Capítulo 16

A Elle se le heló la sangre. Todo vestigio de color desapareció de su rostro. Por un momento no pudo respirar, luchando por conseguir aire. Su cuerpo entero se encogió ante el sonido de ese aterciopelado y burlón ronroneo. Instintivamente extendió la mano hacia Jackson, apartando su otra mano mientras sus dedos agarraban el pabellón de su oreja.

– El pobre Dane no podrá aguantar. Está casi muerto ahora mismo. Quizá te gustaría hablar conmigo en lugar de eso.

Jackson la rodeó con el brazo sin pronunciar una palabra y pulsó el botón del teléfono con su dedo, cortando la comunicación. Elle dejó caer el receptor y enterró la cara en su regazo. Él puso ambas manos sobre la cabeza de ella protectoramente. Él había estado en su mente. Sabía lo que esas frías palabras le habían hecho, habían destruido cada brizna de confianza que había comenzado a reconstruir en su interior.

Él acarició su pelo, ofreciéndole consuelo en su mente, no en voz alta, sabiendo que ella no quería que nadie la viera en su momento más débil. Bomber empujó hacia ella, acercándose a su lado como para escudarla.

Hannah atravesó la habitación, rompiendo el silencio la primera.

– Bebe un poco de té, Elle. Él está lejos y no puede tocarte aquí. Quiere que tú pienses que puede, pero aquí estás a salvo.

Elle tragó saliva, aún sin fuerzas para controlar los pequeños temblores en su cuerpo.

– ¿Cómo lo sabes, Hannah?

– Porque lo sé. Ponte derecha y bébete el té. Él te quiere asustada porque te puede controlar mejor de ese modo. Pero estás en casa, aquí con nosotros, y vamos a sanarte y hacerte fuerte otra vez. Él no puede ganar. Cree en su poder porque nunca se ha cruzado nada ni nadie en su camino. -Se puso en cuclillas al lado de su hermana menor, apartándole cariñosamente el pelo de su cara-. Mírame, cariño. -Esperó hasta que Elle levantó su cabeza y sus miradas se cruzaron-. Tú no estás sola. Nos tienes a todas nosotras. Tienes a nuestros hombres. Tienes a Jackson. Tienes a este pueblo. Pero sobre todo, tienes tu talento, tus fuerzas. Él no va a ganar.

Elle inspiró profundamente, se volvió y recostó su cabeza de nuevo contra las piernas de Jackson mientras cogía la taza de té de manos de su hermana. Miró alrededor del cuarto a las personas que la amaban, las personas que lucharían por ella, que pelearían con ella.

– Mató a Dane. Mi adiestrador. Dane era el único que conocía mi identidad. Estaba destinada fuera y él tenía miedo de que alguien en su agencia trabajase para Stavros. Afirmaba que Stavros tenía a la policía en su nómina por toda Europa y posiblemente aquí también. Él no quería correr ningún riesgo. Construimos la cobertura de Sheena MacKenzie muy cuidadosamente durante mucho tiempo para meterla en el mundo de Stavros.

– Lo siento, cariño -susurró Jackson con suavidad. Sus dedos encontraron la nuca de ella y empezaron un masaje lento para aliviar la tensión.

– Dane era un buen hombre. No merecía morir por mi culpa.

– No fue culpa tuya, Elle -corrigió Sarah-. Él estaba tratando de detener una red de trata de blancas. Tú y yo sabemos lo peligrosas que son. Se está volviendo el negocio lucrativo número uno, superando al tráfico de drogas y de armas en el mundo entero. Cada rama de las fuerzas del orden en todas partes está implicada, y todos conocen los riesgos, igual que cuando tratan de desmontar una red de tráfico de drogas.

Elle se mordió el labio inferior, no quería pensar en Dane. Él provenía de una larga estirpe de agentes de la ley y su familia había pasado generaciones trabajando para su país tratando de detener el crimen. Dane había pedido la ayuda de los Estados Unidos y la había aceptado. Ella no le había servido de mucho. Stavros había llegado hasta él, lo que quería decir que Dane tenía razón, alguien en su oficina estaba en la nómina de Stavros. Ahora era sólo cuestión de tiempo. Incluso si Dane había protegido su identidad, Stavros sabía que Sheena MacKenzie era un agente secreto. Nunca se detendría hasta que la encontrara.

Jackson no dijo nada, sabiendo cómo trabajaba la familia Drake. Había estado cerca de ellos lo suficiente. Sabía que era un hombre inteligente, pero algunos en esa habitación eran mejores pensadores que él. Él era el callado, un tipo de acción, encontrando pocos motivos para la charla y muchas razones para la acción.

Para él, todo era muy simple. Stavros nunca iría a prisión. Aunque lo atraparan con las manos en la masa, tenía demasiado dinero y demasiada influencia como para que las pruebas le afectaran. Desaparecería o sería destruido. Incluso en el improbable caso de que fuera condenado, manejaría su imperio desde donde estuviera y extendería su mano para destruir la vida de Elle. No, Stavros no iría a prisión.

