– Vienen, Ken, salgamos de aquí -dijo Jack. Abriendo la radio-. ¿Qué demonios estás haciendo para tardar tanto, Logan? Otro par de minutos y estaremos en el tiroteo. Nico trata de llevárselos, pero si no estás allí, todo esto es para nada.
– Llevo aproximadamente cinco minutos, corriendo sin luces. -Ken había entrado en la oscura habitación antes de tomar posición al lado de Mari. Sintió su pulso, las yemas de los dedos deslizándose en una caricia sobre su piel suave. Estaba enfermo por el miedo, por su hermano y por Mari. Desde que había inhalado su olor, el monstruo que tan cuidadosamente había cerrado bajo llave se había vuelto más fuerte con cada momento pasado en su compañía. Estaba celoso de aquellos hombres, Brett y Sean. Era feo, ácido y cortante como el dolor de un corte de cuchillo sobre su piel.
Conocía a Jack, sabía lo que Jack haría exactamente lo que le advirtió y matándola, Ken intentaría salirse de la ecuación. Jack había eliminado eficazmente las opciones de Ken. Y era imposible estar vivo en el mundo y saber que otro hombre abrazaría a Mari, besándola y tocándola. Casi gruñó en voz alta. Ella había traído su cuerpo dolorosamente a la vida cuando Ken y los doctores habían estado seguros de que estaba destrozado. Pero aún si la tenía, ¿qué significa esto para ambos? Maldición, solo por que su polla estuviera dura no significaba que la maldita cosa pudiera funcionar de todas formas
Jack presionó una mano sobre su cabeza. -La están llamando y no se quedaran en silencio sobre esto.
– Deben de estar buscando en cuadrículas y utilizando más de un helicóptero o no podrían cubrir tanto territorio tan rápido -añadió Ken.
La telepatía podría estar en silencio. Jack y Ken la habían estado usándola desde que eran niños, y podían enviarse fácilmente el uno al otro sin gastar demasiada energía que los delatara. Los Caminantes Fantasmas se entrenaban enviando ondas precisas de comunicación, porque cualquiera familiarizado con el extraño zumbido y palpitación en la cabeza lo reconocía por lo que era, pero no era un talento fácil de adiestrar. Ahora mismo no parecía que el equipo de Caminantes Fantasmas de Mari se preocupara de una u otra forma de que alguien más pudiera oírlos. Estaban frenéticos por encontrarla y comenzaban a llamarla a gritos.
Su equipo quería que regresara. Ken entendía el credo de los Caminantes Fantasmas. Nunca abandonaban a un hombre. Si uno era capturado, iban a por él o ella. Pero no le ayudaba preguntarse si Brett o Sean conducían la misión de rescate y si era completamente personal. El equipo había estado presionándolos duramente durante dos días y estaban definitivamente siguiendo los planes de vuelo de Nico, archivados con un solo acceso de autorización de alta seguridad.
Se maldijo suavemente a sí mismo. Parecía no haber ningún control para los celos. Nunca había permitido que le preocupara algo o alguien además de Jack, así que esto nunca había sucedido. Cuando Briony había entrado en sus vidas y Jack había caído con tanta fuerza sobre ella, a Ken solo le había preocupado que Jack perdiera la única cosa buena que le pasado nunca.
Ken tocó la cara de Mari, trazando la estructura ósea, imprimiéndola para siempre en su mente, piel y órganos. La quería para él. Era inesperado y espantoso. Incluso estaba asustado de poder querer algo tanto, pero lo hacía. Ella estaba allí. En su interior. Todo el tiempo mientras hablaba, veía cada expresión, cada gesto y había descansado su palma sobre su cuerpo, absorbiendo lo que podía de su naturaleza y carácter. No era uno de sus dones más fuertes, pero atrapó impresiones de su vida, dura, estéril y a menudo desagradable. Era la clase de mujer que le habría atraído sin la interferencia de Whitney.
Era fuerte y testaruda y no se intimidaba fácilmente. Era hermosa. Aunque sabía que ella no lo pensaba; las mujeres nunca lo hacían. Siempre querían ser mas delgadas o tener el color del pelo diferente o ser más altas o más bajas, pero había sido el que la había desnudado y su cuerpo era perfecto para él. La quería con una necesidad casi salvaje, primitiva y ahora que había despertado a su polla, esto también, había hecho un monstruo, que rabiaba por atención…
Siempre había tenido una gran resistencia, un fuerte impulso sexual y ahora que había regresado y que sabía que estaba desnuda y receptiva, esto lindaba con la obsesión. ¿Y que haría para satisfacerlo? ¿Estimularlo? Estaba bastante seguro de que necesitaría mucho estímulo para llegar al orgasmo y una mujer que había soportado la clase de cosas que Mari había tenido no querría para nada sexo duro. Juró por lo bajo y se dio la vuelta alejándose de ella.
