¿Puedes encontrar belleza en esta tosca mujer?
¿Puedes llegar a amar a una cambiaformas como yo?
De Solange para Dominic
La hembra de jaguar olió sangre. Tenía la esencia en sus fosas nasales y apresuró el paso, abriéndose camino entre las ramas, con cuidado de no tropezar. Ignoró a los animales que luchaban por apartarse de su camino. No tenía tiempo de cazarlos, todo lo que le importaba era llegar hasta su madre. Finalmente, después de cuatro largos años, había recogido el rastro. La tía Audrey estaba con ella, y Juliette las seguía, cuidando a Jasmine que todavía era muy joven.
Solange había discutido con su tía durante horas, después de todo solo tenía doce años y Audrey era la adulta. Sabía que no deberían haber traído a Jasmine a la misión de rescate, pero no tenían ningún lugar seguro donde dejarla. Audrey tenía razón en eso, pero la presencia del cachorro duplicaba el peligro para todas ellas.
Ya el jaguar de Solange era un luchador feroz y ella había aprendido a manejar armas, particularmente pistolas. Practicaba día y noche. Había acabado cientos de rondas de municiones, las cuales eran difíciles de conseguir. Cuando no estaba disparando armas, arrojaba cuchillos. Y en el bosque practicaba el sigilo y el rastreo, en algunas ocasiones acercándose tanto a los jaguares machos, que podría haberlos tocado con solo estirar la mano sin que se enteraran nunca de que ella estaba allí. A menudo Audrey la castigaba por ello, pero a Solange no le importaba. Éste había sido el motivo de todo. Este momento. Recuperar a su madre.
Solange saltó de una rama a la otra, y finalmente al suelo del bosque. El olor del jaguar macho era fuerte en toda la zona. Le latía el corazón a toda velocidad. Su madre. Solange la amaba intensamente y había jurado, de pie ante su padrastro y hermanos, que la llevaría de regreso. Había salido a hurtadillas infinidad de veces, desapareciendo en el interior de la selva tropical para rastrear a los hombres jaguar durante días. Se trasladaban constantemente, y sabía que esta vez había captado el olor de su madre, si perdía esta oportunidad nunca la rescatarían.
Audrey se había sentido dividida entre proteger a las niñas y recuperar a su hermana. Al final, Juliette y Solange la habían persuadido, o tal vez había sido el saber que Solange habría ido sola. Su infancia había terminado en aquel claro, rodeada por los cuerpos de sus seres queridos. Nunca se iba a dormir sin sentir los gritos de los muertos o moribundos, o el sonido de la angustia de su madre cuando los hombres jaguar le arrancaron a su hija de los brazos para arrastrarla dentro de la casa y torturarla.
Ahora sabía a dónde llevaba el rastro. Los hombres trasladaban a los prisioneros a menudo, pero cuando estaban mudándose usaban edificaciones existentes. Había una vieja choza en las cercanías, construida en los árboles por encima del suelo del bosque. Raramente se utilizaba, pero los jaguares la conocían y era muy probable que la usaran. Su jaguar, que aún era pequeño, se movió por el bosque a lo largo de los senderos de caza, deslizándose por debajo de las grandes hojas con forma de sombrilla mientras se acercaba certeramente a los dos árboles que sostenían la construcción.
En algún lugar detrás de ella estaba su tía Audrey, lista para protegerlas si Solange estaba en lo cierto y su madre era retenida cautiva en esa casa. Al abandonar la seguridad del follaje y dirigirse hacia los árboles una vez más, le latía el corazón ruidosamente, demasiado ruidosamente. En las ramas por encima del refugio de madera, divisó un centinela. Había un jaguar que yacía a la sombra de la cubierta forestal, soñoliento, casi adormilado, moviendo únicamente de forma ocasional la punta de la cola.
Solange avanzó lentamente a lo largo de la rama retorcida, manteniendo un ojo avizor en él. Estaba temblando por el miedo y la expectativa. Soñaba con este momento, rezando para que se produjera, había pasado los últimos cuatro años preparándose para ello. Ahora que había llegado apenas si podía controlarse. Necesitó de cada gramo del sigilo que había adquirido para mantener el lento avance centímetro a centímetro típico de su especie, evitando apartar la vista del centinela. Cuanto más se acercaba a la diminuta casa, más se llenaban sus pulmones con el olor de su madre.
Se arrastró un metro escasamente cubierto para llegar al porche. Ahora estaba fuera de la vista del centinela. Se incorporó y se asomó a la ventana sucia. Una mujer estaba medio sentada, medio desparramada en el suelo, con un collar alrededor del cuello, y las manos atadas detrás del cuerpo. Tenía el rostro hinchado y un ojo cerrado. De un corte en el labio fluía sangre y tenía contusiones en el rostro, el cuello y los brazos.
Al principio Solange no la reconoció. Estaba flaca como un esqueleto, su cabello que una vez fuera glorioso caía en rastas enmarañadas. Levantó la cabeza lentamente y abrió el ojo sano. Se miraron fijamente una a la otra, Solange temía que se le destrozara el corazón. Hacía tiempo que la pasión había abandonado a su madre, dejando solo el cascarón roto de una mujer.
