CAPÍTULO 10

Saber aún estaba de pie en medio del cuarto de baño, su cuerpo temblaba. El cuarto era amplio, con fríos azulejos y amplias puertas. Jess podría hacer rodar su silla a la ducha. La tina del Jacuzzi era enorme y pensó en sentarse en ella y permitirse llorar. Quizás había atraído esto a sí misma con su voz. Había usado deliberadamente su voz, intentando sugestionar a su observador desde las sombras, y tal vez había tenido éxito.

Paseó de un lado a otro por un rato y luego intentó sentarse. Finalmente el equipo de limpieza se marchó junto con la mayor parte de los Caminantes Fantasmas. Sólo Logan se quedó, y este entró en la oficina para hablar con Jess. Dejaron la puerta ligeramente abierta. Estaba bastante segura que Jess quería interceptarla antes de que subiera las escaleras, pero ella no tenía ninguna intención de subir. No podía quedarse en aquel cuarto. En cambio, sigilosamente pasó por delante de la oficina y entró en la cocina.

La habitación olía a consuelo y especies. El olor la hizo sentir un poco mejor. Se preparó una taza de té, pero no podía quedarse quieta, estaba afectada e inquieta debido a que alguien había logrado entrar en la casa, tan cerca de ella… y de Jess. La ropa no era lo único que había sido acuchillada en jirones. Había encontrado el retrato de Jess que tenía en su mesita de noche, con el cristal y el marco rotos, y la fotografía rasgada.

Una punzada de conciencia se deslizó bajo su piel, en su mente. Inhaló y exhaló. Alguien observaba la casa. ¿Era el equipo de los Caminantes Fantasmas? ¿La estaban monitoreando? ¿Protegiendo a Jess? Se quedó quieta, calmando su mente, intentando sentir si eran amigos o enemigos.

La incomodidad de no conseguir calmarse le dio la respuesta: no era amistoso lo que ella captaba. Se apresuró a subir las escaleras, manteniendo sus pasos en silencio. Si era afortunada Jess pensaría que se había dormido y trabajaría con Logan por un rato. Con seguridad los Caminante Fantasmas ya habían interrogado a los prisioneros y debían estar enviando la información a la oficina de Jess. Esto debería comprarle el tiempo que necesitaba.

En su cuarto de baño, Saber se restregó su rostro hasta dejarlo limpio, removiendo las tenues líneas de cansancio a lo largo de sus ojos y alrededor de su boca. Añadir color a su tono de piel le añadía un par de años, nada dramático, y el maquillaje de ojos le quitaba la mirada de una extraviada niña de la calle que siempre tenía sin él. Se miró en el espejo y su corazón latió con fuerza, sus labios temblaron mientras las imágenes enturbiaaban recuerdos sobre los que no quería pensar más.

Una niña tan hermosa, había dicho él, su mano acariciaba su mejilla mientras ella alzaba la vista. Una niña tan hermosa y letal, tan mortífera, uno de mis mayores logros. Sólo siéntate allí y juega un poco con la pequeña Thorn. Envuelve tu mano alrededor de su tobillo y siente su pulso. Es una chica. ¿Sientes eso no es así? Su corazón, repiqueteando a lo lejos, con ritmo estable. Al igual que hiciste con el cachorro. Mantén tu toque lilgero… A fin de ganar, ellos no pueden saber que estás allí.

Pero el cachorro murió. No quise eso. Fue un accidente. Lágrimas brotaron de sus ojos antes de que pudiera detenerlas.

Inmediatamente él frunció el ceño, viéndose severo.

¿Qué te dije sobre llorar? ¿Quieres volver a la oscuridad? ¿En la tierra dónde las malas muchachas deben estar?

Ella se esforzó por contener las lágrimas, negando con la cabeza, de repente con mucho miedo. Alcanzó el tobillo de Thorn. La pequeña niña estaba profundamente dormida, su pelo caía sobre la almohada, tan blanco que se parecía a la seda de una mazorca de maíz. Tendría aproximadamente tres, y a los ocho, Saber se sentía muy maternal con ella. Su propio corazón latía demasiado rápido con anticipación. Debía tener cuidado, proteger a Thorn de cualquier peligro. Mantendría el control. El doctor deseaba que le mostrara su control. Se humedeció los labios y absorbió el ritmo del cuerpo de Thorn en el suyo.

Saber forzó su cuerpo a relajarse, simplemente adecuarse con el sonido y la sensación de ese pequeño corazón. Mantendría su toque ligero, tan ligero que Thorn no despertaría. El pulso era tan diminuto, pero fuerte. Sabía exactamente los senderos, en el cuerpo de Thorn, las venas y arterias, y las rutas de los nervios, cada línea que alimentaba o era alimentado por aquel solitario órgano.

Respiró por ambas, el aire se precipitaba dentro y fuera de sus pulmones. Por un momento experimentó una extraña euforia, como si ambas fueran la misma persona, una en la misma piel, corazones y mentes totalmente en sintonía. Y luego ella introdujo el pequeño latido irregular. Un ruido sordo. Esperar. Otro ruido sordo.

