Capítulo 5

Nadie se movió. Nadie respiró, permaneciendo como estatuas congeladas en el tiempo, como si un pequeño error fuera a comenzar un baño de sangre, y a juzgar por la muerte en los ojos de Razvan… y en los de Gregori… había poca duda de que así sería.

Gregori soltó el aliento en un largo y lento siseo.

– Amenazar la vida del Príncipe es una sentencia de muerte

Razvan se encogió de hombros, una ondulación casual de poder.

– He estado bajo pena de muerte desde mi decimocuarto verano. No es nada nuevo para mí. No hay nada que puedas imaginar hacerme que no me hayan hecho ya. Acepto que moriré esta noche. -Inclinó la cabeza hacia Gregori, su expresión inmutable, como si le diera al Cárpato licencia para matarlo.

Un hombre con nada que perder, Gregori, a menudo surge vencedor, señaló Mikhail, con un rastro de humor en la voz.

Los ojos plateados de Gregori destellaron, y no había diversión en ellos. Nadie coloca su cuchillo en tu corazón y se va ileso.

– Aléjate de mi compañera. Una vez que ella esté lejos, puedes hacer lo que quieras -instruyó Razvan.

– No -protestó Ivory-. Me quedo contigo. Lucharemos por nuestra libertad.

Sara intentó dar un paso más cerca de Ivory.

– Esto es una locura. Mikhail -apeló al Príncipe-. Detén esto. Deja que se vayan.

– ¿Sabes quién es este hombre? -preguntó Falcon suavemente-. ¿Ivory, tienes alguna idea de los crímenes que Razvan ha cometido contra nuestro pueblo?

Otra vez Razvan ni se estremeció y tampoco lo hizo el cuchillo.

– No sabes nada acerca de él -replicó Ivory-. No tienes derecho a juzgarlo cuando no conoces los hechos.

No hay necesidad de defenderme.

Razvan estaba sorprendido de que lo hiciera. Ella estaba allí tambaleándose, pareciendo tan engañosamente frágil para ser el guerrero que él sabía que era. Su cuerpo era alto y recto, la piel perfecta estropeada ahora por los rastros de sangre del vampiro y las heridas de los dientes en el hombro. Había algo muy íntimo en saber que bajo el exterior perfecto, él conocía a la mujer verdadera, las cicatrices de la muerte y el desafío. La reserva de valor que le debía haber hecho falta para juntar su cuerpo y yacer tan rota en la tierra durante cientos de años mientras la naturaleza intentaba repararla.

Conocía las profundidades y las fuerzas de ella cuando ningún otro en la faz de la tierra lo hacía. El orgullo por ella lo sacudió. Su valor y ferocidad lo humillaron.

– Es verdad -le contestó Falcon, permaneciendo tranquilo en medio de la tensión-. Tú no conoces a este Príncipe. He dado mi lealtad a Mikhail. Él es digno de mi respeto y protección. Me conoces. Más importante aún, conoces a los hermanos De La Cruz. Ellos también han jurado lealtad a Mikhail. Manolito dio su vida por Mikhail y Gregori lo restauró a este mundo. -Su mirada se movió rápidamente a Razvan-. Creo que tu compañero inyectó el veneno en Manolito.

Razvan no se estremeció y la mano que sostenía el cuchillo era firme como una roca.

– Ivory, quiero que vengas a mi lado y tomes mi sangre. Toma la suficiente para que puedas restaurar tu fuerza.

Ella pareció afligida y sacudió la cabeza en silencio.

Es la única manera. Tu propósito y tus preparativos se perderán si no huyes. No podemos detenerlos a todos. Sabía cuando vine que estaría intercambiando mi vida por la tuya. Es un honor.

– Su sangre está infectada con parásitos -dijo Mikhail-. Mantén el cuchillo sobre mi corazón y permite a mi sanador que la deshaga de los gusanos viles de Xavier.

Ivory se estremeció cuando oyó el nombre del alto mago.

La mirada de Gregori fue al Príncipe, observándolo con un brillo plateado. Esto no tiene gracia, Mikhail. Sabemos demasiado poco acerca de este hombre. Puede muy bien empujar ese cuchillo en tu corazón bajo las órdenes de Xavier. No lucirías esa sonrisa afectada entonces.

Estoy seguro de que encontrarás un modo de salvarme.

– Razvan -dijo Mikhail-. No buscamos herir a tu compañera, sólo nos aseguramos de que pueda sobrevivir a un ataque en su camino de vuelta a casa. Os ofrecemos amistad. Tu hermana, Natalya, está aquí con su compañero, Vikirnoff. Lara, tu hija, y su compañero, Nicolás De La Cruz, residen entre nosotros, trabajando para salvar a nuestros niños no nacidos aún. Ella ha sido una ventaja tremenda para nuestro pueblo. Tus tías, Tatijana y Branislava, están a salvo y vivas, en este momento bajo tierra sanando. Os ofrezco salvoconducto para ambos.

Razvan dirigió a Ivory una rápida mirada. Depende de ti.

Ivory respiró. La vida o la muerte para su compañero. Él estaba poniendo la vida en sus manos tan fácilmente. Poco sabía él sobre cuán aborrecible era para ella aceptar favores de la familia Dubrinsky. Podía forzarse a aceptar, es más, forzó a su cuerpo a adelantarse tiesamente hasta que estuvo junto al sanador, con los dedos cerrados apretadamente alrededor de la empuñadura de la espada. Asintió con la cabeza hacia el sanador.

Probablemente me apuñalará cuando acabe. Otra vez esos ojos plateados se movieron hacia el Príncipe. No te reirás tanto cuando nuestras mujeres me echen la bronca por permitir que alguien te apuñale.

No lo sé. Podría ser divertido. No estarán enfadadas conmigo.

Gregori siseó entre dientes mientras lanzaba al Príncipe otra mirada provocativa antes de colocar las manos suavemente sobre el hombro de Ivory. Ella tembló, como un animal salvaje bajo las manos de un rescatador que lo apartaba de una trampa. Sin ser plenamente consciente de ello, el sanador murmuró palabras tranquilizadoras en el antiguo idioma, tratando de asegurarle por medio de su voz y el toque de las manos que no quería hacerle daño.

