Elle encontró a sus hermanas diseminadas alrededor del espacioso salón. Le sonrieron tristemente, Libby todavía estaba pálida y débil, pero las otras estaban claramente más fuertes. Ilya parecía un poco abrumado y sintió un poco de compasión por él. Su familia podía ser muy agobiante a veces. Bomber permanecía en el banco de la ventana mirando mar adentro, sus orejas tiesas, el cuerpo inmóvil y los ojos concentrados en la inusual niebla que rodeaba la casa.
Sarah le hizo gestos para que se uniera a ellas.
– Nos asustaste, cariño. Casi quemaste completamente tu talento, pero gracias por salvar a Hannah y a Jackson.
– Todas vosotras ayudasteis -indicó Elle-. No estoy segura de que hubiera podido ayudar a Jonas a localizar con toda precisión su ubicación sin vosotras. Y gracias. Aprecio que vinierais y trabajarais tan duramente para curarme.
– Por supuesto que íbamos a venir -dijo Sarah-. A pesar de todo, tienes mejor aspecto esta mañana. Puedo ver que Jackson te está cuidando muy bien.
Elle se ruborizó, el color se arrastró por el cuello hasta su cara. No sabía por qué. Jackson había sido más que un caballero. Se dio cuenta de que las puntas de los dedos se le habían ido a los hormigueantes labios y los bajó apresuradamente bajo la mirada atenta de sus hermanas mayores. Saboreaba a Jackson en su boca y entonces esa verdad la golpeó, milagrosamente él había logrado reemplazar el toque y el sabor de Stavros con algo bueno, algo excitante. No exigía nada a cambio. Ni siquiera pedía nada. Jackson.
Una dolorosa puñalada le atravesó la cabeza y él asomó la cabeza por la puerta, los ojos negros mitad preocupados mitad furiosos.
– ¡Déjalo, Elle! -exclamó con brusquedad, su tono fue bajo y serio.
Todas sus hermanas se habían girado para mirarle fijamente. La tensión subió en la habitación. Ellas no tenían la menor idea. Elle se echó a reír. Él era realmente el gran Jackson malo, pero oculto debajo de todo ese músculo de acero y esos fríos ojos negros había algo enteramente diferente que nadie, ni siquiera sus hermanas, sospechaban. Ocultaba muy bien al gigante apacible bajo esos endiablados vaqueros.
– Fue sin querer.
Él le lanzó otra mirada furiosa y desapareció de nuevo.
– El mismo viejo Jackson de siempre. Veo que sus habilidades sociales no han mejorado mucho -dijo Sarah. Ondeó la mano hacia la tetera, ésta flotó a través de la habitación y sirvió más té en la taza que ella sostenía-. Ese hombre realmente necesita unirse al siglo XXI. Creía que podría haber mejorado mientras tú estás tan frágil.
– Jackson se ocupa de mí.
– Sí, a eso ha sonado. -Sarah puso los ojos en blanco.
Elle echó una mirada alrededor del cuarto, a sus hermanas, obviamente todas estaban de acuerdo con la opinión de su hermana mayor sobre Jackson. Ella le podría haber defendido, pero parecía más importante protegerle, guardarse su lado secreto para sí misma. Simplemente se encogió de hombros.
– ¿Ha llamado Jonas acerca de Hannah?
– El bebé está bien y Hannah está mucho mejor. Jonas dice que se calentó rápidamente en la ambulancia. Ambos os están muy agradecidos a ti y a Jackson -continuó Sarah. Ondeó la tetera en dirección a Elle.
Elle señaló a la taza colocada en la mesita. Sarah ondeó la mano otra vez. Ya había olvidado que a Elle no se le permitía utilizar sus talentos psíquicos.
– Gracias, Sarah. -Le avergonzaba no poder utilizar sus habilidades. Se frotó las sienes. Llevaba tanto tiempo teniendo dolor de cabeza que había olvidado cómo era estar sin uno. Jackson nunca olvidaba que su cerebro estaba destrozado y cada vez que ella utilizaba su talento, se arriesgaba.
– Todas estamos muy agradecidas a Jackson. Hizo algo asombroso.
Elle arqueó una ceja.
– Así que estás diciendo que es un cretino, pero un cretino heroico.
Sarah asintió con la cabeza.
– Muy heroico.
Jackson entró en la habitación pareciendo sexy con una camiseta negra que se estiraba apretadamente sobre los anchos hombros y el pesado pecho. Los vaqueros le encajaban como un guante y ahora que ella sabía lo que ocultaba allí, no pudo evitar reparar en la parte delantera de esos vaqueros.
– Elle nos salvó a ambos -corrigió él, sirviéndose té al viejo modo. No era experto en levitación ni en trucos de salón. Sólo necesitaba algo caliente para ahuyentar los restos del frío que se demoraban en su interior.
Revolvió la miel y bebió la primera taza antes de servirse una segunda y acercarse al lado de Elle. Se sentó en el suelo entre las piernas de ella, medio girado para poder tomar el pie desnudo de ella en su regazo.
– No debió hacerlo, se estaba arriesgando demasiado, pero nos mantuvo calientes hasta que llegó la ayuda. Gracias por darle el empujón al final. Nos salvó. -Sorbió té y se llevó el pie de Elle contra el vientre.
