Capítulo 63

Martes, 13 de enero de 2010

Al final de Kensington Place giró a la izquierda y siguió por Trafalgar Street, buscando una cabina. Encontró una al final de la calle y se metió dentro. Contra el cristal había diversas tarjetas con señoritas medio desnudas ofreciendo «clases de francés», «masaje oriental» y «clases de disciplina».

– ¡Putas! -exclamó, mirando de un lado al otro.

Tardó un momento en concentrarse de nuevo y recordar que tenía que hacer una llamada. Buscó en su bolsillo una moneda y metió la única que encontró, de una libra, en la ranura. Luego, aún temblando de la rabia, buscó el número que daban en el artículo del Argus y lo marcó.

Cuando le respondieron, pidió que le pasaran con el Centro de Investigaciones de la Operación Pez Espada y esperó.

A los tres tonos, una voz masculina le respondió:

– Centro de Investigaciones, agente Nicholl.

– Quiero que le dé un mensaje al superintendente Grace.

– Sí, señor. ¿Puedo saber quién le llama?

Esperó un momento y dejó que pasara un coche patrulla que iba a toda velocidad y con la sirena a todo trapo; luego dejó su mensaje, colgó y salió de la cabina a paso ligero.

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