Empieza aquí el segundo informe del agente-yo, número 67, a su llegada al centro de distribución de productos de venta al público de ciudad XXXXX. Número de punto de venta XXXXX. Fecha XXXXX. Para que conste en acta, durante el invierno americano los jóvenes asisten a niveles obligatorios de enseñanza; durante el verano, los jóvenes americanos deben atender centro comercial.
La puerta mágica y silenciosa se abre de lado y desaparece dentro de la pared para mostrar un camino hasta el interior. No completamente de cristal, también marco exterior plateado de metal aluminio extrudido, puertas se deslizan del todo para revelar en interior a anciana de pie, mujer esclava ataviada con blusón rojo, con un aparato con muelle sujeto al frente del blusón del que cuelga un letrerito bamboleante, en letras de imprenta: «Doris». La vetusta centinela posa ojo con catarata gris sobre el agente-yo, recorre con la vista a este agente del pelo hacía abajo, y luego, con voz que parece de loro viejo, dice:
– Bienvenido a Wal-Mart. -Dice-: ¿Puedo ayudarlo a encontrar algo?
La boca de este agente finge una sonrisa, su cara imposta una mirada agradable a los ojos. Este agente dice:
– Muy venerada anciana comadre… ¿dónde se vende aquí ametralladora fabricación china tipo 81-S con motor de gasolina y cerrojo giratorio que dispara seiscientos cincuenta proyectiles por minuto?
La cara de anciana momificada en su piel moribunda y el ojo con catarata se limitan a mirarme, sin parpadear.
El agente-yo dice, sonriente:
– Reverenda comadre cercana a la muerte, ¿distribuye usted municiones correctas para rifle de asalto fabricación croata APS de calibre 45 y émbolo largo?
Agente-yo sonríe, respira y espera.
La tráquea fláccida del loro vetusto y la piel colgante experimentan sacudida cuando ella traga saliva. Mancha fina de cera roja se abre en forma de boca, sonrisa de cera fundida hasta dejar simple línea recta.
– ¿Rifle de asalto FA 03 fabricación Brasil? -dice este agente, gritando, tal vez no me oye, por eso gritando-. Venerable ancestro, muy respetada moribunda pronto cadáver putrefacto -grito-, ¿dónde vende aquí rifle de asalto eslovaco SA Vz.58?
La cara de loro de piel moribunda se llena de rubor de sangre, la boca de cera roja se frunce hasta formar mohín volcánico y se tensa hasta que la piel de la boca fruncida queda blanca por falta de sangre. Ojos con catarata mandan descargas eléctricas. Volcán se abre por fin, y voz de loro viejo dice bien fuerte, con erupciones de saliva voladora:
– Encontrará nuestros productos deportivos en el pasillo dieciséis, jovencito.
Podría fácilmente hacer ñic-ñac, manos de este agente se abalanzarían formando veloz Abrazo Suave de Alas de Pájaro para retorcer cuello del loro, torcer espinazo y partirlo y causarle suave muerte instantánea y compasiva. Este agente dice simplemente:
– Gracias, muy estimada señora esqueleto viviente. -Y le deseo pronta y rápida misión de paso a la próxima eternidad.
Para que conste en acta, laberinto para ardillas del centro de distribución de artículos en venta es un rompecabezas de objetos librando competición bélica, todos mejorados y todos empaquetados en colores llameantes. Arca compartimentada con muros construidos a base de objetos, todos teñidos de colores para atraer la vista. Todos objetos van impresos: Quiéreme. Mírame. Millones de objetos que hablan, que suplican. Coronan a consumidor americano con el poder de los reyes para rescatar la cosa elegida y llevarla a casa o bien abandonarla aquí a su muerte por expiración. Etiquetas parlantes se clavan en los oídos, azotan los ojos. Halagan a la mano para que los coja. Objetos moribundos. Todos aquí, con la vida útil extinguiéndose mientras reloj avanza. Objetos moribundos. Comprador moribundo. Esclava «Doris» moribunda. Tristeza desesperante.
Los pies de este agente doblan los recodos, recorren los cañones sombríos hechos de objetos, todos ellos jactando de ser los más baratos. Todos del mejor gusto. Todos objetos luchan por ser adoptados.