¿En qué demonios estaba pensando? No podía tenerla. No podía pensar con su polla; tenía que pensar con el cerebro y no podía tenerla. Era así de simple. No podía pensar en la manera que se le iluminaban los ojos cuando le sonreía o en la atractiva curva de sus labios y como parecía… Gimió suavemente y se frotó la parte delantera de los vaqueros, maldiciendo otra vez cuando tuvo que hacer una presión dura para sentir la ola de placer que bordeaba demasiado cerca el dolor.
– Estarán fuera en dos minutos, Ken.
La voz de Jack lo sobresaltó, no era un buen signo cuando tenía que estar alerta. Hacía mucho tiempo que no sentía placer sexual y estando cerca de ella, sintiendo su cuerpo endurecerse y llenarse de palpitante necesidad era un milagro y una maldición que no había esperado.
– ¿Estás seguro de que está inconsciente? No podemos arriesgarnos de que advierta a alguien. Si no siguen a Nico, no podremos llevarla con Lily. Y tú y yo sabemos que Whitney tiene algo más en la manga para asegurarse de que irá a casa. Quiero que Lily le haga un chequeo a fondo antes de que se acerque a Briony.
– Está fuera de combate. Vamos a cortar porque estamos demasiado cerca. Están a una hora detrás de nosotros. Nico puede estar en problemas. El zumbido en su cabeza comenzaba a desvanecerse, indicando que el equipo de alejaba de ellos.
– Queríamos que creyeran que nos estaban ganando terreno. Tienen que seguirlo. Nico sabe lo que hace. Logan estará aquí en cualquier momento, Ken. Necesito preguntarte…
– No lo hagas. Traté de decírtelo y ahora es demasiado tarde.
– Tenemos que hablar de ello. Tuve que enfrentarme cuando Briony vino pidiéndome protección. Existía la posibilidad de que nuestro padre viviera en mí.
– Nunca existió esa posibilidad. Hicimos un pacto, Jack, que nunca nos acercaríamos lo suficiente a una mujer para caer enamorados, pero siempre supe que estarías bien si llegaba a pasar.
– ¿Cómo? No lo sabía. No siento nada en absoluto haber disparado, Ken, lo sabes. No sentí remordimientos cuando maté a nuestro padre.
– Cuando terminaste lo que empecé. -Le recordó Ken-. Mamá ya estaba muerta cuando fui a por él. Debería haber corrido, pero solo podía pensar en matarlo. -Todavía podía recordar con un vivo detalle desgarrador el bate de béisbol de su padre que agarró y el fuerte vaivén. Hubo un placer absoluto cuando el bate conecto con un crack satisfactorio y su padre gritó. Por primera vez en su vida, Ken se había sentido poderoso y con el control. Ya no era un adolescente y aunque había planeado la muerte de su padre un millón de veces, cuando encontró a su padre con la sangre de su madre por todas partes, algo frío y grotesco, vicioso y despiadado, había saltado a la vida y lo había atrapado.
– ¿Piensas que no sentía lo mismo, Ken? Hizo que nuestras vidas fueran un infierno. Nos golpeó hasta la mierda y a mamá, nos ridiculizó y avergonzó. Nos quería muertos y la castigó cada día de su vida por amarnos. Por supuesto que querías que muriera. Esto no tiene nada que ver con ella. -Jack se acercó, gesticulando hacia Mari.
– Esto tiene todo que ver con ella y lo sabes. -Ken estaba demasiado avergonzado para admitir sus sentimientos a su hermano, la persona a la que más amaba y respetaba en el mundo. Era suficientemente malo que conociese su propio y nefasto defecto, que tenía que mirarse al espejo cada día y ver que su padre le devolvía la mirada, pero estaba malditamente seguro de que no quería que Jack viera lo que hizo-. Podría sentir eso, no querer compartirla con nadie. No puedo pensar si quiera en la posibilidad de tener niños y no volverme completamente loco. Cuando oí hablar de Brett… -Le costó decir el nombre y en su voz hubo un aumento de repugnancia y cólera-. Debería estar pensando en lo que ella había pasado, pero todo en lo que podía pensar era que él la había tocado, había estado dentro de ella y que lo quería muerto.
– Tenía la impresión de que lo despreciaba. Si la forzó, se merece morir. Infiernos, querría matarlo.
– El punto es, que no estaba pensando en ella, pensaba en mis propios pensamientos y no eran exactamente nobles. Quería estar en su interior, borrando de ella cualquier recuerdo de él. -Había vergüenza en su voz.
– Ken -dijo Jack, manteniendo la voz baja-, somos diferentes. Debemos tener cuidado, pero no nos hace como él. Tan solo somos un poco más dominantes.
