Capítulo 8

– Ha tenido dos hemorragias nasales en el avión y no podemos parar esta -anunció Logan, corriendo para abrir la puerta a Lily-. ¿Sacaste su expediente para que podamos conocer su tipo sanguíneo?

Ken llevaba a Mari en brazos, corriendo detrás de la mujer de pelo negro mientras se apresuraba por el vestíbulo de la pequeña clínica en el gigante complejo del laboratorio.

– Jack o Ken pueden donar. Ambos tienen el mismo tipo de sangre -contesto Lily, gesticulando hacia la cama-. Ponedla aquí rápido.

Todo estaba pasando tan rápidamente, Mari no tuvo tiempo para pensar en ello. En el momento en que su nariz empezó a sangrar, los hombres estaban en la radio hablando con Lily Whitney, recibiendo instrucciones y hablando el uno al otro en un rápido código.

Supo que estaban preocupados cuando la movieron desde el avión a un coche fuertemente blindado con cristales tintados y condujeron a una velocidad suicida hasta una instalación muy custodiada. Ken la colocó cuidadosamente en la cama, y de mala gana dejó caer el brazo desde su cuello. En el momento en que ya no estuvo en contacto físico con él, se sintió sola y vulnerable.

Lily Whitney cojeaba y estaba muy embarazada.

Tenía pelo negro y una mirada preocupada en su cara. Sin embargo, era la hija de Peter Whitney, la única persona por la que el sádico megalómano se preocupaba. Envió una sonrisa distraída hacia Mari, obviamente destinada a tranquilizarla.

– ¿Quién de vosotros va a darle sangre?

Ken se enrolló la manga.

– Yo.

– Túmbate en la cama a su lado. Tengo que administrar el antídoto, pero va a chocarse y chocarse duro. Tengo un equipo reunido, no te asustes.

– ¿Qué quieres decir con chocarse? -pregunto Mari. Extendió la mano instintivamente a Ken, agarrando su mano-. ¿Qué quiere decir?

– No hay tiempo -dijo bruscamente Lily-. Has tenido la droga en tu sistema demasiado tiempo. Tus células se están rompiendo. Tengo que ponerte la vía justo ahora. No luches conmigo en esto.

– Mari. -La voz de Ken era baja y calmada. Envolvió el brazo alrededor de sus hombros-. Voy a estar justo aquí. Déjala ponerte la vía y darte el antídoto.

Mari trató de sofocar el pánico que se alzaba rápidamente. Estaban todos asustados, especialmente Ken. Tenía aquella misma máscara inexpresiva que normalmente llevaba, pero sus ojos la observaban con una advertencia. Él la obligaría a aceptar el tratamiento si no se tranquilizaba.

El terror reinó. Ella no los conocía. No confiaban en ellos, especialmente en la hija de Peter Whitney. Había conocido la traición la mayor parte de su vida. ¿Podría ser todo esto una conspiración elaborada de algún tipo?

Ken enmarcó su cara con ambas manos.

– Aunque nunca vuelvas a confiar en mí de nuevo, esta vez, te pido que pongas tu vida a mi resguardo. Vas a chocarte tan pronto como Lily te dé el antídoto, pero te desangrarás si no lo consientes. Te traeremos de vuelta. Te lo juro, Mari, no es un truco.

Lily no espero a que Mari decidiese. Le estaba poniendo la vía en su brazo y una en cada pierna con una eficiencia asombrosa.

– Túmbate en la cama al lado de Mari, Ken. -Dirigió una pequeña sonrisa en la dirección de Mari. Ayudará a mantenerla calmada. La necesitamos muy tranquila-. Soy Lily. Estoy segura de que no me recuerdas -dijo Lily en voz alta.

– Te conozco. -Mari trató de no estremecerse cuando la aguja entró. Odio las agujas confesó, avergonzada. Es realmente estúpido. Puedo romper huesos y disparar a alguien a cientos de yardas sin pestañear, pero odio las agujas. Debería estar acostumbrada a ellas: Whitney estaba siempre tomando sangre para algo, o inyectándoles algo, o la ataba con correas a una mesa y le añadía realces genéticos. La usaba como una cobaya mucho más a menudo que a las otras mujeres porque la consideraba difícil de controlar. Hacía demasiadas preguntas, incitando a las otras mujeres a la rebelión.

Sintió a Ken instalarse a su lado, su peso hizo que su cuerpo rodase hacia él. Sus caderas se tocaron. Su muslo se deslizó a lo largo del suyo. El calor de su cuerpo calentó el frío del suyo. Fue muy consciente de él instantáneamente, de su olor masculino y su fuerza total, y del hecho de que era una mujer y él un hombre.

– Relájate, Mari. -Sus dedos se enredaron con los suyos.

Lily y otro hombre estaban trabajando para meter bolsas de algo denso y amarillo en las vías mientras alguien más estaba inyectando agujas en el brazo de Ken.