Jackson levantó la mirada y encontró los ojos conocedores de Ilya. El ruso sólo asintió con la cabeza hacia él, un pequeño, apenas perceptible asentimiento. Había dos de ellos que sentían lo mismo e Ilya era un buen tipo para tener a su espalda.

– Creo que la verdadera pregunta que necesitamos hacernos es por qué es tan fuerte -aventuró Damon-. Cuando cualquiera de vosotras usáis vuestros talentos, os agota. Está a un mar de distancia pero conserva su poder. Eso tiene poco sentido.

La atención de Jackson saltó hacia Damon. El cerebro del hombre era una máquina. Estaba tramando algo. Lo que fuera tenía que ser importante y valioso o no lo habría mencionado. Le había estado dando vueltas y si formulaba la pregunta, es que tenía una idea de la respuesta.

Damon le dirigió una mirada rápida y Jackson tuvo que luchar para mantener su expresión. Damon también sabía que Jackson pensaba ir tras Gratsos y él quería participar, estaba en su cara. Damon no era un luchador, pero podía planificar una batalla, demonios, había desarrollado sistemas de defensa para los Estados Unidos.

– Tal vez porque es un varón -dijo Jonas, usando su voz más lógica.

Hannah le dio un manotazo. Joley también le dio una bofetada, no una sino dos veces.

– Eres un machista asqueroso, Jonas -le acusó Joley.

– Tiene su razón de ser -dijo Ilya, con cara de palo-. Miradme a mí.

Joley le dio puñetazos en el brazo.

– No presumas, Prakenskii. Te miro y todo lo que veo es mucha palabrería.

Él la atrapó por la melena y le movió hacia atrás la cabeza, encontrando la boca de ella con la suya, sin disculparse por ser posesivo. Cuando levantó su cabeza, sus ojos se reían.

– Obviamente no he hecho mi trabajo últimamente.

Joley le sonrió.

– Lo haces bastante bien.

Sarah carraspeó, atrayendo de vuelta la atención de todos.

– En realidad, Damon ha dado en el clavo. ¿Cómo puede ser capaz mantener su energía?

– No está usando realmente su energía -dijo Damon.

Tyson se inclinó hacia adelante con un ceño desconcertado en su cara, las manos enlazadas en su regazo, su mirada se centró en Damon de esa forma tan suya. No había nada ni nadie más en la habitación en ese momento.

– ¿Crees que consigue la energía buscando en la niebla? ¿Sin limitaciones?

Damon asintió.

– Tiene que ser eso, Ty. ¿De qué otra forma sino? No hay forma de que pudiera mantener un ataque en tantos lugares al mismo tiempo. Investigué la página web de Corrientes Ocultas y estaba la niebla, fue, en dieciséis lugares por todo el mundo, exactamente al mismo tiempo. Además, la mayor parte de ellos ni siquiera estaban en la misma zona horaria, pero aún así, la niebla se produjo precisamente en el mismo momento sin importar qué hora fuera en esa región en particular.

Tyson chasqueó los dedos.

– Ya veo lo que pretendes. Un tipo listo, muy listo.

– No lo entiendo -dijo Jonas, con voz irritada-. Ilústrame.

Las cejas de Damon se juntaron.

– Él crea la niebla para reunir energía psíquica.

– Lo pillo. -Jonas sonaba disgustado-. ¿Cómo la mantiene? Si no alimentara la energía, su niebla se desvanecería, simplemente se disolvería. Algo tiene que sostenerla. -Miró hacia Hannah buscando confirmación.

La atención de Hannah estaba puesta en sus hermanas. Todas se miraban unas a otras.

– ¿Él pudo hacer eso? ¿Alguno lo ha intentado alguna vez? ¿Ilya? -Ella miró hacia su cuñado.

– ¿El qué? -Jonas explotó-. Intenta no hacer que el resto de nosotros nos sintamos como idiotas. Todo este sin sentido de la magia-potagia es un fastidio de mil demonios.

– ¿No lo ves, Jonas? -Tyson obviamente no había notado que Jonas estaba a punto de perder los estribos-. Él produce la niebla, manteniéndola hasta que encuentra energía psíquica. Sus ojos se iluminaron, brillando de admiración por un momento-. Después la niebla se alimenta de la energía psíquica disponible, dejándole libre para crear otra trampa en el agua. Puesto que usa cualquier cosa natural en el ambiente, básicamente tiene que poner en movimiento cosas para que sus trampas funcionen. Usó algas marinas, tiburones, redes de pesca, viento, y ha conseguido viajar en las corrientes ocultas en el agua. Si no hay una disponible, crea la suya propia.

– Si es lo bastante experto, podría hacer lo mismo, preparar una trampa y el usuario de la energía psíquica podría alimentar el poder para él -dijo Damon-. Eso es simplemente una teoría, por supuesto, pero ¿de dónde si no obtendría la energía? Todas la alimentáis para él, y explica por qué todas estabais tan agotadas incluso cuando estabais haciéndole a Elle una cura superficial.

Se produjo otro largo y aturdido silencio.

Jackson presionó con los dedos el hombro de Elle para obtener su atención.

– Si él puede hacerlo, tú puedes hacerlo. Y tal vez a mucha mayor escala.