Ken resopló.
– ¿Un poco?
– Y un poco más celosos de lo que es un hombre medio…
– ¿Un poco? -repitió Ken-. Maldición, Jack, Briony es demasiado dulce y te deja comportarte muy mal con ella; piensa que eres mono o algo así. Quien sabe lo que le pasa por la cabeza. Y no te vuelves loco cuando ella tiene alrededor otros hombres.
– Me molesta -confesó Jack-. Lo manejo.
– ¿Y si no puedes? ¿Qué le haría esto a tu relación con Briony? ¿Cómo piensas que se sentiría cada vez que un hombre le sonriera y te enfadaras al instante?
– Tendría el sentido común de guardármelo para mí. Confío en ella. Todavía no conoces a esta mujer, Ken. No te ama; no la amas ¿Por qué esperas ser capaz de tratar con algo como los celos cuando aún no has construido una relación con ella? Si confiaras en ella y la amaras, sería diferente.
Ken negó con la cabeza.
– Logan está aquí. Ve a mantenerlos lejos de ella. Tenemos que deshacernos de su ropa y pensar que cualquiera de los demás viéndola desnuda es suficiente para provocarme, ya será bastante difícil el tiempo con el doctor.
Por primera vez, la expresión de Jack fue suspicaz, como si con esto pudiera caer en que Ken decía una verdad absoluta, que su naturaleza posesiva y dominante podría ser demasiado difícil de controlar, como él temía.
– Lo manejaremos -dijo Jack-. Lo haremos del modo que siempre lo hacemos. -Le indicó la camilla-. Vamos a salir de aquí.
Ken se levantó al final, pero vaciló.
– Si hubieras caminado hacia el patio trasero primero y hubieras visto a mamá muerta y él con aquella sonrisa, cubierto con su sangre, ¿hubieras ido a por él o habrías sido sensato y lo hubieras dejado?
Jack suspiró.
– Fue hace tiempo, Ken. Vi como te golpeaba, te rompió los brazos y fui a por él. No sé lo que hubiera hecho si lo hubiera encontrado con mamá. Probablemente lo que hiciste. Soy de los que disparan primero y pregunta después, ¿recuerdas? Tú eres el que impide que me molesten, manteniéndolos a salvo. No eres nuestro padre, Ken y nunca me vas a convencer de que eres como era él.
Logan Maxell, el líder del equipo de los Caminantes Fantasmas SEAL, montaba guardia y Neil Campbell conducía. Logan abrió las puertas y retrocedió para permitir que los Norton guiaran la camilla dentro del Expedition. Ken y Jack subieron al lado de Mari. Ken remetió la sábana con cuidado a su alrededor de modo que no enseñara nada de piel.
Alargó la mano en busca del botiquín al lado de los pies de Jack.
– Voy a darle otro analgésico mientras está así. Las drogas no le duran mucho, pero la aliviará durante el paseo. Probablemente intentaría apartarme si la inyectara mientras está consciente.
– ¿Te ha hecho pasar un mal rato? -preguntó Logan-. Se ve pequeña desde este lado. Pensé que entre los dos podríais manejarlo, sin ninguna preocupación, papi está aquí ahora. -Le sonrió abiertamente a Ken estudiando evitar mirar a Jack.
Ken siempre había encontrado divertido lo que Jack le hacía a todo el mundo, incluso a sus compañeros Caminantes Fantasmas, los ponía nerviosos y Ken era al que consideraban amigable. Había cultivado la imagen con cuidado, escondiendo lo que era tras una preparada sonrisa y una broma. Esto relajaba de alguna manera la personalidad más mordaz de Jack y no dejaba entrar los principios rigurosos que Ken sabía se volverían mortales en el momento en que alguien amenazara a Jack. Mientras había mucha gente que estaba asustada de Jack, no era de Jack al que debían haber temido más. Jack tenía un gran control y disciplina, pero Ken nunca vacilaría en destruir a cualquiera que amenazara a Jack. Lo haría rápido, brutal y sin remordimientos y con ese conocimiento en su interior mantenía la sonrisa firmemente en el lugar y esperaba la llegada de las bromas porque pasara lo que pasara, Jack estaba tras él, como lo había estado durante tantos años antes.
Jack siempre pensó que, después de descubrir a sus padres, las lágrimas de Ken habían sido tanto por la pena como por el dolor de los brazos rotos, pero la pena había sido por su madre y el terrible conocimiento de que había puesto a su gemelo en la posición de necesidad de matar a su padre. Años más tarde, cuando había sido torturado por los hombres de Ekabela, Ken sabía que Jack iría a por él. Muerto o vivo, Jack iría y Ken decidió mantenerse vivo para esperar a que Jack sin ayuda tratara de aniquilar a los rebeldes en el Congo. Ken siempre se había sentido responsable de su hermano. Conocía la personalidad de Jack, los demonios que lo dirigían y siempre se sentiría responsable de sacar lo peor de su hermano.