Solange paseó la mirada por la habitación. Su madre estaba sola. Era ahora o nunca. Se deslizó dentro y se apresuró a cruzar el espacio. Usó los dientes en las sogas que sujetaban a su madre. Sabine Sangria sacudió la cabeza, y las lágrimas cayeron de sus ojos.
– No deberías haber venido, pequeña -susurró.
Solange empujó a su madre con la cabeza, que era la única forma que tenía de transmitirle su profundo amor. Debían apresurarse. No había tiempo para arrojarse a sus brazos. Debían irse antes de que los otros regresaran. Observó a su madre luchar para ponerse en pie y renquear lentamente a través del suelo en dirección a la puerta. Ambas miraron hacia fuera. Solange comenzó a salir de la habitación, pero su madre dejó caer una mano sobre su hombro, frenándola. Solange se detuvo y la miró.
– Nunca dejes que te atrapen con vida, Solange. ¿Me entiendes? Son peor que monstruos, y no puedes permitir que te pongan las manos encima.
Solange asintió. Las había visto. Había visto a demasiadas mujeres después de que pasaran por las manos de los hombres jaguar como para no darse cuenta de la brutalidad de estos hombres.
– ¿Audrey? ¿Las niñas? -había ansiedad en la voz de Sabine.
Solange le indicó con la cabeza que estaban esperando fuera. Sabine asintió y Solange se deslizó por la puerta, con el corazón casi estallando de alegría. No veía la hora de rodear a su madre con los brazos simplemente para abrazarla estrechamente. Había pasado cuatro años trabajando exclusivamente para ese momento y estaba tan cerca. Se obligó a cruzar lentamente el espacio abierto.
Se volvió para observar a su madre cambiar. Apenas podía soportar apartar la vista de su madre. Fue chocante ver el esfuerzo que le costaba el cambio, el dolor tanto para la humana como para el animal. ¿Tendría su madre algún daño interno? ¿Huesos rotos? Solo ese tipo de dolor podía afectar a la felina. Solange intentó mantener la vista sobre su madre mientras juntas cruzaban cuidadosamente ese espacio prácticamente abierto sobre la rama y se abrían camino sigilosamente a través de la canopia hacia la libertad.
Cuando pusieron un kilómetro y medio entre ellas y el centinela jaguar, Solange permitió que la alegría hiciera explosión a través de ella. Lo habían logrado. Finalmente llevarían a su madre a casa. Quería llorar de alegría. De repente el pequeño cachorro chilló y cambió a su forma humana, y Jasmine casi se cae de la canopia. No hizo ni un sonido, era una niña que ya estaba muy bien enseñada en cuanto a la necesidad de guardar absoluto silencio. Nunca había sido capaz de mantener la forma de jaguar durante mucho tiempo. Su padre había sido humano. Si hubiera estado en la aldea el día que Brodrick llegó, hubiera sido asesinada con los demás.
Aguardaron mientras se arrastraba torpemente para subirse a la espalda de su hermana, y debido a que tenía forma humana y era demasiado peligroso continuar desplazándose a través del la canopia, se abrieron camino hasta el suelo del bosque. Audrey tenía las armas guardadas en un bolso que colgaba alrededor de su cuello, pero de todas formas avanzaban rápido. A cada paso Solange sentía el corazón más ligero. Su madre. De noche soñaba con ella, despertándose más de una vez llamándola. Apenas podía creer que realmente se las hubieran ingeniado para encontrarla.
Un súbito silencio en la cubierta forestal hizo que se detuviera en seco. Un mono centinela gritó una advertencia. Un pájaro chilló. Casi se le para el corazón. Reaccionó inmediatamente, a pesar de que seguía siendo una niña ya era la más experimentada. Se transformó inmediatamente, agarró el bolso con las armas del cuello de Audrey e hizo señas a Juliette para que corriera con Jasmine. Juliette se metería en el agua para evitar dejar huellas. Audrey y Solange retrasarían a los que las seguían para darle a Juliette y a la pequeña Jasmine una mejor oportunidad de escapar.
Se dejó caer al suelo y rápidamente metió la mano en el bolso y sacó un arma. La mano de su madre sobre su muñeca la detuvo. Ella, también, había cambiado a su forma humana. Muy suavemente tiró del arma que Solange tenía en la mano. Solange sacudió la cabeza obstinadamente, aferrándola.
– Dámela, cariño -dijo Sabine.
Solange miró a su madre, observando las magulladuras y cicatrices. La caja torácica deformada, las señales de las brutalidades que había soportado esos últimos cuatro años.
– Ahora ve con tu tía.
– No. Ve túe con ella. Soy buena tiradora.
– No puedes dispararles a todos. Haz lo que te digo. -Sabine la abrazó con fuerza durante unos breves segundos-. Nunca dejes que te atrapen con vida, Solange -susurró-. Te amo, cariño. Ahora ve con tu tía. -Empujó a Solange hacia su hermana-. Gracias, a todas.