Thorn se movió, el dolor crispaba su rostro. Sus ojos se agitaron abriéndose y ella miró directamente a los ojos de Saber. El conocimiento estaba allí. Entendimiento. Thorn siempre había sido tan inteligente, mucho más allá de lo que Whitney alguna vez adivinó -o tal vez lo hacía- y quizás por eso tenía miedo de ella.

Saber arrancó su mano del tobillo de Thorn.

– Lo hice. Y no lo eché a perder esta vez. -Escondió su voz triunfante, sin ningún indicio de desafío. Pero no tocaría a Thorn otra vez. No habría ningún segundo experimento porque comenzaba a sospechar que el doctor habría sido feliz si ella hubiera matado a Thorn. Se había sentido feliz cuando el cachorro murió. Lo había visto en sus ojos aunque o la hubiera mirado severamente.

Hubo un largo silencio. Ella mantuvo su cabeza agachada. Finalmente él posó su mano sobre su cabeza.

– Buen trabajo, Wynter. Eres una muchacha muy buena.

Saber parpadeó para enfocar de nuevo su rostro en el espejo. En ese momento estaba blanca y devastada por el recuerdo. Thorn. No se había permito pensar en Thorn o en sus sacrificios durante años, pero si había una muchacha, una mujer, que podría burlar a Whitney, esa era Thorn.

– Vive -dijo ella en voz alta-. Mantente viva.

Se contempló a sí misma, buscando defectos. Su rostro tenía una piel hermosa, suave y sin arrugas, y ojos muy grandes. Ella parecía tan joven con su menudo cuerpo y su rostro de niña. Nadie siquiera sospecharía que ella era mortífera. Enderezó los hombros y afirmó su boca. Tenía habilidades y las usaría para proteger a Jess. Quienquiera que le quería muerto iba a tener que lidiar con ella. Si era Whitney, bien, siempre había sospechado que la encontraría algún día, y ella no permitiría que le hiciera daño o matara a Jess. Si era algún otro pirado obsesionado con su voz, iba a hacer desaparecer esa amenaza para Jess de una vez y para siempre.

Apartando el vestidor, se puso de rodillas para quitar la pequeña parrilla de la pared. El tubo se curvaba hacia atrás y tuvo que estirarse lo máximo para sacar su equipo de campaña. Abriendo el estuche de cuero, contempló sus opciones. Mientras estudiaba varias posibilidades, se echó sobre el cabello un fuerte gel fijador y luego colocó se un gorro ceñido. Se desnudó con rápida eficiencia y se puso una malla tan delgada y apretada que parecía una segunda piel. La malla actuaba como un sellador, impidiendo que sus células fueran esparcidas cuando eliminaba un objetivo. Su ropa era lo siguiente, muy indescriptible, algo que un adolescente podría llevar. Ella se puso vaqueros y una camiseta sobre la malla.

No tomó ninguna arma, pero cubrió sus manos con una solución para rellenar todas las líneas de sus palmas y dedos, haciéndolos absolutamente lisos, así no dejaría huellas o células, pero aún podría hacer contacto piel a piel. Era una milagrosa invención, la más astuta de Whitney, aunque no hubiera informado al gobierno. Parecía que el único uso encubierto para esto debía ser de él. Al principio había robado varias muestras con la idea de poder enviarlas anónimamente a un centro de investigación, esperando que pudieran duplicarlas, pero era imposible saber con qué instalaciones estaba asociado.

Saber no era un ancla, así que la muerte, en particular una brutal, tenía extenuantes repercusiones en ella. No podía permitirse fallar en esta misión, así que añadió un pequeño frasco de líquido en su armamento. Si matara otra vez esta noche, sólo tendría que tomar la medicina y esperar que la sostuviera hasta que pudiera estar sola en algún sitio seguro.

Tenía que pasar la seguridad de Jess al exterior sin que se diera cuenta que se había ido. Él estaba en su oficina con su amigo Logan, mirando algo que no quería que ella viera. Tendría que ubicar a sus Caminantes Fantasmas, estaba segura de que estaban allí, protegiendo la casa y a Jess. No podían verla marcharse o volver.

Empujó abriendo la puerta del ático y saltó, agarrandose el marco y balanceándose. Con cuidado cerró la puerta detrás de ella, asegurándose de que encajara perfectamente de forma que pareciera que no la habían movido. Había probado esta ruta cien veces, así que podía hacer el recorrido en la oscuridad hasta el espacio de la buhardilla donde estaba la rejilla de ventilación. Siguió el conducto de la calefacción, evitando dar un paso en falso y manteniéndose tan ligera como le fue posible mientras contaba los pasos hasta el pequeño respiradero.

El enrejado del respiradero era un cuadrado de doce pulgadas. Había preparado ya la parrilla, por si acaso, soltando todos los tornillos a excepción de uno. Había escondido su equipo de emergencia allí junto con sus herramientas. Rápidamente sacó el último tornillo y simplemente esperó en la oscuridad, sosteniendo la rejilla mientras sentía la noche.

