, y sabían que era amigo de Zacarías. Ella era una cambiaformas, una gata que para ellos equivalía a una enemiga. Cesaro era respetuoso pero se sentía incómodo en su presencia.
No me importa lo que otros piensan de mí, le dijo Solange. Sólo tú.
Él pudo sentir la verdad de sus palabras y esto lo calentó. Ella le pertenecía, quería estar sólo con el. Sabes que te valoro por encima de todo. Su opinión, sus habilidades, sobre todo el amor que comenzaba a asomarse en sus ojos felinos.
El corazón de Dominic se disparó un poco más con esa mirada tímida y muy nueva. A veces, cuando ella lo miraba, su expresión enviaba a su cuerpo a un estado violento, casi brutal, de excitación. Ella era tan nueva a la idea de compartir su vida con alguien, y sin embargo estaba intentando con todas sus fuerzas encontrar un camino a través del absoluto terror para llegar a él entera. A Dominic le encantaba la experiencia de verla luchar por aceptarlo no sólo a él, sino a su creciente amor por él. Era un viaje inesperado que nunca pensó que experimentaría, y se encontró amándola aún más por ello.
– Cesaro. -Dominic se detuvo fuera de la habitación de Marguarita-. ¿Tienes algún vecino al que se le permita usar los vehículos De La Cruz? Tal vez alguien que estaba aquí el día del ataque, y hace dos noches.
Cesaro se quedó congelado con la mano en la puerta de Marguarita. Se volvió lentamente, con la cara completamente pálida. Sus ojos se eran duros como el diamante.
– Hay un hombre, ha estado intentando cortejar a Marguarita. La familia De La Cruz ha sido buena con él. Compró la finca que limita con la nuestra hace aproximadamente un año. Le quedó poco después de la compra y lo hemos ayudado varias veces.
– Dices que está cortejando a Marguarita.
– Intentándolo. Nosotros lo encontrábamos divertido. Marguarita, como ha visto, es muy hermosa, pero es joven y un poco salvaje. No con los hombres, no me malinterpreten. Es una buena chica. Pero le gusta su independencia. Cocinaba y limpiaba para su padre y escogía los caballos. Ama los caballos y es buena jinete. Ése hombre no podría domarla. Su padre y yo tuvimos muchas noches de diversión con ese cortejo. Marguarita ni siquiera parecía darse cuenta de lo que él estaba haciendo con sus flores y dulces. Ella le sonreía, como hace con todos los trabajadores, y le daba las gracias en nombre de su padre, quien disfrutaría de sus ofrendas. Actuaba como si pensara que él traía esas cosas porque se le permitía coger prestado el equipo.
– ¿Ha mostrado él su enojo por el rechazo?
– Nadie puede estar enojado con Marguarita. Ella es un encanto.
Dominic indicó que abriera la puerta. En el momento en que entró, supo que la muerte había estado muy cerca. Si Zacarías no se hubiera levantado, esta joven una vez vibrante habría muerto. Se veía tan pálida, estaba casi translúcida. Dominic se acercó a la cama. Echó un vistazo a Solange. Ella asintió con la cabeza con comprensión. Él abandonaría su cuerpo y entraría en Marguarita para examinarla, se aseguraría de que sobreviviera y en esta ocasión comprobaría en busca de las astillas de posesión. Solange tendría que cubrirle las espaldas.
– Sería mejor -dijo ella suavemente-, si pudiera usted abandonarnos sólo durante un momento, Cesaro. Y luego nos gustaría mucho conocer al hombre que ha visitado y utilizado uno de sus camiones.
Cesaro asintió y salió de la habitación. Dominic sabía que estaba al lado de la puerta con una mano en el arma. Ya fuera para protegerlos a ellos o a Marguarita, poco importaba. El hombre tenía un deber según lo veía él y estaba preparado para defender la propiedad De La Cruz y a todo el mundo en ella.
– Gente muy leal -dijo Solange.
Dominic sabía que la lealtad era una cualidad que Solange admiraba muchísimo. Echó un vistazo a su cara. Cesaro era un hombre guapo.
Solange se echó a reír.
– Tú eres muy masculino.