El entendimiento atravesó a Solange. Su madre iba a luchar contra sus atacantes para darles al resto la posibilidad de escapar. Y moriría aquí. Sacudió la cabeza y abrió la boca para gritar una protesta, pero Audrey le puso la palma de la mano sobre la boca con una fuerza sorprendente, le rodeó la cintura con un brazo, se giró y corrió con ella.
Solange, gritó y gritó. Ningún sonido salió de su garganta. Oyó los disparos del rifle y luego el horrible sonido de jaguares luchando. Volvió a gritar, llamó a su madre. Seguía sin salir sonido alguno, nada. No podía llorar. No podía mirar a nadie. El dolor era tan profundo que no había forma adecuada de expresarlo.
Solange se encontró a sí misma meciéndose hacia atrás y hacia delante, apretando el edredón contra sí, sus recuerdos se negaban a retroceder, como siempre ocurría cuando los evocaba. Mamá, susurró suavemente, desearía haber ido contigo.
Ese día había nacido la Solange despiadada. La hija de su madre estaba muerta. Nunca había podido volver a abrazar a su madre, ni siquiera su cuerpo. Lo quemaron sin dejar siquiera un rastro que Solange pudiera señalar. Se daba cuenta de que ese día algo había muerto en su interior, algo que nunca podría recuperar. Después de eso comenzó a entrenarse a diario para convertirse en lo que ahora era… una asesina. Para poder seguir adelante, había alimentado su ira a diario.
Pero Solange ya no existía. La habían matado esa calurosa tarde, tan cierto como habían matado a su madre. Estaba sola. Era imposible que alguien pudiera entender el cambio que había tenido lugar en ella ese día. Había hecho un voto, había jurado sobre la sangre de su madre y luego nuevamente cuando hizo el peregrinaje de regreso a la aldea, había jurado sobre el resto de su familia… que no volvería la espalda a las demás mujeres que la necesitaban. Permanecería sola.
Fél ku kuuluaak sívam belso… amada. La voz se agitó en su mente. Suave. Tierna, incluso. Ya no estás sola. Te veo. Siento tus gritos y comparto tu angustia.
Solange oyó el timbre de sinceridad en la voz de Dominic. Él compartía sus recuerdos. Tan violentos y vívidos como eran, cada detalle había quedado grabado para siempre en su mente, había perturbado su sueño, imprimiendo esos recuerdos en él sin notarlo. En el caso de Dominic, su amada hermana y el compañero de esta le habían sido arrebatados. Pasó varias vidas intentando encontrarla, solo para terminar descubriendo que hacía tiempo que había sido torturada y asesinada. Sí, él comprendía la angustia y el dolor que llevaba dentro, la lenta muerte de todo lo bueno.
Apretó el edredón contra su boca, aún meciéndose lentamente. Si miraba en la oscuridad, podría verlo con sus ojos de felina pero no quería mirar a la muerte, verlo yacer tan quieto, sin pulso y sin aliento, no cuando la muerte de su madre estaba tan cerca. No podría soportar verlo de esa forma. Ahora no. No con el pasado tan cerca y su vida cerrándose sobre ella.
Muerto no, avio päläfertiil… compañera. La tierra me sostiene en sus brazos y me sana. A su manera me da sustento. Esto es vida, solo que en una versión diferente de la que tu conoces.
– Debo salir afuera y respirar. -No podía dormir. Necesitaba perderse dentro de su felina, merodear por el bosque pluvial y buscarlo… a él.
No lo creo, gatita. Si necesitas cambiar, por supuesto debes hacerlo, particularmente si eso relaja tu mente, pero no puedes salir a cazarlo en tu estado de ánimo actual. Te matarán. Estas buscando la muerte.
– Puede que sea cierto -dijo, dispuesta a admitir únicamente que existía la posibilidad de que tuviera razón acerca de que estuviera buscando la muerte-. Pero lamentablemente para ti, estás aquí tendido muerto o no muerto, y no puedes hacer nada para detenerme.
La diversión llenó su mente. Soy un antiguo Carpato, minan, y mucho más poderoso de lo que puedes concebir. Soy tu compañero y es mi deber ocuparme de tu bienestar. No creas que porque soy amable contigo, carezco de la habilidad para hacerme cargo de tus necesidades.
Si cualquier otra persona le hubiera hablado así, Solange se hubiera burlado de ella, pero Dominic era un Carpato, y había visto y sentido su poder. Y tenía algún tipo de poder sobre ella. Uno que no terminaba de entender.
Claro, que puedes intentarlo, Solange, pero si lo hicieras sería en contra de mis deseos y me decepcionarías. Nuevamente no había censura en su tono de voz, no había enfado. Simplemente esperaba que ella tomara la decisión.
El corazón se le encogió en el pecho. El dolor era tan real que estrujó el edredón que tenía firmemente aferrado entre los puños contra su dolorido corazón y bajó el rostro hacia el reconfortante material. No estaba llorando. Estaba en forma humana.
