Jackson gimió y giró la cabeza para mirar por la ventana al alba que se arrastraba a través del cielo. Estaba extendido de espaldas en la gruesa alfombra delante de la chimenea, en su cuarto de música. La mayor parte de las velas habían ardido y pocas estaban enteras. El olor a lavanda y sexo colgaba pesado en el aire y lo aspiró. Elle y Jackson. Era un perfume vertiginoso y su cuerpo se agitó a pesar de que le había hecho el amor toda la noche.
Elle estaba tumbada sobre su cuerpo, los senos a través de los muslos, los labios contra su polla, las manos le ahuecaban las pelotas. Con cada aliento que tomaba, cada vez que ella exhalaba, él lo sentía contra su suave miembro. Su polla dio un tirón y latió al mismo tiempo que la respiración de Elle, pero Jackson yacía sin fuerzas y drenado, deleitado después del mejor sexo que había tenido jamás. Si hubiera tenido algo dentro de él, habría estado sobre ella, pero no podía moverse. Sólo podía estar allí tumbado sintiendo satisfacción absoluta. Puro contento.
Quería despertarse cada mañana durante el resto de su vida, justo así, con Elle encima de él, los suaves senos sobre sus muslos y la boca contra su polla. Se sentía vivo. Se sentía renovado. Sentía como si tuviera un hogar por primera vez en su vida.
Pasó los dedos por la gruesa masa de seda roja que se derramaba por la espalda de Elle y se esparcía por sus muslos. El cabello parecía tal sensual cascada de brillante rojo cayendo sobre las caderas y las piernas, que le hacía desear poder moverse. Se moría de hambre, pero no estaba enteramente seguro de tener algo de fuerza para levantarse y cocinar, mucho menos para hacerle el amor otra vez.
Elle se revolvió, el pelo se deslizó por la piel desnuda de Jackson al moverse ligeramente. Su aliento caliente excitó su polla. La lengua salió como una flecha y lo lamió. El cuerpo de Jackson dio un tirón.
– Eres un pequeño demonio -la acusó él-. Vas a matarme.
Ella le acarició la ingle con la nariz, inhaló, aspirando su masculino olor, único de Jackson, llenando su mente con él, y con lo que quería hacerle. Él emparejó su rápida inhalación con una propia, leyendo las imágenes eróticas en su mente, sabiendo que ella deliberadamente le estaba excitando. Los senos presionaban contra la parte superior de los muslos mientras se movía, tentándolo con la suave sensación de ellos. Sus pezones le rozaban, unos picos duros, tentadores. Toda mujer. Su mujer.
– Te amo, Elle -dijo, queriendo decirlo con cada parte de su alma. Envolvió el pelo largo alrededor del puño, cambiando de posición cuando ella le acarició con la nariz otra vez, esta vez moviendo su boca sensualmente contra él. Cerró los ojos-. Un hombre podría acostumbrarse a despertarse contigo.
Elle movió la cabeza para poder alcanzar fácilmente su premio. La lengua excitó otra vez en un rizo largo y perezoso.
– Podría estar aquí todo el día de este modo. -Ella se sentía decadente. Por primera vez en meses, quizá en años, se sentía completamente relajada.
Las manos de Jackson le masajearon la nuca.
– Haz lo que quieras, nena. Voy a tumbarme aquí y disfrutaré de tu propio deleite porque francamente, no me puedo mover.
Ella sopló otro aliento tibio, bañándolo en calor.
– Entonces, ¿te tengo totalmente a mi merced?
– Eso sería afirmativo.
– Me gusta. -Su voz ronroneó con satisfacción-. No me habías dicho que tocabas el piano. -Le acarició con la lengua en una larga caricia desde la base de su miembro hasta debajo la corona-. Eso estuvo muy mal por tu parte.
El cuerpo de Jackson se estremeció cuando la lengua hizo un pequeño baile en espiral por el lugar más sensible bajo la cabeza, forzando al aire a salir de los pulmones.
Tuvo que esperar para poder hablar antes de arreglárselas con una respuesta.
– No quería arruinar mi imagen.
– Es cierto. -Ella no había movido la cabeza, pero de algún modo logró envolver su polla y sostenerla en su boca, tragando, como si le empujara por su garganta. El cuerpo de Jackson se hinchó involuntariamente, imposiblemente, doliendo con la necesidad de rápidamente, llenar su boca y la garganta. Ella le soltó y sopló otro largo aliento de aire caliente sobre él-. Me había olvidado de tu imagen de tipo malo. -Le lamió la ingle y atrajo suavemente su suave bolsa a la boca.
Jackson se estremeció con placer. No había nada apresurado o frenético en los movimientos de Elle. Los movimientos lánguidos y perezosos eran a la vez elegantes y felinos, excitándole aún más. Mordisqueó y chupó, poniendo poca atención, como si ella fuera un gato, lamiendo la crema. Lo atrajo profundamente en la boca, lo sostuvo durante varios largos y extraordinarios segundos y luego lo soltó y reanudó los felinos lamidos.