Había alguien en la azotea. No era enemigo, al menos no enemigo de Jess. Ken Norton estaba allá arriba con un rifle en sus manos. Mari tenía que estar cerca. Otra vez, Saber ignoró la opresiva oscuridad y el modo en que esto la hacía sentir hasta que encontró la posición de Mari. No había ningún sonido o movimiento, nada que revelara a los Caminantes Fantasmas; en cambio era más un salto en la energía, como si el poder estuviera vivo y latente en la azotea.

La buhardilla era difícil de ver desde la misma azotea, y ningún Caminante Fantasma tenía alguna razón para mirar mientras ella se movía a paso de tortuga y no llamara su atención. Cuidadosamente empujó hacia adentro la parrilla, teniendo cuidado de no rasparla contra el marco. Ahora venía la parte complicada. Tenía que deslizarse por el pequeño espacio hacia el exterior sin ser atrapada.

El movimiento siempre atraía la mirada y los Caminantes Fantasmas tenían un infalible sexto sentido. Con insoportable paciencia, Saber se escabulló del ático hacia campo abierto. Cuando estaba pendiendo de sólo un pie sobre la parte más escarpada del borde del techo, estiró una mano y colocó de vuelta la rejilla en su posición. Sólo un ojo muy agudo detectaría que el respiradero estaba ligeramente inclinado. Avanzó y se dejó caer desde el declive, sus pequeños pies no hicieron ningún ruido cuando aterrizó.

Avanzó una vez más y esperó, consciente de que esos primeros momentos eran los más cruciales. La ropa especial de su equipo de campaña reflejaría lo que la rodeaba de modo que pareciera mimetizarse con este. Era un pequeño recuerdo que había birlado y la ayudaba a hacerse invisible. Mantuvo su energía lo más bajo posible, cambiando su biorritmo de modo que emitiera lo menos posible para alertar a Ken y Mari de la presencia de otro.

Supo el primer instante en que ambos empezaron a sospechar. Su energía alimentada por la adrenalina se precipitó. Continuó allí quieta, respirando regularmente y manteniendo los latidos de su corazón, lentos y estables, incluso automáticamente adecuó su ritmo para incluirlos. Podía encontrar el latido de un corazón en las proximidades y trabajar con él, sin siquiera necesitar tocar, pero no era tan fácil o exacto. No podía interrumpir el ritmo, pero podía apaciguar y calmar.

Había tocado con anterioridad a ambos individuos y ya había aprendido de memoria sus ritmos. La actividad bioeléctrica de cada persona era única hasta en una fase reversiva. Saber tenía un pulso eléctrico-magnético sutilmente afilado cuando deseaba dar un golpe con el campo que su cuerpo generaba. Era tan fuerte, que debía mantener su biorritmo muy bajo en el interior de edificaciones y alrededor de otros para impedir interrumpir el equipo sensible, tanto humano como artificial.

La onda era bastante fácil de interrumpir si tocaba su objetivo, pero aún así podía enviar pulsos para atraer el ritmo a la dirección que deseara. La clave era mantener su toque ligero de tal manera que pareciera ser natural. No podía permitir que la energía se elevara alrededor de ella, revelando su presencia a un soldado psíquico realzado.

Esperó hasta que Ken y Mari regresaron a sus ritmos normales, y luego comenzó a abrirse camino sobre la azotea, atravesando, como el hilo en la aguja, entre los dos Caminantes Fantasmas. Se había entrenado contra soldados realzados durante años, moviéndose por áreas aseguradas con cámaras, detectores de movimiento. Cada avance tecnológico en seguridad había sido usado contra ella. La última línea de la defensa habían sido perros y soldados realzados con órdenes de disparar a matar.

No se estremeció cuando fácilmente paso a Mari, moviéndose con el viento, manteniendo su ritmo bajo para no activar sus alarmas naturales. Estaba tan cerca de ella que podría haber extendido la mano y tocar la pierna de Mari cuando se deslizó por allí. Suavemente llegó al borde del techo del garaje adjunto. Si pudiera haber elegido un modo diferente lo habría hecho, pero este era el único camino seguro para bajar sin arriesgarse a hacer ruido. El más mínimo sonido sería llevado por la noche y donde la casa de Jess estaba localizada, había poco tráfico y ninguna otra casa.

Tenía que dejar la azotea cuanto antes. Ken merodeaba el área, peinando cada pulgada de la zona repetidamente. Él no podía sentirla, pero su radar era extremadamente sensible y era el guarda más cuidadoso en el mundo, o él más agudo para gusto de ella. Apenas logró llegar hasta la cuneta antes de que él la alcanzara. Su corazón casi dejó de latir.

