Para Karen Ablow

Pero cuando el yo le habla al yo, ¿quién habla?… el alma sepultada, el espíritu conducido a, a, a la catacumba central; el yo que tomó el velo y abandonó el mundo… un cobarde quizá, pero hermoso en cierto modo mientras se desliza incesantemente con su farolillo arriba y abajo por los oscuros pasillos.

Una novela no escrita, Virginia Woolf


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