Se sentía como algo muy íntimo el tenerlo sosteniéndole el pie desnudo. Elle pudo ver que Ilya había encendido un fuego para ayudar a caldear la habitación y dar más que una ilusión de calor. El crujido y el sonido junto con el parpadeo de las llamas añadían comodidad al salón de Jackson. Miró a las paredes y podría haber jurado que por un momento ondularon, como si estuvieran vivas, como hacían a veces las paredes de la casa Drake cuando los antepasados se asentaban en las paredes para ayudar a convertirla en una fortaleza.
Prepárate, nena. Era toda la advertencia que él iba a darle. Sus hermanas la estaban mirando, intentando ver en su interior, tratando de mirar más allá de los moretones de la cara y de las pocas heridas abiertas que podían ver hasta las que no podían ver. Jackson iba a confirmarles algunas de sus peores sospechas.
– Elle tiene miedo de poder estar embarazada.
Sarah bajó su taza de té y miró a su hermana más joven con un pequeño ceño. Ilya sacudió la cabeza mientras enlazaba los dedos con Joley. Si fuera posible que Libby perdiera más color, lo habría hecho. Abigail y Kate intercambiaron una larga mirada.
Elle intentó apartar el pie, agachando la cabeza y permitiendo que la masa de enredos cayera alrededor de su cara, ocultándola.
Tenemos que saber qué hacer para ocuparnos de ti. Jackson fue impenitente.
– Por lo que sé la séptima hija puede compartir el legado pero sólo con el compañero adecuado -dijo Ilya-. Y con ese compañero, el control de natalidad no funciona. Con cualquier otro, el embarazo es muy difícil.
Elle jadeó y se enderezó, mirando a Sarah.
– ¿Puede ser eso verdad?
Sarah asintió.
– Está registrado en los diarios.
– Mamá es una serpiente -siseó Elle-. Una serpiente total.
– Probablemente ella no lo sabía. En aquella época -explicó Sarah-, las mujeres raramente se acostaban con un hombre antes del matrimonio. Probablemente no surgió.
Jackson le tiró del pie.
– Cambia de lugar conmigo para que pueda trabajar con tu pelo. -Quizás sea más fácil para ti con tus hermanas aquí.
Su corazón comenzó a palpitar con fuerza otra vez. Dudó y luego se deslizó de la silla para dársela a él. Jackson la sentó entre sus muslos, otra posición íntima que ella no había considerado.
– Podría examinarte -ofreció Libby-. Deberías ser tratada, Elle.
– No hasta que esté más fuerte. Mi cabeza está tan liada, Libby, que tengo miedo de no poder protegerte. No estoy dispuesta a arriesgarte.
– Ese riesgo es cosa mía.
Elle sacudió la cabeza.
– Ya me habéis ayudado con lo que hicisteis.
Jackson comenzó el lento proceso de dividir la masa de largo pelo en mechones. Sus manos fueron sorprendentemente suaves cuando lentamente comenzó con los enredos del final de los gruesos mechones y se abrió paso pacientemente hacia el cuero cabelludo.
– ¿Entonces realmente no creéis que Elle esté embarazada? -Mantuvo la voz normal.
– Sería sorprendente -contestó Sarah-. ¿Te sientes embarazada, Elle?
Elle se encogió de hombros.
– No tengo la menor idea de cómo se siente.
– Enferma -dijo Joley y miró con furia a Ilya-. Enferma del estómago.
– No todas enferman -indicó Libby-. Te conseguiré una prueba de embarazo.
– Gracias, Libby -dijo Elle. Los tirones en su cabellera le hacían sentirse amada y cuidada, en vez de recordarle a Stavros agarrándola de la cabeza y forzándola a cumplir sus órdenes. Había algo muy calmante en el modo en que Jackson le peinaba los enredos, siempre sosteniendo el pelo firmemente entre donde peinaba los nudos y su tierno cuero cabelludo.
– Bomber, ¿qué estás mirando, chico? -preguntó Jackson.
El perro giró la cabeza, soltó un corto ladrido y volvió a mirar fijamente por la ventana a la niebla que se disipaba. Jackson tomó un sorbo de su té mientras observaba al perro. El animal todavía parecía alerta, su cuerpo inmóvil, los ojos enfocados y las orejas hacia delante.
– Todos sabemos que Gratsos y su hermano tienen ambos talento psíquico. -Jackson miró a Ilya y a Sarah sobre la taza humeante, los dedos de su otra mano sostenían el pelo de Elle como para proporcionarle un ancla mientras él hacía preguntas-. ¿Es posible que pueda extenderse a una gran distancia sin saber donde esté Elle y estrangularla? -No quería pensar que fuera posible para Gratsos comunicarse con ella, pero ya sabía que lo era porque él lo había hecho-. Y la niebla, ¿podría estar pescando? Lanzando una trampa psíquica, por así decirlo.
Ilya se acercó un poco más e intercambió una mirada larga con Sarah.
– Una idea interesante. Enviar su energía a buscarla. Supongo que podría hacerse. Nunca antes había oído hablar de ello. Yo no podría hacerlo. ¿Y tú, Sarah? Has leído toda la historia.
Sarah se mordisqueó pensativamente su labio inferior.