Dominic movió el brazo. Ella lo sintió. Él le toco el cabello y ella percibió el tremendo esfuerzo que suponía. Nunca he tenido el placer de yacer junto a un jaguar.
Eso fue todo. Una simple oración, pero Solange cerró los ojos, agradecida por algo, por cualquier cosa, que ahuyentara sus recuerdos. Tomó aliento y se obligó a mirarlo.
Era tan hermoso. Cada músculo estaba cuidadosamente esculpido, el grosor de los brazos y el pecho la hacían sentir pequeña en comparación… casi femenina. Se reclinó sobre él y le rozó el pecho con los senos, prácticamente se arrastró sobre él para poder estudiar su rostro. Sus ojos estaban cerrados, pero sintió que la veía. Quizás solo estaba en su mente, pero no se sentía así. A ella le parecía como si su poder llenara la habitación y la rodeara con calidez, con aceptación.
No la menospreciaba porque llorara. O se encolerizara. O asesinara. Lo aceptaba todo en ella. Dudaba que pensara mal de ella si intentaba salir, y no le cabía duda que ni ella ni su jaguar encontrarían la forma de salir de la habitación. No iba a desperdiciar su fuerza intentándolo. No quieres decepcionarlo, la provocó su lado guerrero.
Se sentó a horcajadas sobre él, se inclinó hacia delante y le enmarcó el rostro con las manos. Era tan increíble, el único hombre que nunca pensó encontrar. No sabía que pudiera existir alguien como él. Podía ver su mente, sabía que era el tipo de hombre que protegería a una mujer, que lucharía a muerte por ella. Acarició levemente sus fuertes facciones. No era un niño. Era un rostro poderoso, para un hombre poderoso. Había elegido el deber hacia su gente, algo que ella podía entender. Pensaba que iba a morir.
– Hay tantos hombres terribles en el mundo, Dominic, hombres que hacen cosas horribles a los más débiles solo porque tienen el poder de hacerlo. Ya no entiendo nada. ¿Por qué fuiste elegido tú para una misión tan terrible, y no uno de ellos?
Yo elegí, fél ku kuuluaak sívam belso… amada. No sabía que tú estabas en este mundo. Iba a ir al siguiente con la esperanza de encontrarte.
Obviamente era conciente de sus manos sobre él. Ella suspiró y salió de encima de él, temiendo estar demasiado necesitada de su contacto, de su sabiduría. De su compañía.
– ¿Siendo así habrías elegido no emprender esta misión? ¿Si hubieras sabido de mi existencia hubieras permitido que otro tomara tu lugar?
Una imagen de Zacarías acudió a su mente. Él se ofreció. Quería que fuera a un sanador e intentara extraer la sangre. Dijo que iría en mi lugar.
Su corazón se contrajo cuando él repasó el intercambio en su mente.
– ¿Porque soy su familiar? Lo despreciaba. Es tan… dominante. -Estaba avergonzada-. No tenía idea de que pudiera hacer una cosa así por una mujer que nunca ha conocido.
Ama a sus hermanos. El recuerdo de ese amor y de su honor lo han sustentado todos estos largos e interminables años, Solange. Cree que no puede vivir con una mujer, que se sentiría agraviada por su autoridad. Tiene poca cosa aparte de servir a los que ama.
Ella se presionó firmemente los ojos con las palmas de las manos.
– ¿Por qué no aceptaste? -mientras esperaba la respuesta, le latía el corazón con fuerza.
Yo tengo la mejor oportunidad de luchar contra la atracción del reclamo de la lujuria de sangre. Soy un Buscador de Dragones. No le pasaré este trabajo a otra persona, en beneficio de mi propio placer. Emprendí este camino y debo seguirlo.
Ella dejó escapar el aire. Por supuesto que haría lo adecuado. Era honorable.
– Cuando Juliette encontró a Riordan en ese laboratorio, se llevaron a Jasmine. Lograron atrapar a mi madre, a mi tía y a la pequeña Jasmine, aunque yo había jurado protegerlas… especialmente a ella. Había un jaguar que podía cambiar parcialmente. Nunca había visto algo como eso. Ninguna de nosotras podía hacer eso, ni mi madre ni mi tía Audrey. Cuando vi eso comprendí cuan fuertes eran.
Guardó silencio y él simplemente esperó a que continuara. El silencio se extendió un largo rato, pero él nunca se agitó, ni siquiera en su mente. Ella podía sentir su presencia allí, pero no la presionó. Si deseaba compartir la escucharía, pero no la obligaría a hacer confidencias.
Solange suspiró. Nunca había necesitado a nadie, y contarle sus secretos era atemorizante pero liberador a la vez. Respetaba sus habilidades como guerrero. Deseaba matar a Brodrick. No deseaba morir en vano dejando a su padre biológico para que continuara con su despreciable depuración de cualquier casta de jaguar que no fuera pura.
– Comencé a practicar. A correr y a transformarme. A saltar de los árboles y a transformarme. Sobre todo a transformarme parcialmente, y me volví muy buena haciéndolo. Los de sangre pura pueden hacer cosas que otros jaguares no pueden. Mi sangre es pura, Dominic, pero también es real. Por lo que sé solo quedan dos personas en el mundo con mi tipo de sangre.
