– Estás hermosa, Elle -dijo Sarah-. Absolutamente hermosa.
Elle giró alrededor, mirándose en los espejos. No había considerado casarse realmente con un traje de novia blanco en la playa, pero el vestido que Sarah había escogido era exquisito, aunque atrevido. El busto estaba fruncido en seda, en esencia era el top de un bikini con dobles tirantes finos, abrazando los senos de Elle. El encaje asimétrico transparente rociado de hojas y amapolas fluía sobre el abdomen. El vestido de alta costura, de una diseñadora popular y talentosa de Nueva Zelanda, era perfecto para una boda en la playa. El raso blanco se abrazaba a la parte baja de las caderas con cuentas brillando hasta los tobillos.
– Es impresionante -proclamó Hannah.
Elle no podía apartar los ojos de su piel. Libby y sus hermanas se habían asegurado de que no hubiera ni una sola marca, ni una cicatriz, nada en absoluto quedaba de su encuentro con Stavros. La piel estaba impecable, sin ningún asomo de imperfección. Parpadeó contra las lágrimas mientras miraba a su hermana mayor.
– No puedo creer que las marcas de latigazos hayan desaparecido. Temía que me hubiera marcado permanentemente. Odiaba que Jackson tuviera que ver esas heridas. Aunque nunca se ha estremecido ante ellas. -Se ruborizó un poco al recordarle trazando besos por cada lesión.
Libby le sonrió.
– Va a estar encantado cuando te vea con este vestido.
– Jackson quería que llevara un bikini, pero yo sabía que no podía ser, ni siquiera en una boda en la playa. No creía que volviera a llevar uno otra vez -admitió Elle.
– Gracias por cuidar de Ty anoche -dijo Libby-. Cuando oí que iba a estar colgado de una cuerda, me asusté. Parecía tanta coincidencia, el mismo precipicio, el mismo campo, y él era el único preparado de la rotación para hacer el rescate, o más bien el hombre cuyo turno cubrió.
– Jonas salvó a Drew -dijo Elle, mirando a Hannah-. Drew habría caído por el precipicio si él no lo hubiera atrapado en sus brazos. Realmente tiene un don psíquico tanto si quiere creerlo como sino. Estaba corriendo antes de que ese precipicio cediera.
Hannah parpadeó para alejar las lágrimas.
– Me dijo que Jackson los salvó a ambos. Que si no hubiera estado justo detrás cubriéndole la espalda, como ha hecho durante años, se habría caído por el precipicio con Drew.
– Se cuidan el uno al otro -dijo Elle. Miró ansiosamente a Sarah-. ¿Está Mamá aquí ya? Dijo que lo lograrían. Estaban en su casa de Europa otra vez.
– Joley envió un pequeño avión para que les recogiera. El piloto aterrizó en el Aeropuerto de Little River hace sólo unos minutos. Llegarán con tiempo de sobra -le aseguró Sarah.
– ¿Y qué hay de Tía Carol?
– Condujo hasta aquí anoche y está con Reginald -informó Abbey-. Cuando llamé, sonaba un poco aturdida y no estuve segura de sí preguntar por qué. Con mi suerte, habría dejado escapar la palabra «verdad» y me hubiera dicho mucho más de lo que jamás he querido saber. Colgué rápidamente.
– Tengo noticias -anunció Joley, ajustando su vestido y frunciendo el entrecejo ante el diminuto bulto del bebé que no podía ocultar-. Jesús, se ve totalmente. Voy a darle una patada a Ilya en cuanto le vea.
– Ya sabemos que estás embarazada -indicó Sarah-. No es gran cosa como noticia después de eso. Y no se nota en absoluto.
Joley esperó a que la risa se calmara.
– Muy graciosas. Todas vosotras -bufó indignadamente-. Sólo por eso no os voy a contar una cosa. -Estudió su figura otra vez y contuvo el aliento-. ¿No podrías haber escogido algo un poco menos ajustado? Es hermoso, pero honestamente casi parece un vestido de novia.
El vestido era de color marfil, con un top de cuello alto de encaje transparente bordado con cuentas de platino y perlas que se unían en el abdomen con un panel completo de encaje incrustado con más platino y perlas. El vestido resaltaba los senos generosos y dejaba la espalda atrevidamente desnuda. Sarah había escogido los vestidos de la misma diseñadora de Nueva Zelanda porque eran perfectos para la boda en la playa y les favorecían a todas. El crespón de raso fluía hasta los tobillos, creando elegancia con cada movimiento.
– Es un vestido de novia. Me encantó y quería casarme con él, pero como vamos a tener una boda en la iglesia pensé que no era apropiado, así que los elegí para la boda de Elle. La diseñadora es amiga mía y ya había hecho la mayoría de los vestidos para madrinas de boda.
– Genial, voy a tener un gran bulto de bebé en la delantera de un vestido de novia. ¿Cuán atractivo resulta eso?
– Mucho -dijo Hannah en tono tranquilizador-. Estás hermosa, Joley. No estés disgustada.
– Oh, por amor de Dios -dijo Sarah-, todo el mundo sabe que estás embarazada. ¿Por qué armas tanto jaleo? A Hannah se le nota, a ti no.
Joley parecía incómoda.
– Hannah está casada. Yo quise esperar hasta que Elle estuviera en casa.
– ¡Joley! -gimió Elle-. Lo siento. No debería haber hecho esto tan rápidamente. Quizá debería esperar hasta que todas estéis casadas.
– No, no deberías -dijo Joley firmemente-. Encuentro divertido hacer frente a Mamá y Papá estando embarazada. Sabes que siempre he sido la problemática. -Se encogió de hombros-. Supongo que es estúpido querer estar casada cuando estoy siempre en alguno de los tabloides. Y chica, la prensa está haciendo su agosto.