– Ni he leído acerca de ello, ni tampoco puedo hacerlo, pero eso no significa que no sea posible. Hannah puede enviar el viento. ¿Por qué no iba él a poder enviar niebla? ¿O algo más?
Elle inhaló bruscamente.
– ¿Cómo una corriente oculta? ¿Una resaca? -Le bajó un temblor por la espina dorsal. Eso era exactamente lo que Stavros había hecho. De repente estuvo segura de ello. A través de los océanos, había podido enviar la niebla y la trampa psíquica oculta dentro de la corriente-. Hannah puede hacer todo tipo de cosas como esas. Puede construir y dirigir un tornado. Todo lo que tenga que ver con el tiempo. Quizá con Stavros es el mar. Tiene un imperio naviero. Posee una isla. Le investigué completamente antes de empezar a trabajar encubierta y él solo viaja a ciudades que estén cerca del agua. Cada casa o villa que posee tiene vistas al agua. Es un pequeño detalle, pero surgió y en realidad lo discutimos.
Ilya tomó aire y miró a Jackson.
– Por eso el mar nos dio tantos problemas durante el rescate. Creímos que Hannah había perdido el control de la tormenta, pero quizá estaba combatiendo a Stavros sin saberlo. Él puede ocultar su energía.
Las manos de Jackson le tiraban una vez más del cabello, un ritmo apacible y constante que le calmaba el latido acelerado del corazón mientras Elle miraba por la ventana. Bomber se retiró, se giró y acudió junto a Jackson, acostándose, y empujando la cabeza en el regazo de Elle.
– La niebla se ha ido -dijo ella, apretando la mano entre el pelaje del pastor. Es interesante que Bomber esté muy relajado ahora que la niebla se ha ido. Crees…-. ¡Ay!
Las manos de Jackson le agarraron del hombro con fuerza y le dieron una pequeña sacudida.
– Déjalo ya, Drake. O te encontrarás sobre mis rodillas. ¿Por qué demonios tienes que ser tan jodidamente testaruda?
Hubo un pequeño silencio sorprendido. Sarah carraspeó.
– ¿Realmente estás amenazando con golpear a mi hermana? En nuestra familia no creemos en el castigo corporal. Mis padres nunca nos golpearon.
– Bueno, tal vez si tu padre lo hubiera hecho, Elle no sería un pequeño demonio -dijo Jackson.
Elle inclinó la cabeza hacia atrás.
– Deja de decir la palabra por «J». Y Sarah, Jackson se cortaría el brazo antes de golpearme realmente. Sólo le gusta que todo el mundo piense que es un tipo malo.
– Soy un tipo malo, maldita sea -dijo Jackson. Recogió el peine y con cuidado comenzó con el siguiente mechón de cabellera-. Tú pareces ser la única que no es consciente de ello.
Elle rió. No fue una risa inmensa, pero no pudo evitar la pequeña explosión de diversión ante la idea del gran Jackson malo peinando los enredos de su cabello.
– Ella siempre ha sido un pequeño demonio. ¿Qué está haciendo esta vez? -La voz de Sarah se estranguló por la emoción; el sonido de la risa de Elle hizo que los ojos se le inundaran de lágrimas.
– Utilizar la telepatía otra vez. Su cerebro tiene que descansar para curarse.
Elle le hizo una mueca a Sarah y puso los ojos en blanco. Jackson se inclinó y le murmuró en la oreja.
– He visto eso.
– No, no lo has visto.
– Bueno, lo he sentido. Lo he visto en tu mente.
Kate se revolvió en su silla, cogió su taza de té y sopló en ella, mirando a su hermana más joven sobre el vapor que se alzaba.
– Jackson tiene razón en esto, Elle. Tienes que dejar de utilizar todo lo que tenga que ver con energía psíquica hasta que tu cerebro se cure.
La voz de Kate era suave y amable, los ojos compasivos. La tensión en el cuarto se disipó inmediatamente como si nunca hubiera existido.
Jackson le sonrió.
– Nuestra Kate. La pacificadora. ¿Puedes curar la quemadura psíquica, verdad?
Un jadeo colectivo recorrió la habitación. Todos los ojos se giraron hacia Kate. Ilya se inclinó hacia ella en su silla y Elle retrocedió, lejos de los otros, casi subiéndose en el regazo de Jackson.
– Sólo esa vez contigo, Jackson -admitió Kate-. No es como si hubiera mucho de por ahí, ¿sabes? -Le lanzó una pequeña sonrisa, sonrojándose débilmente. A Kate nunca le había gustado mucho la atención sobre ella y ahora estaba definitivamente bajo escrutinio-. Libby cura la enfermedad y tiene a muchas personas con las que practicar. Yo sólo improvisé ese día.
– Me ayudaste y ni siquiera estabas intentándolo -indicó Jackson.
– No -dijo Elle firmemente-. No lo consideraré siquiera.
Jackson la levantó hasta su regazo y puso los brazos alrededor de ella, permitiendo que se acurrucara sobre él. Le acarició la coronilla con el mentón, pero mantuvo la mirada fija en Kate.
– Si Gratsos puede utilizar la energía psíquica para viajar y está pescando en este momento, encontrará a Elle más rápido de lo que esperábamos. Ella necesitará estar a plena potencia para luchar contra él. Todos en realidad. Aquí tiene mucho mar que utilizar contra nosotros.
