Nota del autor

En 1988 Ian Sayer y Douglas Botting, que estaban recopilando una historia del cuerpo de contraespionaje estadounidense titulada America's Secret Army: The untold story of the Counter-Intelligence Corps, fueron requeridos por un organismo investigador del gobierno de Estados Unidos para que verificaran un informe compuesto por documentos firmados por agentes del CIC en Berlín, hacia finales de 1948, relacionados con el empleo de Heinrich Müller como asesor del CIC. El informe señalaba que los agentes soviéticos habían llegado a la conclusión de que Müller no había muerto en 1945 y que probablemente estaba siendo utilizado por algún servicio de Inteligencia occidental. Sayer y Botting rechazaron el material como falso, «falsificado por una persona hábil, perobastante confusa». Esta opinión fue corroborada por el coronel E. Browning, que era jefe de operaciones del CIC en Frankfurt por las fechas en que se suponía que habían sido redactados los documentos. Browning señalaba que la idea de algo tan delicado como emplear a Müller como asesor del CIC era algo absurdo. «Lamentablemente -escribieron los dos autores-, tenemos que llegar a la conclusión de que el destino del jefe de la Gestapo del Tercer Reich sigue envuelto en el misterio y la especulación, como siempre lo ha estado y probablemente siempre lo estará.»

Hasta ahora, los intentos de un importante periódico británico y una revista estadounidense por investigar la historia en detalle se han quedado en nada.

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