II

Ahora duerme en cardumen de oro

del cielo tórrido, junto a las palmas,

adormecida en su Isla de fuego,

pura en su tierra y en su agua antillana.


Duerme su noche de aromas y duerme

sus mocedades que aún son infancias.

¡Duerme su patria que son tres Antillas

y los destinos que están en su raza!

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