Al doblar el recodo siguiente, los ojos del agente-yo presencian al agente Tibor, número 23, empujando la cesta plateada con ruedas de su familia-huésped. Doblo otro recodo y presencio a la agente Magda, número 36; su madre-huésped mira de reojo mientras esconde la caja colorida del objeto dentro del blusón de dicha agente, para formalizar robo. La mirada de la agente Magda se encuentra con la mirada de este agente.
El comienzo está cerca: Operación Estrago.
Al momento siguiente, los pies de este agente doblan nuevo recodo y presencian a hermano-huésped, perro-puerco, acostado sobre el suelo encerado. Boca abajo en el suelo, con la mejilla de su cara de perro-puerco pegada al suelo y el cuerpo entero despatarrado por debajo de cabeza y cuello. De pie junto a él, otro joven, con el pelo largo amarillo claro americano colgando y tapándole las orejas. El pelo amarillo claro le cuelga cubriendo el cuello y cayendo como cortinas a los lados de la cara mientras el joven apoya un zapato en costado superior de la cara de perro-puerco. Joven amarillo-claro apoya todo su peso hasta ponerse de pie sobre la cara del hermano-huésped y le dice:
– Suelta la pasta, capullo…
La cara de perro-puerco, agarrotada debajo de zapato, aplastada contra el suelo, la nariz del hermano-huésped emite sangre y moco líquido formando charco mixto alrededor de los labios partidos. Ojos de hermano-huésped fuertemente cerrados. Labios de perro-puerco farfullan en medio del charco, sueltan sangre y jugos mientras dicen:
– Vale… vale… -Dice-: Pero deja que me levante.
Matón amarillo-claro lleva la mano hasta el bolsillo trasero del pantalón de perro-puerco. Desliza los dedos dentro y tira hasta que la tela vaquera cruje al romperse las fibras y el bolsillo queda colgando igual que un rabo de tela. Con el zapato bien plantado para mantener la cara de perro-puerco pegada al suelo, las manos de matón amarillo-claro extraen dólares de papel americanos del billetero de cuero de perro-puerco. Matón amarillo-claro se mete los papeles en el bolsillo de su pantalón y tira el billetero vacío haciéndolo volar, patapaf, de manera que rebota en la cara y chapotea en el charco de sangre del hermano-huésped. Matón de pelo claro mira a este agente, con sus ojos de matón color azul descarga eléctrica, produciendo fuego de color azul, para sostener la mirada del agente-yo. El matón va ataviado con un blusón negro que tiene el texto «Juan 3:16». Pantalón vaquero azul. Matón amarillo-claro dice:
– ¿Tú que estás mirando, pigmeo? -Dice-: ¡Largo de aquí!
Los ojos del hermano-huésped se abren para mirar desde el suelo, y sus labios dicen:
– Te dije que no me siguieras… -Ojos zigzaguean surcados por canales rojos en la parte blanca.
El billetero de cuero está tirado abierto en el suelo, salpicado de sangre, vacío de dólares. Las rodillas del agente-yo se doblan para permitir que sus manos lo recojan.
Matón amarillo-claro dice:
– Eh, Cedar, ¿esta es tu pequeña putita de color?
Sosteniendo el billetero mojado de sangre, este agente dice:
– No soy pigmeo.
El matón amarillo-claro, pisoteando al acobardado perro- puerco, con el pelo amarillo balanceándose por encima de los ojos de fuego azul, dice:
– ¿Qué eres, chinorri? ¿Negrata? ¿Moro? -Dice-: ¿Exactamente qué raza de puto espalda mojada eres?
En este mismo instante los codos del agente-yo podrían volar y clavarse veloces, pum-ba, en las esquinas blancas de sus sienes y aturdir el cerebro del matón amarillo. Desmayo. El pie de este agente podría bajar de un pisotón la cintura de los pantalones del matón hasta dejárselos arrugados en los tobillos. Al momento siguiente, el arma inflada del agente-yo violaría el ano desmayado, humillaría con su semilla el grito de dolor violado del matón amarillo-claro. Fricción puramente en seco.