La oleada de adrenalina casi fue su perdición. Luchó por controlar la reacción de su cuerpo cuando quedó colgando en el aire. La punta del zapato de Ken tocó sus dedos mientras se detenía, contemplando el área arbolada a través de la propiedad Calhoun. Ella colgaba directamente bajo él, su cuerpo se mezclaba con las sombras del garaje, y rezó para que Mari no mirara demasiado estrechamente a su marido.

Sólo cuando él se movió al otro lado se permitió un pequeño aliento de alivio cuando se dejó caer a tierra. Aterrizó, permaneció agazapada mientras "sentía" la noche alrededor de ella. Atravesar líneas enemigas sin ser detectada requería de una paciencia infinita, y durante años, Saber se había acostumbrado bien a esperar.

Se extendió sobre campo abierto y cruzó con meticulosa lentitud, como un caracol, reptando con ayuda de sus codos y dedos del pie hasta que llegó junto a la alta cerca. Se puso de rodillas en el punto más alto de esta, contando despacio en su cabeza. Era donde sería más vulnerable, aunque debido a que había elegido el punto menos probable de entrada, las posibilidades de que alguien concentrara su atención allí en ese momento preciso eran muy bajas. A veces el azar en verdad era la perdición de un gran asesino.

El punto más alto de la cerca estaba junto a terreno despejado. Pocos intentarían la entrada allí porque podrían ser vistos fácilmente y la cerca era difícil de subir. Ella no tenía ninguna intención de hacerlo de esa forma. Detrás de pequeños arbustos, tumbada en la tierra, cavó una pequeña depresión. Usando su fuerza realzada, dobló la base de la cerca sólo unas pulgadas para así poder arrastrarse por ella. Tuvo que aplanar su cuerpo como mejor pudo, todo el rato moviéndose a un paso de tortuga para no atraer la atención de Ken o Mari. Sería bastante fácil empujar la tierra de vuelta a su lugar y enderezar las pocas pulgadas del cercado cuando volviera, y nadie sospecharía nunca que había abandonado la zona.

Una vez fuera de la cerca, se metió en una arboleda y caminó en silencio. Había poca luz de luna, lo cual la ayudaba. El área estaba llena de maleza con arbustos y bayas, haciendo mucho más difícil ver algo.

Permitió que su propio ritmo se escabullera de su mente, concentrándose en encontrar el de los demás. En algún sitio, alguien vigilaba la casa de Jess y emitían energía. En esa energía sentía una amenaza. Sus capacidades psíquicas eran fuertes cuando debía leer energías y auras. Si bien no podía leer pensamientos de la manera en que algunas de las otras mujeres habían sido capaces de hacer a través del tacto, ella podía sentir el peligro a millas de distancia. Mientras caminaba por los bosques, la impresión de amenaza aumentó considerablemente.

Saber tenía la probabilidad de que Ken o Mari se dieran cuenta del intruso y vinieran a investigar, lo que significaba que ella tendría que estar alerta a cada momento. Percibió el humo de cigarrillo y redujo la marcha, agazapándose en la tierra mientras avanzaba hacia el coche escondido entre los arbustos de un estrecho camino de tierra.

El vehículo estaba aparcado detrás de varias plantas similares a un arbusto. Era imposible verlo desde el camino, y con seguridad no desde la casa de Jess, lo que significaba que quienquiera que vigilaba no podía estar en el coche. Saber se quedó allí de todos modos, esperando un sonido, algo, que le indicara la ubicación del observador.

La brisa cambió ligeramente. Arrugó la nariz. Humo de cigarrillo y perfume… reconoció el perfume. Chaleen.

Saber mantuvo su posición, a yardas del vehículo, respirando profundamente para mantener su cuerpo relajado y su emisión de energía bajo. La idea de que la antigua novia de Jess lo espiara la enfureció, pero no podía permitirse hacer volar su cubertura con una oleada de adrenalina que atraería corriendo tanto a Mari como a Ken.

Chaleen estaba de pie en una roca grande al lado de un árbol. Estaba lo bastante cerca para que a primera vista uno pudiera confundirla con parte del follaje. Llevaba una malla naval oscura e, increíblemente, tacones altos. Sus zapatos parecían absurdos allí en medio del bosque. Sostenía un par de binoculares ante los ojos y estudiaba la casa de Jess, con un débil ceño de fastidio en su cara.

Con un pequeño suspiro de impaciencia, dejó caer los binoculares, dejándolos colgar por la correa alrededor del cuello, luego se bajó de la roca, cuidadosamente para no arruinar sus tacones. Abriendo con un chasquido su teléfono celular, caminó hacia el área más abierta del camino de tierra en una tentativa de captar una señal. En todo momento, siguió observando la casa.

Cuando puso el teléfono en su oreja, su chaqueta se abrió, revelando la pistolera del hombro y el arma bajo su brazo. Llevaba pantalones estrechos y cuando ella dio un paso, el material se estiró lo suficiente para revelar un arma allí también. Saber habría apostado que tenía otra sujeta en la parte posterior de su cinturón, justo donde la chaqueta era lo bastante suelta para ocultarla.