– Mamá y Papa no creen que seas problemática, tonta -dijo Sarah, envolviendo el brazo alrededor de su hermana más joven-. Están orgullosos de ti. Adoran a Ilya y saben por qué has esperado. Por supuesto que tenías que esperar a Elle. Adivino que vais a tener que ser tan impulsivos como Jackson y ser los próximos. Podemos organizar algo juntas rápidamente. Abbey y Alexandr se van a casar en su patio con sólo la familia presente.
Joley alisó el vestido otra vez.
– Estoy loca por Ilya -admitió con un pequeño jadeo-, pero a veces, me preocupa estar tan loca por él que la fastidie.
Abigail frunció el entrecejo.
– Joley, Ilya está igualmente loco por ti. ¿De dónde han salido todas esas inseguridades?
– Siempre las he tenido en lo que se refiere a Mamá y Papa. Ilya es mi vida. Estoy tan absorta en él, que a veces me siento obsesionada. -Joley se pasó la mano por el muslo-. Odio estar lejos de él.
Sarah miró su reloj.
– Bueno, cariño, sólo tenemos unos pocos minutos para acabar o la novia llegará tarde y Jackson enviará a un policía a recogerla.
– Así que cuéntanos las noticias -instó Hannah.
– Sylvia Fredrickson va a tener un bebé. -Joley dejó caer la bomba ante sus asombradas hermanas-. Inez invitó a Mason y Sylvia a la boda y Sylvia quiso asegurarse de que no nos haría sentir incómodas que estuviera allí. Fue realmente dulce por teléfono y parecía feliz. Dijo que Mason no se iba a divorciar de ella y que estaban solucionando las cosas. Pidió disculpas otra vez a Abigail y quería que supieras, Abbey, que su vida es mil veces mejor gracias a ti.
– Y por supuesto le dijiste que viniera a la boda -dijo Elle.
– Lo hice -confirmó Joley.
– Me alegra que haya cambiado de vida -dijo Abbey.
Hannah se aclaró la garganta y esperó hasta que todas la miraron.
– Creo que aquellas de vosotras que pensasteis en sermonearme por mi decisión de ayudar a Sylvia a aprender su lección deberíais disculparos. Estoy segura de que fue mi ayuda lo que la puso en el buen camino.
– ¿Con la huella roja de una mano en la cara cada vez que mentía? -dijo Joley-. Es cierto, Hannah, eso fue muy útil.
Todas se rieron. Sarah sacudió la cabeza.
– Cómo logras decirlo con la cara seria y en ese tono de moral ultrajada, Hannah, nunca lo sabré.
Elle miró su reloj otra vez.
– Realmente quería hablar con Mamá antes de casarme. Sólo un par de minutos.
Sarah le frotó el brazo.
– Dale un poco más de tiempo.
Bomber soltó un corto ladrido y Elle corrió a la ventana para mirar afuera.
– ¡Está aquí! -Empezó a llorar.
Hannah envolvió el brazo alrededor de la cintura de Elle.
– No arruines tu maquillaje.
– Nunca pensé que la vería otra vez -sollozó Elle.
Hannah se echó a llorar con ella. Sus padres entraron para encontrarlas a todas llorando. La señora Drake tomó a Elle en sus brazos y la abrazó. El señor Drake envolvió los brazos apretadamente alrededor de ambas y se quedaron allí temblando, abrazados unos a otros, agradecidos de que Elle estuviera viva y en casa.
– Nunca te he visto tan acicalado -dijo Jonas, sacudiendo una mota imaginaria de la chaqueta del traje que sujetaba para Jackson-. Alguien podría llamarte niño bonito.
Jackson resistió la tentación de enseñarle el dedo medio y se ajustó la corbata.
– Alguien podría ganarse una patada en el culo. Creía que una boda en la playa me evitaría llevar traje y corbata.
– No hay tanta suerte -dijo Damon-. Sarah deseaba que Elle llevara un hermoso vestido y tú tienes que parecer medio decente a su lado.
Jackson dio la espalda el espejo cuando Ilya entró.
– ¿Está el yate anclado en alta mar como sospechábamos?
– Sí. -Ilya lanzó una mirada rápida a Jonas-. Tuve que reclutar la ayuda de Hannah para ayudar a situar el yate donde pudiéramos alcanzarlo. Lo siento, Jonas, pero nadie puede hacer que el viento obedezca como Hannah.
– ¿Le hablaste del plan? -preguntó Jonas.
Todos los hombres se giraron para conocer la respuesta, mirando a Ilya con ceños preocupados. Ilya sacudió la cabeza.
– Sólo le dije que teníamos uno y que estábamos trabajando en los detalles. Una vez que dije que Damon estaba ayudando pareció sentirse aliviada. Al parecer a Jackson y Jonas se los considera algo impulsivos.
Ty asintió en acuerdo.
– Libby dijo que Elle estaba preocupada porque Jackson hiciera algo alocado y acabara en la cárcel. Hannah dijo que si lo hacía, el cabeza de chorlito de su marido estaría en la misma celda con él.
Jonas soltó un bufido burlón y frunció el ceño a Damon.
– ¿Cómo te las arreglas para que Sarah siga pensando que eres tan inocente como un corderito?
Damon se encogió de hombros.
– Admira mi cerebro y sabe que soy un hombre lógico. -Extendió un mapa sobre la mesa de la cocina-. Y tengo una cara inocente.
– O sea que tienes vía libre para mentir -contribuyó Alexandr mientras miraba el mapa-. Haz que esto tenga algún sentido para mí.
– Lo que estamos haciendo, caballeros, con la ayuda de los ciudadanos del pueblo y nuestras mujeres, es crear un nuevo Triángulo de las Bermudas. Un buque se hundirá y con él, Stavros Gratsos, el magnate naviero billonario, que se perderá tristemente en el mar. No será arrestado. Nadie podrá ser culpado de su muerte, y se creará un gran misterio sobre el que la gente especulará en años venideros. Sin mencionar que proporcionará cielos espectaculares para la boda y todos los invitados jurarán que todos nosotros estábamos juntos en una celebración y ninguno podría haber herido a Gratsos de ninguna manera.