Elle negó con la cabeza.

– No sé cómo.

– Le acribillaste, cariño. Ambos sabemos que lo hiciste. En ese momento, antes de que te derrumbases, cuándo detuviste esa pared de agua, perdiste los estribos…

– Qué gran sorpresa -masculló Jonas.

Joley le pateó sin entusiasmo y Hannah le miró echando chispas.

– Bueno ¿y qué? -se defendió-. ¿Alguien está sorprendido?

Elle sintió que los nudos de su estómago se aflojaban. Rodeada por su familia, por las bromas habituales para hacer frente a las amenazas peligrosas, comenzaba a sentirse segura otra vez. Jonas la quería y ella se sentía segura en su amor, en casa, igual que con sus hermanas. Se encontró a sí misma mirando alrededor la habitación.

Soy muy afortunada, Jackson.

– Maldita sea, Elle. -Él bajó el brazo y la cogió por la cintura, subiéndola encima de su regazo. Su té se derramó en el aire, pero permaneció allí sin más, flotando mientras él cruzaba los brazos apretadamente alrededor de ella y susurraba en su oído-. Haz eso otra vez antes de que Kate se ocupe de ti y no podrás sentarte en un mes.

Elle estalló en risas. La taza de té volcada en el suelo se levantó sola y el líquido fluyó de vuelta a ella. Elle enlazó los brazos alrededor del cuello de Jackson y le abrazó, enterrando el rostro contra su cuello.

– ¿Te dije esta mañana que estoy loca por ti?

Sus grandes manos enmarcaron su cara.

– De hecho sí que lo hiciste. -Él dibujó un rastro de besos sobre ella, desde el borde de su ojo hasta la comisura de su boca antes de acariciarle los labios con los suyos-. Pero eso no te va a librar del problema. Cada vez que usas la telepatía, puedo sentir cómo aumentan las lesiones en tu cerebro. Tienes que detenerte.

– De verdad que lo intento -admitió ella, conmocionando a su familia entera.

Elle raramente le confesaba a alguien lo que pensaba o sentía. El hecho de que le diera explicaciones a Jackson era muy esclarecedor para todos, especialmente que se comportara así delante de ellos. Si cualquiera de ellos hubiera dudado de sus sentimientos hacia el ayudante del sheriff, eso los convenció.

– No me he dado cuenta de que estaba usando la telepatía. Estamos tan unidos que parece natural.

– Lo sé. -Su voz era tan tierna que Elle se inclinó para besarle otra vez-. Sólo inténtalo con más fuerza. -Miró a Kate-. De verdad, Katie, no sé qué hacer.

Kate miró a su hermana menor, luchando para evitar que su cara mostrara su emoción. Jackson nunca la había llamado Katie, ni una vez en todo el tiempo desde que se conocían. Y la expresión de su cara cuando él miraba a Elle hacía que se le llenasen los ojos de lágrimas. La miraba como si el sol saliera y se pusiera por ella, y más que cualquier cosa, todos querían que Elle fuera feliz.

– Trajimos algunas velas y otras cosas más, Elle -dijo Kate con voz algo inestable-. Hemos estado hablando sobre la mejor manera de intentarlo y darte privacidad. ¿Estás dispuesta?

Jonas se puso en pie.

– Mejor os dejaremos con ello. Podemos salir al porche y tomarnos algo de café de hombres para variar.

Había una nota en su voz que Jackson entendió. Jonas quería hablar. Jackson dio un respingo en su interior. Jonas era un agente de la ley hasta el final, pero él conocía a Jackson, y conocía la forma de pensar de Jackson. Él quería arrestar a Gratsos, creía que había alguna manera de atraparlo dentro de la ley y Jackson no tenía muchas ganas de discutir.

Jonas suspiró y sacudió el pulgar hacia la puerta.

Jackson puso los pies de Elle cuidadosamente en el suelo.

– Estaré en la parte de atrás algunos minutos, cariño. Pero no te preocupes, no te dejaré ir. -Él se movió en su mente, recordándole que la ayudaría a crear una fuerte barrera entre ella y sus hermanas para que no percibieran lo que había soportado.

La intimidad entre Elle y Jackson había crecido rápidamente, desde que ella había conectado con él cuando estaba en el campo de prisioneros. Cuanto más compartían sus mentes, más intrincadamente entretejida se volvía la conexión. Él había estado solo la mayor parte de su vida, no únicamente solo, sino que intencionadamente era un ermitaño, y ahora no podía imaginar su vida, ni su mente, sin Elle en ella. Su toque, no sólo psíquico, era adictivo. El calor que ella compartía con él, su amor sin reserva, inflexible, que ella derramaba sobre él era ya una parte de sí. Cuando él miraba su casa, sabía que era un hogar porque ella estaba allí.

Jonas carraspeó. Él captó la sonrisa que Hannah y Joley se dirigieron entre sí. Las Drake querían a Jonas. Era más que el marido de Hannah, era verdaderamente su hermano en sus corazones. El único que tenían. Su feroz protector y su dolor más grande. Sabían que él quería hablar con Jackson a pesar del intento de Jonas por mantenerlo en secreto.