Después de inyectarle a Mari el analgésico, pasó una mano por su cara. La habían despojado de su ropa y de su dignidad. ¿Cómo podría perdonarles esto? Sabía lo que era que te desnudaran, el miedo que acompañaba la vulnerabilidad completa que sentía un preso. Enredó los dedos en su pelo, acariciando los mechones bajo la capa de oscuridad. Tenía que tocarla, tenía que estar cerca de ella y era muy peligroso para ambos. Había trabajado toda la vida para refrenar al monstruo y en un breve momento, ella lo había sacado a la vida rugiendo, todo uñas y dientes, barriendo su intestino y su mente.
Sabía el momento en que había inhalado su olor, llevándolo profundamente hacia sus pulmones, que Whitney la había emparejado con él. La cólera había sido su primera reacción, cólera que fácilmente habría podido producir una víctima, pero entonces, cuando Jack se había acercado a ella, sintió el afilado cuchillo de los celos, tan desagradable y peligroso como los que su padre manifestaba. Había sido una reacción cruel, anudando su intestino, tajante oscuridad, arremolinando la niebla en su mente hasta que pudo probar en la boca la violenta necesidad que había estado cerca de abrumarlo. Y luego sintió miedo, más miedo que cuando los hombres de Ekabela lo desnudaron completamente, lo extendieron y comenzaron su lento y meticuloso trabajo sobre su cuerpo.
Se le secó la boca solo de pensar en como había querido cerrar los dedos alrededor del cuello de Jack para mantenerlo apartado de Mari mientras ella había mirado su cara, su perfecta cara. Ken se pasó una mano por la mascara, sintiendo las crestas y la piel brillante, al borde de su labio. Era gracioso que nunca antes lo hubiera preocupado. Había tenido punzadas, por supuesto, pero en su mayor parte aceptaba todo lo que le habían hecho a su cuerpo en su vida. Era un hecho y estaba de acuerdo con ello. Además, su cara no era nada comparado con el daño que le habían hecho a su polla. Cerró los ojos brevemente, recordando como ellos cortaban más y más cerca y la bilis y el miedo se levantaban, el momento aterrador cuando estuvieron finalmente allí e hicieron aquel primer corte que le desgarró el intestino.
– Ken -dijo Jack en voz baja-. ¿Estás bien?
Ken se limpió las gotas de sudor de la frente. Jack estaba demasiado bien sintonizado con él para que le escondiera cualquier reacción emocional fuerte. Jack voluntariamente no perdería a su gemelo, pero esto solo era un asunto temporal antes de que Jack fuera obligado a aceptar la verdad y que podría poner en peligro la vida de Mari y el bienestar de Briony.
Ken tendió una mano. Tan estable como una roca.
– Estoy bien. Solo estoy tratando de entender lo que vamos a hacer sobre esta situación.
– Lily dice que se levantará para esperarla. La esposa de Gator, trabaja en el pirateo de los ordenadores de Whitney -les informó Logan-. Es muy experta y no deja ningún rastro, con la esperanza de que Whitney no se de cuenta de que es capaz de tener acceso a sus archivos. Hasta ahora, Lily no tiene ningún dato real sobre Mari. Nadie realmente recuerda mucho sobre ella antes de que se las llevaran a ella y a Briony.
Ken sabía que Gator estaba fuera del equipo original de los Caminantes Fantasmas. Los dos equipos se habían aproximado después de que Nico y su esposa Dahlia, ambos miembros del equipo original, hubiesen rescatado a Jesse Calhoun, un miembro del equipo de los Seal Caminantes Fantasmas, robando su cuerpo lleno de balas directamente fuera de la protección de sus captores. Habían combinado sus recursos y habían echado mano a la confianza del uno en el otro mas que en la cadena de mando.
– ¿Hablaste con el almirante, Logan, para confirmar quien dio la orden de proteger al Senador Freeman y de dónde venía la amenaza? -preguntó Ken.
Logan negó con la cabeza.
– Lo intenté. Ken, pero dijeron que se había ido a Boston, que tenía una reunión y que se pondría en contacto conmigo cuanto antes. He estado manteniendo silencio por si acaso algo de lo que hacemos es supervisado. Definitivamente hay actividad en todas las bases. Quieren a esta mujer de regreso. ¿Serás capaz de averiguar algo?
– Solo que es un Caminantes Fantasmas y que su equipo parecía proteger al senador de la misma amenaza que nosotros -contestó Ken-. Ella se cura muy rápidamente. Si Lily puede añadírnoslo, sería muy provechoso. Su pierna estaba en mala forma y había perdido mucha sangre. No puedo creer a la velocidad con la que se está curando.