Llevó la mano hacia atrás y se tocó las marcas de mordiscos que casi habían desaparecido de su hombro, gracias a los cuidados de Dominic.
– Soy mucho más rápida de lo que él piensa. Tal vez tan rápida o más rápida que él.
Así que planeas enfrentarte a él.
Prestó atención buscando la censura en su voz, pero como siempre sonaba estrictamente neutral.
– Es lo último que él esperaría. Y ahora sabe que soy su hija, que tengo sangre real. Por vil que parezca, creerá que soy su última oportunidad de tener un heredero. No es el tipo de hombre que permita que un detalle menor como el incesto le detenga.
Crees que dudara en matarte, que buscará incapacitarte de alguna forma.
– Lo que representaría otra ventaja.
Él te hundió los dientes, las garras.
– Pero me mordió el hombro, no el cuello.
Levantó la mano para acariciar las cicatrices que tenía allí, donde tanto tiempo atrás las garras de Brodrick se habían hundido en su cuello en un intento de matarla. ¿Se había movido ella lo justo para que resultara mucho más superficial de lo que él se había propuesto? No tenía idea de qué la había salvado. Recordaba su rostro, retorcido de asco, salpicado de sangre, y esos ojos malignos mirándola. La había agarrado por el cabello, la había sacudido, le había golpeado el cuello con la garra y luego, al igual que había hecho con las otras chicas antes que ella, la había arrojado fuera de la cabaña hacia el claro con los otros cuerpos que consideraba basura.
Entonces intentará mantenerte con vida, y si no tienes éxito en tu intento de matarlo y te captura, te forzará a engendrar a su hijo, tal como el mago forzó a mi hermana a portar el suyo.
Su corazón se condolía por él. No había tomado en consideración que la situación era muy similar a su pasado. Su tono de voz no evidenciaba nada, pero de todas formas, la censura estaba allí, en sus palabras. Deseaba poder tranquilizarlo, pero no le mentiría.
– Encontraré la forma de suicidarme antes de que pase eso.
Sabes que eso es inaceptable.
Ella rió burlonamente y se extendió suavemente, con el estiramiento lánguido de un gato perezoso.
– Tú deberías saberlo. Tú plan es igual de estúpido.
Eres muy valiente cuando no puedo moverme.
Se encontró sonriendo. Con esto era con lo que estaba más familiarizada. En la oscuridad, podía fingir que él era un sueño en vez de un hombre de carne y hueso. No tenía inhibiciones con ese hombre. Podían jugar su partido de ajedrez mental toda la noche y estaría completamente a salvo. Cambió a su forma de jaguar y la felina se acurrucó alrededor de él, protegiéndolo, retando a cualquiera a que intentara hacerle daño.
Absolutamente, coincidió, segura en su gran forma felina. Pero eso no significa que lo que digo sea menos razonable. Planeas ir al campamento enemigo, escuchar sus planes, transmitírselos a Zacarías y salir de allí luchando. ¿No es lo mismo?
Durante un momento él permaneció en silencio, y en la profundidad del cuerpo del jaguar, Solange sonrió. Ahora se sentía bien. Él la había desequilibrado con su absoluta masculinidad y su flagrante sexualidad, pero ahora ella regresaba al juego. En igualdad de condiciones.
No es lo mismo. Cuando ingerí la sangre de vampiro no sabía que existías. No obstante, tú sabes que yo existo.
Eso hizo que se incorporara instantáneamente. ¿Estás pensando en morir debido a la sangre de vampiro? ¿Es por eso que no intentarás salir del campamento sin que ellos sospechen que has estado espiando? Eso no lo había considerado. Debería haberlo hecho. Era evidente que pensaba que al final la sangre lo convertiría en la misma cosa que combatía.
Ningún sanador será capaz de extraer los parásitos de mi cuerpo. Hubo una joven que vivió con ellos durante años, pero no habían mutado a la forma en que se encuentran ahora. Son fuertes y se multiplican rápidamente.
Ella no podía oír remordimiento en su voz, y esa era una de las cosas que más admiraba en él. No perdía tiempo en lamentarse. Había emprendido un camino y tenía intención de llegar hasta el final, a pesar de las circunstancias que lo habían cambiado todo.
Tomó aliento y a salvo dentro del cuerpo de su felina, reveló la verdad. El más terrible y maravilloso secreto. El secreto que sabía atraería a todo vampiro, así como también a todo miembro de la raza Carpato.
Mi sangre mata a los parásitos.
Le ofreció la verdad como un regalo. Sólo Dominic apreciaría la enormidad del coste que implicaba para ella esa admisión. Nunca había confiado a nadie esa noticia que había descubierto accidentalmente, ni siquiera a Juliette. Su sangre resistía el reclamo de la sangre del vampiro, sus hipnóticas sugestiones. Sabía que había algo en ella que también atraía a los magos. No se trataba de que fuera un jaguar de sangre pura; era su linaje real, el linaje que su padre había logrado destruir. Sabía que si alguien se enteraba, la encerrarían en un laboratorio y nunca volvería a salir.