Chaleen comenzó a pasear de un lado a otro mientras hablaba por teléfono, su agitación era evidente. La concentración de energía alrededor de ella aumentó al doble. Ken y Mari sentirían la amenaza y vendrían a ver. Era ahora o nunca.

– Te estoy diciendo, nunca aprenderemos nada de esta forma. Es imposible. ¿Crees que Jess va a contarselo todo a una vieja novia? ¿Una quie lo engañó? Es un hombre listo. Continuamente lo subestimas.

Saber avanzó lentamente arrastrándose, acechando al enemigo. Chaleen había engañado a Jess una vez. No tendría la oportunidad de hacerlo dos veces. Saber movió su cuerpo cubriendo una distancia asombrosa, ubicándose en el camino de Chaleen. Necesitaba que Chaleen diera otro paso y se detuviera. Saber comenzó a adecuar el ritmo de su cuerpo al de su adversario. Su corazón, el reflujo y el flujo de la sangre, el pulso estable… esas cosas se convirtieron en su mundo. Una sinfonía de sonidos, la música sonaba en su interior, grabando indeleblemente las notas en su cerebro donde podía ver claramente su patrón y la mejor forma de interrumpirlo suavemente.

Chaleen suspiró y dio otro paso, una vez más se detuvo para mantener la débil señal.

– ¿Importa eso? Tiene novia. La seducción no funciono antes y no va a funcionar ahora. Déjame decirte algo. No todos los hombres pueden ser tentados para traicionar a su país. Deberías haberlo aprendido cuando fue capturado y torturado. Él no abandonaría a la gente bajo su protección, aunque perdiera las piernas. No. Absolutamente no. Sí, creo que Jess Calhoun es un soldado, absolutamente, pero no uno que puedas usar. Acéptalo y muévete. Joder.

Saber curvó la palma alrededor del tobillo de Chaleen sin tocarla realmente. Podía sentir el calor ahora. La vida. El fluir de la sangre y la electricidad mientras las órdenes del cerebro eran realizadas. Con paciencia infinita colocó las puntas de los dedos sobre el pulso. Luz. Tan luminosa para ser inexistente.

Saber cerró los ojos y absorbió el ritmo, el latido estable y el flujo de sangre por las arterias y venas. Soltó el aliento en el momento exacto en que Chaleen lo hizo, permitiendo que el aire se precipitara por sus pulmones. Por un momento experimentó aquella extraña euforia que llegaba cuando los ritmos de cuerpo se mezclaban. Compartir la misma piel, el mismo aliento, el mismo latido del corazón era algo único e increíble, un sentimiento indescriptible. El momento más difícil venía con aquella conexión. No podía reaccionar al regocijo. Tenía que mantener ese latido estable de modo que fuera un único ser.

– Realmente fui a verlo, pero no había posibilidad de entrar a su oficina. He vigilado a los miembros de su equipo desde aquí, pero son sus amigos.

Aunque su concentración estuviera en Chaleen, el sistema de alarma de Saber comenzó a chillar. No había ningún sonido. Los Caminantes Fantasmas raramente emitían ruido, pero la energía que se acercaba hacia ella era muy agresiva y venía velozmente. El tiempo se agotaba. Era ahora o nunca.

Saber introdujo el punto luminoso más pequeño en el estable ritmo. Chaleen reaccionó presionando la mano sobre su pecho.

– Mira, te digo que esto es una pérdida de tiempo. Jess Calhoun es un patriota y ha entregado la mayor parte de su vida a su país. Que me condenen si soy un peón de cualquiera en esto. Se supone que estamos en el mismo lado, Karl.

Saber cerró los ojos, permitiendo que su aliento escapase. Chaleen podría ser un operativo de alguien, pero no intentaba matar a Jess. No estaba realzada y no había ningún modo de que Saber pudiera confirmar una conexión con Whitney. Lentamente, con sumo cuidado, levantó los dedos del tobillo de Chaleen. El corazón no se detendría, latiría normalmente, y Chaleen nunca sabría cuan cerca de la muerte había estado.

– Sugiero que pongas las manos donde pueda verlas -dijo Ken Norton, su voz era baja, pero trasmitía tal amenaza que envió una corriente eléctrica por la columna de Saber.

Chaleen cerró el teléfono celular y se giró para estar frente al Caminante Fantasma, muy cerca de donde permanecía Saber.

– No me apuntes con esa arma. Sabes quién soy y para quién trabajo.

Saber retrocedió poco a poco entre la densa maleza. Si Ken estaba aquí, Mari cubriría su espalda, y esto le dejaba el camino abierto para regresar al interior de la casa.

– Creía que la CIA había dejado de acosar a Jess más o menos en la época en que perdió las piernas. ¿No fue cuándo lo abandonaste porque ya no era de utilidad para ti?

– Él nunca fue de utilidad para mí.

– No, apuesto que no era uno de los que conversaba con la almohada. Márchate, Chaleen.

– Bésame el culo, Norton -dijo Chaleen.