Dime que está pasando.

No te asustes. Voy a pasar por esto contigo. Lily es realmente buena. Ha estado estudiando esta droga, porque el Zenith obviamente puede regenerar nuestras células, pero después de estar en nuestro sistema durante un tiempo, empieza a tener un impacto negativo. Las células se deterioran a un ritmo muy rápido, casi al mismo ritmo que ocurre la curación. Apretó su mano para tranquilizarla. Las hemorragias masivas sobrevienen. Va a darte el antídoto más rápido, por eso tantas vías. Te inyectara algo del antídoto en tus músculos también.

Y esto de verdad está pasándome. Eso es por lo que la pierna sigue sangrando y ahora tengo hemorragias nasales. Un escalofrío de miedo se arrastró hacia abajo por su espina dorsal. Podría tratar con algo si sabía lo que estaba pasando. No se asustaría. ¿Por qué continúa dándonos la droga si sabe que puede matarnos?

El pulgar de Ken la acariciaba la muñeca una y otra vez. La sangre empezó a correr por el tubo de su brazo al de ella. Si sois capturados y no podéis llegar hasta él, morís. Es otra protección para él. Si volvéis, os administra un antídoto y nadie se entera. Si alguien llega tarde, los salva donde nadie puede verlo o esa persona simplemente desaparece. Él gana de cualquier forma en que lo mires. Todos nosotros somos desechables.

Apostaría que Lily no lo es. Mari estudió la cara de la hija del doctor. Tenía una mirada de determinación total. Nadie era tan buena como actriz. Lily Whitney estaba totalmente enfocada en salvar la vida de Mari.

¿Ha hablado de ella últimamente?

Nadie esta tan cerca de él, bueno, nadie más que Sean. Sean es un súper-soldado, y Whitney lo mantiene alrededor como un guardaespaldas.

Ahí estaba ese nombre de nuevo. Sean. Ken a menudo captaba retazos de Sean en la mente de Mari. Más que eso, había respeto, incluso admiración. Su tripa se retorció en duros nudos con la mención del hombre, algo oscuro y un remolino sombrío en su cerebro.

¿Podría realmente morir?

Se llevo los nudillos a los labios deseando confortarla, no queriendo contestarle o pensar en las posibilidades. Sonaba abandonada y vulnerable. Su corazón reaccionó con un extraño cambio. Había más sangre en la esquina de su boca. Ken ignoró la manera en que el aire se precipitaba desde sus pulmones, dejándolo luchando por respirar. Se negó asustarse si Mari no lo estaba. Lily la salvaría porque no había otra opción.

Si algo me pasa, dile a Briony que pensé en ella cada día, que su felicidad me importaba más que cualquier cosa. Incluso en su mente, su voz sonaba lejana, débil, como si luchase por respirar, por vivir.

Ken permaneció quieto, sujetando la mano fuertemente contra sus labios. Su piel era tan suave, incluso a través de la cicatriz que partía su labio.

– No vas a morir, Mari. No dejaremos que pase. -Dijo las palabras en alto porque quería que Lily lo oyera. Luchó por mantener su voz calmada, sin una amenaza, cuando sabía que quería decirlo como una amenaza, cuando todos en la habitación sabían que era una amenaza. Su corazón golpeó con terror. No podía perderla de esta forma. No dejaría que Whitney ganase esa batalla. Mari tenía que vivir.

Lily puso su mano brevemente en su hombro.

– Está bien, Ken. Lo entiendo.

Tal vez lo entendiese, pero él no. Se sentía partido en dos. Mary era virtualmente una extraña, aunque sentía como si la conociese íntimamente. Había conocido a los Caminantes Fantasmas por algún tiempo, muchos de ellos por años, pero era a Mari a quien quería proteger, necesitaba saber que estaba a salvo, viva y bien en algún lugar en el mundo, incluso si no podía estar con él.

– ¿Cómo pudo hacer esto? -Ken hizo la pregunta antes de que pudiera detenerse a si mismo, fulminando con la mirada a Lily, un destello repentino de rabia sacudiéndolo.

Ryland, el marido de Lily, frunció el ceño, enderezándose lentamente de donde estaba inclinado sobre el brazo de Ken, asegurándose de que la sangre fluyese lentamente desde un paciente a otro. Había una amenaza segura en su postura.

Lily sacudió la cabeza ligeramente para evitar que su marido interfiriese.

– No lo sé, Ken. Me lo he preguntado a mi misma un millón de veces. Dicen que la línea entre la genialidad y la locura es muy fina. Y él se está deteriorando cada día.

– ¿Por qué dices que se está deteriorando?

– Ha estado jaqueando nuestros ordenadores desde el día en que desapareció. Flame encontró la manera de meter un programa en su ordenador por lo que podemos espiarle. Por sus anotaciones puedo ver que su estado mental se deteriora cada vez más con cada nuevo proyecto. No tengo ni idea de cómo vamos a pararlo.

