Empieza aquí el informe vigesimoquinto del agente-yo, número 67, rememorando un entrenamiento encubierto llevado a cabo en el año formativo pasado XXXXX. En ese día, se imparte filosofía sigilosa de batalla en compañía del muy estimado mariscal de campo XXXXX. Se explica la utilidad secreta de los genitales de los agentes de cara al espionaje, a fin de hacer avanzar el poder mundial de la patria XXXXX.
Para que conste en acta, se repite aquí la narración de una historia de la primera infancia. Para reforzar una antigua lección importante de este agente, cuyo yo pasado tenía entonces ocho años vividos desde su nacimiento.
De acuerdo con el afamado mariscal de campo, todos los miembros adultos sin excepción de Estados Unidos prefieren por encima de todo las relaciones sexuales con niños. Los ciudadanos americanos son pedófilos babeantes y ansiosos por consumir tiernos genitales infantiles.
Durante la conferencia presente del distinguido y reverenciado mariscal de campo, este se posiciona delante de todos los estudiantes. Con las botas de color negro muy separadas sobre el suelo y el pantalón del uniforme metido dentro de la parte superior del cuello de las botas de cordones, según dictan las ordenanzas. El mariscal de campo tiene las dos manos unidas detrás de la espalda. El blusón negro de su uniforme muestra muchas medallas de oro cubriendo la ubicación del músculo cardíaco. Una gruesa capa de medallas. Medallas al valor. Medallas que recompensan por el sufrimiento. La voz del reverenciado mariscal de campo emite con estruendo las palabras de la lección. Las cubiertas de piel de sus ojos no parpadean ni una vez.
Sentados en posición de atentos, los agentes Magda, Tanek y Otto, todos los agentes, Tibor, Bokara y Ling. En el momento anterior, mientras el mariscal de campo emprendía un pequeño desfile para penetrar en la sala, todos los agentes han hablado al unísono con una sola voz, diciendo:
– Saludos, educador muy estimado y reverenciado.
Con una sola oleada de voz, todos los agentes han dicho:
– Acepte, por favor, nuestro agradecimiento por la sabiduría que nos imparte.
El mariscal de campo ha llevado a cabo una inclinación de la cabeza.
Y todos los agentes han inclinado la cabeza.
De acuerdo con las explicaciones del mariscal de campo, en el pasado todos los ciudadanos americanos eran homosexuales escondidos. Todos ansiaban la masturbación clandestina dentro de los orificios de sus conciudadanos del mismo género. A fin de poder disfrutar más de la degradación mutua. Así pues, a fin de obtener con mayor facilidad acceso al gobierno y de adquirir poder sobre los individuos, los agentes simplemente tenían que practicar la sodomía con los americanos. Y al momento siguiente, tenían que amenazar con denunciar a dichos ciudadanos como pervertidos subrepticios. Siguiendo dicha estrategia, la víctima debía suministrar al agente información confidencial sobre el gobierno y proporcionarle dinero. Y debía satisfacer todas estas demandas por terror a ser denunciado públicamente como sodomita.
Mientras recita esta profunda conferencia, las manos del aclamado mariscal de campo manipulan la hebilla del cinturón propio. Liberan el cinturón. Extraen la correa de cuero del cinturón por completo de la cintura de los pantalones. Los dedos de su mano agarran la tela del blusón allí donde se encuentra constreñida dentro de la cintura. Tiran de los bajos del blusón hacia arriba hasta que lo liberan del pantalón y los faldones del blusón quedan colgando sueltos, afectados por muchas arrugas.
El distinguido mariscal de campo narra una lección valiosa cosechada durante incontables violaciones dolorosas. Ensamblada durante degradantes cópulas mantenidas con un número enorme de senadores americanos, gobernadores estatales y jefes del Estado mayor de la defensa.
Las medallas de oro que le cubren el músculo cardíaco le reconocen al mariscal de campo el haber soportado tantas humillaciones.
Al momento siguiente, las rodillas del mariscal de campo se flexionan y su torso se inclina para que sus manos puedan desatar los cordones de una bota. Las manos desanudan los cordones de la segunda bota. Los pies del reverenciado mariscal de campo se elevan para liberarse y abandonar ambas botas vacías.
Desde la era moderna, explica el reputado mariscal de campo, la depravada nación de Estados Unidos da acogida a semejantes degenerados. América se jacta mediante frecuentes desfiles públicos que hacen ostentación de la sodomía. Si no se genera vergüenza ni miedo, la amenaza histórica de sacarlos a la luz ya no es eficaz para producir la extorsión.
Los dedos de las manos del sabio mariscal de campo liberan el cierre de la cintura del pantalón. Las piernas salen del pantalón del uniforme. Dobla con gran cuidado los pantalones y los coloca encima de las botas. Deja a un lado las botas y los pantalones.
– Una cosa importante -dice el aclamado mariscal de campo, ataviado únicamente con blusón y calzoncillos interiores de bikini. Los calzoncillos interiores de bikini son de un insulso color oliváceo. Revelando unas piernas flacas densamente recubiertas de pelos exuberantes, nos dice-: Posteriormente a la estimulación dactilar del ano americano, los agentes siempre tienen que lavarse las manos…
Y ofrece a todos los agentes cubre-manos de látex. Les ofrece gelatina lubricante transparente y sin color.
El mariscal de campo exclama que los diablos americanos no sienten aprensión hacia ningún acto genital posible. Se pasan la vida insertándose roedores por el túnel del recto, incluso los actores de cine más famosos. Los falos y orificios de las víboras estadounidenses siempre están trufados de una textura de multitud de nódulos, siempre están tan nudosos como criaturas marinas, anémonas o pepinos de mar, de tan cubiertos que se encuentran de una densa capa de verrugas venéreas.
