XII

A los pocos día Gauna fue a la peluquería de la calle Conde, a cortarse el pelo. Cuando entró, se encontró con un nuevo peluquero.

– ¿Y Massantonio? -preguntó.

– Se fue -respondió el desconocido-. ¿No vio la vidriera?

– No.

– Después, gasten en propaganda -comentó el hombre-. Venga por favor.

Salieron. Desde afuera, el peluquero señaló un letrero que decía: Grandes reformas por cambio de dueño.

– ¿Cuáles son las reformas? -preguntó Gauna mientras entraba.

– Y ¿qué quiere? Menos me hubiera convenido poner Gran liquidación por cambio de dueño.

– ¿Qué le pasó a Massantonio? -volvió a preguntar Gauna.

– Se fue con la señora al Rosario.

– ¿Para siempre?

– Creo que sí. Yo buscaba una peluquería y me dijeron: «Pracánico, en la calle Conde hay una peluquería chiche. El patrón es vendedor». A decir verdad no la pagué mucho. ¿A que no sabe cuánto pagué?

– ¿Por qué habrá vendido Massantonio?

– Seguro no estoy. Me dijeron que uno de esos muchachos, que nunca faltan, lo tenía marcado. Primero lo obligó a salir para los carnavales. Después vino a buscarlo aquí. Me aseguran que si no salta la tapia, lo extermina en el propio salón. ¿A que no sabe cuánto pagué?

Gauna se quedó pensativo.

Загрузка...