Había un gran cansancio en su voz. Líneas de preocupación bordeaban su hermosa cara. Sus ojos contenían pena, demasiada pena y responsabilidad para una mujer de su edad. Ken se estiró para tocar la mano de Lily.

– Lo haremos. -Lo dijo con convicción, esperando que le creyese, queriendo aliviar su sufrimiento.

Mari cogió su brazo y tiró, un gesto débil pero insistente. Giró la cabeza hacia ella. Le estaba mirando.

¿Qué está mal?

Parpadeó, su expresión cambio a una de confusión. No lo sé. No me gusta eso, tu tocándola, lo que es totalmente absurdo. Solo la estás consolando, y su marido está justo ahí, así que no tiene sentido sentirse enfadada por ello. Sonaba perpleja, desprotegida y de repente muy frágil.

La alarma se extendió a través de su cuerpo. Ken quiso cogerla entre sus brazos y sujetarla fuertemente, asustado de perderla. La vida ya se estaba escurriendo de ella. La sangre corría por su boca y su nariz. Estoy aquí, Mari, justo a tu lado. Pasaré contigo por esto.

Sé que lo harás. Trató de sonreírle, pero sus ojos se cerraron y se quedó floja.

– ¡Maldita sea! Necesito más tiempo. Jack, acaba aquí. -Ordenó Lily-. No tenemos suficiente antídoto dentro.

– Háblame, Lily -dijo bruscamente Ken-. Dime que está pasando.

– ¡Esta chocándose! -La voz de Lily era tensa-. ¡Jack!

Jack montó a horcajadas a Mari y empezó con el masaje cardiaco mientras Lily agarraba una jeringuilla con una aguja muy larga y de aspecto horroroso del maletín médico.

– Abre su camisa, Jack -instruyó Lily. Sonó calmada y controlada.

Tomó el sitio de Jack, sentándose encima de Mari, conduciendo la aguja a través de su pecho, al corazón, para administrar el estimulante.

El estómago de Ken se sacudió. Por un momento hubo silencio. Escucho el tic-tac del reloj. La respiración de Lily. Alguien arrastrando los pies. A su lado, Mari resolló, tomando una difícil bocanada de aire, sus ojos se abrieron rápidamente, el terror en su cara, su mano apretó su muñeca como si su vida dependiese de su contacto, y entonces se quedó floja otra vez.

Lily se inclinó sobre ella, sintiendo su pulso, escuchando a su corazón.

– Está de vuelta. Ponle el antídoto y tanta sangre como podamos. Podemos necesitarte antes de que todo esto acabe, Jack.

Mientras trabajaba en Mari, Lily siguió echándole un vistazo a Ken.

– Dijiste que creías que tenías una manera de detenerle. Mientras le permitan mantener sus experimentos, ninguno de nosotros está a salvo. ¿De verdad tienes un plan?

– Puedo controlar las acciones de la gente con mi mente -dijo Ken, su mirada cambió hacia su hermano para captar la mirada de sorpresa que sabía estaría allí. No admitas que tú puedes hacer lo mismo. Tienes que pensar en Briony y en los niños.

– Eso no es posible. -Lily retrocedió, sacudiendo la cabeza, mirándole con un repentino miedo en los ojos-. No pudo encontrar la manera de hacer eso.

– ¿Sabías que lo estaba intentando? -le preguntó Ryland amablemente a su esposa.

Se estiró hacia ella, cogiéndola en sus brazos, y sujetándola, la ternura era evidente en su cara mientras trataba de consolarla. Limpiar lo que había hecho su padre, la estaba costando un precio muy caro.

– Por supuesto. Ese sería el triunfo final, ¿verdad? -Se soltó de los brazos de su marido para volver a trabajar en Mari, aunque su cara estaba muy pálida-. Hay muchas discusiones sobre el asunto. Mi padre creía que el control mental era posible y podía ser usado con una multitud de propósitos. Trató de vender la idea de que el control mental podía ser usado para hacer que los líderes extranjeros vieran la luz, incluso en adolescentes problemáticos cuando sus padres no podían conseguir que cooperasen.

– ¿Discutiste a menudo con tu padre sobre el asunto, o alguien más lo hizo? -pregunto Ken.

– Argumenté contra ello, pero de hecho, un par de sus amigos eran firmes en que no debía intentar desarrollar el control mental. Jacob Abrams a menudo argumentaba contra ello. Creo que estaba preocupado porque mi padre tuviera control sobre ese tipo de poder. Nadie sería capaz de permanecer contra él. A Jacob no le gustaba la idea en absoluto, y a menudo tenían discusiones acaloradas cuando salía el tema. Estaba aterrorizada de que realmente pudiera encontrar una manera de hacerlo.

– No lo hizo. Tenía la habilidad natural y la he desarrollado por mi mismo.

Ella le frunció el ceño a Ken.

– ¿Cuándo supiste que podías hacer esto?

