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Maude Abernethie, mientras se cambiaba de traje para cenar en Enderby (donde se quedaría a pasar la noche) se preguntaba si no debiera haberse ofrecido a permanecer allí más tiempo para ayudar a Elena a ordenar y disponer las cosas de la casa, los efectos personales de Ricardo... cartas... Era de suponer que todos los papeles importantes ya hubieran sido recogidos por el señor Entwhistle. Y la verdad es que debía regresar junto a Timoteo tan pronto como le fuera posible. ¡Se enojaba tanto cuando ella no estaba! Ojalá no le defraudase el testamento. Él esperaba que casi toda la fortuna de Ricardo pasase a sus manos. Después de todo era el único Abernethie superviviente. Ricardo debiera haber confiado en él para que cuidara de la joven generación. Sí, tenía miedo de que se disgustase... y ello le resultaba tan perjudicial para su digestión... Cuando se enfadaba no atendía a razones. Algunas veces era como si perdiera el sentido de la proporción... No sabía si decírselo al doctor Barton... Aquellas píldoras para dormir... Timoteo estaba tomando demasiadas últimamente, y podían resultar perjudiciales... el doctor Barton se lo dijo... uno llega a acostumbrarse y se olvida de que ya las ha tomado... toma más, y puede suceder cualquier cosa. No quedaban muchas en la botellita... Timoteo era muy terco en cuanto a medicinas. No lo escucharía... Suspiró... y se le animó el semblante. Ahora todo iba a ser más fácil. El jardín, por ejemplo...

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