GRACIAS EN EL MAR

A Margot Arce.


Por si nunca más yo vuelvo

de la santa mar amarga

y no alcanza polvo tuyo

a la puerta de mi casa,

en el mar de los regresos,

con la sal en la garganta,

voy cantándote al perderme:

– ¡Gracias, gracias!

Por si ahora hay más silencio

en la entraña de tu casa,

y se vuelve, anocheciendo,

la diorita sin mirada,

de la joven mar te mando,

en cien olas verdes y altas,

Beatrices y Leonoras,

yLeonoras y Beatrices

a cantar sobre tu costa:

– ¡Gracias, gracias!


Por si pones al comer

plato mío, miel, naranjas;

por si cantas para mí,

con la roja fe insensata;

por si mis espaldas ves

en el claro de las palmas,

para ti dejo en el mar:

– ¡Gracias, gracias!


Por si roban tu alegría

como casa transportada;

por si secan en tu rostro

el maná que es de tu raza,

para que en un hijo tuyo

vuelvas, en segunda albada,

digo vuelta hacia el Oeste:

– ¡Gracias, gracias!


Por si no hay después encuentros

en ninguna Vía Láctea,

ni país donde devuelva

tu piedad de blanco llama,

en el hoyo que es sin párpado

ni pupila, de la nada,

oigas tú mis dobles gritos,

y te alumbren como lámparas

y te sigan como canes:

– ¡Gracias, gracias!


Para tallarte

gruta de plata

o hacerte el puño

de la granada,

en donde duermas

profunda y alta,

y de la muerte seas librada,

mitad del mar yo canto:

– ¡Gracias, gracias!


Para mandarte

oro en la ráfaga,

y hacer metal

mi bocanada,

y crearte ángeles

de una palabra,

canto vuelta al Oeste:

– ¡Gracias, gracias!

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