Martes 4 de Diciembre

Al día siguiente, cuando la policía detuvo al autor de los crímenes de Medborgarplatsen mientras dormía escondido en un garaje en Skärholmen, la noticia volvió a cobrar actualidad.

Así funcionaba también el día a día de una redacción de noticias: lo de más rabiosa actualidad primero, todo lo demás tenía que esperar. Algo podía ser de máxima actualidad un día y al día siguiente quedar obsoleto. Se estaba dando prioridad a unas noticias o a otras constantemente, en las reuniones de la mañana, a lo largo del día, ante cada nuevo suceso. El trabajo de los reporteros, cambiaba incesantemente, ante cada nueva toma de decisión tenían que reorganizar o modificar totalmente sus reportajes. Una cosa tenían segura, el trabajo rara vez era monótono.

Por eso Johan se había pasado todo el día sin pensar en Emma. Ya en casa, ella volvió a ocupar sus pensamientos. La llamó aunque sabía que no debía. Parecía cansada.

– ¿Qué tal?

– Bueno, mejor. Hoy he ido a buscar a los niños a la escuela.

– Qué bien.

– Sí.

Se quedaron en silencio. La inquietud de Johan iba en aumento.

– ¿Has hablado con Olle?

– Ahora estoy en casa. Les está leyendo un cuento a los niños.

– ¿Qué haces allí? ¿Has vuelto otra vez con él?

– No, pero como comprenderás tenemos que poder estar juntos.

Emma hablaba irritada y en voz baja, como si temiera que alguien la oyera.

– ¿Ya no está tan enfadado?

– Claro que lo está, pero se ha tranquilizado lo suficiente como para que podamos hablar, lo cual significa muchísimo para mí. Ahora no quiero correr ningún riesgo si me oye hablando contigo. ¡Adiós!

Johan se quedó mirando fijamente el teléfono sin saber qué hacer, al tiempo que la temperatura bajo cero del exterior se instalaba bruscamente en su corazón. Así que ahora, de repente, Olle volvía a ser más importante para ella; y eso que parecía que le importaba una mierda. La amenaza lo dejaba sin fuerzas. No soportaba volver a perderla.

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