Él le envolvió los brazos alrededor de la cintura y la atrajo contra sí.
– Muy macho -confirmó el-. Y guardo lo que es mío.
Solange puso los ojos en blanco.
– Es evidente que estás sintiéndote un poco inseguro esta noche. ¿He hecho algo para hacerte pensar que miro a otro hombre?
– No me estabas mirando.
Su suave risa era como un afrodisíaco para él, sexy, provocadora y totalmente femenina.
– Yo siempre te estoy mirando, Dominic. -Su voz cambió, cayó a un tono provocador, y fue pura honestidad-. Tú llenas tanto mi visión que no hay lugar en mí para ver a otro hombre, nunca. Sólo te veo a ti, Dominic.
Él curvó la mano en su nuca y bajó la cabeza para degustarla otra vez. Ella era como la mejor mezcla de miel y especias, nunca conseguía bastante de ella.
– Podría besarte para siempre -susurró contra sus labios. Sabía a guerrera y a mujer, y era una mezcla potente.
– No tenía ni idea de que besar podría ser tan adictivo -dijo ella. Por un breve momento su cuerpo se fundió en el de él, suave, flexible y acogedor. Miró a la mujer pálida-. ¿Crees que el vecino la marcó deliberadamente para morir a manos de un vampiro porque ella no cooperó?
Él vio el cambio en su mente, las depravaciones de los hombres jaguar, y supo que tales pensamientos la ponían enferma. Le movió la cola de caballo con la mano, jugueteando suavemente con las gruesas hebras.
– Hay hombres buenos y hombres malos en todas las razas y especies, Solange. Vivir aquí, haciendo el trabajo que haces, te ha hecho ver a todos los hombres bajo un aspecto desfavorable. Cesaro nunca golpearía a su mujer. Una vez seas capaz de escanear las mentes podrás ver por ti misma que existen muchos hombres buenos en el mundo.
Ella se estremeció levemente y él supo que su referencia a su ser plenamente carpato la molestaba un poco. Ella había sacado el tema una vez de una manera indirecta, pero él sabía que no estaba preparada para ir por allí todavía, y respetaba su necesidad de adaptarse, muy lentamente, a cómo sería su vida juntos.
Dominic se volvió hacia Marguarita y se despojó de su cuerpo físico para convertirse totalmente en espíritu. No tenía dudas de que Solange protegería su cuerpo de daños mientras trabajaba en la curación de la joven cuya garganta estaba tan destrozada. Zacarías le había dado sangre, más de la que probablemente podría haber donado. Lo interesante fue que encontró rastros de la pura sangre real de Solange. La sangre de los carpatos era por lo general predominante, y ahí estaba, pero su linaje era muy distintivo y de algún modo se había conectado a la sangre carpato, totalmente compatible, pero sin tomar el control. Su sangre era muy singular y tenía propiedades sanadoras definidas.
No había manera de reparar las cuerdas vocales totalmente. El no-muerto había utilizado afiladas garras que despedazaron las cuerdas vocales. Tanto Dominic como Zacarías se habían concentrado en los músculos de la garganta que se usaban para respirar y tragar. Ella viviría, sería tan hermosa como siempre, pero probablemente nunca volvería a hablar, o si lo hiciera, no sería nada más que un ronco susurro. Pero viviría. Habían hecho todo lo posible por ella.
Examinó su mente, sus recuerdos, pero no había astillas oscuras de posesión. Ella no había abierto la puerta al vampiro. Había oído la advertencia de su padre moribundo y lo obedeció, retrocediendo a su habitación y esperando a que llegaran los trabajadores. Estuvo llorando por su padre, sabiendo que estaba muerto, pero no fue a la puerta.
Y esto quería decir que había habido alguien más en la casa sin su conocimiento. Ese alguien había sido lo suficientemente familiar para entrar sin que lo detectaran y las salvaguardias no le afectaron. No se le consideraba un intruso.
Dominic se retiró para volver a introducirse en su cuerpo, balanceándose un poco sin tener ni idea del paso del tiempo. Solange iba y venía de ventana a ventana como un gato inquieto. Lo miró por encima del hombro.
