Agradecimientos

Tengo una deuda inmensa con muchas personas: Ciara Considine, mi editora en Hodder Headline Ireland, cuyo instinto certero, amabilidad inagotable y entusiasmo ayudaron a que este libro saliera adelante, de principio a fin, en demasiados aspectos como para enumerarlos; Darley Anderson, superagente y cumplidor de sueños, que me ha dejado sin habla más veces que ninguna otra persona; su increíble equipo, sobre todo Emma White, Lucie Whitehouse y Zoë King; Sue Fletcher de Hodder & Stoughton y Kendra Harpster de Viking, editoras extraordinaires, por su impresionante fe en este libro y por saber exactamente cómo mejorarlo; Swati Gamble por su fenomenal paciencia; todos los de Hodder & Stoughton y Hodder Headline Ireland; Helena Burling, cuya amabilidad me proporcionó el refugio en el que escribir; Oonagh «Juncos» Montague, Ann-Marie Hardiman, Mary Kelly y Fidelma Keogh, por darme la mano cuando más lo necesitaba y mantenerme más o menos cuerda; mi hermano, Alex French, por arreglarme el ordenador cada tanto; David Ryan, por renunciar a derechos de propiedad no intelectual; Alice Wood, por corregir con ojos de lince; al doctor Fearghas Ó Cochláin, por la parte médica; Ron y el Ángel Anónimo, que por alguna oscura magia siempre sabían cuándo era el momento; Cheryl Steckel, Steven Foster y Deirdre Nolan, por leer y animar; todos los de la compañía de teatro Purple-Heart, por su apoyo continuado; y, por último pero en absoluto el menos importante, Anthony Breatnach, cuya paciencia, apoyo, ayuda y fe quedan por encima de lo expresable.

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