Capítulo 70

Miércoles, 14 de enero de 2010

Soy todo oídos -dijo Roy.

Las palabras de Doyle a continuación le dejaron de piedra. Cuando por fin las hubo asimilado, dijo:

– No puedes estar hablando en serio, Jim.

– Del todo.

En sus diecinueve años en el cuerpo, Roy Grace siempre había considerado a sus colegas gente buena y decente y, en su mayoría, se había tratado de personas con las que se había sentido a gusto, tanto en el trabajo como fuera de él. Claro que había algún imbécil: algunos, como Norman Potting, al menos eran buenos policías, pero otros, muy pocos, eran casos perdidos. Pero solo había dos personas de las que pudiera decir que no le gustaban nada.

La primera era la mordaz ex subdirectora Alison Vosper, que parecía haber decidido desde el principio no llevarse bien con Grace; la segunda era un policía de Londres que había pasado una temporada en Brighton el año anterior y que había intentado por todos los medios tocarle las narices. Se llamaba Cassian Pewe.

Grace se excusó, salió de la sala y cerró la puerta tras él.

– ¿Cassian Pewe? ¿Hablas en serio, Jim? ¿Estás diciéndome que Cassian Pewe fue la última persona que firmó el registro de salida de ese dosier?

– El superintendente Cassian Pewe. Estuvo trabajando aquí en otoño, ¿no? -dijo Doyle-. ¿No había venido de Londres para ayudarte con los casos fríos?

– No para ayudarme, Jim, sino para ocupar mi lugar. Y no solo con los casos fríos. Ese era su plan, por cortesía de Alison Vosper. ¡Se había propuesto hacerme la cama!

– Ya había oído que había algo de fricción.

– Podrías decirlo así.

Grace había conocido a Pewe unos años atrás, cuando aquel tipo era inspector. Habían enviado refuerzos desde Londres para colaborar con la policía de Brighton durante la Conferencia del Partido Laborista, y Pewe era parte de los refuerzos. Grace había chocado con él y Pewe se había mostrado increíblemente arrogante. Y solo un año antes había tenido que enterarse de que Pewe había sido destinado al D.I.C. de Sussex con el rango de superintendente, y que Alison Vosper le había asignado los casos fríos de Grace; además había insinuado de que con el tiempo iría haciéndose cargo cada vez más de las competencias de Grace.

Pewe se consideraba un ligón. Con su cabello dorado, sus angelicales ojos azules y su bronceado permanente. Se acicalaba y se pavoneaba, con aire autoritario, actuando siempre como si fuera el jefe, incluso cuando no lo era. Moviéndose a escondidas de Grace, Pewe se había propuesto arruinar la carrera de su colega intentando reabrir las investigaciones sobre la desaparición de Sandy, y señalándole como sospechoso. Al volver de un viaje a Nueva York el mes de octubre anterior, se encontró con la gran sorpresa de que Pewe había creado un equipo de búsqueda para cavar en su jardín en busca de los restos de Sandy.

Afortunadamente, aquello bastó para que quedara claro que había ido demasiado lejos. Pewe abandonó el D.I.C. de Sussex y volvió a Londres poco después, con el rabo entre las piernas.

Le hizo unas preguntas más a Doyle y colgó. Se quedó pensando unos momentos. Llegados a aquel punto, no podía mencionar nada de eso a su equipo, al menos abiertamente. Para señalar como sospechoso a un policía del rango de Pewe, había que hacerlo con discreción, con independencia de sus sentimientos personales hacia aquel tipo.

Lo haría en persona, y sería todo un placer.


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