Alexandr sacudió la cabeza.
– ¿Crees realmente que podemos hacer desaparecer un buque?
Damon asintió.
– Él utiliza el mar como arma. En el mar está en su elemento. Se quedará en su yate y hará tanto daño como le sea posible desde allí. Pero somos más listos que él. Vamos a crear lo que se conoce como una «anomalía física plausible».
Matt carraspeó.
– La verdad, Damon, quizás tú y Ty sí, pero el resto de nosotros no entiende ni una palabra.
– Tenemos todo lo que necesitamos. Estamos asentados en una plataforma continental. La falla de San Andrés corre a lo largo de esta costa, ¿verdad? De hecho, somos el triple empalme donde tres placas tectónicas se unen -dijo Ty-. ¿No dice el chiste constante que el próximo terremoto nos llevará a todos con él?
Ilya le frunció el ceño.
– Muérdete la lengua. No queremos dar ideas a Gratsos.
– No puedes provocar un terremoto, Damon -objetó Jonas-. ¿Qué quieres hacer? ¿Crear un tsunami y ahogar al muy bastardo? Te llevarás a Sea Haven contigo.
– No, no quiero una ola, ni siquiera una aislada. Estoy de acuerdo en que eso es demasiado peligroso. Tenemos algo mejor. Clatrato de metano, del cual tenemos depósitos significativos en el fondo del océano. Estos hidratos sólo se forman en las plataformas continentales y están típicamente en las profundidades más superficiales. Es decir, a nuestro alcance. -Damon parecía complacido consigo mismo. Sonrió abiertamente a los hombres y ondeó el brazo como si acabara de realizar un truco de magia.
Se produjo un pequeño silencio. Matt carraspeó.
– ¿Gas metano? ¿Vamos a bombardearlo? ¿Apestarlo? ¿Qué? ¿A dónde quieres ir a parar?
Damon miró a Ty y arqueó la ceja.
– Te lo he dicho, vamos a hundir su yate. ¿No te lo he explicado? Vamos a proporcionar a todo el mundo un enigma científico legítimo.
Jackson dio la vuelta a una silla y se sentó en ella a horcajadas.
– Muéstranoslo, Damon.
– Lo que haremos es bastante sencillo. Estaremos celebrando la boda en la playa, y arriba en el cielo todos comenzarán a ver anomalías extrañas como las asociadas con el Triángulo de las Bermudas. Les daremos todo lo que podamos encontrar que haya sido informado a lo largo de los años. Llamas en el cielo, el agua cambiando de color, luces, cualquier cosa que se nos ocurra. Tengo a Inez trabajando en eso para mí.
– ¿Inez? -dijo Jackson con brusquedad-. No puedes implicarla en esto.
– Ella es aguda, Jackson. Vino a mí y me dijo que estaba segura de que tenías un plan y que fuera el que fuera no te permitiera hacerlo y que yo propusiera uno mejor.
Jonas se rió y le dio un puñetazo a Jackson en el hombro.
– Esa vieja dama astuta conoce tu capacidad cerebral, hermano.
Jackson se frotó la cara con la mano.
– Esto sería condenadamente más limpio si eliminara simplemente al bastardo con un rifle.
– Es billonario, Jackson. ¿No crees que unas pocas personas lo notarían? -dijo Damon. Su mirada decía que estaba de acuerdo con Elle y Hannah… Jackson era un impulsivo.
Jonas ocupó a horcajadas otra silla al lado de Jackson y estiró el mapa.
– Dinos cómo funciona, Damon. -Jackson era propenso a ir por la ruta del francotirador si no creía que esto fuera a terminar con la amenaza sobre Elle, y Jonas no estaba por la labor de detener a su mejor amigo por asesinato-. ¿Cómo hundimos un buque?
Damon intercambió una mirada alegre con Ty e incluso se frotó las manos.
– Dales la explicación, Ty.
Tyson asintió.
– Hay un par de maneras de hundir un buque.
– Volarlo -murmuró Matt para sí.
– Sin tocarlo -reiteró Damon-. Todos estáis obsesionados con explosivos y armas.
– No hay nada más satisfactorio que una buena explosión -estuvo de acuerdo Matt-. Pero estoy escuchando. Esto empieza a intrigarme.
– Ahora que tengo tu atención. -Ty le frunció el ceño-. Trata de quedarte conmigo. La manera más fácil de pensar en esto es imaginarse un submarino. En términos más sencillos, se llena de aire y permanece encima del agua porque es más ligero que el agua, ¿correcto? Cuando quiere hundirse, quitan parte del aire y dejan entrar algo de agua y baja, porque ahora es más pesado que el agua.
– Así que vamos a abrir un agujero y dejar que entre el agua -dijo Jackson.
Jonas frunció el ceño.
– Supongo que podríamos utilizar a uno de los delfines para plantar la carga pero Abbey quizás se moleste y se niegue.
– Oh, por amor de Dios -estalló Damon-. No vamos a volar el maldito barco. Olvidadlo. No vamos a poner cargas, vamos a hacer esto de forma científica y lo haremos parecer una anomalía física, un fenómeno natural que ocurre ocasionalmente.
– En otras palabras, callaos y escuchad -tradujo Ilya desde donde estaba apoyado contra la pared, con los brazos cruzados sobre el pecho.
Tyson asintió.
– Vamos a usar ese método de hundimiento de buques de todos modos. Utilizaremos la puerta número dos… el segundo método. Haremos al agua menos densa que el yate. -Una sonrisa ancha se extendió por la cara de Tyson, su mirada casi reverente mientras miraba a Damon-. Este plan es una belleza. Eres definitivamente el maestro, Yoda.
Jonas resopló furioso, obviamente rechinando los dientes.
– Bien, Maestro, ¿cómo hacemos al agua más ligera que el barco?