Gregori cerró los ojos y dejó de ser un guerrero violento, el guardián feroz del Príncipe y del pueblo Cárpato. Todo su ego, todo lo que era, se rindió, se envió a sí mismo fuera de su cuerpo y entró en el de la hembra herida. Se convirtió en energía, en una entidad sanadora, y se movió a través de su corriente sanguínea para encontrar y reparar todo daño de dentro afuera.

Casi se olvidó de sí mismo, una de esas raras veces en sus siglos de sanación, cuando descubrió el modo en que se habían soldado juntos tan crudamente los huesos y nervios. Las aristas y las evidencias de cicatrices internas y externas estaban por todas las partes de aquel cuerpo, incluso en sus órganos, algo insólito en la sociedad Cárpato. Salió de ella sólo por un momento, sacudido, incapaz de mirarla mientras trataba de descifrar cómo alguien podía haber sobrevivido a lo que había provocado esas cicatrices.

Mikhail. Había sorpresa cuando era difícil sorprender a Gregori. Había admiración cuando era casi imposible asombrarlo. Más que nada había respeto. Es como si hubiera sido cortada en pedacitos. Ninguna parte de ella está incólume aparte de la cara, e incluso el cuello tiene estos trozos serrados. Creo que fue cortada en pedazos, pero ¿cómo ha podido sobrevivir?

Envió las impresiones a Mikhail. Su verdadera piel es un conjunto de fragmentos. Siento las hojas cortándole la piel y huesos, alrededor del cuello, cortándole la cabeza. Esta mujer ha sufrido mucho. Tomó aliento. Un latido intenso. Bruscamente Gregori sacó su mente de la de Mikhail.

Cuéntame. La palabras fue una orden, nada menos.

Tu hermano mayor la asaltó. Siento su mancha, una impronta de sufrimiento como no he sentido antes. Él le hizo esto. O fue parte de ello.

Mikhail cerró los ojos por un momento. Tiene razones para odiar a mi familia.

Indudablemente.

¿Sientes animosidad hacia el pueblo Cárpato? ¿Trataría ella de destruirnos?

Hay una gran resolución, pero no por terminar con tu vida ni por destruirnos. Su determinación la lleva en la sangre. Me gustaría conocer más a esta mujer.

Gregori se desprendió de su cuerpo físico una vez más y volvió a entrar en Ivory, prestando atención a los huesos y órganos, bañándolos en la luz sanadora mientras pasaba a través de ellos, examinando su sangre y las células en busca de la infestación de parásitos. Forzó a más de los intrusos a salir del cuerpo por los poros, incinerándolos mientras se retorcían en la nieve, intentando encontrar un objetivo. Fue un asunto sucio y agotador, y ella se hundió en la nieve, con la fuerza finalmente agotada.

Los lobos se empujaron más cerca, formando un círculo de protección, con Ivory y el cuerpo del sanador dentro. Gregori dependía de Falcon para mantener su forma física segura mientras trabajaba, y el antiguo Cárpato permanecía muy quieto, vigilando a los lobos cuidadosamente.

Mientras Gregori trabajaba, el cuchillo nunca flaqueó, tampoco Razvan preguntó nada acerca de su familia. Toda su concentración estaba en la seguridad de Ivory. Vigiló a los demás, dejando que la manada de lobos le advirtiera si Gregori intentaba algo para herir a Ivory. Eso conllevaba disciplina y compostura. En ningún momento penetró la hoja del cuchillo en la piel del Príncipe.

Mikhail permitió que su cuerpo respirara con naturalidad.

– Gregori es un sanador tremendo. Se asegurará de que no quede ni un parásito.

– Aprecio su servicio.

– No tienes necesidad de continuar reteniéndome como rehén -dijo Mikhail-. Gregori gruñe y muerde, pero no tiene ningún deseo de herir a tu compañera, sólo curarla. Se conduce por su código. No será tan comprensivo con tus amenazas continuas. He dado mi palabra de que se os ofrecerá salvoconducto. Sería insensato agravar la situación cuando tu mujer necesitará cuidados.

Razvan sostuvo el cuchillo unos pocos momentos más, como si sopesara la verdad de las palabras de Mikhail y luego el cuchillo desapareció y él retrocedió a las sombras, donde tenía una vista clara de los tres machos Cárpatos.

Mikhail no se apartó a una distancia más segura, manteniendo su muestra de fe. Falcon se deslizó un poco más cerca para estar en mejor posición de insertar su cuerpo entre el Príncipe y el daño potencial si fuera necesario.

– Dime, Razvan -preguntó Mikhail-, ¿está Xavier todavía verdaderamente vivo? -Estudió el cabello veteado de gris. Pocos Cárpatos encanecían, sólo las heridas más graves podían producir esa clase de daño en un Cárpato. Al mirar de cerca, el Príncipe pudo ver signos de sufrimiento grabados en la cara agotada. Razvan era un hombre guapo, pero parecía más viejo, erosionado.

– Lo está -confirmó Razvan.

– ¿Posee tu cuerpo a voluntad?

– Sí -contestó Razvan, sin estremecerse-. Aunque por primera vez, he podido mantenerlo fuera. Nunca he estado tan fuerte antes, así que es posible, con el tiempo, que pueda aprender a mantenerlo a raya.

Falcon se revolvió, sus oscuros ojos miraron profundamente en las sombras como si pudiera ver a su más viejo y peligroso enemigo.

– ¿Pones en peligro a tu compañera?

– Soy un peligro para cualquiera que esté cerca.

Mikhail dirigió una rápida mirada apaciguadora a Falcon.

– ¿Cómo lograste escapar?

– El último ataque en la cueva de hielo le forzó a trasladarme de la cámara donde me retenía normalmente. Tuvo poco tiempo para prepararse y la nueva no era tan segura. No me había alimentado en días. Creo que pensó que estaba demasiado débil para intentarlo -Razvan se encogió de hombros.

Mikhail estudió la cara desvastada por las dificultades. Ese pequeño encogimiento de hombros le dijo mucho acerca del hombre. No pedía simpatía, ni tampoco se disculpaba por la vida que había sido forzado a seguir. Esas sencillas frases decían mucho.

Mikhail se inclinó.