Era una tortura lenta y exquisita. Ella le traía a la vida y luego le sostenía ahí. Cada terminación nerviosa que tenía llegó a centrarse en la ingle. Se quedó sin respiración cuando ella bajó por las piernas y le mordió en los muslos, arrastrando el pelo sensualmente sobre su miembro duro y grueso, haciendo que cada músculo en su cuerpo se apretara.
– Mmm, cariño -dijo con voz soñadora-. Adoro la manera en que te sientes, caliente y duro y tan vivo.
Lo atrajo a su boca otra vez, chupando con fuerza, deslizando la lengua alrededor de él en curvas perezosas que casi le pararon el corazón a Jackson. Él no podía hablar. No podía ni pensar. El mundo a su alrededor se disolvió, se volvió rojo y nebuloso. La boca de Elle estaba mojada y caliente, un instrumento de placer increíble. El aliento explotó fuera de sus pulmones en una ráfaga calentada. Ella lo atrajo profundamente, cerró la garganta alrededor de él como un puño prieto, apretando, sosteniéndolo allí durante un largo momento y entonces, tragando una vez más como si lo atrajera más profundo, los músculos trabajaron sobre él hasta que brillantes luces estallaron en el cerebro de Jackson.
Trató de no moverse, sabiendo que si ella paraba, el corazón quizás dejaría de latir. Ella se movía otra vez, amamantándose como si se muriera de hambre, y cuando tocó su mente, encontró deseo. Hambre. Un anhelo por él, por complacerle, por llevarle más allá de todos los límites y darle no placer sino éxtasis. La necesidad que la guiaba de darle placer era más un afrodisíaco que cualquier otra cosa que pudiera haber sido. No sólo estaba disfrutando dándole placer, sino que ella estaba obteniendo placer también.
Utilizó la lengua, una caricia de terciopelo que enviaba rayos de llamas sobre él, los dientes, raspando suavemente y mordisqueando su miembro, atenta de mirar su reacción, la succión caliente de la boca que lo traía más y más cerca del borde. Él inclinó la cabeza, necesitándola ahora, necesitando que lo tomara más profundo, sorprendido de cómo se sentía cada vez que él empujaba y ella le tomaba, apretando los músculos alrededor de él.
Jackson gemía en voz alta, llenando el cuarto, una música dulce que ella tarareaba, la vibración se añadía a la intensidad de su placer. Ella enviaba ondas de choque a través de su cuerpo cuando comenzó a tomarlo más profundo y a tirar con fuerza, ordeñándole, la mano en la bolsa, la boca un milagro mágico. Él se sentía como si estuviera en el infierno, en llamas ardientes, mientras un trueno le golpeaba en el pecho y un rugido empezaba en las orejas. Curvó los dedos de los pies y tensó cada músculo. Se destacaron los tendones en el cuello y sintió que cada gota de sangre se centraba y latía en la ingle. Caliente. En llamas.
– Tan jodidamente caliente, nena -intentó murmurar, pero no pudo encontrar suficiente aire para respirarle las palabras a ella.
Un brillo ligero de sudor le cubría el cuerpo. Tenía el cabello húmedo y cada músculo de su cuerpo se tensaba hacia ella, hacia esa boca que lo devoraba, le ordeñaba. Su polla dio un tirón. Latió. Se hinchó hasta que le llenó la boca y le estiró la garganta. Lo sintió entonces, alzándose, girando sobre él como una marea, barriéndolo en una liberación explosiva que no parecía detenerse, el semen caliente bombeó fuera de él, chorro tras chorro, el orgasmo erupcionó a través de su cuerpo, hasta que los muslos y el vientre estuvieron tan apretados que pensó que moriría en un completo éxtasis. Oyó su propio grito ronco -Elle- y los gemidos guturales y bestiales que salieron de su garganta.
Ella le sostuvo en la boca mientras él se relajaba y luego le lamió suavemente, amorosamente, mientras estaba allí tumbado con el corazón resonando fuera del pecho y los pulmones luchando desesperadamente por aire. Trazó un camino de besos por su miembro y luego subió por su vientre hasta colocar la cabeza una vez más sobre él. Jackson sólo podía estar allí tumbado, sorprendido, los colores bailaban detrás de sus ojos, su cuerpo en un estado de éxtasis absoluto. Si había un nirvana, lo había encontrado.
Tienes que tener la boca más hermosa y talentosa del mundo entero, Elle. No creo que pueda volver a moverme jamás otra vez, pero moriré como un hombre feliz.
Ella presionó besos por su vientre, acariciándolo con la nariz y se tumbó, con los brazos a su alrededor y la cabeza apoyada sobre él como una almohada. Su polla anidaba entre los senos suaves y ella estaba a horcajadas sobre él con el montículo sobre el muslo.