– Romperemos el sello de hidrato sobre el depósito en la plataforma continental. Eso expulsará gas metano en el agua. El gas se apresurará a la superficie en una columna, rompiendo en burbujas más y más pequeñas en su camino hacia arriba. La clave, y aquí es donde nuestra corriente ocultada entra en juego, es tener un escape muy rápido y contenido de gas, proporcionando un parche de agua tremendamente agitada y gaseosa.
Ty retomó la explicación, viendo las miradas incrédulas que lo rodeaban.
– Como el agua está llena de burbujas diminutas de metano, será principalmente gas metano, no aire. Y el metano es la mitad de denso que el agua. El aire en el yate está en realidad bajo el nivel del mar, lo que le permite flotar, pero ahora la embarcación está situada en uno de los lugares del mar donde es menos denso y ese bebé se hundirá.
Se produjo un silencio aturdido.
– ¿Estás seguro? -preguntó Jonas-. ¿Podrán bajarse del buque antes de que se hunda?
– Va a hundirse como una piedra, aunque el inconveniente que puedo prever es que el depósito que quiero utilizar está situado a medio camino del fondo. Lo cual quiere decir que cuando el barco se hunda quedará atrapado en la mitad, no se hundirá hasta el fondo -dijo Damon.
– Yo no me preocuparía demasiado -dijo Tyson-. El instinto les hará querer nadar hasta la superficie utilizando la ruta más corta, pero no podrán. Es el Mar Muerto pero al revés.
Jackson se frotó los dedos sobre los ojos.
– ¿Qué es el Mar Muerto al revés? ¿De qué hablas?
Damon se encogió de hombros.
– En el Mar Muerto, hay una concentración tan pesada de sal que las moléculas están tan cerca unas de otras y es tan denso que el agua tiene una flotabilidad muy elevada. Una cosa que realmente nunca querrás hacer es zambullirte perpendicularmente en ese mar. Si fueras a zambullirte directamente hacia abajo, te podrías quedar atascado, atascado literalmente, la cabeza hacia abajo, los pies arriba, sin ninguna forma de salir. La fuerza ascendente del agua te atraparía en esa posición y te ahogarías.
– Te lo estás inventando -dijo Matt.
– No. Es verdad. Y si Stavros se diera cuenta, lo cual no hará porque estará asustado y desorientado, puede, teóricamente, nadar hacia abajo y luego alejarse, saliendo de la mancha localizada de gas y volviendo a la superficie. Por supuesto el agua está fría y si hay una tormenta en el mar, no va a lograrlo, pero hay una ligera posibilidad.
– ¿Qué hay de los demás barcos? -preguntó Jonas.
– Dos cosas. Inez ha invitado a cada pescador de aquí al infierno y vuelta a la boda y nosotros hemos creado un pronóstico de tormenta inminente con advertencias acerca del oleaje -dijo Damon.
– Y yo me aseguraré reforzarlo con un mal presentimiento acerca de salir al agua hoy -añadió Ilya.
– ¿Cuánto tiempo tendremos que mantener alejados a los demás barcos? -preguntó Jonas.
– El gas se disipará rápidamente. Para entonces el buque se habrá llenado de agua y se hundirá hasta el fondo. Si se encuentra un rastro del gas, eso sólo se añadirá al misterio. Ningún otro buque estará en peligro porque solo necesitamos un chorro concentrado para hundirlo y se acabó -agregó Damon.
– También vamos a asegurarnos de que haya suficiente energía psíquica en acción como para engatusarlo. Abbey llevará a cabo una representación en el mar. Hannah creará un espectáculo en el cielo. Parecerá, posteriormente cuando se vuelva a contar la historia, como si todos estos eventos hubieran sido el preludio de un verdadero fenómeno de la física. Naturalmente, Abbey y Hannah y todos los demás participantes en la anomalía estarán en esa playa viendo a Jackson y Elle intercambiar votos -agregó Damon-. Coartadas perfectas para todos.
Ilya se pasó los dedos por el cabello.
– Hay otro pequeño problema.
– ¿Cuál sería ese?
– Mi hermano. He intentado atraerlo fuera del barco con la idea de arrestarlo por tratar de sobornar a un funcionario público -dijo Ilya-. Mandé recado de que sólo tú hablarías con él.
Jackson se puso de pie tan rápidamente que la silla cayó hacia atrás. La pateó fuera de su camino y avanzó hacia Ilya.
– Nunca mencionaste que tuvieras un hermano trabajando para Gratsos.
– No, no lo hice -respondió Ilya-. No lo sabía hasta que entramos para sacar a Elle. Hablé con ella y le pedí que lo mantuviera en secreto hasta que pudiera averiguar qué estaba pasando.
– ¿Cuándo? -demandó Jackson-. Ha estado conmigo cada minuto.
– Esta mañana no. Estuve en la casa Drake cuando la dejaste para que se preparara.
Jackson maldijo para sí, furioso con Ilya, aún más enojado con Elle.
Joder, Elle. No me ocultes algo como esto, ¿comprendes? Es mi trabajo protegerte y que me condenen si retienes información.
No me digas la palabra por «J» el día de nuestra boda.
¿Es eso todo lo que tienes que decirme? Estoy aquí parado con la polla colgando fuera porque no dejaste que supiera que el hermano de Ilya trabajaba para Gratsos. Jackson salió a zancadas de la casa, lejos de Ilya, tentado a darle un puñetazo. Fue de un lado para otro por su porche.
Bueno, pon ese encantador tesoro de vuelta en tus pantalones y cálmate. Me pidió que lo mantuviera en secreto.
Me importa una mierda lo que te pidiera. No lo hagas. Cuéntamelo todo.
Hubo una pausa corta. Lo siento, Jackson. No iba a ocultártelo. Ilya me dijo que se tuvieron a la vista el uno al otro y bajaron las armas. Quería saber qué papel había jugado su hermano en los acontecimientos de la isla. Su hermano era un guardaespaldas, pero fue el único que se mostró amable conmigo. Definitivamente quería que yo saliera del yate antes de que Stavros me llevara a la isla. Discutió con Stavros.