– Todo eso es especulación -protestó Elle-. No tenemos ningún indicio de que esto fuera otra cosa que un fenómeno natural. Ocurren por todo el mundo. Aquí mismo en esta costa, tenemos varios lugares donde se producen resacas.
– Pero no aquí -dijo Sarah-. Hemos vivido toda nuestra vida aquí, Elle, y nunca ha habido una corriente oculta en esta parte en particular de la costa. El relieve no es el adecuado.
– Eso no lo sabemos -negó Elle-. El fondo del océano cambia todo el tiempo.
– Estás intentando atrapar el viento -dijo Jackson-. La cuestión es que si hay una, aunque sea pequeña, posibilidad tenemos que considerar que fue una tentativa para encontrarte.
– ¿Cómo sabría él que tenía que venir aquí? -preguntó Joley.
– No lo habría sabido -dijo Sarah-. Utilizaría la niebla de la manera en que lo hace Hannah. La mandaría por ahí y cuando interceptara energía psíquica, la niebla se erigiría en lo que viste, buscando al usuario de esa energía, y entonces la trampa saltaría. Ni siquiera necesitaría el océano, un lago o un río podrían ser igualmente traicioneros.
Joley frunció el entrecejo.
– Pero se está arriesgando a matar a Elle. ¿Y si hubiera sido Elle la que hubiera caído junto a la orilla del agua en vez de Hannah?
– Dudo que la trampa hubiera saltado -dijo Ilya-. Tiene que tener la huella digital psíquica de Elle. Conocerá su energía cuando la sienta.
Jackson frunció el entrecejo. No le gustaba que Stavros tuviera algo que ver con Elle, mucho menos que tuviera su huella digital psíquica.
– ¿Es posible que la esté estrangulando, Ilya?
– Dímelo tú -dijo Ilya-. ¿Qué puedes hacer?
Todos los ojos se giraron hacia Jackson y hubo otro silencio incómodo. Él podía acariciar a Elle íntimamente en su mente, llevarla al orgasmo, compartir todo su ser con ella, cada sensación, y la otra cara de eso, por supuesto, era que le podía causar dolor, y sí, estrangularla, herirla, posiblemente matarla.
No quería que ellos lo supieran. Ni sus hermanas. Ni Ilya. Su mirada parpadeó sobre Kate. Ella se examinaba las manos, el único modo de no mirarle. Ella lo sabía, que meses atrás él había tratado de quemar su talento. Cuando el demonio le montaba con tanta fuerza, y detestaba a todo el mundo a su alrededor, temía dañar a alguien.
Lo siento, nena. No quería que me tuvieras miedo.
Nunca tendré miedo de ti.
Por primera vez no la reprendió por utilizar telepatía, aún cuando un pequeño hilito de sangre apareció en la comisura de su boca. Lo enjuagó con yema del pulgar.
Los dedos de Elle se enredaron con los suyos.
– Estamos hablando de Stavros y de lo que puede hacer, no de Jackson. Si Stavros me puede estrangular desde lejos, pero no quiere matarme, ¿por qué seguiría haciéndolo?
– Control -dijeron Jackson e Ilya simultáneamente.
Ilya ondeó la mano hacia la cocina y el hervidor flotó hasta el fregadero para rellenarse con agua.
– Si puede asustarte lo suficiente, te mantendrá lejos de tus amigos, familia y especialmente de cualquier hombre que quizás tengas en tu vida. Desde el principio, Gratsos ha deseado el control sobre ti. Debe haber presentido tu capacidad psíquica y había planeado quedarse contigo para sus propios propósitos. Tenía la isla ya preparada con un protector psíquico para que no pudieras utilizar tu talento.
– Pero tampoco podía él -indicó Elle-. Ni su hermano.
– ¿Cuán vieja es esa villa? -preguntó Sarah-. ¿La compró él mismo?
– Había pertenecido a su familia, y su padre la vendió para saldar deudas. Stavros la volvió a comprar cuando se hizo rico -contestó Elle.
– ¿Dónde está su madre? -continuó Sarah.
– Se supone que murió en un accidente cuando Stavros era un bebé junto con el hermano gemelo de Stavros, pero resulta que ella abandonó a su marido, falseó su muerte, y se llevó al gemelo con ella -dijo Elle-. Se ahogó en un lago hace algunos años. Cuándo Evan, el gemelo, estuvo en mi cuarto el primer día, hablaron bastante acerca de su pasado. Ambos parecían amargados.
Hubo un pequeño silencio, todos pensando lo mismo. ¿Podría haber tenido Stavros algo que ver con la muerte de su madre? El hervidor silbó e Ilya vertió el agua en la tetera con otro gesto de la mano, agregando varias cucharadas del té curativo para vigorizarlos aún más a todos. Jackson se puso cómodo en la silla, observando como la tapa encajaba sobre la tetera sin que ninguna mano la tocara. Tazas y jarras se alinearon en el aparador de la cocina junto a la tetera. Miró alrededor de su abierto salón, a las hermanas Drake esparcidas por varias sillas. Ilya estaba sentado junto a Joley, esta envolvía el cuerpo alrededor del de él de una manera informal y cómoda. ¿Qué había sucedido? Parecía una escena de la casa Drake, no de su tranquila casa.