Jackson quizá se durmió, no estaba seguro, pero cuando abrió los ojos, había significativamente más luz en el cuarto. Estaba contento de estar allí, con las manos en el pelo de Elle y el cuerpo de ella sobre el suyo. Le hacía completo. Le daba paz. Le daba sentido a su mundo. Se llevaba la fealdad y le permitía ver la belleza de la misma manera que hacía su música. Le traía tanto placer que apenas podía concebirlo.
Trató de descifrar qué era tan diferente al estar con ella. No había habido nada mecánico en el modo en que ella le había tocado. Cada roce, cada toque, la boca, la lengua, incluso sus dientes, todo había sido utilizado en él con amor. Había sentido la abrumadora emoción en todo lo que ella le hizo. Suya. Su Elle. Le asombraba y le daba una lección de humildad con su determinación de darle placer.
– ¿Elle? ¿Estás despierta, nena?
– Mmmm.
Ella sonaba soñolienta y satisfecha. Como una gatita. Le tiró del pelo hasta que ella alzó la mirada.
– Gracias por hacerme sentir humano otra vez. -Frunció el entrecejo, tratando de encontrar las palabras que expresarían cómo le había hecho sentir cuando no había nada-. Más que eso, gracias por amarme como soy. Me has hecho sentir mucho más amado que nadie jamás en mi vida. Me haces sentirme… -Se estranguló con la última palabra, pero por estúpido que lo hiciera sentir intentar articular emociones, ella lo merecía-. Digno.
Ella estuvo mucho tiempo silenciosa. Sentía el aliento corriendo por el cuerpo de ella, tal era la sincronización con ella. Elle se sentía suave y cálida extendida sobre él, una manta viva que era todo lo bueno en el mundo para él. Le deslizó los dedos por el cuero cabelludo, intentando darle masajes, darle placer más que declarar posesión.
– Tú lo eres todo para mí, Jackson -dijo Elle finalmente, apretando los labios contra su vientre-. Todo. Y eres más digno que cualquier hombre que conozco. Te estaba amando con todo en mí.
– Sé que lo hacías, nena. Lo sentí.
– No estaba demostrando nada a Stavros o a mi misma. -Se levantó sobre los codos para mirarlo-. Me siento mucho mejor, Jackson. Estaba tan atemorizada de que hubiera tomado todo de mí, pero no pudo llevarse el amor que siento por ti ni la manera en que necesito expresarlo.
La mirada de Jackson vagó sobre su cara. Dios, la amaba.
– Tienes que contar con que tendrás problemas, Elle, con esto, con nosotros. El trauma es una cosa extraña así que de vez en cuando me puedes golpear en el culo otra vez, y si sucede, estará bien.
– Y tú tendrás pesadillas. Pondré las armas bajo mi lado del colchón. -Le sonrió.
Una lenta sonrisa le respondió y luego él asintió.
– Sólo me importa que me ames lo suficiente no sólo para querer traerme placer, sino para que lo disfrutes.
Una sonrisa lenta y traviesa curvó la boca de Elle.
– Disfruté realmente del modo en que dijiste mi nombre.
– ¿De verdad? ¿Qué dices sobre oírlo durante el resto de tu vida? -Apretó las manos en el pelo, dándole pequeñas caricias en la cabeza-. Vamos a casarnos, Elle. Ahora. Enseguida. Invita a todo el maldito pueblo. Sin planes de boda, sólo diles a todos que es un acontecimiento del pueblo y que queremos que vengan para celebrarlo con nosotros. Quien quiera que aparezca, estará bien.
Ella le miró fijamente a los ojos durante un largo momento.
– ¿Esto no es una cosa hecha por impulso? ¿Un rescoldo del gran sexo?
– Esto soy yo queriendo que seas mi mujer. Ahora. No quiero esperar. Vamos a hacerlo oficial. Podemos conseguir una licencia y casarnos enseguida. Y que se joda Gratsos. Vamos a casarnos en la playa.
Ella se rió.
– Estás tan loco, Jackson. No te gusta la gente a tu alrededor pero, ¿vas a invitar a todo el pueblo?
Él se apoyó sobre una cadera, sosteniéndose la cabeza para verle mejor la expresión.
– Tu y tus hermanas sois una gran parte de Sea Haven. Sé que tus hermanas mayores quieren una gran boda blanca, pero nosotros somos gente de playa. Esto… -ondeó la mano para abarcar su casa y a ella, así como la playa y el mar-, esto es quién somos. El pueblo trabajó para traerte a casa, rezando, encendiendo velas, haciendo todo lo que pudieron pensar para intentar ayudar a encontrarte. No vamos a ocultarnos de él, nena. Vamos a tirárselo a la cara y a ser felices.
– No sé nada sobre planear algo como eso.
Él le sonrió.
– Eso es lo mejor. No necesitamos planearlo. Sólo necesitamos llamar a una persona.
Los ojos de Elle se abrieron de par en par.
– ¿Vas a llamar a Inez?
– En el momento que me digas sí.