– Realmente, Lily notó esto en Flame. Fue atacada por un caimán y su brazo cicatrizó a una velocidad asombrosa -contestó Logan.
– ¿Pateó Flame el cáncer?
– Parece estar remitiendo. Lily tiene la esperanza de que tenga una recuperación completa. Ella les pide a todos de que están realzados físicamente que vengan para hacer pruebas cuanto antes, solo para mayor seguridad.
– Whitney deliberadamente le dio el cáncer. No le gustaba ella -dijo Ken, mientras su cara iba a la deriva sobre la cara de Mari. Supo el momento en que recobró el conocimiento. No se movió, no habló, escuchando la conversación, pero su conciencia aumentaba y sus realzadas capacidades en la oscuridad la hacían demasiado consciente de sus cambios en la respiración y el olor que ella emitía de miedo.
Él contuvo la necesidad de cogerla en brazos y abrazarla, tranquilizarla y protegerla, una reacción que no había esperado cuando cada reacción relacionada con ella parecía tan violenta. Sabía que debía romper el contacto, pero no podía, no cuando ella tenía tanto miedo. Jack lo miró y supo inmediatamente que ella estaba despierta. Ken negó con la cabeza ligeramente y Jack miró por la ventana teñida, no haciéndoles caso.
– Whitney tiene mucho por lo que responder -dijo Ken en tono grave.
– Ryland ha estado preocupado, Whitney puede tratar de arrebatarle el bebé a Lily. Han estado reforzando todos los sistemas de seguridad por si intenta entrar en la casa, se meterá en problemas.
– Sería ridículo que Whitney intentara desmontar el equipo de Caminantes Fantasmas de Millar, sobre todo allí. Aquella casa es una fortaleza.
Ken sintió que un temblor atravesaba a Mari y él deslizó la mano a lo largo de su hombro y bajó por el brazo ileso hasta que encontró la mano. Sus dedos se entrelazaron con los suyos. A medias esperaba que ella se apartara, pero ella apretó los dedos alrededor de los suyos y se agarró.
Me has drogado.
Sabía que el paseo sería doloroso. Te diría que lo siento, pero no sería verdad, por lo que no me molestaré en mentirte. Su pulgar se deslizó sobre el dorso de la mano en una pequeña caricia. Nadie va a hacerte daño, Mari.
¿Ninguna tortura? Había una pequeña nota de humor que pudo cortar directamente el miedo.
No. Lily va a hacerte algunas pruebas, solo para tener la certeza de que Whitney no se guarda ninguna sorpresa repugnante en la manga. Ken echó un vistazo a Logan, que se frotaba las sienes. Logan tenía un poderoso talento y estaba bastante seguro de que era bien consciente de que se estaban comunicando telepáticamente, pero no permitió que su expresión o su mirada pudiera delatarlo. Mari, a las ondas de energía les gusta extenderse y atravesar todas las superficies, incluso a los seres humanos. Lo encontramos molesto, entonces la gente de nuestro alrededor reacciona con dolores de cabeza. Cuando te dirijas a mí, concéntrate solo en mí. Piensa en una pequeña corriente con exactas orillas. Envía las ondas energía directamente por el camino, desde ti hasta mí. Estás acostumbrada hacer el envío a un equipo, no a una sola persona.
Lo intentaré. ¿Ken? Quiero decirte algo importante. Ahora estoy un poco amodorrada, por lo que puedo no decirlo correctamente, pero todo lo del asunto de que te pareces a tu padre, bien, tan solo es que no es cierto.
No puedes saberlo, Mari. No puedes confiar en mí. Maldición, yo no confío en mí mismo.
Brett hace que se me hiele la sangre cada ve que entra en una habitación conmigo. Las otras mujeres lo sienten también. No tengo esa reacción contigo.
Whitney te programó para tener conmigo una reacción física; eso es todo lo que es, Mari. No hagas algo más de ello.
Mari mantuvo los ojos cerrados, no queriendo tratar con cualquiera de los demás. El vehículo se balanceaba, los neumáticos chocaban con los obstáculos de vez en cuando ocasionalmente sacudiéndola, pero todavía estaba tranquila. Podía oler la noche, clara y fresca después de la reciente lluvia. No tenía ni idea de dónde estaba, no había modo de escaparse y estaba desnuda debajo de la sábana, sintiéndose demasiado vulnerable, sobre todo ahora que había otros hombres cerca.
Sabía por los olores que había dos hombres, el conductor y uno que estaba más cerca de ella. Él era peligroso. Sintió su vigilancia, el modo en que todavía la sostenía y la tranquilidad. Eran siempre los más mortales de los soldados. Sean era igual. Jack se parecía. Ken lo parecía. Los hombres, alertas y listos, quietos y tranquilos pero capaces de golpear tan rápido que nadie sabría nunca quien lo había golpeado.