Dejó escapar el aliento lentamente, y tiró de Elle más cerca mientras estudiaba a las hermanas… ahora su familia. Familia. Saboreó la palabra, la dejó rondar por su mente. No había sabido lo que podía ser una familia hasta que conoció a las Drake. Todas tenían opiniones, todas se metían en los asuntos de las demás y todas eran violentamente protectoras las unas con las otras.
Elle inclinó la cabeza atrás para mirarle, sintiendo sus emociones, compartiéndolas con él, la maravilla y el milagro de la familia. Intercambiaron una pequeña sonrisa y se sintieron… completos.
Sarah suspiró.
– ¿Elle, puedes comprobar ese sitio web que te gusta investigar todo el tiempo? ¿El que registra todos los acontecimientos extraños alrededor del mundo? Me gustaría ver si la niebla apareció en más de un lugar y si ese es el caso, si hubo resacas por los alrededores o cerca de ésta al mismo tiempo.
– ¿Qué sitio web? -preguntó Ilya.
– Lo encontré por casualidad hace algunos años cuando investigaba. El sitio web es HiddenCurrents.com. Una periodista ha reunido todo tipo de información de varios sitios online y periódicos, así como fuentes de revista. Escribe sus propios artículos también. El sitio cubre toda clase de cosas desde el tiempo a terremotos, visión remota, experimentos, otras anomalías… cualquier acontecimiento extraño que suceda en cualquier parte del mundo, puedes encontrarlo allí. Lo denominó Corrientes Ocultas porque piensa que todas estas cosas recorren la superficie de la tierra y nosotros simplemente no conectamos los puntos. Ella trata de conectarlos.
– ¿No es un agente del gobierno? -preguntó Ilya.
Elle sacudió la cabeza.
– Sólo una periodista inquisitiva, muy aguda, que empezó a notar los patrones de condiciones meteorológicas excepcionales. Al principio buscaba signos de calentamiento climático, pero empezó a especular acerca de acontecimientos psíquicos y de que algo más estuviera pasando. Llegué a estar intrigada y empecé a estudiar varios acontecimientos yo misma. Creía, como todos, que éramos las únicas en el mundo como nosotras, pero Ilya y Jackson son pruebas de que no lo somos. Ahora Stavros. Hay más líneas aparte de las Drake que tienen capacidades psíquicas.
Jackson, sin pensar en ello, salió de la mente de Elle. No quería que ella sintiera su reacción, pero cada una de las veces que usaba el nombre de pila más familiar de Gratsos, su intestino se apretaba y anudada y quería herir a alguien. Avergonzado de no poder controlar una reacción tan visceral, se la ocultó. Los brazos permanecieron sólidamente en su lugar, sosteniéndola contra él, todavía suaves, cuando profundamente, donde nadie podía verlo, rabiaba con la necesidad de acción por su parte.
– Tiene sentido que las hubiera -estuvo de acuerdo Sarah. Miró a Ilya-. Tú has estado por todo el mundo, ¿has encontrado otros?
– No, pero no creo que las verdaderas habilidades psíquicas sean tan comunes -reflexionó Ilya-. La gente tienen destellos, momentos de intuición, algún acto y quizás sean un poco más sensibles, pero eso no es lo mismo que talentos psíquicos verdaderos. Las capacidades que tenéis las Drake son enormes. -Miró a Jackson-. ¿Quién era psíquico, tu madre o tu padre?
Las manos de Jackson se apretaron contra Elle involuntariamente. Ella no intentó deslizarse en su mente, no ahora, cuando él estaba tan incómodo con la conversación y claramente no quería hablar de su familia, pero se encontraba inquieta sin su toque. Había llegado a depender de la continua tranquilidad de su mente. Sin él, se sentía completamente sola en esta habitación llena de su familia.
Elle le apretó la mano con fuerza hasta que Jackson entrelazó los dedos con los suyos. Quiso rodearlo con calor del mismo modo en que hacía él, pero se obligó a permanecer fuera de su mente y lejos de sus recuerdos de niñez.
Jackson se encogió de hombros y frotó el mentón otra vez contra la coronilla de la cabeza de Elle. Elle lo reconoció como un signo de nervios así como una sencilla necesidad de tocarla. Vio la mirada de Kate sobre Jackson y luego como la apartó, como si compartieran algún secreto del que ella no estaba enterada.
– Si Gratsos está pescando para encontrar el paradero de psíquicas, entonces habría mandado su energía a cada lugar donde encontrara energía psíquica, habría desarrollado la niebla -dijo Elle en el silencio, desviando la atención de Jackson-. Estoy segura de que aparecería en el sitio web. Lo verificaré esta tarde y veré si hay algún informe de algún caso más.
Jackson, mostrando su apreciación, se inclinó para depositar besos suaves como plumas sobre el costado de su boca hasta la comisura. Elle sintió el familiar hormigueo en el fondo del estómago. Él podía hacerle esto a pesar de todo lo que había sucedido, la hacía sentir hermosa, deseada e incluso sensual cuando ella no estaba para nada segura de que fuera ninguna de esas cosas ya.
