Ciento veintiuno

Olly, Diletta, Erica y Niki están ahora más tranquilas delante de sus tazas vacías. Olly se siente orgullosa.

– Mirad, en momentos como éste es cuando una debe relajarse…

Erica no está de acuerdo.

– Sí, la tisana se inventó precisamente para cuando has decidido que ya no vas a casarte.

Diletta la mira irritada.

– Tarde o temprano tú también experimentarás algún sentimiento sincero, no puedes pasarte la vida jugando a la cínica desencantada. Un día el amor dará un vuelco a tu vida…

Erica le sonríe abriendo los brazos.

– Ojalá sea así… Y que todo eso suceda gracias a un tío estupendo de sonrisa arrebatadora y un cuerpo que quite el hipo, en fin, una mezcla entre Clive Owen, Brad Pitt, Matthew McConaughey, Ashton Kutcher y Woody Allen…

– ¿Woody Allen? ¿Y qué tiene que ver Woody Allen?

– ¡Bueno, no me negarás que si, después de un buen polvo, el tipo incluso te hace reír, es que has llegado al cielo!

– ¡Erica!

– No, no… -Niki la defiende-. Si la ocurrencia no ha estado mal. Incluso allí arriba deben de haberse reído…

Diletta apura su té, que se ha quedado frío.

– Sí, sí, ríen… Pero dudo que la dejen entrar algún día…

Erica se encoge de hombros.

– ¡Y quién tiene prisa! Ya hablaremos más adelante, siempre hay tiempo para convertirse y pedir perdón. Mira sino a Claudia Koll… Primero salía en las películas de Tinto Brass, y ahora le ha faltado poco para meterse a monja. ¡Deja que viva al menos lo que ha vivido ella y después te aseguro que me haré santa!

Olly mira a Niki.

– A propósito de santos…, tus padres deben de ser fabulosos… Después de todo el tiempo que habéis dedicado a los preparativos, de conocer a sus padres, del dinero que deben de haber desembolsado ya para esa boda de ensueño…, no se lo toman a mal, no se enfadan, no te reprochan tu decisión… Bueno, tienes que reconocer que eso no es muy habitual, ¿no?

Diletta siente curiosidad por ese punto.

– Es verdad, ¿cómo se lo han tomado?

– Bueno, por ahora están muy tranquilos.

Olly asiente con la cabeza.

– Me parece fantástico. Eso es lo que debería suceder en todas las familias.

Niki arquea las cejas.

– Básicamente porque todavía no se lo he dicho…

– Ah.

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