Elle le dedicó una pequeña sonrisa y él le guiñó el ojo. Su sonrisa se amplió.

– Vas a hacerlo, entonces, Elle. -Jackson hizo más una declaración que una pregunta-. Una vez que lo hagas, regresaremos a la casa Drake. Es el centro del poder y tendremos aún más munición contra ese hijo de puta. Mientras tanto, esa casa puede protegerte mejor que yo.

Ella negó con la cabeza.

– No, no puede. Él estaría siempre sobre mí si tú no lo detuvieras, Jackson. -Había una tranquila convicción en su voz-. Él no puede sobrepasarte.

Damon estaba en pie, apoyado con fuerza en su bastón.

– ¿Estás segura?

– Absolutamente. No puedo mantenerlo fuera. No sé si es por las lesiones o porque no puedo mantener una barrera natural contra él, o porque él conoce exactamente cada punto débil. Tan pronto como Jackson se aparta de mí, puedo oír a Stavros murmurando en mi oído, diciéndome que viene a por mí. Que si no regreso matará todos los que amo y que tarde o temprano conseguirá a una persona que me importa más que nada. -Ella miró a Jackson y hubo dolor en sus ojos-. Se refiere a ti.

Jackson curvó la palma alrededor de su nuca y la llevó hacia él, inclinando su cabeza hacia atrás con el pulgar, presionando la frente contra la de ella.

– Entonces está a punto de sufrir una gran decepción, cariño. Ambos sabemos que no se me mata tan fácilmente.

– No podría soportar que alguien más fuese herido o resultase muerto por mi causa -susurró ella, acercándose más-. Ya no sé ni cómo vivir sin ti.

– Mira a tu alrededor, Elle -dijo Jackson-. Fíjate bien en tu familia. Nada va a sucedernos a ninguno. Aunque sólo sea en esto, confía en mí. Él no va a ganar.

Jackson se dio la vuelta abruptamente y salió de la sala con Bomber a su lado. Abrió la puerta de un empujón y salió al porche, la furia fluía en su interior. Por un breve momento le consumió, se alimentó de él, hasta que sintió las tablas bajo las plantas de sus pies.

Damon e Ilya lo siguieron, Damon se dejó caer en una de las sillas del porche.

– Vas a ir tras él.

– No tendré que ir tras él. El muy hijo de puta vendrá directo hacia mí -dijo Jackson-. Está tan pagado de sí mismo que piensa que puede venir a mi terreno y llevarse a mi mujer. -Su voz era cortante como un glaciar.

– Tienes un plan.

Ilya y Jackson intercambiaron una larga y conocedora mirada. Jackson se encogió de hombros. Sólo necesitaba su arma y al hombre en su punto de mira e Ilya ya estaba con él al cien por cien en la estrategia.

Damon le sonrió.

– Creo que deberíamos volver a pensar tu plan un poco más. -Palmeó la silla junto a él.

– Ese bastardo no va a salir vivo. -La hosca declaración no daba pie a discusión. Jackson miró a Jonas, que los había seguido, con Tyson, Alexandr y Matt justo detrás.

– Jackson -advirtió Jonas-. No puedes matar a alguien a sangre fría. Eres un ayudante del sheriff, has jurado defender la ley.

– Puedes retirarme la placa, Jonas -dijo Jackson tranquilamente-. Redactaré mi dimisión y la tendrás en tus manos en cinco minutos. -Comenzó a regresar a la casa.

Jonas dio un paso para ponerse delante de él.

– No seas idiota. ¿Qué vas a hacer? ¿Disparar contra él e ir a la cárcel?

– Ese es básicamente el plan.

Fue Damon el que contestó.

– Yo podría tener uno mejor. ¿Por qué no te sientas y me escuchas? He estado dándole muchas vueltas y aunque no tenga todos los detalles resueltos, creo que podemos deshacernos de él sin que nadie vaya a la cárcel. Aunque tengo que estar de acuerdo con Jackson en querer al hombre muerto, no me apetece mucho perder a un cuñado. Jonas, si crees que es que mejor que no oigas esto, tal vez deberías entrar y ver si Hannah necesita cualquier cosa. -Se volvió a mirar a los demás-. Si alguno no queréis oír lo que tengo que decir, ahora es el momento de marcharse.

Jonas se encogió de hombros.

– No puedo actuar como un hipócrita. Pero no quiero que Jackson se meta en problemas. Me hice a la mar para matar al hombre que amenazaba a Hannah. Y si llegase hasta Gratsos, le mataría. Puedo ser un cabezota, Damon, pero sé que arrestar a Gratsos no va a detenerle.

– Entonces, tengo un plan. -Damon sonaba orgulloso de sí mismo-. O al menos el principio de uno.

– Oigámoslo -dijo Jackson, y se sentó sobre la barandilla, levantando una barrera para que Elle no pudiera leer su mente. Él necesitaba permanecer en la de ella, pero no podía dejarla saber lo que discutían.

Elle percibió el momento en que Jackson erigió un escudo entre ellos. Tampoco es que hubiera sido muy sutil. Ella miró hacia el porche donde los hombres se apiñaban alrededor de Damon. Frunciendo el ceño, miró a Sarah buscando una explicación.