– ¿Estás bien? Estás ves pálido. ¿Necesitas sangre?
– Tuya no. Estás matando a los parásitos y los necesitamos. Preguntaré a Cesaro quién es el hombre más fuerte aquí.
– Él insistirá en que tomes su sangre.
Dominic le sonrió.
– Lo sé.
Ella cubrió a Marguarita con cuidado y apartó mechones de pelo de su cara pálida.
– Estará traumatizada por esto. Y si un amigo la traicionó, todo será peor. Tal vez deberíamos pedir a MaryAnn que venga a visitarla. -Levantó la mirada y había confianza en sus ojos-. Tal vez podrías sugerirle a Cesaro que manden a buscarla.
Conociendo su necesidad de ayudar a las mujeres maltratadas por los hombres, asintió con la cabeza.
– Creo que sería una buena idea.
Dominic la guió a la puerta. Todavía tenían que añadir protección a estas personas, así como localizar al vecino. Y los no-muertos estaban ejerciendo presión. Probablemente los encuentros significaban que tenían que estar lo más fuerte posible.
Cesaro giró la cabeza cuando atravesaron la puerta.
– Marguarita duerme tan plácidamente como es posible -dijo Dominic-. Creo que ha sobrevivido a la crisis y está en camino de recuperarse. ¿Conoces a todos los hermanos De La Cruz?
Cesaro asintió con la cabeza.
– Vienen por aquí de vez en cuando. Los hermanos comparten los ranchos.
– La esposa de Manolito, MaryAnn, sería una muy buena opción para ayudar a Marguarita a superar esto. Tal vez si envías por ella, vendría.
– Esto nos daría otro hombre para defender el rancho -reconoció Cesaro, sabiendo que Manolito vendría con su compañera-. Gracias. -Se inclinó ligeramente hacia Solange, como si supiera de quién había sido la idea-. Voy a hacerlo de inmediato.
– Háblanos de tu vecino.
– Su nombre es Santiago Vázquez. Tiene aproximadamente treinta años y sólo tres hombres trabajaban para él. Casi nunca veo a nadie cerca de su casa. El rancho está muy abandonado. Necesita dinero para reconstruirlo, y hay poco dinero que ganar en un rancho recién comenzado.
– ¿Hay algún hombre saludable y fuerte que trabaje para ti que pueda estar dispuesto a donar sangre esta noche? Tengo mucho que hacer y no puedo ir de caza.
– Yo estoy en buena forma -dijo Cesaro-. Por favor, es un honor. Usted está haciendo mucho para ayudarnos y no tengo miedo de donar.
– Lo acepto con gratitud -dijo Dominic y se acercó al hombre de inmediato, una vez más sin querer darle tiempo para que sintiera miedo.
Solange se miró las manos y él tocó su mente, aun cuando su cuerpo sentía el flujo de energía que la caliente sangre proporcionaba. Ella estaba molesta porque él no tomara su sangre y eso alimentaba su tonta ansiedad de ser inadecuada. Extendió la mano y le rozó la mejilla con la yema del dedo pulgar. La mirada de ella saltó a la suya. Él deslizó su mente íntimamente contra la de ella.
Tu sangre es superior a la suya, kessake. Y preferiría tomar la de mi mujer, pero todavía tengo que entrar en el campamento del enemigo.
Lo sé. Es solamente que yo nunca satisfago ninguna de tus necesidades. Ni una sola. Y tú siempre estás haciendo cosas por mí. Quiero ser la que te de todo lo que necesites. Otra mujer…
Nadie podría complacerme del modo que tú lo haces
Él sintió el breve parpadeo de una sonrisa, aunque la expresión de ella no cambió. Cortésmente cerró las dos heridas punzantes y se inclinó ligeramente antes de comenzar la intrincada red de salvaguardas que se añadirían al trabajo de Zacarías. El rancho estaría doblemente protegido contra los no muertos.
– No permitas que se te acerquen desconocidos. A menudo los no muertos se muestran hermosos. Si son muy poderosos pueden controlar su aspecto y forma de hablar, y con frecuencia toman la forma de alguien que conoces. No pueden tomar nada de tu mente, pero estudiarán a los que viven aquí y tratarán de parecerse a uno de ellos. Sus ojos pueden traicionarlos, y a menudo, cuando caminan sobre la hierba, ésta se marchita o se seca. Los animales estarán intranquilos cuando ellos andan cerca y ningún perro puede soportarlos.
