CAPÍTULO TREINTA Y UNO

Traducido por Lizeth


Dragos se permitió deleitarse con el temor de sus subordinados cuando quedaron asombrados con el Antiguo atrapado en su celda UV de la prisión en la pantalla. Desde el asombro de sus caras – la absorta incredibilidad – uno pensaría que el habia logrado coger un relámpago en una botella. Y de verdad, lo que habia logrado en estas pasadas y largas décadas era algo incluso mayor que eso.

Los sietes machos de Raza reunidos con él en la sala ahora lo miraban como un Dios, y con razón. Era el arquitecto de una revolución que le daría la vuelta al planeta entero sobre sus cabezas. Esta noche estaban presenciando la historia, el principio de un futuro que él personalmente habia diseñado.

“Como puede ser esto?” pregunto alguien. “Si ese es realmente uno de los Antiguos que engendro nuestra raza, como puedo sobrevivir a la guerra con la Orden?”

Dragos sonrió mientras caminaba más cerca a la pantalla. “Mi padre fue un miembro original de la Orden… pero era, por encima de todo, este hijo de la criatura. Durante el derramamiento de sangre perpetrado por la Orden cuando Lucan declaro la guerra a los Ancianos, mi padre y su padre de otro mundo hicieron un pacto.(Se refiere al padre de su padre, ósea su abuelo, como decimos en el planeta de los humanos. J). A cambio del poder compartido en el futuro, mi padre lo escondería hasta que la histeria se acabara. Desafortunadamente, después de hacer su generosa promesa, mi padre no sobrevivió a la guerra. Pero el Antiguo si lo hizo, como pueden ver.”

“Así que, piensas continuar con el pacto de tu padre con esta… cosa?” pregunto Fabien, su expresión caía como un perro faldero que acababa de perder su hueso a un lobo salvaje

“El Antiguo está completamente bajo mi control. Es una herramienta de la cual hago uso siempre y cuando me convenga a mí y nuestra causa.”

“Como es eso?” pregunto otro del grupo.

“Permíteme mostrarte.” Dragos se acerco a la puerta de la sala de conferencias. Chasqueo sus dedos al Cazador que esperaba afuera, luego giro de nuevo hacia sus socios como el gran Gen Uno seguido obedientemente por detrás de él. “Quítate la camisa,” le ordeno al Cazador.

El enorme macho obedeció en silencio, dejando el descubierto los macizos hombros y un pecho sin pelo cubierto en una densa red llena de glifos. Más de una cabeza giro de nuevo al monitor para comparar aquellas marcas de piel hereditarias de la criatura contenida dentro de la celda UV.

“Ellos tienen demoligrafos parecidos,” jadeo Fabien. “Este macho es descendiente del Antiguo?”

“Un hijo Gen Uno, criado con el único propósito de servir a la causa,” dijo dragos. “Todos los Cazadores en mi ejercito personal son los más fuertes, las armas más letales en el mundo. Han sido especialmente criados y entrenados bajo mi dirección. Son impecables asesinos, y son determinantemente fieles a mí.”

“Como puedes estar tan seguro de eso?” Pregunto el líder del Refugio Oscuro de Hamburgo, un macho listo que sin duda apreciaría la demostración en tiempo real de que lo Dragos tenía en mente

“Notaras que este Cazador lleva un collar. Es un dispositivo GPS de seguimiento, también solo este collar está equipado con un laser ultravioleta. Cada Cazador lleva uno, desde el momento en que pueda caminar. Puedo rastrear todos sus movimientos, localizarlo en un instante. Y si él no me agrada de ninguna manera,” dijo Dragos, lanzando una mirada significativa al Cazador parado rígidamente al lado de él. “Todo lo que se necesita es un simple control – remoto y el laser se activa. Enviando una luz UV tan delgada como un navaja por el cuello del Cazador. Cortándole la cabeza.”

Uno de los machos en la mesa intercambiaron miradas incomodas. Fue el alemán que hablo primero, su mirada brillando de interés.

“Que sucedería si el collar es alterado, o removido?”

Dragos sonrió, no al alemán, si no al Cazador mismo. “ Vamos averiguarlo, empezamos?”


Aunque cada instinto suyo le gritaba deslizarse como un ladrón en acecho, Renata se dirigió por el corredor oriental de la guarida de sus enemigos como si ella tuviera derecho de estar allí. Escucho el murmullo bajo de conversaciones masculinas procedentes de una de las salas grandes de atrás. En otras partes de la casa, no habia nada más que tranquilidad, hasta que… suaves lloriqueos de un niño, se dirigirían hacia ella desde la escalera que conducía al segundo piso.

Mira.

Renata voló a pasos agigantados y siguió los gritos al final del pasillo.

La puerta de la habitación habia sido bloqueada desde afuera. Paso su mano por la parte de encima del marco pero no encontró la llave.

“Maldita sea,” Susurro, sacando una de sus cuchillas de las funda a sus costados.