Pero no te ayudó a escapar y seguro como el infierno que sabía lo que Stavros te estaba haciendo.
Nunca entró en la habitación hasta el día que Stavros introdujo a ese guardia y lo mató. El guardaespaldas estaba furioso.
Jackson explotó en un lenguaje mucho peor que la palabra por «J». Le importaba una mierda que el hombre fuera hermano de Ilya, no había detenido la tortura de Elle. Quizá no lo había sabido todo, pero era culpable y por él podía hundirse con el barco.
Giró ante el sonido de la puerta que se cerraba calladamente. Ilya se enfrentó a él.
– Está trabajando encubierto. Fue educado del mismo modo en que lo fui yo Jackson, y está encubierto. Sabes que no revientas meses o años de trabajo por salvar a una persona. Tienes que ver el panorama general.
– No quiero oír gilipolleces de excusas.
Algo duro parpadeó en las profundidades de los ojos de Ilya pero permaneció tranquilo.
– Tú has trabajado encubierto. Estoy seguro de que has tenido que tomar decisiones duras. Si estás tratando de eliminar la organización, ¿salvas a cientos, quizá miles de personas, o sólo a una?
– No sabes lo que está haciendo.
– Lo sé. No puedo decirte cómo lo sé, pero lo sé. -Ilya miró a Jackson fijamente-. Él tiene que vivir consigo mismo y con lo que ha hecho para acercarse a Gratsos, así como yo tuve que vivir con cosas muy desagradables.
– Puso a su jefe a salvo en la isla. No puedes decirme que no lo hizo. Así que lo hará de nuevo si le dejas sospechar del plan.
– Razón por la cual no pienso hacerlo. He intentado atraerlo a la costa, pero si no pica el anzuelo, morirá con Gratsos. No estoy dispuesto a arriesgar a Joley, o a Hannah, ni a ninguna de las hermanas Drake más de lo que lo estás tú. Son mi familia ahora, mi primera lealtad está con ellas.
– Dime que no tuviste a Gratsos a la vista y le dejaste marchar.
– ¿Me creerías?
Jackson asintió y mantuvo la mirada fija en Ilya. Ilya negó con la cabeza.
– No tuve un disparo. Habría disparado a través de su guardaespaldas para eliminarle.
Jackson dejó escapar el aliento lentamente.
– Bueno. Bien entonces. Vamos a hacer esto. Siento que tu hermano esté envuelto en este asunto.
Ilya se encogió de hombros.
– Es el mundo en el que vivimos. El mundo en el que crecimos. Todos sabemos que corremos riesgos. No tiene que gustarme, pero viviré con mi decisión de dejarle marchar.
¿Jackson? La voz de Elle tembló ¿Todavía quieres casarte?
Jackson tragó el amor que manaba de su interior. Más que nunca. Vamos a pelearnos, Elle. Sabes que lo haremos. Va a ser ruidoso y voy a pifiarla, diré palabrotas y me cabrearé como el infierno contigo. Pero eso nunca va a cambiar lo que siento por ti. Prefiero una mujer ardiente. No quiero una mujer que diga a todo que sí. Quiero a alguien que esté a mi lado y discuta su punto de vista cuando crea que tiene razón. Por supuesto al final, te darás cuenta de que soy yo el que tiene razón y disfrutaremos de un sexo genial.
Sintió la risa en ella y ésta le caldeó. Había una parte de él a la que le preocupaba que ella entrara en razón y le abandonara. Su madre se había retirado, distanciándose más y más hasta que finalmente estuvo perdida para él. Su padre no pudo resistirse a la atracción del mundo de la moto. Aunque había querido quedarse, la vida juntos no había sido suficiente para él, el pantano y la casa no eran lo que necesitaba. Jackson no había sido suficiente para que se quedara. A veces todavía se sentía como ese chico que intentaba desesperadamente mantener a su familia unida y creía que nunca sería lo bastante bueno para que alguien lo quisiera.
Yo te quiero. La voz de Elle fue feroz. Te quiero con cada aliento que tomo. ¿No puedes sentirme, Jackson? ¿No puedes sentir mi amor por ti?
Tanta emoción se vertió en él, que casi cayó de rodillas. Te siento, Elle, a mí alrededor. No puedo esperar a casarme contigo.
Volvió a entrar en su casa y se giró hacia los hombres que esperaban. Damon había recogido su mapa y lo había quemado en la chimenea antes de ponerse la chaqueta. Los demás se enderezaban las corbatas, se cepillaban hilos de los trajes y se cercioraban de ir a hacer a Inez muy feliz.
– ¿Estás bien? -preguntó Jonas, poniendo una mano sobre el hombro de Jackson.
Jackson asintió.
– Este es el día más feliz de mi vida.
Jonas le sonrió.
– Sé lo que quieres decir.
Jackson se giró hacia Damon.
– ¿Crees realmente que podemos hacer esto? ¿Hundir su barco?
Damon asintió.
– Sí. Habrá suficiente energía en la celebración para combatir cualquier cosa que Gratsos intente. Funcionará. Tú sólo concéntrate en casarte. Mañana, Elle leerá acerca del inoportuno fallecimiento de Stavros Gratsos en el periódico, a menos que los tiburones consigan su cuerpo primero.
– Si no funciona, tendré esta noche con ella -dijo Jackson.
– Técnicamente -dijo Damon-, esto no será un asesinato. Puede que lo hayamos planeado de antemano, pero él hará su intento y actuaremos en defensa propia. Así que Jonas todavía podrá dormir por las noches.
– Vamos a ello -dijo Alexandr-. Inez está subiendo por las dunas y está frunciendo el ceño.
– Queridos hermanos, estamos aquí reunidos para unir a este hombre y a esta mujer en santo matrimonio.