Cesaro asintió con comprensión. Sintiendo que no podía hacer más para protegerlos, Dominic indicó a Solange que era seguro salir de la casa. Salieron a la noche, inhalando profundamente para expulsar el hedor del miedo, de la enfermedad y la muerte de sus pulmones.
Caminaron hasta que se perdieron de vista y estuvieron bajo la cubierta de árboles. Dominic tomó a Solange en brazos y se elevó hacia el cielo. Ella levantó la cara para que el viento le soplara encima. Se relajó por completo en sus brazos, confiando en que él la mantendría a salvo sin importar cuán rápido o alto volaran.
Adoro esto, le confió ella. Hay algo muy liberador en volar, como en correr a lo largo de las ramas como jaguar. Se rió suavemente y le acarició el cuello con la nariz. Me has dado algunas de las mejores experiencias de mi vida.
Quiero darte muchas más, Solange.
Le encantaba la alegría en su voz. Tanto si ella lo sabía como si no, su confianza en él crecía a cada momento que pasaban juntos. Se había fusionado totalmente con él. La mujer y la guerrera estaban unidas. Su confianza en su atractivo para él también estaba ganando fuerza. Inclinó la cabeza y le mordió suavemente el cuello, justo por encima de su pulso tentador. Definitivamente iba a ir a la reunión el siguiente alzamiento, así podría librar su sangre permanentemente de los parásitos y no tener ninguna preocupación para unirse con ella, si podía resistir.
Dio vueltas por encima del pequeño rancho que se extendía por las colinas encontrándose en el extremo sur de la propiedad de los De La Cruz. Donde los campos habían estado limpios y bien cuidados, las cercas robustas y el ganado en buena forma en el rancho de La Cruz, aquí era todo lo contrario. La charca era asquerosa y el ganado estaba en el espeso barro, con las cabezas agachadas en la miseria. El bosque había comenzado a invadir el terreno, enredaderas fuertes derribaban las vallas en varios puntos. No había habido ningún intento de reparar las cercas recientemente, aunque Dominic vio varios lugares donde los pastos habían sido limpiados algún tiempo antes.
Compró unos terrenos que habían sido trabajados, señaló él.
Pero no los ha mejorado en absoluto.
Dominic bajó a la tierra dentro de la línea de árboles.
– Cambia, Solange. Yo entraré primero.
– Tengo un alijo de armas cerca. Te cubriré con una pistola. Él es humano no jaguar, y tengo una extraña sensación. Creo que voy a necesitar que mi intelecto sea más agudo que mis garras esta vez.
Su oscura mirada vagó sobre ella. Ella no le estaba preguntando, solamente declaraba su opinión. No se le ocurrió que él podría decidir hacer caso omiso de ella. A Dominic le encantaba su confianza cuando interpretaba un escenario peligroso.
– De prisa, Solange. Estamos perdiendo mucha noche.
Ella asintió y salió corriendo. Le llevó unos buenos cinco minutos, pero regresó con una pequeña caja cubierta de tierra.
– Creo que lo haré mejor en los árboles, justo por encima de la casa. Trata de mantenerlo centrado en las ventanas o, mejor aún, fuera. Debería ser capaz de cubrirte si tiene compañía. ¿Captas a más de una persona?
– En la casa, no. Está solo en este momento, pero hay alguien en el edificio más pequeño detrás de la casa principal, y parecer haber un tercer hombre en el granero.
– Debería ser capaz de cubrir las tres posiciones. Mi jaguar está inquieta, Dominic. Hay algo muy inquietante para ella en este lugar. Ten cuidado.
Él sabía que esto la pondría en un aprieto, pero se inclinó, le enmarcó la cara con las manos y la besó profundamente.
– Recuerdas lo que dije sobre asustarme.
Se frotó la mejilla contra él como la gata que era.
– No te preocupes. Llévame hasta las ramas del árbol. Será más rápido que si yo trepo.