Se encogió de hombros y se estiró, tratando de parecer casual mientras cerraba los bordes de la camisa de Mari. Odiaba que estuviera expuesta a cualquiera.

– He sido capaz de hacerlo desde que puedo recordar. Cuando era un niño lo usaba sobre todo en los profesores y los padres de adopción, pero mi control no era del todo fiable. -Hizo una mueca-. Finalmente fui capaz de conseguir controlarlo, aunque requiere una completa concentración y si se usa por una gran cantidad de tiempo, o para una tarea complicada, me quedo totalmente incapacitado. Tampoco puedo usarlo en más de una persona a la vez, o en algo de verdad significativo, sin enormes repercusiones. Puedo hacer que los guardias miren hacia otro lado, pero todos nosotros tenemos esa habilidad para influenciar. El control mental real me deja inútil por horas.

– ¿Por qué no está en tu archivo? No probaste esta habilidad.

– Me imagine que era mejor retener algunas cosas. Ponlo en mi archivo ahora como si acabases de descubrirlo. Estoy seguro que Whitney estará muy interesado tanto en Jack como en mí ahora, y no será capaz de resistir a mirar si ve que has estado desenterrándonos en el ordenador. Dices que supervisa tu trabajo, pero no se ha dado cuenta de que eres consciente de ello -dijo Ken. Sus nudillos se retrasaron a lo largo de la hinchazón de los pechos de Mari mientras mantenía la camisa cerrada-. Ponlo allí como si nos hubieras estudiado a ambos y cuan extraño es que yo sea capaz del control mental y Jack no, y que necesitas más tiempo para evaluarnos. Puedo imaginar un lugar para que me coja, sin poner en peligro a nadie más.

– No. -Jack dijo la palabra sola en un tono bajo que dijo más que si hubiese levantado la voz-. No voy a dejar que tiendas una trampa para que ese bastardo pueda cogerte. No va a pasar, Ken.

– Podemos atraparle, Jack. Vendrá a por mí.

– Lily, no le escuches -le advirtió Jack-. Esta un poco chiflado justo ahora. Encontrar a Mari le ha conmocionado y está en modo mártir. No voy a permitirlo, y todos tratarán de ayudarlo si va a estar en problemas.

Lily continuó el trabajo en Mari, limpiando su cara con un paño frío, añadiendo otra bolsa del líquido amarillo y controlando la cantidad de sangre que Ken la estaba dando. Viendo que Ken no podía dejar de colocar la camisa de Mari, tiro una sábana delgada para añadir privacidad a su paciente mientras Logan quitaba la aguja del brazo de Ken.

Ken se sentó y dejó que sus pies cayeran al suelo.

– Siéntate allí por un minuto y deja que Ryland te dé algo de zumo -le advirtió Lily. Su mirada se deslizo hacia Jack-. No necesitas amenazarme, Jack. No tengo intención de entregar a alguien a mi padre. Independientemente de los motivos de Ken, y estoy segura de que los tiene, nada es peor que eso.

– Podemos encontrarlo -insistió Ken-. Ahora mismo está en las sombras. Tiene todo tipo de protecciones, leyes de cobertura que no podemos atravesar. Su autorización de seguridad alcanza alarmas rojas cada vez que tratamos de cazarlo usando los ordenadores. Si pasamos por el almirante o el general, consiguen la misma evasiva. Alguien muy alto esta protegiéndole. La única oportunidad que vamos a tener alguna vez de detenerlo es hacerlo salir.

– ¿Y entonces que, Ken? -pregunto Lily-. ¿Qué piensas que va a pasar? Si le tomamos prisionero, quienquiera que lo esté protegiendo simplemente va a salir y quitárnoslo.

Hubo un pequeño silencio. Lily miro de Ken a Jack y luego a su marido. Sacudió la cabeza.

– ¿Quieres usarme para sacarlo al descubierto para que así lo podáis matar? ¿Ese es vuestro gran plan?

– Realmente no, Lily -contestó Ken-. Estaba planeando usarme como cebo para sacar a tu padre y así podríamos eliminarlo.

– Por eliminarlo quieres decir matarlo -insistió.

– ¿Que crees que deberíamos hacer con él? ¿Devolvérselo a sus amigos para que puedan darle una palmadita en la espalda y darle un presupuesto más grande para sus experimentos?

Lily lo fulminó con la mirada.

– He hecho todo lo que he podido para ayudaros a todos vosotros, pero no voy a atraerlo para que lo matéis. No lo voy a hacer. -Se retiró de la cama y miró a su marido-. Eso no, por ninguno de nosotros. No importa lo ha haya hecho, todavía es mi padre. Quiero conseguirle ayuda. -Incluso mientras lo decía, se presionaba una mano contra su redondo estómago y sacudía la cabeza. Estaba claro que sabía que tenía que ser hecho; solo que no podía aceptarlo aún.