– Si la llamas, Jackson, nunca podrás echarte atrás, ¿lo sabes, verdad?
Envolvió los brazos alrededor de ella, se dio la vuelta, sujetándola abajo lo suficiente para darle un beso, antes de soltarla y rodar al otro lado de la alfombra.
– Te daré la primera llamada telefónica. Díselo a Sarah y luego llamaré a Inez.
– Todos vendrán.
Él se encogió de hombros.
– Ya lo hacen de todos modos. Y quiero ver a Abbey y asegurarme de que está bien. Así que llama. -Se inclinó sobre ella y le mordió el suculento trasero. Quería a sus hermanas allí porque iba a asegurarse de que Kate intentara ayudar a curar el talento de Elle. Iban a necesitarla a plena potencia.
– ¡Ay! -Elle se frotó el culo y le miró con furia-. Bien, la llamaré. Tú puedes ir a hacernos algo de comer.
– Acabo de alimentarte, cosita glotona. -Depositó un beso en su coronilla-. No te preocupes, me aseguraré de cuidarte de ese modo todas las mañanas.
Ella no pudo evitar que el color le subiera por el cuello a la cara.
– Voy a decirles a todos que tocas el piano. -Como una réplica rápida no era lo mejor, pero era todo en lo que podía pensar cuando la estaba mirando como si fuera un dulce y él estuviera a punto de devorarla.
Él podía hacer que se fundiera por dentro con una mirada, y ella se humedecía y se volvía necesitada cuando su mirada caliente se movía sobre ella.
Jackson le dio una mirada de advertencia, enganchó sus vaqueros y fue a sacar a Bomber mientras ella llamaba a Sarah. Elle se puso de espaldas, saboreando la sensación de la suave alfombra contra la espalda mientras miraba fijamente al techo, sonriendo burlonamente un poco cuando rememoró los sonidos que Jackson hizo y la intensidad de su placer en su mente cuando le llevó al clímax. No se había creído capaz de hacerlo.
Quizá se lo pensaría dos veces antes de subestimar sus poderes otra vez. Se rió de sí misma y echó una mirada alrededor del cuarto. Adoraba el cuarto. Estuvo tentada de utilizar su talento, sólo para ver si podía, algo sencillo como apagar las velas.
Ni siquiera lo pienses. Y deja de sentirte tan pagada de ti misma.
Merezco sentirme pagada de mí misma. Dolía utilizar la telepatía, pero no sangró y lo tomó como una buena señal.
– Déjalo, Elle -dijo con brusquedad, metiendo la cabeza por la puerta y mirándola con ceño.
– Tú empezaste -indicó y estiró los brazos sobre la cabeza. Adoraba la sensación de libertad.
– ¿Tienes que ser tan malditamente hermosa y sexy?
Sonaba tan irritado con ella, Elle rió.
– Vete. Voy a llamar a Sarah y luego tomaré una ducha. -Se forzó a levantarse cuando podría haber pasado el día languideciendo allí en la alfombra.
Sarah no pareció sorprendida en lo más mínimo ante las noticias, pero Sarah a menudo tenía premoniciones y a veces sabía acontecimientos antes que nadie más. Elle tomó una ducha lenta y se vistió cuidadosamente, sabiendo que su familia vendría después del desayuno. Incluso con Jackson haciéndola sentirse como si fuera la mujer más hermosa y deseable del mundo, todavía se sentía avergonzada de haber sido tomada prisionera.
Tenía un extenso entrenamiento y un poder psíquico tremendo. Había confiado tanto en sus capacidades psíquicas y en su instrucción que no había creído que nadie pudiera engañarla. Su propia arrogancia la había hecho vulnerable. Estar frente a sus hermanas, sabiendo que ellas sabían, por lo menos a un nivel intelectual, las depravaciones humillantes que Stavros le había infligido, era tan difícil. No entendía por qué podía encarar a Jackson y estar tan avergonzada cuando sus hermanas estaban cercas.
Se mordió el labio y se miró en el espejo empañado. A quien quiera que amara podría ciertamente correr peligro y no importaba lo que Jackson le dijera, sabía que si Stavros pudo engañarla tanto tiempo, si pudo mantenerla prisionera, entonces era un adversario extremadamente peligroso y poderoso. No iba a subestimarlo otra vez, ni a sobreestimar sus propias fuerzas.
– Ven a comer, Elle -llamó Jackson.
Elle aspiró y dejó salir el aire. Iba a llamar al trabajo y a dejar saber a Dane que estaba viva. Era lo correcto. No tenía mucha información para ayudar a nadie a romper el cártel de tráfico de personas, pero tenía lo bastante para confirmar al menos la sospecha de que Stavros estaba implicado y que su hermano estaba vivo y probablemente era el responsable de raptar a las mujeres. Las fuerzas de la ley tendrían que encontrar un modo de eliminarlos y llevaría tiempo, pero al menos ella habría contribuido.