– Se traen algo entre manos.

– Damon tiene la cabeza bien equilibrada -le recordó Sarah-. Nunca se involucraría en ninguna locura. Siempre es la voz de la lógica y la razón. Probablemente los está tranquilizando a todos. Tenemos algunos cascarrabias en la familia.

Hannah le sonrió.

– No te referirás, por casualidad, a mi marido, ¿verdad?

Todas se rieron y comenzaron a colocar las velas alrededor del cuarto mientras hablaban.

– Jonas no va a cambiar nunca -dijo Joley-, pero le queremos como es, Hannah.

– Se ha vuelto muy mandón desde que nos casamos.

Las hermanas estallaron en risas y Hannah se puso la mano en la cadera.

– ¿Qué?

– Siempre ha sido muy mandón, boba. Es sólo que has dejado de volar su sombrero calle abajo -señaló Abbey-. Jonas viene con una etiqueta, «Aquí el Macho Dominante».

– Bueno, pues a mí me gusta y no es tan malo como Ilya.

Joley se sonrojó hasta ponerse de un carmesí profundo.

– Yo paso de él.

– Apuesto a que lo haces -dijo Elle y le dio un puntapié a su hermana.

– ¿Y qué pasa con Jackson? -preguntó Libby-. Sarah dice que vais a casaros en un par de días. ¿Es verdad, Elle? ¿Estás segura de que es lo que quieres? Jackson siempre te ha respaldado. ¿Estás preparada para cómo será vivir con él?

Abigail dirigió la mirada hacia el porche para observar a Jackson. Con su barba desaliñada parecía un feroz hombre de la montaña. Ella sabía que a menudo iba de incógnito a otros condados. Él estaba en casa cumpliendo con su papel, pero algunas veces era intimidante.

– Has sufrido un trauma terrible. Quizá sería mejor dejar las decisiones importantes, que alteren tu vida, para cuando hayas tenido tiempo para recobrarte.

Elle se encontró siendo el centro de atención en medio de sus hermanas, con todas ellas observándola con atención. Se arropó más con el jersey, deseando repentinamente haberse puesto más ropa. No podían ver las marcas del látigo entrecruzando su cuerpo, pero ella era muy consciente de ellas, de las marcas alrededor de sus senos e incluso sobre su sexo. El interior de sus muslos ardía y por un momento no pudo respirar.

Cariño, ¿necesitas que entre allí y te rescate? La voz de Jackson era un roce aterciopelado en su cabeza. Ella sintió un calor instantáneo que la cubría y ya no sentía tanto frío. Estaba temblando y se obligó a aspirar profundamente.

Miró por la ventana y lo vio mirándola. Él levantó la mano, con la palma hacia afuera y los dedos separados. Ella levantó su mano, con la palma hacia él y sintió la caricia, primero piel con piel, luego sus labios como si él los hubiera presionado en el centro de su palma. Ella cerró los dedos alrededor de ese punto, manteniendo la sensación. Al momento se sintió más estable.

Estoy bien. Gracias. Y no me regañes, tú lo empezaste. Ella ignoró el dolor lacerante en su cabeza, necesitando la breve comunicación.

Espera a que estemos solos. Su voz prometía todo menos el castigo.

Elle devolvió su atención a sus hermanas.

– Jackson me hace sentir completa. Me devuelve todo lo que Stavros me quitó. No estoy bien, al menos por dentro, y lo sé, pero Jackson me hace mejorar cada día.

Sarah le sonrió.

– Quiero que hables sin rodeos, todas lo hacemos, donde podamos poner nuestros brazos a tu alrededor y podamos apoyarte. Es difícil para nosotras.

– Lo sé. Lo siento. Espero que sepáis por qué. Saber lo que me sucedió y experimentarlo son dos cosas diferentes. Hasta que sea lo suficientemente fuerte como para evitar que eso suceda, no quiero poneros en peligro a ninguna, y Joley y Hannah están embarazadas. No sabemos cuánto sienten sus bebés. -Ella puso a mal tiempo buena cara, intentando quedarse fuera de sí misma y no dejar que esas imágenes y esos recuerdos inundaran su mente.

La mente de Jackson se movió contra la suya y ella se sintió más fuerte, como si él estuviera a su lado, conectando manos, enlazando almas. No había forma de explicárselo a sus hermanas, pero podía ver que estaban tratando de entenderla.

– Nadie cruzará esa línea sin tu permiso -acordó Sarah.

– Kate tiene que quedarse a salvo. Prométemelo, no tomarás demasiado en ti misma, Katie. No puedes quemarte para ayudarme -dijo Elle.

– He estado pensando que podría ser mejor probar esto en tres sesiones -dijo Sarah-. Libby y yo hablamos sobre ello y ella dijo que cuando está sanando algo difícil, ha visto que si lo ataca en tres partes conserva su fuerza y evita resultar abrumada. Su cuerpo puede absorber mejor la enfermedad o las heridas.