Bomber levantó la cabeza, echando una mirada entorno a la habitación y luego centrándose de repente en ella. Se puso de pie y ladró, una nota aguda y amenazante, con las orejas levantadas, los ojos penetrantes. Ladró una segunda vez. Elle sintió la caricia de unos dedos en su garganta, débiles, casi tan ligeros como los labios de Jackson mientras presionaba besos por su cara hasta la oreja. Sin amenazar. Apenas ahí. Tosió, la garganta se contrajo…
La lengua de Jackson le tocó la oreja, inundando su cuerpo de calor. Ella había notado que era tan susceptible, su cuerpo de repente estaba vivo, cada terminación nerviosa le gritaba, deseándole y se deleitó con poder tener tales sentimientos. Jackson estaba tan envuelto alrededor de su alma, era tan parte de su corazón y por primera vez desde que escapó, pensó que quizás tuviera una oportunidad en una relación casi normal. Bomber ladró otra vez.
Los dedos que le acariciaban la garganta se apretaron más profundamente.
– Jackson. -La mano de Elle fue a su garganta para apartar esas manos, de repente sintiéndose un poco demasiado vulnerable.
Jackson se irguió, mirando a Bomber, casi dándole la orden de marcharse, pero éste estaba rodeando la silla, los ojos enfocados totalmente en Elle. Ella tosió otra vez y se estiró hacia el cuello, pronunciando su nombre otra vez, pero esta vez salió en un murmullo ronco, como si no pudiera hablar.
Jadeó. Resolló. Se apartó de él y resbaló de la silla al suelo, de rodillas, tosiendo más. Sin advertirlo su cuerpo fue recogido como si ella no pesara más que una pluma y fue lanzada hacia atrás. Aterrizó en el suelo de madera prácticamente a los pies de Ilya y Joley. Joley chilló y se deslizó hasta el suelo para agacharse en actitud protectora sobre su hermana pero Ilya la agarró y la empujó detrás de él, utilizando su propio cuerpo como un escudo.
Bomber ladrada ferozmente, saltando como una flecha hacia un enemigo invisible. Sarah, Kate y Abigail se estiraron hacia el cuerpo de Elle que se retorcía. Luchaba contra un agresor invisible, abofeteando unas manos inexistentes en los senos, los muslos, chillando ahora, pateando como si estuviera intentando quitarse de encima a un atacante oculto. Rodó por el cuarto, golpeó al perro, quien chasqueó los dientes en el aire, cerca de su garganta.
La habitación estalló en un caos total. Las cinco hermanas Drake saltaron para ayudar a Elle. Ilya llegó allí antes que las mujeres, arrodillándose junto a Elle, pero sin tocarla. Cuándo Joley intentó otra vez pasar por delante de él hacia su hermana, la empujó firmemente detrás de él. Joley luchaba por rodear a Ilya, el perro ladraba continuamente y Elle peleaba contra algo que estaba cerca de ella, chillando y llorando, agitando los puños y golpeteando en el suelo con los talones desnudos. Un puño golpeó el brazo de Sarah, pasó de largo y casi le dio a Kate en la cara.
El cuerpo de Elle se levantó una segunda vez, estaba vez por la coronilla, como si la mano invisible le agarrara por el largo cabello y tirara hacia arriba. Tropezó, tosió, pateó, las lágrimas se vertían por su cara. Jackson podía ver las marcas en la piel ahora. Unos dedos que se hundían en su carne. Bomber seguía ladrando, queriendo atacar, actuando como si pudiera sentir a la entidad.
Elle cayó otra vez e intentó arrastrarse a través del cuarto, lejos de su familia, lejos del perro, hacia la puerta. El suelo de la casa onduló, una larga onda que se añadió al caos. El té se derramó. Elle rodaba sobre su espalda, pateando y luchando, la pura concentración mezclada con el terror en su pálida cara.
– Únete con nosotras, Elle -demandó Sarah-. Nos estás excluyendo. Podemos luchar contigo contra él. -Se acercó a su hermana otra vez, esta vez más cuidadosamente, Kate, Libby y Abigail detrás de ella mientras Ilya mantenía Joley al otro lado del cuarto.
Las cuatro hermanas se tocaron las manos, y Sarah colocó la palma en la frente de Elle. Está rodó para alejarse, golpeando una mesa. Una lámpara chocó contra el suelo. Kate rompió a llorar y empezó a sollozar. Joley enterró la cara contra el pecho de Ilya.
– Elle, por favor -imploró Sarah-. Vamos, cariño, déjanos entrar. Podemos ayudarte.
Elle sacudió la cabeza, su cuerpo temblaba mientras era medio levantada y golpeada contra el suelo, el aliento se le escapó de los pulmones. El ataque era brutal y depravado, un castigo, un acto de propiedad, claro para todos los ocupantes de la habitación.
Jackson se levantó entonces. Todo había sucedido en unos instantes, y durante ese tiempo él había estudiado a su enemigo. Estaba seguro de saber qué hacer. Flexionó los dedos, el corazón le latía con fuerza en el pecho, demasiado fuerte, el sonido era como un trueno en sus odios. El estomago le dolía, los nudos estaban muy apretados. Podía ver las magulladuras formándose en la delicada piel de Elle, alrededor de su garganta, los dedos que presionaban con fuerza en los montículos de sus senos bajo el fino material de la camisa. Habría moretones ahí también, lo sabía. Se abrió paso a través del círculo de mujeres e indicó al perro que dejara de ladrar.