– El resultado de unos abusos tan frecuentes -dice el mariscal de campo- es que los orificios americanos están perpetuamente enfermos. -Dice-: Siempre son portadores de infecciones.
Las manos del respetado mariscal de campo todavía no extraen el bikini propio.
Tanek pasa los cubre-manos de látex y pasa la gelatina, se la distribuye a Otto, que se la distribuye a Sheena, luego a Oleg y a Vaky, hasta que todos los agentes se encuentran equipados.
En secreto, la máquina interior de pensar del agente-yo, sin voz alta, dice: «… carbono… cerio… cesio…».
– Es crucial -dice el mariscal de campo- ser capaces de localizar al instante la próstata o la esponja uretral para estimularlas con vigor. -El bikini sigue en su sitio, enmascarando los genitales, y el mariscal de campo continúa-: La nación americana es víctima de una cultura del deseo…
De acuerdo con la conferencia, todo el esfuerzo de Estados Unidos va encaminado a incitar el deseo, a infligir ansia e inspirar demandas. Todos los días las ratas americanas ofrecen un exceso de objetos para adquirir. Un exceso de fórmulas para el éxito. Una selección demasiado enorme de religiones, vocaciones y estilos de vida. Nunca existe la posibilidad de realizar una elección. Y el resultado es que no hay felicidad, siempre se está pugnando por la persecución del siguiente objetivo. Por la siguiente posesión o experiencia o compañero reproductivo.
Enganchando el dedo en la cinturilla elástica del bikini, el mariscal de campo explica la naturaleza superior de esta patria. Aquí, el Estado no promueve ninguna opción existente. Limita todas las posibles elecciones de cada ciudadano. Proporciona la selección más simple y mejor de residencia, educación, carrera y pareja. Un contingente de funcionarios estatales sabios e informados no permite que el ciudadano se vea confundido por el estrés de las oportunidades, por el estrés de las sorpresas ni de las ambiciones elevadas. A fin de infligir una felicidad mayor, esta patria canaliza a todos los ciudadanos por la ruta de un solo camino correcto en la vida. Únicamente se puede aplicar toda la energía vital al propósito más noble. No hay un caos de variedades enormes. No hay ningún tumulto generado por las elecciones personales.
– En el día futuro -dice el mariscal de campo -demostraremos el método correcto de alojar el condón oculto dentro de la mejilla facial para poder usarlo durante la felación al presidente americano. -Dice-: A fin de contener la explosión de la semilla del presidente. -Dice-: Resulta muy eficaz preservar el propio atuendo.
El mariscal de campo cita al eminente general militar y valeroso visionario Idi Amin, diciendo:
– «No se puede correr más deprisa que una bala».
En este día de hoy, las manos del mariscal de campo se agarran el elástico del bikini. Extraen un muslo del mismo. A continuación extraen el segundo muslo para dejar al descubierto unos muy ilustres genitales colgando por debajo de los faldones del blusón, mientras su pecho continúa engalanado con muchas medallas de oro. Para triunfar en América, los agentes deben convertirse en participantes sexuales superiores. En la cultura demoníaca de los despóticos Estados Unidos, los agentes deben alcanzar el estatus de objetos que exciten el mayor deseo.
El cuello del respetado mariscal de campo efectúa una rotación, Sus hombros efectúan una rotación. Su torso efectúa una rotación para hacer que su cuerpo entero deje las nalgas marchitas expuestas ante los agentes reunidos en el ejercicio de formación.
Este agente emite una inhalación diminuta, luego una exhalación diminuta, y por fin repite el ciclo. Su músculo cardíaco reverbera deprisa. Las manos del agente-yo tiemblan con pequeñas convulsiones. Con terror secreto, el agente-yo recita sin voz: «… cobalto… cobre… curio…».
En el día de hoy estudiamos la ubicación de la próstata. En el día siguiente, el clítoris. En el segundo día siguiente, los pezones. Estudiamos la estimulación de los labios. La estimulación del escroto. Desarrollamos el servicio más eficaz de pervertir el pene y la vagina. Para perpetrar la venganza contra los depredadores americanos, todos los agentes deben graduarse como expertos en dar placer a todos los pedófilos a fin de extorsionarlos después.
Todos los agentes observan el ojete arrugado, el cagadero espantoso del importante mariscal de campo, y cómo constriñe la pequeña circunferencia. Agarrota el nudo diminuto. Luego lo expande y lo relaja hasta que el músculo escurridizo de color rojo se abre plenamente como una flor. A continuación repite el constreñimiento y la relajación y continúa realizando esas pulsaciones.
Las vísceras del agente-yo sufren una convulsión y un espasmo. El esófago es inundado por un sabor amargo de exceso de ácidos digestivos. La nuez de Adán salta por culpa del esfuerzo de tragar tanta bilis estomacal.
Esta patria presenta una libertad total de falta de opciones. El único deber inevitable: la aniquilación.
Sería posible que las piernas del agente-yo dieran un salto desde su pupitre y aterrizaran matando con la Patada del Canguro, zas-pum, dejando al mariscal de campo en coma y permitiendo que este agente se escapara del aula. Que huyera del Estado.
Cita: «No se puede correr más deprisa que una bala».
Este agente está condenado a disfrutar para siempre del alivio de esa trampa.
Todos los estudiantes se colocan al instante el cubre-manos de látex mientras el mariscal de campo se pone en cuclillas para exponer el tejido rosado y arrugado correspondiente a la lección de hoy. Proporcionando acceso al mismo. Y en el mismo momento, la voz del mariscal de campo convoca el nombre del agente inicial para que se preste voluntario.