Jackson alzó la mirada desde la mesa cuando ella entró en la sala. Elle supo por su falta de expresión y los oscuros ojos ardientes que había estado en su mente, leyendo sus pensamientos. Se hundió en una silla y se estiró hacia su taza de té.
– No.
Había hecho el té justo del modo en que le gustaba, con leche. Sabía delicioso. Elle le miró por encima del borde.
– No quiero discutir, Jackson. Sabes que tengo que llamar a Dane y hacerle saber que estoy viva. No puedo ocultarme para siempre. No es justo para él.
– Una vez lo sepa, Gratsos lo sabrá. Gratsos ha comprado a la policía. Demonios, probablemente ha comprado a todas las policías del mundo. En el minuto que tu informe esté archivado, sabrá que estás viva con toda seguridad y moverá cielo y tierra para encontrarte. No estamos preparados para él -indicó Jackson.
– Ya nos está atacando.
– Está atacando donde quiera que la energía psíquica aparece -dijo Jackson-. Sabes que lo está haciendo. Y lo demostraré. Pasaré por el sitio web hoy y miraré acontecimientos extraños alrededor del mundo. Estoy dispuesto a apostar que varias áreas han tenido resacas donde no había resacas y medusas que no deberían haber estado allí, todo eso sucedió ayer. Así que espera hasta que estés a plena potencia.
– No podemos saber si me curaré completamente, Jackson. Cuando más espero para rellenar el informe, menos tiempo tienen las autoridades para cerrar ese cártel. Necesito saber que lo que me sucedió al menos ayudará a alguien más.
Dejó el tenedor y se inclinó hacia ella, centrando su mirada en la suya.
– Entonces permite que Kate lo intente hoy.
Elle se presionó los dedos en los ojos y jugueteó con los huevos en su plato.
– Lo intentaré, Jackson. -Cuando él no respondió, ella alzó la mirada-. De veras que lo haré. Voy a necesitar que me ayudes, pero intentaré dejarla.
Él se estiró a través de la mesa y le cubrió la mano con la suya.
– No permitiremos que nada le suceda.
– Me asusta, Jackson. Sé que piensas que él no es todopoderoso, pero mira lo que ha hecho desde tan lejos. -No quería que Jackson subestimara a su enemigo. Ella lo había hecho una vez y había pagado las consecuencias.
– Cuando tu familia esté aquí, y presumo que están en camino… -Ante su asentimiento, continuó-. Podremos discutir sobre Gratsos. En este momento creo que deberías oír lo que Inez tenía que decir.
Ella abrió la boca. Le miró fijamente.
– ¿Has llamado realmente a Inez y le has dicho que nos vamos a casar?
Se encogió de hombros, pero ella captó el rayo de diversión en sus ojos.
– No precisamente. Lo que le dije fue, que queríamos casarnos inmediatamente, invitando al pueblo a una boda en la playa pero no que no teníamos ni idea de cómo hacerlo.
Elle se cubrió la cara con las manos y le miró entre los dedos.
– No lo has hecho.
Por un momento Jackson le enseñó los dientes y entonces se recuperó y se puso serio.
– Y entonces llamé a los Darden con las instrucciones de Inez. Al parecer ellos dirigen algún tipo de calendario de acontecimientos del pueblo que pueden poner en marcha inmediatamente y traer a todo tipo de voluntarios, los cuales Inez dijo que necesitará.
– Estoy intentando no odiarte en este momento.
Él cogió el mug de té y bebió, ocultando sin éxito la sonrisa.
– Te gustaba la idea esta mañana.
– ¡En la satisfacción después del sexo! ¿Inez? ¿Tienes alguna idea de lo que le has permitido? Será el acontecimiento del año. Te pondrá con esmoquin y chistera.
Él sonrió burlonamente.
– Es una boda de playa. Te pondrá un bikini. -La miró de reojo y contoneó las cejas-. Estaré en bermudas. Ambos estaremos descalzos.
– Sueña, hombre. Inez te va a dejar alucinado, pero no será como tú piensas.
La sonrisa se desvaneció para ser reemplazada por un pequeño ceño.
– Tendré una pequeña charla con ella.
– Tú ya has tenido suficientes charlas pequeñas con ella. Yo hablaré con Inez. -Aspiró por la nariz indignada.
– Vamos a casarnos, Elle, y me importa una mierda si lo hacemos aquí con el perro como nuestro testigo o delante del mundo entero, pero lo vamos a hacer. Así que consigue tu certificado de nacimiento y tenlo preparado. Obtendremos la licencia.
Ella puso los ojos en blanco.
– Veo que el gran Jackson malo necesita otra lección. Necesitas que te bajen los humos.
– ¿Y cómo piensa una niñita como tú que puede manejar eso? -desafió
Una sonrisa malvada y sexy curvó la boca de Elle. Dejó que su mirada vagara especulativamente sobre su cara, por el pecho hasta desaparecer más a bajo.
– Podría arrastrarme bajo la mesa mientras te comes tu desayuno y ver quién es el jefe.