El matón amarillo-claro levanta su zapato de la cabeza del hermano-huésped. Pone una cara de media sonrisa y dice:
– Muy bien, Cedar, ya puedes ir a follarte a tu putita de color. -Dice-: Gracias por la pasta.
El zapato del matón pisa el charco de sangre, y el matón amarillo-claro se aleja dejando huellas de sangre con el dibujo en zigzag de la suela del zapato, con el grabado en sangre de las líneas diagonales de tracción cada vez menos rojo y menos nítido hasta que los pies doblan un nuevo recodo de las murallas de productos y desaparecen.
Solamente queda el rastro de pisadas de sangre. Único testigo, mirando desde el pasillo terminal de productos, la mujer cadáver Doris ha estado mirando la melé con los ojos guiñados. Al momento siguiente, el cadáver se retira correteando y se esfuma.
Perro-puerco se levanta a sí mismo hasta apoyarse con dos codos en el suelo. El dibujo en zigzag se ha quedado grabado en la mejilla de la cara del hermano-huésped. Ahora tiene en la dermis dibujos de color rosa oscuro, luego rojo y luego púrpura, con el diseño de la tracción del zapato. Muchas líneas diagonales como relámpagos eléctricos, canales que transportan el agua que mana de los ojos, curvas vertiginosas en zigzag, hasta que la mano de perro-puerco se seca el agua de un manotazo.
Estirando el dedo bien recto para dirigir la mirada, este agente dice:
– Zapatilla de tenis -señalando el dibujo de sangre del suelo. Luego, el dibujo grabado en la mejilla.
Y el perro-puerco se sacude de un manotazo el agua de los ojos y dice:
– No, pigmeo idiota… -Dice-: Es una puta zapatilla de atletismo. -Tiene rayas rojas y blancas por la mejilla como las de una bandera americana que ondea al viento. El hermano-huésped coge una cucharada de aire con la mano y dice-: Sígueme.
Al momento siguiente, el perro-puerco hace un pequeño desfile del agente-yo hasta el área donde hay muchos millones de zapatos en venta. Zapatos en estantes de muro. Montones densos de zapatos en muchas mesas. Zapatos fabricados con cuero igual que el billetero que se queda pegado a los dedos del agente-yo por culpa de la sangre que se va espesando. Zapatos fabricados con tela igual que el rabo de bolsillo colgante del hermano-huésped.
Perro-puerco inhala gotas de sangre de nariz, emite un gorgoteo, se pone a señalar cada zapato con dedo estirado y a decir:
– Esa es una zapatilla de tenis, pequeño pigmeo. -Extiende el dedo hacia el siguiente zapato-. Esa es una zapatilla de atletismo. -Extiende el dedo hacia otro zapato, uno tras otro, diciendo-: Zapatillas de bolera… zapatillas de lucha libre… zapatillas de baloncesto… zapatillas de gimnasio… zapatillas de voleibol… zapatillas de béisbol… zapatillas de footing… de fútbol americano… de fútbol… -Pero todos los zapatos a los que señala con el dedo tienen aspecto idéntico. Son zapatos gemelos. No hay diferencia.
Al momento siguiente, los pies desfilan doblando un nuevo recodo, y perro-puerco desvela un sitio donde tienen a muchos animales bebés encarcelados. Hay una jaula plateada igual que la jaula con ruedas que empujaba el agente Tibor, número 23, pero esta es una trampa para perros bebés, donde hay reunidos muchos perros bebés. En la jaula de al lado, perros bebés de otra raza. Y en otra jaula, gatos bebés. Todo un muro a base de jaulas como ladrillos llenas de perros y gatos bebés por encima y por debajo, por todas partes bebés de animales llorando. Erguidos sobre los alambres o bien encogidos durmiendo entre virutas de madera. Luego otro muro con jaulas de bebés roedores, muchas razas de ratas o ratones. Igual que un laboratorio. Luego otro muro con jaulas de cristal llenas de serpientes y lagartos. Un hedor animal espeso en el aire, un ruido de burbujas procedente de una cuba de agua llena de peces de colores llameantes.