El predicador empezó y Jackson apenas podía escuchar. Principalmente en parte porque no oía nada excepto su corazón atronando en sus oídos desde el momento en que Elle había aparecido a la vista y caminado hacia él. Descalza. Vestía la parte superior de un bikini y un sarong cubiertos de cuentas chispeantes. Elle quitaba la respiración con su belleza. El cabello rojo estaba recogido hacia arriba en un moño complejo y estaba allí de pie, etérea con su vestido blanco y el largo velo de encaje que parecía flotar a su alrededor como una capa. La piel perfecta parecía tan suave bajo esa capa transparente de encaje que estaba haciendo todo lo que podía para no deslizar la mano sobre el abdomen desnudo.
Detrás de él, inmensas tiendas blancas estaban ancladas en la arena con largas mesas de comida, bebida y una intrincada tarta de boda de una de las panaderías. Los parroquianos se apretujaban por todas partes, de pie hombro con hombro. La suave música vagaba con la ligera brisa y un perfume a lavanda impregnaba el aire.
Tomó la mano de Elle, deslizó el anillo en su dedo y sintió una sacudida en respuesta en el pecho. Ella le puso el anillo en su dedo y él le agarró la mano y la besó.
Ilya dio un paso adelante, tirando de Joley con él.
– Antes de que les declare marido y mujer, cásenos. -Se tocó el bolsillo-. Tengo la licencia y nuestros anillos.
Tyson sonrió y agarró la mano de Libby.
– No puedes librarte de esto ahora -dijo y se puso de pie muy recto, casi enjaulándola. Sostenía dos anillos-. Casémonos a nosotros también.
– ¿Puedes hacer esto delante de todas estas personas, Abigail? -preguntó Alexandr.
Ella asintió y dio un paso a su lado, encajando perfectamente bajo su hombro.
Kate y Matt se miraron el uno al otro, rieron y se pusieron al lado de Elle y Jackson.
– Estamos listos también.
– Y nosotros -dijo Damon-. Todos están ya aquí, Sarah. Vamos a casarnos. -Le tendió la mano y ella la tomó.
Hannah y Jonas se sonrieron el uno al otro.
– Adivino que vamos a ser los padrinos de todos.
Jackson deslizó el brazo alrededor de Elle y la abrazó mientras el predicador hacía repetir los votos a cada pareja. Echó una mirada al cielo cuando comenzó a levantarse un poco de viento. Extraño, unas luces bailaban creando formas en lo alto, casi como la aurora boreal sobre los cielos nocturnos de Alaska. Los colores púrpura, azul, rosa y blanco eran casi luminosos. Varios aldeanos jadearon y señalaron.
Mientras se iban intercambiando los anillos el cielo cambió otra vez agregando más colores, verde, naranjas y rojos bailaron a través de los colores luminosos, dando la impresión de llamas en los cielos. Jackson miró hacia el horizonte. No tenía el yate a la vista, pero sabía que estaba allí. Sentía al hombre ahora, lo sentía cerca. Miró a Bomber. El perro estaba inquieto y había girado su cuerpo de cara al mar.
Las olas golpeaban la costa y se vertían sobre las piedras. En la lejanía, el agua parecía verde oscura rodeada por el más profundo azul. Y entonces se formó una espuma blanca. Una aclamación se alzó cuando el predicador les declaró marido y mujer, cada pareja se besó y se presentaron ante la multitud. Sonaba un poco extraño oír Jackson y Elle Deveau-Drake.
Los delfines salieron del agua, dieron un salto mortal y se zambulleron, desapareciendo bajo el mar espumoso. Las ballenas asomaron y los pájaros les sobrevolaron a modo de saludo. Varias focas asomaron las cabezas entre las olas, mirando hacia la playa.
Un aplauso estalló mientras las parejas se movían entre la multitud, hacia la playa, hacia las tiendas blancas. Jackson mantuvo la mano de Elle firmemente en la suya.
– Nunca había visto así el cielo -dijo Elle, con intranquilidad en la voz.
– Damon tiene alguna explicación rara sobre ello. Algo que tenía que ver con la humedad y la presión barométrica. No sé. No entiendo la mitad de lo que dice. -Estrechó las manos de varias personas y besó a Inez, quien seguía enjuagándose las lágrimas de la cara.
– Mira más allá de las luces danzantes, hacia el horizonte, Jackson. -Ella le apretó la mano-. La niebla se está formando y es espesa y oscura. Su niebla. Está aquí.
Él se inclinó para rozar con un beso su coronilla.
– Aquí no, nena. Está ahí afuera, en algún lugar del océano.
– Y va a hacer algo. Va a estar enfadado porque me he casado contigo. -Su voz tembló-. Y volví dos de sus ataques en su contra. Su orgullo no soportará esto.
– No pienses en él en este momento. -La banda comenzó a tocar y Jackson tiró de Elle a sus brazos, barriéndola sobre la arena, los pies descalzos se deslizaron entre los suyos y la mantuvo cerca, calentándola con su cuerpo-. ¿Te he dicho cuan hermosa estás? Honestamente, Elle, no te merezco.
Ella apretó la cara contra su hombro durante un momento, pero estaba demasiado preocupada para permanecer allí mucho tiempo, miró hacia atrás, al mar. Se quedó sin respiración cuando él la hizo girar, forzándola a mirar a las tiendas y las personas que se habían reunido para celebrar con ellos.
– Mira a toda la gente que te quiere, nena. Todos están aquí.
– Todos a los que quiero, Jackson. -Su voz se estranguló ahora-. Va a atacarnos.
– Lo sé -dijo él quedamente-. Lo intentará… y tú le detendrás.
Elle alzó la mirada, vio la resolución allí y giró para buscar a sus hermanas. Sus maridos bailaban con ellas, pero formaban una línea entre el océano y los ciudadanos, como si fueran guardianes.
– Siente la energía, Elle -susurró Jackson-. Está por todas partes alrededor de nosotros. Estas personas se preocupan por nosotros, y están bailando, cantando y celebrando el amor por nosotros. El ritmo de la música, la risa, la energía aquí es tremenda y toda positiva.