Ryland extendió su mano hacia ella.

– No hay nosotros o ellos, Lily. Es solo nosotros. Estamos todos juntos en esto. Somos Caminantes Fantasmas: somos lo que tu padre nos hizo y permanecemos unidos. Solo podemos confiar los unos en los otros. Eso es. Ni siquiera podemos confiar en los hombres que nos envían a las misiones.

Lily abrió la boca para protestar, y después la volvió a cerrarla de nuevo. Era bien conocido que su familia había estado muy cercana al General Ranier, el hombre al cargo del equipo de operaciones especiales del que Ryland Miller era responsable. Whitney y Ranier habían sido buenos amigos. Lily había crecido prácticamente en la casa de Ranier. También había creído que Peter Whitney había sido asesinado, y parecía estar del lado de los Caminantes Fantasmas.

– Alguien intentó asesinar al General Ranier. -Señaló Lily-. No es parte de todo esto.

– Su esposa no estaba en casa, Lily -dijo amablemente Ryland-, y tú y yo sabemos que casi siempre está allí. Curiosa coincidencia.

– ¿No confías en el general, Ryland? Hemos cenado en su casa varias veces. ¿Cómo puedes sentarte a su mesa al mismo tiempo que sospechas que conspira con mi padre para hacer todas esas cosas horribles?

– ¿Qué cosas horribles, Lily? -preguntó Jack-. Peter Whitney había trabajado para el gobierno en un trabajo u otro por años. Tiene la autorización de seguridad más alta, ha proporcionado armas y sistema de defensa así como drogas y realce genético más lejos antes que el resto del mundo supiera incluso que existía. Ha sido inestimable. Subió con la idea de los súper-soldados, realzando tanto las habilidades psíquicas y físicas, y puede proporcionar ambas de estas cosas. Por lo que a la gente ante la que responde, Whitney ha cumplido.

Ryland asintió.

– El coronel Higgen trató de secuestrar su programa, vender la información a otros países, y fue detenido. Si Whitney le dijo a su gente que necesitaba falsificar su propia muerte y desaparecer, bien, era un sacrificio más por su país. Ranier lo vería de esa forma. Falsificaría el dolor, prometería cuidar de ti, asumir el comando de todos nosotros, y estar agradecido que un hombre como Peter Whitney exista en el mundo.

Lily se inclinó de nuevo contra la cama como si sus piernas no pudieran sostenerla.

– ¿Por qué no me dijiste esto antes? Lo has mencionado de pasada, pero nunca viniste derecho y me explicaste porque creías que era posible. Puesto así, todo es posible, porque eso hace que mi padre parezca un héroe, más que un traidor.

Jack miró a Ken. Lily es una mujer brillante cuando tiene que ver con lo académico, pero esta totalmente ciega cuando tiene que ver con la gente. Esto era una pequeña advertencia para impedir que la cólera de Ken saliese. Lucha por aceptar que Whitney necesita morir, pero necesita más tiempo. El embarazo probablemente también la ha hecho más emocional cuando tiene que ver con su padre.

¿Cuándo demonios te has vuelto tan inteligente? Exigió Ken.

He estado leyendo todos los libros de embarazo. Jack sonó un poco engreído.

– No está vendiendo su trabajo a un país extranjero. Vuelca su trabajo en el gobierno, y mientras nadie sepa como consigue sus resultados, todos están felices -dijo Jack en alto-. No quieren saber como lo hace, solo que consigue hacer el trabajo. Y Whitney tiene un historial de proporcionar resultados.

– Podemos joderlo completamente al exponerlo y eso significa exponer al gobierno, al menos a un grupo de hombres de la elite que tienen conocimiento -dijo Ken, tratando que su voz fuera suave cuando realmente quería gritarle.

– ¿El presidente? -pregunto Lily.

– Probablemente no. Mi conjetura es que sabe que tiene súper-soldados y unos pocos equipos de operaciones especiales llamado Caminantes Fantasmas, pero dudo que sepa algo más que como podemos ser usados -añadió Ken-. Alguien va antes al comité y consigue la financiación para algunos de esos proyectos. Tiene que informar de los resultados y endulzarlo para que los extremos de Whitney nunca salgan a la luz. Apuesto a que el programa de cría es llamado completamente diferente. El presidente y el comité de senadores seguramente no iban a aprobar nada con la palabra reproducción en ello.

– Todo lo que hacemos es clasificado -dijo Ryland-. Nadie sabe que lo hacemos, y nadie va a admitirlo. Si quitamos a un señor de la droga en Colombia, o inclinamos la balanza de poder en el Congo, la última cosa que quiere el gobierno es que alguien sepa que estamos allí. Hay un punto entero en tenernos a nosotros. Los Caminantes Fantasmas no existen.

