COMUNICADO UNDÉCIMO

Empieza aquí el informe undécimo del agente-yo, número 67, asistiendo a la sesión de educación estructurada obligatoria de hoy. Participando en el combate entre los estudiantes de la institución de educación pública XXXXX. La batalla forzosa para enumerar las letras del alfabeto inglés que componen palabras típicas del vocabulario. La guerra de deletrear se escenifica en el auditorio XXXXX. La fecha es el día actual de hoy. Para que conste en acta, todos los jóvenes americanos han caído víctimas, ya aniquilados en intentos de deletreo para formar «coordinado» o «transpiración». Seis jóvenes destruidos por la batalla contra la palabra «desahucio».

Todos los estudiantes americanos ya despedidos del campo de batalla, relegados a los asientos del público, solo posibilitados para ser testigos de las escaramuzas verbales que restan. En el escenario no queda nadie más que los agentes Magda, Ling, Chernok, Oleg, Bokara, Mang, Tibor y Tanek, además de este agente.

El pie del severo agente Mang se posiciona junto al micrófono, bajo el foco del escenario, y repite la palabra que le ha dado el instructor, dice:

– Esteatopigia. -Enumera los signos alfabéticos-: E-S-T-E-A-T-O-P-I-G-I-A. -Hace una reverencia con la cabeza y repite-: Esteatopigia.

La audiencia emite un gemido enorme y masivo. La voz de un escolar masculino dice, reverberando por todo el auditorio:

– ¡Acabad con esta puñetera farsa!

Un coro de otras voces, tanto masculinas como femeninas, dice:

– ¡Eso!

Dicen:

– ¡Declarad un puto empate ya!

Sentados por debajo de las candilejas del escenario, una hilera de estimados instructores no para de hojear distintos tomos, pasando el dedo por las páginas en busca de la siguiente palabra que preguntar. Otro aclamado instructor pone el dedo recto y lo usa para presionarse los labios fruncidos y exhala un ruido susurrante para indicar silencio. Otro reverenciado instructor inclina la barbilla hasta que casi toca el micrófono y dice:

– Siguiente concursante… -Dice-: ¿Quiere usted hacer el favor de deletrear «retromingente»?

En el escenario, la agente Magda se ha posicionado junto al micrófono. Con los brazos juntos detrás del torso y los pies separados, en posición de descanso de desfile, Magda dice:

– Estimado instructor, le agradecería con todo el respeto que me repitiera usted la palabra…

– Retromingente -dice el instructor.

Con la mirada fija sin parpadear en el potente resplandor de los focos, sin parpadear y sin agua ocular, la agente Magda dice:

– Con todo el respeto debido, gran instructor, lamento corregir la pronunciación del muy estimado instructor. -Dice-: La versión correcta verdadera de la pronunciación es «retro-min-gente», con ligerísima pausa intermedia. Procedo a deletrear con exactitud la palabra.

Un alborotador situado en la audiencia de estudiantes dice gritando:

– Que alguien active la alarma antiincendios. Sacadnos de aquí.

En el puesto de la hilera contiguo a este agente, susurrando al oído del agente-yo, el agente Chernok dice, citando al rey y alguacil extremo Benito Mussolini:

– «Resulta humillante quedarse de brazos cruzados mientras otros escriben la historia».

Trevor ha muerto, víctima de la palabra «aneurisma».

La hermana-gata, retirada de la contienda por la palabra «coagulopatía».

Para que conste en acta, durante el transcurso de las pasadas 6,21 horas de competición, el equipo de instructores se ha visto obligado a menudo a retirarse a la biblioteca de la escuela para recoger volúmenes adicionales de listas de palabras inglesas. El muy respetado instructor ahueca la mano para cubrir el micrófono, dispone la boca propia para hablar de lado con otros compañeros instructores y dice, intentando que no se le oiga:

– Por el amor de Dios… me gustaría irme a casa algún día. -Dice-: Vamos a cargarnos de una vez a esta escoria.

El hermano-huésped perro-puerco, destruido por la elemental palabra «histerectomía».

El venerado instructor abre un grueso volumen de texto, y sus ojos barren la página y cazan por ella, en busca de la palabra más difícil y que contenga el mayor número de signos alfabéticos.

En la hilera de espera de las palabras, el agente Oleg inserta el codo contra la caja torácica del agente-yo, inclina la cabeza orientándola para señalar a una estudiante femenina y me dice que la joven en cuestión carece de períodos menstruales desde hace cinco semanas. A continuación me solicita cuántos óvulos americanos disfrutan ya de la semilla de este agente.

Al momento siguiente, el instructor de gran importancia frunce con fuerza los ojos para apoyar la mirada en el agente Tanek.

– Por favor, deletree «ovocefálico».

El agente Tanek se inclina para colocar la boca en posición adyacente al micrófono y le dice al reputado instructor que por favor utilice la palabra «ovocefálico» insertada en un contexto de frase.

El honorable instructor se envuelve la cara propia con los dedos extendidos de las dos manos. Expulsa oxígeno de los pulmones en una sola descarga prolongada. Con los ojos fruncidos, inclina la cabeza hacia el micrófono y dice:

– Aquí tienes tu frase, chaval… «Cuesta un puñetero huevo deletrear la palabra "ovocefálico"».