Saber avanzó lentamente tan rápido como pudo entre la maleza hasta que estuvo en una parte del bosque más denso. Corrió, permaneciendo en las sombras, lamentando que no poder oír más de la conversación, pero sabiendo que Jess finalmente vendría a buscarla.

Necesitó menos de un tercio del tiempo para hacer su camino de regreso, mientras sabía que los Caminantes Fantasmas estaban ocupados con Chaleen. Aún así se aseguro de agazaparse y mezclarse con la noche de modo que no atrajera la atención de Mari. Manteniendo su energía en lo mínimo, incluso cuando corría impidió que tropezara con el sexto sentido de los guardias.

Saber saltó a la azotea del garaje, la usó como trampolín hasta la azotea de la casa, y avanzó lentamente hacia la buhardilla. Era un poco más complicado saltar y cogerse de la repisa, quitar la rejilla floja, pero había practicado, y logró estar en el ático antes de que Ken volviera.

Soltando un suspiro de alivio por no haber tenido que matar a Chaleen, Saber se cambió apresuradamente y regresó a la sala de estar.


– Te ves muy embarazada, Lily. -Saludó Jess, echando un vistazo a la imagen de vídeo de la doctora Lily Whitney-Miller, hija de Peter Whitney, el hombre que había comenzado los experimentos psíquicos.

Lily se sentaba en una silla, su rostro era serio y pálido, sus grandes ojos trasmitían preocupación.

– Salgo de cuentas en un par de semanas, Jess. Y no estoy segura de que seamos capaces de quedarnos aquí después de eso, lo que quiere decir que perderemos la poca ventaja que tenemos. No es seguro.

– Entiendo.

Y lo hacía. Ella vivía en la casa que Peter Whitney había construido, lleno de laboratorios secretos, ochenta habitaciones y túneles subterráneos. El sofisticado equipo en su interior era de su creación y tenía una puerta trasera que le permitía acceder a toda la información, así podía examinar todo lo que su hija hacía. Sin que Peter Whitney se lo imaginara, Lily había había volteado las tornas y había encontrado un modo de acceder a sus ordenadores, así que en efecto, se espiaban entre sí.

Lily básicamente vivía en un escaparate donde su padre podía monitorearla a voluntad, pero ella podía sustraerle cualquier información que los Caminantes Fantasmas desearan y a la vez intentaban detectarlo. Una vez que su bebé naciera, ella nunca sentiría que el niño estaba seguro a menos que se trasladaran a otra posición donde Whitney no fuera capaz de secuestrarlo y usarlo para sus experimentos.

– Copié un archivo sobre una niña llamada Winter del ordenador de mi padre e hice una copia impresa para ti. En una de sus entradas de hace un año o algo así, anotó que ella había cambiado la ortografía de su nombre de Winter a Wynter, así que sin dudar tu Saber es esta muchacha. Después de leer este archivo, Jess, no puedo equivocarme.

Jess tragó con fuerza mientras contemplaba las fotografías que se esparcían por su escritorio. Su garganta se anegaba con sollozos.

– Mi Dios. Era un bebé. La entrenó para matar y la utilizó antes que fuera siquiera mayor.

La imagen de Lily reflejaba su propio horror.

– Es peor que eso, Jess. Ahora tiene la visión de un mundo diferente, uno donde él se deshace de los defectos de nacimiento y convierte a las personas en seres superiores. Lo llama un soldado superior, pero lo que quiere es una fuerza de elite conformada por humanos con inteligencia, talentos psíquicos, genéticamente superiores. Es un megalómano y es tan sectario que ha perdido de vista cualquier realidad. Tuve acceso a los archivos de una de las niñas que usaba con Wynter en sus experimentos… su nombre es Thorn y no le importaba lo que sucediera con ella porque no mostraba ninguna promesa para su plan último. Parece como si la hubiera considerado prescindible

– Ahora sabemos lo que les pasa a las muchachas que no entran en sus estándares. Se le encuentra otro fin en sus experimentos.

Lily no se molestó en esconder sus lágrimas.

– No sé cómo vais a detenerlo, Jess. Realmente no lo sé. Es multimillonario y tiene instalaciones de investigación por todo el mundo. Tiene el acceso a escuelas y laboratorios y hospitales. Tiene tantos amigos en varios gobiernos, y la verdad es, que no importa cuánto lo condenen en público, quieren que continúe con esto. Lo que él les da, nadie más puede.

– Esto es una mierda, Lily.

– Lamento que sea así. Es mi padre, pero tiene que ser destruido. Él ha provocado todo esto. -Se frotó las sienes, su cara mostraba líneas de preocupación y cansancio. Había sombras oscuras bajo sus ojos-. En algún sitio ha recorrido la pendiente de la grandeza a la locura. Está completamente demente al hacer esto.

– Lo siento, Lily -dijo Jess, queriendo decir eso. Lily había sufrido bastante. Podía sentirlo irradiar desde ella cada vez que estaba cerca.