– Eres un verdadero Buscador de Dragones. -Ningún Buscador de dragones había sucumbido jamás a la oscuridad que acechaba a los machos de su especie. Si alguien tenía razones para abrazar la amargura, el odio y la ira, era Razvan, si todo lo que se sospechaba era cierto-. Estamos en guerra por nuestra misma existencia. Quizás haya cosas que nos puedas contar que nos ayuden en nuestra lucha para salvar a nuestros niños. Lara ha sido inapreciable para nosotros.

Razvan mantuvo su mirada en Ivory, sin contestar. Solo oír el nombre de su hija era duro, y las emociones lo inundaban, pero se negó a permitirse mostrarlas. Tenía siglos de práctica en aprender a mantener la cara como una máscara, y no permitió que el Príncipe viera cómo el mero pensamiento de Lara lo retorcía por dentro. Ivory levantó las pestañas y alzó la mirada hacia él. La mirada de Razvan se encontró con la de ella y su corazón saltó.

Ella lo sabía. Tenía que estar sufriendo un tremendo dolor… tenía que estar temiendo el resultado de amenazar al Príncipe del pueblo Cárpato… pero una pequeña media sonrisa le curvó la boca. Él supo que esa sonrisa era para él. Esa sonrisa secreta los unía, los hacía encajar como dos piezas de un puzzle, era privada e intensamente íntima. Los ojos de Ivory eran suaves cuando envió calidez a su mente.

Algo profundamente en su interior se retorció en duros nudos. Algo más se fundió. Su corazón hizo un extraño revoloteo y la garganta se le cerró. Ivory. ¿Por qué la había encontrado ahora? Era el tesoro más inesperado. Nadie, y menos que todos él, la merecía, con su tenaz valor y generosidad.

Una diversión femenina se deslizó en su mente. No te engañes. Nadie excepto tú me llamaría generosa. Soy la Asesina. Eso es todo.

Ella era mucho más… lo era todo. Mantuvo los ojos centrados en los suyos mientras ella se estremecía otra vez cuando más parásitos cayeron por sus poros al suelo salpicado de sangre. Él llenó su mente con la fuerza y los olores que había descubierto en su guarida, los que sabía que la tranquilizarían, la sostendrían durante el resto de la curación.

La extracción de parásitos era un proceso difícil. El sanador tenía que ser especialmente cuidadoso de no perder ni siquiera uno, y cuando Gregori volvió a unirse a su cuerpo, se tambaleaba de fatiga.

– Necesita sangre -anunció Gregori y se dejó caer en la nieve junto a ella.

– Tú también -dijo Mikhail, deslizándose sobre la nieve hasta su lado. Le tendió la mano con un gesto casual y fácil que hablaba de una antigua familiaridad en donar sangre.

Razvan vaciló. No tenía la menor idea de la extensión del agarre de Xavier en él. Si era celular o molecular, si le daba su sangre a Ivory ¿podría Xavier poseerla de algún modo también? No lo sabía y no quería correr el riesgo.

El sanador le lanzó una mirada cortante con esos peculiares ojos plateados, ojos que le recordaban sorprendentemente a Xavier. Brillaban con peligro, amenaza, reprimenda, y por primera vez en su encuentro con estos hombres, sintió vergüenza.

– Tú me proteges -dijo Ivory-, y estoy agradecida. Nadie aquí tiene una comprensión de con qué te enfrentas tú… nosotros.

– Ofrezco mi sangre libremente -reiteró Sara y dio un paso cerca de Ivory, tendiéndole la muñeca en ofrenda.

Ivory inclinó la cabeza.

– Estoy agradecida.

La sangre era rica, sangre de un Cárpato, golpeando su sistema como una bola de fuego de energía, empapando sus células y ayudando a la reparación cuidadosa del sanador del hombro y costillas.

Gregori estudió la cara de Razvan.

– Temes dar tu sangre a tu compañera. -Fue más declaración que una pregunta, y esta vez una insinuación de respeto se arrastró en ella. Cada macho Cárpato se veía conducido a proveer para su compañera-. No la has reclamado.

Razvan se encogió de hombros.

– No puedo. No lo haré.

Ivory levantó la cabeza, pasando la lengua por los pinchazos en la muñeca de Sara, los oscuros ojos le brillaban, casi volviéndose de color ámbar, como los ojos de un lobo.

– No hay necesidad de explicar nada a ninguno de estos hombres.

– Ivory -dijo Mikhail, su voz apacible-, nadie está acusando a Razvan de fallarte. Muy al contrario. Y el hombre que ha ofrecido sus servicios para curarte es el hombre que llevó a mi hermano mayor a la justicia que tanto merecía. Gregori pasó tres meses en la tierra por las heridas que sufrió.

Ivory alzó el mentón.

– Yo pasé trescientos años en la tierra. -Tan pronto como las palabras escaparon, el primer signo de la amargura, pareció avergonzada-. Perdóname, sanador. He estado mucho tiempo lejos de la compañía de otros y he olvidado mis modales.

– No hay necesidad de disculparse -replicó Gregori, pero todavía estudiaba la cara agotada de Razvan-. Me gustaría examinarte en busca de signos que Xavier pudiera haber dejado atrás.

Se produjo un silencio aturdido. Mikhail frunció el entrecejo. Falcon dio un paso colocándose parcialmente delante de Gregori y Razvan dio realmente un paso atrás entre las sombras.

– No tienes idea de cuán peligroso puede ser -dijo Razvan.

– Si nadie lo intenta -indicó Gregori-, estás perdido para nosotros.

– Llevo perdido cientos de años.

– Y toda la información que posees que quizás ayude en nuestra lucha contra nuestro mayor enemigo estará perdida también -continuó Gregori-. Y tu compañera está perdida también.

– Yo no formo parte de la ecuación -protestó Ivory-. No lo presiones para hacer nada que él considere equivocado utilizándome en tu beneficio.

Gregori le dirigió una mirada tranquilizadora.

– Tienes mucho con lo que contribuir al mundo, Buscador de Dragones. Sólo deseo echar una mirada.

Tal vez tenga razón. Deliberadamente Ivory no miró a Razvan. Es decisión tuya y yo te apoyaré completamente, pero quizás podamos encontrar un modo de romper el asidero de Xavier sobre ti. Sospecho que hay una manera.

