Ahora duerme en cardumen de oro
del cielo tórrido, junto a las palmas,
adormecida en su Isla de fuego,
pura en su tierra y en su agua antillana.
Duerme su noche de aromas y duerme
sus mocedades que aún son infancias.
¡Duerme su patria que son tres Antillas
y los destinos que están en su raza!