Él levantó la vista. La rama estaba a unos buenos cinco metros del suelo. La mayoría de la gente estaría aterrada por la altura, y aun más en una noche con poca luna. La lluvia había comenzado a caer otra vez, apenas una llovizna, pero sería suficiente para volver la rama resbaladiza. Sin decir palabra, le envolvió el brazo alrededor de la cintura y la llevó a la rama.
Dejarla fue más difícil de lo que pensó. Confiaba en su juicio y si su gata estaba inquieta, algo pasaba en el rancho. Esperaba encontrar un hombre que hubiera sido poseído, pero sabía que Solange esperaba algo más también, y por primera vez no tenía ni una pista de a qué se enfrentaban o por qué. Había algo en la sangre de Solange que la hacía especial, y estaba empezando a pensar que eran los únicos en estar siendo cazados ahora y por su sangre. Pero, ¿quién estaba detrás de ella? ¿Los vampiros? ¿Brodrick? ¿Alguien más?
Dejó escapar el aliento en un largo y lento siseo de frustración.
¿Realmente importa eso? La voz de ella fue suave en su cabeza, casi tierna, rozando las terminaciones nerviosas que casi se sentían en carne viva. Es mi modo de vida y la elegí hace mucho tiempo, tal como tú escogiste tu vida. No nos están esperando a los dos. Creen que se enfrentan a un jaguar hembra solamente, y cometerán un error, si no lo han hecho ya.
Él pensó en aquellos ojos plateados. Poseer otros cuerpos, tomar el control sin consentimiento y obligar al cuerpo a hacer la voluntad de otro era un crimen abominable y vil. Incluso con todo lo que él había visto en sus largos siglos, no podía imaginar por qué alguien estaría dispuesto a cruzar esa línea de humanidad, alguien que no fuese Xavier, el jefe de los magos que había comenzado la guerra con el pueblo carpato tantos siglos atrás.
La respuesta de Solange fue tranquilizadora. Ella era práctica sobre encarar la muerte y su tranquila aceptación de su modo de vida permitió que su mente volviera a la tarea que tenía entre manos. No era una mujer que se asustara, o peor aún, que se pusiera en peligro innecesario para demostrar algo. Era experimentada e interpretaba correctamente las situaciones, tenía una paciencia infinita y sabía cuándo retirarse sin involucrar a su ego. Era una buena compañera. Cuando hubiera necesidad, estaría a su espalda, o su lado, sin dudar. Había algo atractivo en tener una compañera con quien pudiera contar.
Ella sabía que los instintos protectores de Dominic entrarían en juego y lo aceptaba, como hacía con todo lo demás en su vida en común. De alguna manera, su Solange se había convertido en su mundo y había realzado todo lo mejor en él, incluyendo la entrada a la batalla.
Quienquiera que estuviera en el granero está ahora en la casa con Santiago Vázquez. Conseguí echarle una buena mirada y no lo reconocí. Conozco a la mayor parte de los humanos que trabajan en el laboratorio, así como a la mayor parte de los hombres jaguar. Ese hombre no es de por aquí.
Él llegó al porche sin alertar a nadie de su presencia. Alguien se movía por el interior y pudo oír una voz que provenía de la parte posterior de la casa. El hombre que asumió era Vázquez contestaba en alto, con la voz muy enojada.
– Ella está viva. He estado allí y todavía está viva.
Dominic estaba de pie en el porche, escuchando. Tenían que estar hablando de Marguarita.
– Prometiste que la matarías si yo hacía lo que me dijiste. Lo he hecho todo. La pequeña zorra provocadora todavía está viva y no hay ninguna diversión en estar en este agujero infernal.
El hombre con la voz más baja murmuró muy suavemente, pero su tono llevaba un orden.
– Ella no tiene ninguna importancia para nosotros ahora.
– Era importante para mí. Era mi entrada a la familia De La Cruz. Traté de tenerla a solas para comprometerla, pero ni siquiera iba a cabalgar conmigo.
El hombre con la voz baja suspiró.