Se relamió, un golpetazo lento de la lengua que hizo que la polla diera un tirón por la atención instantánea. Movió su cuerpo dentro de los vaqueros apretados, tratando de ponerse cómodo con la rabiosa erección. La seductora mirada no ayudaba. Por un instante, captó la visión erótica en la cabeza de Elle, deslizándose de la silla y arrastrándose sobre las manos y rodillas bajo la mesa, abriendo lentamente la cremallera y tomando su miembro hinchado en la boca talentosa y ansiosa.
Elle le estaba mirando directamente a los ojos. Se pasó la lengua por los dientes, inclinándose hacia él a través de la mesa, dejando que viera su sonrisa afectada.
– Mis hermanas están aquí. ¿Te importaría ir a la puerta mientras limpio la mesa y pongo los platos en el fregadero? -Su voz goteaba inocencia.
La agarró de la mano cuando se levantó elegantemente y la arrastró a su lado.
– ¿Crees que vas a huir así? -Le acarició el seno con la nariz, acunando su montículo con la mano a través de los vaqueros-. Tienen que irse alguna vez y entonces no estarás tan a salvo.
Ella rió suavemente, una clara provocación, sabiendo perfectamente que le había sacado ventaja. Él miró como oscilaban sus caderas cuando recogía los platos y caminaba hacia el fregadero. Ella convertía donde quiera que estuviera en un hogar. Le hacia sentirse vivo. Llevó las tazas de té y se alzó detrás de ella, atrapando su cuerpo entre el suyo y el fregadero, poniendo las tazas detrás de ella para poder enjaularla.
Elle alzó la mirada y Jackson sintió que el aliento se le quedaba atascado en la garganta. Y entonces la besó. Su sabor era adictivo. La boca dulce, caliente y tan hambrienta como la suya propia. Ella se estiró para rodearle el cuello con los brazos, abriendo la boca a la de él, la lengua bailando con la de él, rozando y acariciando y haciendo el amor, besos largos que seguían por siempre hasta que los golpes en la puerta les trajeron de vuelta a la realidad.
– Es buena cosa que te estés dejando crecer la barba. Mi cara estaría cortada en pedacitos. Tengo piel sensible. No podré besarte si te afeitas otra vez.
Él mantuvo las manos en la cintura, sosteniéndola cerca.
– Tendré que dejar mi trabajo. No puedo tener un trabajo como sheriff a menos que pueda ir de encubierto. Por eso me dejé crecer ésta. -Se frotó la ligera barba.
– Pareces un viejo y gruñón hombre de las montañas.
– Malvado. -Sonó complacido-. Jackson el tipo malo.
Ella frotó la mano sobre el frente de sus vaqueros.
– Jackson en problemas.
La alejó firmemente y forzó su cuerpo a controlarse para poder caminar a la puerta principal sin que cada paso fuera doloroso. Había una congregación en su porche delantero. Bomber inclinó la cabeza para mirarle.
– Sí, déjala hacer la señal de no ladrar. ¿De qué lado estás? -Miró enfurecido a su perro, al traidor, y abrió la puerta para dejar entrar a la familia de Elle.
Todos. Toda la familia Drake. Sarah con Damon. Realmente, le gustaba Damon, el más tranquilo entre ellos y probablemente el más brillante, aunque Tyson, el prometido de Libby, estuviera compitiendo por ese título también. Damon era más mayor y mucho más asentado. Tenía una influencia calmante en todos, sin decir nunca mucho, pero cuando lo hacía, todos escuchaban.
Jackson tenía debilidad por Sarah. La mayor de las hermanas Drake, que cuidaba realmente de sus hermanas y de todos. Sarah tenía una buena cabeza sobre los hombros. La sintió tocar la mente de Elle, el más libero de los roces y algo dentro de ella se inmovilizó. Apretó la mano de Damon y sonrió antes de dirigirle a Jackson una rápida mirada. Supo que ella estaba muy enterada de que él y Elle habían hecho el amor. Sarah se inclinó para besarlo en la mejilla.
– Gracias, Jackson. Ella se siente feliz -susurró Sarah.
Él miró a Elle y se sorprendió de que no estuviera ya en el cuarto. Sarah quería decir que ellas podían sentir la diferencia en ella y se dio cuenta de que él también. Podía. El espíritu de Elle era más ligero. Más fuerte. Elle había regresado a ellos. Todas sus hermanas le miraban con estrellas en los ojos. Se retorció bajo las miradas cariñosas, no estaba acostumbrado a ser el centro de atención.
– ¿Cómo estás, Abbey? -Giró hacia su cómplice, evitando la mirada furiosa de Alexandr. El hombre tenía un brazo envuelto apretadamente alrededor de la cintura de su mujer y no parecía que fuera a soltarla durante mucho tiempo.
– En problemas. Alexandr es peor que el tiburón. -Le guiñó un ojo-. Magulladuras en su mayor parte. Algunos puntos.