El hermano perro-puerco estira un dedo hacia el muro de jaulas y dice:
– Esto, pigmeo, es lo que se podría llamar un restaurante pijo. -Estira el dedo hacia los bebés perro y dice-: Eso se llama «ternera». -Dice-: Eliges uno y te lo matan y te lo preparan aquí mismo. Te lo juro. -Estira el dedo hacia un bebé gato-. Eso es cerdo. -Estira el dedo hacia una rata, un lagarto, una serpiente, un bebé conejo… y dice-: Pollo… ternera… pescado… cangrejo…
La cabeza del agente-yo mece la barbilla de arriba abajo para mostrar asentimiento.
– Ñam, ñam -dice el hermano-huésped, sonriendo con su cara llena de moretones en zigzag y practicándose frotamientos circulares en la barriga. Dice-: Comida de la buena. -Y recoge su billetero vacío.
Al momento siguiente, con los pies doblando otro recodo, perro-puerco desvela un nuevo muro, este con botellas llenas de líquido dorado, botellas transparentes. Mirando de reojo a los dos lados muy deprisa, hermano-huésped abre tapón de tipo rosca para dejar líquido al descubierto. Perro-puerco dice:
– Extiende las manos, pigmeo, con las palmas hacia arriba.
El agente-yo extiende las manos hacia delante, con las palmas ahuecadas hacia el techo.
Perro-puerco vierte líquido dorado en exceso dentro de las manos de este agente. El líquido dorado desborda y se derrama en el suelo. El hermano huésped cierra el tapón tipo rosca de la botella y vuelve a colocarla en el estante. Dice:
– Adelante, pigmeo. -Se da una palmada con las dos manos bien abiertas en la cara lastimada, dejando manchas de sangre. Y dice-: Así. Se llama «loción para el afeitado».
Las manos abiertas del agente-yo vierten líquido dorado sobre las mejillas de este agente. Imito el frotamiento de líquido por la cara y el cuello. Escozor dorado, olor a veneno caliente, el hedor hace que salten lágrimas de ojos, tufo a medicina y quemazón en la piel de agente-yo.
– Loción para afeitado -repite hermano perro-puerco-. Vuelve locas a las señoritas.
Con los ojos sufriendo un dolor ardiente, el agente-yo explica que le han contado que en América todas las señoras están alegremente liberadas para dejar siempre al desnudo sus muchas vaginas fragantes. Que ninguna posee virginidad. Que desarrollan hobby de disfrutar muchos abortos frecuentes. Siempre ansiosas por colocar húmedas bocas de señoras en torno a los genitales de los caballeros.
Perro-puerco se limita a posar mirada en este agente. Ojos sin parpadeo.
La boca del agente-yo dice:
– ¿Es no correcto?
Y el huésped perro-puerco dice:
– Ojalá… -Moviendo la cara manchada de sangre de lado a lado, dice-: Pequeño pigmeo, que Dios te oiga.
Dentro de la cabeza del agente-yo se forma una imagen de la hermana-huésped. La hermana, esa gata que contempla todo lo que pasa. La imagen de la gata-sigilosa infla el arma que hay dentro del pantalón de este agente.
Al momento siguiente, los pies doblan un nuevo recodo, y perro-puerco desvela una puerta donde hay impresa la palabra inglesa: «Hombres». Plasmado allí, un dibujo de hombre, dos brazos y dos piernas.
Perro-puerco dice:
– Esto de aquí se llama «spa». -Estira el dedo hacia la puerta y dice-: Entras ahí y tienen cuencos de agua instalados en el suelo. El agua más limpia y fresca de Estados Unidos. -Dice-: Solo tienes que arrodillarte y puedes beber tanto como quieras. -Los ojos de perro-puerco no parpadean. Su boca no sonríe. Y dice-: Ve a probarla. Te encantará el sabor. El hermano-huésped abre la puerta para revelar unas paredes interiores de azulejos blancos y un suelo de azulejos.
Solamente un paso del pie, y el agente-yo ya está envuelto de una peste hedionda como la del restaurante de los animales bebés. Hedor a demasiados aminoácidos con base de azufre. Dieta sobrecargada de carne muerta. Refresco de cola de benzoato sódico se combina con el ácido cítrico dentro del intestino para crear benceno hasta desencadenar cáncer. Peste a intestino canceroso. Hedor a colon impactado de heces.