– ¿Entonces por que estamos compitiendo los unos contra los otros? -preguntó Jack-. ¿Por qué le dijeron al equipo de Mari sobre el intento de asesinato cuando nuestro equipo estaba ya en ello? Sabes que el almirante está hablando con el general, y quienquiera que esté dando las órdenes al equipo de Whitney tiene que saber lo que estamos haciendo todo el tiempo. ¿De qué otra forma la rastreaba el equipo de Mari?

– La otra cosa que creo que tenemos que aceptar -dijo Ken-, es que Whitney tiene su propio equipo, tiene hombres, que como nosotros, han pasado por la Escuela de la Guerra, entrenados en las fuerzas especiales, y tienen mucha experiencia. Whitney probó sus habilidades psíquicas y los perfiló, igual que hizo con nosotros. Algo en sus archivos le atrajo, así que se propuso acumular su propio ejército de súper-soldados. Jack y yo nos topamos con ellos cuando los envió detrás de Briony. Jack reconoció a uno de ellos de cuando fue probado. Fue supuestamente asesinado en Colombia justo después de una misión que llevó a cabo con Jack.

Lily les frunció el ceño.

– ¿Qué sería diferente en aquellos soldados?

Ryland y Ken intercambiaron una larga mirada. Hubo un pequeño silencio. Lily se tensó.

– No me mantengáis en la oscuridad. Sé que mi padre ha perdido la cordura. Sé que tienen que hacer algo con él. Necesito conocer todos los hechos.

Ryland acarició su cabello.

– El hecho es que algunos soldados se divierten matando. No importa mucho si es un soldado o un civil, les gusta la subida que les da el tener el poder sobre la vida o la muerte. Pensamos que ha estado reuniendo a unos pocos de ellos, los realzó con poderes físicos y psíquicos, y ahora los usa para sus propios fines. Ha caído en la paranoia en este momento, Lily.

– Entonces creéis que tiene soldados que nadie sabe, para su uso personal, así como un equipo de operaciones negras que puede liderar cuando llegan las órdenes.

– Si, eso es exactamente lo que pensamos -dijo Ryland.

– ¿Dónde entran Mari y las otras mujeres?

– En un principio eran huérfanas, educadas y entrenadas como soldados. Las necesita para continuar con sus experimentos así como para tener mujeres que pudiera estudiar que no habían sido criadas en familias -dijo Ken-. Cuando decidió que era demasiado difícil emparejar a las mujeres con los hombres, tuvo la intención de emparejarlas con…

– Sé que escogió mujeres y hombres por sus habilidades genéticas y su nivel de inteligencia así como por su fuerza y sus regalos psíquicos y cuales eran aquellos regalos -admitió Lily-. He estado leyendo bastante desde que me quedé embarazada.

– Él fue a por el plan B -dijo Ken, manteniendo su voz plana, calmada y sin críticas, cuando sentía su ira fría y completamente mortal construyéndose con una fuerza que le sacudió-. Está forzando a las mujeres a estar con los hombres con las que estén emparejadas, hombres que son obsesivos acerca de ellas, pero que no tienen verdaderos sentimientos por las mujeres.

La mano de Lily fue hasta su garganta en un gesto defensivo.

– ¿Qué quieres decir con forzar? ¿Violación? ¿Estás diciendo que está consintiendo la violación de mujeres?

– Es ciencia -dijo Ken.

– Creo que voy a vomitar -dijo Lily-. Está dando cáncer a niños, mandando a hombres a la jungla para ser torturados, no puedo aguantar esto. No sé que hacer. -Empezó a llorar silenciosamente-. ¿Cómo puede hacer estas cosas? Seguía pensando que si trabajaba lo suficientemente duro para compensar las cosas que hizo, podría hacerlo de alguna forma mejor, pero no puedo. No para. Sigue haciendo cosas horribles e imperdonables.

– Siéntate por un minuto. -Ryland cogió su mano y la condujo a una silla-. Esto es mucho para ti en este momento Lily.

Sacudió la cabeza.

– No, tengo que saberlo. No puedes ocultar algo como esto aquí. Cuando estaba creciendo, sabía que siempre empujaba los límites, pero creía que sabía lo que estaba mal y lo que estaba bien. Cuando descubrí que nos había cogido de orfanatos, que nos había comprado para experimentar con niños, supe que algo iba mal con él. -Presionó ambas manos protectoramente contra su estómago-. Quería a los bebés, y si tiene la oportunidad, los tomará. Tienes razón. Lo sé. -Sonaba perdida, desesperada.

Hubo un pequeño silencio. Lily suspiró, sus labios se apretaron.

– Tenemos que sacar a las mujeres de allí y tenemos que proteger a nuestros hijos de él.

– Lily -dijo Ken-, creo que tiene un talento psíquico por si mismo.

– Siempre dijo que no lo tenía.

– Pero nadie puede leerlo y como es posible que sepa que bebés tienen talentos psíquicos. Tiene que sentirlo de alguna manera. No hay otra respuesta. Es probable porque siempre ha estado obsesionado con el tema -insistió Ken.