Hannah sopló las candelas para encenderlas. Al momento el cuarto se llenó de una fragancia tranquilizadora a lavanda. Sarah, Hannah, Libby, Abigail y Joley formaron un círculo alrededor de Kate y Elle, uniendo las manos. Se balancearon al ritmo del cántico creciente que Sarah empezó. Kate se acercó hacia Elle hasta que estuvo a unos centímetros de distancia, con los ojos cerrados, moviendo los labios en una oración mientras pedía fuerza para ayudar a su hermana.

La voz de Joley comenzó a subir de volumen. Abigail se unió a ella, la combinación de sus voces era fuerte y pura, un contrapunto para Sarah, Hannah y Libby mientras cantaban, una llamada y una respuesta, concentrando la energía en la habitación. Kate dibujó una sonrisa serena y extendió la mano de nuevo hacia Elle, su mano revoloteando justo a un aliento de distancia de su hermana.

– ¿Estás lista?

Elle no pudo evitarlo. Extendió la mano hacia Jackson buscando tranquilidad.

Estoy aquí, cariño. Tengo el escudo en alto y es fuerte. Ella no va a sentir nada salvo tu amor.

Su voz era calmada. Fuerte. Protectora. El corazón de ella dio un salto. Un parte de sí quería derramar lágrimas de alegría por la forma en que él la amaba. Afirmó con la cabeza hacia Kate.

Kate colocó la mano en la cabeza de Elle, el más ligero de los toques, casi una caricia, un golpe de amor de una hermana a otra. Al instante ella pudo sentir el calor flotando desde la mano de Kate hasta su cabeza. El dolor palpitante pareció reducirse algo. Casi podía visualizar los estratos más profundos de las lesiones curándose. Diminutas chispas de electricidad zumbaban, saltaban y titilaban, como si Kate reparase una corriente eléctrica en su cabeza.

El calor creció hasta el ardor. Los zumbidos se convirtieron en descargas. Fuera en el porche, Bomber repentinamente se lanzó hacia la mosquitera y comenzó a ladrar. Su cuerpo entero apuntó hacia las mujeres, las orejas adelantadas, enseñando los dientes, su ladrido era sumamente agresivo. Hannah y Joley dieron un salto hacia atrás, rompiendo el círculo de unión.

El rostro de Kate palideció y retiró la mano rápidamente como si le ardiera. Se tambaleó y Elle la atrapó por la cintura, ayudándola a sentarse en el suelo. Inmediatamente Libby trató de alcanzarla.

Kate gateó hacia atrás, evitando el toque de Libby.

– Espera, Libby. Sólo espera un momento.

– ¿Qué diablos pasa aquí dentro? -exigió Jackson, abriendo bruscamente la mosquitera. Bomber saltó adentro, corriendo hacia Elle-. Basta ya -masculló hacia Bomber y el perro dejó de ladrar.

Elle palideció.

– ¿Se escabulló algo, Kate? ¿No te protegí?

Kate cerró los dedos alrededor de la delgada muñeca de Elle.

– Me protegiste muy bien. No sentí nada de lo que sufriste. La barrera que tú y Jackson tenéis juntos es asombrosa. -Ella dejó caer la cabeza entre las rodillas, aspirando con fuerza para evitar desmayarse.

– ¿Kate? -preguntó Sarah.

Hannah hizo flotar un plato de galletas de azúcar en el cuarto, atrapó el plato y lo sostuvo ansiosamente mientras Joley convocaba una taza de té.

Kate miró hacia arriba, con la cara muy blanca.

– Le oí.

– ¿A Jackson? -preguntó Sarah.

Kate negó con la cabeza.

– A él. Gratsos. Él trataba de alcanzarla, pero no puede atravesar la barrera de Jackson. Estaba muy enfadado. Enfurecido. Y la golpeaba. Lo sentí. -Ella hizo una pausa-. Y entonces él me percibió.

Elle se quedó sin aliento.

– ¿Él está en tu cabeza? Di la verdad, Kate. Abbey. Haz que diga la verdad. -Estaba completamente aterrorizada. Su corazón latía tan fuerte que ella realmente se presionó la mano contra el pecho.

– Me marché en cuento él me percibió. No creo que él pueda volver a encontrarme, pero tiene que saber que estamos relacionadas. Si no tiene tu nombre verdadero y tu dirección, él tiene otra pista. No traté de esconderme o de protegerme porque no se me ocurrió que pudiera «verme» o sentirme mientras trabajaba en tu curación. -Cogió una galleta de azúcar y le dio un mordisco. Joley le puso la taza de té en sus manos mientras ella temblaba-. Es un hombre espeluznante.

Elle se derrumbó sobre el suelo. Primero Hannah. Luego Abigail. Y ahora Stavros había asustado a Kate. La dulce y serena Kate. Parecía casi una blasfemia. ¿No había nadie a salvo del hombre? Y Dane. Ella aun no sabía si la familia de Dane sabía si él estaba muerto, o si había desaparecido como ella.