Brodrick no se había dado cuenta aún de la importancia de lo que buscaban los magos, los vampiros e incluso los humanos. Estaba empeñado en su campaña de destruir a todos los de su especie que no podían transformarse, a los que juzgaba impuros.
¿Cómo puedes saber eso?
Incluso dentro de su cuerpo de jaguar el corazón le latió alarmado. No había diferencia en su voz, pero había algo…
Recavo información todo el tiempo. Me siento en los árboles fuera del laboratorio y escucho a los guardias, a los hombres jaguar, a los magos e incluso a los vampiros. Nunca notan mi presencia. Me di cuenta que raramente eran concientes de la presencia de Brodrick hasta que él se hacía ver, sin embargo los vampiros y la mayoría de los magos siempre parecen saber cuando los demás hombres jaguar están cerca. Así que debía haber algo diferente en Brodrick y en mí.
Dominic se agitó en su mente, inundándola con calidez como solía hacer en sus intercambios cuando a ella le resultaba difícil decirle algo. Era un pequeño empujón para darle ánimo. Pero esto… esto era monumental y ella lo sabía.
Unas pocas semanas atrás, irrumpí en su laboratorio. Oí que Annabelle había sido raptada y a menudo llevan allí a sus prisioneros. Cuentan con una seguridad impenetrable y pocos prisioneros han logrado escapar. Necesitaba conocer la disposición del edificio. Y quería echar un vistazo a sus ordenadores.
Había tenido que ir sola. Juliette la ayudaba cada vez menos y sólo si Riordan estaba con ellas. Demasiadas mujeres estaban escurriéndose por las rendijas. No podía culpar a Riordan. Él y sus hermanos tenían tanto territorio que proteger que no podía estar en todos lados al mismo tiempo, como tampoco podía estarlo ella.
Había ido sin decírselo a Juliette ni a Jasmine. Cada vez más a menudo se alejaba durante largos períodos de tiempo, evitando los ranchos de los De La Cruz y sus muchas casas desperdigadas a lo largo de los países que bordeaban la selva tropical. Debía aprender a valerse solamente por sí misma. Se había vuelto muy buena en esconderse justo bajo las narices de los humanos e incluso de los hombres-jaguar. Los magos y los vampiros la aterraban hasta que se dio cuenta de que ninguno podía percibir su presencia.
Me las ingenié para entrar en el laboratorio a través de una ventana que habían enrejado, cuyos barrotes no estaban muy bien soldados. Pude hacer palanca hasta soltarlos y luego hice parecer como si estuvieran intactos. Comprobé sus cámaras de seguridad y encontré las habitaciones donde retenían a sus prisioneros. Los ordenadores fueron difíciles, en realidad no los entiendo mucho, pero encontré un lugar en la habitación donde podía esconderme. Me quedé allí durante horas.
Dominic permaneció en silencio, pero en su interior podía sentir a la bestia alzándose, un macho Carpato viendo a su compañera en extremo peligro. Ella no le había contado cómo se había hecho lo más pequeña posible ni como había permanecido absolutamente quieta, con los músculos acalambrándosele al punto que tuvo miedo de no poder volver a caminar, pero él captó las imágenes y el miedo real de ser atrapada que emanaba de ella. Al cambiar, no tenía ropa, una mujer sola y desnuda en el mismo corazón del campamento enemigo.
Su valor lo aterraba y sin embargo su orgullo y respeto por ella se intensificaron. Tenía nervios de acero, no obstante ante él se mostraba abierta y vulnerable. No había esperado amarla. Respetarla, admirarla, protegerla y cuidarla, sí; incluso sentir lujuria por ella. Pero ver esa imagen de ella, acurrucada, prácticamente doblada en dos, obligándose de todas formas a recoger la información necesaria para ayudar a las mujeres de su especie, le hizo sentir una emoción abrumadora que hizo erupción a través de él como un volcán. No podía abrazarla mientras se lo contaba, pero podía rodearla con su calidez y así lo hizo, envolviéndola con su amor.
Oí a los técnicos conversando entre ellos. Al principio realmente no entendía, pero finalmente me di cuenta que estaban investigando sobre genética, buscando a mujeres con poderes psíquicos. Los jaguares tienen habilidades psíquicas, y así supe cómo encontraban a las que estaban en otros países y las marcaban para ser secuestrados. A algunas las ponían en una lista para ser asesinadas y a otros en otra lista para que las trajeran al laboratorio.
Eso tenía sentido. Dominic debía apoderarse de esas listas. Entraría en el laboratorio y extraería las listas antes de destruir los ordenadores.
Un mago entró mientras yo estaba allí y quiso que subieran los linajes de jaguar. Dijo que su amo necesitaba un linaje en particular. Hablaba sin sentido. Cuando le preguntaron qué estaba buscando, murmuró algo acerca de un libro sagrado y sangre. Me bajaron escalofríos por la columna vertebral, algo que me ocurre cuando me cruzo con algo importante.