– Una niña asesina, Jess, entrenada desde la época en que era una niña. Podía deslizarse en una habitación, matar con un toque de su mano, y nadie sabría alguna vez quién fue el asesino. Un ataque cardíaco. Ni siquiera un solo pinchazo en el cuerpo. Es una máquina de matar perfecta. ¿Qué gobierno no daría su brazo derecho por tenerla? Logan me dio las fotografías que enviaste. No te preocupes, me las entregó en mis propias manos, y las he destruido, pero ella realza su mirada para hacerse a sí misma mayor.

– Puedo ver eso

– Fue entrenada principalmente para trabajar encubiertamente. Una pequeña y agradable escuela donde aprendió todo lo que necesitaba para adaptarse a cualquier sociedad y cultura, sin dejar un rastro. Ella se mezcla. Es una de sus mayores fuerzas. Hace lo que es necesario para hacer el trabajo. Es letal, Jess. Un toque. Puede matar con un toque.

– Capto eso, Lily. -Esto no era error de Lily. Tenía que seguir recordándose que sólo estaba enojado y quería un objetivo. No podía ser Lily. Ella había dado demasiado de sí para ayudar a los Caminantes Fantasmas, pero maldita sea, no quería oír su conversación como si Saber no fuera salvable. Todos ellos eran asesinos. Hasta el último de ellos.

– Él ha estado rastreándola por sus trabajos en emisoras de radio. La observan, intentan determinar si al estar expuesta y lejos del complejo pierde sus habilidades. Pero lo que es más importante Jess, orquestaron su encuentro contigo.

Él suspiró y restregó su mano por su pelo.

– Entonces él realmente arregló el accidente de coches que mató a mi equipo. -Y al novio de su hermana. ¿Cómo iba a mirar a Patsy a los ojos otra vez? ¿Y si el coche de David había sido empujado sobre el acantilado, era el accidente de Patsy una tentativa de matarla? ¿De ser así, por qué?

– Sí -Lily asintió con la cabeza-. Lo siento tanto, Jess. Esto es como un juego de ajedrez para él. Somos todas piezas en su tablero y nos mueve a su satisfacción.

Jess rápidamente hizo una llamada a la fuerza de seguridad para colocar guardias a su hermana antes de extender las fotografías de la infancia de Saber a través de su escritorio con una oleada de fulgurante rabia. Incluso el aire se erizó, parecía que las paredes respiraban como si trataran de calmarlo.

– Veo su idea de diversión intelectual. Mira las cosas que le hizo. La forzó a matar a animales. Intentó hacerla matar niños. La encerró con llave en estrechos lugares oscuros, obligándola a estar allí por horas. ¿Viste esto, Lily? -Él sostuvo en alto una foto de Saber yaciendo sobre su estómago. No podía tener más de trece. Varios hombres estaban de pie alrededor de ella con lo que parecían varios cigarrillos encendidos. Repetidamente habían marcado su piel con los cigarrillos encendidos.

– Él no quería que se moviera o gritara -Lily leyó de su copia del archivo-. Sin importar la incomodidad -esas son las palabras que usa en su asunto de informe-, sin importar la incomodidad, el asesino debe permanecer inmóvil y esperar el momento perfecto para atacar.

Jess deseaba golpear algo, preferentemente Whitney.

– Ella siempre lleva una camiseta sobre su bañador. -No podía expresar su cólera de la manera que deseaba porque era intensamente consciente de las lágrimas de Lily. Ella se ahogaba en ellas, ultrajada, horrorizada, e indignada por las cosas que su padre hacía.

– ¿Comprendes por qué no puedo quedarme en esta casa, Jess? -dijo Lily-. No puedo arriesgarme a que ponga sus manos sobre mi bebé.

– Por supuesto, tú y el bebé teneis que estar seguros, Lily. Has cumplido mucho más que tu deber para con los Caminantes Fantasmas y todos te lo agradecemos.

– Tenemos que encontrar un modo de detenerlo. Pensé que sólo eran las muchachas en el laboratorio donde yo estaba. Pero las tiene dispersas por todas partes.

– Lo que tiene sentido. Si un grupo fuera encontrado -o destruido- él tendría más para continuar su trabajo.

Ella se frotó la cabeza como si le doliera.

– No puedo encontrarlas a todas. Ni siquiera sé cuantas buscar. -Indicó el archivo sobre su escritorio-. ¿Lo has leído?

– Aún no he tenido tiempo -dijo Jess-. ¿Usó feromonas en nosotros?

Lily suspiró.

– Sí. Lo siento. Siempre te sentirás físicamente atraído por ella, Jess, pero esto no significa que no puedas enamorarte de alguien más.

– Estoy enamorado de ella.

Lily sacudió la cabeza y se inclinó hacia adelante para mirarlo fijamente a través de la pantalla.

– Estás enamorado de la imagen que ella te presenta. Mira su infancia, Jess. Ella ha sido controlada, entrenada, disciplinada. Es una asesina. Nacida y concebida para eso.