Razvan dio vueltas a la idea en su mente. No había pensado en vivir, sólo en morir. Morir representaba la libertad de la posesión de Xavier, de la tortura mental y física, y ahora incluso provocaban sus recuerdos y emociones. Ivory había utilizado el término nosotros. Nunca había pensado en esos términos tampoco. Echó una mirada alrededor del pequeño grupo.

Nunca había pensado que estaría de pie entre Cárpatos sin tener que luchar por escapar. Una parte de él no se fiaba de su aceptación.

Como si le leyera la mente, Gregori sacudió la cabeza.

– No me fío enteramente de que no supongas una amenaza para los Cárpatos, pero estoy dispuesto a averiguarlo.

Razvan sintió el desafío de esas palabras. Gregori estaba dispuesto a ponerse en peligro para proteger al pueblo Cárpato y tal vez ayudar a Razvan. ¿Tenía Razvan el valor de permitirle entrar en su cuerpo para ver por sí mismo qué había hecho Xavier? La culpa yacía pesada en su mente.

Sus recuerdos de antes se habían desvanecido detrás de las barreras que había erigido para salvaguardar la cordura, y ya no estaba seguro de qué había o no había hecho. Eran semanas, meses, quizás incluso años que ya no recordaba, y tenía miedo de examinar lo que había sucedido. Xavier le había golpeado lentamente, exitosamente hasta que ya no pudo luchar contra el mago.

Si permitía que Gregory entrara en su cuerpo y lo examinaba, Gregori conocería cada humillante y degradante momento de su vida.

Entraré con el sanador. Puedo proteger tus recuerdos si algo fuera incriminatorio. De cualquier modo, todo lo que encuentre será sobre Xavier, no sobre ti.

El corazón de Razvan dio un vuelco. Ella se aliaba claramente con él, pero ¿por qué? Eran compañeros, cierto, pero no se conocían, y él era el criminal más famoso que tenían los Cárpatos.

He estado dentro de tu cabeza muchas veces en éstas pasadas tres semanas. Yo soy una intrusa también. Y creo absolutamente que tú eres la llave para destruir a Xavier.

Esa era una razón que podía comprender. No estaba seguro de que fuera verdad, de que él fuera la clave para destruir a Xavier, pero sabía que el propósito de Ivory era absolutamente inquebrantable. ¿Qué tenía que perder? ¿El respeto de los Cárpatos? No podía importarle menos. Eso había sido hacía siglos. Estaba más que dispuesto a enfrentar el alba. Pero no quería que ella viera, supiera, experimentara las cosas él había visto y hecho, tanto si había tomado parte en ellas como si no.

Conocía las caras de cada mujer que Xavier había violado con su cuerpo. Las mentiras tentadoras, las promesas dulces y engañosas, embarazando a una mujer inocente para llevarse al niño que concibiera con él por su sangre. Siempre la sangre. No recordaba sus nombres, pero recordaba las lágrimas cuando averiguaban la verdad. Recordaba la sensación de traición y la risa burlona del mago.

Había habido tantos muertos a lo largo de los siglos: magos, humanos, uno o dos Cárpatos que habían sido engañados y asesinados por su mano. Recordaba cada cara, cada expresión. Le obsesionaban en cada momento que estaba despierto. Había sido deshonrado tantas veces que no podía recordar ningún otro estilo de vida.

Este era su momento, podía tomar la carga de ayudar a su compañera a cazar y destruir al enemigo más grande del mundo, o podía abandonar y andar bajo el sol, diciéndose que así estaba protegiéndolos a todos. Ayudando, estaría exponiendo los pecados de su pasado a Ivory y al sanador. No habría ningún lugar donde ocultarse de sí mismo y de los crímenes que se habían cometido con su cuerpo. Tendría que encararlos cada día de su existencia. Y se arriesgaba a caer de vuelta en manos de Xavier. Miró al círculo de caras. No había impaciencia, ningún movimiento inquieto. Simplemente esperaban una decisión.

Si estoy manchado más allá de la capacidad de ser salvado de Xavier, dame tu palabra de que me matarás, compañera. Quiero que sólo tú veas la maldita evidencia.

Ivory se quedó sin respiración ante la enormidad de lo que le estaba pidiendo, atrayendo la atención del Oscuro. Mantuvo la mirada fija en Razvan. Matar a su propio compañero…

Te pido que me talles en tu pared, que pueda permanecer a salvo en tu alma. Hazme ese servicio, aunque pueda ser indigno. Si me mantienes a salvo, tendré una oportunidad en la próxima vida.

Los dedos de Ivory se arrastraron por la piel gruesa de Raja y se aferraron allí. Se le cerró la garganta y por un momento los ojos le ardieron. Sostuvo su mirada, negándose a apartar la vista del valor de Razvan. Será mi honor.

Razvan continuó mirándola, absorbiéndola en su mente, atrayéndola a sus pulmones, sintiendo su valor y fuerza, el orgullo por ella lo inundó hasta que casi estalló con él. Tomó el valor de Ivory para sí mismo y, todavía mirando a Ivory, asintió con la cabeza al sanador.

– Te pido que sigas la guía de mi compañera -dijo Razvan-. Si ella desea que salgas, danos tu palabra de que lo harás y de que todos vosotros nos dejaréis inmediatamente.

Gregori intercambió una larga mirada con el Príncipe. Pretende suicidarse o que su compañera le mate.

No puedes salvar al mundo, Gregori, le devolvió Mikhail, con voz fatigada. Sólo puedes hacer cuanto puedas. Si puedes ayudarlo, hazlo; de otro modo les dejaremos a su destino. Es su deseo y cualquier Cárpato, hombre o mujer, tienen el derecho de escoger la muerte sobre la deshonra.

– Que así sea -dijo Gregori en voz alta a Razvan-. Mikhail y Falcon protegerán nuestros cuerpos mientras intentamos esto. -Miró a Ivory-. ¿Estás lo bastante fuerte? ¿Si Xavier lo ataca mientras estás en su mente, puedes mantener a raya al mago?