– Su familia te habría matado si hubieras hecho algo tan estúpido, y entonces todo por lo que hemos trabajado habría desaparecido. Ella no es nada, Santiago. Hay muchas mujeres, y podremos atrapar a alguna de ellas una vez que estemos en posesión del libro y la sangre del jaguar real. Concéntrate en lo que es importante. Si logramos estas dos cosas, lo tendremos todo. Poder. Mujeres. Riqueza más allá de los sueños. Y los vampiros, los carpatos y los hombres-jaguar se doblegarán ante nosotros. Podremos gobernar donde queramos.
¿Los has oído, Solange? Dominic había repetido la conversación en su mente para que ella pudiera seguirla
– Maldito Brodrick. Es tan jodidamente malvado que ahora hasta su sangre está contaminada. Lo ha arruinado todo con su enfermedad -se quejó Santiago-. Su mente está podrida como lo está todo su cuerpo.
– Vamos a encontrarla -tranquilizó la segunda voz.
Entonces son magos, dijo ella. Y tienen su propio plan. ¿Por qué es tan malditamente especial mi sangre? ¿Y por qué no serviría la sangre de Brodrick? Obviamente, tienen que tener algún tipo de conexión con él y deben saber que tiene el mismo linaje.
De alguna manera su depravado estilo de vida de asesinato y violación ha arruinado la pureza de su sangre, respondió Dominic. No tenía idea de cómo, pero no podía haber otra explicación.
Los dos hombres de dentro de la casa estaban juntos en el complot. Uno quería la vida de un rico hacendado y el otro quería el poder. Santiago era probablemente el eslabón más débil, y la persona cuyo cuerpo fue poseído por el otro, aunque Dominic estaba seguro de que estaban relacionados. Los dos olían como hermanos.
Voy a dar la vuelta al cobertizo para ver quién está ahí fuera. No tienen a nadie aquí que no forme parte del plan.
No puedo cubrirte desde este ángulo, objetó Solange. Puedo ver a los dos hombres ede la casa a través de las grandes ventanas, pero desde aquí no puedo ver dentro del cobertizo.
Estaré en otra forma. Se encontró sonriendo mientras se movía alrededor de la terraza hacia la parte posterior de la casa, como una corriente muy débil de vapor.
Al acercarse al cobertizo se convirtió en una lenta corriente fina, casi flotando alrededor del pequeño edificio de madera. Podía sentir la fuerza de energía latir desde el interior. Las paredes deformadas apenas podían contener el pulsante poder atrapado en su interior.
¿Sientes esto?
Él sintió la repentina inhalación de Solange.
Sal de ahí, Dominic. No te acerques demasiado.
Donde no había ninguna brisa, el suelo de la selva tropical estaba inmóvil bajo el dosel de ramas; sin previo aviso, el viento golpeó en un frenesí, recorriendo la línea de árboles que rodeaban la finca por tres lados y directamente hacia Solange. Una explosión estalló en el cobertizo. Dentro algo resplandecía de un blanco anaranjado, brillando a través de las grietas de la madera retorcida por la edad.
Algo grande golpeó la puerta de la nave lo suficientemente fuerte para sacudir todo el edificio. La puerta se astilló a mitad de camino de romperse, abultándose.
¡Sal de ahí, Solange!, ordenó Dominic.
¿Tengo escrito estúpida en la frente? mitad risa, mitad exasperación y un poco de miedo sano afilaron su voz. Ella sabía que lo que había en ese cobertizo había olido sangre, su sangre, y que venía a por ella.
Dominic contrarrestó la dirección del viento, apartándolo de Solange para que la criatura, o lo que fuera, no pudiera encontrarla por el olor. El cobertizo tembló una segunda vez cuando el enorme animal golpeó la puerta. Esta vez la madera cedió por la mitad, rompiéndose y expulsando fragmentos irregulares.
Dos hombres irrumpieron desde la parte posterior de la casa, corriendo por el terreno irregular y fangoso hacia el cobertizo. Los dos eran exactamente iguales y ninguno tenía ojos plateados. Ambos se detuvieron bruscamente a mitad de camino, giraron y poniéndose espalda contra espalda, levantaron las manos. Uno divisó los zarcillos de niebla y de inmediato susurró algo a su hermano gemelo.