– No, ella no nació o fue concebida para eso -exclamó Jess-. Fue tomada cuando era niña, esencialmente secuestrada, mantenida presa, y sometida a tortura. Aprendió a ser lo que es a fin de sobrevivir, Lily. Hay una diferencia. Y si no sabes esa diferencia…

Una cabeza de hombre se inclinó en la pantalla.

– Es suficiente -interrumpió el Capitán Ryland Miller-. Ella usó una frase desafortunada, no leas nada más en eso.

Jess se tragó su cólera. Sí, Lily se había equivocado al hablar, y el carácter de Jess era célebre. Tenía que mantenerlo bajo control. Sólo que las fotografías eran tan angustiosas. Whitney había documentado la travesía de una niña en una asesina y lo había hecho con obvio orgullo. Si alguna vez hubo un hombre a quien deseara matar, Peter Whitney era ese hombre.

Como si le leyera el pensamiento, Lily habló otra vez.

– Entiendes que nunca podría realizar una operación de esta magnitud, ni siquiera con todo su dinero, contactos y lealtades que haya conseguido, si no tuviera la aprobación y mucha ayuda de alguien. Él no hace todo eso sólo. Hay demasiados proyectos. Podrá concebir las ideas, pero otros asumen los experimentos y los realizan.

Jess se recostó en la silla, esta vez usando ambas manos para restregarse el cabello. Tenía que ver a Saber, tocarla, saber que estaba bien. Se sentía herido y destrozado después de ver un trozo de su infancia. Él había sido criado en una familia cariñosa, con maravillosos padres y una hermana que lo adoraba. No podía imaginar cómo había sido la infancia de Saber.

– ¿Qué más tienes para mí, Lily?

– No te va a gustar esto.

– No lo dudo -hasta el momento nada de eso le había gustado. Sí, Whitney tenía ayuda y quien fuera intentaba enviar a los Caminantes Fantasmas a misiones suicidas. Era el trabajo de Jess encontrar el agujero en la cadena de mando y taparlo.

– Él estaba allí. Cuando operamos tus piernas, estaba allí.

Jess sintió que su corazón se le salía del pecho. La idea de que Whitney anduviera en el hospital y observara su operación con toda ess seguridad era sencillamente espantoso. Lily había estado allí y Ryland siempre, siempre la había proveído de un guardia.

– ¿Estás segura?

– Fui capaz de hackear tu archivo, y tiene todas las notas de sus observaciones y conclusiones allí. Piensa que Eric y yo hicimos un trabajo brillante. Dice que mientras trabajas con mucha fuerza en tu recuperación física, pierdes tiempo con la única cosa que hará que la biónica funcione y ni Eric ni yo hemos logrado pensar en eso. No está feliz con ninguno de nosotros. Cree que estamos demasiado concentrados en otros asuntos, yo con el bebé y Eric intentando jugar a ser doctor de los Caminantes Fantasmas.

– ¿Deberías habérmelo dicho? -Porque la verdad era que Peter Whitney era un hombre brillante, y si estaban pasando algo por alto, él lo sabría.

– Mencionó tus capacidades psíquicas. Usas tus capacidades físicas para curarte, pero no las mentales. Anota que deberías hacer ejercicios para formar imágenes de los caminos de los nervios desde tu cerebro a tus piernas.

– He estado usando la visualización. Tú fuiste quién me dijo como trabajar con eso. Whitney está lleno de mierda

Por primera vez, Lily le envió una débil sonrisa.

– Dice que eres un psíquico fuerte y tu cerebro está muy desarrollado, lo suficiente para ser capaz de formar los caminos rápidamente usando la visualización por ese medio. Y estoy de acuerdo con él. Estas usando la parte normal de tu cerebro al ligual que la terapia física y excluimos una parte vital de lo que podría ser el trampolín que necesitas para recuperarte más rápidamente. También… -Vaciló y echó un vistazo a su marido-. Pensaba que deberíamos haber usado la corriente eléctrica para estimular las células.

– No estoy seguro de que me guste la especulación en tu voz, Lily.

Jess extendió una mano y recogió el archivo sobre Saber, hojeando las fotografías de su vida. Parecía tan joven, inocente y vulnerable. No tenía sentido que no hubiera tocado la vena protectora de Whitney. ¿Cómo podría él mirarla y no querer cuidar de ella cuando había sido una niña tan hermosa?

– Jess -dijo Lily-. Él puede ser un monstruo, pero deberíamos considerar su opinión médica en esto.

– ¿Quieres electrocutarme para ver si mis nervios responden?

– Bien, el estímulo eléctrico, de hecho, produce resultados en lagartos que no pueden regenerar normalmente su cola.

– Ah, por Dios, Lily -dijo Jess.

Varias de las fotografías cayeron de la carpeta al suelo, deslizándose apenas fuera de su alcance. Jess suspiró y se inclinó para recogerlas. La mano de Saber estaba allí. Era una foto de ella con un pequeño perro color chocolate, antes y después de que lo hubiera tocado.

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