Ella alzó las pestañas y se encontró la mirada oscura con ojos de acero. Ojos de guerrero. Tranquilos. Fríos. Remotos.

– Preocúpate por ti mismo, sanador.

Gregori inclinó la cabeza, una breve sonrisa en algún lugar entre la diversión y respeto le tocó la boca. Indicó con gestos a Razvan que se sentara en la nieve entre ellos. Cuando Razvan se sentó, un poco tenso por estar en una posición tan vulnerable, cinco de los seis lobos formaron un círculo alrededor de ellos, con Farkas tumbado al lado de Ivory, con la cabeza en su regazo. Ivory colocó una mano en su piel y la otra en la empuñadura de su cuchillo.

Mikhail, Falcon, Sara y Gary se apostaron alrededor de ellos para proteger mejor el círculo.

Ivory cerró los ojos para enviarse a buscar fuera de su cuerpo. Razvan la detuvo con una mano suave en el brazo. Ivory levantó las pestañas y se encontró con su mirada.

Sólo necesito ver como me miras una vez más. Sólo eso. Ninguna condenación. Ninguna repugnancia. Ningún temor. Me miras como si para ti fuera una persona.

Ella levantó el mentón. Eres mucho más que una persona para mí, Razvan. Utilizó deliberadamente su nombre. Eres mi compañero. En este mundo, en el próximo, o en los dos.

La nota de caricia en su voz inundó a Razvan con calor. Una sonrisa lenta le curvó la boca. Se sentía falto de práctica, como si los labios se le agrietaran y su mandíbula fuera a romperse, pero por dentro, donde nadie podía verlo, sostuvo esa primera sonrisa cerca.

– ¿Preparado? -preguntó ella.

– Tened cuidado. Los dos -advirtió Razvan.

Ivory se despojó del cuerpo y entró en su compañero. La luz de Gregori ardía caliente y brillante, casi luminiscente, la marca, sabía, de un sanador fuerte. Él le permitió tomar la delantera, aunque presintió su desgana. Había cicatrices dentro del cuerpo, multitud de ellas, y signos de tortura inaguantable, pero Razvan había resistido.

Se movió al cerebro. Antes de permitir que Gregori cavara demasiado profundo, tenía intención de cumplir su promesa a Razvan. Sólo ella sabría si él tenía motivos para la culpa que pesaba tanto sobre sus hombros. Sólo ella sabría si era sinceramente un criminal, como fue marcado hacía tanto tiempo.

Había sido difícil mantener su objetividad cuando había encontrado las cicatrices que le recordaron las propias, pero los recuerdos eran un campo de minas virtual. Los experimentos de Xavier y las torturas eran inconcebibles, las cosas que había forzado a Razvan a aguantar, a mirar, a tomar parte en ellas. Era una maravilla que estuviera cuerdo. Se movió por el cerebro, penetrando en sus recuerdos hasta que se sintió saturada y enferma. Sí, su cuerpo había sido utilizado repetidas veces para cometer crímenes, pero su espíritu, la esencia de lo que Razvan era, no había estado presente.

Se apartó y permitió la entrada del sanador. Se movieron por el cerebro, buscando con cuidado cualquier evidencia de Xavier. Mientras trabajaban, tuvieron que compartir la carga de recuerdos de Razvan, una vida de dolor y sufrimiento, de angustia mental. Más él se había defendido, resistido cuerdo, a veces por un hilo delgado, por la dureza y el honor que eran intrínsecamente parte de los Buscadores de Dragones. El corazón de Ivory lloró por ese guerrero solitario, y sentía a Gregori, fuerte y disciplinado, llorando con ella mientras se movían a través de los recuerdos de Razvan, procurando encontrar algo que quizás fueran las huellas dactilares de Xavier… un camino de Xavier para entrar a voluntad.

No había manera de atravesar los siglos de tormento sin que eso se cobrara un peaje. Ivory tuvo que salir y respirar. Gregori la siguió de cerca.

– Entregó su cuerpo cuando tenía menos de veinte años para salvar a su hermana. E inadvertidamente vendió un pedazo de su alma por la vida de su hija. -Ivory levantó las húmedas pestañas para mirar a Gregori y luego giró la cabeza hacia su compañero-. Ese es tu mayor crimen.

– Uno de deber y amor -agregó Gregori-. No eres un criminal, Razvan. Eres un verdadero Buscador de Dragones. -Lanzó una rápida mirada hacia el Príncipe-. Sin duda oiré a menudo cómo otros reconocieron tu valía primero.

– Sin duda -murmuró Mikhail.

– ¿Puedes eliminar el agarre de Xavier sobre mi alma? -preguntó Razvan-. Si estuviera en posesión de mi cuerpo en este momento, podría veros a todos, podría utilizarme para golpear al Príncipe, o a mi propia compañera. No puedo correr ese tipo de riesgo.

– Si Xavier encontró un modo de marcar una entrada a tu cuerpo, entonces nosotros podemos encontrar un modo de eliminarla -dijo Ivory-. Le he estudiado cuidadosamente, y cada vez que me topo con un nuevo trabajo suyo, he encontrado un modo de desenredarlo. Sé que puede hacerse.

Gregori respiró profundamente. ¿Has odio lo que ha dicho, Mikhail?

No soy tan viejo para estar sordo.

Gregori se guardó la sonrisa para sí mismo. Estos dos tienen mucha más información sobre nuestro enemigo de la que hemos logrado conseguir en el tiempo que hemos estado intentándolo.

No hemos sabido exactamente que Xavier estaba vivo hasta recientemente.

– Ivory -dijo Sara-. ¿Conoces una manera de detener el ciclo interminable de sus microbios? Los ha mutado y desarrollado de alguna manera para que penetren en la tierra y nos encuentren. Causan abortos. Lara ha sido inapreciable tratando de mantener a las mujeres limpias, pero ella es sólo una persona y no puede ser convertida completamente hasta que encontremos una solución permanente.

– Si Xavier ha utilizado sus dones para el mal, estoy segura de que puedo deshacer lo que sea que haya forjado. He estudiado sus métodos durante mucho tiempo y he contrarrestado exitosamente cada uno de sus hechizos. -Ivory hablaba con confianza, sin jactarse ni glorificarse, sino obviamente por experiencia-. Tendría que estudiar los microbios. ¿Tenéis muestras?