Elle le miró, sacudiendo la cabeza, empujándose hacia atrás con los talones en un esfuerzo por alejarse de él.
– La estás asustando más, Jackson -dijo Sarah-. ¿No puedes ver que está aterrorizada?
El ignoró la mano con la que Sarah le refrenaba y se montó a horcajadas sobre el pequeño cuerpo de Elle, agarrando los puños que se debatían y sujetándoselos encima de la cabeza, asentando su peso sobre ella para sujetarla al suelo. Ella corcoveó desenfrenadamente, tratando de quitárselo de encima.
– ¡Jackson! -Incluso Libby, la tranquila sin un solo hueso malvado en su cuerpo, intentó apartarlo de Elle.
Jackson podía sentir, como si a distancia, las manos tiraran de él, los puños le golpearan en la espalda, pero todo su ser estaba centrado en Elle.
– Elle. -pronunció su nombre Jackson tranquilamente, su voz suave, muy bajo. Permaneció a horcajadas sobre ella, sujetándole las muñecas al suelo e ignorando a las hermanas que continuaba intentando empujarlo y apartarlo de ella-. Elle, abre los ojos y mírame. -Esperó un latido del corazón. Dos. Seguro que ella le había oído. Golpeaba bajo él, luchando, llorando, rogando, destrozándole el corazón, pero él se negaba a entregarse a sus propios temores.
Él era el único refugio de Elle. Se centró en eso, no en lo que le estaba sucediendo.
– Elle. Mírame. -Esta vez puso más demanda en su voz, aunque mantuvo el tono bajo y suave.
Las pestañas de Elle revolotearon. Largas. Mojadas. Desgarradoras. Su mirada esmeralda se encontró con la suya. Le reconoció con una sacudida de terror.
– Entrégate a mí.
Ella sacudió la cabeza violentamente.
Él se inclinó más cerca. Sarah intentó levantarle haciendo palanca y agarrándole del cabello. Ilya la sujetó por la cintura y tiró de ella físicamente justo cuando Bomber retumbaba una advertencia.
– Entrégate a mí, Elle. -Lo dijo otra vez. Calmado. Implacable. Una demanda inflexible. Ignorando todo lo demás alrededor de ellos. Solo estaban ellos dos. Elle y Jackson. Nadie más. Nada más.
Los ojos de Elle le imploraron. El sabía de qué tenía miedo. Creía que si él se unía a su mente, Gratsos podría herirle. Temía lo mismo con sus hermanas. Elle, su Elle, valiente como siempre, protegía a todos los que amaba.
Jackson sacudió lentamente la cabeza, sosteniendo su mirada.
– Entrégate completamente a mí, Elle. No puede hacerme daño. Soy más fuerte que él. Juntos somos mucho más fuertes. Dame tu corazón y mente y dame tu cuerpo.
Ahora el cuarto en torno a él estaba tan silencioso que podía oír la respiración, era capaz de distinguir a cada hermana, al perro, a Ilya, especialmente el ritmo aterrorizado de Elle. Forzó su propio aire a ser lento y constante, su corazón y el de ella, sus pulmones y los de ella. Uno y el mismo.
– Ven conmigo, nena. Entrégate a mí.
Se agachó hacia su cara con paciencia infinita, con lentitud infinita. El tiempo pareció detenerse. Su visión se abrió. Su audición se desvaneció para centrarse sólo en Elle. Para él, no había nadie más en la habitación. Eran solo ellos. Elle y Jackson.
– Tu cuerpo, Elle, confía en mí. Entrégate a mí, nena.
Ella inspiró, lo dejó salir, e hizo visiblemente el esfuerzo de relajarse debajo de él. Acabó con su frenética lucha, concentró su mirada en la de él. Jackson podía ver temor en ella, pero había confianza. Los músculos de Elle se relajaron. Lo que fuera que Stavros le estaba haciendo, simplemente lo aceptó. Permitió que el corazón latiera más despacio, para emparejarse al ritmo constante de Jackson. Forzó a los pulmones a seguir la pauta de los de él. Su mirada nunca abandonó la de él y su cuerpo se entregó a él… fundiéndose en la fuerte figura masculina, suave y maleable mientras él se estiraba sobre ella, asentando el peso, cubriéndola con los músculos más pesados.
– Esta es mi chica. Ahora tu mente. Una mente, nena, eso es lo que somos, lo que necesitamos ser. Abre tu mente y déjame entrar.
El cuarto alrededor de él estaba absolutamente quieto, inmóvil, como si todos contuvieran la respiración y esperaran. Jackson no apartó la mirada de Elle. Estaban sólo ellos. Ellos y nadie más en el mundo. Esperó a que Elle se liberara de su temor y se girara hacia él. Era un paso inmenso para ella. Luchando, por lo menos sentía como si tuviera una semblanza de control. Tragó con fuerza, parpadeado varias veces y entonces sus barreras cayeron, como si las hubiera bajado rápidamente para no perder el valor.