Debería haber estado aterrorizada, pero Ken la hacía sentir segura y protegida, lo que era una locura cuando él era más que una amenaza, tal vez incluso más para ella, más que los demás. Se quedó inmóvil, los ojos errados, fingiendo que le sostenía la mano como en una cita. Nunca había tenido una cita. Nunca había visto una película que no fuera una película de entrenamiento. Nunca había caminado por las calles de la ciudad con las manos cogidas y nunca había salido a comer a un restaurante. No sabría como actuar en un acto familiar. Esto era un sueño, un sueño tonto, tonto pero que la satisfacía fingirlo aunque solo fuera durante algunos minutos.
El recinto la esperaría hasta que encontrara el camino de regreso y luego sus “hermanas” iban a tener que ponerse serias sobre escapar porque no aguantaba a Brett y sus castigos por no cooperar. Había pensado una docena de maneras de matarlo, pero sabía que Whitney castigaría a las otras mujeres. Ivy era la prueba de ello. Mari, tenía que regresar sin tener en cuenta si los Norton y su equipo estaban del mismo lado. Tenía que volver porque Whitney era un megalomaníaco y tenía tentáculos de gran alcance.
¿Piensas que Whitney ordenó el golpe contra el senador? El hombre le preguntó a Ken.
Amaba el sonido de su voz. Parecía moverse por su interior, lenta y espesa como la melaza caliente. El sonido parecía una caricia dentro de su cabeza, deslizándose sobre su piel y su cuerpo calentándole la corriente sanguínea. Él no trataba de seducirla y era espantoso pensar lo que pensaría si se le metiera en la mente. Apretó sus dedos, insensible ante el estado emocional que le revelaba.
¿Por qué él, a menos que el senador fuera a dejarlo? ¿Lo tomo como que Freeman conocía lo del laboratorio de experimentos de Whitney? Después de todo se había casado con una de ellas.
Violet. Violet había sido una buena amiga. Whitney la había emparejado con el senador. La había enviado a que fuera su guardaespaldas y lo siguiente que se supo es que Violet estaba casada. Si Whitney todavía tocaba sus teclas -y Mari no podía imaginar que la dejara marchar- parecía que amaba a su marido.
¿Qué lazo hay entre el Senador Freeman y Whitney? Le preguntó Ken.
Su padre y Whitney fueron juntos a la escuela.
Ken consideró la respuesta. No era la primera vez que lo había oído. Logan, ponte en contacto con Lily. Tienen que encontrar tan rápidamente como sea posible a quienes fueron amigos de la escuela de Whitney. Solo los más inteligentes y muy ricos.
Marigold apartó la mano, los ojos se abrieron rápidamente, fulminándolo con la mirada. Sabía que podía verla en la oscuridad igual que su visión realzada le permitía verlo a él. Le has pasado la información a tu amigo.
Ken se quedó mirando la cara furiosa. No derramaba energía, nunca. Ella entraba en su interior justo por las feromonas. ¿Qué demonios le había hecho Whitney? ¿Y cómo? ¿Cuándo? Ella le leía los pensamientos sin la ventaja de la expresión, la caída de la energía o algo más. ¿Qué clase capacidades psíquicas tenía? ¿Cuán peligrosa era? Tanto como quería protegerla, tenía que pensar primero en Jack, Briony y los gemelos que llevaba. Whitney llegaría hasta donde fuera para conseguir poner las manos encima a aquellos niños incluso enviando a la propia hermana de Briony.
Jack. ¿Briony no te espera en casa de Lily, verdad?
Jack se movió, un tigre depredador estirándose. La mirada era llana y fría mientras se dirigió a la deriva sobre Mari. Sí. Era el único lugar donde podía esconderla. Ryland y su equipo la vigilan. Y pensé que si se iba a encontrar con su gemela por primera vez, ese sería un lugar fuera de peligro. Había una pregunta en su tono, aunque no la expresara.
¡No lo hagas! Mari parpadeó hacia atrás las repentinas lágrimas. Él advertía a su hermano que enviara a Briony. Por primera vez Mari realmente se permitió pensar en ver a su hermana. Solo una rápida imagen, que era todo lo que necesitaba. Solo para saber que estaba viva y feliz. Mari desesperadamente necesitaba a Briony para ser feliz.
Mari no lo tocaba, pero lo sabía. Ken podía verlo en su cara, leerlo en su mente. Había pánico, pena, cólera, todo mezclado en uno, como si Mari no pudiera decidir completamente como sentirse por lo que le había hecho. Pero él no tenía ninguna opción.