Por supuesto. Los jaguares eran psíquicos. Ella tenía un radar. Dominic conocía el libro, que le fuera robado a Xavier, el mago que había iniciado la guerra con los Carpatos en primer lugar. El que había secuestrado, utilizado y finalmente matado a la hermana de Dominic. El libro estaba ahora a salvo en las manos del Príncipe. Dominic había oído decir que el libro no podía ser abierto, pero que debía ser destruido. Nadie sabía cómo. Eran noticias inesperadas, y como Solange, sintió instantáneamente que esto era importante.
¿Cuánto se te acercó el mago? No debería preguntar. Ya estaba temblando interiormente. Quería ser el hombre que la protegiera de todo, de cualquier daño, de cualquier dolor, especialmente del tormento de su pasado, pero sólo podía yacer allí impotente, como muerto, mientras le contaba lo que había hecho. Ni siquiera la podía abrazar ni ofrecerle el refugio de sus brazos.
Dominic no podía imaginar lo que había sentido ella, al saber que una persona poderosa había entrado a la habitación estando ella sin armas, indefensa si la encontraban. La encadenarían en una de sus celdas y los hombres jaguar la tendrían cuando quisieran.
Debes haber sentido terror a ser capturada. Y si no lo había sentido, él lo sentía por ella.
El miedo tiene un olor. Me dije a mi misma que era invisible. En el bosque pluvial, a menudo me digo eso a mí misma cuando un macho jaguar se acerca demasiado. Algunas veces creo que lo soy. El mago estaba tan cerca que si extendía la mano podía tocarlo. En realidad la tarea más difícil fue controlar mi respiración. Él estaba enfadado porque no podía encontrar lo que estaba buscando. Quería a alguien del linaje de Brodrick, pero de alguna forma la sangre de Brodrick estaba manchada para sus propósitos. Por su depravación, dijo el mago. Pero no encontraron a nadie más.
Porque tú estabas muerta. Dominic se dio cuenta que era verdad. Brodrick había matado a su inútil hija hembra. Sabine y Audrey tenían la misma sangre real, la última de su linaje. Ambas se habían emparejado con humanos y en sus hijos esa estirpe pura estaba diluida.
Tu madre nunca más quedó embarazada, en todos sus años de cautiverio. Seguramente Brodrick lo intentó con ella.
Y también con mi tía Audrey. La capturó un par de años después. La retuvieron cerca de dos años antes de que la encontráramos, y estaba embarazada. Ella y el bebé murieron en el parto. Pienso que para un jaguar, la presión del cautiverio es demasiado. Él las golpea frecuentemente, y con saña. Creo que odia a las mujeres.
Dominic le dio vueltas a la información en su mente una y otra vez. Así que todos estos años Brodrick te creía muerta, por eso nunca fuiste ingresada en su base de datos. Ni los magos, ni los vampiros, ni siquiera los jaguares se enteraron nunca de tu verdadera identidad.
Ahora lo sabe. He puesto las cosas en movimiento. Ahora Brodrick vendrá a buscarme.
Su reacción instintiva fue una violenta protesta, pero se mantuvo en silencio, instándola a hablar de las propiedades de su sangre.
Comencé a pensar en por qué los vampiros y los magos no podían detectarme. ¿Qué había de distinto en mí y en Brodrick? Soy mujer, él es hombre; ambos somos jaguares, pero de diferente sexo. Pero luego se me ocurrió que todo, tanto para vampiros como para magos, se centra en la sangre, al menos, rectificó, para los magos que siguen a Xavier.
Él ha muerto. La noticia me llegó hace una semana.
¿Xavier? Así que fue eso lo que sacudió a todo el mundo. Sabía que algo grande había sucedido. Por aquí la actividad fue desenfrenada.
¿Cómo descubriste lo de los parásitos? Incitó, casi temeroso de preguntar. Porque debía haber hecho algo muy, muy peligroso.
Desde el primer momento que había comenzado a hablar con ella en sueños supo que era una mujer increíble, pero entonces, como ahora, cuando estaba en forma de jaguar, no podía oír su voz. Debería haber sabido que era su compañera porque comenzó a sentir emoción, pero había sido un lento emerger en lugar del estallido habitual. No se dio cuenta de lo que estaba pasando porque estaba muy por encima del reino de lo posible.
Había pensado que la mujer que conjuraba para hablar era una intrépida guerrera porque sólo otro guerrero podría entenderle. Ahora sabía que era real. Ella sentía miedo… simplemente lidiaba con ello porque no tenía otra opción si quería tener éxito. Igual que ahora estaba lidiando con su miedo a entregarse completamente a él. Sabía que probablemente debía tenerle más miedo a él que a un vampiro.
Luché contra un par de vampiros con Riordan cuando cayeron sobre nosotros de forma inesperada. Dijo que eran vampiros menores o recientes y que todavía no tenían un control total sobre sus poderes. Él había estado trabajando con nosotras sobre la forma de matarlos, así que mientras él estaba ocupado…
Te dijo que te mantuvieras apartada. No, De La Cruz nunca habría querido que una mujer de su familia se pusiera en peligro. Hasta el más joven debía estar influenciado por su hermano, el macho más dominante que Dominic hubiera conocido.