Ella respiró profundamente y miró al mar otra vez. El relámpago destelló en el cielo, en la lejanía, rasgando a través de la niebla oscura. El trueno retumbó, y bajo ellos, el suelo vibró. Nadie lo notó mientras bailaban y cantaban. Elle dio un paso lejos de Jackson y se unió a sus hermanas mientras se giraban y encaraban al agua revuelta.
– Aleja a los animales, diles que naden por la costa hacia Point Arena -sugirió Damon a Abbey-, sólo por seguridad.
Abigail lo hizo, y los delfines y las focas se zambulleron en las profundidades y se fueron, abandonando el agua revuelta e inquieta.
– Él está aquí -murmuró Elle-. Mirad las algas.
A cada lado de una franja de veinte metros, había algas en el agua, agitándose y flotando como deberían, pero en medio de esos veinte metros, las algas se estiraban planas, mientras el agua en la superficie se movía con una corriente, un río que fluía hacia el mar. Una ola explotó en la arena, viniendo hacia Elle, deteniéndose a centímetros de sus pies descalzos cuando Hannah dio un paso adelante y ondeó la mano. En el agua había una masa de algas que se estiraban, como si estuviera viva, buscando una presa.
Jackson pateó despectivamente una madera flotante sobre las glotonas enredaderas y la corriente retrocedió rápidamente, dirigiéndose hacia el buque anclado en algún lugar más allá de las luces danzantes. La niebla se espesó, tomando un matiz más oscuro, girando ahora. El relámpago ardió en el borde de las nubes más oscuras y el trueno resonó. Otra vez el suelo tembló bajo sus pies.
Elle tensó el cuerpo.
– Viene a por nosotros -advirtió.
Sus hermanas estaban de pie con ella, hombro con hombro, Elle en el centro. Ella apenas podía respirar a causa del miedo. En la lejanía podía ver como se formaba un muro de agua, construyendo una enorme torre. La garganta se le cerró. La ola solitaria se acercaba rápidamente, un monstruo, conducida por la rabia, el odio y la salvaje necesidad de control. Stavros estaba decidido a destruir a todos los que ella amaba.
El aire se espesó alrededor de ellas, la presión crecía, la fuerza las succionaba como si intentara atraerlas a un remolino de violencia. Libby dio un paso adelante, junto con el agua que retrocedía. Sarah y Abigail la agarraron, manteniéndola inmóvil mientras la arena era arrastrada bajo sus pies. Kilómetros de agua se apresuraron a unirse con la ola que se acercaba. Elle echó un vistazo por encima del hombro, dándose cuenta de que había un silencio sobrenatural. Nadie corría. Nadie intentaba salvarse. La gente del pueblo estaba allí, mirando como la ola cobraba fuerza y velocidad. Tenían que saberlo, tenían que darse cuenta de que la ola les mataría a todos, aplastaría sus casas y coches y lo destruiría todo a su paso.
Elle no podía creer que nadie se moviera y entonces comprendió que la estaban mirando con fe, con absoluta confianza. Creían en ella. Creían en sus hermanas.
¡Stavros! No te dejaré. Le lanzó las palabras y alzó los brazos, dando un paso deliberadamente hacia el oleaje. Abrió la mente para conectar con sus hermanas, fundiéndose con ellas, expulsando sus temores porque era ahora o nunca. Tenía que detener a Stavros. No tenía elección. Todos contaban con ella y él no destruiría a su familia. No se llevaría al amor de su vida. Y no se llevaría a sus amigos ni a su amado pueblo.
Sintió que el poder la inundaba cuando utilizó el vasto suministro de energía que había a su alrededor. La fuerza le golpeó fuertemente, estrellándose contra ella con tal vigor que casi perdió el equilibrio, pero se mantuvo firme y encaró esa pared de agua que cobraba más velocidad y se cernía a treinta metros de altura. Mientras la ola se acercaba a ellos, se dividió en dos, viniendo hacia la playa desde ambos lados de la rápida corriente. Había tanto odio vil y rabia mezclados en la torre de agua que tuvo miedo de hacer chocar su propia violencia contra ella. No sabía que sucedería. Necesitaba algo más…
Se tomó un momento para mirar a Ilya en busca de ayuda, pero él estaba girándose lejos de ella, enfrentando alguna otra amenaza que ella no veía, esperando… creyendo… que con la ayuda de sus hermanas ella los mantendría a todos a salvo. Vio a su madre dar un paso para colocarse al lado de Sarah y su tía Carol al lado de Abigail, las sintió esperando sus órdenes. Giró la cabeza una última vez para observar a las personas que tenía a su espalda. Vislumbró a un niño, haciendo pompas con un contenedor en miniatura y giró rápidamente la cabeza para mirar a Jackson. Los ojos de él estaban en ella. Su mente en la suya. Él captó su idea y una lenta sonrisa suavizó los bordes de su boca.
Jackson le había dado inadvertidamente las herramientas que necesitaba con su sermón sobre energía positiva. Una ráfaga de confianza la recorrió y sintió la reacción instantánea en las mentes unidas de sus hermanas. Encaró la ola que se acercaba y una pequeña risa se le escapó. Enfrentar el ataque de Stavros con violencia sólo alimentaría su poder. Tenía que darle algo más, algo que él no podía comprender y que a ella la rodeaba por todas partes. Ni poder. Ni control. Ni siquiera enfado o venganza. Amistad. Amor. Fe.
La ola se separó, aumentando de velocidad alrededor de la corriente que recorría la superficie del agua de vuelta al yate de Stavros. Sus hermanas se abrieron en forma de V, con Elle en el centro y todas levantaron las manos. Elle comenzó a dirigir, alimentándolas a todas con la energía que la rodeaba, energía positiva, alegre y de celebración.