– Podemos conseguirlas -dijo Sara.

– Puedo llevarlas a mi laboratorio. -Ivory miró al cielo nocturno-. Tenemos unas pocas horas, pero no bastante, volveré aquí mañana y puedes traérmelas. He pasado la mayor parte de mi tiempo bajo tierra y soy extremadamente sensible a la luz.

Tenemos unas pocas cosas en común. El roce de los ojos oscuros de Razvan mostraba compañerismo. Él había pasado la mayor parte de los últimos siglos bajo tierra también, en las cuevas de hielo, y era igualmente tan sensible como ella.

Otra vez se produjo ese flujo de calor que asociaba con ella. Consuelo. Alivio de la dolorosa soledad que era tan parte de él.

– Sois bienvenidos a mi casa. Mi compañera está embarazada y permanece a cubierto Le gustaría mucho conoceros -ofreció Mikhail-. Y la compañera de mi hermano, Shea, y Gary han estado trabajando sin parar para tratar de encontrar una solución. Quizás si hablaras con ellos eliminarían varios pasos de tu trabajo.

Ivory se encogió de hombros.

– Gracias por la invitación, pero hasta que sepamos si podemos evitar que Xavier conozca nuestros movimientos, sería mejor permanecer tan lejos de ti como sea posible.

– Estoy de acuerdo -dijo Gregori antes de que Mikhail pudiera contestar. Le lanzó al Príncipe una mirada furiosa-. Tú y Raven debéis estar protegidos siempre.

Mikhail dirigió a Razvan una pequeña sonrisa.

– ¿Ves como es vivir con él? Regañón, regañón, regañón. Y es el compañero de mi hija también.

– En este caso, tengo que estar de acuerdo con él -dijo Razvan-. Si Xavier tuviera una entrada a través de mí para golpearte, no podría resistirse. La idea de torturarme mentalmente le divierte. Le gusta especialmente utilizarme para hacer daño a mi hermana. Si pudiera usarme para herir al Príncipe de los Cárpatos, y asegurarse de que yo lo supiera, estaría eufórico.

Ivory sintió el violento dolor en Razvan, aunque su voz fuera tranquila y su expresión no revelara nada. La pena pesaba mucho sobre él. Con sus emociones tan nuevas y crudas, era difícil mantener el control, su amor por Natalya, su determinación por mantenerla a salvo a toda costa había enfurecido a Xavier, y ahora Razvan podía recordar y sentir cada traición como si fueran el corte de un cuchillo.

– Si podemos encontrar su portal, Buscador de Dragones -dijo Gregori-, quizás podamos cerrarlo. -Una vez más miró a Ivory-. Vamos a ello.

Ivory le acarició la mandíbula con las puntas de los dedos, su toque se demoró en la piel solo un momento. Bruscamente, se desprendió de su cuerpo y siguió a Gregori, pura luz y energía, buscando la oscuridad que tenía que estar oculta en algún lugar dentro de su compañero. Aunque no quería admirar nada en Gregori, no pudo evitarlo. Él revisaba los recuerdos rápidamente, procesando cada horrible acontecimiento velozmente y desechándolo, buscando ese momento en que Razvan había intercambiado su cuerpo por la vida de su hermana.

Alcanzaron ese recuerdo, tan lejano, siglos atrás, un muchacho que se ofrecía a un loco, a un asesino, para salvar a su hermana del daño. Ivory tuvo que luchar para permanecer en forma de energía. Era tan difícil explorar esos recuerdos tan viejos, ese chico golpeado pero esforzado, intentando proteger a los que amaba, viendo demasiada maldad cada día. Examinó todo desde todos lo ángulos en ese recuerdo, buscando algo que hubiera permitido que Xavier tomara posesión de él.

Aquí no. Gregori se adelantó en el tiempo rápidamente, revisando los datos ágilmente, buscando algo que Xavier hubiera hecho, alguna palabra que fuera el detonante, algo que quizás indicara que había poseído el cuerpo de Razvan a voluntad.

¡Espera! Ivory había estado prestando más atención a los recuerdos de Razvan de él mismo. La forma en que miraba lo que sucedía a su alrededor. Era un Buscador de Dragones, convertido completamente por sus tías en un esfuerzo de proporcionarle la fuerza necesaria para escapar. Tenía la mente de un verdadero Buscador de dragones. Había resuelto a viajar por el mundo en espíritu, antes que permitir que Xavier continuara “utilizándolo”. Él no era consciente, pero el uso de su cuerpo en aquel momento era una ilusión que Xavier creó para hacer que Razvan creyera que el mago era todopoderoso.

Al darse cuenta de que tenía poca esperanza de escapar, mantenido muerto de hambre y débil, Razvan utilizó su menguante fuerza para desprenderse del cuerpo, dejándolo vulnerable al ataque de Xavier. Ivory vio el momento exacto en que Xavier entraba en ese esqueleto y dejaba pedazos de sí mismo atrás. Ahora sabían cuándo y cómo, pero todavía tenían que encontrar los pequeños pedazos de Xavier y encontrar un modo de extraerlos.

Ivory comenzó a cantar suavemente en el idioma cárpato, enviando las palabras a vibrar a través de Razvan y Gregori.

Llamo a mí a todo lo que es bueno para ayudarme en mi desesperada situación.

Que el cielo me envíe la más pura luz.

Imploro por la canción que puedo cantar para revelar lo malvado que está enterrado dentro.

Luz de cielo, ardiendo brillantemente, encuentra al que es oscuro e ilumínalo.

Malvado, convoco a la mancha que dejaste atrás.

La luz ardió a través de Ivory y ella la dirigió al cuerpo de Razvan, permitiéndole buscar la oscuridad dejada atrás. La luz nadó en la corriente sanguínea, se apresuró hacia su mente y corazón, y procuró profundizar en la misma esencia de su alma hasta que Razvan estuvo completamente iluminado. En su mente había una cicatriz oscura, una arista muy pequeña que Ivory reconoció. Había una en su corazón, una bombeando por la sangre y la última en su alma. Cuatro. Corazón, mente, cuerpo y alma. No es de extrañar que Xavier lograra poseer el cuerpo de Razvan a voluntad. Aún así, Razvan se había defendido durante siglos.