Clavó la punta de la hoja entre la puerta y la manija sobre la cerradura y le dio un fuerte tirón. La madera crujió, aflojando solo un poco. Dos veces más y finalmente tenía suficiente espacio para forzar la cosa esa sin problemas. Con una sacudida, y manos ávidas, Renata abrió la puerta.

Mira estaba allí, gracias a Dios.

Su velo se habia ido, y como tan pronto levanto la vista vio la figura vestida de negro entrando en la habitación, ella se acurruco en la esquina completamente asustada.

“Mira, so yo,” dijo Renata, quitándose su capa oscura. “Todo está bien ahora, pequeña. Aquí estoy para llevarte a casa.”

“Rennie!”

Arrodillándose, Renata extendió sus brazos. Con un pequeño grito de emoción, Mira voló a su abrazo.

“Oh, ratoncito,” susurro Renata, presionando un suave beso en la parte superior de su rubia cabeza. “He estado muy preocupada por ti. Lo siento por no venir antes. Te encuentras bien, amorcito?”

Mira asintió, sus pequeños brazos envueltos fuertemente en el cuello de Renata. “También estaba preocupada por ti, Rennie. Estaba asustada de que nunca te volviera a ver de nuevo.”

“También yo, pequeña, también yo.” Odiaba irse y dejar todo así, pero tenían que salir de allí antes de que Fabien y sus matones las atraparan. Renata se puso de pie, levantando a Mira en sus brazos. “Tenemos que correr ahora, agárrate de mí, bien?”

Renata ni siquiera habia dado dos pasos con la niña antes de que dos rápidas explosiones de armas automáticas estallaran de todas direcciones en algún lugar fuera de la casa.


Dragos estaba impaciente por demostrar la belleza de tecnología del collar UV del Cazador cuando se desato el infierno afuera de la reunión. Le disparo una mirada asesina a Edgar Fabien mientras el grupo saltaba de sus sillas en una alarma aturdidora.

“Que está pasando ahí afuera?” pregunto a su anfitrión. “Es otra de tus maricaditas?”

La cara estrecha de Fabien adquirió un tono pálido enfermizo “N-no lo sé, señor. Sea lo que sea, estoy seguro de mis agentes se encargar-”

“Malditos inútiles tus agentes!” bramo Dragos. Saco la radio y ladro una orden al encargado de manejar el barco, y luego fue justo en frente del rostro del Cazador. “Sal, ahora, controla esto. Mata a cualquiera que se cruce en tu camino.”

El Cazador – su altamente entrenado, y perfectamente obediente soldado – se quedo allí, tan inmóvil como un pilar de piedra.

“Sal afuera. Te lo ordeno!”

“No.”

“Que?” dragos no podía creer lo que sus oídos escuchaban. Sintió la mirada de sus subordinados posarse sobre él. Podría probar su incredulidad, sus dudas. Un silencio floreció, creciendo con moderada expectativa. “Le di una orden directa, Cazador. Hazlo, o te voy acabar aquí y ahora.”

Con más tiroteos sonando justo afuera de las paredes de la casa, el Cazador tuvo la audacia de buscar la mirada de Dragos y sacudir su cabeza.

“De cualquier manera, estoy muerto. Si quieres que luche para que puedas vivir, desactiva el collar.”

“Como te atreves incluso a sugerir-”

“Pierdes el tiempo,” dijo él, aparentemente sin preocuparse por el caos creciendo alrededor de ellos. “Libérame de este grillete, arrogante hijo de puta.”

Justo entonces, uno de los inútiles vigilantes de Fabien llego precipitándose a la entrada de la puerta. “Señor, tenemos tiros llegando desde todo el perímetro. No podemos estar seguros aun, pero debe de haber un maldito ejercito acercándose a nosotros desde el bosque.”

“Oh, Jesús,” jadeo Fabien. “Oh, adorado Cristo! Todos vamos a morir!”

Dragos gruño con furia, no confiaba para nada en que los guardias de Fabien pudrieran encontrar sus propios traseros, y mucho menos proporcionar una encubierta adecuada para el grupo de machos de Raza de alto-rango que estaban actualmente mirando a Dragos como su líder para ayudarles a escapar. Esperando a que el ordenará disparar o de lo contrario los mantendría o tomaría y su incipiente revolución se vendría abajo.

“Hemos terminado aquí,” gruño él. “Todo el mundo salga por la puerta de atrás, hacia el barco, síganme.”

Cuando el grupo comenzó a formar una línea alrededor de él, Dragos lanzo una mirada furiosa sobre su hombro al Cazador. Ni el macho dijo una palabra -pero si le dio una mirada bastante furiosa para leer en sus ojos – mientras dragos metía la mano en su bolsillo y sacaba el dispositivo que controlaba el cuello del Cazador y tecleo el código que lo desactivaría.

Al instante el collar hizo clic, el Cazador lo cogió y lo arranco de su cuello. Luego, con una mirada que era en parte escepticismo, y en parte fría determinación, se dirigió a la puerta y hacia el corazón de la revolución afuera.

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