Presionó los dedos en sus ojos, luchando contra las ardientes lágrimas. Una parte de ella quería subirse a un avión y enfrentarse a Stavros. Entrar en una habitación y pelear contra él -poder psíquico contra poder psíquico- pero ella no estaba lo bastante bien. Él iba a encontrarla, la había encontrado y atacaría sistemáticamente a todos a los que amaba. ¿Quién sería el siguiente? ¿De la muerte de quién más sería responsable? Hannah podía haber muerto fácilmente, llevándose a su bebé con ella, y Abigail todavía tenía magulladuras y suturas. ¿Por qué? Porque todas sus hermanas conservaban energía para sanarla. No dejaban nada para ellas mismas.

Destruiría a su familia si se quedaba. Ella cerró los ojos, enlazó los brazos alrededor de sí misma y trató de enfrentarse a cómo sería ponerse en manos de Stavros otra vez. Un estremecimiento atravesó su cuerpo. Cada toque, cada acto que él le había impuesto a la fuerza le resultaba tan vil, tal violación de todo lo que era y en lo que creía, y ahora, después de estar con Jackson y conocer el amor -el toque del amor- no podría enfrentarse a ello. Nunca podría soportarlo. Se le escapó un único sonido, de completa desesperación.

– Cariño, ven acá. -Jackson se agachó a su lado con un movimiento lento y suave.

Casi inmediatamente todos se quedaron quietos y las hermanas de Elle retrocedieron para darle espacio. Era evidente en ese momento que Elle, la hermana fuerte y feroz, que todas habían conocido como una protectora y una luchadora, era frágil y necesitaba alguien en quien apoyarse.

Elle se tambaleó, apenas consciente de nadie más en el cuarto. Jackson no la tocó, simplemente se quedó a unos centímetros, mientras el calor de su cuerpo la calentaba. Elle. Mírame. Te estás apartando y vayas donde vayas, sabes que voy a seguirte. Mírame, cariño. Estamos aquí, en nuestra casa, y estás rodeada de todos los que te aman.

Sus ojos titilaron. Podía sentirla, pequeña y ligera, encogida en posición fetal, replegada en un rincón de su mente.

No hay vuelta de hoja, cariño. Estoy justo aquí. Justo a tu lado. Mírame. Mírame.

El sonido de su voz, suave, apremiante, fuerte, penetró en la pared que ella había erigido para intentar protegerse de una amenaza que no podía afrontar. Elle se esforzó en salir de su mente y volver a su cuerpo donde podría abrir los ojos y mirar su cara. Una cara fuerte. Amaba cada uno de sus rasgos. Cada línea. Cada cicatriz. Conocía su cara como si fuera la de ella. Podía trazar su estructura ósea, la mandíbula firme, los labios sensuales y la nariz recta con el pequeño bulto en ella.

Los ojos de Jackson estaban tan oscuros, tan apremiantes, que una vez que ella los miró directamente no pudo apartar la mirada. Se sentía segura allí, arropada, no encerrada sino protegida. Las lágrimas nublaron sus ojos y parpadeó rápidamente para no perderle de vista.

Jackson, excesivamente consciente de su audiencia, la cobijó en sus brazos atrayéndola contra su pecho, sus brazos la arropaban para que nadie pudiera verle la cara. Él sabía que la familia la amaba, pero a Elle le avergonzaría que la vieran en un momento de debilidad. El orgullo era importante para ella y, mientras que él ya había pasado por las primeras etapas de un trauma y sabía qué esperar, ella no tenía ni idea de que estos momentos llegarían en las ocasiones más inesperadas.

Elle se acercó más a él, empujando la cara contra del hueco de su hombro. Él se levantó, llevándola consigo, sentándose en una silla con ella en su regazo, sus brazos la ocultaban eficazmente de todo el mundo.

– ¿Katie -preguntó él suavemente-, estáis todas bien?

Ella asintió.

– Él no entró en mi cabeza. Me aparté en cuanto le sentí. Creo que ambos nos dimos cuenta de que no estábamos solos al mismo tiempo.

– Gracias por trabajar en Elle. Ya puedo sentir una diferencia dentro de su cerebro, sólo con una única sanación. Cuándo trabajaste con ella, ¿pudiste hacerte una idea del daño? -Jackson realmente quería una respuesta, pero aún más quería distraer la atención fuera de Elle hasta que pudiera recuperarse lo suficiente como para enfrentarse a todos.

Tan pronto como él formuló la pregunta Libby se inclinó, ansiosa por oír la respuesta. Kate tomó cuidadosamente un sorbo de té, tomándose su tiempo, evaluando la situación antes de hablar. Como siempre, trajo una sensación de calma, de paz a la habitación. Levantó la mirada serenamente y sonrió a Matt mientras se acomodaba a su lado, deslizando su mano en la de él. Estaba pálida, pero aún era Kate, elegante incluso con su blusa blanca y los vaqueros descoloridos y desgastados. No llevaba maquillaje y nadie sospecharía nunca que escribía los libros de misterios y asesinatos más vendidos en todo el mundo.

– No voy a tratar de minimizar el daño que ha sufrido, especialmente porque sé que necesitamos a Elle a pleno rendimiento. Las lesiones son profundas. Necesita descansar y necesita relajarse sin usar nada de su talento. Sané el primer estrato, pero hay varios. Trabajaré en ella otra vez mañana. -Antes de que Matt pudiera expresar una protesta, apretó sus dedos y lo miró, implorando comprensión con los ojos-. Seré más cuidadosa la próxima vez.