– Infección -dijo con brusquedad Alexandr.
Abbey hizo muecas.
– Tuve antibióticos intravenosos anoche y Libby me está ayudando así que estaré bien. Los delfines están vivos y eso es lo que cuenta. Gracias por ayudarme anoche.
Libby dio un paso con Tyson. Los grandes ojos buscaron la cara de Jackson y algo en ella pareció asentarse.
– Inez llamó a Sarah esta mañana.
Jackson no pudo evitar que la sonrisa se esparciera por su cara. Sintió el impacto del momento en que Elle entró en el cuarto. Ella le robaba el aliento y el corazón. Estaba allí parado como un idiota con una gran sonrisa tonta en la cara y nada en absoluto que decir. Ella caminó hacia él pareciendo una reina. Con la cabeza en alto. Regia. El largo cabello rojo desparramado sobre la espalda. Los ojos en los de él. El estómago de Jackson se apretó. Ella encajó bajo su hombro, deslizando un brazo alrededor de su cintura, parada con él en la puerta mientras su familia entraba en la casa.
Se sentía como un bobo, no malvado y tipo malo, sino tan feliz sobre esa cosita que le quedó mudo, pero nadie lo sabía excepto él. Elle alzó la mirada. Jackson suspiró. Bien. Nadie sabía en que idiota podía convertirlo ella, y podía vivir con eso. Sintió su sonrisa. En su mente. En su corazón. Y le calentó.
Kate entró con Matt. Apretó la mano en el hombro de Elle. Kate parecía fuerte y bien descansada, serena como siempre. Podía traer calma a la situación más tempestuosa. Ella le envió una de sus sonrisas especiales y se sintió incluido en su pequeño círculo. Matt había servido con él, entrenado con él, ayudado a rescatar a Elle, sin vacilar ni una vez. Jackson no pudo evitar sentirse un poco culpable de pedirle a Kate que hiciera algo tan peligroso. Como si leyera sus pensamientos, o simplemente le leyera el lenguaje del cuerpo, Kate tendió la mano y la colocó suavemente en su brazo. Inmediatamente sintió paz. Le sonrió dándole las gracias cuando ella asintió y entró en el salón.
Entró Hannah. Adoraba a Hannah. Era sencillo. Había algo elegante, encantador y dulce en Hannah. Y pertenecía a Jonas, ella caminaría a través del fuego por Jonas. Hannah le abrazó. Siempre le había abrazado y sabía que ella no tocaba a demasiadas a personas así que siempre se había sentido privilegiado y un poco apocado por su aceptación.
La besó en la mejilla.
– ¿Cómo te sientes, cariño?
– Aparte de tener a Jonas cerniéndose sobre mí y estar vomitando constantemente a causa de esto… -Se frotó con la mano el pequeño bulto del bebé-. Estoy bien. ¿Te importa si hago unas pocas galletas para acompañar nuestro té? Si vamos a hacer otra sesión curativa con Elle, quizás necesitemos un poco de azúcar extra.
– La cocina es toda tuya. -Hannah hacía que todo supiera un poquito mejor.
Le pone amor a todo.
– Maldita sea, Elle. ¿Vas a dejarlo? -dijo con brusquedad Jackson-. Eres tan jod… -Las palabras se desvanecieron con todas las hermanas mirándole-. Eres terca.
Ella se rió, maldita fuera, no le daba el más mínimo miedo su ira. Por el rabillo del ojo captó a Jonas sacudiendo la cabeza y articulando palabras que se parecían sospechosamente a «calzonazos». Por detrás de la espalda de Elle le enseñó el dedo. Jonas sólo se rió de él.
Joley entró la última con Ilya cerniéndose sobre ella. Ella trajo instantáneamente energía y brillo al cuarto. Era como mercurio y Jackson estaba un poco asombrado de que Ilya hubiera logrado realmente convencerla para que se casara con él. Se imaginaba que la ceremonia tendría lugar pronto. Ella, como Hannah, estaba embarazada.
– Me gusta tu casa -dijo Joley.
– Espera a ver su piano -contestó Elle con engreimiento.
El silencio sorprendido le dañó las orejas. Él podía decir que estaba con las puntas rojas y ardiendo. Tú, muchacha traicionera. Pagarás por esto más tarde.
Elle se rió en voz alta.
– Es asombroso al piano. Joley, tienes que oírle tocar las canciones que ha escrito. Son unas piezas sorprendentes.
– ¿Compones? -preguntó Joley, obviamente interesada.
Adoraba todo lo relacionado con la música y Jackson podía ver que le iba a llevar mucho frenarla ahora. Carraspeó varias veces.
– Está exagerando. Toqueteo un poquito, nada de particular.
– ¿Tocas el piano? -preguntó Jonas como si fuera un pecado.
Jackson se inclinó, levantó el pelo de Elle lejos de su cuello y la mordió. Ella gritó y él suavizó la mordedura con la lengua. Sácame de esto.
