CAPÍTULO OCHO

– ¿Está Valeria?

– No, la señora no está en casa. Ha salido y volverá más tarde. ¿De parte de quién?

– No importa, gracias, ya llamaré más tarde.

– Comando Legión SS, ¿dígame? ¿Por quién pregunta? Un momento, que le paso al teniente…

– Subteniente De Bosio. ¿Quién es? Comisario De Luca… No, aquí no hay ningún Albertini… ¿Ayer? No lo sé, yo he entrado hoy de servicio. Espere un momento, por favor.

– Inspector De Matteo, ¿quién es? ¿El comisario Albertini? ¿Qué Albertini? Sí, vino uno de comisaría ayer, habló conmigo. Preguntó por el subteniente Alfieri y luego se marchó. No, se fue solo, el subteniente no está porque tiene derecho a un día de descanso… Han pillado otro lanzamiento de los ingleses para los rebeldes, en la montaña. Es el cuarto del mes… No, no sé adónde ha ido el tal Albertini… Quizás Massobio, un momento…

– Cabo Massobio, a sus órdenes. Sí, lo vi, salió junto con un legionario, pero no recuerdo quién. Me pareció verlos después, en un bar, pero no estoy seguro. No, fuera, en la periferia. ¿Quiere que le pase al inspector? ¿Oiga? ¿Oiga?

– ¿Está Valeria?

– No, la señora no está en casa. ¿De parte de quién?

– ¿Sabes adónde ha ido, por favor?

– No sé nada, la señora ha salido y todavía no ha vuelto. ¿De parte de quién?

– No importa, déjalo, no importa.


– ¿Comisario? Le oigo mal… En esta ciudad los teléfonos funcionan todos menos los de la comisaría. ¿Cómo? No, ninguna noticia de Albertini, pero ha llamado el jefe. Ha dicho que insistamos, porque estamos sobre la pista buena y al hierro caliente, batir de repente… Que más sabe el diablo por viejo que por diablo, ha dicho ese hijo de la gran puta… Coño, se me olvida que el teléfono está vigilado. ¿Y usted? ¿Cómo dice? Qué interesante eso de los lanzamientos ingleses, muy interesante, pero también peligroso. He dicho peligroso. Bueno, le dejo, espero más noticias. ¡Noticias, digo! ¡Dios, qué trasto de teléfono!


– Antonio Anaclerico, de la policía especial, páseme con la Escuadra Móvil. Brigadier, aquí hay un muerto, en Via Montanara, lo han tirado a una acequia. Tiene documentos y es policía también. Espere, que lo miro… Pues sí, se llama Albertini.


– ¿Está Valeria?

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