Justo como en las clases de química de todos aquellos años con sus maestros frunciéndole el entrecejo, Elle comenzó a mezclar los ingredientes necesarios. Espesar el agua, calentar, el calor estallando hacia arriba desde el fondo mientras la ola daba la vuelta, reduciendo la tensión superficial del agua, un poco complicado y prestó a su madre y su tía un poco de ayuda. La ola estaba más cerca pero ahora estaba sobrecalentada y era mucho más gruesa, la composición había cambiado. Podía ver los colores floreciendo, como un arco iris iridiscente que rodaba sobre el agua. Y entonces Hannah y Elle proporcionaron un viento violento, dando un paso juntas, alzando las manos, sonriéndose una a la otra como niñas, agitando la mezcla, soplando con fuerza, y las dos olas comenzaron a romperse.
Grandes esferas subieron hacia el cielo, llenando los espacios abiertos hasta que durante unos pocos momentos el azul se embotó y sólo hubo un dosel de burbujas grandes y brillantes, una miríada de colores brillando a través de las esferas traslúcidas. Detrás de ella pudo oír la risa y el aplauso, como si todos pensaran que esto era una parte asombrosa de la celebración, miles de burbujas flotaban sobre el mar, de vuelta hacia el horizonte, la ráfaga de aire caliente llevó el humor alegre de la celebración a través del océano.
Elle se tambaleó y Jackson estuvo allí, rodeándola con un brazo para estabilizarla, besándole el costado de la cara, vertiendo amor sobre y dentro de ella. Débil, se pegó a él, examinando por encima del hombro a su marido. Risa y conversación estallaron por todas partes a su alrededor mientras empezaba la música y los niños corrían arriba y abajo por la playa como si olas del tamaño de montañas y miles de burbujas fueran un hecho cotidiano. Nadie pareció advertir que la resaca que iba desde la costa hasta el mar ganaba fuerza, que el alga yacía plana ahora mientras la presión de Stavros succionaba el agua de vuelta hacia él para otro intento.
Ilya cerró los ojos brevemente y bajo el agua un pequeño sello explotó en la plataforma continental, expulsando metano en la corriente rápida. La corriente arrastró las burbujas de metano. Él se concentró en empujar la corriente de resaca bajo el yate para que el poder y la energía que Gratsos estaba generando llevaran a su barco más lejos, mar adentro a pesar del ancla. El griego se vio forzado a abandonar la construcción de otra ola durante unos pocos momentos para evitar que su yate se moviera.
Stavros estaba en la parte delantera de su opulento yate, con las manos en la barandilla, frente a la costa donde la celebración continuaba como si él no fuera nada de nada. Nada. Descartado como un fastidio, no como un adversario formidable, un hombre para ser tenido en cuenta. Ella le ridiculizaba con sus burbujas, riéndose de él, haciéndole parecer débil. Era una bofetada, un insulto que no sería perdonado. Le había despachado, no le había tomado en serio, pero aprendería, sabría, poco antes de que destruyera todo lo que le importaba, cuán poderoso era él realmente. La cara le ardía a causa del contragolpe de la primera venganza psíquica de Elle, fue inesperado y sorprendente y el dolor todavía era atroz. Apenas podía andar, cada paso era una agonía. No podría estar con una mujer en mucho tiempo, y ella iba a pagar por su traición… por permitir que otro hombre tocara ese cuerpo que le pertenecía a él… todos aquellos a los que amaba iban a morir.
Las burbujas diminutas de metano formaron espuma y agitaron el agua que rodeaba el barco en el momento en que Gratsos dejó de alimentar la corriente oculta. El yate se tambaleó, se estremeció y cayó a plomo bruscamente como si estuviera en medio de un agujero, hundiéndose en una larga caída. No hubo tiempo de hacer nada, la tripulación se sumergió en el océano alrededor de él y se hundió también a pesar de patear con fuerza. Intentó nadar frenéticamente hacia la superficie, pero no pudo conseguir que su cuerpo avanzara en un movimiento ascendente.
Por el rabillo del ojo vio a su guardaespaldas hundirse más profundamente, obviamente desorientado, nadando en la dirección equivocada a metros de distancia de él, bajando y alejándose y entonces Sid desapareció en la oscuridad. Alrededor de él, su tripulación parecía suspendida en el agua, la mayoría ya inmóvil, un par de ellos luchaban débilmente entre el frío y en la oscuridad.
Stavros luchó, pateando y empujándose con las manos, intentando subir. El frío se filtró en sus huesos, como si el agua le penetrara, como si llegar a ser parte de él. Contuvo la respiración, los pulmones le ardían. Él era Stavros Gratsos. Poseía el mundo. Nadie, nada podía oponerse a él, desde luego no una mujer que no valía nada. Comandaba el océano, pero no podía arrastrarse a través del agua con las manos. Tenía que respirar. Sacudió la cabeza, sintiéndose como si fuera a explotar por la falta de aire. Frenético ahora, abrió la boca para chillar pero no entró nada más que agua.
Los residentes de Sea Haven miraron al mar y vieron lo que parecían ser luces fosforescentes bailando bajo el agua. A menudo cuándo los sellos se revolvían en el fondo del océano, colores fosforescentes rojo, verde y amarillo resplandecían por el agua. A lo lejos, la niebla se disipó como si nunca hubiera existido y las luces del cielo bailaron al ritmo de la música. Volvieron a su celebración, amontonándose alrededor de las parejas, insistiendo en bailar.
Elle frunció el entrecejo y miró a sus hermanas.
– No le siento, ¿y vosotras? No siento ninguna amenaza. -Se giró hacia Jackson y siguió su mirada, primero hasta Ilya, a quien captó asintiendo, y luego hasta Damon, quien le sonrió y le guiñó un ojo.
– ¿Qué habéis hecho? -preguntó ella suspicazmente.
– Bésame, esposa -dijo Jackson, atrayéndola de vuelta a sus brazos-. Este vestido, el bikini y el sarong, o como sea que lo llames, me está volviendo loco. Tendremos que irnos pronto a casa.