Sácala de allí, Jack. Envíala con Jesse Calhoun o con Nico y Dahlia. Tenemos que hacer que Lily examine a Mari y no podemos tomar la posibilidad sin saber lo que pasa. Ella tiene talentos sobre los que no tenemos ninguna pista.
Jack juró suavemente. Briony estaba preocupada por ver a su hermana. Él le había hecho la promesa de encontrar a Marigold, y quería hacerlo. Pero Ken tenía razón. No había que tomar riegos con ella. Hasta que no supieran que Whitney estaba a la altura y si Mari estaba realmente de su lado, ellos no se podían arriesgar.
¿Cómo has podido advertirle de mí de esta manera? ¿Qué tipo de amenaza podría ser yo para mi hermana? Esto es lo que has hecho, ¿verdad? Soy una presa, rodeada de Caminantes Fantasmas entrenados y tengo una mano y una pierna rotas. Debes pensar que estoy realmente bien.
Temblando de cólera, miró hacia la impasible cara de Ken. Era igual de frío e insensible como había pensando al principio de él. Había logrado engañarla porque Whitney lo había establecido de esa manera, la había hecho vulnerable a él. Whitney amaba esas pequeñas bromas. Amaba sentirse superior y ella lo había desafiado muy a menudo. Este era probablemente su castigo, hacerle creer que estaba cerca de ver a Briony. Había tenido razón en no pensar en ella, en no esperarlo.
Mari, tenemos que protegerla hasta que sepamos que es seguro.
Ella no volvería a escuchar aquella voz acariciante, como el terciopelo suave y que jugaba por su cuerpo como un instrumento musical. No otra vez, nunca otra vez. Sintió la garganta en carne viva y los ojos quemaban, pero miró a Ken de modo provocativo. Dejándole que intentara derrotarla. Nadie, ni siquiera Whitney, con todas sus humillaciones y sus engaños, la había derrotado.
¿No querrías que Briony estuviera protegida?
No quiero que digas su nombre. Está muerta para mí. No es mi hermana. Mis hermanas están de regreso en el recinto esperándome y créeme, regresaré. No hay ninguna Briony. Era un engaño, uno bastante cruel. Acepté su muerte hace tiempo.
Él no iba a usar a su hermana para hacerle daño a ella. Tenía que sacar todo de su cabeza excepto el deseo de escaparse. Si no lo hacía pronto, antes de que llegaran a su destino, sería casi imposible. Iban a una fortaleza; había escuchado como lo decía Ken.
Ken sabía que era mejor tocarla e incluso, hasta sin tocarla, sabía lo que estaba pensando. Atrapaba imágenes, emociones, impresiones que ella no querría que fuera consciente. Alguna cosa está pasando que no entiendo, Jack. Sé lo que estás pensando y no mantengo el contacto físico. Y ella puede hacer lo mismo conmigo. No es perfecto, pero recogemos la idea esencial como si hubiera alguna clase de transmisor silencioso entre nosotros. ¿Tienes algo similar con Briony?
Jack negó con la cabeza y cambió su peso ligeramente, dejando su arma en una posición más fácil para tirar de ella si la necesitaba.
Mari se cerró a todo lo que había a su alrededor. Al dolor. A su cerebro borroso. A los hombres. Lo más difícil era bloquear la imagen de Ken y la máscara que era su cara. Aquellos ojos que siempre la miraban directamente a los suyos. Obligó a que sus pensamientos se dirigieran hacia un túnel largo, oscuro, haciendo entrar olas de agua para quitar lavando los pensamientos arbitrarios. Tenía que concentrarse en una sola cosa. El volante. Esta era su única posibilidad. Planeó cada paso con cuidado y entonces trabó la rueda.
Realmente no podía verlo, entonces construyó la imagen en su mente. Podía verlo claramente, sentirlo en sus manos, fuertes y refinadas, lista para hacer un intento. Lo probó solo una vez, un muy pequeño movimiento a la derecha. El vehículo se sacudió hacia la derecha y luego volvió a la pista, corriendo suavemente calle abajo. Esta no era una carretera, era más un camino secundario. Y eso significaba que allí había follaje.
– ¿Te importaría abrir una ventana? No puedo respirar. -No demasiado conmovedora, solo el equilibrio justo entre la necesidad y el desafío.
No se atrevió a mirar a ninguno de ellos; eran demasiado expertos, entonces mantuvo la cara apartada, los dedos aferrados a la sábana.
Logan presionó el botón para que entrara el aire nocturno. Ella inhaló, tomando los olores de la tarde. Con seguridad árboles. Muchos de ellos. Hierba. Animales. Oh, sí, si se dirigían hacia la ciudad, tomarían un camino secundario. ¡Podría tratar con esto!
Cualquier cosa en la que estés pensando, Mari, no la hagas.