La nariz del agente-yo se queda a solas dentro de la sala spa, la puerta se balancea hasta cerrarse detrás de este agente.
De la pared cuelga una hilera de cuencos de cerámica glaseada. Hay varios compartimentos separados por muros de metal, y dentro de cada uno se ve un cuenco para beber en el suelo. Hay rollos de servilletas de papel colgando listos de las paredes de metal, al lado de cada cuenco de agua, para secarse la boca. Exactamente tal como ha instruido perro-puerco.
Un momento después, la puerta de uno de los pequeños cubículos se abre de repente para colisionar, patapum, con la pared de azulejos blancos de atrás. La puerta de metal se abre con estruendo y una voz dice:
– Eh, pigmeo. -Una voz masculina dice-: Eh, putita… El pelo amarillo-claro colgando. Los ojos azules como descarga eléctrica. El blusón negro con letras que dicen: «Juan 3:16». El pantalón de tela vaquera azul con su bolsillo lleno de dinero de papel robado. El matón amarillo-claro sacude la cabeza para sacar los ojos de detrás de cortina de pelo amarillo. Y dice: -¿Vienes de uno de esos sitios donde mutilan las pichas? -Dice-: Sácatela, pigmeo -Dice-: Enséñame lo que te ha hecho el brujo de la tribu.
Destello de fuego en instante veloz. Catacrac. Los codos huesudos y afilados como pinchos se doblan para planear, Golpe Doble de Águila Planeadora en los puntos blandos de las sienes derecha e izquierda de la frente del matón. Golpe fuerte, catacrunch, que atraviesa la capa de pelo amarillo. El matón amarillo-claro, aturdido, se desploma, con las rodillas dobladas, su torso se derrumba sobre el suelo de azulejos blancos.
La mano del agente-yo le agarra la cinturilla del pantalón y arrastra al matón al interior de un compartimento de metal, luego sin soltar la cinturilla arroja al matón de cara contra la pared de azulejos, dejándolo a horcajadas sobre el cuenco de beber. El matón no tiene conciencia. Los huesos del esqueleto laxos. La cara gimiendo. La rodilla del agente-yo se dobla para impactarle en la rabadilla y obligar a la espalda a arquearse y proyectar hacia fuera el ano del matón. La rodilla se dobla para hacer descender el pie de este agente, rip-pum, con la puntera metida por dentro de la parte de atrás de la cinturilla, y le baja los pantalones al matón hasta que la tela se le queda arrugada en torno a los tobillos. El pie del agente-yo desciende metido por dentro de los calzoncillos del matón amarillo-claro.
El costado de la cara del matón se estampa contra la pared de azulejos, los ojos azules pestañean, las cubiertas de piel de los ojos le tiemblan, parpadean y se abren. Mordiendo los azulejos con un lado de la boca, el matón dice:
– ¿Qué cojones es esto?
Una mano del agente-yo baja la cremallera del pantalón. Los dedos de la mano del agente-yo se doblan para formar una cabeza afilada de serpiente, luego dan un golpe seco, patapaf, el Poderoso Ahogamiento de Pitón, para embutirse dentro de la boca del matón, presionando hasta que los nudillos del agente-yo abren los clientes a la fuerza y el matón ya no puede morder, los dedos le taponan la tráquea, y la piel de la cara se le tiñe de rosa, de rojo y de rojo más oscuro.
Las manos del matón hurgan como garras para sacarse de la boca el Ahogamiento de Pitón. La cara del matón está completamente teñida del mismo color azul de descarga eléctrica de los ojos. Tiene la piel de la cara azul, las cubiertas de piel de los ojos le tiemblan, todos los músculos se tensan y luego empiezan a distenderse. Carencia de aire, relajación. El ano del matón queda al descubierto, igual de suave que los azulejos de cerámica, tiñéndose de rosa y luego de azul. Escondido en la raja de las nalgas pálidas, el ojete azul solo permanece fruncido con fuerza por reflejo defensivo.
