Agradecimientos

Muchas personas han contribuido a ampliar mis conocimientos mientras escribía este libro. A todos vosotros, mi más sincera gratitud.

A Danny Agan, por responder a todas mis preguntas sobre detectives y en particular por ayudar a mi héroe a localizar las cosas ocultas bajo tierra.

A Tim Bechtel, de Environscan Inc., por la información general y los detalles y cuestiones más técnicos sobre el radar de penetración terrestre.

A Niki Ciccotelli, por hacerme una descripción tan realista de lo que fue crecer en Filadelfia que me sentí como si yo misma me hubiese criado allí.

A Monty Clark, del Art Institute of Florida de Fort Lauderdale, por la inestimable y actualizada información sobre el diseño y los diseñadores de videojuegos.

A Marc Conterato, por todas las cuestiones médicas, y a Kay Conterato, por recortar todos esos artículos de periódico tan extremadamente útiles sobre los sistemas de seguridad informáticos y los hackers.

A Diana Fox, por un gran título.

A Carleton Hafer, por responder a mis preguntas sobre informática de forma que pudiera entenderlo todo con claridad.

A Linda Hafer, por la maravillosa introducción a la ópera y por abrirme la mente a un universo musical que nunca creí que pudiera gustarme pero que, de hecho, me encanta.

A Elaine Kriegh por sus gráficas descripciones de tumbas medievales.

A Sonie Lasker, mi senpai, por su demostración del manejo de armas y por enseñarme lo enriquecedoras que pueden resultar las artes marciales en el terreno personal. Domo arigato.

A Deana Seydel Rivera, por mostrarme Filadelfia… nada menos que tres días antes de su boda.

A Loretta Rogers, por su habilidad con las motocicletas. ¡Cómo me gustaría tener el valor de andar por ahí zumbando sobre dos ruedas!

A Sally Schoeneweiss y a Mary Pitkin, por mantener mi página web organizada, atractiva y funcional.

A mis asesores lingüísticos: Mary C. Turner y Anne Crowder, merci beaucoup; Bob Busch y Barbara Mulrine, spasiba; Kris Alice Hohls, danke, y Sarah Hafer, domo arigato.

A todos los amigos que han respondido a mis múltiples preguntas: Shari Anton, Terri Bolyard, Kathy Caskie, Sherrilyn Kenyon y Kelley St. John.

A mi editora, Karen Kosztolnyik, y a mi agente, Robin Rue, que han convertido esto en algo tan divertido.

Como siempre, cualquier error es exclusivamente mío.

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