– ¡Alistair! -gritó Santiago cuando la enorme criatura se arrojó contra la puerta del cobertizo por tercera vez, derribándola. Un enorme felino negro saltó fuera, corriendo directamente hacia el bosque.
Dominic reconoció la voz de Santiago, sabía que estaba en problemas y pasó como un rayo a través del jardín.
Dispara al felino, Solange.
La puerta trasera del cobertizo estalló y un tercer hombre salió corriendo, con las manos en alto también. Santiago se dio la vuelta, hombro con hombro con su hermano, y simultáneamente ambos hombres cerraron de golpe las manos directamente en la niebla. Detrás de ellos, Alistair, con los ojos plateados, añadió su poderosa energía a los otros dos. Por un momento pareció como si se hubieran fusionado en un solo ser.
La luz brotó de las yemas de sus dedos, explotando directamente hacia el vapor que se alejaba como un rayo de ellos. El sonido de un disparo retumbó en el bosque. Un agujero floreció en el centro de la frente de Santiago. El segundo hombre cayó al suelo, rodando para cubrirse. La fuerza de la explosión golpeó a Dominic y lo lanzó al cielo.
Sonó un segundo disparo y el hombre del suelo gritó. Dominic chocó contra un árbol duro y apenas logró aterrizar en cuclillas. Todo su cuerpo ardía y le llevó un momento evaluar el daño. Solange roció de balas el suelo delante de él, haciendo retroceder cualquier ataque de los hermanos magos.
El felino estaba fuera de la vista, pero corriendo a toda velocidad a por Solange. Dominic tuvo que escoger entre destruir a los magos y proteger a Solange. En realidad, no había opción. Persiguió al enorme felino. Construido como un tigre dientes de sable, con músculos enormes, el gato negro podía convertirse en una sombra insustancial y sólo se le podía matar cuando se encontrara en forma sólida.
Mientras corría tras el felino, Dominic tomó el mando de los cielos. Los truenos retumbaron, siniestras nubes oscuras aparecieron de la nada. La lluvia cayó. Un rayo se bifurcó en el cielo, reuniendo electricidad y energía en una masa aterradora. Los relámpagos golpearon la tierra una y otra vez, sacudiendo todo el patio entre la casa y el cobertizo. Uno de ellos alcanzó el cobertizo y lo hizo explotar en astillas de madera ennegrecida, derramando su contenido al exterior.
Dentro había pequeños cachorros en distintas etapas de miseria, algunos medio formados, algunos gritando de dolor mientras sus cuerpos se retorcían mitad sombra mitad sólidos. Los maullidos lastimeros y los gruñidos se podían oír por encima de los truenos que hacían temblar el suelo. El mago no herido corrió hacia uno de los gatos en fuga, gritando una orden. Medio crecido, con parte de su cuerpo transparente y ojos brillando de un ardiente rojo, el gato giró en redondo, siseando y escupiendo, luchando contra la compulsión de volver con el mago.
El rayo golpeó la tierra de nuevo, y grandes explosiones al rojo vivo estallaron en torno a los felinos mutilados, incinerándolos tan rápidamente que no pudieron sentir la oleada de calor. Sólo el medio crecido permaneció, agachado, tratando de escabullirse del mago.
¡No lo mates! Solange parecía destrozada. Podía oír su llanto en lo profundo de su mente. Su jaguar hembra se indignó y lucho por emerger. Podemos salvar a ese, Dominic. Por favor. Por favor, no lo mates.
Dominic mantuvo los relámpagos en lo alto, alejando al mago lejos del felino mientras sintonizaba su mente con la del gato. No estaba del todo seguro de que fuese una buena idea tratar de salvar a un cachorro mutante programado para ir tras la sangre de Solange, pero no podía resistirse a la suplica de su voz o a las lágrimas en su mente.
¡Corre! ordenó al cachorro. Prueba por el río y te ayudaré de ser posible.
El gato, con la ayuda adicional de Dominic, se liberó del hechizo de restricción del mago, se dio la vuelta y corrió hacia el bosque.
