41. Héroe

—Querida —empezó Norton—; todo ese disparate nos ha costado más de un dia, pero al menos me da la oportunidad de hablarte. Estoy todavía en la nave, que ahora llevamos otra vez a su estacionamiento en el eje polar. Hemos recogido a Boris hace una hora, y su apariencia era la de alguien que acaba de realizar un simple trabajo de rutina. Supongo que ninguno de nosotros podrá visitar Mercurio otra vez, y me pregunto si seremos tratados como héroes o villanos cuando regresemos a la Tierra. Pero yo tengo la conciencia tranquila; estoy seguro de haber obrado bien. Me pregunto asimismo si los ramanes dirán «gracias. alguna vez.

»Sólo podremos quedarnos aquí durante dos dias más. A diferencia de Rama, no tenemos una corteza de un kilómetro de espesor para protegernos del sol. Nuestro casco ya muestra varios puntos peligrosamente caldeados y hemos tenido que tender varios parasoles en la superficie. Lo siento, querida; no era mi intención aburrirte con mis problemas.

»Así, pues, sólo queda tiempo para un viaje más a Rama, y pienso sacarle el mayor partido posible. Pero no te preocupes; no correré ningún riesgo.

Norton detuvo el grabador. Eso, por lo mismo, era deformar la verdad. Habla peligro e inseguridad en cada instante dentro de Rama; ningún hombre se sentiría realmente como en su casa allí, en presencia de fuerzas superiores a su comprensión. Y en este viaje final, ahora que sabia que jamás volverían y que no comprometerían futuras operaciones, se proponía desafiar su suerte un poco más.

—Dentro de cuarenta y ocho horas, pues, habremos completado la misión Rama. Lo que ocurrirá después aún es incierto; como sabes, hemos utilizado casi todo nuestro combustible para entrar en esta órbita. Todavía estoy esperando que se me diga si un tanque podrá encontrarse con nosotros a tiempo para poder regresar a la Tierra, o si tendremos que realizar un descenso de planeta en Marte. De todas maneras, estaré en casa para Navidad. Dile a nuestro hijo que lamento no poder llevarle un cachorro de «biot»; no existe un animal de esa especie.

»Estamos todos bien, pero muy cansados. Después de esto me he ganado un buen permiso, y nos resarciremos del tiempo perdido. Cuando te hablen mal de mí, podrás proclamar que estás casada con un héroe. ¿Cuántas mujeres tienen un esposo que salvó a un mundo?

Como siempre, Norton escuchó atentamente la cinta antes de duplicarla, para asegurarse de que era aplicable a sus dos familias. Resultaba extraño pensar que no sabía a cuál de las dos vería primero. Por lo general sus programas y épocas de descanso quedaban determinados con un año de adelanto, lo menos, regidos por el inexorable movimiento de los planetas.

Pero eso ocurría en los días antes de Rama. Ahora ya nada volvería a ser lo mismo.

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