4

Un sonido me sacó de pronto de un sueño profundo. Era muy tarde. Lo primero que vi cuando abrí los ojos fue al perrito amarillo que me miraba entre las cortinas que cubrían la ventana de delante. No estaba muy seguro de si el teléfono había sonado, pero entonces volvió a sonar. Había un supletorio en mi habitación y me preocupaba que el bebé se despertara, así que respondí rápidamente, pensando que sería Navidad, o el Ratón, que llamaba desde alguna arriesgada situación en la calle.

– ¿Sí? -dije con voz ronca.

– ¿Easy?

La habitación desapareció un momento. Yo flotaba, caía en la oscuridad de la noche.

– ¿Bonnie?

– Lo siento, me parece que es muy tarde -dijo, con aquel acento suyo isleño tan dulce-. Puedo llamarte mañana… ¿Easy?

– Sí. Hola, cariño. Ha pasado mucho tiempo.

– Casi un año.

– Me alegro mucho de oírte, de oír tu voz -dije-. ¿Cómo estás?

– Bien. -Su tono era reservado.

«Claro -pensé yo-. Se arriesga mucho al llamarme. La última vez que hablamos yo la eché de mi casa.»

– Estaba aquí sentado delante de la tele -le dije-. Jesus y Benita duermen en mi cama. También está aquí Amanecer de Pascua. Tú no la conoces; es la hija de un amigo mío.

Bonnie no respondió a todo aquello. Recuerdo que pensé que probablemente Feather le había hablado a Bonnie de Amanecer de Pascua. Ella y Navidad nos habían visitado unas cuantas veces. El ex soldado pensaba que su niña necesitaba amigas, y como la pequeña estudiaba en casa, le preocupaba que tuviera una influencia excesiva de él, que era un hombre.

– Es curioso que me llames -dije, con la voz y la animación de un hombre totalmente extraño a mí-. He estado pensando en ti. No todo el tiempo, claro, quiero decir que he pensado en lo que pasó…

– Me voy a casar con Joguye en septiembre -dijo ella.

Noté como si un disonante genio del bebop tocase el xilófono en mi espina dorsal. Me puse en pie y contuve el aliento, mientras las vibraciones discordantes atravesaban todo mi cuerpo. Los espasmos llegaron de súbito, como una catarata o una explosión, pero Bonnie seguía hablando como si el mundo no se hubiese acabado.

– … quería decírtelo porque Jesus y Feather vendrán a la boda y…

¿Era aquello lo que había visto en los ojos de Juice? ¿Sabía acaso que Bonnie planeaba aquello, aquella traición? ¿Traición? ¿Qué traición? Yo la había echado. No era culpa suya.

– Esperaba que me llamases…

Tenía que haberla llamado. Sabía que debía hacerlo. Sabía que lo haría, algún día. Pero no lo bastante pronto.

– ¿Easy? -preguntó.

Yo abrí la boca, intentando responderle. Los temblores remitieron y me arrellané en el sofá.

– ¿Easy?

Apreté el teléfono contra mi pecho, agarrándome a una vida entera que podía haber sido, si hubiese cogido el teléfono y hubiese abierto mi corazón.

Загрузка...