Solange disparó varias veces mientras el gran gato negro desgarraba el tronco del árbol, despedazando la corteza al trepar para atraparla. La cosa era pesada, y ella subió más alto, a las ramas más delgadas, pero estaban cubiertas de hojas y perdió de vista a Dominic. Podía ver al felino sin embargo, un animal enorme, con los músculos tensos mientras se agarraba con las garras y trepaba lentamente por el árbol, los ojos fijos en Solange. Si Dominic volaba al animal podría derrumbar el árbol, y a Solange, a no ser que el cronometraje fuese perfecto.
El gato brilló, casi translúcido, y efectuó un enorme salto a las ramas inferiores más pesadas. Sus gruñidos retumbaron horribles y fuertes, de modo que las criaturas del bosque se quedaron en silencio, agazapadas en sus guaridas. Incluso las siempre presente musicales cigarras guardaron silencio. El bosque parecía contener la respiración mientras el felino arrastraba su cuerpo hasta el siguiente nivel.
¿Estás lista? preguntó Dominic, con el corazón en la garganta.
¿Era posible que ella se despojara de su ropa y cambiara al mismo tiempo si el árbol desaparecía? Él sabía que era rápida, pero… Apartó el pensamiento. Necesitaba una clara zona de ataque. Solange estaba esperando, intentando conseguir un tiro claro a través del denso follaje. No tenía margen de maniobra y su posición era precaria. No sólo la rama era débil, sino que el peso del gato balanceaba las copas de los árboles.
Dominic actuó con rapidez, tratando de cubrir la distancia para cogerla de ser necesario, pero todos sus sentidos estaban centrados en el felino. El gran animal seguía mirando hacia arriba, a Solange, gruñendo y babeando.
¿Puedes alcanzar su mente? Solange sonaba tranquila. Mucho más tranquila de lo que él se sentía con el animal rasgando el árbol para llegar a su compañera.
El otro felino había estado protegido por el mago con una fuerte barrera. Dominic empujó con fuerza en la mente de este felino. La criatura existía para un único propósito, llevar la sangre de Solange a su amo. Los sentidos del animal transformado estaban todos programados para un olor, para una persona. No habría ninguna parada, arrastrarla de los árboles y transportarla hasta el mago.
Él inhaló y entrecerró los ojos, concentrándose en el espacio que había debajo de Solange. Era el único espacio abierto.
Estate preparada, cariño.
El gato saltó sobre ella. Dominic lo derribó, atrapándolo en el aire, pero el rayo golpeó a través del enorme cuerpo, estrellándose contra el árbol. El animal se desintegró en ceniza y el árbol cayó con terrible estrépito.
Solange calculó el salto usando la mente de Dominic. Saltó cuando el rayo traspasó al felino, brincando fuera y lejos del árbol que caía. Sin soltar el fusil, no hizo ningún intento de cambiar, simplemente confiando en que él la cogería. Dominic se las arregló para rodearla con los brazos cuando ya había caído las dos terceras partes del camino. En ningún momento sintió pánico en ella.
Pero él se sintió presa del pánico, el corazón le atronaba en el pecho mientras la sostenía lo suficientemente fuerte para que apenas pudiera respirar. Ella no trató de retorcerse, simplemente le permitió su momento de alivio.
Se abalanzó sobre el rancho. El cadáver de Santiago permanecía tendido en el suelo. Un rastro de sangre conducía a donde había estado aparcado un vehículo. El mago de ojos plateados y su hermano se habían ido hacía mucho tiempo. Dominic cambió de dirección, dirigiéndose al río. El cachorro más pequeño paseaba por la orilla, aullando de angustia. Recogió a la criatura y la dejó en los brazos de Solange.
Ella lo cogió por debajo de las patas delanteras, sujetándolo lejos de ella, de frente, meciéndolo suavemente. La cabeza del gato se inclinó a un lado y al instante se durmió.
Genial. Ahora tenemos un pequeño gatito amistoso. ¿Qué vamos a hacer con eso? preguntó Dominic con disgusto.
La suave risa de Solange lo calentó como nada más podría hacer. Tenía la sensación de que en su vida juntos, rescatar niños, animales y posiblemente, adultos se iba a convertir en algo común.