Él fluyó en su mente, llenando cada espacio, envolviéndose en ella apretadamente, reclamándola, vertiendo fuerza y resolución y construyendo su resistencia hacia Gratsos. Jackson le agarró la cabeza entre las palmas, enmarcando su carita de duendecillo en forma de corazón con las manos grandes y bajó la cabeza hacia la de ella.
A Elle el aliento se le quedó atascado en la garganta. Separó los labios. Le observó venir hacia ella. Jackson. Su otra mitad. Su fuerza. Su único amor. Él llenaba su mente, llenaba su corazón y su alma. Inundaba su cuerpo de deseo y calor. No había sitio para nada o nadie más en su mente o en su corazón. En su cuerpo o en su alma. Solo existía Jackson. Vino hacia ella con gentileza exquisita, con ternura encantadora.
Los labios la tocaron, firmes y fríos, suaves como terciopelo, calentándose rápidamente. La lengua le acarició la comisura de los labios, la excitó y la sedujo, expulsó cada brutal acto depravado que Stavros había cometido y lo reemplazó por algo enteramente diferente. Elle ardía por dentro. En su mente. En su corazón, profundamente en su cuerpo donde anhelaba sólo a Jackson. Abrió la boca y lo atrajo a su interior.
Jackson, por primera vez, sintió al otro hombre. Aceitoso. Malvado. Un cieno grueso de ser humano podrido de dentro a fuera. La bonita concha cubría un pobre ejemplo de humanidad, con una percepción de privilegio con la cual Jackson nunca se había encontrado antes.
Inténtalo conmigo, hijo de puta.
Lanzó el desafío, sabiendo que Gratsos ya se retiraba, huía de la mente de Elle, dejándola temblando, casi convulsionándose en el suelo, sollozando de alivio y aferrándose a Jackson. Ella le deslizó los brazos alrededor del cuello y apretó la cara contra su garganta, llorando incontrolablemente, desenfrenadamente, algo que ninguna de sus hermanas la había visto hacer antes jamás.
– Todo va bien, cariño -dijo él suavemente-. Ya se ha ido. Huyó como el cobarde que es. -Se deslizó del cuerpo de ella al suelo a su lado, aunque continuaba pegada a él. Le pasó el brazo bajo las rodillas y la levantó, llevándola al sillón reclinable en el lado más alejado del cuarto-. Tú eres más fuerte que él, Elle, sólo estás quemada en este momento. Te lo estoy diciendo, una vez que estés a plena potencia, no podrá entrar dentro de ti.
Ella le apretó más fuerte, hundiendo los dedos en los músculos, intentando hacerse una madriguera bajo la piel y perderse allí. Jackson odiaba que tuvieran audiencia, aunque fuera familia. Ella parecía demasiado vulnerable, demasiado frágil, y Elle odiaría eso. Les miró, con los ojos ardiendo, violentos, pero no pudo evitarlo. Sabía que parecía intimidante, pero esta era Elle… su Elle… y sólo deseaba protegerla.
Sarah agachó la cabeza.
– Lo siento, Jackson. Debería haber sabido que estabas ayudándola. Ella te quería, confió en ti, no en nosotras.
Su voz era tan triste, que a Jackson le partió el corazón. Elle permanecía en posición fetal, curvada contra él, todavía llorando, pero silenciosamente ahora, intentando reconciliarse con el hecho de que Gratsos había logrado atacarla a través de un océano.
– Estás equivocada, Sarah -dijo Jackson-. Elle confía en vosotras con su vida, con su alma. Os estaba protegiendo de él. Os ha estado protegiendo todo el tiempo.
– Él no puede herirnos… -Sarah se mordió el labio, deteniendo el resto de la frase. Jackson la estaba mirando con furia, sabiendo que había estado a punto de escapársele que eran demasiado fuertes para Gratsos, pero Elle había sido la más fuerte entre ellas y había sido capturada y torturada repetidas veces.
Fue Elle quien contestó, levantando la cabeza, el mentón alzado, los ojos un poco desafiantes.
– Puede, Sarah. Os puede hacer daño a todos. No puedes imaginar la clase de dinero o poder que tiene. Nunca nadie le dice no. Si desea algo, lo consigue. La policía es suya, los políticos son suyos, y ahora sabemos que tiene capacidades psíquicas. No le da miedo hacer daño a alguien y va a seguir viniendo a por mí. Ya es bastante malo que esté poniendo en peligro a Jackson, no voy a arriesgarme con ninguna de vosotras.
– Entró en nuestra casa -dijo Jackson-. ¿Si estuviéramos en tu casa, estarías protegida?
Elle se encogió de hombros.
– No puedo ir allí hasta que mi cerebro se cure.
Sarah frunció el entrecejo.
– ¿Por qué, Elle? No comprendo. La casa puede protegerte mucho mejor que éste lugar. Lo sabes. Y por qué no permites que Libby…
– Libby no -interrumpió Jackson-. Libby puede curar heridas del cerebro y puede curar el cuerpo, pero Kate cura la quemadura psíquica, ¿verdad, Kate?
– Kate, no contestes a eso -defendió Elle violentamente-. Es un punto discutible de todos modos ya que nadie se va a acercar a mi mente. Es demasiado peligroso y acabáis de presenciar por qué.