Alucinación
LA MEMORIA DIVINA

A Elsa Fano.


Si me dais una estrella,

y me la abandonáis, desnuda ella

entre la mano, no sabré cerrarla

por defender mi nacida alegría.

Yo vengo de una tierra

donde no se perdía.


Si me encontráis la gruta

maravillosa, que como una fruta

tiene entraña purpúrea y dorada,

no cerraré la gruta

ni a la serpiente ni a la luz del día,

que vengo de una tierra

donde no se perdía.


Si vasos me alargaseis,

de cinamomo y sándalo, capaces

de aromar las raíces de la tierra

y de parar al viento cuando yerra,

a cualquier playa los confiaría,

que vengo de un país

en que no se perdía.


Tuve la estrella viva en mi regazo,

y entera ardí como en tendido ocaso.

Tuve también la gruta en que pendía

el sol, y donde no acababa el día.

Y no supe guardarlos,

ni entendía que oprimirles era amarlos.

Dormí tranquila sobre su hermosura

y sin temblor bebía en su dulzura.


Y los perdí, sin grito de agonía,

que vengo de una tierra

en donde el alma eterna no perdía.

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