Razvan parecía astillado, como si hubiera sido roto y vuelto a juntar de manera equivocada. El aliento de Ivory salió precipitadamente en un largo y lento siseo. Ella había estado en pedazos, su cuerpo filtrándose por la tierra, luchando por reunirse, tan fracturado que no había podido soldar la piel y los huesos uniformemente. Esto era peor que mera carne. Esto era la esencia misma de lo que Razvan era. Mientras cada punto de oscuridad era revelado, Ivory ataba un hilo de luz blanca, anclándolo para que todos los pedazos pudieran continuar conectados.

Ivory supo sin que Gregori tuviera que decírselo que ella tenía que proporcionar la luz para reparar las fracturas del alma de Razvan y sacar esa pequeña astilla de maldad. Las palabras eran poderosas, la verdad y la justicia de las mimas unirían su mente fracturada. Podían sintonizarse con el verdadero ritmo del cuerpo de Razvan para restaurar el equilibrio y extraer el fragmento del mal de la sangre. Pero el corazón…

No sé cómo amar, sanador. Había desesperación en su voz. Perdí esa emoción hace mucho tiempo. Él se perderá por mi causa.

Hay muchas clases de amor, Ivory, y tú eres capaz de todas ellas. Él es un guerrero primero. Ámalo por eso. Es un hombre sólo que luchó por todos los que lo rodeaban y no sucumbió a la oscuridad cuando otros la abrazaron con mucho menos motivos. Ámalo por eso. Encuentra lo que tienes para dar y será suficiente ya que él nunca ha tenido nada.

Ivory tomó aliento y se tranquilizó. La fe del sanador era convincente. Se sintió calmada. Ésta era una batalla por la cordura de un hombre, por su alma, y ganarían porque tenían que hacerlo.

Cuándo extirpemos los pedazos de Xavier, las astillas necesitarán encontrar un anfitrión. Gregori habló tanto para Razvan como para Ivory.

Algo en la voz de Gregori hizo que todo en ella se inmovilizara.

Hace mucho tiempo, experimenté con lo prohibido y rompí nuestras leyes. Tengo una necesidad de comprender cómo funcionan las cosas y violé nuestras leyes sagradas para averiguarlo.

La confesión fue proporcionada libremente, pero Ivory supo que había más que eso. Gregori no sólo quería advertirles lo que debían esperar, sino que también les daba a Razvan e Ivory un pedazo de él mismo ya que sabía tantas cosas terribles de la vida de Razvan. Era un gran riesgo para Gregori admitir tal cosa y ella respetó al sanador mucho más.

Lo qué fue colocado dentro de ti, Razvan, puede ser extirpado. Yo he hecho esto mismo.

Razvan permaneció silencioso un largo momento mientras Gregori esperaba su condena. Razvan suspiró antes de hablar. A veces, lo que comenzó como algo equivocado puede ser convertido en algo bueno. Rezo porque éste sea el caso. Estoy listo, pero no corras el riesgo de que puedas abrirte a él.

Ivory comenzó a cantar, sincronizando sus tonos al ritmo natural del cuerpo de Razvan. Gregori e Ivory emparejaron el latido del corazón, el aliento en los pulmones, para que las notas fluyeran por todos juntos, vibrando en cada célula y órganos. La sangre entraba corriendo dentro y fuera de su corazón, bajando y fluyendo en las venas.


Llamo a la sangre que fluye, caliente como la marea,

busca al que es oscuro, retenido todavía adentro.

Calor pulsante, extiéndete y quema,

limpiando y limpiando lo que es poco claro.


Como el sonido de ondas rodando, el canto se extendió por las venas de Razvan mientras el calor se extendía como si fuera lava fundida, caliente, espeso y purificador. Cada célula abrazó el infierno húmedo, los músculos y los órganos se estiraron en su busca. El calor reunió vapor, alzándose, acelerando mientras la canción cambiaba de ritmo. Las notas proporcionaron la purificación, cada una de ellas sintonizadas con el mismo ritmo exacto para que sólo esa pequeña astilla oscura oculta en las venas, huyendo ante el calor purificador, fuera discordante.

Gregori se movió rápidamente ahora que la astilla huía, murmuró las palabras para exorcizar a Xavier del cuerpo de Razvan. Atrapó el fragmento diminuto para que no pudiera hacer una madriguera u ocultarse, sus palabras la mantuvieron prisionera.

Ivory comenzó a cantar otra vez, las notas cambiaron a unas de inmenso poder, sus palabras resonaron a través de la mente de Razvan. La voz de Gregori se unió a la suya en perfecta armonía, y luego el contrapunto, llamando, ordenando.


Buscamos al que es oscuro, el que ha yacido en barbecho.

Te ordenamos que te adelantes de la oscuridad y la sombra.

Te ordenamos, Xavier, que salgas a la luz.

Eliminamos cada parte de ti, Xavier, de la mente de Razvan.


Razvan podía oír, como desde una gran distancia, el sonido de las voces de Gregori e Ivory alzándose, las notas sintonizadas exactamente con el ritmo de su cuerpo, las palabras poderosas y exigentes. Sabía que las palabras eran poderosas. Nombres. Les oyó llamar al alto mago, el nombre reverberó por su mente, exigiendo que saliera, exigiendo a su amargo enemigo que saliera y no regresara. Oyó el antiguo idioma cárpato, el latido de su corazón, su pulso, y supo que no estaba solo.

Gregori e Ivory andaban con él, andaban a zancadas hacia el fragmento parasitario con confianza y maestría absolutas. Realmente sintió el momento en que la astilla se hizo una bola y rodó, desesperada por escapar de la fidelidad y pureza de las palabras de purificación. Una vez más fue Gregori quien condujo el fragmento a la prisión con el primero.

La canción de Ivory cambió. Su voz se volvió suave y amante mientras llamaba a los recuerdos de sus pérdidas, la niñez y sus fuertes hermanos que la sostenían apretadamente. Ella recordó el amor que sentía por su familia, intenso y apasionado. Vertió ese amor en la canción. Su voz era poderosa y persuasiva, trayendo lágrimas a los ojos de todos los que la oían.