– Nunca lo admitiría, no a alguien -dijo Lily-. No quería ser considerado nada más excepto un hombre de ciencia. El talento psíquico es considerado todavía peculiar, y Peter Whitney nunca querría, en ningún momento, que alguien se riera a sus espaldas.

– Cualquiera que se burle de Whitney está en riesgo de desaparecer -dijo Ken-. Entiendo que estés destrozada por esto, pero la verdad es que, a menos que Whitney muera, ninguno de nosotros va estar a salvo alguna vez, y ninguno de nuestros hijos.

– Necesita ayuda. Podemos ponerlo en un hospital.

– Sabe demasiado. Sabes que está considerado uno de los hombres más inteligentes del planeta. Conoce secretos y tiene amigos poderosos. Podría dar nombres. Nunca lo dejarían en un hospital.

Lily sacudió la cabeza y permaneció en silencio. Ryland mantuvo la mano en su hombro en un intento por consolarla. Sabía que debían matar a su padre. Sus experimentos no pararían hasta que Whitney estuviera muerto. Finalmente estaba aceptando que no había una manera real de salvarle, y Ryland quería ahorrarle la inevitable pena.

Ken compadeció a Ryland. Ken no estaba casado con Mari. Mari no estaba llevando a su bebé. No había tenido tiempo para llegar a conocerla, pero se sentía protector. Ken no sabía que tenía genes protectores en su constitución, o incluso ternura. No sabía que la lujuria pudiera ser tan aguda, urgente e intensa. Esto podría abrazarse dentro de un hombre y comérselo desde el interior. No sabía que la lujuria pudiera estar envuelta con emociones oscuras, celos negros y obsesión, la necesidad de controlar y dominar. No sabía que las emociones más suaves pudieran ser una conexión directa con todo lo oscuro y feo dentro de él y hacerle desear ser un hombre mejor, hacerle necesitar ser el mejor de modo que fuera digno de una mujer, la única mujer.

Ryland había encontrado esas cosas con Lily, y Jack había logrado descubrirlos con Briony. Ken podría querer ser un hombre mejor, pero no estaba seguro de que fuera suficientemente fuerte para vencer sus tendencias más oscuras. Mari no era una mujer sumisa como su hermana. No tenía una naturaleza suave y dulce, dispuesta a comprometerse y suavizar el lado más duro de Ken. Mari lucharía con su naturaleza dominante, queriendo libertad y control, y nunca sería capaz de concedérselo. Cuanto más luchase con él, peor se volvería, hasta que fuese igual que su padre, un monstruo sin igual, hasta que sus peleas fuesen reales y se hiciera un choque de voluntades para ver quien ganaba.

No si te enamoras de ella, Ken. La voz telepática de Jack interrumpió sus pensamientos. No has incluido eso en la ecuación. Briony no me ha cambiando exactamente, pero saca lo mejor de mí.

¿Y si no hubiera nada mejor? Ken miró el pálido rostro todavía a su lado. Parecía muy joven para un hombre como él. Era diferente cuando abría los ojos, y veía sus ojos demasiado viejos, donde leía la misma hambre afilada y necesidad. Entonces podía imaginarse con ella, aunque fuera solo por un momento, pero no como esto, no cuando era tan pequeña y parecía tan frágil.

Entonces el viejo ganó después de todo, contestó Jack duramente. Y tú le dejas.

Que te jodan, Jack.

A ti también. Nunca has huido de una pelea en tu vida. Esta es la más grande, la batalla, la más importante que alguna vez tendrás. ¿Vas a dejársela a Brett? ¿O a Sean? Demonios, si lo haces, Ken, no te la mereces y no eres suficiente hombre para tenerla. Necesita a alguien que la defienda.

Cállate la jodida boca.

Solo juras cuando sabes que estás lleno de mierda.

Ken miró a su hermano. Tú huiste de Briony.

La primera vez, si. No era bastante fuerte para dejarla una segunda vez, y tuve que aprender más de mí mismo de lo que nunca quise saber, y eso fue una cosa buena, Ken, porque aprendí que podría controlar las cosas que herirían a Briony. No quiero verla desilusionada o herida por algo que diga o haga.

¿Y si no pudieras controlarlo?

¿Cómo lo sabes si no lo intentas?

Los ojos de Ken brillaron con amenaza. Sé que no quiero arriesgarme con su vida. Me viste actuar como un animal. Las cosas que quiero hacerle me asustan como el infierno. ¿Si termino por hacerle daño, no crees que sea una victoria para el viejo?

Nunca la herirías. Te conozco mejor de lo que crees. Jack de repente giró su atención a Lily.

– ¿Qué sabes del estrés post-traumático, Lily? ¿Puede un niño sufrir un trauma que cause los síntomas? ¿Y años de rastrear y matar a los enemigos? Y la tortura, Lily, ¿sacaría los síntomas?

