Capítulo V
1
—Amigos míos —exclamó Cristóbal—. ¡Qué melodramático! —agregó—: Es muy apuesto, ¿no les parece? Yo admiro a los policías. Tan enérgicos y decididos. Este asunto es muy emocionante. Tres Ratones Ciegos. ¿Cómo dice la canción?
Silbó la tonadilla por lo bajo y Molly exclamó involuntariamente:
—¡Oh, no!
Él girando en redondo, se echó a reír.
—Pero, querida —le dijo—, es la tonadilla de mi firma. Nunca me habían tomado por un asesino y me voy a divertir mucho.
—¡Tonterías! —le dijo la señora Boyle—. No creo una palabra de todo esto.
En los ojos de Cristóbal brillaba una lucecita traviesa.
—Pero aguarde, señora Boyle —bajó la voz—, hasta que yo me deslice por detrás de usted y apriete mis manos alrededor de su garganta...
Molly retrocedió involuntariamente y Giles dijo enojado:
—Está usted enojando a mi esposa, Wren, y de todas formas es una broma muy pesada.
—No es cosa de broma —dijo Metcalf.
—¡Oh, pues claro que sí! —repuso Cristóbal—. Esto es precisamente... la broma de un loco. Por eso resulta tan fúnebre.
Miró a su alrededor y volvió a echarse a reír.
—¡Si pudieran ver las caras que ponen!
Y, dando media vuelta, abandonó la habitación.