El corazón que es puro con el cuerpo agotado,

te encuentro hermoso estando cansado y solo.

Te doy mi corazón, derramaré tus lágrimas,

toma mi mano, yo sostendré todos tus temores.

Te doy mi palabra, ningún vínculo nos conecta,

te doy mi amor libremente para que ningún daño te pueda atacar.

Habiendo luchado una larga guerra, resistiendo a muchas penas,

que sepas que aunque estés fatigado, soy tu mañana.

Adhiérete a mis palabras, oye la canción que canto,

permítele hundirse profundamente para que puedas encontrar la paz una vez más.


Ella cambió las palabras, cantando en homenaje a un guerrero, fuerte y puro y completamente solo en un mundo de locura. El honor lo guiaba, el amor por su hermana, por su pueblo, un código que él se negaba a romper sin importar lo que le hicieran. Cantó la canción de homenaje a un guerrero, el amor se vertía en cada nota. Cuanto más se movía entre los recuerdos de Razvan y veía su vida, la manera en que había luchado por mantener su honor en medio de la locura que lo rodeaba, la manera en que se adhería apenas a la cordura cuando se enfrentaba a lo que Xavier había forzado a su cuerpo a hacer, las matanzas, procrear con mujeres, alimentarse de sus propias hijos, apuñalar a su tía. Las lágrimas lo ahogaron, y el amor fluyó del corazón de ella al de él, llenándolo hasta que no hubo otra emoción aparte del amor. La astilla huyó, incapaz de soportar la emoción verdadera e impoluta que Xavier nunca podría sentir. Gregori rodeó el fragmento con su fuerza y lo condujo a unirse con los demás en la oscuridad.

Ivory sabía que salvar el alma de Razvan era tarea para ella sola. Ella era su otra mitad. El alma de Razvan también era suya. Un intruso había invadido y había osado habitar, tomar lo que era suyo por derecho. Razvan no la había reclamado, no había unido sus almas, pero cada vez que estaban cerca, ella sentía el tirón entre ellos, fuerte e intenso. Cambió la canción otra vez, esta vez cantando de su alma a la de él, pidiendo a su verdadero compañero que la aceptara, que se uniera con ella, que aceptara su fusión. Su luz sería demasiado para alguien tan malvado como Xavier.


La luz a la oscuridad, la oscuridad a la luz.

Mi alma a la tuya juntos luchamos.

La mitad de un todo, uno juntos.

Reparación y sanación para dos que ahora son uno.

Sangre, cuerpo, hueso reparados, juntos nuestra luz brilla.


La luz explotó a través del cuerpo de Razvan, brillante y pura, la luz de un alma inocente… eso era su compañera. Aunque él no la había reclamado, sus almas, las dos mitades del mismo todo, resplandecieron con deslumbrante brillantez, una al lado de la otra, con sólo un vacío delgado entre ellas. La mitad de Ivory parecía iluminar la de él mientras movía su alma sobre la suya, y entonces se unieron, permitiendo que la luz de ella entrara en la oscuridad de él. El fragmento huyó ante la luz, con humo ardiendo por los bordes como si se estuviera quemando, las células se encogían de forma que Gregori pudo conducirlo a unirse con los otros.

Razvan se sentía completo. Entero. La sensación de sus almas unidas lo sacudió. Sentía hilos diminutos entretejiéndose como si las dos mitades se reconocieran la una a la otra y se extendieran hacia lo que había estado perdido. La conocía íntimamente, cada lucha, cada parte de su determinación y valor, todo eso era ella, lo que ella era. La mantendría a salvo y ella lo mantendría a salvo a él. Por primera vez desde que era un muchacho sentía que podía respirar libremente.

Gregori comenzó a cantar. Las palabras eran en el antiguo idioma, la orden más grande del sanador, el regalo más grande, para extirpar de Razvan la oscuridad del mal. Su voz era poderosa, vibrando a través de Razvan e Ivory, un instrumento de fuerza inmensa.

Kuuluam hän ku köd és hän ku Karpatiiak altenak…Tomo lo que es oscuro y prohibido.

Saam te Szavéar… Te llamo Xavier.

It éntölam kuulua ainadet… Tu cuerpo reclamo ahora y ordeno.

Ottiam sa éset veriet és luwet… Veo el nervio, la sangre y el hueso.

Muonìam ainadet belso és kinn… Por su centro sostengo y afilo.

Muonìam ködaltepoårak, it poårak juttam… Ordeno que estas abominaciones, estos fragmentos se unan ahora.

Totellosz sarnaakam, kadasz kontalik, kaik kad asz… Con mi atadura, abandonen a este guerrero, sin dejar nada detrás.

Las astillas hicieron cuanto pudieron por luchar contra sus órdenes, pero estaban demasiado temerosas de la luz. Cada vez que la energía de Gregory las tocaba, echaban humo y se marchitaban más.

Vuelve a tu cuerpo, Ivory. Ambos estaban en peligro mientras las astillas de Xavier se ennegrecían y el alma malévola huía del cuerpo de Razvan para buscar otro anfitrión.

Ivory y Gregori unieron sus espíritus con sus cuerpos mientras Razvan se se alzaba sobre ellos, protegiéndolos en ese primer momento desorientador. El suelo retumbó siniestramente. La tierra estalló como un géiser. El cielo se oscureció. Por un momento, pudieron oír el susurro de las hojas en los árboles, y entonces un ruido atronador como una pared de agua turbulenta.

En unos momentos las nubes y la fracción de la luna quedaron borradas bajo una inmensa migración de murciélagos gigantes. Los murciélagos se acercaron, mostrando los colmillos goteantes, algunos aterrizaron en la tierra en un círculo alrededor del grupo, utilizando las alas para andar. Otros se lanzaron sobre las caras, rechinando los dientes.

La tierra se abrió justo bajo Razvan y un gusano gigante explotó desde abajo, con las mandíbulas abiertas, los serrados dientes se sujetaron alrededor del tobillo de Razvan. Durante un latido del corazón, el gusano de diez metros permaneció inmóvil, con Razvan encerrado entre sus dientes, y luego se deslizó de vuelta al suelo; la tierra cayó a raudales detrás de él.

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