– Pensé que podríamos enviar un pequeño mensaje la próxima vez -dijo Jackson-. Aunque no sé si es posible. Él está obviamente intentando acosar a Elle. Abbey, puedes trabajar con animales, ¿verdad?

Ella frunció el ceño, intrigada, pero afirmó con la cabeza.

– Normalmente con facilidad.

Él señaló al perro.

– ¿Qué hay de Bomber?

Abigail alargó la mano hacia el pastor alemán y lo hizo venir a ella, olfateando su palma abierta. El perro la miró con adoración y meneó el rabo. Ella lo miró fijamente a los ojos durante unos momentos y Bomber instantáneamente se tumbó a sus pies, mirándola inmóvil con ansiedad.

– Es muy receptivo. En realidad tiene su propia energía psíquica.

– Siente la presencia psíquica de Gratsos -aclaró Jackson-. Sus orejas apuntan hacia adelante, su pelo se riza, se levanta y señala, ladrando a los intrusos. Él sabe antes que cualquiera de nosotros cuándo nos envía Gratsos su energía.

– Piensas que podemos usar su energía para atacar a Gratsos cuando invade a Elle -aventuró Abigail, con expresión prudente. Miró a Sarah.

Jackson notó que todas las mujeres miraban hacia Sarah. Incluso Elle se movió y se enderezó un poco, girando la cabeza, mirando hacia Sarah como si tuviera el veredicto final.

Tyson se inclinó hacia adelante, mirando a Damon.

– Todo está en las ondas de energía, ¿no? Podría funcionar. Sería divertido, que el hijo de puta alcance la mente de Elle y se encuentre a un perro guardián en su cara, todo dientes y ladridos. -La sonrisa se desvaneció-. ¿Pero vale la pena? ¿Va a desentenderse del asunto y preguntarse si eso es todo lo que tenemos?

Sarah negó con la cabeza.

– Gratsos pudo hacer que Elle tuviera sensación de que la estrangulaba. Ella siente sus dedos cerrándose en su garganta.

– Ilya puede hacer cosas como esa -admitió Joley, volviéndose para sonreír a prometido-. Sólo cosas mucho más agradables, por supuesto.

– ¿Entonces el perro puede atacarle? – preguntó Jackson.

– Creo que podría hacerse -dijo Sarah-. Abbey podría conectar a Bomber con Gratsos a través de Elle y dar la orden de ataque. No sé cuánto daño le haría, o cuánto tiempo podríamos sostener el ataque, o si merece la pena el esfuerzo, pero apuesto que podría hacerse.

– Y si él se pregunta si eso es todo lo que tenemos, mejor -dijo Damon-. Déjale pensar que no tenemos mucho.

Sarah le dirigió una mirada inquisitiva, pero Tyson se puso en pie y miró su reloj de pulsera.

– Me espera una noche dura en la estación de bomberos. Uno de los hombres está enfermo y quieren que un par de nosotros estemos allí. Hemos perdido algunos submarinistas últimamente. El mar ha sido imprevisible y continúan viniendo a la Cala Sur, pensando que saben más que los vecinos de aquí. -Se inclinó para depositar un beso sobre la boca de Libby-. No hagas nada sin mí.

– Saldremos mañana por la mañana para conseguir nuestra licencia de matrimonio -dijo Jackson-. Probaremos con otra sesión sanadora por la noche. Si vamos a soltar a Bomber contra Gratsos, ese será el mejor momento para intentarlo. Ya habrás vuelto para entonces.

Libby le envió un beso y luego alargó sus manos hacia Elle.

– Antes de que salgamos vamos a celebrar otra sesión rápida de sanación de tu cuerpo. Todas participaremos y no usaremos mucha energía, así que no te asustes. Y tengo la suficiente como para ayudar a Kate. -Miró hacia su hermana, que no había tratado de moverse de los brazos de Matt.

Como Elle todavía vacilaba, Sarah se inclinó hacia adelante.

– Escúchame, Elle -dijo, usando su voz de hermana mayor, la de «esto es un sermón»-. Cuando estamos juntas somos fuertes, lo suficiente como para detenerle. Tienes que tener fe en nosotras. Estás tan empeñada en protegernos que has olvidado cómo es ser de nuestro círculo. Él ataca y se está acercando. Te necesitamos a pleno rendimiento. Así que es hora de curarte. ¿Me entiendes, Elle? Es el momento.

Elle miró a su hermana durante largo rato y luego asintió. Le daría la bienvenida a lo que fuera que hicieran con ella con tal de que se mantuvieran a distancia. Podría decirle a Libby que la sanase de dentro hacia afuera. Los latigazos estaban todavía frescos, pero ya no dolían ni parecían estar en carne viva. Con esta sesión las heridas se desvanecerían. Estaba deseando mirarse en un espejo sin desviar la vista.

Las hermanas de Elle se alinearon detrás de ella, esta vez sin Kate, y levantaron las manos en el aire, elevando un suave cántico melódico mientras la cálida energía la rodeaba.

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