Ella no iba a hablarle telepáticamente otra vez. Esta era una sombra demasiado íntima para su gusto. Tenía que encontrar la manera de romper la hipnótica trama sexual en la que la había atrapado.
– No tengo ninguna manera de saber que esta no es una de las trampas de Whitney. Ama jugar con las mentes de la gente.
– ¿Cómo así?
– Sabe lo que pienso sobre su programa de reproducción. Es sabido de todos que las otras mujeres siguen mi ejemplo y se resisten. Sería algo así como emparejarme contigo, usar mi propio cuerpo en contra mío, castigarme y obligarme a cumplir sus órdenes. -Ella le echó un vistazo, cuando sabía que era una mala idea. La noche escondía la máscara que cubría su hermosa cara, dejándole parecer demasiado guapo con sus brillantes ojos. Sus ojos parecían joyas, diamantes duros e intrigantes. En un momento tan frío se sintió ardiente por su toque, al siguiente viva con algún dolor escondido que ella quería calmar alejándolo.
– No he visto a Whitney desde hace un par de años y él ciertamente no toca mis teclas. -Sé que estás disgustada por Briony, Mari, pero si realmente te preocupas por tu hermana, querrías saber que tiene la mejor protección que podemos darle.
No se dejaría convencer por su apariencia o por su voz. Se concentró en el camino, utilizando cada trozo de información que el aire le proporcionaba. Estaba solo la débil luz de la luna, parcialmente oscurecida por las nubes. No había ningún sonido que indicara granjas o ranchos o incluso alguna casa ocasional. No sabía en que Estado estaba. No podía oler el océano, por lo que tenían que estar en el interior.
Se concentró en el freno, construyendo la forma y la sensación de ello en su mente, los cables y el modo que funcionaban. Dio un toque, solo durante un momento y el coche dio tumbos y corrió tranquilo. Fue solo una fracción de segundo, apenas sensible, pero oyó la voz de un hombre del asiento del conductor, jurar. Inmediatamente llenó la mente de otras cosas, resolviendo si Whitney había pagado a estos hombres para que la engañaran.
Esto tenía que ser una trampa. Recordó a Whitney, la última vez que lo había visto, furioso no solo por que las mujeres estaban disgustadas y no cooperaban, si no porque algunos hombres se habían vuelto renuentes. Él los había encerrado con llave en sus cuartos, rechazando permitir que se relacionaran, culpando a Mari del motín. Había prometido vengarse si no hacía lo que él quería. Ella pensó que enviaría a Brett había sido lo que quería decir, pero claramente se equivocaba. No era sorprendente que hubiese sido tan fácil convencer a su unidad que le permitieran abogar en el caso del senador Freeman. Whitney tenía que haber orquestado prácticamente todo. Y eso significaba que estos eran sus hombres y que sus “hermanas” en el recinto estaban en peligro.
– Habla conmigo, Mari.
Su plan tenía que ser realizado con precisión y sin vacilar. Habían cometido el error de no atarla. Para mantener a Ken fuera del equilibrio y leer su plan, puso imágenes de Brett en su mente. Brett inclinándose. Brett tocándola. Brett atándola para impedir que luchara contra él.
Ken apretó los dientes, un músculo haciendo tic a lo largo de la mandíbula. Los dedos enroscados en puños. Los ojos brillando en la noche, las espadas gemelas de acero perforando su cuerpo, viendo mucho más de lo que ella quería que viera. Sabía que se estaba burlando deliberadamente de él.
Estás jugando con fuego, Mari.
Él mordía las palabras entre los dientes apretados, el sonido apuñalaba las paredes de su mente. Miró, apartó la cara, demasiado consciente de que él podría verla claramente en la oscuridad. Ella clavó los ojos en la puerta que tenía directamente enfrente de él. El vehículo redujo la marcha para girar. Gimió, se elevó, doblándose hacia adelante para cogerse la pierna. La sábana resbaló hacia abajo, exponiendo sus pechos. Los hombres se congelaron, contemplándola. Ken soltó un profundo gruñido con la garganta, añadiéndolo a su inmovilidad. Esto le dio el precioso segundo que necesitaba.
Ella atacó, usando su mente, aplicando la presión sobre el freno, torciendo el volante del conductor y abriendo la puerta que había delante de ella. Usando la fuerza realzada, se tiró, las manos delante de ella, como si se derramase aceite sobre una tabla, se preparó para parar la caída en un rodamiento tipo aikido, justo entonces cambió el color de su piel para mezclarse con los alrededores.
Ella oyó el chillido de los frenos cuando el conductor trató de recuperarse y pararse. Hubo un estallido de voces jurando, pero ella ya lo había conseguido, se había camuflado con el espeso follaje, las ramas partiéndose con sus manos y brazos, cuando rodaba, tratando de proteger su pierna.