Logan y Ryland miraron la cara de Ken, la máscara en parrilla de cicatrices que desaparecían en el cuello de la camisa. Por primera vez en su vida, Ken se sonrojó y fue plenamente consciente de su piel remendada. Se parecía a un espectáculo insólito, cosido para impedir a su cuerpo deshacerse.

– Vete al infierno, Jack. -Su tono bajó a una caricia suave, un gruñido de advertencia.

– Por supuesto que un niño puede sufrir un trauma -dijo Lily-. Los desordenes del estrés postraumático son muy comunes en hombres que entran en situaciones de vida o muerte. Es usual tener pesadillas y no ser capaz de dormir. A menudo alguien que experimenta desordenes de estrés postraumático tenga sentimientos de indiferencia y una creencia de que no tienen futuro.

– No quiero escuchar esto -dijo Ken.

– Yo si -insistió Jack, manteniendo un ojo cauteloso en su hermano.

Lily respiró profundamente y continuó.

– Fácilmente se pueden volver irascibles y tener arrebatos de cólera aparentemente irracional. Podrían volverse cada vez más vigilantes y pueden volverse paranoicos de que un ser amado esté en peligro, por eso su reacción es intensa hasta el extremo.

– Eso es una gilipollez, Jack. -Le advirtió Ken. La ira arremolinándose cerca de la superficie, tratando de romper a través de la calma helada que presentaba a los otros en la habitación. Si te estás castigando por una pelea, te haré el favor, pero no aquí, no alrededor de las mujeres, añadió.

¿Estas escuchando a Lily o a ti mismo? Casi nunca duermes. Tienes pesadillas todo el tiempo. Te paseas la mitad de la noche.

Así lo hacías tú.

No más. Briony está allí ahora.

Si, Jack, gracias por la visión. No quiero escuchar nada más. Demonios, déjame solo.

A su lado, Mari se agitó, su mano deslizándose a lo largo de la cama hasta que encontró su brazo.

¿Estás bien? Porque estoy un poquito dolorida aquí. Me siento como si alguien golpease el sagrado infierno en mi pecho, pero si necesitas apoyo, estoy por todas partes.

Su voz era suave y llevaba un matiz de humor e incluso de determinación. Su corazón hizo aquella cosa curiosa, sobrecalentarse y fundirse en un charco, que estaba empezando a reconocer que solo Mari podía provocarle.

Shh, dulce. Vuélvete a dormir. Todo está bien.

¿Estaba durmiendo? Pensé que estaba muerta, pero entonces pensé que tal vez me necesitases así que volví a ti. Sus pensamientos estaban completamente sin protección, por completo abiertos para él cuando se estiró para hacer la conexión. Creo que me necesitas, Ken. Nunca de hecho pensé en ser necesitada o tener un hogar.

¿Parecía melancólica? Ken solo sabía que deseaba que estuvieran ellos dos solos. Ve a dormir, Mari. Estaré justo aquí.

No le des una paliza a tu hermano. A mi hermana no le gustaría, y entonces tendría que defenderte y entraríamos en un asunto grande y todo se pondría feo.

La tensión se alivió de su vientre y hombros. El latido alrededor de sus sienes disminuyó. No queremos eso. Por esta vez lo dejaré pasar, pero ha sido un poco cabrón. Jack puede ser así algunas veces.

Estaba mirando su cara, e incluso a través de sus ojos que estaban cerrados, ella sonrió, sus labios llenos y sexys se curvaron en una sonrisa que le hizo querer besarla.

¿Jack puede ser un bastardo algunas veces? ¿Quién lo habría pensado? ¿No es en absoluto como tu, verdad?

Tal vez, concedió. Deslizo la mano desde su brazo hasta su hombro, acarició su cuerpo, y enterró los dedos en su pelo.

– Estamos molestando a Mari. Necesita descansar. -Era una buena excusa para callar a su hermano.

Lily se levantó inmediatamente y una vez más reviso el corazón y el pulso de Mari.

– Estará bien. Necesita descansar. Podemos ir a la otra habitación y dejarla estar.

– Tendremos que encerrarla con llave. -Le recordó Logan-. Casi escapa.

Ken le disparó una mirada de advertencia.

– Me quedaré aquí con ella. No va a ir a ninguna parte.

– Realmente va a estar muy débil. Los Caminantes Fantasmas tienen una capacidad tremenda para curarse, pero sus cuerpos no pueden soportar tantos traumas.

Ken trató de no estremecerse con la palabra. Sabía lo que Jack estaba tratando de decir, pero si se arriesgara y mantuviese a Mari, y terminara siendo como su padre, sería la única que sufriría.

Lily sacó a los otros de la habitación, dejando a Ken solo con ella. Sabía que debería haberse ido. Ella era una tentación y él demasiado débil, pero no podía persuadirse a si mismo de dejarla tan pronto, y ella estaba a salvo de él en su débil estado, estaba bastante seguro.

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