Ella le miró con furia y se frotó el cuello.
– ¿Dónde has aprendido? -preguntó Sarah.
Desesperadamente bajó la mano de Elle y le mordió el dedo, luego lo chupó en su boca, moviendo la lengua sobre el pequeño picor. Ella apartó la mano de un tirón. Eres muy oral, ¿verdad?
Fue un signo de su desesperación que no la reprendiera.
– Mi madre me enseñó cuando era niño -admitió, dejándolo escapar.
Elle se compadeció de él. A Jackson no le gustaba hablar sobre su familia o su niñez. Le dirigió una sonrisa a Libby.
– Pensé que quizá si todas estuvierais dispuestas, podríais trabajar con otra sesión curativa en mí, todas menos Kate, y entonces Kate podría tratar de trabajar en mi talento. -Miró a Sarah-. ¿O piensas que debería ser al revés, Kate primero, por sí acaso algo falla?
– ¿Fallar cómo? -preguntó Matt.
Como distracción, era una buena, y Jackson decidió sentarse en un sillón con Elle cayendo elegantemente a sus pies. A las hermanas Drake les gustaba sentarse juntas en el suelo. Lo había descubierto unos cuantos años atrás cuando las conoció por primera vez.
– No lo sé, Matt -contestó Elle honestamente, inclinando la cabeza hacia atrás contra la silla de Jackson-, pero no quiero correr ningún riesgo con Kate.
Kate levantó el mentón.
– Sé lo que puedo hacer, Elle.
Antes de que Matt pudiera oponerse, Sarah se inclinó hacia delante y colocó la mano en la rodilla de Kate.
– Por supuesto que puedes, Katie, nadie duda eso. Pero, ¿a qué costó? Pienso que eso es lo que tanto Elle como Matt preguntan y es una pregunta legítima. No podemos arriesgarte, especialmente ahora.
– Podría hacer una curación controlada -ofreció Kate-. Haría una sola capa a la vez. Dependiendo de cuánto daño haya, trabajaría, pero sería con el tiempo, días. Tendría que trabajar contigo cada día, Elle.
– ¿Hay riesgo para ti, Kate? -preguntó Matt directamente.
– Siempre hay un poco de riesgo -admitió Kate-. Nos ves después de que trabajemos. Estamos drenadas. Libby ha tomado mucho en ella misma y puede ser perjudicial. Ella tiene que tener cuidado y adivino que tendré que hacer lo mismo. Pero curar a Elle no sólo vale el riesgo, creo, dado lo que sucede aquí, es uno que todos tenemos que asumir.
El olor de galletas recién horneadas llenó el aire. Jackson giró la cabeza hacia la cocina. Hannah le sonrió desde la puerta. Lo mismo que Kate podía mantener todo pacífico, Hannah parecía agregar un toque de hogar, de consuelo a la atmósfera. Se dio cuenta de que su casa se sentía como la casa Drake. Siempre había ido a esa casa y salido diferente, con una sensación de familia y amor. No estaba seguro de sí era su profunda fe en Dios, su magia o la familia en sí misma, pero ellas vivían del modo en que otros soñaban vivir, del modo en que él estaba decidido a vivir.
Ella se estiró hacia atrás y le cogió la mano.
– Voy a llamar a Dane. -Tenía que hacerlo antes de perder el valor. Allí, con su familia rodeándola y con el olor a galletas y el silbido de la tetera, todo parecía normal. Podría llamar, prometer su informe y acabar con ello. Otra cosa fuera del camino. Estaba dando pasos de bebé, pero estaba surgiendo de ese lugar de terror en el que había estado viviendo durante mucho tiempo.
El cuarto de música de Jackson, su casa llena con su familia, todo la hacía sentirse fuerte otra vez. Ella había convertido a Stavros en un monstruo invencible. No lo subestimaría, pero no iba a quedarse tan atemorizada que se paralizara, con miedo de vivir. Miró a Jackson, sabiendo que él lo desaprobaba.
– Compréndelo por favor. Tengo que hacer esto, Jackson. Lo necesito. Por mí misma. Por todas esas mujeres que no tienen una familia que las pueda rescatar. Después, Kate puede intentar lo suyo y si todo va bien, mis hermanas pueden trabajar en curarme otra vez. -Le mostró los brazos, levantando las mangas-. ¿Ves cómo estoy mejor?
Él tragó saliva.
Un músculo le hizo tictac en la mandíbula y entonces asintió con la cabeza, apenas.
– Este es un número bloqueado, porque no tengo servicio de móvil aquí.
Asintió otra vez, apretando la boca.
Le llevó unos minutos a Elle hacer la llamada internacional al teléfono móvil privado de Dane. Ella era la única con ese número particular. Tamborileó con los dedos en la superficie de la mientras esperaba que Dane contestara al teléfono, evitando con cuidado el ceño de Jackson.
– Hola, Sheena -ronroneó la voz de Stavros-. ¿Estás buscando a tu último y lamentable jefe?