Como siempre, hay un montón de gente sin la cual habría permanecido en la oscuridad…
Debo dar las gracias una vez más a Tony Thompson, esta vez por indicarme la dirección adecuada, y a Ember Phoenix y Nathan, de West Camp, por todas las palabras correctas.
El comisario jefe Neil Hibberd fue tan paciente y servicial como siempre, aunque tuve acudir a otra gente para que me asesorase sobre las cuestiones relacionadas con agentes de policía embarazadas. Le estoy inmensamente agradecido a la subinspectora Georgina Barnard por su asesoría en este tema y en muchos otros. También debo darle las gracias a Jane Maier quien quiso la suerte que estuviese a dos semanas de dar a luz justo en el momento adecuado y, por tanto, pudo proporcionarme información puntual sobre ardores de estómago, náuseas y pérdidas.
Gracias, obviamente, a Sasha por provocar todo esto.
También quisiera darle las gracias a Frances Fyfield por reservarme algo de chicha procedimental, a Jane Doherty por su maravillosa moderación, a John Brackenridge por una ayuda que no podría encontrar en ninguna otra parte, y a Mike Gunn por el mejor, si no el único, chiste del libro.
Y, por supuesto, a Hilary Hale, Wendy Lee, Sarah Lutyens y David Shelley, que nunca ha comido en un Chicken Cottage.