El arma del agente-yo está crecida y lista. Inflada. Extraída de la bragueta. Goteando de ganas. Una mano del agente-yo tapona la tráquea del matón. La otra mano aferra el pescuezo del matón para pegarle la cara a los azulejos de la pared, dejando un reguero rojo que le cae desde la nariz por la pared de azulejos blancos. La cara azul, la nariz doblada de lado. Viendo las estrellas. La mano del agente-yo que sujeta el pescuezo estira un dedo bien recto para clavar un clavo o una pala afilada en el músculo fruncido y agarrotado del ano azul.
El cuerpo entero del matón está asfixiado, pero todavía se le sacuden todos los músculos mientras la uña del dedo recto le perfora el ojete y tira hacia los lados para ensanchar el agujero. Hurga. Abre a la fuerza, en seco, todo fricción, arrancando la tierna membrana hasta que la punta goteante del arma se encaja en el músculo retorcido.
Una embestida. Las caderas del agente-yo se la meten hasta el fondo, hasta el vientre, embisten hasta que el matón solo se aguanta de puntillas, intentando escapar.
La boca del matón grita y desprende saliva caliente alrededor de la mano embutida de este agente. Los gritos atrapados hacen vibrar el cuerpo entero por dentro, bajo la mano que el agente-yo está usando como tapón. Con los dedos juntos, el puño tiene bien agarrados el grito y la lengua azul. La cortina de pelo amarillo chorrea sudor.
El arma de este agente se clava, ahonda en el agujero azul, raspa con fricción hasta operar a toda potencia dentro de todo lo larga que es. Al momento siguiente, se retira para desprenderse, goteando. Y al siguiente, vuelve a clavarse hasta el fondo. Y todo el tiempo la boca del agente-yo escupe la palabra inglesa «puta». Escupiendo al mismo lado de la oreja fría y azul, de la cortina de pelo amarillo-claro que se mece, escupiendo: «puta», «puta», «puta».
Los ojos de color descarga eléctrica del matón no paran de soltar agua. De la estrella azul del ano forcejeante manan finos regueros de sangre por las piernas blancas. Patriotismo por todas partes. Esto es gran país americano.
El arma sale deslizándose en seco del agujero azul abrasado. La semilla del agente-yo pinta una franja blanca, unos grumos de pintura en espray le resbalan al matón por las piernas. Una mano del agente-yo agarra la tela de la espalda del blusón negro donde hay impreso «Juan 3:16» para limpiar la sangre del arma, quitar el hedor de heces marrones y las manchas blancas de semilla. Abandono el blusón con mejunje mixto de manchas y hedores. Abandono la semilla propia. Abandono al matón amarillo-claro, abierto de piernas, la boca abierta para resollar, el interior del ano desprendido de manera que sobresale. Goteando mejunje feo.
Como gesto final, los dedos de este agente sacan el billetero del bolsillo de atrás de pantalón del matón. Obtienen la totalidad de los billetes de dinero de papel. No solo el dinero del perro-puerco, todo el dinero, números y más números de dinero. Dejo caer el billetero vacío por entre las piernas a rayas del matón, con un chapoteo, dentro del cuenco para beber agua.
La voz jadeante del matón solloza, gorgotea moco y saliva, y dice con un graznido:
– Te voy a matar, pigmeo hijo de puta. -Sollozo, tos, sorbimiento de mocos y sollozos. El matón tose sangre en la pared de azulejo y dice-: ¿Me oyes, pigmeo? Ya eres un espalda mojada muerto…
La boca del agente-yo dice, citando al padre político Karl Marx:
– «La historia repite a ella misma, primero como tragedia, segundo como farsa».
Este agente se lava las manos. Sale del spa, donde el perro-puerco, dando golpecitos con un pie en el suelo, y con los brazos doblados para cruzarse sobre el pecho, le dice:
– Caray, pigmeo… ¿Te has caído dentro o qué? -Todavía tiene en la cara la huella púrpura del pisotón con los relámpagos de la suela. El rabo de tela colgando entre las piernas.
Cita: «La historia repite a ella misma, primero como tragedia, segundo como farsa».
La mano ya lista del agente-yo se extiende para hacer entrega del grueso montón de billetes de papel manchados de sangre, heces, semilla, sudor y saliva apestosa, una fortuna en dinero metálico típicamente americana.