Solange le envío el equivalente mental de un encogimiento de hombros. Puede que haya dicho algo así. ¿Quién escucha cuando están lanzando órdenes todo el tiempo? No es mi compañero.
No, Dominic era su compañero, y tenía que ligarla a él de tal forma que prefiriera seguir sus mandatos. Debía ser elección de ella. Solange lucharía contra una jaula. Necesitaba la libertad de ser quien realmente era, y debían encontrar un equilibrio entre sus instintos y los de ella. Le llevó un momento darse cuenta de que los términos en los que estaba pensando eran como si fuera a permanecer con vida.
Se quedó muy quieto. La creía; su sangre era valiosa para toda su especie y podía detener la infección de parásitos que se extendía y ya fluía violentamente por su cuerpo. Tenía una posibilidad de vivir… con ella. Durante un momento, a pesar de la hora del día, su corazón aleteó, el sonido sonó alto en la habitación. Sintió el asombro de ella. La felina se agitó y levantó la cabeza, mirando cautamente a su alrededor.
¿Qué sucede?
Oyó el valor en su voz. La voluntad de protegerlo. Arriesgaría la vida por él. Pero cuando se diera cuenta de que ninguno de los dos iba a morir, temería el poder que tenía sobre ella. Era un tenue hilo que podía romperse muy fácilmente. Ella no se entregaba fácilmente, y era una de las cosas que más admiraba en ella.
Todo va bien. Ningún vampiro saldría a esta hora del día, y no siento a ningún jaguar en las cercanías. Háblame de los parásitos. Muéstrame. Necesitaba ver la batalla, ver cómo había manejado su primer encuentro a solas con un vampiro.
Sintió su vacilación y supo que temía su desaprobación. Sintió cierta satisfacción en ello. Evidentemente, a Solange no le importaba lo que pensara ninguna otra persona… salvo él.
No es una crítica, kessake. Es esencial para mí entender como piensas durante una batalla.
La honestidad era crucial en cada encuentro con su compañera. Si iban a tener un futuro, ella debía conocerlo tanto como se conocía a sí misma, y por primera vez, creía que realmente podrían tener un futuro.
Dos vampiros atacaron a Riordan. Él es rápido. Verdaderamente rápido. Observé como intentaban atraerlo con un patrón hipnótico, Juliette tuvo que apartar la vista, pero no pareció afectar a Riordan, ni a mí para el caso. Giró sobre sí mismo y fue tras el más grande y agresivo. El vampiro engañó a Riordan de forma que le diera la espalda al segundo vampiro.
Pudo ver toda la batalla en su mente. Ella tenía ojo para los detalles. Podía ver el río brillando a través de los árboles, hasta podía oír el torrente. No llovía, pero había niebla suspendida opresivamente entre los árboles. Riordan luchaba ferozmente, rodeando al vampiro, deslizándose como solían hacer los hermanos De La Cruz cuando entraban en batalla. El cabello largo le caía en cascada por debajo de los hombros y sus ojos eran feroces detectores acerados.
Vio al segundo vampiro ponerse en posición y supo inmediatamente que los dos no-muertos habían luchado juntos antes. Reconoció la maniobra como una de las preferidas de los Malinov. Riordan también la reconoció. Había luchado lado a lado con los Malinov durante siglos. Estos dos vampiros menores eran discípulos de uno de los hermanos.
Solange irrumpió desde los árboles, corriendo directamente hacia el vampiro, interceptándolo antes de que pudiera descargar el puño sobre la espalda de Riordan. Riordan ya había desaparecido, moviéndose entre la niebla, reapareciendo detrás del vampiro más grande. Solange obviamente utilizó la velocidad y el poder muscular del jaguar, golpeando al vampiro con la fuerza del gran felino. Vio al vampiro gruñir y aullar, y luego le vio desgarrarle el hombro y el cuello con sus garras.
Ella saltó alejándose, con el brazo hasta el hombro cubierto de sangre negra y cáustica y con su propio cuerpo sangrando sangre roja. En la garra, sostenía el corazón marchito y ennegrecido.
– ¡Riordan! -gritó su nombre y tiró el órgano muerto en su dirección.
El relámpago iluminó el cielo y un rayo golpeó directamente el corazón, y luego saltó hacia el vampiro que ya se estaba derrumbando en el suelo. Solange no podía permitirse el lujo de quitarse la sangre de vampiro bañándose en la energía candente; eso la hubiera matado.
Corrió hacia el río y sumergió el brazo dentro del agua, enjuagándolo. Vio que los parásitos salían de las heridas que el vampiro le había desgarrado en la piel. Deberían haberse enterrado en las laceraciones, pero en vez de ello parecían estar huyendo a la mayor velocidad posible. Cayeron al suelo y la sangre de ella goteó sobre ellos. Dominic pudo ver claramente a los pequeños gusanos retorcerse, y luego comenzar a desaparecer lentamente, cuando esas gotas color rojo rubí los consumieron.