Una corriente arrugada de risas débiles se filtra entre el público de estudiantes.

El agente Oleg repite el impacto del codo, hurgando en la caja torácica del agente-yo, y dice:

– ¿Dónde es posible adquirir atuendo Lederhosen?

Este agente le pide que repita la pregunta.

Tanek enumera los signos alfabéticos: O-V-O-C-E…

Oleg ha sido reclutado como participante de las Naciones Unidas en Miniatura. Me explica que los estudiantes diversos imitan a delegados de gobiernos mundiales, de todas las naciones, reunidos para batallar cuestiones relacionadas con asuntos globales de actualidad. Para realizar oratoria. Para calcular votos. Para fustigar con resoluciones sancionadoras. El agente Oleg ha sido designado para representar a delegado de Alemania. Chernok fingirá ser diplomático italiano. Magda actuará en nombre de Francia. Bokara es el portavoz de la nación de España. Ling, del corrupto y maligno déspota de Irlanda. Oleg argumenta que ningún estudiante americano desea representar a ninguna nación occidental, que los jóvenes americanos aspiran estrictamente a servir como delegados de gobiernos del Tercer Mundo, étnicamente raciales, antiguas colonias marginadas y sometidas a poderes imperiales, pugnando por obtener autogobiernos. A continuación se celebrará baile disco de todas las naciones para hacer demostración de la paz mundial y el afecto mutuo. Intercambio personal de fluidos corporales.

Tanek enumera los signos alfabéticos: F-A-L…

Bajo mi observación, los senos de muchas hembras jóvenes se están inflando, aumentan de talla, las blusas se hinchan por los embarazos. Para que conste en acta, este agente no ha fertilizado. No ha sido reclutado como delegado para las Naciones Unidas en Miniatura. Solamente se ha convertido en objeto de la atracción de los ojos del sodomita enamorado Trevor Stonefield.

Tanek enumera signos alfabéticos: I-C-O.

La horda organizada de alabados instructores emiten todos un gemido inmenso ante la victoria del agente Tanek. La audiencia enardecida estalla en improperios, deslizándose hasta sepultarse más hondo en los cojines de los asientos propios. Concentrados en escribir mensajes en los teclados diminutos de sus teléfonos personales. Torciendo los brazos propios para leer la hora en los relojes de muñeca.

El insistente codo afilado del agente Oleg repite su impacto en la caja torácica de este agente. Y me repite su pregunta:

– ¿Lederhosen?

Me cuenta que el agente Tanek va a imitar a Portugal. Que la agente Magda fingirá ser delegada de Gran Bretaña.

Cita: «Resulta humillante quedarse de brazos cruzados mientras otros escriben la historia».

Los pies de este agente se posicionan junto al micrófono. Inclino la cabeza hacia atrás para que la boca se aproxime a la captación de voz. Las manos retuercen el palo de tal manera que el micrófono de altura graduable alcance su nivel más bajo, donde continúa quedando por encima de la cabeza del agente-yo. Los brazos juntos detrás de la espalda. Detengo mi avance para aguardar la descarga de palabras inglesas.

El ilustre instructor, con el dedo presionado contra la página interior del volumen, moviendo los labios despacio para articular el sonido de la palabra, se pone a pronunciarla por partes igual que hacen los niños. Los niños que son capaces de leer por primera vez. El instructor dice:

– Feo… cromo… ci… toma. -Posa la mirada en el escenario y repite la palabra-: Feocromocitoma.

Para que conste en acta: Ja. Palabra carente de dificultad alguna, sencilla de enumerar en forma de signos alfabéticos. Pese a todo, los ojos de este agente presencian a la audiencia con el aliento encerrado dentro de los pulmones expectantes. Los ojos de la audiencia no parpadean, sus dedos están cruzados para formar las cruces de la superstición. La hermana-gata más todos los estudiantes ansían que el agente-yo se confunda al enumerar los signos alfabéticos.

Y la boca de este agente dice:

– F-E-O…

Si yerro la enumeración, me transformo en héroe. En mártir. Igual que Moisés y Fidel Castro, rescataré a jóvenes como yo y los conduciré a la libertad y a una vida mejor.

La boca del agente-yo dice:

– C-R-O-M-O…

Una única voz masculina dice a gritos más allá de las candilejas:

– Deletréala bien, hijoputa, y eres un puto pigmeo muerto.

La boca de este agente dice:

– C-I…

Para que conste en acta, no es imposible que la amenaza de muerte se haya originado en un renombrado instructor.

Al momento siguiente, un objeto sale volando del público, una masa oscura emerge de las candilejas escénicas, pata-paf, impacta en los tablones escénicos y se desliza hasta llegar junto a los pies de este agente. El objeto proyectil volador: un diccionario inglés.

La boca del agente yo finaliza:

– T-O-M-A.

Se empieza a elevar un estruendo sordo. Bajo las luces escénicas, un diluvio atiborra el oxígeno, una lluvia descendente de objetos diversos. Diccionarios. Diccionarios de sinónimos. Impactando con gran estruendo en los tablones del escenario. La novela Jane Eyre. El guardián entre el centeno. Un volumen de letras de canciones del «Coro juvenil de Swing».

Los jóvenes americanos empiezan a disfrutar de un disturbio.

Al momento siguiente, la sirena de la alarma antiincendios empieza a chillar.

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