A Danny Agan, por responder a todas mis preguntas sobre los procedimientos policiales.
A Shannon Aviles, por todo su apoyo y sus ideas maravillosas.
A Doug Byron, por su ayuda en relación con las pruebas de ADN.
A Marc Conterato, por brindarme todos sus conocimientos médicos. Los personajes a quienes drogan, disparan, apuñalan y envenenan también te están agradecidos.
A Myke Landers, por compartir conmigo su experiencia como superviviente de un campo de prisioneros de guerra en Vietnam. Me he sentido halagada y algo en mí ha cambiado para siempre. Gracias.
A Angela Maples, por sus orientaciones sobre los análisis farmacológicos.
A Shirley McCarroll, Tommy Gianides, Suzanne Verikios y Jan Sarver, por toda la información inestimable sobre la vida familiar y las costumbres griegas.
A Frank Ouellette, por responder a mis preguntas sobre el río Chattahoochee.
A Nate VanNess, por su ayuda con el rastreo de proveedores de servicios de internet.
A Terri Bolyard, Kay Conterato y Sonie Lasker, por ayudarme a que no me atasque. Los tres sois formidables.
A Karen Kosztolnyik, Vicky Mellor y Robin Rue, por todo lo que hacéis para que mis sueños se conviertan en realidad.
Como siempre, cualquier error es exclusivamente mío.