Domingo 1 de Agosto

La llamada llegó justo cuando Knutas se había adormecido en la tumbona del jardín. Por la mañana había estado en la comisaría, pero la investigación no avanzaba. A la hora del almuerzo se dio por vencido y se marchó a casa. Se preparó una tortilla y luego se sentó en la terraza, donde se echó una cabezada. No habría dormido más de cinco minutos cuando sonó el teléfono. Descolgó el teléfono medio dormido.

– Hola, soy Jonnsson, te llamo desde el aeropuerto.

– ¿Sí?

– Oye, que estamos aquí, Ek y yo, para recibir a Gunnar Ambjörnsson. Su novia también está aquí.

– ¿Y?

Knutas mismo se dio cuenta de lo impaciente que sonaba.

– Que no está aquí.

– ¿Qué?

– Que no ha llegado desde Estocolmo en el avión en el que debía llegar.

– ¿Estáis seguros de que no os habéis equivocado?

– Hemos estado aquí los tres, es imposible que haya pasado delante de nosotros sin que lo hayamos visto.

– ¿Sabéis si ha llegado en el avión procedente de Marruecos?

– No lo sabemos, no lo hemos comprobado.

– Pues hacedlo ahora mismo y llamadme inmediatamente cuando sepáis algo.

Knutas se levantó, fue al cuarto de baño y se refrescó la cara con agua fría. ¿Dónde demonios se había metido Ambjörnsson? ¿Habría decidido quedarse en Marruecos?

Cuando volvió a salir, sonó el teléfono. Jonnsson había sido increíblemente rápido.

– Venía a bordo del avión procedente de Marruecos, facturó, pasó el control de pasaportes y mostró su tarjeta de embarque, así que podemos estar absolutamente seguros de que iba en ese avión. Debe de haber desaparecido en el aeropuerto de Arlanda entre la terminal de salidas internacionales y la de salidas nacionales. Al parecer no llegó a facturar en el vuelo para Visby.

– ¿Estás seguro?

– Desde luego, he hablado con el personal del aeropuerto.

– ¿Cómo ha podido desaparecer entre las terminales?

– Cambiaría de planes, son cosas que pueden pasar.

Knutas se retrepó en la silla y empezó a pensar. ¿Habría decidido Gunnar Ambjörnsson de pronto quedarse en Estocolmo?

Desde luego, podía haberlo hecho. Quizá había conocido a alguien en el viaje y por eso había decidido quedarse en la capital. Aunque, teniendo en cuenta todo lo que había sucedido, era inquietante que aquel hombre hubiese desaparecido.

Knutas marcó el número de teléfono de la policía de Estocolmo.

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